Vigencia del anarquismo en los actuales procesos sociales

Pregunta inquietante: ¿el anarquismo es algo vigente, o no es más que otro rollo pasado de moda?  Recibida por tres cauces a la vez, esta duda ha conseguido irritarme… Que nos sigamos haciendo la pregunta sobre nuestra vigencia, es decir, que nos preguntemos si poseemos vigor, fuerza, actividad, capacidad política creadora para influir en la vida cotidiana y para transformar el mundo... ¿Acaso podemos dudar de ello? Así que sí: los anarquistas (el anarquismo) estamos vigentes.

 
Hay dos maneras mediante las cuales el anarquismo está presente en la vida social (1). Una de ellas, es a través de los pueblos que sitúan el anarquismo en el candelero, al adoptar sus principios antiautoritarios, y emplear sus métodos directos y participativos en sus actividades colectivas. La segunda manera mediante la cual el anarquismo tiene vigencia en el mundo (vigor, fuerza, eficacia a la hora de llevar a cabo sus planes), es mediante la presencia activa de anarquistas, organizados de manera formal o informal. En decenas de países, a juzgar por la actividad y las noticias que recibo de mis espías, el/la anarquista forma parte de los procesos sociales, de forma sistemáticamente imposible.
 
Un proceso social es, por decirlo de algún modo, un conjunto de acontecimientos que llevan al pueblo a organizarse para afrontar carencias o presiones, que no obtienen alivio a través de los paños calientes del sistema. Proceso social que se esté gestando en estos momentos, es, por nombrar uno, el de la deuda, que está llevando  a millones de personas a deber cantidades de dinero imposibles de pagar, no solo a bancos y al Estado, sino también a grandes empresas, a constructoras, a compañías, a universidades, a clínicas y hospitales, a toda una serie de instituciones que van a ir dando crédito a gente sin dinero a cambio de servicios, de productos de consumo, o simplemente de comida. Llegará el momento, en que se alcance la “masa crítica de ofensas”, es decir, un cúmulo de daños que hacen que, sin saber ni cómo ni por qué, se aglutinen pequeñas organizaciones en barrios, escuelas, fábricas, esquinas, todo eso se expanda, y miles de personas estallen, dejen de buscarse la vida individualmente, y empiecen a murmurar en las plazas, a caminar por las calles con un cabreo, y a volcar las furgonetas de los antidisturbios. Y si no es por la deuda, será por la subida de precios de la energía y de la comida, será por la destrucción de los sistemas de seguridad social y pensiones, será por algo o por todo. Los capitalistas tienen tantos frentes abiertos, tantas contradicciones, tal montaña de problemas insalvables, que no saben cómo carajo salir de los embrollos en los que ellos mismos se meten. De momento, salen del paso a base de robarnos, no solo la producción presente, sino incluso la futura que aún no existe.
 
Así que los anarquistas tenemos por delante una alegre tarea que acometer, la misma que nuestros predecesores en el siglo XX, en Argentina, en España, en México, en Rusia…, cuando fueron los ácratas, no los que se vieron arrastrados por la vorágine de los acontecimientos, sino los sujetos que estructuraron sindicatos, organizaciones de defensa, vecinales, estudiantiles, los que les dieron cuerpo, estatutos, finalidades revolucionarias, principios emancipadores, carácter de clase, y modos de actuación libertarios, a los procesos sociales que les tocaron en la batalla. Nosotros, anarquistas, tenemos que participar en la que se nos viene encima (mucho más de la que ya tenemos encima), no como actores secundarios arrastrados por el pueblo, sino como protagonistas.
 
