Organización de masas, y organización anarquista

Son dos cosas diferentes, y ambas tienen que estar separadas, lo mismo que la Iglesia y el Estado. Una organización de masas está compuesta por mucha gente. Y donde hay mucha gente, hay muchas opiniones. El nexo común de la gente que está en ella, suele ser un interés común, por ejemplo, «que gane el Betis». Tú no le puedes pedir a los seguidores del Betis que sean vegetarianos ateos, o que se pasen las tardes en la Asamblea discutiendo cosas raras de la climatología. Cada condicionante que les pongas, cada exigencia que les hagas, reducirá más y más el ámbito de actuación. Lo único que se puede exigir a un bético, es que soporte con resignación las derrotas encadenadas de su equipo, y que salude su bandera con entusiasmo.

En cambio una organización anarquista, en la que sus miembros sean espiritistas, veganos, se reúnan en la noche de San Juan y se unten el cuerpo desnudo con datura para tener visiones totémicas, no puede aspirar a que las masas se adscriban a su programa de verduras. No. No puede. Bakunin lo explicaba claramente: la organización de masas, por ser de masas, tiene que acoger a cualquiera, piense lo que piense y haga lo que haga. Así que una organización de masas pensará y hará cosas horribles, ya que las masas…, no veas. La organización anarquista, en cambio, hará y pensará cosas horrorosas, porque hay anarquistas… Que pa cagarse. O sea: ambas tienen su ámbito, y ambas son necesarias.

Ahora bien, aunque estén separadas, algún nexo, un puente feliz digo yo, ha de tener el anarquista con la masa. Bakunin también lo aclaraba. El anarquista ha de trabajar en el seno de las masas propugnando (en resumen)  la disolución de todos los Gobiernos. Por eso ha de rechazar cualquier cargo que se le ofrezca de tipo gubernamental o puesto de poder. Desgraciadamente Bakunin no dio más instrucciones de cómo llevar a cabo el sigiloso e invisible plan, de dirigir sin mandar, ya que dándole vueltas en el almuerzo al problema de su tenebrosa Sociedad Secreta, se atragantó con un hueso de pollo que se ahogaba y Herzen hubo que llevarlo a caballo al dispensario de Laussanne, con grandes fatigas del caballo. Así que cada cual ha de apañárselas como pueda y equivocarse a su gusto. Lo que está claro es que hay que intervenir como uno más en sentido positivo, y dejarse de complejos.

Quien no actúa en su tiempo, no se equivoca. Esa, es la peor equivocación. Por lo tanto, equivócate y acierta. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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