Siempre he pensado que si yo he llegado a conclusiones anarquistas, cualquiera puede hacerlo. Porque ¿qué tenemos l@s anarquistas de especiales? ¿algún gen muy poco común? ¿una inteligencia privilegiada? No. La inmensa mayoría somos gente normal y corriente que por h o por b ha acabado llegando a puntos de vista libertarios.
Creo que analizar ese "por h o por b" en cada uno de nosotros es clave para evaluar la utilidad del concepto de alienación.
Las categorías teóricas que usemos para denominar el estado mental de la humanidad no deben elegirse según el efecto que tengan en nuestro discurso (soberbio o humilde), sino por su efectividad, su correspondencia con la realidad.
Para evaluar la teoría de la alienación no hay que preguntarse si suena soberbia o no, hay que preguntarse si sirve o no para explicar la realidad. Si nuestra intención de autoliberarnos a nosotros mismos y contribuir a la autoliberación de los demás es sincera, eso por sí solo descartará (no automáticamente y no sin esfuerzo) todo pensamiento y conducta elitista y vanguardista.
Yo pienso que si excluímos la alienación de nuestro análisis no sólo retrocedemos en la explicación de la realidad y mistificamos la teoría de su transformación revolucionaria. Su efecto en nuestro discurso también será todo lo contrario a la humildad. Porque si no existe la alienación, por fuerza debemos deducir que la gente no se rebela porque es estúpida y/o cobarde. Porque es obvio que la minoría dominante no podría mantenerse ni un minuto en el poder si la gente decidiera lo contrario.
Las condiciones objetivas para la rebelión masiva anti-capitalista están presentes y son cada vez más brutales, son las condiciones subjetivas las que no están desarrolladas, las que están atrasadas respecto a las objetivas. ¿Por qué es eso? ¿Por falta de propaganda subversiva o por su poca eficacia? ¿Porque "la gente no piensa"?
Yo creo que la teoría de la alienación llena ese vacío, porque nos explica que la gente piensa como vive, y que las condiciones materiales (no sólo la ideología dominante como propaganda) tienen su efecto psicológico. La respuesta al por qué la gente que vive en las condiciones más brutales no se rebela es que justamente las condiciones más brutales son también las más embrutecedoras (y no sólo en el sentido intelectual, también en la sensibilidad, ya que ésta es la clave del "tomar conciencia").
De manera que no sólo creo que el concepto de alienación es útil, sino que debe ser actualizado. Porque no sólo hay que tener en cuenta la alienación impuesta exteriormente al individuo mediante las condiciones materiales de vida (por ejemplo, el trabajo enajenado, la subordinación de la producción de los bienes de vida a la producción de valor). También hay que tener en cuenta la reproducción psíquica de la alienación por la misma gente, es decir, la
autoalienación.
El concepto de
espectáculo me parece un avance respecto al concepto marxiano de alienación (que se aplicaba al trabajo enajenado), pues resalta que la actual sociedad es producto de la actividad autoalienada de los individuos, la autonomización de la economía, etc. Sin embargo el concepto de espectáculo está más orientado a explicar la dimensión fetichista de la alienación a nivel global (la sociedad de masas), es decir la subjetivación de las cosas y de las relaciones sociales, el reemplazo del mundo por la imagen del mundo. Falta la dimensión contraria, la reificación, la cosificación de las personas, su existencia como personificación de las relaciones sociales y no como creadoras de relaciones sociales.
La crítica que yo le hago al concepto de alienación es que si bien se corresponde con la realidad, sólo lo hace parcialmente. Por sí solo es muy unilateral y poco dinámico, primero porque aborda sólo la cuestión del trabajo cuando el ocio también nos ha sido enajenado. Segundo porque da la sensación de que la alienación está determinada por algo que pasó desde antes y que ya es una realidad establecida, y no como una tendencia con contratendencias (como señala Manu al decir que hay fuerzas "alienadoras" y estímulos "desalienantes").
Pasa que entre las fuerzas alienantes también hay que incluir a la psicología autoalienante, porque sino la alienación sigue concibiéndose como una imposición exterior al individuo y, por lo tanto, el individuo sería "desalienado" por default y es la sociedad la que lo vuelve alienado, una variante de la ideología del buen salvaje.
Marx definio el aspecto más "social" de la alienación, pero la alienación es un fenómeno psico-social. La teoría marxiana de la alienación es el ABC, faltan las demás letras del alfabeto.