El anarquismo vigente, es decir, el anarquismo que posee vigor, fuerza, razones, eficacia en la acción, es el que se reivindica: somos libertarios, somos los y las anarquistas, los que queremos la no-dominación, los que defendemos la libertad y la igualdad, los que practicamos la ayuda mutua y la acción directa, federales, independientes, libres y soberanos, contrarios a todo poder y autoridad. Esa es nuestra inspiración, nuestra marca, nuestra seña de identidad, nuestra base común. Todos y todas, vamos a ocupar un puesto en la lucha social, el que queramos, aquel para el que estamos más capacitados, y una vez en él, no nos van a hacer retroceder ni un paso, al contrario: vamos a comerles terreno a los arquistas, al patronariado, a los del partido del orden… Y cuando estén esos cabrones con el agua al cuello y nos pidan cuartel…, más duro les vamos a dar.
 
¿Cuáles son las líneas de actuación del anarquismo? El anarquismo vigente, militante, forma parte, se une, constituye, toma posiciones en el proceso social. Es ahora el momento de dar prioridad a la organización. Organización para obtener la máxima eficacia en relación a nuestra fuerza potencial. Para obtener  recursos con los que enfrentarnos a la inevitable represión selectiva. Para elaborar defensas ideológicas que permitan entender este mundo. Para crear organismos de clase que rebasen las defensas del sistema… Y quien dice organización, dice propaganda, dice formación, dice redes de abastecimiento, de distribución, de consumo, gente preparada en todos los ámbitos. Eso es organizarse.
 
Claro, habrá quien piense al leer esto, que hemos ido de derrota en derrota (dicen) todos estos años, y que cada vez que levantamos cabeza, alguien llega y nos pisa el cuello. Que si detenciones, que si multas, que si juicios, que si asesinatos, o que si disputas bizantinas, cada vez que empezamos a crecer, algo viene y nos fastidia el invento… Pues pensemos: también hemos hecho muchas cosas buenas, también nos han salido cosas bien. Y aunque no se vea a las claras, nada se pierde en términos de energía, que se transforma, se dispersa y también se concentra. Esa fuerza que hemos puesto en movimiento en los años precedentes, está circulando, penetra en todas partes, y de no existir, el discurso hegemónico sería tan insoportable, que no habría espacio ni para quejarse.
 
Pensadlo: una defensa que posee este Sistema, es que consigue hacer ver a los dominados, que cualquier alternativa a Él es inviable, imposible, absurda; que los disidentes que se rinden y se integran son tratados con nobleza: tres comidas diarias y cuanta cerveza puedan engullir… Nos intentan comer la moral, diciéndonos que no somos, nada, que somos una ínfima minoría, que somos débiles, que hemos fracasado. ¿Y qué les respondemos nosotros?
 
Que son ellos los que han fracasado. Ellos prometieron bienestar, felicidad, riqueza para todos, y han creado un sistema demencial. Ellos son los que no son representativos, ellos son la ínfima minoría, los que mandan, los que se enriquecen, ellos son los débiles y por eso han de emplear la crueldad y la violencia para sostener sus privilegios. Ellos son los enfermos. Nosotros, en cambio, somos fuertes y mayoritarios formando parte del proceso social. Nosotros somos representativos, porque nos representamos a nosotros mismos. Somos lo que queremos ser, tenemos sentimientos comunes, afinidad, unión y aspiraciones colectivas. Nosotros somos los anarquistas, un gran movimiento basado en la Unión y en la Solidaridad, en la libertad y la no dominación, para cambiar el mundo. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie lo que es de nadie es de uno.
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NOTA
 
(1) Algo en torno al tema del cómo estar presente en la batalla, se dijo en: Plan de choque para una revolución libertaria, http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/16749
 
 
POSTDATA
 
- Este artículo ha salido larguillo. Qué se le va a hacer. Quien quiera protestar por la longitud, puede dirigirse a la tenebrosa administración de alasbarricadas. Hay que alimentar los destructores de documentos.
 
- De cara a recibir correspondencia, mis sobrinas me han abierto una cuenta en el faceboock
 

Comentarios

Largo e intenso.

Que asi sea todo. Como tu lo dices.

aurora boreal

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