Este libro fue un acontecimiento y una revelación a ambos lados del Muro de Berlín. Decenas de miles de lectoras, en el Este y el Oeste de Alemania, pudieron reconocerse en la frescura de sus testimonios y confirmar que, en cuanto a emancipación femenina, la República Democrática Alemana ("Alemania comunista") llevaba una considerable ventaja sobre la Federal. Vendió más de 60.000 ejemplares sólo en su primer año, su adaptación teatral fue uno de los mayores éxitos en el país, y reportó a su autora una avalancha de cartas (hasta cincuenta diarias) de mujeres que le agradecían nada menos que haber cambiado su vida. Para toda una generación, encarnó como muy pocos libros el poder redentor del relato, del encuentro consigo mismo y con sus semejantes.
«Me interesa cómo viven su historia las mujeres, cómo se imaginan sus historias. Quizá este libro haya surgido sólo porque yo quise escuchar». A mediados de los años setenta, Maxie Wander se reúne, una a una, con diecinueve mujeres y conversa con ellas, las escucha atentamente. «Lo decisivo para mí cuando empecé este proyecto era si una mujer tenía las ganas o el valor de contar cosas de sí misma». Wander —hasta entonces escritora, secretaria, reportera y fotógrafa— se hizo famosa instantáneamente al publicar este extraordinario libro sobre la vida de las mujeres de su país. No sólo cómo eran aquellas vidas, sino cómo hubiesen querido que fuese cada una de ellas: con qué soñaban, qué deseaban y qué tenían que soportar día a día. Sus respuestas trazan un mapa fascinante. Publicado en la República Democrática Alemana en 1977, fue desde el momento mismo de su publicación un libro de culto en ambas Alemanias y vendió millones de ejemplares: nunca antes se había publicado un texto semejante: lo que aquí se cuenta no se había contado nunca de este modo, y, sorprendentemente, sigue siendo muy actual. Palabra de mujer.
Maxie Wander nació como Elfriede Brunner en Viena, el 3 de enero de 1933, en el seno de una familia humilde y comunista. No terminó la escuela: a los diecisiete años entró a trabajar en una fábrica. En 1952, en un acto del Partido, conoce a Fred Wander, vienés también, de origen judío, y superviviente de Auschwitz y Buchenwald, que ahora se gana la vida como reportero y fotógrafo. Se enamoran de inmediato y viajan por todo el país entrevistando a gente, indagando sucesos, refinando su curiosidad por los personajes marginales y su don para la escucha.
En 1958, el matrimonio Wander fija su residencia al suroeste de Berlín: las editoriales alemanas orientales, únicas dispuestas a publicarles, pagan sólo en moneda del país. En su entrañable autobiografía La buena vida (Valencia, Pre-Textos, 2010) Fred se detiene en las ambivalencias de esta opción: por mucho que simpatizaran con el socialismo, eran muy conscientes del dogmatismo y la estrechez del régimen de la RDA. Pero su repugnancia ante la doblez de la sociedad austríaca era aún mayor (en uno de sus trabajos en Viena, Maxie había sido secretaria en una empresa que operaba como tapadera para financiar a antiguos nazis y miembros de las SS que vivían en países árabes o latinoamericanos).
En los siguientes años escriben reportajes sobre París y la Provenza, guiones para la radio y televisión. Pero su consagración literaria llega en 1971, cuando Fred publica una de las novelas más originales sobre Buchenwald, que le reporta el Premio Heinrich Mann: El séptimo pozo (Galaxia Gutenberg, 2007).
Cuando Fred acuerda con la editorial Der Morgen un reportaje sobre las mujeres en la RDA, tiene la certera intuición de delegar el proyecto en Maxie, que se vuelca en él con todo su fervor. Su desenvoltura, su sentido del humor y su impudicia para recurrir a la jerga arrabalera vienesa invitan a mujeres muy diversas a la confidencia: acumula horas de grabaciones y cientos de páginas transcritas. Con ese material, ingente y bruto, hará literatura.
Traducción, notas y prólogo: Ibon Zubiaur