Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

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Lebion
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por Lebion » 12 Ene 2019, 10:40

Y una mierda. Son pobres que quieren vivir mejor. Que se jodan los ricos.
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Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad.

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Lebion
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por Lebion » 13 Ene 2019, 12:46

Y en españa... Los directivos subiéndose el sueldo y congelando el de los trabajadores.
https://www.lavanguardia.com/economia/2 ... lqbI_msaeE
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delirio punk
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por delirio punk » 16 Ene 2019, 20:25

Lebion escribió:
13 Ene 2019, 12:46
Y en españa... Los directivos subiéndose el sueldo y congelando el de los trabajadores.
https://www.lavanguardia.com/economia/2 ... lqbI_msaeE
pues a mi me parece bien que la gente haga frente a la opresion, pero si son la mayoria fasistas que odian los inmigrantes y no ven que son sus propios dirigentes los culpables de sus premurias pues no voy con ellos.

Si no son fachos me le uno... pero creo que asi tengan intereses compartidos no se mesclen con fachos.

geronimo355
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por geronimo355 » 27 Ene 2019, 09:06

Raoul Vaneigem se posiciona a favor de los chalecos amarillos en una entrevista reciente.

En francés : http://ascaso-durruti.info/hexagone/int ... neigem.pdf

Traducción en inglés : www.notbored.org/yellow-vests.pdf
Michel Bounan, La loca historia del mundo

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_nobody_
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por _nobody_ » 28 Ene 2019, 11:46

El 5 de febrero huelga general en Fracia convocada por la CGT (general e ilimitada, dicen por ahi)

http://www.cestlagreve.fr/greve/general ... rier-2019/
https://www.cgt.fr/documents/5-fevrier- ... -le-bitume

SUD - Solidarires se suma
https://solidaires.org/C-est-tou-te-s-e ... isation-en

CNT - SO la convoca tambien
http://www.cnt-so.org/Greve-generale-le-05-02-019-Un

la CNT-F no dice ni una palabra de los chalecos amarillos, como si ocurriera en otra galaxia. Los Comités Sindicalistas Revolucionarios (de dentro de CGT) ahora expresan su apoyo, despues de estar en contra: https://www.syndicaliste.com/mouvement-17-novembre. Los comunistas libertarios de dentro de CGT (militantes de Alternative Libertaire) llevan desde el principio haciendo lobby a favor de implicarse en los Chalecos Amarillos (http://www.communisteslibertairescgt.org/)
Última edición por _nobody_ el 28 Ene 2019, 11:54, editado 2 veces en total.
...vive como piensas o acabarás pensando lo que vives...

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_nobody_
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por _nobody_ » 28 Ene 2019, 11:47

La semana pasada hablaban de un balance asi:

🇫🇷 Balance de muertos y heridos desde el inicio de las movilizaciones de los gilets jaunes el 17 de noviembre: ⭕️12 muertos (todos gilets jaunes) ⭕️+2.000 manifestantes heridos, 82 graves ⭕️12 gilets jaunes han perdido un ojo debido a las balas de goma ⭕️335 gendarmes heridos
...vive como piensas o acabarás pensando lo que vives...

adonis
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por adonis » 05 Feb 2019, 20:58

Los ‘chalecos amarillos’ apuestan por la democracia asamblearia: https://www.elsaltodiario.com/francia/c ... samblearia
Los ‘chalecos amarillos’ apuestan por la democracia asamblearia

Los indignados franceses celebran su primera asamblea nacional en Commercy, considerada un emblema del “municipalismo libertario” por los manifestantes.

Quizá fue un hecho ignorado por la mayoría de periódicos españoles, pero los ‘chalecos amarillos’ vivieron el 26 y 27 de enero un momento fundacional en la actual fase destituyente francesa: más de 300 miembros de este movimiento de indignación participaron en la primera “asamblea de asambleas”. En la localidad de Commercy, en el nordeste de Francia, unas 75 delegaciones llegadas de toda Francia se reunieron a lo largo del fin de semana para estructurar a nivel nacional esta singular movilización. Pese a la crítica recurrente de políticos y medios mainstream, acusándoles de estar desorganizados, la realidad es que en las plazas ocupadas ha surgido otra forma de deliberar y tomar decisiones. Una apuesta, cada vez más decidida, por la democracia asamblearia.

“Queremos organizarnos a partir de unas bases democráticas desde abajo”, asegura en declaraciones a El Salto Yoan D., de 36 años, funcionario y miembro de los ‘chalecos amarillos’ de Commercy, una modesta ciudad de poco más de 5.000 habitantes. “No me esperaba que organizáramos un acto de este tipo tan rápido”, reconoce Gilles T., de 47 años. “Queremos aprender cómo organizar las asambleas, cómo moderar mejor los debates”, añade este campesino, que forma parte de una delegación de Alsacia. De París, la Bretaña, Perpiñán…, indignados de todos los rincones de Francia participaron en esta asamblea nacional. “Commercy es la capital de los chalecos amarillos”, bromeaban algunos de ellos.

De hecho, los manifestantes de esta localidad situada en la región histórica de la Lorena ya se habían constituido en asamblea antes de las primeras protestas del 17 de noviembre. “Al principio hacíamos una asamblea todos los días, pero ahora nos reunimos los lunes, miércoles, viernes y domingo, y el sábado nos manifestamos”, explica Yoan D. En torno a una hoguera en una cabaña en el centro de la ciudad que el alcalde quiere ahora destruir construyeron una pequeña comunidad. A principios de diciembre invitaron a los ‘chalecos amarillos’ del resto de Francia a estructurarse de forma asamblearia a través de un vídeo-manifiesto en las redes sociales. Desde finales de ese mes lanzaron la iniciativa de celebrar una “asamblea de asambleas”.

UN MODELO DE “MUNICIPALISMO LIBERTARIO”
“Commercy es un modelo interesante de municipalismo libertario”, defiende Virginie Malavergne, de 54 años y asistente comercial, que vino desde Perpiñán para asistir a la asamblea como “observadora”. “La actual representación es demasiado personalista”, lamenta su compañera Valérie Treffel, logopeda, refiriéndose a los impulsores del movimiento de los ‘chalecos amarillos’, como el camionero Éric Drouet o la pequeña empresaria de productos cosméticos biológicos Priscillia Ludosky. Han logrado una gran celebridad gracias a su presencia mediática y publicaciones en las redes sociales, pero al mismo tiempo han sido utilizados por los medios para atacar al movimiento a partir de desafortunadas declaraciones.

En el caso de Commercy, “se trata de una localidad obrera en la que existe una tradición de solidaridad. El funcionamiento horizontal no resulta ninguna novedad para nosotros”, presume, por su lado, Yoan D. Como buena parte de los territorios del norte de Francia, esta ciudad, situada en el departamento (provincia) de la Meuse, ha sido víctima de la desindustrialización. En sus calles, la sucesión de casas con las persianas bajadas y de carteles de “se alquila” refleja este declive. El cierre constante de las industrias textiles y siderúrgicas ha dejado como única vitrina la especialidad local en la elaboración de magdalenas.

Se trata de una asamblea experimental, no queremos convertirnos en una coordinadora nacional”, explica Yoan D
“Durante el primer fin de semana de protestas se movilizaron unas 10.000 personas en la Meuse —que tiene poco más de 180.00 habitantes —. Estuvo prácticamente toda la zona bloqueada”, afirma Yoan D. De hecho, Commercy forma parte de la famosa “diagonal vacía”, que incluye aquellos territorios franceses menos poblados desde el suroeste hasta el nordeste. En ellos, fue donde se produjo una mayor movilización de los ‘chalecos amarillos’, según el geógrafo Hervé Le Bras.

Para la “asamblea de las asambleas”, se organizaron con minuciosidad ofreciendo al resto de delegaciones alojamiento en casa de habitantes locales, distintas comidas a un precio voluntario, una guardería para niños, documentos para preparar la asamblea y su retransmisión en vídeo a través de las redes sociales. Desde primera hora de la mañana del sábado, iban llegando los participantes a la sala de fiestas a las afueras de Commercy donde se celebró el acto. La asamblea empezó al mediodía con una ronda de presentación de las delegaciones que reflejó la heterogeneidad de los ‘chalecos amarillos’.

“NO DEBEMOS REPETIR NUIT DÉBOUT”
La delegación del distrito XX de París se felicitó por la celebración la semana pasada de la primera asamblea de todos los colectivos de ‘chalecos amarillos’ de la región parisina; la de Saint-Denis, al norte de la capital francesa, habló de la cooperación con un colectivo de solidaridad con los inmigrantes; la de Dijon expuso la “dificultad de cooperar” entre los numerosos grupos locales; la representante de Ardèche, en el sur de Francia, reivindicó su tenacidad: “Nos han destruido siete veces nuestra cabaña y la volvimos a construir otras siete veces”. Incluso una delegada de la localidad de Conflans-en-Jarnisy (Lorena) destacó que “pocas veces habíamos visto tantas mujeres en un movimiento social”.

Los ‘chalecos amarillos’ se muestran escépticos ante la creación de una lista para las elecciones europeas del colectivo
Tras las presentaciones, se adentraron en el espinoso debate sobre la legitimidad de esta “asamblea de asambleas”. “Se trata de una asamblea experimental, no queremos convertirnos en una coordinadora nacional”, explica Yoan D. Críticos con partidos y sindicatos, los ‘chalecos amarillos’ desconfían de las estructuras verticales, pero tampoco desean ahogarse en las formalidades. “No debemos repetir Nuit Debout”, asegura Patrick Farbiaz, en referencia al 15M francés surgido en la primavera de 2016 y que terminó desapareciendo en una maraña de grupos de trabajo y debates interminables. “Hay que respetar la diversidad sociológica de los ‘chalecos amarillos’, recuerda este militante del distrito XX de París, sobre la presencia de numerosas personas que militan por primera vez en sus vidas.

