Mensaje
por El Hombre Guillotina » 22 May 2008, 10:21
Marco Arrieta, el estilo de cada uno es el que es, vosotros sois muchos, parloteáis en muchas ocasiones sin sentido, y aún así os contesto ¿Has sumado acaso la totalidad de vuestros mensajes?, ¿Eres conciente de que reunidos centuplican la longitud de los míos? Además, a mi “barroquismo” se le contrapone las imbricaciones reiteradas, los descalificativos, y las niñerías varias de algunos de tus compañeros. Los planteamientos parecen expulsados por una única boca, y se que si ahora hago excepciones contigo o con Telmo me pasara como con Aquiles, tarde o temprano os dará un “arrebato” y os dará por romper la “piedra” en la que rebota el eco que os replica… os une la “lealtad de escuela” y eso no es bueno, perdéis perspectiva y capacidad de reconocer la “propaganda” de la argumentación.
Repito mi pregunta a Telmo, Aquiles, Marco Arrieta ¿Por qué no tenéis la necesidad de refutar a quienes usan la macilla estandarizadora para unir Anarquismo y Capitalismo? Aquiles lo hizo dos veces con tibieza, desde entonces nadie ha vuelto a hacerlo. La respuesta a porqué no lo hacéis ya la habéis bosquejado ¡Por mero “patriotismo” ideológico! Allí una barricada y aquí otra… correspondéis “malamente” a todos aquellos que, aún compartiendo la misma perspectiva comunista libertaria, dijeron que no os echaran (cada uno por sus personales motivos) aunque eso supusiera “discordancia interna”… Lo más fácil hubiera sido decir: “¡A la calle!”, y la gente, aún “tapándose la nariz” prefirió debatir. ¿No os dais cuenta de que Xell misma, a quién le habéis dedicado el odio más furibundo y mezquino, abrió este tema para sondear opiniones y no echaros de forma imperativa? Aquellos a quienes les habéis dedicados los más absurdos epítetos os dejan exponer vuestras opiniones, les causaréis sincera repugnancia, pero, o bien no piden que se os eche, o bien pudiendo echaros os dejan dar vuestras “boqueadas”.
Solo os recomiendo que os “Individualicéis”, prescindid del “nosotros”, no participéis en “tropel”, que cada uno explique sus particulares ideas y sepa mirar las “vigas” y las “pajas” en cualquiera de los ojos que los observen, también en el propio…es solo un consejo, mientras no sea así mis mensajes serán necesariamente tan largos como enrevesadas sean vuestras tergiversaciones, mis refutaciones tan largas como inflexibles sean vuestras afirmaciones, mis respuestas tan largas como severas sean vuestras proclamas… es una cuestión de “correspondencia”, otros os ignorarían o dedicarían insultos gruesos, yo solo argumento. (Esto tambien responderá a Vangelis, a parte de mi repetida: “Nadie esta obligado a leerme”)
Ahora con respecto a Proudhon…
Marco Arrieta, nadie ha dicho que “obedezcáis ciegamente” a Proudhon sino todo lo contrario, usáis y abusáis mucho la formula “Tucker dijo esto…”, “Spooner dijo lo otro…”, “Proudhon dijo lo de más allá…”y si algo me ha interesado teóricamente es el estudio de las distintas corrientes Anarquistas, ergo, cuando compruebo que ni Tucker, ni Spooner, ni Proudhon dijeron lo que les achacáis tendré que exponer, casi siempre textualmente, lo que verdaderamente dijeron. Por consiguiente, te equivocas diametralmente, de “pe a pa”, Proudhon no dijo en el mismo libro (¿Qué es la Propiedad? 1840) que la “propiedad fuera un robo” y a la vez la “libertad”, en si primera gran memoria solo se refiere a la Propiedad como ROBO, es en su etapa posterior, muchos años después, cuando empieza a dedicarle su consideración. Justamente en “¿Qué es la propiedad?” dice que esta solo le reporta “libertad” al propietario, mientras que supone la esclavitud del desposeído, y como de lo “bueno” no se producen “obras malas”, la propiedad debe ser la Tiranía. Así nos habla Proudhon en un pasaje que ya he citado pero que quizás por su longitud no habéis apreciado: “Ahora bien, ¿no es cierto, volviendo a M. Cousin, que si la libertad del hombre es santa, es santa por el mismo título en todos los individuos; que si necesita de la propiedad para exteriorizarse, es decir, para vivir, esta apropiación de la materia es a todos igualmente precisa; que si quiero ser respetado en mi derecho de apropiación, debo respetar a los demás en el suyo, y, por consecuencia, que si en el concepto de lo infinito el poder de apropiación de la libertad no tiene más límites que ella misma, en la esfera de lo finito ese mismo poder se halla limitado por la relación matemática entre el número de las libertades y el espacio que ocupen? ¿No se sigue de aquí que si una libertad no puede estorbar a otra libertad coetánea en el hecho de apropiarse una materia igual a la suya, tampoco podrá menoscabar esa facultad a las libertades futuras, porque mientras que el individuo pasa, la universalidad persiste, y la ley de un organismo perdurable no puede depender de simples y pasajeros accidentes? Y de todo esto, ¿no se desprende en conclusión que siempre que nazca un ser dotado de libertad es necesario que los demás reduzcan su esfera de acción haciendo puesto al nuevo semejante, y por deber recíproco, que si el recién llegado es designado heredero de otro individuo ya existente, el derecho de sucesión no constituye para él un derecho de acumulación, sino solamente un derecho de opción?
