El fenómeno del nazismo como contagio zombi

Me pregunta Bolchevicho, que si el nazismo es el producto más horrible de la descomposición de la mente humana (1), cómo es posible que arrastrase a millones de personas en el siglo XX a una locura colectiva.

Os explico: el nazismo no es más que la expresión colectiva de muchos comportamientos individuales deplorables. El nazismo saca a flote lo peor que todos (menos el bondadoso acratosaurio) lleváis dentro.

Seguro que habréis visto en el colegio, cómo el matón de la clase golpea al gafotas gordito, cómo sus esbirros se ríen, cómo los demás sonríen, y cómo al final hasta los más gilipollas le dan papirotazos, sardinetas y capones, porque así alivian su pijomemez con el eslabón más bajo. Y los profesores miran a otra parte, porque gracias a ese paria, el orden se conserva.

Es un comportamiento grupal que puede ser observado en los animales que viven en manadas. Al que es raro, todo le cae encima. Hace años, estudiando a las jirafas en libertad, hubo a quien se le ocurrió pintarles grandes manchas blancas con spray para —de manera barata—, poder identificar a los diversos ejemplares. Pues bien: todas las jirafas pintadas fueron dejadas a un lado por sus compañeras y comidas por los leones. Les pusieron cencerros, y las mataron los leones. Probaron con collares y adornos llamativos, y las mataron los leones. Al final les colocaron discretos radiotrasmisores.

Más cercano el ejemplo, entre los gatos podéis ver cómo en un grupo, a los gatos parias todos los demás los torturan. Estos desgraciados dejan de combatir, adelgazan y son asesinados sin protestar.

Entre los humanos, este comportamiento llega a grados extremos en casos (hay muchos así) como el de Sylvia Likens (2), torturada durante meses, violada y asesinada finalmente por un grupo de jóvenes y adultos con conocimiento (más o menos se sabía lo que pasaba) de todo el pueblo.

Pues bien, el nazismo no es más que ese comportamiento abusivo extremo, que se contagia a toda una sociedad que queda convertida en un grupo de sicópatas, de cómplices y de víctimas. Une lo más malo del racismo, del nacionalismo y del socialismo, desarrollando en sus alambiques un producto nauseabundo, purulento, apestoso, destilado alquitranado de odio, violencia y espíritu borreguil. Más malo que todo porque ¡encima!, emplea los recursos de la ciencia para torturar, reprimir, aterrorizar y asesinar de manera sistemática a millones de personas que son etiquetadas como “inferiores”.

El contagio se establece mediante la complicidad, lo mismo que el zombi trasmite la zombificación: de manera exponencial. Uno contagia a dos, dos a cuatro, cuatro a ocho… Mientras más crímenes se cometen, más cómplices se adscriben y más nazis aparecen. Así hasta el holocausto.

Por fondos para la investigación que desarrollen terapias hormonales que conviertan a los nazis en judíos: lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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NOTAS
(1) Los nazis y su tragedia interior http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/12132
(2) El asesinato de Sylvia Likens http://es.wikipedia.org/wiki/Sylvia_Likens

Comentarios

Yo he visto la película: la madre que los parió a todos está en celo perpetuo y hay que ir a donde se esconde para meterle una bombona de submarinismo entre los dientes o algo así, pero la muy cabrona se ha infiltrado en todos los actos de convivencia y no sabemos si la infección morirá con ella. Quizá mientras buscamos el escondite conseguimos sudar de paso sus toxinas cabronas.
No conocía el caso de Sylvia Likens, me ha dejado helado.

No sólo por contagio, cuantos zombies y nazis serían "raros" si descubrieran lo de puta madre que es no actuar en contra de lo que te dicta el estómago.
Si la mayoría de zombies empezará a escuchar más a sus propias entrañas que al pirao más gritón de turno, probablemente se asustaría al darse cuenta lo "rara" que és

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