Comunicado tras el primer día de huelga a escala nacional. - Cuando escribimos este comunicado la huelga de presos #August21 [1] lleva en marcha más de veinticuatro horas. Durante el primer día nos han llegado desde las cárceles noticias de acciones para la huelga de presos desde Halifax, Nova Scotia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Florida, el centro de internamiento de extranjeros de Tacoma, Folsom (California) y Washington.
Hemos sabido de acciones de solidaridad en veintiún ciudades de Estados Unidos [2], así como en Leipzig (Alemania). Hemos visto que los presos políticos palestinos, encarcelados por la ocupación sionista, han emitido un manifiesto de solidaridad [3] desde las cárceles en la Palestina ocupada.
Hemos convocado esta rueda de presa porque en el equipo de comunicación sobre la huelga a este lado de los muros estamos sobrepasados por la gran cantidad de reporteros y medios que quieren cubrir las noticias de la huelga. En nuestro grupo hay quien mantuvo relaciones con los medios en la huelga de 2016 y notamos una diferencia dramática entre entonces y ahora [4]. Agradecemos a todos los medios de comunicación su interés por este movimiento pilotado por los propios presos. Muchas preguntas coinciden y queremos contestarlas todas de una sola vez.
Ante la ausencia de relatos detallados sobre las acciones que tienen lugar en las cárceles es imprescindible que se entienda que las tácticas que se están usando en esta huelga no siempre se ejecutan a la luz del día. Presas y presos están haciendo boicot a los economatos, se están comprometiendo en huelgas de hambre que el Estado no reconocerá hasta que pasen días, y se comprometen en sentadas y huelgas laborales de las que no siempre se informa al exterior. Como vimos en 2016, los departamentos penitenciarios no son una fuente fiable de información sobre estas acciones y más bien las niegan y buscan reprimir a quienes se comprometen en ellas.
Hemos hablado con familiares de presas y presos que están convencidos de que las líneas de teléfono están desbordadas en muchas cárceles. A nivel del estado de Nuevo México las cárceles están bloqueadas por un estado de alerta; el departamento de Instituciones Penitenciarias de ese estado ha mantenido un esfuerzo continuado para prevenir la huelga y lo está manteniendo para silenciarla.
Alentamos a quienes informen de la huelga a destacar las acciones que conocemos, pero también a tener en cuenta que los huelguistas pueden resistir de maneras difíciles de cuantificar y de percibir. Alentamos a los periodistas a apelar a la Freedom of Information Act, lo que puede sacar a la luz intentos de las cárceles para sofocar la huelga, y también pruebas de boicot y otras actividades de resistencia.
Los medios no deben olvidar que esta huelga se ha puesto en marcha en torno a diez demandas diferentes. Si bien la esclavitud en prisión se ha convertido en la fuerza que galvaniza la atención pública [5], y es un elemento clave de la protesta de los presos [6], es importante informar del conjunto de peticiones una por una. El público necesita entender cómo funciona de verdad la legislación sobre sentencias, cómo funcionan las leyes dirigidas a bandas y pandillas, cómo funcionan las leyes de apelación para presas y presos, y por qué la protesta de presas y presos se enfoca hacía esto. Necesitamos que se hable sobre la falta de programas de rehabilitación, sobre la falta de atención a la salud mental, sobre la falta de programas educativos, y sobre cómo esto pone en evidencia las proclamas ostentosas sobre reinserción.
La redacción de estas reivindicaciones ha sido un proceso cuidado y coordinado a nivel nacional, basado en el análisis de las circunstancias de violencia que se dieron en la cárcel de Lee a principios de este año, en una comprensión de cómo el Estado fomenta estos estallidos de violencia y de que son necesarios cambios para prevenir esta violencia recurrente. Esta huelga es una campaña por los derechos humanos, y cada una de sus reivindicaciones debe entenderse desde el punto de vista de los derechos humanos.