Después de un largo debate, acordaron que la asamblea redactaría un manifiesto. Publicado tanto en texto como vídeo, en él consideran “inaceptable” que “26 multimillonarios posean tanta riqueza como la mitad de la humanidad”. Entre sus principales reivindicaciones, exigen “el aumento inmediato de los salarios, de las ayudas sociales, las pensiones y el derecho incondicional a la vivienda, la sanidad y la educación”. Defienden que “no somos ni racistas, ni sexistas ni homófobos, sino que estamos orgullosos de estar juntos con nuestras diferencias para construir una sociedad solidaria”. Además, hacen una llamada a “formar comités en los puestos de trabajo” y apoyar la jornada de huelga del 5 de febrero impulsada por la CGT y otros sindicatos contestatarios.

CONTRA EL “GRAN DEBATE” DE MACRON
“El verdadero debate nacional tiene lugar aquí”, aseguró en un momento de la asamblea la representante de Estrasburgo. Hacía referencia al ‘Gran debate nacional’ impulsado por el presidente francés, Emmanuel Macron, para calmar la indignación de los ‘chalecos amarillos’. Impulsado a mediados de enero presuntamente para reconciliar a los franceses, este se ha convertido en una operación de comunicación para maquillar la imagen pública del joven dirigente. Según reveló el diario digital Mediapart, la presidenta de la Comisión nacional del debate público (CNDP), Chantal Jouanno, encargada inicialmente de coordinar el gran debate, dimitió de estas funciones después de que la presidencia francesa se opusiera a que el ejecutivo adoptara un rol neutral en esta iniciativa y no marcara líneas rojas.

Los ‘chalecos amarillos’ reunidos en Commercy también se muestran escépticos ante la creación de una lista para las elecciones europeas del colectivo. “Que un movimiento con solo un mes y medio de existencia se presente a las europeas es ir demasiado deprisa”, afirma Berny Spicy, de 59 años, sobre la candidatura ya presentada por la mediática auxiliar de enfermería Ingrid Levavasseur y otros ‘chalecos amarillos’ moderados. Este jueves fue anunciada una segunda lista para los comicios del 26 de mayo de personas afines a este movimiento. “Macron será el gran beneficiado de ello, ya que quitará votos a las principales fuerzas de la oposición”, lamenta Spicy, delegado de un grupo alsaciano.

Con un ritmo más lento, pero un horizonte más ambicioso, la ‘asamblea de asambleas’ acordó volver a reunirse dentro de dos meses en Saint-Nazaire. En esta localidad en el noroeste de Francia, los ‘chalecos amarillos” ocuparon un local deshabitado y lo rebautizaron como la “casa del pueblo”. Un espacio en el que esperan hacer perdurar su movimiento. Y así conseguir que este no sea únicamente un grito de resistencia ante la ofensiva neoliberal.

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Contumacia
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por Contumacia » 21 Mar 2019, 14:23

A lo que parece se presenta un finde movidito
Esto no lo cuenta El País: La represión irá en aumento. Es lo único que saben hacer, atacar, mutilar, detener, matar. Para este sábado el gobierno Macron sacará a los militares para "reforzar y ayudar" a los policías. Incluso han declarado que seguramente habilitarán el estadio de fútbol, porque el sábado pasado detuvieron a más de 800 personas y no "tenían sitio en las comisarías para tanta gente" y a todo el que no "respete el perímetro" de las zonas prohibidas para manifestación, será arrestado. También están echando un producto en el agua de los camiones que contiene "marcadores codificados" (PMC) para identificar a los manifestantes. Este 'marcador' se queda en la ropa y en la piel por semanas, aunque laves tu ropa y bañes tu cuerpo.En un control, pasan una máquina detectora por el cuerpo y saben dónde has estado y qué día. Este sábado en el Acto XIX (19) pasarán cosas terribles, más aún de las que ya han ocurrido. Pero aún así, esta gente luchadora no se amilana, son admirables y valientes. Luchan por sus derechos aunque eso les cueste la salud y la libertad.
Un bond dans la répression : Macron va mobiliser l’armée contre les Gilets jaunes

« Quand on veut tuer son chien on dit qu’il a la rage. » C’est ce qu’a fait le gouvernement sans relâche depuis le 16 mars, avec les médias pour porte-voix, préparant ainsi les esprits pour un saut répressif sans précédent. Aujourd’hui, il décide d’envoyer l’armée dans les manifestations des Gilets Jaunes, pour l’acte 19.

Sobre los marcadores codificados:

Les produits marquants, nouvelle arme pour suivre les casseurs à la trace

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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por Contumacia » 22 Mar 2019, 23:33

Parece que tienen órdenes de disparar mañana :-OO
Gilets jaunes : les militaires de Sentinelle pourront "aller jusqu'à l'ouverture du feu" ce samedi

Le gouverneur militaire de Paris a précisé les consignes données aux soldats de la force Sentinelle, mobilisée ce samedi lors de l'acte XIX des Gilets jaunes.

Plusieurs milliers de soldats de l'opération Sentinelle seront mobilisés, samedi 23 mars, devant plusieurs bâtiments officiels pour l'acte XIX des Gilets jaunes. Une présence de l'armée qui divise la classe politique mais aussi les militaires. Ce vendredi sur France Info, le gouverneur militaire de Paris, le général Bruno Leray indique que "les ordres seront suffisamment clairs pour qu'ils n'aient pas d'inquiétude à avoir" et que "les consignes des soldats sont fixées de manière rigoureuse".

Si leur vie est menacée ou celle des personnes qu'ils défendent

"Si leur vie ou celle des personnes qu'ils défendent est menacée", les militaires pourront "aller jusqu'à l'ouverture du feu"https://t.co/ui2m4XfEKL pic.twitter.com/dYfhLj0HBu
— franceinfo (@franceinfo) March 22, 2019

"Soumis au même cadre légal que les forces de sécurité intérieure", précise le général Bruno Leray, les militaires de la force Sentinelle "ont différents moyens d'action pour faire face" qui pourraient "aller jusqu'à l'ouverture du feu (...) si leur vie est menacée ou celle des personnes qu'ils défendent".

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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por Contumacia » 23 Mar 2019, 14:19

Macron intenta calmar los ánimos con poco éxito después de proponer ostias y tiros a mansalva

Francia abre la caza (fiscal) al rico
La revuelta de los chalecos parece obligar al Gobierno a proponer aumentos de impuestos de todo tipo. Los globos sonda abarcan desde el impuesto sobre la fortuna al de sucesiones


Se han traído a un nuevo prefecto de Burdeos que al parecer deja flipando por lo bruto que es hasta a los maderos
Lallement, le nouveau préfet qui fait flipper les flics

A Paris, après le limogeage de Michel Delpuech, jugé trop laxiste, son successeur est entré en fonction jeudi. Qualifié de «fou furieux» par certains collègues, il devrait appliquer une stratégie de fermeté lors de l’«acte XIX» des gilets jaunes.

Des cris de joie déchirent les couloirs feutrés de la préfecture de Bordeaux. Lundi, deux jours après le saccage des Champs-Elysées par les gilets jaunes, les fonctionnaires girondins sont heureux. Ils viennent de l’apprendre, leur patron depuis 2015, Didier Lallement, est nommé à la tête de la préfecture de police de Paris, en remplacement de Michel Delpuech, limogé par l’exécutif car jugé trop laxiste. Ses collaborateurs bordelais en sont convaincus: si la ville a besoin d’un homme de fer, avec lui, elle sera servie. Agé de 62 ans, l’homme traîne en effet une réputation de préfet impitoyable. Le mot pourrait être fort s’il n’avait pas été prononcé spontanément par plusieurs de nos sources ayant croisé sa route par le passé. «Il est très cassant avec les gens, très blessant. On n’avait jamais vu ça, raconte une ex-collègue. Il est froid dans son management, mais assume totalement. Avec lui, c’est la politique de la terreur. Il ne respecte que ceux qui, de temps à autre, osent lui tenir tête.» «Didier Lallement? Il est fou comme un lapin, abonde un préfet actuellement en poste. C’est la rigidité faite homme. Il peut ne jamais vous dire bonjour, ça ne le dérange pas. De ce fait, il me semble très éloigné des caractéristiques que l’on exige d’un préfet, à savoir d’être rond. Si le gouvernement l’a choisi, c’est clairement pour une reprise en main musclée de la préfecture de police.»
«La main de Clemenceau»

Avec Didier Lallement, le gouvernement poursuit deux objectifs. Un de très court terme: rétablir l’ordre dans la capitale dès ce samedi, pour l’«acte XIX» des gilets jaunes. Par la suite, il s’agira de réformer l’institution créée en 1800 par Napoléon, qualifiée «d’Etat dans l’Etat» pour ses pouvoirs et son autonomie gargantuesques. En effet, la préfecture de Paris possède sa propre police judiciaire, le prestigieux «36», son service de renseignement (DRPP), chargé au même titre que la DGSI de la lutte antiterroriste, ainsi qu’une compétence sur la lutte contre l’immigration illégale. Un train de vie jugé luxueux en ces temps de rigueur budgétaire. Jeudi, lors de l’intronisation du nouveau préfet sur l’île de la Cité, le ministre de l’Intérieur, Christophe Castaner, n’y est pas allé de main morte au moment de dresser la feuille de route du nouveau maître des lieux: «Didier Lallement, votre modèle est Georges Clemenceau. La main de Clemenceau n’a jamais tremblé quand il s’agissait de se battre pour la France, la vôtre ne devra pas trembler non plus devant les réformes que vous devrez mener.»