He seguido a Cousin hasta en su propio estilo, y lo siento. ¿Acaso es preciso emplear términos tan pomposos, frases tan sonoras, para decir cosas tan sencillas? El hombre tiene necesidad de trabajar para vivir; por consiguiente, tiene necesidad de instrumentos y de materias de producción. Esta necesidad de producir constituye un derecho; pero este derecho es garantizado por sus semejantes, a cuyo favor contrae él a su vez idéntica obligación. Cien mil hombres se establecen en un territorio despoblado, tan grade como Francia. El derecho de cada uno al capital territorial es de una cienmilésima parte. Si el número de poseedores aumenta, la parte de cada uno disminuye en proporción a ese aumento. De modo que si el número de habitantes asciende a 34 millones, el derecho de cada uno será de una 34 millonésima parte. […]
La igualdad de condiciones, este dogma terrible para los oídos del propietario, verdad consoladora en el lecho del pobre que desfallece, imponente realidad bajo el escalpelo del anatomista, la igualdad de condiciones, repito, llevada al orden político, civil e industrial, es, a juicio de los filósofos, una seductora imposibilidad, una satánica mentira.”
Es decir que la “propiedad” debe ser para “Todos”, pues todos han de tener el mismo derecho a adquirirla. Sin embargo, Proudhon, opuesto a la “comunidad de bienes y a la propiedad colectiva” (por sus reservas ante el autoritarismo de la Politeia de Planton, la Comunidad de los jesuitas del Paraguay o las teorías de Weitling), entiende a su vez que aprobar la propiedad individual, fundamentarla o defenderla es garantizar la “opresión y la arbitrariedad”, pues establecer para cada individuo la propiedad privada sería no establecerla para ninguno, o como consecuencia, para una minoría privilegiada, pues por medio de la propiedad uno puede hacer suyo 10 campos cuando solo puede cultivar uno, 10 talleres cuando solo puede producir con uno, y 10 casas aunque solo pueda habitar una, y los primeros que lleguen se apropiarían de todo, dejando a los demás “desheredados”, por eso contra a la propiedad plantea la “posesión en usufructo”, lo muestra con este claro y simple ejemplo, que también ya he citado: “Cicerón compara la tierra a un amplio teatro: Quemadmodum theatrum cum commune sit, rente tamen dici potest ejus esse eum locum quem quisque occuparit. En este pasaje se encierra toda la filosofía que la antigüedad nos ha dejado acerca del origen de la propiedad. El teatro -dice Cicerón- es común a todos; y, sin embargo, cada uno llama suyo al lugar que ocupa; lo que equivale a decir que cada sitio se tiene en posesión, no en propiedad. Esta comparación destruye la propiedad y supone por otra parte la igualdad. ¿Puede ocupar simultáneamente en un teatro un lugar en la sala, otro en los palcos y otro en el paraíso? En modo alguno, a no tener tres cuerpos como Géryen, o existir al mismo tiempo en tres distintos lugares, como se cuenta del mago Apolonio.
Nadie tiene derecho más que a lo necesario, según Cicerón: tal es la interpretación exacta de su famoso axioma «a cada uno lo que le corresponde», axioma que se ha aplicado con indebida amplitud. Lo que a cada uno corresponde no es lo que cada uno puede poseer, sino lo que tiene derecho a poseer. ¿Pero qué es lo que tenemos derecho a poseer? Lo que baste a nuestro trabajo y a nuestro consumo. Lo demuestra la comparación que Cicerón hacía entre la tierra y un teatro. Bien está que cada uno se coloque en su sitio como quiera, que lo embellezca y mejore, si puede; pero su actividad no debe traspasar nunca el límite que le separa del vecino. La doctrina de Cicerón va derecha a la igualdad; porque siendo la ocupación una mera tolerancia, si la tolerancia es mutua (y no puede menos de serlo), las posesiones han de ser iguales.”
Y creo que con eso se aclaran las dudas, ahora vayamos con Telmo.
