¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Fenómenos y reflexiones en torno al Anarquismo y la sociedad: paranoias, humor, surrealismo, sucesos inexplicables... Gustos y aficiones: cine, música, literatura, etc. Textos personales. Mensajes fuera de contexto e insultos y exabruptos contra el Anarquismo.
Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 21 Jun 2020, 22:42

Imagen

El vídeo-club en línea Filmin ha rescatado Una canta, la otra no (Agnès Varda, 1976), una elocuente película feminista –o mejor dicho, una elocuente película hecha por feministas; de hecho, la crítica radical feminista de la época fue bastante dura con el cine de Varda, al que acusaba de no ser lo bastante rupturista, según recoge el libro de Inma Merino Espigadora de realidades y de ensueños.

Imagen

Sea como fuere, la película tiene por un lado un componente de intervención política indudable –denunciar las consecuencias de la prohibición del aborto y/o desmontar los mitos de la propaganda antiabortista y maternista-; por otro, consigue hacer convincente esa intervención precisamente no subrayándola o poniéndola como objetivo al que supedita todos los elementos de la película, sino integrándola en una historia más amplia de crecimiento personal, la de las dos amigas o camaradas que protagonizan la película.

Imagen

En la forma de presentar esa historia se despliegan todos los talentos que se pueden asociar al cine de Varda: los cambios de tono ejecutados con naturalidad –de lo dramático a lo humorístico, y al revés-, la capacidad de integrar exploraciones documentales en la ficción y de incluir el descubrimiento personal en lo documental –en colaboración con sus actores y actrices que en cierto modo se autointerpretan-… Mención especial merecen en esta película el tratamiento de personajes infantiles y juveniles, que aparecen como tales y no como los monigotes con que el cine comercial representa esas edades.

Si acaso, choca el abuso de la contraposición entre rebeldes mayo-68, jóvenes y agradables, y catetos del campo, viejos y cerriles, a quien los primeros escandalizan o desconciertan. La gente del campo aparece más como un paisaje desagradable que como algo a entender, quizás contra la intención de Varda al contrastar las dos realidades.

Es curiosa una similitud entre esta película de Varda y Psicosis, de Hitchcock: si en la película de Hitchcock la protagonista moría inesperadamente a mitad de la película que habíamos visto desde su punto de vista, aquí también muere sorprendentemente, suicidado, el fotógrafo artista a través de cuya obra se nos ha presentado a los personajes – una maniobra que en este caso hace que la película recuerde a la vida, que es a la vez como varias películas y ninguna en particular, que desborda todos los intentos de fijarla en una sola mirada; tras la muerte del fotógrafo, la película sigue en otro tono pero influida por el inicial…

Imagen

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 29 Jun 2020, 17:34



Cárceles bolleras (Cecilia Montagut, 2017), documental sobre "resistencia de las mujeres entre rejas", se emitirá por RTVE en la madrugada del 1 al 2 de julio -00h 10'-.

Aquí, entrevista con la directora: https://paroledequeer.blogspot.com/2019 ... leras.html

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 01 Jul 2020, 20:14

Imagen

"Los intelectuales de derecha elogiaron La nación clandestina (1989), porque la película narra la historia de un indio que fue borracho, esbirro y mala persona. Con ese filme están de acuerdo porque esa es la visión que tienen de los indios. Pero si muestro indígenas insurgentes y victoriosos que lograron grandes cambios en la historia de Bolivia ya no les gusta" (Jorge Sanjinés).

Imagen
Enlace: Jorge Sanjinés se estrena en streaming

Imagen

La Nación Clandestina (1989) es la primera película del director nacional Jorge Sanjinés en estrenarse en streaming; al estar disponible en la plataforma Vimeo (https://vimeo.com/ondemand/lanacionclandestina), en oferta de alquiler de cinco dólares para poder verla durante 72 horas.

El lanzamiento en Video On Demand (VOD) de, quizá, la película más importante del cine boliviano, es un esfuerzo del productor Pedro Lijerón, miembro de la Fundación Grupo Ukamau y de la productora Entrecruzar Films (distribuidor internacional de las películas del primero). Ambas instituciones trabajan conjuntamente para digitalizar el material que posee Ukamau y “poder conseguir los circuitos correctos”.

También están disponibles en Vimeo Insurgentes y Juana Azurduy, que pronto llegarán a la plataforma de BoliviaCine; no obstante, Lijerón adelantó que las anteriores a Nación Clandestina también llegarán al streaming.

La Nación Clandestina, ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián en 1989, cuenta el regreso de Sebastián Mamani a su comunidad aymara, de la que fue expulsado, cargando cargando la gran máscara de la muerte, para danzar hasta morir, en una suerte de expiación de los pecados que ocasionaron su exilio y como una manera de renacer en su identidad cultural perdida. Durante su viaje rememora su pasado.

Pese a su importancia en la historia del cine boliviano, su acceso a día de hoy se limitaba a festivales o proyecciones especiales concretas en espacios culturales, siendo esta la primera oportunidad después de mucho tiempo de llegar a un público masivo. Sobre la opinión de Sanjinés de llevar sus películas al streaming, Lijerón comentó:

“Que difícil responder esa pregunta, muchos años de charlas y entendimiento de ambas partes. Pero es muy abierto a conocer las nuevas dinámicas en las que nos movemos en este mundo digital y hoy en día el acceso a internet es vital para llegar a muchos públicos que necesitan conocer estas historias o necesitan volver a verlas”, dijo Lijeron sobre sus conversaciones con Sanjinés, quien está trabajado en la posproducción de su nueva película, “Los viejos soldados”.
Durante años Jorge Sanjinés ha custodiado las copias de sus películas de manera férrea, para evitar una difusión descontrolada en internet. Al final parece haber encontrado un canal para abrir la ventana digital a su cine.

Me saltó a la cara su punto débil cuando en una entrevista reciente dijo que dos diputados indígenas habían violado porque la vida moderna "les confundió". A pesar de ello, o por ello, es una buena noticia que los cincuenta años de carrera cinematográfica de Sanjinés y del colectivo Ukamau puedan ser conocidos y debatidos por audiencias amplias.
Por ejemplo, la realización de Yawar Mallku (1969) casi se frustra por ignorancia nuestra, ya que no conocíamos bien la cultura de los indios. Cuando fuimos a filmar a una comunidad invitados por su jefe, nadie quería participar del proyecto, a pesar de que todos sabían que la película iba a denunciar los delitos que estaban cometiendo los estadounidenses contra las mujeres indígenas y que, además, ofrecíamos un salario que era muy bueno. No entendíamos por qué nadie quería participar. La noche anterior a regresarnos a la capital nos dimos cuenta del problema.

En el mundo quechua y aymara el manejo del poder no se da igual que en occidente. En las culturas andinas hay verdadera democracia: todos participan del poder, no hay un jefe que ordena, el jefe sólo representa el poder del pueblo. Y nosotros nos habíamos metido en la comunidad sin pedirles permiso a todos y por eso nos rechazaban. Cuando les pedimos disculpas e hicimos las cosas bien, todos participaron para construir la ficción y no quisieron recibir dinero por su trabajo. Ahí nos dimos cuenta de que el protagonista no es el jefe, sino el pueblo. https://www.clarin.com/cine/entrevista- ... ciD7l.html

Bueno, estructuralmente la película depende, o mejor dicho se inscribe en esa propuesta de hacer un lenguaje propio que tenga que ver con la cultura andina. La manera de contar la historia. En la realidad indígena se usa mucho eso de ir de atrás hacia adelante. Es una manera de contarlo. Anula la intriga. Todo el cine europeo y norteamericano nos tiene siempre atrapado por la intriga. Uno va a ver una película para ver qué va a pasar. Y los directores a veces juegan con el espectador. “Vamos a complicar más la trama para que se confunda y crea que el asesino es el otro”. Al final, se descubre que el asesino es el menos pensado. Y esta es otra triquiñuela que hacen, jugando con la intriga. En la realidad indígena no hay esa intriga. En cinco minutos se sabe lo que pasó. Lo importante es cómo y por qué pasó. Es una manera de contar así circular. http://tierraentrance.miradas.net/2013/ ... jines.html




Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 04 Jul 2020, 10:50

Imagen

Cárceles bolleras (Cecilia Montagut, 2018) estará en abierto en la web de Radio Televisión Española hasta el 8 de julio: https://www.rtve.es/alacarta/videos/otr ... s/5615238/

Junto con relatos de ex-presas e investigadoras, el documental Cárceles bolleras visibiliza la realidad de las mujeres entre rejas y cómo la desigualdad de género atraviesa su vida en prisión. En estas circunstancias, el deseo lésbico se convierte en una forma de resistencia frente a la institución penitenciaria.
Imagen

La investigadora Raquel Osborne y yo teníamos en mente hacer un documental sobre las relaciones lésbicas en prisión.

​A raíz del ofrecimiento por parte de Fefa Vila a participar en la programación cultural de “El Porvenir de la revuelta”, como parte del Madrid World Pride 2017, la idea tomó forma.

En ese momento contactamos con la investigadora Estibaliz de Miguel, autora del libro “Relaciones amorosas de las mujeres presas”, para que colaborara con nosotras y nos pusimos manos a la obra.

El proyecto documental ha tenido como punto de partida la visibilización de las relaciones sexo-afectivas entre las mujeres presas y cómo pueden servir de estrategia de supervivencia dentro de la prisión.

Había que re-construir la realidad que se vive del otro lado de los muros con los testimonios de ex-presas porque no nos permitían acceder a las cárceles. Tampoco encontramos imágenes de archivo sobre la vida cotidiana en prisión. Sólo contábamos con ¿algunas pistas? en los libros de memorias de ex presas.

