Agresiones y violencia machista en el movimiento: ¿Algo ya superado?

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Estamos en un punto en el que las reflexiones en torno a las agresiones sexistas en espacios liberados es prácticamente nula. Esto sucede porque por un lado, se parte de la premisa errónea de que como somos anarquistas, automáticamente estamos libres de este tipo de lacras. Sin embargo, son actitudes e ideas asumidas que no se eliminan automáticamente, sino que hay que hacer un esfuerzo por trabajarlas. Y para hacer este esfuerzo hemos de darnos cuenta de ellas en vez de rechazar de plano que tengamos esas actitudes, deberíamos hacer un ejercicio de introspección, para ver cuáles son las actitudes que contribuyen a mantener este estado actual de las cosas para poder combatirlas. Si las negamos sin haber hecho esto, lo único que haremos será maquillarlas, o tener actitudes permisibles de cara a la galería, pero no habremos cambiado de raíz nuestros comportamientos.

Por otro lado, desde que en los medios e instituciones se comienza a tocar el tema, parece que la sobredosis informativa acerca de casos de malos tratos y demás, el tema aburre. Ya está suficientemente tratado y no hay que darle más vueltas. Además de esa falsa sensación de que esto tan horrible que sucede, ocurre “fuera de nuestras fronteras”. El problema no es nuestro, ya que nosotres somos anarquistas, y en nuestros círculos no se puede dar. Sin embargo, somos hombres o mujeres cada día, cada minuto y cada segundo de nuestra vida, y cada vez que nos relacionamos con otras personas (o incluso con nosotrxs mismxs, en nuestra percepción de la realidad) dejamos constancia de cómo asumimos nuestro rol de género.

La reflexión sobre las agresiones en nuestros espacios se genera (la mayoría de las veces, por no decir todas...) en grupos de mujeres y lesbianas. Su incidencia en grupos mixtos es residual. Seguimos tratando el tema como algo que afecta sólo a las mujeres. Es cierto que somos las que recibimos la peor parte, pero esto nos afecta a todxs, seamos agredidas o agresores precisamente por ese rol que jugamos y que muchas veces nos vemos reacios a plantear.

Y es precisamente este rol el que tenemos que observar, plantear, criticar, reflexionar sobre ello. Cómo nos afecta aplicar un rol “que se supone no nuestro”. Cómo influye el resto de la sociedad, en el sentido de que en ocasiones tenemos una lucha interna con nosotras mismas porque no sabemos si “nos estamos pasando de feministas”, al colocarnos un espejo deformado de “feministas histéricas” cuando algo nos cabrea porque nos afecta directamente. No se puede pasar por alto, no podemos perder de vista que estamos hablando de relaciones de poder desequilibradas y desiguales de partida, de dominación, de opresión.

El hombre (incluido el hombre anarquista) parte de una situación privilegiada con respecto a la mujer. En su mano está pues contribuir a perpetuar esos privilegios o no. Esa contribución puede no ser, o ser chiquita, o ser grande: ignorando, despreciando, ninguneando, invisibilizando, cosificando, acosando, abusando, agrediendo, maltratando...

Desgraciadamente, nuestras relaciones y nuestros espacios no están exentos de estos intentos de abuso de poder. Cada X tiempo sale a la palestra un nuevo episodio de agresión o acoso, por no hablar de todos aquellos (la mayoría) que se silencian. En general, en el momento que una persona decide hacer público que ha sido víctima de una agresión, colectivamente, no reaccionamos, no sabemos reaccionar o no queremos reaccionar... se tiende a invisibilizar, evitar, eludir... se habla de ello como un asunto “privado”, como algo muy complicado, delicado, dándonos una excusa para mantenernos al margen.

Cuesta aceptar la agresión como tal, porque en nuestro imaginario, los agresores son psicópatas, enfermos que acechan en callejones oscuros o esperan agazapados en el portal, sin embargo el 90% de las agresiones sexuales se produce en espacios de confianza. Hemos generado un esteriotipo de agresor que a la hora de la verdad cuesta ver reflejado en nuestrxs compañerxs. Nos hemos llenado de frases y de dibujos de mujeres golpeando en los testículos a hombres agresores. Y esto es fácil de cumplir cuando no hay lazos de ningún tipo con el agresor. Tendemos a pensar que las violaciones se dan por agresores anónimos, para los que la única herramienta de la que disponemos es la autodefensa.