Telmo, aunque te parezca imposible, el bienestar de la gente puede obtenerse sin falta de que el júbilo ajeno menoscabe el propio. Se habla de la necesidad de encontrar una “medida”, y yo no veo tal necesidad. Cuando se habla de abolir el Estado las críticas que a los Anarquistas suele espetarnos la gente es que todo sería una “hecatombe”, sin “policías” y “leyes” todo sería un “caos”. El Anarquismo ha sabido defender que son precisamente la policía, las leyes y el Estado los responsables de ese caos, los que origina y defienden las violencias y los privilegios y que si estos no existieran la gente podría relacionarse u organizarse sin más certificado que la propia voluntad y las propias preferencias y afinidades. Si aceptamos esto para el “organigrama político” ¿Por qué no puede asumirse para el “económico”? La gente se uniría voluntariamente para producir cuanto pudiera o quisieran, y para consumir según sus gustos, voluntades y necesidades. Si tú y unos amigos hacéis deporte ¿Todos habéis hecho el mismo esfuerzo? Es posible que si o que no, puede que “María” sea asmática, que “Miguel” tenga una cojera… después todos os acercáis a una fuente cercana y cada uno bebe ¿Puede limitarse los litros que a cada uno le corresponde en función del ejercicio realizado? Es posible que unos hayan hecho menos ejercicio que otros, pues sus condiciones físicas se lo impiden, pero el agotamiento de “Miguel”, con dificultades para andar, no es inferior al realizado por “Juan” atlético y sin tara alguna ¿Significa eso que “Miguel” pueda acaparar toda el agua? No, pues eso solo representaría una nueva forma de acaparación y arbitrariedad, solo quiere decir que en función de las capacidades y necesidades de cada uno, solo a cada uno lo corresponde decidir cuanto puede hacer y cuanto necesite consumir, y al resto, a todos los demás, nos corresponde evitar que nadie, bajo pretexto alguno, pueda acaparar en exclusiva lo que seguirá suponiendo la garantía de la propia existencia, la individual y la colectiva.
Si creemos que cada individuo puede articularse por si mismo, y que la abolición de leyes y Estado no supondrá la “guerra social”, el “todo contra todos”, la masacre de las “jaurías humanas”, pues consideramos que el individuo, regido por si mismo, y sin ninguna necesidad material de hacer daño a sus semejantes, podrá abstenerse de ello, y en caso contrario los individuos se defenderán y protegerán recíprocamente, ¿Por qué no podemos trasferir un principio tan básico y simple a las relaciones económicas? El “cada uno según sus capacidades, y a cada uno según sus necesidades” no esta obsoleto por mucho que algunos lo piensen, solo la Voluntad de cada uno debe determinar la dimensión social y económica, esa es mi propuesta Anarquista.
Edito: Había pasado por al alto lo del precio de costo. Como verás yo no defiendo el mercado y por tanto no creo que a las cosas pueda adjudicársele precio alguno, cada uno producirá cuanto sus fuerzas le permitan y consumirá cuanto necesite y según sus preferencias le dicten. Pero como veo que mi “idea” no es la que tú buscas, te hablaré del precio de costo que proponen los Mutualistas. Proudhon propone tasarlo en función de la utilidad, sobre todo, del tiempo empleado en su realización, y de si ha requerido de un esfuerzo combinado y conjunto, Warren del tiempo en exclusiva, y Tucker de una síntesis de todas ellas. Por tanto el precio, establecidos los acuerdos de los distintos protagonistas y afectados de esta simbiosis o intercambio, solo sería susceptible de variarse mientras no superara el precio convenido y cuantificado de dichos valores, ese sería el precio de costo. La cuantificación en función del “valor” o de su combinación es sencilla, número de horas, numero de trabajadores que han colaborado, utilidad practica del producto, dependiendo de si aceptamos “valor de tiempo”, “valor de cooperación”, “valor de uso”, o todas ellas (estas son las premisas clásicas del Mutualismo Anarquista y del Anarco Individualismo económico). Eso determinaría el “valor trabajo”, ahora bien, si lo que se pretende es medir el “esfuerzo”, nunca se ha ido más allá del “gasto de materiales” (el precio de las materias primas) y el propio “trabajo” (en función del tiempo empleado en su elaboración), y es esa la falla que yo personalmente le achaco al Mutualismo y al Individualismo económico, pues el sujeto A de 60 años puede esforzarse tanto como el sujeto B de 20 años aunque produzca menos en más tiempo, su “valor trabajo” no aumentaría por demorarse más, ni debería devaluarse por elaborar menos. Cada Individuo es distinto, es imposible establecer una “Ley” general con la que “medirnos y calibrarnos” a todos, ergo, debe ser cada Individuo el que, conocedor de sus limitaciones, capacidades y necesidades, actúe en consecuencia para trabajar como quiera y cuanto sus cuerpo le permita, y para consumir según los mismos presupuestos. Sin que Propiedad, Mercado, Competencia, Estado, Consejo, Asamblea o Comuna alguna le dicte o regule aquello en lo que solo su Voluntad tiene potestad absoluta. Me parece el “sistema”, no solo más Justo, Equitativo, o Igualitario, sino el más Libre y aquel en el que el Individualismo podrá alcanzar su verdadera realización.