Pour ce qui concerne le maintien de l’ordre, la place Beauvau entend renforcer une doctrine d’ultrafermeté. Christophe Castaner, ainsi que son secrétaire d’Etat, Laurent Nuñez, n’ont en effet que très modérément goûté une note émanant du directeur de la sécurité de proximité de l’agglomération parisienne (DSPAP), Frédéric Dupuch, appelant à un usage modéré des lanceurs de balles de défense (LBD 40). Les deux ministres attendent donc de Didier Lallement qu’il applique la stratégie «de mobilité et d’interpellations», élaborée après les heurts très violents du 1er décembre. Le risque? Générer un nombre très important de blessures voire de mutilations chez les manifestants, via un recours débridé aux armes les plus controversées du maintien de l’ordre, comme les LBD 40 bien sûr, mais aussi les différents types de grenades (celles dites de désencerclement ou les GLI-F4 composées de TNT). A Bordeaux, les affrontements entre les forces de l’ordre et les gilets jaunes ont d’ailleurs été très violents ces derniers mois. Deux personnes ont eu la main arrachée et plusieurs autres ont été sérieusement blessées par des tirs de LBD 40. Le 2 mars, c’est le député LFI Loïc Prud’homme qui a dénoncé les coups de matraque dont il a été victime en quittant pacifiquement un cortège des gilets jaunes. Une pétition a été lancée pour réclamer la tête du préfet. Lundi, Prud’homme a accueilli ainsi l’arrivée de Lallement à la tête de la préfecture de police de Paris: «Une prime au violent qui a échoué en Gironde!»
«Le graal»

C’est là l’immense paradoxe de cette nomination. Bien que très expérimenté, –il a été préfet de l’Aisne, de la Saône-et-Loire et du Calvados–, Lallement n’a rien d’un spécialiste de l’ordre public. «C’est un préfet fou furieux, hoquette un ancien directeur central de la sécurité publique. Il a les dents qui rayent le parquet depuis toujours. En 2012, il voulait déjà avoir la mainmise sur la police et la gendarmerie à l’époque où il était secrétaire général du ministère de l’Intérieur [Valls, ndlr].Il a toujours voulu faire de la police opérationnelle, jusque-là il était tenu à l’écart avec une perche.» Prendre la tête de la préfecture de police de Paris, Didier Lallement y pensait donc depuis longtemps. «C’était son rêve absolu, il vient de toucher le graal», confie un proche. Didier Leschi, aujourd’hui directeur général de l’Office français de l’immigration et de l’intégration tempère le portrait apocalyptique fait de son compère issu, comme lui, du «chevènementisme»: «C’est un excellent technicien, à la grande rigueur intellectuelle. Au plan administratif, il est plutôt réformateur. Son passage à la tête de l’administration pénitentiaire [où il fut le créateur des équipes régionales d’intervention et de sécurité –unité d’élite] a été salué par les syndicats, ce qui est suffisamment rare pour être souligné.» Le sénateur PS Jean-Pierre Sueur, qui a travaillé avec Lallement il y a bientôt trente ans au secrétariat d’Etat aux collectivités locales, confirme la grande valeur de ce haut-fonctionnaire, au parcours iconoclaste: «Lallement ne vient pas du sérail, il n’a pas fait l’ENA. Il est très sérieux, rigoureux et travailleur. Mais c’est vrai que dans l’exercice de l’autorité, il est très cash.» L’ex-préfet de la Nouvelle-Aquitaine laisse par exemple un souvenir âcre aux élus locaux du bassin d’Arcachon, à qui il a contesté sans merci le plan de l’urbanisme. «C’est le seul mec qui a eu les couilles de se prendre les lobbys de l’immobilier en frontal pour les obliger à respecter l’environnement et le domaine public maritime», rapporte un journaliste. Revanchard, l’un des maires contrariés a adressé un courrier au lance-flammes à Macron, accusant ni plus ni moins le haut fonctionnaire «d’abus de pouvoir». Mais Didier Lallement ne craint rien ni personne. Le jour de son arrivée en Gironde, il avait baptisé ainsi son nouveau personnel: «Vous pensez connaître ma réputation? Elle est en deçà de la réalité.»

A ver en qué queda hoy el ActeXIX (ya son 19 semanas seguidas de protestas...), de momento el blindaje del centro de París, alucinante

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Fouquet, el restaurante de las elites, blindao

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adonis
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por adonis » 22 Abr 2019, 19:12

Analisis bastante interesante y en profundidad:

https://www.elsaltodiario.com/mapas/asa ... nt-nazaire
Inventar la democracia directa, organizarse en contrapoderes
Presentamos una relación detallada de la segunda ‘Asamblea de Asambleas’ de Saint-Nazaire, pero también un análisis del movimiento de los gilets jaunes: composición social y política, y conjunto de reivindicaciones y formas organizativas.

El martes 16 de abril, el presidente Macron habría tenido que presentar las “reformas” políticas y sociales con las que, tras la muy cuestionada consulta nacional del Grand Débat, pretende dar respuesta a un movimiento que sigue avanzando. No obstante, el incendio de Notre-Dame ha dado a Macron la excusa perfecta para retrasar unos días el anuncio de dichas medidas, en un intento de sortear el atolladero político en que se encuentra en este momento, a través de una contundente llamada a la unidad nacional y al redescubrimiento de la identidad del pueblo francés. En realidad, la reconstrucción de Notre-Dame y los homenajes televisivos a los magnates que han donado grandes sumas de dinero en un clima de conmoción han sido también objeto de un encendido debate político, en un país en el que las cuestiones sociales y democráticas planteadas por los gilets jaunes (chalecos amarillos) han dejado de poderse ignorar.

*
Desde el viernes 5 y hasta el domingo 7 de abril, a casi cinco meses del inicio de la sublevación de los gilets jaunes, más de doscientas delegaciones provenientes de toda Francia, compuestas siguiendo el principio de la paridad de género y el mandato imperativo, se reunieron en la Maison du Peuple de Saint-Nazaire para tomar parte en la segunda Asamblea de Asambleas (de ahora en adelante, AdA), tras la celebrada en Commercy los pasados 26 y 27 de enero.

ON A TOUS UN ROND-POINT EN COMMUN (TENEMOS TODOS UNA ROTONDA EN COMÚN)
La devaluación de la democracia directa reaparece persistentemente en el debate actual a través de una serie de clichés.
Por un lado, sus detractores nos dicen que la ‘democracia directa’ sería un mero suplemento de la máquina de la representación que entraría en juego como un potencial correctivo en fases de crisis. Aquí se incluyen las diversas declinaciones débiles del término ‘participación’. En el extremo opuesto se sitúan quienes utilizan el término en modo impropio o manipulador, asociándolo a la abusada y ambigua fórmula política del populismo. En este caso la ‘democracia directa’ asumiría las características del referéndum, para ser más tarde encerrada en la camisa de fuerza de la representación (más o menos) carismática por parte de un determinado líder.

Tanto en el caso de los detractores como en el de los usurpadores, la democracia directa se considera siempre la fase adolescente de un movimiento, antes de su llegada a la edad adulta, la de la “gran política”.

En el caso de los gilets jaunes, es decir, de una “revuelta histórica” en lucha contra un “poder histérico”, las cosas son bien distintas. A estas alturas resulta evidente que los gilets jaunes se niegan a transformarse en partido y, de hecho, han rechazado cualquier oferta electoral, prefiriendo la irrupción multitudinaria en los espacios urbanos, el bloqueo de la economía y la experimentación colectiva. El rechazo a la democracia representativa se realiza en nombre de la propia democracia. Entre Commercy y Saint-Nazaire, empieza ahora a delinearse una forma precisa de expresión política del movimiento, que continúa en desarrollo.

Democracia directa asume aquí un triple valor:

a) Antes que nada, se trata del nombre común alrededor del cual se han reunido un conjunto de grupos locales, asambleas ciudadanas, casas del pueblo, comités de barrio y asambleas de banlieu que constituyen el “cuerpo” de un movimiento policéntrico y muy distribuido a nivel territorial y en las redes sociales digitales. El punto de origen, junto con una petición online, es la ocupación de la “rotonda”, el primero de una serie de círculos concéntricos que configuran una organización de tipo horizontal, la cual se desarrolla siguiendo lógicas asociativas y la pragmática del encuentro.

b) En segundo lugar, “democracia directa” es un modus operandi que la AdA ha hecho proprio, autodefiniéndose, en la inauguración de los tres días de asambleas, como una “plataforma de inteligencia colectiva”, con el objetivo de favorecer que se compartan experiencias, que se cree un mutualismo de ideas y de prácticas y que se mejore la coordinación entre grupos. El método del consenso, los grupos de trabajo y la continua descomposición y recomposición de los “círculos” de debate han permitido sustituir, en el arte de la decisión colectiva, el principio de la mayoría por el de la aglomeración de las diferencias en puntos de convergencia.

c) Por último, la democracia directa es, en el contexto político actual de Francia y Europa, un terreno de lucha, podría decirse vertical, contra Macron y su mundo, contra el desastre social y ecológico del neoliberalismo en pleno Capitaloceno. Ese enfrentamiento vertical se define en términos de asimetría. Los “Actos” del sábado se mueven así al ritmo de la proliferación de instituciones autónomas del movimiento, lo que la AdA define como “contrapoderes populares y locales”.