Pero ¿qué sucede cuando estas dinámicas se dan entre personas con lazos de unión, ya sea de compañerxs o de amistad, u otras? pues que no sirve la autodefensa, porque no puedes golpear a quien aprecias. Es necesario otro trabajo ante esto. Un trabajo con varios enfoques, porque podemos ser agredidas, podemos ser agresores, o podemos ser cómplices.

Cuando el modelo de agresor que tenemos es un demonio con cuernos y rabo, es fácil aplicarle este modelo a un agresor desconocido, o a alguien que de por sí te cae mal, y entonces darle una patada en los huevos. Pero cuando ese agresor resulta ser una persona que comparte espacio y trabajo contigo, a quien tienes aprecio, cuando debes aplicar ese modelo a un chico que puede ser encantador, con gran sentido del humor, estar muy implicado en diversos temas sociales, la primera reacción es de “no puedo creérmelo”. Y de alguna forma resulta más fácil y más creíble pensar en una “feminista histérica exagerada” que en un “compañero agresor”. Buscamos formas de entenderlo como un malentendido, como algo no tan grave, para intentar evitar todo el esfuerzo que supone enfrentarse a ello (X no puede hacer eso, simplemente no puede ser). De esta forma, esta resistencia a asumir la agresión en nuestro ambiente, movimiento, relaciones, centros, lugares, nos lleva a minimizar, excusar, justificar, dar una explicación alternativa de los hechos, cuestionando de esta manera a la persona agredida.

Y quizás la solución no sea siempre una patada en los cojones. Si nos debatimos entre darle una paliza o mirar hacia otro lado, normalmente elegimos mirar hacia otro lado, es un mecanismo de autodefensa para no tener que aceptar "la monstruosidad de alguien cercano". Pero quizás debamos descubrir otras vías. Quizás exista la posibilidad de acercarnos a ese amigo de quien descubrimos un reverso tenebroso y hacerle ver que su actitud es despreciable, pero que estamos dispuestxs a ayudarle para cambiar su actitud. Si le da igual y lo que le importa es mantener su imagen, podremos pasar a la opción de darle de lado, crearle un vacío, o incluso volver a la clásica patada en los testículos. Pero si somos anarquistas, deberíamos estar por la nunca fácil opción de recurrir primero a otras medidas antes que a la mera represión. Proponer el planteamiento y la ayuda para que el agresor asuma el rol que ha estado llevando y se despegue de él.

No tenemos recetas mágicas pero creemos que hay que intentarlo. De lo contrario, al menos ser consecuentes, y mostrar ese rechazo abiertamente, y siempre. Pero seamos realistas, ésto no suele suceder, porque es más sencillo excusar a un amigo que admitir que pueda tener un comportamiento tan insano.

Cuesta aceptar la agresión como tal, porque asumir que uno de nosotros es un agresor es asumir que todos somos agresores potenciales. Precisamente, aceptar que todxs llevamos un agresor dentro, o alguien que facilita el camino hacia las agresiones, es enfrentar nuestro modelo de comportamiento con lo que no nos gusta ver de nosotrxs mismxs. Nos gusta vernos diferentes, vernos distintos a esa sociedad a la que criticamos, y darnos cuenta de estos fallos supone, de nuevo, volver a tocar con los pies en la tierra: ver nuestros errores, todas esas cosas que preferimos dejar pasar para poder mantener la armonía, todas esas actitudes a las que le restamos importancia y darnos cuenta de que pueden tener más importancia de la que le damos. Y entonces, enfrentarnos a esa estigmatización de “feminista histérica” por el hecho de querer plantearnos algo que aparece como normalizado.

Cuesta aceptar la agresión como tal, porque pone de relieve las fuertes carencias existentes alrededor de este tema mientras actuamos como si estuviera superadísimo. Porque supone una autocrítica muy fuerte, tener que volver a trabajar un tema que muchxs querrríamos pensar que está superado. No asumimos la agresión por el coste político que pueda acarrear, preferimos silenciarla tratando de eludir la crítica externa... incluso nos puede parecer de lo más inoportuno que alguien decida hacer públicas ese tipo de cuestiones en vez de lavar los trapos sucios en casa...