Hay un oscurantismo total con respecto a lo que pasa dentro de las cárceles, pero no nos desanimamos.

Recorrimos kilómetros en busca de testimonios y participamos en encuentros de asociaciones de apoyo a las personas presas, espacios seguros donde se denuncia la situación en las cárceles, pero donde no se las puede grabar ni fotografiar.

​Allí conocí los problemas de discriminación de género que sufren las mujeres cis y trans pero no encontraba personas que quisieran participar en el documental. Era lógico, las ex presas que buscábamos estaban atravesadas por un triple estigma: ser mujeres, haber estado presas y haber tenido experiencias sexuales no normativas.

Poco a poco fuimos encontrando mujeres que querían contar su experiencia e investigadoras que compartían su trabajo con nosotras. Hicimos compañeras de viaje, amigas, colegas.

​Cuando ponía la cámara frente a estas mujeres dispuestas a revivir aquella dolorosa etapa de su vida no podía pensar en elementos accesorios, planos de situación, insertos que “adornaran” sus palabras. Sus testimonios lo invadían todo.

Es extraño contraponer el silencio que reina en el exterior de las cárceles con los relatos sobre la bulliciosa vida en el interior. En estos relatos siempre aparecía el sonido de un megáfono dando órdenes desde la mañana hasta la noche. Diciendo qué hay que hacer en cada momento.

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 04 Jul 2020, 18:32

Imagen
Es prisión, una mujer me besó. ¿Soy lesbiana, entonces? No. Pero lo digo para ofender a los fundamentalistas, que siempre preguntan si soy lesbiana o no. Soy pro-gay. Pero la sociedad es homófoba. Y es una enfermedad grave en Túnez, en el mundo árabe, y en todo el mundo.
No podemos juzgar por la apariencia, sino por la experiencia, que lleva a ser quien uno es.
Las consignas de Femen se apoderaron de mí, me ponía en sus lugares, me sentía implicada. Cuando me hice mayor me di cuenta de que me había hecho tolerante, no por Femen sino por la prisión. En la cárcel no sólo hay encierro, tortura y denigración. Hay historias nuevas y divertidas cada día. El hecho de que estuviéramos encerradas y privadas de muchas cosas nos inspiraba risas.


Descubrimos la cara oculta de Amina Sboui (ex Femen) y de su día a día. Varios amigos de la comunidad LGBT viven con ella al haber sido rechazados por sus familias y por la sociedad. A través de Amina profundizamos en las historias de Sandra, Ramy, Ayoub y Atef. Pero surgen imprevistos y todo se precipita en directo…
No me acaba de resultar simpático el enfoque de publireportaje adoptado por esta película tunecina, Au-delà de l'ombre / Más allá de la sombra (Nada Mezni Hafaiedh, 2017), aunque si a la gente maja que sale en ella le ha valido ese lenguaje, pues adelante. Eso sí, tiene el mérito de poner sobre el papel qué quedó de todas aquellas "primaveras árabes" dónde tanto se sacó a pasear en los medios de comunicación la promesa de liberación sexual como si fuera la virgen a la que se saca de romería para que termine la sequia.

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 05 Jul 2020, 15:52

(Los personajes manejan una cámara de vídeo de alta gama en medio de un acto oficial)

- Ten cuidado que lo que metas por este agujero -el objetivo- queda para siempre.
- Tener esto sí que es tener la sartén por el mango. ¡Con esto se escribe la historia! Tú vas con esto a cualquier parte y no hay quien te rechiste.
- Se ve el mundo de otra forma. ¿Más prepotente, verdad?
- Hoy el día el mundo es de quien tiene estos aparatos, de los que venden imagen.
- Sólo hay un aparato que amedrente más, la ametralladora.
- Bueno, es que en cierto modo la cámara también dispara, ta-ta-tá...


(Simula disparar, de repente le entra el rey Juan Carlos en el objetivo y retrocede)

- Trae, anda, trae.
Imagen

El vídeo-club en línea Filmin ha tenido a bien recuperar algunas películas de Basilio Martín Patino, director que ha hecho excelentes películas montando y organizando materiales documentales y de archivo, y películas para mí insufribles con actores y trama de ficción. Entre sus películas de este segundo tipo sólo hay dos que me parezcan de interés -y de mucho interés-: La seducción del caos (1990), por lo que recuerdo, y este Madrid (1987) que ahora vuelvo a ver en Filmin.

Imagen

Madrid me gusta mucho igual porque la tiño con el recuerdo de los años en que se estreno, quizás porque la ciudad de Madrid siempre me ha gustado -cada vez menos- al visitarla como ave de paso. Habrá quien piense, dado su tenue trama de ficción, que esta es realmente otra película sobre materiales documentales y de archivo, todos los dedicados a la historia del Madrid de la república y de la guerra civil que aparecen en la película; pero las secuencias donde aparece el equipo protagonista que está haciendo una película sobre Madrid no son un simple relleno entre esos materiales, sino una ocasión para comentarlos y ponerlos en perspectiva -la de una época, entre otras cosas, que en el cine subvencionando por el gobierno apostaba por poner el cartón piedra y el drama películero en el lugar de la memoria de la violencia-. Película que subraya la importancia de la memoria precisamente porque destaca que no hay que hacerse ilusiones sobre ella, no ha perdido un ápice de vigencia.

Cito algunos fragmentos de la entrevista con Martín Patino que se publicó en el número de abril de 1987 de la revista 'Dirigido por...', con motivo del estreno de Madrid.

Imagen

Parece hablar con pudor, pero dice sus verdades sin ambages, sin preocuparse demasiado de si se irritan los poderosos. Basilio Martín Patino, salmantino y cincuentón, a pesar de que su apariencia y su cine parezcan desmentirlo a cada instante, no se ha alejado de las preocupaciones personales, intelectuales y políticas que marcaron sus primeras películas, nacidas al amparo -es un decir- de la política liberalizadora de García Escudero. Su cine siguió -y sigue- caminos poco trillados, a contracorriente de lo instituido, siempre en busca de nuevas formas de expresión. Lo que sigue es un deslucido resumen de más de tres horas de conversación. Por el camino quedan recuerdos de juventud, juicios sobre el cine que le interesa y le interesaba, valoraciones sobre los políticos y la política e incluso el agradecimiento y el asombro de un director que recurrió a un equipo de gente muy joven para poder rodar con toda libertad ese 'Madrid' que ha sido la excusa para nuestra visita.

- Me siento marginal, claro, pero tal vez sea por incapacidad mía. Tal vez mi lugar esté en otra parte, incluso lejos del cine, no sé. Además, el cine que se hace ahora, dicho esto con todos los respetos, me aburre mucho,al igual que me pasa con otras cosas, otras manifestaciones culturales y artísticas. Me compro muchas novelas y generalmente no paso de la página veinte. Pero insisto, tal vez sea por una carencia mía.

¿No crees que el hecho de poder rodar una película como Madrid, subvencionada por instancias oficiales, supone un cambio al menos cuantitativo respecto a la situación anterior?

- Matizaría lo de que se puede hacer este cine. No se hace, y menos subvencionado por instancias oficiales. Este proyecto fue rechazado por la Junta de Clasificación, por el Ministerio, vaya, por poco interesante. Logré hacerlo porque tenemos el taller de vídeo, 'La linterna mágica', y a base de hipotecar mi casa, el propio taller, y porque, en definitiva, pude disponer de los chavales que trabajan en el taller, gente que no pasa de los veintitrés años, que nunca antes había hecho cine y que, de hecho, es la que hizo la película. A mí nunca me han dado dinero para hacer un cine holgado. Después de que José Luis García Sánchez insistiese, nos dieron el 30% de subvención para 'Madrid'. A proyectos más convencionales le dan el 50%, cantidades como cincuenta, ochenta o cien millones de pesetas, y claro, con ese dinero se puede hacer un cine muy holgado. Tampoco vale decir que la comunidad de Madrid me pagó la película, pagamos con creces en otros productos del taller de vídeo. Y después está la recepción por parte del público, cuando otras películas están amortizadas antes de su estreno comercial. Claro, esto forma parte de la libertad de no tener un productor encima...

Imagen

'Madrid' se refiere a una ciudad y a sus habitantes, pero también a la guerra civil, un tema que no goza hoy de demasiadas simpatías. ¿Crées tú que ese olvido, que ha tenido su culminación en el cincuenta aniversario del año pasado y que pasó con más pena que gloria, responde a un intento consciente por olvidar el pasado?

- Creo que, con respecto a la guerra civil, hay aburrimiento. Por otro lado, observo que hay un gran interés en todo el mundo con el tema. Con lo del cincuenta aniversario, y en la medida en que yo he venido trabajando en ello anteriormente, han venido a verme japoneses, americanos, alemanes... Todo tipo de gente interesada en hacer películas contra la guerra: es como una pesadilla. Todo eso pertenece a una especie de mala conciencia europea, o incluso mundial, con relación a España: ese país bárbaro, en el cual se mataron unos a otros, en fin, toda la conocida retórica en torno a la guerra civil. Aquí, creo, todo eso no lo sentimos, o al menos yo no lo siento; en Madrid sale la guerra como hecho que cualifica al pueblo de Madrid, sobre todo en torno a la defensa de la ciudad, como el 2 de mayo, etc. Este pueblo es muy personal: su historia es la de un pueblo siempre libre, siempre de izquierdas, siempre republicano. Aquí siempre ha habido una cultura de obreros ilustrados, de casas del pueblo, que no tiene nada que ver con el Madrid centralista del gobierno, que está aquí implantado como una impostura. La película habla un poco de eso, del Palacio Real de espaldas al pueblo. En este aspecto, me parece importante la guerra civil, o mejor dicho, la defensa de Madrid, los bombardeos y la evacuación de la ciudad, ese momento en el cual el pueblo se queda solo, con una Junta de Defensa improvisada, con barricadas hechas entre todos, pero solo. No quiero entrar otra vez en el tema de la guerra civil, sino que, en la película, lo que me interesa es el pueblo de Madrid.