Por tanto, no se trata simplemente de recuperar un viejo sentido perdido de democracia directa. La AdA quiere aventurarse en el sendero del descubrimiento y la invención. El llamamiento final dice: “Frente a la mascarada del Grand Débat, frente a un gobierno no representativo y al servicio de una minoría privilegiada, nosotras construimos las nuevas formas de la democracia directa”.
LA MAISON DU PEUPLE DE SAINT-NAZAIRE
La Maison du Peuple (Casa del Pueblo) de Saint-Nazaire, un edificio abandonado perteneciente al Pôle Emploi, fue ocupada el 24 de noviembre de 2018, justo una semana después del inicio de la rebelión. Algunos la definen como el “centro nervioso” de un tejido conectivo mucho más amplio que comprende tanto la ciudad de Saint-Nazaire como la banlieu que la rodea.
En los inicios del movimiento, la Maison du Peuple se convirtió rápidamente en punto de encuentro de las rotondas y párkings ocupados por los gilets jaunes de la región. Cada tarde tiene lugar una asamblea plenaria y solo el sábado se organizan conciertos, al final de cada Acto. Con el tiempo, la Maison se ha transformado en un taller de autoproducción que aloja: una serigrafía, una red de encuentro entre comedores y agricultores de la región (algunos de los cuales producen dentro de la Zone À Défendre, más conocida como ZAD) y una plataforma de comunicación digital independiente.

El llamamiento de la AdA se ha acompañado con una invitación a construir Maisons du Peuple por toda Francia: “nuestras Maisons du Peuple son lugares de vida, de solidaridad, donde el calor del colectivo nos hace dejar de sentirnos solos, donde aprendemos a escucharnos y a aceptar nuestras diferencias, y de la que no podríamos prescindir. Y no importa si estos espacios están bajo amenaza de desalojo, si éste llegara a consumarse encontraríamos otros lugares. La Maison du Peuple no es solo un edificio: se mueve al compás de nuestros propios movimientos.

En 1789 el pueblo insurrecto se reunía en los clubs y en los cafés, a principios del siglo XX, los obreros reforzaban su solidaridad en las Bourses du Travail, en 1936 y en 1968, las fábricas en huelga se convirtieron en el corazón de la lucha. Nuestras Maisons du Peuple se inscriben directamente en esa continuidad”.

Para alojar la AdA, los gilets jaunes de Saint-Nazaire realizaron inicialmente una petición al Ayuntamiento para obtener la cesión temporal de edificios públicos. Frente al rechazo del consistorio, reestructuraron por completo el espacio de la Maison du Peuple, echando abajo muros e instalando una carpa de circo en el terreno limítrofe.

La Maison du Peuple ha propuesto un método inspirado en cuatro principios:

a) Confiar en la inteligencia colectiva.
b) Recordar que ningún individuo tiene la solución perfecta, pero que en colectivo podemos encontrar una parte de la solución.
c) Aceptar que tenemos derecho a equivocarnos.
d) Saber que es necesario llegar a puntos de convergencia sin necesidad de ocultar las divergencias.

Los promotores han invitado a quince personas “facilitadoras”, cuya tarea ha sido moderar los debates y asegurar un clima “benévolo” en las asambleas plenarias. Una tarea necesaria, considerando la heterogeneidad de los puntos de vista y la diversidad de los modos de practicar la “toma de la palabra”; por no hablar de la diversidad de culturas políticas presentes. Tras una reflexión sobre la naturaleza y el funcionamiento de la próxima AdA, se ha llegado a un acuerdo general para que ésta se reúna una vez cada mes y medio, de forma que continúe y se consolide la relación de fuerzas en todo el país. La próxima AdA se celebrará antes del verano, y la siguiente, en septiembre.

GEOGRAFÍA SOCIAL DE LA ADA
Dentro de la sala donde se desarrollan las asambleas plenarias hay colgado un mapa de Francia, en el que cada comité ha colocado un símbolo distintivo. El número de delegaciones ha crecido respecto a la AdA de Commercy (de 70 a 230), así como su diversidad social y territorial. En relación a su proveniencia, cada delegación ha compartido sus modos de encuentro y organización. En las zonas rurales predominan las “rotondas”, mientras en las ciudades y las zonas periurbanas, lo hacen los comités de barrio y las asambleas de banlieu. También han participado delegaciones de zonas rurales agrícolas o turísticas (principalmente del Sureste de Francia, pero también de regiones del Centro), de zonas rurales obreras (Este y Norte), de zonas periurbanas (alrededor de grandes ciudades como París o Burdeos y de las regiones occidentales del país), de ciudades medianas como Estrasburgo, Montpellier, Grenoble o Nantes, de grandes ciudades como Burdeos, Toulouse o Lyon y también de la metrópoli parisina (región de la Île de France).

La AdA de Saint-Nazaire ha mostrado que la distribución territorial de los gilets jaunes es mucho más rica y articulada de lo que quieren hacernos creer algunas lecturas mainstream fundadas en las maniqueas dicotomías del urbano-rural, de la ciudad-campo o del centro-periferia.

Lejos de ser social o geográficamente “periféricos”, resulta ahora evidente que los gilets jaunes se sitúan en el centro de la lucha por la apropiación del excedente social (“partage des richesses”, “reparto de la riqueza”), de la lucha por la revalorización del trabajo (“nous voulons vivre des nos métiers”, “queremos vivir de nuestros oficios”), de la lucha por construir resistencias a la privatización de lo existente y por la desposesión del bien común (“Fin du monde, fin du mois, mêmes responsables, même combat!”, “¡Fin del mundo, fin de mes, mismos responsables, misma batalla!”). Se demuestra así que la lucha de los gilets jaunes es inseparable de la reescritura de las actuales geografías del poder político y económico (“Réapprenons à vivre ensemble où nous habitons”, “Reaprendamos a vivir allí donde habitamos”).

No es casualidad que el movimiento, durante los últimos meses, haya debatido cada vez más sobre la temática de la vivienda, acompañándola con la práctica de la apropiación del espacio urbano. Precisamente porque los habitantes de las grandes y medianas ciudades, junto con quienes viven en pueblos pequeños mal comunicados y sin servicios públicos, se ven cada vez más empujados a establecerse en las áreas periurbanas como consecuencia de la gentrificación y de la especulación inmobiliaria, los gilets jaunes han orientado sus acciones hacia los barrios ricos de las principales ciudades francesas, obstaculizando los circuitos del consumo y del turismo.

Ahora, junto con los Actos del sábado, empieza a prefigurarse una perspectiva constituyente definida como municipalista (o comunalista), propuesta inicialmente por los gilets jaunes de Commercy, y compartida en Saint-Nazaire por un gran número de grupos. Con esta expresión se critica la organización centralista que caracteriza al Estado francés, y se exige en primer lugar un poder de decisión sobre la gestión y la organización de los servicios públicos locales y sobre las políticas urbanas y territoriales. La propuesta de Commercy destaca, además, la necesidad de construir asambleas populares permanentes y, allí donde la relación de fuerzas lo consienta, presentar listas electorales locales e independientes vinculadas al mandato imperativo. Sobre este último aspecto, el debate está aún totalmente abierto, y en el llamamiento final se ha invitado únicamente a la creación de asambleas populares locales.
“GILETS JAUNES, QUEL EST VOTRE MÉTIER?”
Los tres días de asambleas se han desarrollado en un clima de gran entusiasmo y determinación colectiva. Y esto a pesar de que las cifras de la represión gubernamental (cuyos responsables se presentan ahora como candidatos a representar “la Europa que protege”) hayan alcanzado una dimensión inédita en el contexto de la historia francesa reciente. Pero el miedo o el victimismo no forman parte de las tonalidades emotivas de los gilets jaunes. Entre una plenaria y otra, han resonado cantos y gritos de batalla, tan alentadores como irónicos: “Gilets Jaunes, quel est le votre métier? Ahou! Ahou! Ahou!”. Este grito, que en Italia se hizo popular entre 2008 y 2010, durante la Ola [último gran movimiento estudiantil italiano, nacido bajo el cuarto gobierno de Silvio Berlusconi, N. del T.], es proferido en esta ocasión por un grupo cuya composición social es mucho más amplia e irregular: jubilados, obreros, profesores, trabajadores de plataformas digitales, parados, trabajadores del sector asociativo, funcionarios públicos, estudiantes, militantes de barrios obreros, pequeños agricultores y pequeños comerciantes.
Más que limitarnos a realizar la enésima descripción o a una clasificación de las categorías “socio-profesionales” que componen el movimiento (lo que a menudo se asocia a un abstracto “interclasismo” de los gilets jaunes), hemos preferido centrarnos en la subjetivación política, podría decirse de clase, que se ha producido en estos cinco meses de lucha. Desde ese punto de vista, se pueden extraer dos elementos claros del encuentro de Saint-Nazaire.

El primero es que los gilets jaunes entrelazan la revalorización del trabajo concreto y la revalorización de la vida en su conjunto. Así, no pierden de vista la lucha por un salario digno, pero al mismo tiempo presentan una serie de reivindicaciones que van más allá de la relación salarial: servicios públicos, pensiones, ayudas a la discapacidad, vivienda, ayudas al desempleo y a las personas sin hogar. La lucha de los gilets jaunes no se limita a denunciar el desmantelamiento del Estado social, sino que se interroga, aún solo de forma embrionaria, sobre la reinvención y la socialización de los elementos de aquél. Al mismo tiempo, el movimiento enfoca la cuestión fiscal en términos de “fin de privilegios”. “Ir a por el dinero allí donde se encuentra” significa, junto con el rechazo a los impuestos indirectos (como el llamado “impuesto sobre el carbono”), elaborar un conjunto de medidas dirigidas a buscar la igualdad fiscal siguiendo el principio de “les gros payent GROS et les petits payent PETIT” (“Que los grandes paguen MUCHO y los pequeños paguen POCO”).