Asumir públicamente la agresión parece que invalide todos los proyectos que se llevan a cabo, como si un enorme castillo de naipes se desmoronase. Que además será y es usado por otros colectivos "rivales" para atacarnos. Que será una brecha por la que se debilitará todo aquello por lo que trabajamos. De cara a la galería es mejor mostrar que nada sucede, prque las consecuencias pueden ser penosas para todo el colectivo. Es importante mostrar una apariencia de perfección y normalidad antes que asumir públicamente que ha sucedido una agresión y pensar hasta qué punto se ha permitido esa agresión. Pero al actuar así, más tarde tendremos que trabajar sobre porqué hemos permitido que esa agresión quede silenciada, porqué, una vez más, hemos allanado ese camino hacia futuras agresiones, cuando la solución es enfrentar lo sucedido lo antes posible.

Las agresiones más visibles sólo son la punta del iceberg de una serie de pautas asumidas que muchas veces ni siquiera vemos. Por lo tanto, silenciando esas agresiones sólo conseguimos tapar los síntomas... síntomas de que algo dentro está enfermando. Los síntomas están ahí para que nos fijemos en ellos y hagamos frente a una enfermedad. Por algo como militantes hablamos de soluciones radicales (que van a la raíz del problema) y no de soluciones sintomáticas.

Comentarios

maravilloso articulo. lastima que mi capacidad intelectual no de para expresar todo lo que pienso a cerca de esa verdad que es el maltrato.
pero hay una cuestion que no me ha quedado clara. que pasa con la cuestion de genero? que pasa cuando un ser masculino esta siendo agredido de las mas diversas formas por una ser femenina? no es posible responder con una patada en los huevos, pues pasas a ser un agresor, machista y maltratador. que pasa cuando tu agresora se respalda en su genero para seguir machacandote? como te protejes?
Bueno, supongo que si esto te pasa y eres chico, osease, si tienes genitales masculinos, seras un flojucho, maricon, lloron, o simplemente, te chacharan de loco porque a los tios esto no nos pasa, somos nosotros los que lo hacemos. nosotros no sufrimos, no lloramos, no tenemos paranoias. solamente tenemos el cerebro de mosquito y un par de huevos para patear cuando, en algunos casos, a una chica se le cruza el cable y su genero y su mala ostia le justifican su sufimiento, que todos sentimos.

siempre con lo mismo, siempre que se habla sobre agresiones de genero tiene que salir algún hombre con su victimismo... feicidades por el articulo aunque discrepe en un par de cosas.

Dar de lado al agresor no es un castigo, sino dar apoyo a la persona agredida. Hay veces en las que se puede hablar del tema, y quizas el agresor pueda estar interesado en iniciar un proceso y ser consciente de sus actos, pero si la chica agredida no se siente comoda con él no me parece que pedirle que desaparezca por un tiempo sea un castigo sino un posicionamiento al lado de la persona agredida. También tengo muy claro que hay casos extremos en el que hay que apechugar y saber dar la patada en los cojones. Si un amigo viola a una chica, es posible que se de cuenta de la barbaridad que ha cometido, pero yo no puedo volver a confiar en alguien así...

Quizás en el articulo hubiera faltado reseñar materiales sobre el tema, fancines y publicaciones que a pesar de polemicas han abierto el camino para empezar a hablar sobre agresiones. Por ejemplo tenemos el reciente dossier sobre agresiones que se basa en unos debates que tuvieron lugar en el CSOA La Revoltosa de Barcelona, en él hay un artículo sobre la discriminación positiva que quizás contestaría al amigo del primer comentario. Tijeras para todas era otro recopilatorio de textos que inicio el camino aquí, o torres mas altas han caido. Podeis consultar con alguna distri de Barcelona para conseguirlos.