En la película pareces decir que ese Madrid abierto, solidario y progresista, a veces contradictorio, sigue hoy presente.

- Hoy ya no hay esa cultura de obreros que había antes, aunque seguramente haya una equivalente. Lo que caracterizaba al Madrid de principios de siglo veinte, el Julián de 'La verbena de la paloma', para entendernos, que además era tipógrafo, un obrero ilustrado, que leía -un poco en la tradición de Pablo Iglesias-, un fetichista de la cultura, existe aún hoy en los barrios, en las verbenas. Madrid sigue siendo hoy una ciudad que se lanza a la calle pase lo que pase: a protestar, a los carnavales, a lo que sea. Estoy convencido de que vivir en Madrid durante la República tenía que ser impresionante.

Lo dice Verónica Forqué en un momento de la película.

- Es que, de verdad, tenía que ser genial. Había conflictos sociales, follones, pero también había un cachondeo general: las revistas eran maravillosas, la pornografía era maravillosa, había unos letristas estupendos. Y ahora vuelve eso otra vez, esas ganas de vivir que tienen los madrileños. El actor protagonista, Rudiger Vogler, que es alemán, llegó aquí, no entendía nada, y ahora está enamorado de Madrid y no hay quien le haga irse.

Sin embargo, subsiste otra ciudad más dura, más marginal, más insolidaria...

- Sí, es cierto, pero tengo que decir que lo que me interesaba hacer no era un documental sobre Madrid, sino una película en la cual un hombre brujulea en determinados ambientes y sólo en esos. Hay algunos planos en los cuales se ven chabolas junto a rascacielos, algo surrealista, pero yo no vivo esa realidad: me solidarizo con la ciudad en la que vivo, pero yo entiendo y conozco la que está en la película.

Imagen

Se puede llegar a entender el proceso del protagonista, pero no se puede llegar a la identificación, puesto que el propio personaje pone en duda, desde el comienzo, la carcasa de ficción que le sirve de soporte. Y ahí radica el carácter rupturista de la película: esconder un documental con una historia puesta en duda desde el principio.

- En todo momento procuré que el personaje fuera un extrañado, un hombre que mira por la cámara y que hace de espejo... Respecto a lo de documental o no, te diré que es una expresión que no sé lo que quiere decir. Preferiría hablar, entonces, de captación de la realidad, de conversión de la realidad en espectáculo, de captar determinadas formas de tiempo y espacio añadiendo sonidos, rótulos, etc.

Como se dice en la película, cuando la realidad pasa frente a la cámara, se convierte en ficción...

- A mí la realidad no me interesa nada. Más bien hablo de ella de una determinada manera, y la estilizo de la misma manera a través de un montaje que me sirve para ironizar o para lo que sea, incluso para manipular: por ejemplo, la secuencia del rey y de esos mequetrefes que están allí firmes. Eso es un documental, claro, pero manipulado, aunque la palabra me horroriza; le doy al espectador mi versión libre, sin forzarlo a ningún tipo de adhesión, sino esperando que sea él quien ponga de sí la interpretación.

Utilizas falsos o reales documentales que pueden llegar a molestar a ciertos estamentos. ¿Has recibido presiones en el sentido de suprimir algún plano, alguna secuencia?

- Presiones directas no, pero sí sugerencias que no abordaban las cosas desde una perspectiva política; que sobraban, que resultaba un pegote... Justamente el plano de la caricatura de Felipe González bailando con Reagan. Dejé bien claro que estaban allí porque a mí me parecía que tenían que estar. Y si cabía alguna duda, puse aquel rótulo de "El poder no sólo les derechiza, sino que les atonta".

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 11 Jul 2020, 19:35

Imagen

La película de Abdelá Taia L'armée du salut (2013) comparte con la literatura de este escritor marroquí una mirada empeñada en salvaguardar dulzura y lealtad incluso ante las zarzas y las angosturas de la vida. Es algo difícil de explicar en términos de lenguaje de cine, aunque es evidente que consigue trasladarlo no sólo con la colaboración de actores excelentes en su laconismo, sino de elipsis, fuera de campo y cambios de escala de una eficacia y elegancia más que destacables -en la última conversación con el amante belga, por ejemplo-. Donde otro gran cineasta de resultados semejantes, Terence Davies, tiene siempre una memoria musical en la que escarbar en estereo, Taia se ve obligado a picar más duro, en una "tierra" cinematográfica sensorialmente tan esteril y abrasadora como el porvenir de los personajes; a resultas, tales personajes, traidos a la pantalla sin atractivo sensorial añadido, abandonados a su cuerpo o a sí mismos, quedan más reivindicados como seres humanos y no como las sombras de sueños que suelen habitar el cine del por otro lado admirable Davies.


Imagen

Aquí está Taïa, en la barra de una bodeguita de Sevilla, entre botas de vino y montaditos de melva y pringá, con su voz abriéndose camino en medio del ruido, sin miedo a desnudar su propio personaje.

En Marruecos hay un debate público sobre la ley 489 que criminaliza la homosexualidad con penas de seis meses a tres años. ¿Está más avanzado que otros países islámicos respecto a las libertades sexuales?

No puedo hablar de otros países musulmanes, no los conozco desde dentro y no voy a juzgar algo que desconozco. Pero estoy seguro de que en cualquier país, así sea en Pakistán o Yemen, la gente intentará tener un poquito de libertad, aunque sea a escondidas. Marruecos está cambiando, pero lo que no cambia son las leyes. Si les preguntas a los dirigentes del país por qué no legalizan la homosexualidad, siempre te dirán que las tradiciones, las leyes, el islam, etcétera. Pero muy por dentro creo que hay cierta libertad.

Todo el mundo recuerda su intervención en la televisión pública marroquí. ¿Fue un momento clave?

El hecho de que estuve en la TV pública puede significar dos cosas: uno, que dentro de la cadena tengo algunos seguidores, una especie de sociedad secreta gay dentro de la TV marroquí que me apoya, que está bien saber para el futuro [ríe] y dos… para mí era como un milagro,. Y allí estuve, en verano de 2005, en dos programas diferentes, que se retransmitieron muchas veces, una y otra vez. Me vio todo Marruecos. Creo que yo tengo algo con que se pueden sentir conectados, alguien de una familia pobre, pero que sabe escribir, habla francés… sin ser arrogante. Surgió así, no pude planificarlo.

¿Y qué pasó después?

Cuando seguí hablando de homosexualidad, algunos me dieron la espalda, pero a otros les gustó más. ¿Quiere decir eso que todos los marroquíes son de mente abierta? No creo. Pero algo ocurrió.

En Marruecos tenía usted libertad de hacer su vida, pero no había libertad para hablar. ¿Rompió el tabú al salir en la tele?

En el programa no hablé de homosexualidad. Pero todo el mundo se dio cuenta. Y en el libro [Le rouge du tarboush, publicado un año antes] sí que había homosexualidad. El libro se convirtió de inmediato en un icono. Luego, en la revista marroquí Tel Quel eché un poco más de aceite al fuego, un fuego flojo. De alguna forma — no sé cómo decirlo — me sentí incorrecto. Como que tenía dar algo de justicia a gente como yo, o incluso al niño chico que yo había sido. O quizás simplemente fuera el momento correcto de hacerlo.

¿Cómo era su vida antes de aquella presencia en prensa? ¿Era un héroe oculto?

Por supuesto oculto, como todos los gays en Marruecos, porque tienen la ley en contra. Pero más tarde me enteré de que sí había una comunidad gay en Marruecos. Lo que pasa es que nunca la encontré cuando vivía en el país. Yo estaba solo. No odiaba a mi familia ni mi país, solo que la situación en la que estaba metido daba como resultado que era todo contra gente como mí. Y cuando ves que todos los constructos sociopolíticos están en contra de ti, tienes una reacción instintiva de odiarlos tú también a ellos. Porque no hay manera de ver a nadie en la calle o en el barrio que te diga que la homosexualidad sea algo bueno. Y si tú lo intentas, te pegan o te dan la espalda.

¿Cómo se sobrevive a este rechazo mutuo?

Para no sufrir demasiado tienes que castigarlos de alguna manera, y para mí era el silencio. Me centraba en mis estudios, soñaba con ser cineasta… y los odiaba, porque ellos me odiaban a mí. Pero sin odiar Marruecos, sin odiarlos por lo que fueran, sino odiándolos porque de repente hablaban con el lenguaje del poder que margina y de alguna manera mata a gente como yo. Yo era un gay solitario. Más tarde, cuando me encontré con muchos gays, parecía que ellos tenían un paraíso gay en Marruecos, escondido, eso sí, pero lo vivían. Yo nunca lo tuve. Lo que yo tenía eran dificultades, tratar con violaciones y agresiones. Pero eso nos pasó a todos.

Hace 500 años, en Europa mataban a los gays y en Iraq les publicaban libros y poemarios…

…Abu Nuwas…

…y ahora, en Europa tenemos a escritores y políticos gays y en Iraq tenemos al Daesh que mata a gays. ¿Qué ha ocurrido?

Es importante que la sociedad humana cambie la manera en la que se ve y se trata a los gays, como ya ha hecho Europa. Pero también es extremamente importante que Occidente no utilice el tratamiento del colectivo LGBT en Europa como una manera de mirar desde arriba las cosas que ocurren en países islámicos o en África. Porque estos países, incluso Marruecos, viven todavía una época poscolonial. No han resuelto aún los problemas que trajo Occidente mediante el colonialismo. Y Occidente no quiere oír hablar del colonialismo. En Francia hasta oyes decir que el colonialismo era algo bueno, que hubo un proceso de civilización… Y eso, desde luego, no es verdad.

