No sólo antifascistas

Somos antifascistas, pero no sólo. Me explico. Somos radicalmente antifascistas. Pensamos que, frente al fascismo, no tenemos otra opción que no sea combatirlo. Pero también sabemos que no nos conformamos a ser simplemente antifascistas. O que no somos antifascistas de cualquier manera. Todo ello, en los tiempos que corren y sobre todo en los que posiblemente vendrán conviene tenerlo claro. Es por eso que hago este post, que no pretende ser demasiado largo ni decir nada del otro mundo. Pero hay cosas básicas que nunca está de más repetir. ---- Tenemos bien claro que el fascismo es hijo del capitalismo. Históricamente hay un montón de ejemplos que lo demuestran. Y cuando hablo de capitalismo me refiero también a los estados, como entidades políticas, que la amparan, la avalan y lo protegen. De hecho, el fascismo como forma extrema de autoritarismo, requiere de los estados y los reifica. Pero es igualmente cierto que no todos los hijos del capitalismo son fascismo. Bueno, más que hijos, habría que decir que no todas las formas que adquiere el capitalismo es eso que denominamos fascismo. En realidad, aunque ciertas manifestaciones fascistas terminan siendo presentes en prácticamente todas las sociedades capitalistas, en pocas ocasiones este fascismo acaba siendo dominante. Aunque los mismos estados puedan proteger y promover incluso en sus formas marginales.

No sólo el fascismo mata. Las políticas liberales, siguiendo el dictado de los mercados, matan. Los recortes en sanidad y en prestaciones sociales básicas, matan. Las políticas perfectamente conscientes de la Unión Europea en el Mediterráneo condenan a morir ahogadas a miles de personas cada año. La barra libre de las multinacionales en África y en muchos otros lugares del mundo, además de destruir el planeta, mata. El mayor genocidio de la historia, en términos de cantidad de muertes por día, no lo hizo un estado fascista. Sucedió en una neocolonia, Ruanda, durante tres meses del año 1994 con el amparo activa de la República Francesa. Una república que no presidía ninguna "fascista" sino el supuesto socialista Mitterrand con un primer ministro de un partido supuestamente democrático. Ejemplos en este sentido podemos mencionar muchos. Como resumen, podemos retener el dato de que la inmensa mayoría de muertes provocadas por causas no naturales en el mundo desde 1945 para acá no las han provocado regímenes fascistas, sino corporaciones económicas capitalistas y los gobiernos correspondientes, muy a menudo actuando bajo la forma de democracias parlamentarias.[Nota: para quien se quiera hacer una idea, aquí tenemos algunos datos de los millones de muertos que cada año provoca el trabajo, básicamente bajo condiciones económicas capitalistas]

Nosotros luchamos contra el capitalismo, el patriarcado, las opresiones de los estados. Bajo sus diferentes formas, que mayoritariamente no son eso que entendemos por fascismo, por mucho que puedan contener prácticas fascistas. Esto no quita que no podamos reconocer en el fascismo uno de los mayores exponentes de la barbaridad del capitalismo y que, cuando lo vemos, nos sentimos en la obligación de combatirlo. Nos pasa, es bueno que nos pase y hay que construimos activamente esta confrontación. Pero no lo podemos hacer de cualquier manera.

De la mateixa manera que els sectors antagonistes als poders no som un tot homogeni, en el bloc oposat tampoc hi ha una uniformitat absoluta. Sempre entre els defensors de l'estat i del capitalisme hi ha hagut qui ha apostat per formes més "democràtiques" (en el sentit liberal de fer política) enfront d'altres que han defensat la necessitat de línies més dures si més no en els aspectes formals de manteniment de la llei i l'ordre. Fins i tot, les diverses formes polítiques del capitalisme poden entrar en conflictes intensos. I això requereix de nosaltres intel·ligència. Potser les diferents situacions aconsellin diverses sortides en cada moment, a nivell de tàctica en una determinada conjuntura. Però mai hem de perdre de vista quina és la finalitat i el sentit de la nostra lluita, no només a un horitzó llunyà sinó en el nostre dia a dia més proper.

Luchamos contra la explotación capitalista y la opresión de los estados. Si esto lo tenemos claro, nos llevará a aceptar determinadas formas de antifascismo ya desmarcarnos otros. Para no mencionar a nadie, me limitaré a poner un ejemplo. El pasado 6 de diciembre en Terrassa mucha gente fuimos a hacer frente a una organización fascista que decidió hacer propaganda en un barrio de la ciudad. Lo hizo bajo una fuerte protección de los Mossos, que incluso lucieron armas prohibidas antes de empezar a cargar y provocar multitud de heridas y heridos. En Terrassa se volvieron a ver barricadas, llamas y conflicto en la calle.

Una vez pasado, salían varias preguntas. Alguien apuntaba que el Ayuntamiento o el Departamento de Interior de la Generalitat deberían haber prohibido el acto. Lo hemos oído muchas veces que el fascismo se le debe prohibir, por ley. Incluso en tertulias en los grandes medios de comunicación. Sinceramente, pienso que nosotros eso no lo podemos defender. El fascismo debemos combatir nosotros, la gente, el pueblo, la clase trabajadora. Debemos hacerlo activamente y en los diferentes espacios de nuestro día a día. Si es necesario, hablando con compañeros en el trabajo cuando dicen que no debemos aceptar más trabajadores / as de fuera o que se les debe pagar menos por quién sabe qué razón. O rechazando activamente las "redadas" racistas de las diferentes policías. O cortando de raíz comentarios y chistes racistas, xenófobos o homófobos. O volviendo a levantar barricadas y hogueras ...

Defender que lo han de hacer las mismas instituciones que en el día a día secuestran nuestra capacidad de actuar colectivamente implica, en el fondo, que fortalecemos una herramienta de opresión en contra nuestra. Quien dice que aquellos que un día prohíben un acto fascista no prohibirán, con la excusa de que es violento contra los preceptos del capital, cualquier actividad nuestra? Aparte, ¿qué sentido tiene que para combatir el fascismo fortalecemos un estado que a la vez promueve, aunque sea a bocanadas, el mismo fascismo?

Las respuestas son sencillas y hace muchos años que las tenemos encima de la mesa. Para combatir el fascismo debemos luchar, también, para cambiar de raíz la realidad.

* Ermengol Gassiot es Secretario General de CGT Cataluña
https://lasaldelaterra.wordpress.com/2019/01/21/no-nomes-antifeixistes/

http://www.cgtcatalunya.cat/spip.php?article13046#.XEcqJN9fjCI

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