me cuesta entender, lo del hombre anarista parte de un privilegio, me cuesta entenderlo, caundo a veces veo mujeres mossas, mujeres jutjessas, mujeres fascistas, mujeres abusonas, mujeres capaces de las agresiones tan infames y crueles como las de cualquier hombre, pero bueno a veces desde la reaccion es tal el atractivo de hacernos ver roles inflados y artificiales que los damos como algo natural, me cuesta entender que una mujer anarkista e igual un hombre anarkista funcionen con el rol de victima, me cuesta entender que en anarkia, los roles de hombre y mujer nos determinen en una forma u otra, masa bien me parece que la penetracion del pensamiento opresor es de tal calibre y fuerza que lo mas facil es identificarnos como victimas y asi esperar que no se muy bien quien nos veng a salvar, un anarkista o una anarkista que si nos fijamos se escribe y se pronuncia igual, puede ser agredido o agredida pero ante esa agresion nunca reaccionara, en todo caso se revolucionara y tratara primero de autodefenderse pero no a traves del rol de victima sino autoliberandose de ese rol, y ateniendose a sus fuerzas dara la respuesta adecuada como individu@ libre que como veis anarkista y libre no rienen genero, me cuesta creer que las milicianas que cogen el fusil sean piezas faciles de agresion porque sean mujeres, pues en cierto forma superan lo del genero para ser anarkista y libres, y entonces vienen a vivir a un mundo en que los privilegios no existen y por lo tanto ya no esperan que las salve no se quien, sino que son capaces de vivir sus vidas sin el rol de victimas, en cuanto a la eleccion de la preferencia sexual, eso tampoco tiene nada que ver con ser anarkista y libre, sencillamente cuando un@ intenta ser anarkista y libre eso no tiene importancia, cuantas lesbianas son mosssas jutjetsas fascistas y tan asquerosas como puedan ser los machistas, pues muchas en cuanto a lo de las agresiones y la violencia de genero desde donde se aspira a vivir en anarkia hay que tener cuidado cuando esto parece ser un problema no sea que nos estemos yendo por un atajo que en vez de llevarnos a la anarkia nos este llevando a una autoridad disfrazada de bondad en que esta nos salvara de ese problema que esa misma buena autoridad ha creado, algo asi como el remedio es peor que la enfermedad. creemos espacios en que las personas que aspiran a ser anarkistas y libres sean capaces de huir de roles que no quieren hacer y sepan autodefenderse ya sea individualmente como grupal y colectivamente, busquemos la afinidad creemos afecto y practiquemos la mutuaayuda, accio directa contra las agresiones pero no caigamos en designarlas como quiere la reaccion y que sean motivo de dividirnos y hacernos antagonicos y crear protoclos reaccionarios, quien tenga actitudes reaccionarias y eso le de razones para tratar a sus semejantes a traves de la agresion que se atenga a las consecuencias pues en anarkia sabra que no es gratis, pues como anarkistas y libres sabremos dar respuesta a estos hechos mas alla de la mentira del rollo de genero. para acabar igual todo lo que he escrito es pura tonteria, y los que se creen que tienen privilegio por ser de una forma o de otra sin quieren ser libres tendran que dejar esa creencia pues los privilegios nada mas sirven para estar presos de ellos, en cuanto a victimqas que quieren hacer ese rol y que les salven no se quien si quieren ser libres tambien tendran que hacer frente al rollo determinista que hacen ese rol por ser de una forma, para superarlo y llegar a eso que pienso que aspiramos o sea ser anarkistas y libres

comparto tu opinión. El rol de eterna vícitma no es nada liberador. Y lo de los protocolos reaccionarios, pues eso, que tenemos que dar desde el anarquismo respuestas mucho más inteligentes y elaboradas que las que están dando algunos feminismos institucionalizados desde arriba las instituciiones.
El artículo, por otro lado, me parece muy bueno.

Un saludo a todes.

este comentario debía haber ido contestando al asunto de "agresión", pero bueno, como no se cambiarlo, ahí se queda.
Saludos

Yo creo que a lo mejor es que los movimientos llamados sociales están completamente caducos. En los últimos años el posmodernismo se ha introducido con gran fuerza en los espacios supestamente liberados, y en mi opinión, eso ha causado entre muchas otras cosas, que estos espacios se contemplen desde una óptica deformada que pretende ver la anarquía ya produciéndose y desarrollándose en armonía, con apoyo mutuo,..., no siendo en la realidad más que una parodia de la misma. La crítica y la "reflexión" que se quiere dar sobre el fenómeno particular de las agresiones sexistas debería estar englobada dentro de una crítica más general hacia la totalidad del ghetto libertario y su incapacidad de traspasar sus barreras.

Lo que quiero decir es que encerrarse sobre los mismos discursos o cambiarlos hacia una dirección netamente reformista, crear una moral paralela (tanto o más opresiva, en ciertos casos, que la hegemónica), mantener todo un sistema de apariencias... y tratar de venderlo como "alternativo" es exagerado y hasta nocivo. Por mucho que se pretenda haber "liberado" esos espacios, en la práctica los individuos que los ocupan no son "mejores" que los que están fuera, es decir, que no por seguir un discurso ideológico (en el peor sentido de la palabra), decir/escribir "nosotres" para no parecer machista , vestir de una determinada manera, participar en tediosas asambleas o pegar carteles de la campaña de turno no hace necesariamente, a la larga, seres humanos con los que se pueda identificar la revolución y la libertad, y es aquí el problema que ocurre cuando se plantean este tipo de iniciativas para fomentar este tipo de "reflexiones", ya que la sociedad mercantil, sus vicios y sus miserias están en todas partes, y no basta con declararte anarquista para dejar de pertenecer a ella. Tampoco basta con "reflexiones" y con propósitos de enmienda que se escabullan de la realidad vista como totalidad, y que pretendan crear una isla artificial donde "todes" convivimos en armonía.

