En el Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA) leí hace tiempo este artículo sobre Yugoslavia bastante interesante para mi gusto:blia blia blia. escribió: ↑11 Feb 2019, 16:02En el Chile de Ayende no dio tiempo, ¿el modelo yugoslavo?
http://iceautogestion.org/index.php?opt ... cle&id=454
Al contrario que Suecia, que pese a tener una considerable presencia del estado en la actividad económica sí permite la propiedad privada de los medios de producción, Yugoslavia no supo como gestionar sus recursos públicos. El intento de sopesar por igual la competitividad con la equidad mientras los bienes pertenecían al conjunto de la sociedad, llevaron al país a la bancarrota.
La crítica que realizo en este artículo al socialismo de mercado se puede apreciar extensamente en el libro de David McNally titulado Against the Market (Contra el Mercado). Mcnally, después de realizar un interesante análisis histórico de la economía política de principios del siglo XIX y de la labor de los socialistas utópicos que intentaron frenar la creciente degradación de la clase obrera, concluye afirmando que aquellas economías que centran la mayor parte de su producción con el fin de ser intercambiada a través de un mecanismo de precios basado en la competitividad, se enfrentarán a los problemas de una idiosincrasia capitalista: inflación, desempleo, desigualdad creciente, abuso de los recursos naturales etc. (todo ello presente también en la antigua Yugoslavia).
Pese a ello, de la experiencia de Yugoslavia se pueden aprender dos cosas: la primera, que es posible organizar relaciones de producción que requieren una tecnificación avanzada basadas en una toma de decisiones horizontal basada en los consejos de trabajadores, y dos, que es prácticamente imposible que estas relaciones de horizontalidad puedan subsistir en una economía de mercado con precios regidos por el capital internacional. O en otras palabras, estructurar la sociedad de forma horizontal es imposible si existen fuerzas exógenas que la amenacen constantemente, como la competitividad de los mercados internacionales o potencias imperialistas extranjeras.
Para terminar, quiero recalcar que allí donde el mercado pueda sustraer un beneficio económico neto, las empresas desarrollarán diferentes mecanismos para poder entrometerse. Así, sin una transformación radical en los países que constituyen el capitalismo internacional y que tienen un comportamiento claramente expansionista, aquellas regiones que quieran abstraerse y vivir de forma autárquica en contraposición al mercado, siempre estarán bajo la duda de que inversiones extranjeras quieran cruzar sus fronteras y amenazar la estabilidad de la región. Yugoslavia pretendió interactuar con los mercados internacionales estableciendo sus propias reglas al mercado, a la vez que no se libró del fetiche de creer que los mercados son la única forma de regir una sociedad de forma eficiente. Los países con los que compitió no se lo pusieron fácil y acabó, poco sorprendéntemente, por ser consumida en su propia incoherencia hasta que necesitó la ayuda de instituciones nada amigables como el FMI.