
Versión de la época del asesinato de Carnot
Muchas gracias por el apunte, porque no sabía que el uso despectivo del término "individualista" (y el pertinente desprestigio a las corrientes que han tenido análisis relativos al individuo) viniera ya de tan antiguo.Godwin escribió:La corriente de la “Propaganda por los Hechos”, se suele considerar propia de Anarco Individualistas. Sin embargo como ya hemos explicados, muchos de los “Propagandistas” desconocían las nociones de las teorías “individualistas”, y es más, muchos se denominaban como Anarco colectivistas, Anarco comunistas o Anarco sindicalistas. Si se les denomina como individualistas es más bien por sus “modus operandi” que por las ideas que digan procesar, muchos incluso han tenido más contacto con las ideas de los Anarquistas “sociales”, e incluso hasta relación con ellos (como el propio Vaillant) que con los individualistas.
Así, que si se ha querido englobarlo en ese grupo es porque el deseo de encontrar una semejanza entre estas acciones y los postulados de los individualistas era demasiado tentador (sobre todo para los detractores).
[..] la literatura burguesa, aquella literatura que en el anarquismo ha encontrado motivo para una actitud estética nueva y violenta, contribuyó indudablemente a determinar entre los anarquistas una dirección mental individualista y antisocial.
Los literatos y artistas, sin preocuparse de si esto podía ser aplicado a toda la vida general de la humanidad, han encontrado un elemento de belleza en el hecho de que un individuo, con la potencia de su inteligencia y con el soberano desprecio de la propia vida y de la vida ajena, se haya puesto, con un acto violento de rebelión, fuera del común de los hombres. Para estos artistas y literatos, la belleza del gesto hacía las veces de utilidad social, de la que, por lo demás, no se preocupaban. Así han idealizado la figura del anarquista dinamitero porque hasta en sus manifestaciones más trágicas presenta, en efecto, innegables características de originalidad y de belleza. Esta idealización literaria y artística ha ejercido su influencia entre muchos anarquistas que, por falta de cultura o poco habituados al raciocinio lógico o por temperamento, han tomado por elemento de propaganda de ideas lo que no era más que un medio de manifestación artística.
En ciertos ambientes anarquistas, más impulsivos y al mismo tiempo menos cultos, no se ha sabido hacer esta distinción necesaria; no se ha comprendido que en aquellos literatos, que parecía que rivalizaban a ver cual emitía una paradoja más extravagante, no había una convicción doctrinal y teórica. Hacían la apología de Ravachol o de Emilio Henry de igual modo como en otros tiempos y países habrían hecho la apología de un salteador de caminos. No cabe duda de que el bandido que asalta al viandante y le mata, ofrece una actitud más simpática que la del timador o la del que aligera bolsillos por las calles; el primero puede dar argumento para un drama o una novela, el segundo sólo se presta para la comedia o el sainete. Sin embargo, todo individuo que tenga sano el juicio no podrá negar que el bandido de encrucijada es mil veces más pernicioso y condenable que el ratero.
Estos literatos poseurs tal vez sin quererlo, ofenden a los mártires del anarquismo hasta en el elogio que de ellos hacen, puesto que su elogio saca argumento y motivo de interés precisamente de aquello que, según los principios anarquistas es doloroso y deplorable aunque lo imponga una necesidad histórica. La mentalidad burguesa determina en ellos el gesto que luego repercute en el ambiente anarquista, y tiende a que se forme en éste una mentalidad semejante.[..]
[..]Según mi entender, los anarquistas que dan una importancia soberana a los actos de rebelión, son tal vez revolucionarios y anarquistas, pero son mucho más revolucionarios que anarquistas. ¡Cuántos anarquistas he conocido que se preocupan poco o nada de las ideas anarquistas, o que hasta ni siquiera procuran conocerlas, pero que son ardientes revolucionarios y que su crítica y su propaganda no tienen más fin que el revolucionario, el de la rebelión por la rebelión! Y cuanto más ardientes y más intransigentes han sido, más pronto abandonaron nuestro campo y se pasaron al de los partidos legalitarios y autoritarios cuando su fe en una revolución a plazo breve desapareció al contacto de la realidad, y cuando su energía se agotó en los demasiado violentos conflictos con el ambiente.
La influencia de la ideología burguesa sobre estos individuos es innegable. La importancia máxima concedida a un acto de violencia o de rebelión es hija de la importancia máxima que la doctrina política burguesa concede a todo el ambiente social. Y esta influencia perniciosa es la que anula en muchos anarquistas aquel sentido de relatividad en virtud del cual debería darse a cada hecho su propia real importancia, de modo que ningún medio revolucionario quedase descartado, a priori, sino que cada uno fuese considerado en su relación con el fin perseguido y sin confundir entre ellos los caracteres, las funciones y los efectos especiales.
Tenemos, pues, comprobadas dos formas de influencia burguesa en el anarquismo: una directa, que se manifiesta en una importancia mayor otorgada al hecho revolucionario antes que al objetivo a que este hecho debe tender, y la otra indirecta, la de la literatura burguesa decadente de estos últimos tiempos, encaminada a idealizar las formas más antisociales de rebelión individual.
Entres estas dos formas hay un estrecho parentesco y por esto no he podido considerarlas separadas una de otra.
La burguesía ha ejercido una influencia extraordinaria sobre el anarquismo cuando se ha propuesto la misión de hacer... ¡propaganda anarquista! [..]