Jo no tinc porc. Jo sí tinc gos.

Pues claro que no, qué tontería más grande. Tendría miedo si viese un tanque haciendo polvo la rotonda, maniobrando al lado de la gasolinera y disparando para todas partes. Pero ahora mismo, ¿miedo? 

Hay gente interesada en que sí se tenga miedo de unos asesinos despiadados de pacotilla, para así poder vender aparatos, armamento, periódicos, hacer crecer las empresas de escoltas y tener bien engrasados los cuerpos de seguridad. Ahora bien, la población en general ha de tener muchísimo más miedo de otras cosas.

Si estudiamos las llamadas causas externas de mortalidad, vemos que en ellas entran accidentes de todo tipo, envenenamientos, abrasiones, caídas, ahogamientos, radiaciones, asesinatos, muertes por guerras, disparos de fuerzas de seguridad y suicidios. El Instituto Nacional de Estadística proporciona las tablas de defunciones de todo tipo, y podemos ver que en Cataluña desde 1980 hasta 2015 (último año computado) han muerto noventa y cuatro mil ochocientas noventa y siete personas por causas externas en Cataluña. De todas ellas, sesenta y cuatro fallecieron en atentados terroristas, incluidos policías, guardias civiles, mossos d'escuadra, policías municipales, militares, paisanos que pasaban por allí y un feto. Es decir, dentro de las causas externas de mortalidad, un ciudadano catalán tuvo un 0,064% de posibilidades de morir en un atentado terrorista. Y si hacemos la cuenta sobre el número total de muertes habidas en el periodo por no importa qué causa, entonces la posibilidad causa risa. Desde 1980 a 2015 fallecieron un millón novecientas cincuenta y cuatro mil ciento cuarenta y ocho personas en Cataluña. La posibilidad de morir en atentado fue de un 0,0032%. Cuando se añadan todas las víctimas del reciente atentado, la posibilidad seguirá siendo insignificante. Es más fácil caerse por las escaleras del metro y romperse la cabeza.

Y no estamos hablando de problemas que son la punta del iceberg, como pueden ser los asesinatos por acoso escolar, la trata de menores, o los asesinatos de mujeres por violencia de género, que por cada uno que sale a la luz, hay cien, mil historias previas de dolor y sufrimiento. Los atentados terroristas indiscriminados son brutales, absurdos, se producen y se agotan en el momento en que se llevan a cabo. Tener miedo con esas cifras, aquí y ahora, me parece poco razonable, cuando hay muchas más posibilidades de fallecer por una infección intestinal, o de ser asesinada por el marido.

En cuanto a si me preocupa mucho el terrorismo, la verdad es que nada. Lo que me preocupa es el empleo, cultura, desarrollo y futuro de familiares, amigos y población en general. También me preocupan los gobernantes que tenemos, que son para echarse a temblar porque esos matan a la chita callando, con sus recortes, mangoneos y corruptelas.

Y tampoco comprendo ese coro de alabanzas a los mossos que se han cargado a los terroristas. Vale, la mujer policía que en Cambrils se merendó a cuatro, si es verdad que fueron por ella con un hacha y cuchillos, comprendo que se liase a tiros y no parase. Yo qué sé. No es profesional, pero bueno, entiendo que uno se giñe de miedo, es humano… Yo veo a cuatro niñatos con cuchillos que se me echan encima, y todavía estoy corriendo por las costas de El Garraf. ¡Pero es que no dejaron ni a uno para preguntarle al menos qué había pasado! Joder, al tonto laba que no se tiraba al suelo podían haber intentado algo para contenerlo. Y al que estaba escondido en el viñedo, pues igual. ¿Un tío grita que dios es grande, enseña las cartucheras y estando rodeado, agotado, hambriento y deshidratado, y armado tal vez con un cuchillo de cocina comprado en una gasolinera, lo fríen a tiros? Hombre por dios, en la República por matar a los de Casas Viejas montaron una comisión parlamentaria, un juicio, el Presidente de la República dio explicaciones, y a día de hoy sigue siendo una vergüenza.

En cambio hoy apiolan a esos notas, y todo el mundo aplaude a los mossos, que tienen un historial de coco y huevo. Pues en mi opinión, es muy poco profesional (1).

En último término, no veo por qué hay que hacer grandes alabanzas a alguien por hacer mal su trabajo, que es neutralizar a los asesinos, detenerlos, averiguar quiénes son, hacerles cantar, llevarlos a juicio y que cumplan una condena para que se rehabiliten y se reinserten en la sociedad: lo que marca la ley en el Estado de Derecho. No entiendo que haya que darles medallas, lo mismo que a un taxista que es capaz de llevarte al aeropuerto no le bailas una jota como homenaje por no haberse perdido. Además, no creo que haya que estar contento por matar a esos pavos, porque es darles la razón a los que les educaron para morir. Les dijeron que este esperpento sangriento es una guerra, en la que se repite aquello de "ni heridos ni prisioneros; tiros a la barriga". Y lo han podido comprobar.

Así que quede claro. Jo no tinc porc. Jo sí tinc gos. Y a mucha honra.

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(1) Las palabras que rondan mi sesera, no las estoy diciendo por la cosa de la libertad de expresión.

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