22 de agosto de 2018. - Equipo de prensa de #PrisonStrike: prisonstrike.com
Amani Sawari
Jailhouse Lawyers Speak / La Voz de los Defensores Presos
prisonstrikemedia@gmail.com [7]
Jared Ware
Periodista independiente especializado en la cobertura de luchas en las cárceles
jaybeware@gmail.com [8]
@jaybeware en Twitter
Brooke Terpstra
Comité para la Organización de los Trabajadores Encarcelados - Incarcerated Workers Organizing Committee (IWOC)
National Media Committee
brooke@incarceratedworkers.org [9]
@IWW_IWOC en twitter
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Seguimiento en https://magnet.xataka.com/- [10]Presos en huelga por “esclavitud”: el negocio de las cárceles de EEUU que ha alimentado el #PrisonStrike - Esther Miguel Trula [11] @flamencastone [12]
Uno de cada cuatro prisioneros del planeta es norteamericano [13], el 60% de ellos trabaja para estos centros y en algunos estados del país los prisioneros no tienen opción [14] (son trabajos forzados por el sistema penitenciario) y en otros se ven muy coaccionados a ello (beneficios penitenciarios que rozan los mínimos humanitarios, como poder cenar). Si contásemos todos los trabajos realizados en cárceles estadounidenses como un mismo empleador serían el tercero del país sólo por detrás de General Motors y WallMart. Una industria de mil millones de dólares. [15] Dependiendo de la prisión y el puesto, ganan entre 23 centavos y 1.41 dólares la hora [16]. Desde hace décadas los reos protestan por sus condiciones inhumanas, considerándose a sí mismos los esclavos del siglo XXI, y en estos días se han coordinado para ir a la huelga [17] en 17 estados.
Una enmienda constitucional: la decimotercera enmienda [18] de la constitución de los Estados Unidos prohibió “la esclavitud y la servidumbre involuntaria” salvo en un caso, "como castigo por un delito por del cual el ciudadano ha sido debidamente condenado”.
Un negocio: desde que se privatizaron [19], buena parte de las cárceles del país se gestionan agresivamente como un negocio. Llegan a acuerdos estatales por los que se garantizan un número mínimo de prisioneros, suban o bajen las cifras de delitos. Esto ha llevado, entre otras cosas, a cárceles públicas medio vacías que deben trasladar presos a las cárceles privadas (por lo que las públicas terminan cerrando) y también a un entramado sistémico que fuerza que nunca bajen los índices de encarcelación [20], por lo que indirectamente se persiguen y sancionan más delitos menores.
Falsa competencia: tal vez la baza más seductora con la que cuentan. Un preso, aunque sea alguien encarcelado por una pena mayor como posesión de drogas, no despierta demasiadas simpatías entre la población general del país. Pero explicando el conflicto que causa esta cláusula para el libre mercado y el resto de empresas pueden ganarse al público. Compañías con ánimo de lucro contratan a los presos por salarios muy inferiores al salario mínimo fabricando productos a bajo costo, por lo que las empresas que no se hayan ganado el acuerdo penitenciario están en clara desventaja competitiva [21]. Estos empleos, además, crean dumping social [22]: perjudican negativamente a los salarios de los trabajadores regulares de los gremios más precarios.
Ni forma, ni reinserta: mucho de su trabajo tiene que ver con el propio mantenimiento de la cárcel: cocinas, lavandería. Pero otros empleos van más allá [23]. Algunos se dedican a limpiar carreteras estatales, a fabricar piezas de armamento militar, a trabajar en tareas que no son cara al público para Microsoft, Starbucks o McDonalds… se sabe que 2.000 presos trabajan como bomberos [24] en California. El problema viene cuando los reclusos terminan su pena, intentan volver a las calles y descubren que su experiencia en los puestos de mayor especialización, como el de bombero, no les sirve de nada [25], ya que alguien con antecedentes no puede después optar a trabajos de cierto nivel.
¿Y en España? Aquí trabaja uno de cada cuatro presos. Ganan entre 2,59 y 4,51 euros la hora [26] según especialización del puesto, cuando el salario mínimo más allá de los muros está en 5,76 euros la hora. Además de para la Administración también trabajan para algunas empresas privadas, y al finalizar su condena tienen derecho a cobrar una prestación por desempleo proporcional a los trabajos realizados. Siguen siendo condiciones de precarización [27] y abuso por parte de los empleadores, pero algo que está muy lejos del sistema estadounidense.