¿Afectó el colonialismo la actitud hacia los gays?

¡Incluso las leyes contra la homosexualidad en Marruecos, en Iraq o en Egipto las pusieron Francia e Inglaterra! Era el puritanismo de la época: tenían esas leyes y las llevaron allí, cambiaron las leyes locales. Yo apoyo los derechos de los homosexuales: si yo tengo libertad, debo ayudar a los demás a tener libertades, pero no diciendo “Oh, esos putos árabes, hijoputas, todos salvajes… “. A veces, la manera en que los europeos hablan de los pueblos del Sur es todavía la misma voz del sistema colonialista, solo modificada.

La postura respecto a la homosexualidad puede cambiar, pero ¿está cambiando a mejor?

Muchas cosas pueden cambiar, y lo vemos hoy en Europa y en América. En los años treinta, Alemania, especialmente Berlín, era el lugar más libre, los intelectuales decían tantas cosas… y luego: oscuridad. Hay que tener cuidado. Nunca debemos pensar que porque hemos alcanzado cierta libertad estamos inmunizados para siempre. Y por eso no quiero que a mí, un gay árabe y musulmán, se le utilice como ejemplo para mostrar a mi pueblo en Marruecos, en África, que son gente inferior. Yo tengo que ayudarles, no mirarlos desde arriba. No significa nada ser un héroe porque tenga libertades y sea escritor. Porque si eres el único que es libre ¿de qué sirve?

¿Cree que el mayor enemigo de la libertad sexual es la hipocresía?

[Reflexiona] La hipocresía existe en todas partes. No, no es la hipocresía: es la ley. Es el poder. El poder quiere a la gente sumisa. Sin libertad de tener sexo. Ni siquiera es por el sexo. Solo por la idea de que tengan miedo de tener sexo y se digan: no puedo tener sexo, pues vale. En realidad sí que tienen sexo, eso no lo evita nadie, todos somos humanos…

…y lo saben.

¡Claro que lo saben! Pero quieren que se comporten con miedo. El poder quiere que vivas con miedo. Porque sabe que, como dice la película de Fassbinder, el miedo se come el alma. No tiene que ver con la hipocresía ni siquiera con la esquizofrenía.

Pero ese poder que obliga a ocultar el sexo lo ejerce toda la sociedad.

Le voy a contar una cosa: mi madre y mis hermanas no tenían miedo… dentro de la casa. Sabían qué decir a la sociedad oficialmente. Y no las podemos juzgar por ello. Porque si dices la verdad, la van a usar contra ti. Eran inteligentes: no estaban en un espacio en el que tuvieran protección política para decir toda la verdad. Y eso lo entiendo. Yo no voy a decir: Mi hermana era tan vaga, tan floja que no supiera lo que es la libertad. No: ellas entendían qué era la sociedad, cómo funciona, y qué decir y qué no decir. Claro, cuando o era chico, no entendía todo eso. Hoy día puedo decir que no era culpa de ellas. Ni siquiera la homofobia que mostraban era culpa suya. Se la impusieron. El sistema alimenta la homofobia para mantener funcionando todo tipo de temores.

¿Cuál es el problema con las madres en Marruecos?

No hay un problema con las madres. Solo que no tienen protección. No reciben un buen trato, así que luchan para encontrar una manera de tomar el poder y lo toman dentro de casa. A veces me da la impresión de que en Marruecos no existen hombres heterosexuales… [ríe]. Las madres son como titiriteros, les dicen a los hombres cómo tienen que mostrar su poder. Marruecos es una sociedad muy matriarcal por dentro. Por supuesto, fuera, los hombres tienen el poder, eso ni se discute. La imagen que tengo de madres es la de mi madre.

¿Cómo fue su madre?

Mi madre no era una persona amable. No es que fuera cruel. Pero… cómo decirlo… no tenía otra opción que ser insensible con ciertas cosas para mantener en marcha el barco, la casa. No podía contar con su marido, que sólo estaba obsesionado sexualmente con ella. Mi padre era, de hecho, un hombre amable. Pero no era alguien que iba a hacer que las cosas fuesen mejor, ni iba a ayudar con los hijos para salir de la pobreza. Mi madre tenía nueve hijos. Y no podía dar su afecto a todos por igual. Ella dio todo su amor a mi hermano mayor, que era muy inteligente, muy bueno en el colegio, así que lo promovía. Y el restante diez por ciento de amor lo repartía entre los otros ocho.

¿Usted no se sentía querido, pues?

De chico, yo pensaba que mi madre era una mujer cruel. Pero no era egoísta. Tenía un plan en la mente, un programa. Nos metía en la cabeza, sobre todo a mi hermano mayor, día tras día, año tras año, que hiciéramos algo para construir la casa, tener más dinero, salir adelante. No era para que ella se pudiera comprar ropa o joyas, eso le daba totalmente igual, nunca le interesaban las cosas que les interesan a otras mujeres en Marruecos. Solo quería que nosotros nos salváramos todos de la pobreza y tuviéramos una oportunidad. Pero no lo decía de esta manera.

¿Cómo lo decía?

De una manera bruta, muy dictatorial y muy cabezona. Con mi madre no podías tener una discusión democrática. Quizás pudieras intentarlo y ella podía dar la impresión de estar debatiendo, pero lo que tenía en la cabeza lo tenía en la cabeza. No es un problema. Solo que para mí es una lección de vida. No tienes opción, no deberías ser una persona amable si quieres hacer algo. Eso no quiere decir que tengas que ser malaje o matar a gente. Pero tienes que ser más duro que todos. Y es lo sigo aplicando yo. Menos que ella pero sí.

Otro tabú: una fantasía con el rey… en su libro El día del rey.

La de besar la mano del rey. Es una historia de como Hassan II destruye el amor de dos adolescentes en Marruecos, dos chicos, Omar y Khalid. Al chico rico, Khalid, lo invitan al palacio del rey, pero no se lo cuenta a su amigo pobre, Omar. Y cuando Omar se entera se da cuenta de que incluso en el amor está el poder. E incluso si es un amor sincero, el poder, el rey, la gente rica viene a destruirlo. Porque le dicen al chico rico que trate al otro como los ricos tratan a los pobres en Marruecos.

Imaginamos que esta historia no es tan autobiográfica como otros libros suyos…

Cuando era joven tenía ese sueño, el de besar la mano del rey. No era algo político, solo tenía 12 o 14 años. Quería escribir sobre la colonización de la mente de los sujetos por el rey: por la noche sueñan con besarle la mano para darle más poder. Y mientras lo hacen, él los mata. Le besas la mano y destruyo el amor que tienes. Pero en el libro hay un transgresión. Porque en medio del libro, Omar se lleva a Khalid al bosque. Y en el bosque, el poder del rey desaparece. Empieza otra manera de vivir.

El contraste entre ricos y pobres ¿es algo recurrente en la literatura árabe?

Vamos a ser francos: el mundo de cultura en Marruecos, en París, Londres y Nueva York es muy bourgeois. Hay muy poca gente como yo que se pueda meter dentro de un salto y ocupar su sitio. Muy pocos. Incluso en París tuve que luchar como si fuese una guerra. Hay poco espacio para describir la vida de gente pobre. Porque incluso la idea de literatura y libros es algo bourgeois en la mentalidad de muchos: creen que es algo para gente sin problema de tiempo y dinero que puede releer diez veces a Marcel Proust y Shakespeare. Esa idea de que la Literatura no tiene nada que ver con la realidad es equivocada, porque la Literatura tiene el deber de hablar de la realidad. Si no, es como los que hoy día va a la ópera: ven la Traviata. Pero…

Se muestran.

Sí: solo están contentos de ir a la ópera con otros ricos, con prostitutas… Hay poco espacio en la literatura para pobres. Pero afortunadamente vengo de Marruecos, donde Mohamed Chukri nos dio una gran obra sobre la vida de los pobres: 'El pan desnudo'. Nos abrió una inmensa puerta, también para mí. No tenía en la mente que yo tenía que ser como él. Pero lo que hago viene de lo que hizo él en Marruecos.

Muchos autores europeos escriben sobre Marruecos ubicando allí una historia gay. Es un tema central.

Eso se llama colonialismo sexual. Continúa hasta hoy. A mí me encanta Paul Bowles, no tengo problemas con sus libros. Pero como decimos en francés, vamos a llamar gato al gato. Vamos a afrontar los hechos. Toda esa gente, Paul Bowles y sus amigos, Tennessee Williams, vinieron a Marruecos ¿para que? Por hachís, drogas y chicos baratos. Chicos marroquíes con los que tener sexo. Y luego decían: Oh, qué lugar más fascinante, qué pueblo más auténtico. Querían decir: qué salvajes aún y qué asequibles para nosotros. Tenemos una sociedad barata y podemos comportarnos como si fueras salvajes como ellos. Y lamentablemente hay un culto con estos escritores en Europa; muchos europeos intelectuales van a Tánger como si fuese un peregrinaje a La Meca para ver cómo son esos salvajes, tan sexualmente atractivos… Eso es colonialismo.

¿Incluso Jean Genet?

Incluso Jean Genet. De cierta manera. Para mí, Jean Genet es Dios. Es Alá, incluso. Lo adoro. Si estuviera vivo, le besaría los pies y los zapatos, porque es un escritor tan increíble. Pero incluso él. Mientras intentaba hacer el bien, de cierta manera también él tenía esa fantasía sexual con los árabes. Pero lo amo y lo adoro, es un genio.