También se ha debatido sobre la reintroducción del ISF (impuesto a las grandes fortunas), sobre la recuperación del fondo económico de 40.000 millones del CICE (crédito fiscal para el empleo), la tributación de las grandes empresas de Internet y de aquellas que más contaminan, la intervención contra los grandes evasores fiscales, etc. La insistencia sobre la vida y el trabajo, y la lucha por el fin de los privilegios (más que contra una genérica “casta”) dividen la abstracta homogeneidad del pueblo, demostrando que éste está compuesto por intereses fraccionados y divergentes.

El segundo elemento es que la transformación social, en el sentido de egalité, es inseparable de la transformación política. La crítica, por parte de los gilets jaunes, de la forma de gobierno de la Quinta República parte de la conciencia que el agotamiento de su constitución material es proporcional al giro autoritario de algunos de sus órganos y aparatos administrativos. En Saint-Nazaire, los gilets jaunes pretenden “funcionar”, en el plano social, como una multiplicidad de grupos que se opongan a la reorganización autoritaria de la máquina estatal (véase la ley “anti-casseurs” aprobada por el Parlamento francés). Al ponerse de manifiesto que existe una condición común de pobreza productiva, el movimiento ha empezado a dirigirse hacia una lucha por la existencia social, adquiriendo así un nuevo carácter de fuerza de choque que ataca los cimientos de la legitimidad del poder soberano.

Las reivindicaciones de los gilets jaunes se sintetizan con la siguiente fórmula: “justicia social, justicia fiscal, justicia ecológica y más democracia”. Los cuatro niveles resultan indisociables, a pesar de que los medios de comunicación sigan pidiendo continuamente al movimiento que “ponga prioridades en sus reivindicaciones”. Tal cosa no sucederá, porque no se encuentran en el marco de una negociación de tipo sectorial. El mismo Macron, por otro lado, ha hecho de la liquidación de los cuerpos intermedios una de las características de su proyecto de gobierno. Pero si los gilets jaunes no estructuran en orden jerárquico sus reivindicaciones es sobre todo porque éstas se están dirigiendo cada vez más hacia una crítica radical del sistema político y económico, haciendo de la misma “ecología” campo de una dura contienda.

LA MULTIPLICACIÓN DE LAS LUCHAS ACTUALES NOS INVITA A BUSCAR UNA UNIDAD DE ACCIÓN
Las propuestas presentadas por los comités locales han tenido como objetivo organizar el movimiento y consolidar sus estrategias, tanto a corto como a largo plazo. Durante el cierre de los tres días de asambleas, se han redactado, aprobado y publicado distintos llamamientos en formato texto y audiovisual.

En el marco de un llamamiento a movilizarse el 1 de mayo y a una “semana amarilla de acción”, así como a converger con el movimiento climático y las luchas por la vivienda, la perspectiva de un “movimiento social, ecologista y popular” parece reunir las distintas peticiones de justicia desde la perspectiva de una unidad de acción.

En el llamamiento dedicado a la “convergencia ecológica” se afirma que lo que está destruyendo la vida sobre la Tierra, incluida la vida humana, es la lógica de explotación infinita del capitalismo. La limitación de los recursos empuja al movimiento a preguntarse sobre la distribución de aquellos, así como sobre el control de la producción. La AdA afirma que el conocido como “impuesto sobre el carbono” es el ejemplo perfecto de un falso ecologismo punitivo que castiga a aquellos que no son responsables, o que lo son, como mucho, en una ínfima parte. Así, los gilets jaunes invitan a todas las personas que quieran acabar con el acaparamiento de lo viviente a actuar contra el sistema actual.

Se ha debatido sobre las elecciones europeas como una ocasión para denunciar el carácter antidemocrático de las instituciones de la UE y como un terreno de movilización a escala europea. Considerando el periodo electoral como un “Acto de reconquista democrática”, los gilets jaunes rechazan cualquier indicación sobre el voto, para generar una presencia en las calles durante todo el periodo electoral (se ha previsto una manifestación en Bruselas para finales de mayo o principios de junio).

Además, se ha dedicado un llamamiento a la anulación de las penas para los miles de personas encarceladas y condenadas en estos meses de vida del movimiento de los gilets jaunes, así como de otras luchas dedicas a la defensa del bien común, luchas de barrio, ecologistas o que intentan construir una democracia directa. Se insiste así en la construcción de una campaña en defensa de las libertades públicas y de los derechos fundamentales, configurándose una plataforma estatal para censar los casos de represión judicial, y apoyar su defensa en los tribunales.

A largo plazo, como ya se ha dicho, la perspectiva municipalista (o comunalista) fue propuesta por los gilets jaunes de Commercy. También ésta se ha presentado en forma de llamamiento compartido por la AdA: “Desde aquí invitamos a crear en cada comuna [unidad mínima territorial de tamaño muy variable en que se configura oficialmente el territorio francés, N. del T.], o donde sea posible, una o más asambleas ciudadanas y populares. Porque ese poder nos ha sido confiscado, como podemos constatar en diferentes ámbitos: ecologismo, privatizaciones, democracia, etc.”

El conjunto de propuestas, de instrumentos de trabajo y de llamamientos compartidos por la AdA deberá ser ahora debatido de nuevo por cada comité o asamblea local presente en Saint-Nazaire. La mención de la necesidad de «salir del capitalismo», incluida en el llamamiento final, ha provocado un encendido debate. Algunas personas han expresado su perplejidad, porque consideran que la salida del capitalismo no es una reivindicación que defender ante una contraparte, sino un objetivo de fondo que se conquista con la fuerza material de la lucha. Otras personas, aun declarándose explícitamente anticapitalistas, han señalado la exigencia de preservar la heterogeneidad del movimiento, expresando en su llamamiento solo las reivindicaciones más ampliamente consensuadas. Por último, otros grupos han afirmado que la salida del capitalismo es una consecuencia lógica de las reivindicaciones de los gilets jaunes. La propuesta ha sido aprobada y ahora deberá someterse a discusión en los comités locales, como todo lo demás.

Resulta también necesario subrayar que la “gruposidad” de los gilets jaunes va mucho más allá del conjunto de comités que se han reunido en Saint-Nazaire. La AdA se configura, por tanto, como una hipótesis de trabajo y como la expresión de una tendencia dentro del movimiento de los gilets jaunes, sin pretender representar toda su complejidad.

Esa complejidad se manifiesta en múltiples prácticas de lucha y formas de existencia política: en los “Actos” del sábado, en el uso político de las redes sociales, en la plataforma digital alternativa llamada Vrai Débat, en las asambleas ciudadanas, en los piquetes en peajes, en almacenes de la logística, sedes de Amazon y centros comerciales; en los encuentros públicos en la Bourse de Travail de París y en los Ayuntamientos de las pequeñas ciudades, en los puntos fijos de información en los barrios y en los mercados callejeros; y en la construcción de pequeños campamentos en rotondas y en plazas de las ciudades.

geronimo355
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por geronimo355 » 06 Feb 2020, 18:25

Último comunicado de Raoul Vaneigem, publicado hoy mismo, sobre los chalecos amarillos y la insurrección chilena :

https://lavoiedujaguar.net/Unite-et-dif ... t-du-Chili
Michel Bounan, La loca historia del mundo

geronimo355
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por geronimo355 » 10 Feb 2020, 11:50

Imagen
geronimo355 escribió:
06 Feb 2020, 18:25
Último comunicado de Raoul Vaneigem, publicado hoy mismo, sobre los chalecos amarillos y la insurrección chilena :

https://lavoiedujaguar.net/Unite-et-dif ... t-du-Chili
Unidad y diferencias en las insurrecciones de Francia y Chile

Francia ha ocupado y sigue ocupando un lugar especial en el imaginario colectivo de las revoluciones. Es el país donde por primera vez en la historia una revolución ha roto el inmovilismo y el oscurantismo que imponía el predominio de una economía basada esencialmente en la agricultura. Su victoria no significó el triunfo de la libertad, sólo marcó la victoria de una economía de libre comercio que, muy pronto, sofocó las aspiraciones a una verdadera libertad.

La verdadera libertad es la libertad vivida. Los filósofos de la Ilustración se habían dado cuenta de ello. Los Diderot, d'Holbach, Rousseau, Voltaire habían grabado esa evidencia en la memoria universal, y antes de ellos los principales pensadores del Renacimiento, Montaigne, La Boétie, Rabelais, Castellion (a quien se debe la frase «matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre»).

Aunque está presente en muchos países de Europa, la lucha por la libertad reviste en Francia una agudeza singular. Desde los siglos XI y XII las insurrecciones comunalistas se multiplican y se intensifican. Su objetivo es liberar a las ciudades de la tiranía de la clase aristocrática, cuyos ingresos provienen principalmente de los campesinos, de los siervos que trabajan sus tierras. Los nobles no tienen la intención de dejar escapar a su dominio a estos «municipios» que generan nuevas fuentes de ingresos. Artesanos, comerciantes, tejedores, pequeños productores son el fermento de un capitalismo naciente. Se enfrentan a la nobleza y al régimen feudal que obstaculizan su expansión.

Un rumor esparce su rastro de pólvora: «El aire de las ciudades nos hace libres. » Contribuirá a identificar a esta burguesía, cuyo nombre está tomado de burgo (ciudad), con un ideal de libertad, que es de hecho su ideología. Porque rápidamente resulta que esta burguesía ejerce a su vez una opresión sobre la clase de los trabajadores que explota despiadadamente, como atestigua el Lamento de las tejedoras de seda de Chrétien de Troyes (1135-1190).