Sólo el ataque directo, la confrontación y la tendencia hacia su generalización puede sacarnos de esta situación y llevarnos a otros espacios realmente liberados en los que la comunicación sea real y total, y por tanto superar en la práctica cotidiana aquello que ahora se pretende hacer por medio de "reflexiones" y debates amañados.

- Plantemos cara a las agresiones sexistas en los espacios liberados. Proceso de debate en el CSOA La Revoltosa. Guía pedagógica para trabajar en colectivo las agresiones sexistas. Barcelona, 2008.
- Sobre el por qué se suele llamar broma a una agresión entre amigxs. Marzo 2008.
- Sobre la violencia contra las mujeres. (colectivo “Dalilas”) BCN, 2002.
- Tijeras para todas. Textos sobre Violencia de Género en los Movimientos Sociales.
- Autodefensa para mujeres. (Acciones degeneradas)
- Estado de Wonderbra. Entretejiendo narraciones feministas sobre la violencia de género. Barbara Biglia y Conchi San Martín. Virus, 2007
- Geometría, ideología y geografía de las relaciones de confianza
- ¿Quién teme a los procesos colectivos?
- Espacios okupados, espacios con cuidado

En primer lugar, agradecer que se inicie este debate en Alasbarricadas.
De hecho, creo que es mi primera intervención aquí.

Tan solo quería aportar algo a partir de mi experiencia personal en espacios colectivos.

Entre dar una paliza a un agresor y mirar para otro lado, hay unas cuantas actuaciones que se podrían emprender. Por desgracia, este es un tema, como se comenta en el texto, que no se prioriza, ni siquiera de manera transversal, dentro de las luchas cotidianas. No así en los grupos feministas y algunos otros.

Creo que un primer paso para hacer frente a estos agresores es asumir que están ahí, que existen, que hay que afrontar colectivamente el conflicto para resolverlo. Y no repetirlo.

Además, yo creo que el sexismo y las agresiones de caracter sexual se producen en cualquier espacio, sea un bar, una fiesta popular, una discoteca o un centro social. Yo no veo tantas diferencias a determinadas horas y con determinados consumos.

Salvo espacios más coherentes, por supuesto, que también los conocemos.

Un saludo.

Siempre con lo mismo? Estoy totalmente de acuerdo en que bajo ningun concepto se debe permitir una agresion a una mujer. no digo que no suceda, y posiblemente es demasiado habitual que entre personas que se definen como no sexistas esto ocurra. lo que quise decir es que al reves tambien ocurre, tambien hay chicos agredidos por chicas, y no tienen manera de defenderse, incluso a veces la unica solucion es callarte y desaparecer. conozco bastantes casos, bien cercanos, con nombres y apellidos, con posicionamiento politico, con discurso propio, con estereotipos bien definidos, en los que hay casos serios de agresion. y cuando digo serios digo con señas evidentes de agresion fisica. no hay duda de que las mas salvajes han sido producidas por chicos, que aparentemente son muy anti, o muy anarko, o muy algo. pero tambien hay varios casos en los que ha sido al reves, y tambien an sido fisicas y gratuitas. yo mismo he sufrido alguna agresion por parte de tios y de tias. algunas fruto de alguna bronka y otra gratuitas. la diferencia es que si un chico me pega, yo le pego. si una chica me pega me hundo y me acojono, y huyo. bueno a lo que voy es que todos somos victimas de los demas en algun momento de la vida. y no es justificar ni decir asi son las cosas, hay que aguantarlo todo, hija mia. lo que quiero decir es que no quiero que nadie me agreda, y si lo hace, que me deje defenderme y protejer mi dignidad. y que generalmente cuanto mas radicales somos en nuestras cuestiones ideologicas mas problematic@s somos. somos nosotr@s o l@s demas?

A ver si aclaramos términos:

Agresión Sexista: agresión que se produce a una persona por su sexo. Y englobamos en ellas las agresiones sexuales.

Si yo, que soy tío, le doy dos hostias a fulanita por delatar a alguien a la policía, no es una agresión sexista. En el artículo se habla de agresiones sexistas (que incluyen las sexuales)

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