Tras la aparatosa derrota de la célula de Loto Suave, La Compañía de la Luz Blanca decide trasladarse a la parte más extrema de Guanpon, cerca de la frontera con el imperio Quon. De camino hacia la aldea de Chiu Chiu, se encuentran con tres ascetas quonistas que van a predicar sus querencias espiritistas. Los dirige Pernicious Spirit Zhu Wu, un joven de unos veinte años de edad que está comido de mierda, delgado, con las carnes mortificadas por mil penitencias, calvo y con coleta. Sus dos acólitos comentan con Lu Tao que es un hombre santo. Lu Tao, por su lado, sugiere a Jomungand que le haría falta un buen baño. Jormungand gruñe. Caminan todos juntos largo rato sin decir ni una palabra, hasta que se encuentran en una encrucijada al decurión Black Whirlwind Li Kui . Él y sus negros hombres vestidos con coraza negra de cuero, anillas de cobre y pantalones atados a las rodillas saludan al santo golpeando el pecho con las muñequeras de cobre, y le dan escolta hasta la villa. Lu Tao cada vez está más inquieto. Ascetas y tropas de élite no auguran nada bueno.
Llegados al centro del pueblo, Black Wind Force Son Jiang toca el timbal de batalla. Los acólitos levantan una tienda y un altar sobre la Casa del Té de la Lluvia de Oro y la población se acerca poco a poco con curiosidad. Cuando están congregadas unas cien personas, el decurión levanta el estandarte de Quon con su dragón amarillo. Los funcionarios quinistas no dicen ni una palabra y se retiran discretamente. Lady Chía (princesa Ho Sa Nian) palidece de ira al ver el odiado símbolo enemigo, y Lu Tao le sugiere silencio y estudiar el desarrollo de los acontecimientos.
Zhu Wu en posición de sastre, comienza a hablar de esta manera con voz tremebunda, ojos inyectados, irradiante y terrible, sentado sobre una tabla llena de clavos punzantes:
- Menudo muermo –murmura Lu Tao-Conózcate a ti, Conocedor mío, conózcate a ti como tú me conoces. Fuerza de mi alma, entra en ella y ajústala a ti, para que la tengas y poseas sin mancha ni arruga. Ésta es mi esperanza, por eso hablo; y en esta esperanza me gozo cuando rectamente me gozo. Las demás cosas de esta vida tanto menos se han de llorar cuanto más se las llora, y tanto más se han de deplorar cuanto menos se las deplora. He aquí que amaste la verdad, porque el que realiza la verdad se acerca a la luz. Yo quiero obrar según ella, delante de ti por esta mi confesión, y delante de muchos testigos por éste mi voz. Comoquiera, pues, que yo sea, manifiesto estoy ante ti. También he dicho ya el fruto que produce en mí esta confesión, porque no la hago con palabras y voces de carne, sino con palabras del alma y clamor de la mente, que son las que tus oídos conocen. Porque, cuando soy malo, confesarte a ti no es otra cosa que tomar disgusto de mí; y, cuando soy bueno, confesarte a ti no es otra cosa que no atribuirme eso a mí, porque yo bendigo al justo; pero antes de ello haces justo al impío. Así, pues, mi confesión en tu presencia, es a la vez callada y clamorosa: callada en cuanto que se hace sin ruido de palabras, pero clamorosa en cuanto al clamor con que clama el afecto. Confiese, pues, yo lo que sé de mí; confiese también lo que de mí ignoro; porque lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas, y lo que de mí ignoro no lo sabré hasta tanto que mis tinieblas se conviertan en mediodía ante tu presencia.
- ¿Qué ha dicho? –pregunta Ho Sa Nian?
- Ni idea. El asceta ha hablado para no ser entendido. Es algo también muy habitual en tus intelectuales.
- Sí. Conozco el truco. Si no puedes ser profundo, sé oscuro Lu Tao.
- Mira, parece que vamos a tener competencia. Preparan una especie de espectáculo.
Efectivamente, uno de los acólitos de Zhu Wu empieza a hacer malabarismos con unas antorchas, mientras su compañero empieza a relatar una historia.
- ¡Escuchad nativos de Chiu Chiu! ¡Distracción y aprendizaje! ¡Escuchad la historia de cómo el primer idioma se partió en miles de trozos dispersos… En el principio todo el mundo era de un mismo lenguaje e idénticas palabras. Al llegar a Quon, que era el mundo, los hombres se establecieron y entonces se dijeron el uno al otro: Ea, vamos a labrar la piedra, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la faz de la tierra. Bajaron entonces los dioses a ver la ciudad y la torre que habían edificado los humanos, y dijeron: He aquí que todos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el comienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les será imposible. Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su lenguaje, de modo que no entienda cada cual el de su prójimo. Y allí embrollaron el lenguaje para que no se entendiesen y desde aquel punto los desperdigaron por toda la faz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Pero el Emperador de Quon, el Hijo del Cielo, es el llamado a restaurar la unidad de mano de los dioses…
- ¡Dile algo Lu Tao!
- ¿Eh?, ¿pero qué dices Princesa?
- Que le digas algo
- Yo qué le voy a decir… ¡Dile tú lo que quieras!