Aunque la burguesía sigue creciendo en poder y oprimiendo a las clases trabajadoras, su lucha contra la arrogancia aristocrática mantiene — de buen grado o no — un espíritu de subversión y de reivindicación que perfora con temibles golpes el caparazón y las murallas del régimen de derecho divino, haciendo vacilar la ciudadela del poder aristocrático. Esto explica el carácter contradictorio de la revolución francesa de 1789: por una parte, el formidable auge de una libertad que se revela como el verdadero devenir de la humanidad; por otra parte, la terrible mistificación que consiste en reducir la libertad a la libre circulación de mercancías y personas, tratadas indistintamente como mercancías.

Después de decapitar a la monarquía de derecho divino, el libre comercio instaura una monarquía del lucro, aún más inhumana que el despotismo feudal. Girondines y jacobinos abren el camino a una forma de monarquismo desacralizado, a un bonapartismo en el que el progreso de la industrialización exige la esclavitud de la mayoría. En su línea se inscriben los dos regímenes que mejor ilustran la barbarie de nuestra historia: el nazismo, donde el hombre se convierte en puro objeto; el bolchevismo, donde, en nombre de la emancipación del hombre, el sueño comunista se convierte en pesadilla.

Entre la fascinación de estos dos extremos, el ideal político occidental perpetuó una forma edulcorada de jacobinismo que las conquistas de Napoleón habían implantado en toda Europa. Es una mezcla de burocracia tentacular y de teatro ciudadano donde progresismo y conservadurismo son objeto de una puesta en escena refinada al gusto del día. El pueblo insurgente ha de saber que si interrumpe el espectáculo entrando en él, sólo tendrá sitio como cadáver.
Ni dictadura absoluta ni expresión de la voluntad del pueblo, la rapacidad financiera ha engendrado un totalitarismo democrático.

Con la excepción de un gobierno efímero del pueblo por el pueblo, que la Comuna de París había intentado promover, el capitalismo nunca aflojó su control, sólo modernizó su dominio. Las luchas sociales han sido lo suficientemente eficaces para que los administradores de las ganancias arrojen algunas limosnas a los rebeldes pero insuficientes para que la amenaza de una erradicación total los haga temblar.
Al mismo tiempo que Robespierre hacía decapitar a Olympes de Gouges, que luchaba por los derechos de la mujer, la Revolución Francesa había promulgado en su famosa Declaración una versión formal de los Derechos humanos. El hecho de que estos derechos hayan sido y sigan siendo violados por la mayoría de los gobiernos les ha dado un espíritu de subversión que el Estado se ha apresurado en edulcorar e institucionalizar.

En la guerrilla llevada a cabo en Francia contra la ocupación nazi y sus numerosos colaboradores se constituye el Consejo de la Resistencia. Es el organismo encargado de dirigir y coordinar los diferentes movimientos insurgentes, incluidas todas las tendencias políticas. El Consejo está integrado por representantes de la prensa, los sindicatos y los partidos hostiles al gobierno de Vichy desde mediados de 1943. Su programa, adoptado en marzo de 1944, prevé un «plan de acción inmediato» (es decir, acciones de resistencia), pero incluye también una lista de reformas sociales y económicas que deben aplicarse tras la liberación del territorio.

No hay que engañarse. Estas reformas tienen por objeto evitar una conflagración revolucionaria, que es posible gracias al armamento de las facciones sediciosas. El Partido Comunista Francés se esforzó en romper las veleidades revolucionarias del pueblo armado y le entregará, para apaciguarlo, un conjunto de ventajas que se inscriben en la línea de la res publica surgida de la Primera República francesa. Esto constituyó para los franceses un «bien público» destinado a mejorar la existencia del mayor número posible de personas.
Estas medidas en materia de salud, de ayuda a la familia, de subsidios de desempleo, de protección de los trabajadores, de alimentación de calidad, de enseñanza para todas y todos, fueron adoptadas muy rápidamente por la mayoría de los países europeos. No existen ni en Chile ni en la mayor parte del mundo. Lo absurdo es que el Gobierno francés actual ve en esa ausencia, en ese vacío humanitario, un modelo a imitar, un objetivo a alcanzar, obedeciendo a las leyes mundiales del lucro.
Liquida los bienes sociales para revenderlos a los intereses privados, arruina los hospitales públicos, suprime los trenes, las escuelas, apoya la industria agroalimentaria que envenena los alimentos, desprecia a los ciudadanos imponiéndoles sus nocividades energéticas y burocráticas, incita a consumir más y más mientras aumenta el empobrecimiento. Sobre todo, aniquila las ganas y la alegría de vivir bajo el manto de una triste desesperación. El lucro marca en todas partes el ritmo macabro de una muerte rentabilizada.

Una respuesta inesperada vino espontáneamente tanto de Chile como de Francia. Es ahora un mismo pueblo que, más allá de las particularidades de la evolución histórica, se enfrenta a los mismos problemas, a las mismas cuestiones. Por lo demás, estos interrogantes que plantean la resistencia y la autoorganización insurreccionales, ¿acaso no se oyen propagarse por el mundo e interesar a los países más diversos?
En todas partes el pueblo toma conciencia de la vida que lleva en sí y de la muerte a la que lo condena el Estado, «el más frío de los monstruos fríos».

Mi percepción del movimiento de los Chalecos amarillos en Francia es una opinión personal. Es sólo un testimonio del que mi entusiasmo personal se ha apoderado. ¿Por qué? Porque no hay un día en el que, desde mi adolescencia, no haya aspirado a un cambio tan radical en el orden de las cosas. Cada una y cada uno es libre de buscar ente mis ideas para aprovechar lo que consideren pertinente y rechazar lo que no les conviene.

La aparición del movimiento informal y espontáneo de los Chalecos amarillos marcó el despertar de una conciencia a la vez social y existencial que no había salido de su letargo desde los acontecimientos de Mayo de 1968.

A pesar de haber fracasado en la ejecución del proyecto de autogestión de la vida cotidiana, la tendencia más radical del Movimiento de Ocupaciones de Mayo de 1968 podía sin embargo orgullecerse de haber contribuido a un auténtico cambio en las mentalidades y en los comportamientos. Una toma de conciencia, cuyos efectos apenas comienzan a concretarse hoy, ha marcado en la historia de la humanidad un punto de no retorno. Ha creado una situación que, a pesar de regresiones episódicas, no volverá nunca atrás; los hombres todavía no lo aceptan del todo, pero no hay una sola mujer que no esté convencida de ello.

El silencio de plomo conscientemente mantenido exige repetir incansablemente una verdad que el martillo de la mentira no rompe. La denuncia, por parte de los situacionistas, del estado de bienestar — del estado de bienestar consumista, de la felicidad vendida a temperamento — ha asestado un golpe mortal a virtudes y comportamientos impuestos desde milenios y que pasan por verdades inquebrantables : el poder jerárquico, el respeto a la autoridad, el patriarcado, el miedo y el desprecio a la mujer y a la naturaleza, la veneración al ejército, la obediencia religiosa e ideológica, la competencia, la competición, la depredación, el sacrificio, la necesidad del trabajo. Entonces surgió la idea de que la vida auténtica no podía confundirse con la supervivencia que reduce el destino de la mujer y del hombre al de una bestia de carga y una bestia de presa.

Esta radicalidad, se pensó que había desaparecido, barrida por las rivalidades internas, las luchas de poder, el sectarismo contestatario; se vio sofocada por el gobierno y por el Partido comunista, cuya última victoria fue esa, la de sofocar la rebelión. Sobre todo, la rebeldía fue devorada por la potente ola del consumismo triunfante, ese mismo consumismo que se está apagando ante la creciente pauperización.

Es necesario rendirle justicia a la colonización consumista: ha popularizado la desacralización de los valores antiguos más rápidamente que décadas de libre pensamiento. La farsa de una liberación, preconizada por el hedonismo de los supermercados, propagaba una abundancia y una diversidad de productos y de opciones que sólo tenían un inconveniente: el de pagar a la salida. De ahí nació un modelo de democracia en el que las ideologías se desvanecían en beneficio de candidatos cuya campaña promocional se llevaba a cabo con las técnicas publicitarias más eficientes. El clientelismo y el atractivo mórbido del poder terminaron por arruinar un pensamiento del que los gobiernos más recientes no temen en exhibir su aterradora decadencia.

¿En qué punto nos encontramos hoy? Francia nunca ha conocido un movimiento insurreccional tan persistente, tan innovador y tan festivo. Nunca se ha visto a tantas personas deshacerse de su individualismo, pasar por alto sus opciones religiosas, ideológicas, de carácter, rechazar a los jefes y a los dirigentes autoproclamados, rechazar el poder de los aparatos sindicales y políticos. Es un placer escuchar al Estado lamentar que los Chalecos amarillos no tengan responsables que puedan ser tomados por las orejas como conejos. El pueblo no lo ha olvidado: cada vez que una organización ha pretendido dirigir sus intereses, lo ha atrapado, lo ha engañado y lo ha aniquilado.

Las reivindicaciones corporativas han generado una ira que se ha generalizado porque, más allá de la barbarie represiva, del desprecio, de la provocación de un gobierno de estafadores, hacia lo que apuntan los Chalecos amarillos no es otra cosa que al sistema mundial que en nombre del beneficio saquea la vida y el planeta.