Usted creció fuera de este contexto ¿no?

Nunca me topé con turistas cuando era un chico. La primera vez que me encontré con uno, yo tenía 22 años y gracias a mi madre sabía cómo invadirlo, no darle el poder. Y creo que el deber de alguien como yo es hablar de Marruecos y del mundo árabe, señalar ese colonialismo continuo, hablar desde dentro, no meter narrativas occidentales para demostrar que esa gente es digna de figurar en la Literatura. Porque Occidente todavía no quiere reconocer lo que hizo allí. Y de alguien como yo esperan que diga que soy libre porque le he dado la espalda a Marruecos y a mi pueblo. Si eso es la señal de libertad, no la quiero. No es decir que la gente no es libre, sino basura.

Juan Goytisolo ¿era diferente?

Era muy diferente. Era muy ineligente y aprendía. Era uno de los muy pocos intelectuales europeos realmente cultivados en la historia árabe y musulmana, y hasta el fin de su vida defendía la herencia árabe, no para decir que todo está bien; claro que hay problemas en el mundo musulman hoy, pero no debemos ignorar su historia, su literatura, su sensibilidad. Creo que es el único. ¿Hay otro?

¿Es una excepción?

Es una excepción. Tuve la suerte de encontrarlo dos veces. Era un hombre delicioso, silencioso, muy humano. Una vez fuimos a un café en Marrakech y hablamos de nuestro amor a los bigotes, a los hombres con bigote [ríe]. Así que le hablé de mi hermano mayor. Y creo que me entendió. Teníamos la misma… no fantasía, pero… era algo que nos acercó mucho por un momento.

¿Cómo es la vida normal en París de Abdellah Taïa?

Cuando estoy en Marruecos solo necesito seis horas de sueño, en París necesito nueve. Debe de ser que mi cuerpo no está del todo acostumbrado al clima, en todos sus sentidos. Tengo ansiedad, hay que reconocerlo. Porque las elites no quieren afrontar la realidad. Vemos llegar el peligro, la extrema derecha, la gente invisible que se levanta para decir: no nos habéis visto. Pero el poder y las elites no escuchan. Piensan que solo han hecho cosas buenas. No se cuestionan. Incluso en América, tras elegir a Donald Trump, ¿qué hacen los demócratas? No se cuestionan. Solo atacan a Donald Trump. Ahora tengo ansiedad. Creo que se acerca algo malo.

¿Usted ha tenido problemas de discriminación en Francia?

Yo tengo pinta de árabe, así que al ir por la calle ya te miran… y esas cosas han ido en incremento, lamentablemente. Pero el hecho de que vivo en París desde 1999, que son veinte años, me da cierta legitimidad con las calles, con las paredes, eso no me lo pueden quitar. Tengo legitimidad en París. Pero tengo ansiedad, es una simple constatación.

¿Cómo marca el aumento del islamismo el debate público en Marruecos sobre sexualidad y libertades?

Hay muchas maneras de ser musulmán. Yo soy gay y me siento totalmente musulmán. Me siento vinculado a ese legado, a mi madre, al Corán, a la llamada a la oración del muecín, a Andalucía, a Abu Nuwas, a tantas cosas. Pero esa es mi manera. El problema es que en Francia intentan categorizar a los musulmanes como grupo homogéneo para decir que el islam es malo. Mira cómo tratan a su propio colectivo en los suburbios, mira cómo tratan a los homosexuales. Pero ese no es el problema. El problema es que a esos inmigrantes se les metió en un gueto en Francia, los metió el poder, eran invisibles para el poder, se los olvidó, no se les dieron derechos, y de repente el poder vuelve hacia ellos y dice: mira qué salvajes son. Por eso no puedo responder a la pregunta sin subrayar ese hecho, que es muy importante. Puede ser que haya realmente gente muy homófoba en los suburbios. Pero no quiero que algunas personas en Francia me utilicen a mí como arma para atacar a otras personas en Francia que sufrieron rechazo durante muchos años.

Leila Slimani, Alice Zeniter, Malika Mokeddem… ¿usted se siente parte de una generación de escritores magrebíes en Francia?

Noooo. Yo soy un solitario, un guerrero solitario. Mi madre me metió en la cabeza que tengo que desconfiar. Tengo obsesión la gente que me quiere ayudar. Incluso con los más cercanos. Intento no dar todo. Tal vez porque siempre me sentía así cuando era adolescente, porque era gay y tenía la sensación de que la gente sabía que era gay y me escupirían, me mirarían mal y que eso me mataría por dentro. Eso pasó muchas veces. Para salvarme de eso, de adolescente, desarrollé un carácter, una forma de hablar, de seducir, de mostrar que soy buena gente; si ese personaje es real o no, no lo sé. Pero ese proceso de tener cuidado sigue ahí: no me abro del todo a la gente.

Usted cumple una aparente ley: si un marroquí, argelino o tunecino quiere tener éxito como escritor tiene que ir a París.

Mi sueño no era ser escritor sino director de cine. Mi hermano mayor tenía revistas de cine francesas en su habitación y yo las leía. Luego descubrí que en París hay una escuela de cine llamada La Femis y supe que tenía que ir allí para convertirme en director. Pero nunca tuve esa fantasía literaria de París, lugar de libertad para escritores. Vamos a ser realistas: no hay libertad profunda en ninguna parte: en todas partes hay reglas, tribus, grupos y gente que mira a otros desde arriba, y muchos escritores egoístas que se tienen por estrellas y miran mal los que creen que no tenemos éxito.

¿También en París?

Especialmente en París. Esa ilusión literaria de París nunca la tuve. Afortunadamente, porque si la hubiera tenido, me habría frenado. La mitología de París te aplasta. Pero el cine es muy de pueblo. Sentía que tenía legitmidad de ir a París a estudiar para ser director de cine. Es una locura, si lo piensas: un chico pobre como yo. Pero seguí soñando. Y es lo que me convirtió en escritor. Muy dentro sigo sin ser escritor: sigue persiguiendo el sueño de ser director de cine.

Fuente: https://msur.es/2020/03/11/abdellah-taia2019/

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 25 Jul 2020, 06:34

El tema de la película es, basicamente, cómo se puede ejercer la represión prácticamente sin violencia (Antonio Drove).

Hasta el 31 de julio, Filmoteca Española comparte en abierto La caza de brujas (1967), memorable cortometraje de Antonio Drove dificilísimo de ver, ni por mediación de la mula (1). Al secuestro administrativo fascista que Drove consiguió vencer en 1980, hay que unir el comercial-industrial. Comparto la presentación que Drove hace de la película en el libro de Ferrán Alberich Antonio Drove : la razón del sueño, editado en 2002 por el festival de cine de Alcalá de Henares -y que también se puede encontrar en la excelente 'hoja de sala' editada por Filmoteca para la ocasión: https://www.culturaydeporte.gob.es/dam/ ... -drove.pdf
Imagen

La película ‘La caza de brujas’ fue realizada en la Escuela Oficial de Cinematografía (E.O.C.), como práctica de carrera, durante el curso 1966-1967. Fue aprobada normalmente y se hicieron algunas proyecciones privadas dentro del recinto académico para alumnos de la E.O.C., críticos y profesionales del cine.

Después, a raíz del cambio de dirección en la E.O.C., la película fue prohibida y secuestrada ilegalmente, es decir, incumpliendo el reglamento académico. Ni yo mismo, como director de la película, pude verla ni mostrársela a nadie. ‘La caza de brujas’ pudo verse por primera vez en el Festival de Figueira da Foz (Portugal), en septiembre de 1980. La presente copia, después de haber sido reconstruido el negativo en el año 1977, corresponde a la versión original íntegra reconocida por mí y tal como la hice hace ya catorce años.

Peor suerte ha corrido ‘Historia del suicida y la monjita’, realizada en 1966 y proyectada públicamente en el Festival Internacional de Escuelas de Cine de Sitges 67- La única copia existente desapareció durante una estancia mía no voluntaria en la D.G.S. (Dirección General de Seguridad). El negativo de este documento académico fue destruido por la dirección de la E.O.C.

En ‘La caza de brujas’ se presenta un colegio religioso nacional-católico, cuya misión es formar militantes y futuros dirigentes de la sociedad. Su “estilo de vida” queda explicado por el Padre Espiritual: “Dios, al crearnos, no nos dotó a todos por igual; dio a unos más y a otros menos en una diversidad admirable”. Los alumnos son los privilegiados, los elegidos por Dios para Su Gloria y para perpetuar esa “diversidad admirable” que niega la lucha de clases. Un oscuro incidente se produce en los lavabos. Los protagonistas son niños de trece años y la ideología del colegio mantiene que “castidad viene de casta y no podemos permitir que el pecado eche sus amargas raíces entre nosotros”. La persecución comienza. ‘La caza de brujas’ es la historia de unos interrogatorios, de unas delaciones, de unas traiciones, hasta que se restablece la Moral de los opresores. Intenté mostrar cómo la represión puede ejercerse casi sin violencia. Los perseguidores, los verdugos, no necesitaban ser unos monstruos, ni siquiera malas personas. Simplemente sucedía un hecho trágico, sin salida: los perseguidos se defendían, pero la represión estaba interiorizada. Los perseguidos comulgaban con la Moral de los perseguidores, aceptaban como bueno el Código de sus enemigos y, sintiéndose culpables, su lucha sólo podía terminar en la autodestrucción.

