Hay que pararles

(Sobre el proyecto Gran Scala en Los Monegros y el camelo del desarrollo sostenible)

El proyecto Gran Scala es otra de tantas operaciones especulativas a las que pretenden que nos acostumbremos en Aragón. La retahíla conocida de “más puestos de trabajo, desarrollo sostenible, mejora de infraestructuras y repercusión internacional” está siendo utilizada desde hace demasiado tiempo y cada vez con mayor descaro para tratar de justificar las mayores tropelías sociales, ecológicas y culturales con fines meramente especulativos.

Aramón, Expo 2008, la base de la OTAN, Teruel Avanza S.A. y, ahora, Las Vegas en los Monegros. Más de lo mismo.

Hace apenas dos meses nos despertábamos con la noticia de que se va a construir en la comarca de los Monegros un macrocomplejo “de ocio y diversión”, de unas 2000 hectáreas de extensión, en el que habrá parques temáticos, decenas de casinos de juego y hoteles, cientos de restaurantes y tiendas, hipódromo, plaza de toros, lagos artificiales o campos de golf. Todavía no nos hemos recuperado del susto.

Leyendo más detenidamente lo poco que ha trascendido sobre el proyecto nos encontramos con que la promotora es una “joint-venture” (una especie de alianza estratégica de empresas) llamada International Leisure Developement (ILD) que tiene su sede en el Reino Unido y que dice estar muy interesada en la zona debido a su relativa proximidad a Madrid y Barcelona, los Pirineos y la costa y debido, también, a que el proyecto ya había sido rechazado en otros lugares.

Por su parte, las autoridades aragonesas, que se desplazaron ya en noviembre del año pasado a Orlando (Florida) para tratar este tema, están haciendo suya la expresión “aplaudir con las orejas” que el ex-súperministro y actual alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, hizo célebre tras la concesión a la ciudad de otro macroproyecto especulativo: La Exposición Internacional del 2008.

Este “entusiasmo” mostrado por los responsables públicos quedó bien definido en las declaraciones que uno de los representantes de ILD hizo para Heraldo de Aragón, donde aseguraba sentirse gratamente sorprendido debido a que conversar con la Diputación General de Aragón (DGA) era “como negociar con una empresa”.

El proyecto Gran Scala, ese que según Biel “a los aragoneses no nos va a costar nada”, supone, sólo de momento, cambiar la ley del juego en Aragón (que actualmente limita la posibilidad de construir casinos con el objetivo de atajar los problemas derivados de la ludopatía) para legalizar la construcción de decenas de casinos abiertos 24 horas, modificar “a la carta” el Plan General de Ordenacion Urbana para adaptarse a los requisitos que marque ILD y pagar y construir infraestructuras que permitan trasladar,alojar, alimentar y, suponemos, que también emborrachar a esos supuestos 25 millones de visitantes al año, así como dar cabida y servicios a los miles de trabajadores (aquí las cifras cambian de un día para otro) que el proyecto debería incorporar. Todo ello en un lugar que a día de hoy tiene una densidad de población inferior a los 8 hab/Km cuadrado.

Entusiasmos aparte, lo que desde luego nadie se ha molestado en aclararnos es cuál será el impacto social, económico y medioambiental que este macroproyecto privado tendrá en la zona y en el resto de Aragón, ni cuáles serán las consecuencias en lo referente, por ejemplo, a la vertebración del territorio, la calidad y estabilidad del empleo, la movilidad, la gestión de los recursos naturales o la calidad de vida de las personas que allí viven.

A este respecto, también nos llama la atención que el equipo de gobierno PSOE-PAR ya han rechazado la propuesta de crear una Comisión Especial sobre Gran Scala que estudie y valore el proyecto en base a estos aspectos.

De momento se nos dice que el macroproyecto se instalará en la provincia de Huesca, tras haber sido descartadas por parte de los inversores dos de las cinco posibilidades ofrecidas por la DGA, y que conoceremos la ubicación definitiva en marzo, cuando ya tengan los tratos cerrados y firmados y sea demasiado tarde para cualquier debate social. Los inversores exigen confidencialidad (no entendemos con qué derecho) y el vicepresidente de Aragón nos dice sin sonrojo aparente que las críticas al proyecto no tienen razón de ser puesto que las organizaciones ecologistas, sociales y vecinales que se le oponen "no conocen el proyecto, ni se ha dicho dónde va, de dónde vamos a coger el agua, la energía, no se ha dicho nada". En definitiva, nos queda claro que en las negociaciones los únicos que no tenemos nada que decir, ni que saber, somos los habitantes de Aragón.

Eso sí, nos aseguran una y otra vez que “las instituciones velarán por la sostenibilidad social y ecológica del proyecto”. Vale. Que nos lo expliquen:

Que nos expliquen cómo puede ser sostenible llevar agua, electricidad y gas suficiente para construir y mantener semejante número instalaciones hoteleras, recreativas, campos de golf, lagos artificiales, hectáreas de césped o jardines de plantas exóticas en medio de la estepa monegrina al ritmo que marquen unas empresas multinacionales cuyos nombres ni conocemos.

Que nos expliquen qué tiene de sostenible centrar el desarrollo de una comarca en el juego, con las consecuencias sociales que siempre le acompañan, y en parques temáticos, teniendo en cuenta el lángido devenir, cuando no la ruina manifiesta, de este tipo de instalaciones en el estado español y el continente europeo.

Que nos expliquen cómo tienen pensado evitar, porque dicen que lo van a evitar, que Gran Scala tenga impactos negativos en la estepa y en las numerosas zonas protegidas, Zonas de Especial Protección para las Aves y Lugares de Importancia Comunitaria con que cuenta el entorno.

Que nos expliquen qué tiene de sostenible ponerse a construir bloques de viviendas (ciudades enteras de nueva creación) en terrenos recalificados no urbanizados y alejados de cualquier núcleo tradicional de poblacion.

Que nos expliquen qué vamos a sacar nosotros de todo esto al margen, si acaso, de más empleo precario en construcción y hostelería y del encarecimiento del precio de la vivienda, que ya bate récords en Aragón.

Que nos lo expliquen porque no van a poder callarnos.

Por lo pronto, ya se ha presentado en acto público en Huesca y Zaragoza la Plataforma Ciudadana STOP GRAN ESCALA, que integra distintos colectivos, organizaciones e individualidades ecologistas, libertarias, sociales, profesionales y vecinales. Gente que pregunta cómo y, sobre todo, por qué. Gente que recuerda a los políticos del PSOE y del PAR encabezando marchas “por el uso racional del agua” y al presidente Marcelino Iglesias pidiendo el Parque Nacional de los Monegros.

Gente que está siendo totalmente ignorada por la DGA, demasiado ocupada en gastarse nuestro dinero en galas de presentación a puerta cerrada para inversores internacionales del sector del juego, ladrilleros, especuladores y demás chupasangres de todo tipo y condición.


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