En la calle desfilan juntos conductores de tren, de autobús y de metro, abogados, basureros, bailarines de ópera, estudiantes, profesores, investigadores, forenses, una pequeña fracción de policías que rechazan la función de asesinos que sus jefes les asignan, los trabajadores de los sectores «gas y electricidad», los funcionarios encargados de los impuestos y las pequeñas y medianas empresas presa de la rapacidad de Hacienda, los bomberos, muy a menudo en primera línea en los enfrentamientos con los policías, los empleados de Radio France, el personal de los hospitales, donde los ahorros presupuestarios asesinan a pacientes demasiado pobres para pagar el hospital privado.

Vecinos que nunca se habían hablado se descubren redescubriendo la solidaridad. Al igual que en las operaciones de resistencia contra el nazismo, se asiste a un acoso sistemático de los «colaboradores». Los ministros, los notables y sus secuaces no abandonan sus guaridas sin correr el riesgo de sucumbir no bajo el fuego de armas mortíferas sino bajo los tomates del ridículo, de la burla y del humor corrosivo.

Se está produciendo una mutación en las insurrecciones nacionales e internacionales. A la fase de ira ciega, que se enfrenta directamente a la intransigencia del poder y de sus fuerzas armadas, debe suceder ahora una fase de ira lúcida capaz de socavar al Estado a la base. Se trata ahora de sustituir la legitimidad de la voluntad popular por la autoridad que el Estado usurpó por farsa electoral. Un Estado que hoy no es más que el instrumento de los intereses privados gestionados por las multinacionales.

Estamos presenciando un cambio de perspectiva formidable. La libertad finalmente devuelta a su autenticidad ha decidido aniquilar la economía de libre comercio, el cual se había inspirado antiguamente de ella de forma involuntaria y formal antes de estrangularla bajo el creciente peso de su tiranía económica. Es la venganza de la libertad vivida sobre las libertades del lucro.
La tierra de la que reivindicamos el libre disfrute no es una abstracción, no es una representación mítica. Es el lugar de nuestra existencia, es el pueblo, el barrio, la ciudad, la región donde luchamos contra un sistema económico y social que nos impide vivir en ella. Puesto que no tenemos nada más que esperar de las instancias estatales que la mentira y la porra, nos corresponde ahora «hacer nuestros asuntos» deshaciéndonos del mundo de los negocios.

Nos corresponde a nosotros sentar las bases sociales y existenciales de una sociedad que rompa el yugo de la destrucción rentabilizada. Tenemos la responsabilidad de invertir nuestra rabia y nuestra creatividad en comunas donde nuestra existencia se reinventa al calor de la generosidad y la solidaridad humanas. ¡No importa si se comete algún que otro error ! Es una tarea a largo plazo federar internacionalmente a un gran número de pequeñas comunidades que tengan la ventaja incomparable de actuar directamente en el entorno en el que están implantadas.

Dejemos de abordar nuestros problemas desde arriba. De las cumbres de la abstracción, sólo se vierten cifras que nos deshumanizan, nos transforman en objetos, nos reducen a mercancía. La política de masas siempre crea un caos que apela a la Orden Negra de la Muerte. Impidamos que el cielo de las ideas sea la negación de nuestras realidades vividas.

La verdad hace oír por doquier el canto de la vida. La dimensión humana es una calidad, no una cantidad. El individuo se convierte en colectivo cuando la poesía de uno solo irradia para todos.

Nuestro bien público es la tierra. Es nuestra verdadera patria y estamos decididos a expulsar a los invasores mercantiles que la mutilan, troceándola en cuotas de mercado. Nuestra libertad es una e indivisible.

Raoul Vaneigem
30 de enero de 2020
Michel Bounan, La loca historia del mundo

geronimo355
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Re: Francia - ¿Quiénes son el movimiento de los Chalecos amarillos?

Mensaje por geronimo355 » 28 Feb 2020, 12:32

Por la Comuna

Texto original : https://lavoiedujaguar.net/Pour-la-Commune

Una insurrección popular se propaga por el mundo. Se extiende a un número creciente de países. A pesar de las diferencias de condiciones, de motivaciones, de culturas y de mentalidades, todos tienen un punto en común: el pueblo ya no quiere un gobierno que pretenda imponerle su presencia y su autoridad. Es la lucha de los de abajo contra los de arriba.

Estamos en el inestable equilibrio del statu quo. El poder opresivo se mantiene firme, se niega a ceder un solo centímetro. Teme un cambio de rumbo. Este cambio está al alcance de la rebelión popular que burla al Estado y, con la firmeza de una justa cólera, afirma su determinación de proseguir sin descanso su lucha.

De inicio, el statu quo favorece al Estado y a sus patrocinadores. La intransigencia de los gobernantes tiene por objeto divulgar en la opinión pública la imagen de una fortaleza inamovible que nada conseguirá sacudir. Su propaganda agita el espectro de la desesperación que sigue atormentando la memoria de las revueltas perdidas. Apuestan por la fatiga, cuentan con el amargo « ¿ de qué sirve ?» para enviar al nicho los insurrectos. ¡Nuestros enemigos se equivocan dos veces!

La solidez del Estado es sólo superficial. Su poder de decisión es falso, está en manos de una potencia financiera mundial que poco a poco lo sustituye. Muchos ciudadanos franceses acusan a la Comisión Europea y la hacen responsable de sus desgracias. Se le reprocha que imponga a los gobiernos «democráticamente elegidos» restricciones presupuestarias que arruinan el sector público, empobrecen, matan. Es olvidar que las propias instancias europeas no son más que un instrumento de las mafias financieras internacionales. Ellas son nuestro verdadero enemigo, como lo reveló a los chilenos el asesino económico Milton Friedman. Sin embargo, por temibles que sigan siendo, los administradores de un mercado del que son a la vez dueños y esclavos están demostrando cada vez menos poder real y más poder ficticio, una autoridad cuya puesta en escena está destinada a fascinarnos como la serpiente fascina a su presa. Pero hemos demostrado que ya no somos presas y que estamos revocando la depredación. Ellos, en cambio, se dedican a guerras de vendedores viajantes. A la vez presas y depredadores, se agotan en rivalidades competitivas y se desgarran por un hueso donde pronto no quedará nada que roer. Porque el Estado y las instancias supranacionales se ven agobiadas por el derrumbe ineludible de un sistema en el que el dinero circula en círculos, sólo se reproduce a sí mismo, es sólo una forma virtual llamada a devorarse a sí misma, devorándolo todo a su paso.

Dirigentes cada vez más estúpidos, insurrectos cada vez más inteligentes. La quiebra rentabilizada del sistema mercantil no sólo provoca la destrucción de la tierra y de sus especies, sino que provoca un deterioro mental que, año tras año, debilita a los administradores del deterioro universal. Han sido incapaces de impedir que una formidable ola de insurrecciones rompa el asalto de sus empresas mortíferas. ¿Se preguntan cuál es el efecto de pasar del viejo mundo al nuevo? Se está produciendo lentamente ante sus ojos. Jefes de Estado y gobernantes van siendo ganados por la senescencia a medida que su nervio de la guerra se va esclerosando, mientras que la insurrección popular y la desobediencia civil demuestran día a día una inteligencia que la apertura hacia la vida no para de estimular.

Cuando la cúspide se pudre, los de abajo reviven. Los individuos autónomos muestran una creatividad que conduce la ofensiva desde dos ángulos. Mientras que los análisis críticos, las batallas jurídicas, los sabotajes, el acoso por medio del ridículo denuncian las estafas de un Olimpo de opereta, a la base se multiplican y se amplían asambleas locales y regionales directamente confrontadas con el problema de la generosidad humana en una sociedad del cálculo egoísta. Esta lucha a la vez plural y unitaria alimenta la resolución de los insurgentes, su determinación de «no abandonar nada». Aquí es donde la vida reivindica su prioridad absoluta sobre la economía del lucro.

La creación de nuevas condiciones de vida es una prioridad. La ruina de nuestros logros sociales y los dictados que el capitalismo y su democracia totalitaria nos imponen dan una idea del caos en el que pretende precipitarnos. Recordemos lo que pasó en Grecia. El gobierno griego de Tsipras a pesar del apoyo de una mayoría popular que le instaba a abandonar la Unión Europea, dio marcha atrás, tomó una decisión contraria a la voluntad popular. Cedió a un chantaje abiertamente declarado: « Si no aceptáis las medidas de austeridad que preconizamos, abandonaréis Europa, no dispondréis de dinero, no tendréis más dinero para pagar los salarios, mantener las escuelas, los transportes, los hospitales. ¡Después de nosotros, el diluvio! ». Tsipras tuvo que ceder porque nada preparaba a la sociedad griega para evitar el cataclismo programado. ¿No es inquietante que no aprendamos las lecciones de este desastre anunciado? ¿No debería dedicarse nuestra energía principalmente a sentar las bases de microsociedades capaces de responder a los desafíos del caos y de la devastación absurda viendo el anticipo que nos da la situación en el que se encuentran el sector hospitalario, alimentario y energético ?

El mayor peligro para nosotros es que faltemos de audacia. El peligro es no confiar en nuestras propias capacidades, subestimar nuestra inventiva. Esperar soluciones del Estado nos condena a vegetar en su cadáver podrido. No olvidar que la ley del lucro, que determina todas las leyes del sistema, consiste en recuperar con una mano lo que se ha dado con la otra. Hablar con el Estado es entrar en la boca del monstruo.
Lo que importa no es que lo golpeemos, sino que lo sustituyamos por un conjunto de microsociedades humanas en las que la libertad de vivir se esfuerce por experimentar las riquezas de su diversidad y armonizar sus opciones contradictorias.