- No puedo, me da vergüenza…
- ¡Qué! ¿Tú con vergüenza Luz de Jade? Yo no pienso decir nada con esos lanceros ahí…
- Hay mucha gente… ¡Di algo! Aunque solo sea porque nos quitan público… ¿Qué cenaremos esta noche?
- Eso es verdad… ¿Pero qué cojones le digo Lady Chía?
- ¡Vosotros dos!, ¡a callar! –les espeta el decurión-
- Tú sigue con lo tuyo soldado, no te queremos interrumpir…
- ¡Te he dicho que te calles! –Y avanza con cara de pocos amigos lanza en mano-
- ¡Ah! Ya se me ocurrió que contar… [haciendo grandes movimientos circulares con las manos]. ¡Oh señor Zhu Wu!, tal vez no lo sepas, pero en realidad esa historia que ha contado tu criado de la ciudad y del embrollo de las lenguas no pasó de esa manera…, si me lo permites…
Un silencio de sepulcro de camello recorre la asamblea. Zhu Wu le interpela.
- ¿Pretendes que tú, un buhonero, un vagabundo, un payaso, conoce mejor que mi acólito, que es un doble circunciso sin piel en el pene, el misterio de la diversidad de las lenguas?
- Carecer de piel en el pene aporta sabiduría sin duda, señor. Pero esa lección me la sé. Y no es como te la han contado.
- [Con sarcástica sonrisa que deja ver unos dientes picados] Haznos pues la merced de ilustrarnos, oh sabio.
- A sus órdenes Ilustrísima. Hace unos veinte años el Falso Emperador Ming Yi de Quin (sea mil veces maldito) comenzó la construcción de una flota para su ejército…
Cuando escuchan el nombre de Ming Yi los quonistas tiemblan como si fueran a convulsionar. Los acólitos lanzan espuma por la boca, los soldados agitan sus lanzas y la gente se pela de miedo. Varios cerdos de cabeza blanca toman las de Villadiego.
- ¡Ese perro –declara Zhu Wu- tiene los días contados! [murmullos de aprobación].
- Como te iba diciendo señoría… Para atraer trabajadores y repoblar el país tras la guerra, el Falso Emperador sedujo a colonos dándoles lotes de tierra y piezas de cobre. En unos meses habían llegado al astillero de Quin Dong miles de artesanos de todas partes: hindis, malasios, nipones, viets, tahis, algo increíble. Pronto superaron en número a los quinistas. Todos llegaron hablando sus idiomas respectivos y parecía imposible entenderse. Sin embargo, se entendieron. Tan solo en unas semanas desarrollaron un idioma nuevo mezcla del de todos ellos en proporciones variables, según el número e influencia de cada colectivo. Era un idioma tosco, de palabras sueltas, pero suficiente para entenderse. A ese idioma lo llamamos pidgin.
- ¡Cómo lo llamasteis!
- Pidgin. Este suceso me hizo pensar mucho. Por un lado comprendí que el lenguaje es una cualidad latente en los humanos, que los primeros idiomas debieron nacer de esa manera, a la vez, en las diferentes comunidades aisladas, y muy simplificados. Por lo tanto, no hubo un idioma original, sino muchos nacidos simultáneamente. ¿Cómo llegaron a ser lo que hoy son? Una vez más la respuesta me la dieron en el astillero. Quienes desarrollaron el idioma fueron los niños. Los niños juegan siempre sin prejuicios. No les importa la condición social de otro niño, ni el color de la piel, ni la doble circuncisión. Solo quieren pasárselo bien. Y para ello tuvieron que inventar el idioma. La siguiente generación nacida en el astillero añadió gramática y sintaxis a lo que anteriormente era una relación de palabras sueltas. Y a ese idioma de segunda generación, lo llamamos criollo. Por lo tanto, Luz del Cielo, no son los dioses los que han hecho que hablemos diferentes lenguas, porque los dioses no existen...
- ¡Blasfemia!
- No existen te digo. En eso soy inflexible. Aguarda un momento antes de echar espuma por la boca… Lo que ha creado diversos idiomas no es sino el desarrollo independiente. Es decir, porque veo la perplejidad obtusa en tu rostro: comunidades aisladas hablarán a su manera y elaborarán un idioma propio. Y múltiples grupos humanos de idiomas diferentes que se reúnan para alguna empresa, acabarán inventando uno nuevo gracias a los niños. Porque nuestro don es comunicarnos Zhu Wu. Lo increíble de todo esto, es que esos niños son capaces de crear una gramática, una sintaxis, una lógica abstracta que puede expresar cualquier tipo de pensamiento, sin tener ni idea de gramática. Deberíamos valorar más a los niños... Si quieres estudiar gramática Zhu Wu, en Quin se editó una bajo el mecenazgo de la Princesa Ho Sa Nian…
- ¡Esa Gigantesca Puta!
- Esa misma. Bueno, no te distraigo más, pero esa es la verdadera historia de cómo se crearon los idiomas…
- Le has hecho polvo Lu Tao –comenta la Princesa que está en el suelo revolcándose de la risa-. Vales cada grano de arroz que te pago...
- Pero me temo que no están nada contentos Princesa, en concreto el doble circunciso está echando demasiada espuma, tal vez retirarse despacito, sin volver la cabeza…
(Continuará)