Como ves Telmo es ultra simplificado, ultra sencillo y totalmente llano, más concisión no se puede pedir, y mientras vuestras exposiciones teóricas no traten de aglutinar, en pos de extrañas alquimias, conceptos irreconciliables, ni tratéis de poner ideas propias en bocas ajenas, o de sustituir vuestras propias ideas por los reduccionismos de manuales y los decálogos de determinados “gurús”, podré ser todo lo conciso que vosotros, y mi particular “estilo”, me permita.
En cuanto a otra cosa que se ha comentado últimamente solo una reflexión que rescato de mi último mensaje: si la solidaridad no puede forzarse tampoco la obediencia a la ley y el respeto a vuestra propiedad, la consideración hacía vuestro abusivo mercado, la observancia de vuestra insensible competencia, y la sumisión a vuestro sistema… el Capitalismo no nos entrara por muchos digestivos que nos ofrezcáis. Así nos habla Armand: “Se nos dice que el egoísmo o el individualismo anarquista, nos conducirá forzosamente a una especie de solidaridad. Nada nos prueba que el egoísmo bien razonado no pueda llegar a otra cosa que a la camaradería, tal como yo la concibo. El egoísmo anarquista me parece que llegará a la formación de una multitud de asociaciones de egoístas. Digo, me parece; no prejuzgo. Corresponderá a las asociaciones de entonces el adoptar tal o cual método de vida -intelectual, moral o económico- que más convenga a sus intereses. Creo también que, tanto menos se hará sentir la obligación del medio, más el número de los egoístas aislados aumentará. En todo caso a nadie le corresponde dictar, a la asociación o al individuo aislado, el medio a emplear para sentirse vivir. Es de presumir que, los egoístas anarquistas, no permitirán, en ningún caso, que nadie atente contra su dignidad individual. Así, si como dijimos en exposiciones anteriores, a nadie se le puede forzar a ser solidario o altruista, a nadie se le puede obligar tampoco a respetar la propiedad o los bienes de quienes no quieran ser solidarios con ellos. Si yo no soy solidario con un enfermo ¿Qué obligación tiene él de ser solidario conmigo y no violar mi propiedad?, si yo puedo producir más que él ¿Por qué antes de morir de hambre no va a poder arrojarse sobre los bienes que atesoro? Todo el que suponga una cortapisa para los demás deberá de pensar que estará justificando que se establezca la misma contra él. […]Parafraseando a Stirner ‘yo violare la propiedad ajena y a su vez que ninguno guarde respeto para la mía’…”
Hablas de pánico, pero es esto lo que os ocasiona verdadero Pavor, que en una sociedad Anarquista nada nos obligara a someternos a los designios de vuestra caridad o a las privaciones de vuestra propiedad… la libertad no os condenará a ser generosos, pero tampoco a los demás nos condenará a pasar hambre.”
Es decir, para quienes hacen apología de la “insensibilidad sistemática” desde luego, nadie puede obligaros a ser altruistas, pero ¡Ojo! tampoco nadie puede obligar a las masas hambrientas a observar a quienes atesoráis una insultante abundancia y quedarse impertérritos si tomar lo que necesitan para vivir de vuestros caudales, pues si en una parte reside el lujo y lo superfluo mientras en otra se estanca la miseria y la necesidad, tan libres sois de mirar hacía otro lado como nosotros de hacer nuestro lo que requiramos para subsistir… no se os puede obligar a ser sensibles ni a preocuparos por los demás, por supuesto que No, nadie puede imponeros el respeto al “apoyo mutuo”, a la “colaboración”, a la “cooperación”, ni a la “solidaridad”, de igual manera nadie puede imponernos a nosotros el respeto a vuestra “propiedad”, a la “ley” que la justifica, al “sistema” que la ampara, ni a la “fuerza” con la que la defendéis… es lo que ocurrió en el 36 ¿Para que teorizar? Cuando llegue el momento dado la gente sabrá tomar de donde sobra, el famélico ocupara los expositores rebosantes, el desarrapado cubrirá su desnudez en la “babilonia” del comercio, y el nómada hallará techo aún que sea el de una “bendita” Iglesia. Eso es Anarquía.
Y ahora me despido durante unos días, si se me interpela que no se esperen respuestas instantáneas, pues el “cordel de la Guillotina” necesita descansar.
Salud.
(P.D: Dedicaré un ultimo mensaje a recopilar más opiniones de Proudhon sobre la propiedad y eso será todo por ahora, hasta la semana que viene o así.)