La estafa del referéndum. En Francia, las insurrectas y los insurrectos exigen un referéndum de iniciativa ciudadana (RIC). El Gobierno no quiere oír hablar de ello, salvo bajo la forma de lo que denomina referéndum de iniciativa compartida (RIP), que obviamente controlaría. Al mismo tiempo, el mismo Gobierno muestra su desprecio por los referendúms al rechazar una petición de más de un millón de opositores a la venta de Aéroports de Paris (ADP) al sector privado. En Chile se prepara la misma estafa. El Gobierno propone sustituir la constitución de Pinochet recurriendo a la farsa electoral y a sus manipulaciones habituales. ¿El objetivo? Imponer a través de las instancias superiores una constitución que servirá para legalizar el dominio del capitalismo sobre los recursos del país. ¿No estamos cansados de asistir una vez más a este truco de prestidigitación que, en nombre del pueblo, confiere plenos poderes al mercado? ¿Cómo ratificar una constitución popular que no está, ni mucho menos, redactada directamente por el pueblo, por asambleas de barrios y aldeas?

La lucha por la calidad de la vida se burla de la dictadura de las cifras, de la medida, del número. La cifra es la medida del poder. Reina por la cantidad porque reina sobre objetos, sobre un cúmulo anónimo de mercancías. Hoy descubrimos una perspectiva inversa. La calidad anula la dictadura del número. La calidad de vida se ríe de las cuentas presupuestarias que la reducen a un elemento lucrativo. La calidad es la autenticidad vivida. Es como tal que puede marcar su interés hacia lo que la concierne y su desinterés por las guerras entre mafias globalizadas. Nuestro interés consiste en contrarrestar las consecuencias de esas guerras, cuyas víctimas siguen siendo los de abajo.
En sus aspectos más visibles, la guerrilla pacífica moviliza a cientos de miles de partidarios de la desobediencia civil. Aunque la bazofia mediática anuncia que los manifestantes se están agotando, que su número disminuye, ni Francia, ni Chile, ni Líbano, ni Sudán, ni Argelia, ni Irán ceden en el frente de las reivindicaciones. No se equivocan de enemigo, su voluntad no decae. El adversario es la máquina del lucro que destroza la vida, el combate es el de la vida que se niega a ser aplastada.
El fenómeno está creciendo y gana en profundidad, afectando las formas de pensamiento y comportamiento. Un número cada vez mayor de personas redescubre las alegrías de la solidaridad y toma conciencia de que la realidad vivida no tiene nada en común con la realidad contable, presupuestaria, estadística elaborada en las cúspides, que de hecho no son más que los callejones sin salida del mercado.

Ni gobernantes ni representantes autoproclamados. Además de los jefes, las asambleas autoorganizadas excluyen a los aparatos políticos y sindicales y a los que serían delegados por ellos. Los miembros de las asambleas están dispuestos, en cambio, a dialogar a título personal con todos los individuos, militantes y no militantes, independientemente de sus opiniones religiosas e ideológicas. En efecto, consideran que la lucha social por una sociedad más humana y más generosa prevalece sobre las representaciones del mundo que cada persona construye por su historia particular. Las asambleas no llaman a renunciar a las convicciones personales, sino a superarlas, es decir, a resituarlas en condiciones que permitan negarlas en su forma antigua y conservarlas en su forma nueva. Tolerancia hacia todas las ideas, intolerancia hacia todo acto inhumano.

La Comuna es el lugar de la vida recuperada. Es un ágora de libertad en la que todas las opiniones tienen la ventaja de expresarse, ser escuchadas y concretarse en decisiones colectivas. ¿Por qué? Porque de inicio reúne a un pequeño número de personas que se conocen o aprenden a conocerse. Tienen el privilegio de ocupar un terreno que les es familiar, donde están en mejores condiciones de intervenir con conocimiento de causa. Tienen la ventaja de estar en una proximidad a la que la federación de las comunas presta una distancia crítica, una conciencia afinada.

Cada municipio es la base de una multitud de entidades similares. Su federación formará un tejido social capaz de suplantar a un Estado que está deteriorando las condiciones de existencia. Es aquí, en el terreno de nuestra existencia cotidiana, donde nuestra creatividad tiene más posibilidades de derrotar al imperialismo estatal y mercantil. El ser humano siempre se ha doblado sin romperse. Se acabó lo de agachar la cabeza, se acabó el mundo donde, como lamentaba Chamfort, el corazón sólo tiene la opción de romperse o endurecerse.

El combate de la Comuna es el de la generosidad humana contra la dictadura del lucro. No toleraremos que el capitalismo global y el cálculo egoísta contaminen nuestro medio ambiente y nuestra conciencia humana. La ayuda a los más desfavorecidos depende de las asambleas populares, no de la fría jurisdicción estatal, y de sus partidarios xenófobos, racistas, sexistas. El impulso de la solidaridad lleva a una sensación irreprimible e insólita: la vida va tan rápido que ya no tenemos tiempo para morir. La insurrección es un bálsamo y una curación.

La mujer está a la vanguardia de la lucha por el ser humano. Ahí reside su unidad. Es una unidad reivindicativa que amenaza la tradición machista y el resurgimiento patriarcal. No es sorprendente de que el poder intente dividirla en categorías para enfrentarlas unas contra otras y «dividir para reinar». Tratar a la mujer como una abstracción permite que asuma papeles y funciones reservados en otros tiempos al patriarcado. El sentido humano no está presente con la misma intensidad en la policía, la torturadora, la comerciante, la militar, la mafiosa, la autócrata y en la insurrecta que lucha por una igual emancipación del hombre y de la mujer. Pero dondequiera que el núcleo de la humanidad no haya desaparecido del todo, ¿por qué no confiar en la vida para acabar con el carapacho opresivo?

La Comuna es nuestro territorio, nuestra existencia es legal. A esta legalidad natural, el Estado ha sustituido una legalidad que nada nos obliga a reconocer. ¿No ha caducado el contrato social por el que se comprometía, a cambio de gravámenes fiscales, a garantizarnos escuelas, hospitales, transportes, medios de subsistencia? A ello se añaden las medidas arbitrarias que atentan contra la dignidad humana y que su totalitarismo democrático está multiplicando. ¿No es evidente, pues, que estamos en la legalidad y que el Estado, de hecho, está en una ilegalidad que, desde el punto de vista de sus propias leyes, nos autoriza a desterrarlo ? Sin embargo, la estructura municipal que ha implantado sigue existiendo. Convierte al alcalde en un funcionario sometido a su autoridad. Atrapado entre la representación del Estado y la representación de la población local, navega entre la honestidad, la corrupción, la modestia del portavoz y la arrogancia del edil entronizado. ¿Cómo pueden las asambleas de autogestión coexistir, sin renegarse, en el marco de una organización municipal vinculada al Estado? A cada territorio en vías de liberación, sus propias formas de lucha.

¿Qué relación con el ayuntamiento tradicional? Nadie ignora que la experiencia de la democracia directa marca una ruptura con los métodos de votación que nos impone el ritual electoral. A diferencia de la votación organizada por el clientelismo político, el municipio es la emanación de asambleas de proximidad. Los problemas que abordan son problemas concretos que se plantean a la población de una aldea, de un barrio urbano y de la región circundante, donde su federación presta una visión global, mundial, de las decisiones adoptadas a nivel local. Provienen de un entorno en el que todos están involucrados y saben de lo que están hablando. Concretizan una práctica de vida, no una práctica de la ideología. El Ayuntamiento es una antena, no está a la escucha de los ciudadanos, sino del Estado que los gobierna. Para nosotros, la Comuna es un mundo llamado a erradicar la mundialización del lucro.

El tambor de la unidad resuena por doquier. ¿Qué unidad? Llamar a la unidad y a la convergencia de las luchas es tomar las cosas al revés. Las declaraciones abstractas, por muy generosas que pretendan ser, son engañosas. Toman el viejo camino de las buenas intenciones. La esperanza no cesa de tropezar de triunfalismo en derrotismo. ¿Vamos a alistarnos una vez más en esos frentes que supuestamente movilizan la energía de todos contra lo que se limita a llevar una de las máscaras de la opresión global? Durante la Revolución Española, Berneri lanzó esta advertencia: «Sólo la lucha anticapitalista puede oponerse al fascismo. La trampa del antifascismo significa el abandono de los principios de la revolución social. » Y añadía : «La revolución debe ganarse en el campo social y no en el militar. » ¿A qué se debe la fuerza poética de los Chalecos amarillos y las asambleas auto-organizadas? Al hecho de que pongan en primer plano problemas económicos, sociales y psicológicos a los que nadie escapa en estos tiempos de mutación (permacultura, prohibición de los pesticidas, bloqueo de los circuitos comerciales, erradicación de las nocividades petroquímicas y nucleares, exploración energética, revivificación del tejido rural y urbano, ruptura con el fetichismo del dinero, reconstrucción de la enseñanza, guerrilla llevada a cabo según el principio de «Nunca destruir a un hombre, pero nunca parar de destruir lo que lo deshumaniza »).

La verdadera unidad es la lucha por un vivir mejor.
La desobediencia civil es un derecho inalienable dondequiera que impere el derecho a oprimir. La redacción de una carta por las Comunas y sus asambleas podría garantizar sus principios y sentar las bases para la legalidad de una democracia cuya poesía práctica libere para siempre del dominio estatal y mercantil. ¡Abajo la república de los negocios! ¡Viva la república del sentido humano!

Texto enviado a título informativo y en forma de posible contribución a los debates sobre la comuna

Raoul Vaneigem
27 de febrero de 2020
Michel Bounan, La loca historia del mundo

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