Sobre la forma correcta de evitar las asambleas

He recibido peticiones desesperadas para que —visto mi éxito en diagnosis—, explique cómo hacer más llevadero un proceso asambleario, dado que —al parecer—, esos procesos devienen en discusiones cafquianas menos valiosas que el pijo de una lombriz. Vale. Os cuento.

Un fantasma recorre los conflictos sociales. Es el fantasma de las asambleas. Una angustia se percibe en ellas, similar a la de los asistentes a una misa cuando el cura abre la sesión, porque la palabra asamblea deriva del latín ecclesĭa, y del griego ἐκκλησία (iglesia): iglesia/asamblea. Tal cual.

En las asambleas la gente se reúne de pie o sentada; alguien habla; los demás escuchan; o dos discuten y los demás escuchan (sin poder huir); alguien repite lo dicho; dos se pelean; los demás escuchan; así hasta el infinito, y al final votan o llegan a un acuerdo que no contenta a nadie y que todo el mundo olvida al cabo de un rato. No amigos anarquistas, así no se hacen reuniones operativas y agradables. Os voy a contar cómo las hacían los compañeros anarquistas en la prehistoria: evitándolas.

En primer lugar, la mejor asamblea es la que no se celebra. Para ello hace falta un lenguaje intersubjetivo. Nada de “yo”, “yo” y “yo”. Sino “yo y tú que somos nosotros siendo cada cual el uno”. Eso es.

Una vez dominada la intersubjetividad con una lengua ergótica (que evite el complemento directo, el cual siempre hace que alguien padezca lo que el verbo impone), hay que evitar la asamblea, y esto se hace eliminando la palabra “hola”.

Cada vez que dos compañeros se crucen, sin excepción, en lugar de saludarse y seguir cada cual con sus cosas, se tienen que parar y recabar información con un rápido diálogo: “está el cielo despejado para ti, sí, está el cielo despejado para ti, sí, qué tal, bien tú, bien, y tú bien, la niña bien, ¿sí? la abuela bien,la tuya bien, también la mía, el yerno bien, tu hija, bien, las patatas… Las patatas, ay, mal, unos escarabajos...”. Al cabo de un rato, cada cual está informado a la perfección de todo lo que ocurre en la comunidad, y puede pensar en cómo ayudar a fulano, o a zutano, el cual siempre es “él-yo”, o “nosotros-ellos”. Eso ahorra multitud de reuniones, y afianza los lazos de unión comunitarios. Si sabes que algo va mal con el vecino, y no quieres ayudarle/te, con eludir el asunto de las patatas y no preguntar, solucionado.

No más asambleas inútiles en el comunismo trinitario. No esperes que otro tú haga o decida lo que tú otro puede hacer o decidir. Por el lenguaje ergótico e intersubjetivo, detrás de nosotros, estamos ustedes. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

Comentarios

"Por el lenguaje ergótico e intersubjetivo, detrás de nosotros, estamos ustedes"

xDDDDDD eres mi ídolo, no me canso de escribírtelo

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