Reaccione en esta película contra el tipo de ficciones de izquierda que se hacían en aquella época, contra lo que yo llamaba naturalismo degradado y autocomplaciente, muchas veces aderezado con salsas herméticas y simbólicas que permitían mostrar en los Festivales extranjeros la magnanimidad de la Censura franquista y, al mismo tiempo, dificultaban el acceso y la comprensión a nuestros espectadores populares: los malos eran muy malos (¡el ex – alférez provisional del bigotito!), tan malos que no se podía luchar contra ellos, que eran irresistibles, y, al mismo tiempo, los buenos, el buen chico de izquierdas, era tan bueno, ¡era tan víctima…! (Brecht dijo: "No se es bueno por ser víctima. Se es víctima por ser débil").

Yo intenté hacer en ‘La caza de brujas’ una crítica de la ficción de izquierdas, desde la izquierda. Años más tarde encontré una frase de Brecht que me gustaría poner ahora en la película, aunque sea catorce años después: “Más importante que señalar lo injusto que es cometer injusticias, es señalar lo injusto que es soportar injusticias”.
--

(1) Durante un tiempo, la única fuente estaba en en el archivo web de RTVE, que comparte el programa de 09 de abril de 1984 de "La noche del cine español", dedicado a 'La educación en la España franquista' y que emitió 'La caza de brujas' por primera vez para una audiencia amplia: http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-n ... a/3277133/

Aunque el fragmento de 'La caza de brujas' disponible confirma que es una película buenísima, no está entera: al parecer RTVE subre los archivos con una duración limitada a noventa minutos -quizás porque los conserva en cintas magnéticas de esa duración- y, en consecuencia, el programa se corta cuando ya han pasado esos noventa minutos, caiga donde caiga el corte. Y esta vez el archivo termina antes de que se vea completa 'La caza de brujas', que venía al final del programa.

¿Nostalgia? Esta película se pudo ver en 1984 en TVE, lunes noche, en horario de máxima audiencia. Sin duda, tendría bastante calidad como para llamar la atención de crios adolescentes que en el patio del colegio nos pusimos a hablar de que la habíamos visto y a comentar sus situaciones -y a imitar al temible altavoz con el que "el padre prefecto" convoca a los personajes.

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 02 Ago 2020, 16:23

El escritor de un país sin librerías (Marc Serena, 2019).
Imagen

Juan Tomás Ávila Laurel nació en 1966 y es annabonés. Tiene una producción literaria y ensayística impresionante. Sobre ella creo que sí vale la pena destacar una anécdota que en realidad nos habla de la totalidad: Los últimos libros de Juan Tomás Ávila Laurel no salen en castellano, se publican directamente en inglés y se traducen al finlandés, al francés... pero en español no existen. Yo creo que eso es el mejor reflejo del posicionamiento generalizado en España respecto a lo que fueron sus colonias, como Guinea Ecuatorial.

**
Siempre he tenido ganas de llorar cuando he hablado de Guinea de manera profunda (Juan Tomás Ávila Laurel).


Guinea Ecuatorial se independizó de España hace 50 años y ahora se ha convertido en uno de los países más aislados de África. Nos adentramos en él en compañía del escritor más traducido del país, Juan Tomás Ávila Laurel, que en 2011 tuvo que refugiarse en España por denunciar la dictadura de Teodoro Obiang, la más longeva del mundo. A través de sus libros descubrimos un rincón de África que vive aún bajo el impacto de dos siglos de dominación colonial.
Resulta difícil no extenderse sobre la oportunidad social y política de una película como El escritor de un país sin librerías, sobre la trascendencia de lo que ha hecho el equipo de esta película: haber abierto una de esas carpetas que son no ya materia reservada sino materia prohibida, la de la situación de Guinea Ecuatorial y la de la posición de Spain respecto a aquel territorio que colonizó, esquilmó y marcó con su secular habilidad para la chapuza cruel. Dando voz y espacio al escritor annabonés disidente Juan Tomás Ávila Laurel -una persona a la que es imposible no querer leer después de ver la película-, 'El escritor de un país sin librerías' es elocuente testimonio y lamento por el latrocinio en el que está sometido el país con el silencio complice de la jauria internacional.

Aún así, como la película de Marc Serena ya detalla muy bien esos aspectos, me corresponde aquí más bien hacer el elogio de otro aspecto -aspecto en realidad inseparable de los anteriores, pero que resulta convencional distinguir-: me refiero a su condición de rara avis en el panorama cinematográfico made in Spain, condición que gana por su exigencia visual y estilística. Pues es raro que en Spain se haga un cine, y más un documental, que sea algo más que fotografía de gente que habla, o fotografía con postales baratas. La película de Serena y Ávila Laurel se separá de esta aburrida tendencia y cultiva lo que el lenguaje específico del cine puede ofrecer al servicio de su tema. Y no sólo incluyendo excelentes animaciones de Taller Estampa, que dan perspectiva a lo testimoniado; no sólo cuidando los detalles de acompañamiento musical, para que sea pertinente y haga más coral la película. Habría que hablar de la forma en que se sabe aprovechar lo que sale al paso -como las plantas que ve desde la ventanilla Juan Tomás en las últimas secuencias- para crear una dimensión lírica que atraviese verticalmente las imágenes; pero esto nos conduce a otra dominante de la película que ya se pudo conocer en la otra película del director, Tchindas, y es su conciencia de que si el objetivo de la cámara capta luz es para algo; resulta difícil no congratularse del respeto con que Marc Serena escucha los colores, luces y sombras que le salen al paso en el momento de filmar, y que hacen inevitable no recordar a talentos como el de Néstor Almendros.

Se lee que para mí ha sido provechoso ver esta película en Filmin; aún así, es inevitable la nostalgía de lo no sucedido, de no haberla visto en una de las sedes del Festival de Cine Africano-FCAT -la Iglesia de Santa María, la única iglesia que hecho de menos en este mundo- y de haber podido disfrutar en ese ambiente tan querible del fórum posterior.


Año 1-7-6-8- España llega a Guinea -fueron secuestrando a gente es lo que es cada aldea - hombres asesinados - mujeres violadas - centenar de niños huérfanos que no se hacían la idea-

Se instalaron - y sus leyes implantaron - a aquellos que sacaron pecho - sin más los mataron - cualquier tipo de resistencia era sentenciar tu muerte

... Hoy - Me pregunto - que será de nuestra gente - presidente - cuando el petróleo se agote - ya nadie trabaja - el oficio es robar...

(Jamin y Negro Bey rapeando en El escritor de un país sin librerías).

adonis
Mensajes: 828
Registrado: 01 Mar 2018, 14:34

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por adonis » 03 Ago 2020, 12:41

No la he visto, pero me ha parecido relevante el ponerlo aqui:

https://www.elsaltodiario.com/series/se ... n-criticas
‘El colapso’, y sus críticos

El colapso (Les Parasites, 2019) comenzó a emitirse en Francia a finales del año pasado en Canal+, pero Filmin, con buen olfato, la ha relanzado recientemente aprovechando la pandemia de covid-19, las medidas contra la cual han estrangulado las cadenas de suministro globales, provocando cuellos de botella en la producción y el desabastecimiento temporal de algunos productos, limitado la movilidad y ocasionado pérdidas económicas de dos dígitos en el PIB de la mayoría de economías industriales.

Con ocho capítulos de una duración de alrededor de veinte minutos, El colapso no tiene una exactamente trama (aunque algunos de los personajes de un episodio reaparecen en otro), sino que cada capítulo presenta una escena de una Francia que ha entrado en un colapso civilizatorio por un evento que nunca se muestra ni se describe con claridad, pero que está relacionado con la crisis medioambiental y el agotamiento de los recursos.

Salvo el último episodio, ambientado cinco días antes del colapso del título, cada capítulo se centra en un escenario (un supermercado, una gasolinera, una central nuclear) en un desarrollo progresivo (el título de cada capítulo viene acompañado de un marcador que señala los días transcurridos desde el hecho que desencadena los acontecimientos), filmado, en un tour de force, en un solo y angustioso plano secuencia.

Por su planteamiento y realización, El colapso ha recibido críticas positivas en Francia. La recepción en España ha sido, en cambio, dispar: la prensa se ha hecho eco de ella con su característica fascinación superficial, mientras que, desde las redes sociales, muchos comentaristas, aun sin haber visto la serie completa, la han acusado de reflejar una concepción del mundo hobbesiana (“el hombre es un lobo para el hombre”) e incluso “fascista” o “lepenista”. Una acusación, esta, cuando menos extraña teniendo en cuenta que dos de los dos personajes retratados más negativamente por su hipocresía y falta de escrúpulos son el matrimonio formado por Laurent Desmarest (Thimbault de Montalembert) y Sofia Desmarest (Lubna Azabal), esta última ministra de Medio Ambiente. Como siempre, es difícil valorar si este tipo de críticas no surgen más que como reacción a la amplia cobertura en los medios, pero revelan en cualquier caso más de los propios críticos que de la obra criticada.

La condena al supuesto pesimismo antropológico de la serie, y a su todavía más supuesto “fascismo”, es quizá lo que más llama la atención, puesto que otra producción reciente, el documental Planet of the Humans (Jeff Gibs, 2019), ha sido objeto de acusaciones similares y ha llegado a ser tachado de “supremacista” por indicar que el crecimiento de la población mundial podría llegar a suponer un problema para la sostenibilidad ecológica. Tales críticas no son nuevas, pero reflejan un retroceso de posiblemente más de tres décadas en el campo teórico de la izquierda y el movimiento ecologista, ya que si el El colapso o Planet of the Humans son “fascistas”, habrá que colegir que también lo son otros ecologistas críticos como Wolfgang Harich o Elmar Altvater, quienes advertían de cosas muy parecidas a las que aparecen en la serie o el documental. En este sentido, entre las críticas positivas en España, no ha pasado desapercibida la mención en el último capítulo a Los límites del crecimiento, el informe del Club de 1972 que motivó un profundo debate del que todavía nos llegan ecos.

