Mensaje
por Eugene Pottier » 28 Ago 2006, 05:15
La comprensión materialista de la historia está perfectamente entendida. Al menos por mi parte.
Los trabajadores no hemos de apropiarnos de todo lo que no tenemos. El hecho de que no tengamos patria no quiere decir que hayamos de tenerla. Quiere decir que ni la tenemos, ni hemos de tenerla. La lucha de los proletarios no es nacional más que en su forma, y exclusivamente en su forma. Eso es lo que dice el Manifiesto del Partido Comunista, y no otra cosa. Recurrir al propio Manifiesto para justificar el nacionalismo "comunista" no es más que una jugarreta nacional-bolchevique, mal que duela a quien no quiera oirlo. Pero los datos están ahí.
Por obligación táctica, la lucha proletaria comienza ciñiéndose al marco nacional, pero no en abstracto, sino al marco del estado nación bajo el cada cual cada fracción burguesa explota a los trabajadores. Eso, lejos de ser una postura y un camino nacionalista, es el puente que pasa por encima de todas las naciones.
Pero efectivamente, vamos a hablar históricamente. Porque aquí la única abstracción que yo veo, es la nacionalista, y en concreto la nacionalista de izquierdas, la de la liberación de los pueblos. Para la cual, por tanto, todos los pueblos son iguales, y todas las naciones tienen el mismo derecho a autodeterminarse. El nacionalismo de izquierdas de las naciones oprimidas y naciones opresoras.
Bien, pues como hablamos históricamente, siento dar la noticia que no estamos en el siglo XIX en plena época de revoluciones democrático-burguesas, en las que la liberación nacional, en algunos casos incluso, era paso imprescindible. Claro que un pueblo oprimido tiene derecho a liberarse, si efectivamente esta oprimido, y tiene ese derecho no sólo desde el punto de vista exclusivo revolucionario sino hasta democrático-burgués. Bien, no me opongo. El problema es hablar hoy, y precisamente hablar hoy de naciones oprimidas, lo que generalmente equivale a... mentir. Ya he venido demostrando en este hilo, como causa risa los llantos nacionalistas catalanistas reclamándose oprimidos, una nación oprimida. Es de risa, no sólo ya porque no sea efectivamente una nación oprimida, sino que además, es una nación imperialista, por lo que, si usamos vuestros términos, en verdad es una nación opresora. Y esto ocurre con muchas otras naciones. Y vuelvo a repetir lo que ya he dicho (buscar más arriba). No hay que confundir que un país no sea independiente, con que la nación está oprimida. Un país es dependiente porque en el juego del capitalismo mundial no ha desarrollado la fuerza suficiente como para no serlo. Y nada más.
Así que repito, quien se reclame de una nación oprimida, que lo demuestre. Porque vuelvo a repetirlo, animo a quien guste a hacer un análisis político-económico de las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Más de uno se llevaría una sorpresa al ver tan salvaje opresión. Pero como he dicho, tras ver como son las cosas, más de un pueblo accedería gustosamente a ser oprimido por España si es a la manera que oprime a Cataluña. Por seguir con el ejemplo de Cataluña.
Por último, el argumento de que a un movimiento se adhieren obreros, para justificar la valía de este movimiento, me parece realmente peligroso. Ser obrero no otorga ninguna cualidad revolucionaria de por sí, creo que eso lo sabemos todos. Ni revoluconaria, ni menos que revolucionaria, ni si quiera asegura una postura clasista en la vida y lucha cotidiana. De hecho, en la historia no ha habido régimen dictatorial al que no se adhirieran obreros. (Ni movimientos revolucionarios al que no se hayan adherido burgueses desprendidos, también sea dicho).
El contenido efectivo de una lucha es por qué se lucha. El rechazo del nacionalismo no es porque sea un movimiento "impuro". Un movimiento "puro" sencillamente no existe, es un puro idealismo. Esa no es la cuestión. El sindicalismo también es impuro, y yo estoy por ello. Toda lucha de clase lo es, y la lucha revolucionaria lo será. Lo que diferencia una lucha de otra, no es su "pureza" proletaria, sino si esta lucha se sitúa en el terreno de clase. Y el nacionalismo, y más el nacionalismo hoy, no se sitúa, o mejor dicho, se sitúa en el terreno de clase, pero no en el proletario. El nacionalismo no es burgués sólo porque en él haya burgueses, sino porque defiende intereses burgueses. De la misma manera, lo que hace a un sindicato que sea de clase, no es que sea de trabajadores simplemente, sino que defienda los intereses de clase de los trabajadores. Este ejemplo no deja de ser curioso, como desde el consejismo se rechaza de pleno el sindicalismo por considerarlo burgués, y sin embargo se abraza una de las luchas burguesas por excelencia.
El proletariado no tiene ningún interés en constituirse en nación, sino en clase.
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