El colapso presenta un mundo en el que sus protagonistas —la mayoría, al menos— se mueven por criterios egoístas, aseguran sus críticos. ¿Pero qué otro tipo de mundo podrían presentarnos después de tres décadas de hegemonía del pensamiento neoliberal y la palpable fragmentación y limitada influencia social de los movimientos que se oponen a él? ¿Existe ahora, en Europa, una organización política o sindical estructurada capaz de hacer frente a este estado de cosas o que cuente como mínimo con un número suficiente de militantes y simpatizantes lo necesariamente preparados y motivados? ¿Por qué una fatalidad histórica habría de hacer florecer de manera natural el altruismo de nuestros congéneres, más aún en un escenario de escasez de recursos y alternativas políticas?

No solo lo han dejado entrever algunas de las imágenes de algunos países que hemos visto estos últimos meses en los medios relacionadas con la pandemia, ya sea en las compras compulsivas y a la carrera en supermercados o en forma de declaraciones que traslucen una evidente irresponsabilidad colectiva, sino que también mucho antes, como apuntó en su día Elmar Altvater en El fin del capitalismo tal y como lo conocemos (El Viejo Topo, 2012), fuimos testimonios de cómo “el caos anárquico cuando la sociedad es sacudida mediante un shock externo y la escasez de petróleo es algo que los ciudadanos estadounidenses afectados por los huracanes Katrina y Rita hubieron de experimentar en septiembre de 2005”. “Los millones de telespectadores pudieron hacerse una idea de lo que ocurre cuando se disuelve la congruencia de capitalismo, fosilismo y modo de vida occidental porque el suministro de petróleo queda interrumpido”, escribía allí Altvater.

De la necesidad de recurrir a medidas extraordinarias surge uno de los rasgos más controvertidos e incómodos de la obra del otro autor mencionado, Wolfgang Harich: su defensa del autoritarismo. Para el autor de ¿Comunismo sin crecimiento?, el estado de cosas forzaría en algún momento a las sociedades a “distinguir selectivamente entre las necesidades que hay que mantener, que cultivar como herencia cultural, o hasta que habrá que despertar o intensificar”, pero también “otras necesidades de las que habrá que desacostumbrar a los hombres, a ser posible mediante reeducación y persuasión ilustradora, pero también, en caso necesario, mediante medidas represivas rigurosas”.

En una entrevista posterior publicada en 1979 en el semanario Der Spiegel y recientemente traducida por Contra el diluvio, Harich seguía “manteniendo que hay parámetros de alcance global que solo pueden resolverse con un poder centralizado” y que este “debe contar con plenos poderes dictatoriales”, pero matizaba que este poder centralizado debería recaer en una “ONU transformada por una revolución mundial y unificada”. “No soy un sádico”, aclaraba el filósofo, “no me gustan las dictaduras duras, no me despiertan ninguna simpatía”. “Únicamente anticipo que si todo sigue como hasta ahora —continuaba—, entonces revertir las consecuencias solo será posible con una tiranía terrible temible” y “la única alternativa será entonces la autodestrucción en libertad, democracia y economía de mercado o un golpe de timón con medidas muy duras”.

UTOPÍA VS DISTOPÍA
De El colapso también se ha criticado su carácter desesperanzador, falto de alternativas. Ahora bien, ¿por qué razón deberían sus autores presentarlas? El giro final de otra serie reciente y también muy celebrada en España, Years and Years (Russell T. Davies, 2019), se antojaba por ese mismo motivo como inverosímil y precipitado, y menos aún planteó nadie algo así tras el estreno de El tiempo del lobo (Michael Haneke, 2003), por citar una película con la que El colapso comparte el mismo tema y aproximación.

Los críticos se amparan en la máxima de Fredric Jameson de que “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Amparados en eso y en verdad nada más: así se anulan las obvias diferencias entre un cine de ciencia ficción y catástrofes comercial —con sus espectaculares y catárticas escenas de destrucción urbana, énfasis en las fuerzas militares para restaurar el orden, etcétera— y una producción que tiene otros objetivos. Quizá las “islas autosuficientes” que aparecen en El colapso no sean por ahora más que una excentricidad para millonarios, pero el conocido caso de Brasil nos muestra cómo la burguesía puede recluirse en verdaderas “islas demográficas”, gated communities protegidas por murallas de seguridad, cámaras de videovigilancia y guardias privados armados, con un generoso acceso a productos suntuarios, todo ello mientras al otro lado del muro los más pobres tratan de sobrevivir en la economía informal en unas calles plagadas de violencia de las que las fuerzas y cuerpos de seguridad se han retirado.

Los críticos de El colapso parecen así pedir a los creadores de la serie que echen mano de recursos narrativos hace tiempo desechados. En una citada carta a la escritora Margaret Harkness fechada en abril de 1888, Friedrich Engels celebraba que Harkness no hubiera escrito una ‘novela de tesis’ (Tendenzroman) y defendía que “cuanto más permanezcan escondidas las opiniones del autor, mejor para la obra”.

“El realismo al que aludo puede destacarse aun a pesar de las opiniones del autor”, explicaba Engels a Harkness al señalar como ejemplo la obra de Balzac, a quien consideraba “un maestro del realismo mucho mayor que todos los Zolas, passés, présents et a venir”. En La comedia humana, a juicio de Engels, Balzac “proporciona una historia espléndidamente realista de la ‘sociedad’ francesa, especialmente de le monde parisien, describiendo, en forma de crónica, prácticamente año por año desde 1816 a 1848, cómo la burguesía ascendiente se abría poco a poco paso en la sociedad aristocrática”.

Aunque “Balzac era políticamente legitimista, su mejor obra es una elegía constante a la inevitable decadencia de la buena sociedad, sus simpatías están plenamente con la clase condenada a la extinción”, y “estaba obligado a ir contra sus propias simpatías de clase y prejuicios políticos, viendo la necesidad de la caída de sus nobles favoritos, y los describió como personas que no merecían un destino mejor”.

¿Hubiera sido mejor o más interesante El colapso de habernos mostrado, pongamos por caso, cómo la aldea del cuarto episodio consigue convertirse en una comuna y puede funcionar con una relativa normalidad bajo un sistema asambleario? Sin necesidad de ir más lejos del libro de Altvater ya nombrado, el economista alemán criticaba allí, de la mano de Ernst Bloch, las “utopías abstractas” de quienes “se limitan a confrontar la realidad con una imagen de lo bello y lo mejor sin mostrar cómo puede desarrollarse en concreto la utopía de las condiciones sociales existentes y qué sujetos y qué prácticas se ocupan de su desarrollo”.

No por repetido deja de ser cierto: los proyectos de justicia social surgen de las prácticas de resistencia, no de los diseños en mesas de escritorio. El colapso nos permite asomarnos al abismo, nada más. No es poco. Es nuestra tarea evitar caer en él.

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 05 Ago 2020, 13:34

- ¿Es verdad que hubo un tiempo en que los bomberos apagaban los incendios de las casas en vez de quemar libros?

- ¡Qué disparate! Las casas siempre han sido incombustibles.


Imagen
François Truffaut siempre fue una especie de Curro Romero de los cineastas, con un talento muy notable y personal pero a veces también con limitaciones que no se justificaban ni por la búsqueda de la aceptación comercial de las películas.

Su película Fahrenheit 451 (1967) tiene las dos cosas, lo mejor y lo peor. Entre lo peor están algunas de las cosas que menos me gustan en el cine de Truffaut y en el cine en general:

- Ser una película de un director no anglosajón hecha en inglés y producida en un país anglosajón para así ser “internacional”.
- Imitar cosas de películas clásicas en plan “homenaje” (?) aunque ese elemento imitado no se adecue a la película real –aquí, parte de la banda sonora de Bernard Herrmann, metida con calzador-.
- (Esta es opinable): Una crítica del consumismo y la vida familiar que encubre cierta misoginia.
- Lo que más me disgusta en esta película: un suicidio embellecido, limpio,…

Pero en conjunto, es una película muy notable. A Truffaut le gustaba tanto exhibir su amor a los libros como su cinefilia, y aquí clava por qué el amor a los libros puede ser más que una cadaunada o un gusto de esos para que los que se han hecho los colores.

Imagen

La premisa de Fahrenheit 451 es conocida y sobre el papel poco convincente: En una sociedad futura en la que a la gente se le mantiene embobada, se persigue la letra impresa porque fomenta la libertad individual y como alternativa se promueven la televisión y los tebeos. Vale, hoy y en la época de la película es más fácil controlar un discurso de difusión centralizada, como una emisión de televisión, que un impreso; pero no veo yo tantas garantías a la letra impresa, ni que la televisión o los tebeos no puedan abrir sus brechas… Sobre el papel, parece más una idea destinada a alimentar el mito de los escritores como salvadores de la humanidad, que una diagnóstico de crítica social efectiva. No faltará algún talento que tome pie en la película para equiparar a los bomberos anti-libros con los movimientos actuales enfrentados a la cultura racista y sus vestigios -como si las estatuas que pretenden derribar no fuesen, precisamente, un homenaje a "bomberos"-.

Pero viendo la película, se desarrolla una tesis más sutil: Lo que se persigue no es tanto la letra impresa o la libertad de los escritores, como la memoria. La sociedad de Fahrenheit 451 no es tanto una dictadura como una sociedad empeñada en vivir en el presente y en logros presentes a toda costa, sin inquietud; y el problema de los libros es que evocan una época que no era así, por eso se les quiere destruir. Se trata de una sociedad empeñada en olvidar su pasado y en centrarse en las cosas de ahora, en evitar cualquier mensaje que le exija algo más. Un empeño estéril, porque todo es pasado.

Imagen

Con estos mimbres, queda una sátira de ciencia ficción vigente y compleja. En tiempos de redes sociales, resulta turbador ver cómo en 1967 se anticipó que las personas se embrutecerían con una televisión que es ‘participativa’ porque permite decir ‘me gusta’ a los personajes… Hoy en día, en que nos quieren a todas vigilando si la vecina lleva mascarilla, también resultan inquietantes esos vídeos con que el régimen de la película deleita a sus súbditos, en plan “aplicar la ley contra los sabihondos puede ser divertido”; pero no lo es menos el que la gente se obstine en no seguir llamando a las cosas por su nombre, y presuma de ello porque le permite pasar la noche de tertulia con las amistades.

Las últimas secuencias de la película, las del enclave resistente de personas que dedican su vida a saberse de memoria un libro –los ‘hombres – libro’- son de las mejores que nunca firmó Truffaut, emocionantes pero sin solemnidad. Es una ocupación que da lugar a una comunidad amable, y, ciertamente, aunque el proyecto parezca inverosímil -¿cómo se garantiza que la memoria no tergiverse el libro aprendido?-, para mí es difícil no preguntarme dónde está la alternativa preferible a dedicarse a intentar algo tan difícil y absorbente.

Imagen

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 06 Ago 2020, 18:47

Imagen

- ¡Preferiría que hubieras muerto en Nevers!

- Yo también... Pero no morí en Nevers.
Hiroshima Mon Amour (Alain Resnais, 1959) es quizás la primera gran manifestación de una de las características más destacables de su admirable director. Desde que se hizo famoso siempre ha ido de que él no es más que un realizador, que hace los guiones con que se encuentra y que no es un artista; pero ha jugado con su fama no sólo con falsísimas modestias como ésta -que a lo mejor tienen su punto de sinceridad-, sino también con el gesto de romper con las expectativas, de hacer siempre películas que se distinguen de la anterior o incluso rompen con lo que las anteriores habían hecho esperar. Con los años, de adalid del cine sesudo se depuró y pasó a convertirse en director de comedias y películas de risa; algunas sin mucha sustancia, otras con tanta, dentro de su estilo, como este clásico del cine sobre el sentido de la existencia que es Hiroshima Mon Amour.

Imagen

De director de documentales, y de uno de los documentales clásicos de denuncia de la represión fascista como Noche y niebla (1955), Resnais pasó a acercarnos a los tormentos por ausencia de tormento de una "colaboracionista", una actriz que en su adolescencia confraternizaba por las tardes con un soldado ocupante nazi en Francia. Pero no es sólo que la militancia de Resnais no le impidiese acercarnos a situaciones complejas, sino que más allá del documental -cuyas limitaciones son presentadas dentro de la acción de esta obra posterior-, el director ponía en valor otros recursos: la película se basa en un montaje totalmente atípico e innovador incluso para nuestra época, en la que pasado y presente se mezclan al compás de la reflexión moral de la protagonista. Ruptura de lo habitual -la presentación ordenada de una historia- que tiene que ver también con una ruptura de lo que presenta la mayor parte del cine comercial, una pareja que resuelve sus problemas privatizándose en el llamado 'amor'; una de las interpretaciones de Hiroshima mon amour es como demostración de que esa solución es imposible.

La película tiene unos diálogos de Marguerite Duras que plantean con gran profundidad y belleza literaria la tensión entre lo individual y lo colectivo; sospecho que hoy en día, para muchos espectadores made in Spain, esos diálogos serán menos comprensibles que unos diálogos en chino mandarín. Quizás Resnais pensó algo de esto cuando se pasó a la comedia.

Imagen

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 07 Ago 2020, 16:07

Imagen

- Esto no es una Biblia, es un diccionario.
- Pero, ¿en su país no son también lo mismo las dos cosas?... Aquí casi todos los días desaparecen palabras porque los ingenieros las prohiben. A veces, para sustituirlas, aparecen nuevas palabras que expresan nuevas ideas. En los últimos dos o tres meses, han desaparecido palabras que me gustaban.
- ¿Qué palabras? Me interesan.
- Petirrojo, lloroso, luz otoñal, también ternura... Señor Johnson, tengo miedo.
- ¿De qué tiene miedo?
- Tengo miedo porque conozco esa palabra sin haberla visto o leído jamás.
- ¿Qué palabra?
- "Conciencia".
Si el mundo de Fahrenheit 451 de Truffaut se basa a primera vista en un conflicto tópico e irreal -digamos, libertad de imprenta contra tirania-, el de Alphaville (Jean-Luc Godard, 1965) es todavía más superficial y, tal y como se presenta, sólo puede convencer a quien lo conoce de oidas o se conforma con lemas: lógica contra poesía, la primera presentada como sinónimo de tirania y la segunda de libertad. Todo ello, a primera vista, porque el tratamiento muestra que no es algo tan simple como una contraposición, por cierto, de profundas raíces reaccionarias -Heidegger y su corte-; y no sólo porque, a la hora de escribir el guión, Godard parece haberse leído unas cuantas obras de Stanislaw Lem a la hora de retratar lo que puede ser una sociedad que se deja planificar por máquinas.

Aunque Alphaville es una película de ciencia ficción, es imposible saber esto por su ambientación. Los personajes visten como en una película de cine negro, se comportan como en una película de cine negro, se mueven en edificios cochambrosos sin sombra de futurismo y van de una galaxia a otra en coche y por carretera; la computadora que gobierna esa sociedad se presenta como un trasto, aunque con sus palabras da tanto miedo como daría HAL en 2001 de Kubrick un par de años después. Esto, que pasa a nivel de ambientación y vestuario, no es nada en comparación con lo que pasa a nivel de puesta en escena y montaje, casi un manual de lo que era el estilo de Godard desde que empezó hasta que se hizo maoista en 1968: tomar las imágenes y el léxico del cine comercial, y usarlo fuera de su contexto habitual, sin darle funciones narrativas o de evocación psicológica -como haría un cubista con los colores de un paísaje, para renovar la mirada de la audiencia-.

Imagen

En Alphaville, todo esta rodado de manera que se evitan las maneras habituales de llevar al climax en una película convencional -sea el climax de una pelea, de un encuentro romántico o de una ejecución-, lo que obliga a la audiencia a enfrentar de otra manera las emociones ligadas a la situación, más reflexivamente por un lado -sin los mecanismos del cine comercial que llevan a compartirlas-, más directamente por otro -al no fingir que son naturales, se contemplan en sí mismas; como en corte de pelo, es más fácil verlo que explicarlo, como en ese fin de plano en que Anna Karina confiesa que ya no es normal-. En estas películas de Godard, como está jugado a fondo, el proceder causa extrañeza e incluso incomodidad, pero un Quentin Tarantino lo sabe utilizar de manera más hospitalaria, con eficacia sancionada por el éxito entre su público friqui. De todas maneras -y lo pude comprobar ayer viendo la película con otras cincuenta personas-, en el caso de Godard la gente se extraña y puede acabr diciendo que no ha entendido a dónde le ha querido llevar la película, pero sigue la proyección con intriga; no le ve solución al puzzle -porque no quiere tenerla- pero no deja de jugar con él mientras la caja está abierta.

El caso es que, aunque sea bastante ñoño el decir que la poesía es una alternativa al dictado de la lógica y de la eficacia, la película Alphaville acaba siendo un intento de comprobar si eso es verdad evitando todos los tópicos a la hora de decirlo. Y el paso de Godard a otro tipo de cine y a la militancia maoista quizás tiene que ver conque, a nivel social y de reacción de su público cinéfilo, el resultado del experimento fue negativo -aunque el público, complacido con el análisis formal de la película, creyese que era positivo-.

Imagen

Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 08 Ago 2020, 19:49

Un descubrimiento desde México que Naranjas de Hiroshima comparte en Facebook: Agricultores del mañana (1955).
La semana pasada compré un carrete de 400 pies de 16mm, unos 20 minutos de duración, lo compré por internet, me lo enviaron desde Puebla, venía a una vieja caja de viaje de cartón cuadrada, del tamaño exacto del carrete.

Para mi sorpresa, el contenido no era una película casera, como yo esperaba, sino un documental llamado "Agricultores del Mañana" de 1955, producido por la Dirección General de Agricultura, con textos de José Revueltas -aunque mi copia es muda- y una magnífica fotografía de Agustín Maya en un Kodachrome eterno que mantiene unos colores realmente hermosos.

Se filmó en el Ejido de Tenería, Municipio de Tenancingo, Edo. de México, hoy tristemente sumido en la violencia y la trata de personas, nada que ver con lo que era hace 65 años. Por desgracia no he podido encontrar ninguna referencia de este documental en ninguna de mis fuentes escritas o virtuales.

Aquí se puede ver el telecine del documental completo.


Avatar de Usuario
Super8
Mensajes: 2791
Registrado: 10 Sep 2014, 16:45

Re: ¿Cual es la última pelicula que habeis visto?

Mensaje por Super8 » 10 Ago 2020, 19:56

"La descolonización triunfó. ¿Dónde estamos ahora? Acabar con la colonización estuvo bien, pero ahora tenemos otra tarea: construir un mundo nuevo" (Aimé Césaire).

"En septiembre de 1956, en la Sorbona, se celebró durante tres días el primer Congreso de escritores y artistas negros. Aimé Césaire, Alioune Diop, Léopold Sédar Senghor, Richard Wright y Frantz Fanon estuvieron junto a Jean-Paul Sartre, Claude Lévi-Strauss, René Depestre, Édouard Glissant y James Baldwin. El director estadounidense Bob Swaim repasa las circunstancias de la celebración de esta conferencia y explica por qué las grandes potencias de la época hicieron todo lo posible por desbaratarla, denigrar las conclusiones y sofocar su impacto".


Cerrado