Expón aquí ese argumento, que no me apetece leerme el libro. O sino, no pontifiques. Yo puedo decir que tal dijo en aquel libro que refutó lo de a cada uno según su necesidad, ¿te convencería a ti? Pues eso.Comunista integral escribió:Jorge. escribió:Pues qué va a pasar Osvaldo, pues que podré cagar en cualquier baño, porque todos estarán en la asamblea.![]()
![]()
![]()
Eso sí que es práctico.
En mi opinión en el capítulo de "asalariamento colectivista" Kropotkin desmonta muy hábilmente aquel principio de "a cada cual según su trabajo", compartido tanto por partidarios del libre mercado como por algunos colectivistas no comunistas.
Hasta tanto no sean rebatidos sus argumentos, nadie que acuse al comunismo kropotkiniano de romanticismo será tomado en serio.
Abolición de la propiedad privada
Re: Re:
A los osados pertenece el futuro
- Comunista integral
- Usuari@ Expulsad@
- Mensajes: 1433
- Registrado: 03 Mar 2008, 16:45
Re: Abolición de la propiedad privada
Chico, los pontificadores son aquellos que tachan livianamente de romanticismo al comunismo kropotkiniano sin dar ninguna especie de argumento ni referencia. Es gracioso porque el mismo Kropotkin en su libro barre el piso con varias objeciones burguesas o autoritarias de ese tipo, asi que se nota como los que hablan sobre él ni siquiera lo han leído.
Si quieres leer el libro, te lo puedes descargar en pdf o en html, con googlearlo ya te aparece varias veces. Fíjate el capítulo "El asalariamiento colectivista".
Es algo largo para postearlo aquí.
Si quieres leer el libro, te lo puedes descargar en pdf o en html, con googlearlo ya te aparece varias veces. Fíjate el capítulo "El asalariamiento colectivista".
Es algo largo para postearlo aquí.
Para todas las ocasiones en que lo amerite (y no son pocas):
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!
Re: Abolición de la propiedad privada
Yo en ningún momento lo he tachado sin más. Lo que quiero es que me expliques tú porque no tiene sentido que a cada cual se le de según su trabajo, no quiero que me cites a tal, que esto es un foro de discusión. Puedes hacerlo para apoyarlo, pero si a mí no me da la gana leerme algo, tú no me has demostrado nada. Demuéstrame que no tiene sentido que si yo he trabajado cuatro horas no tiene sentido que no reciba el fruto de mi trabajo, y si trabajo veinte, porque no puedo recibir lo logrado en ese lapso de tiempo. Yo también te puedo decir que tal autor en su libro ha demostrado la inviabilidad del comunismo. Ya hay alguno que lo ha hecho. O eso se supone. En lo de a cada cual según su trabajo, puedes leerte a Benjamin Tucker y verás como tiene sentido, y mucho lo quedefiende sobre "a cada cual su trabajo".Comunista integral escribió:Chico, los pontificadores son aquellos que tachan livianamente de romanticismo al comunismo kropotkiniano sin dar ninguna especie de argumento. Es gracioso porque el mismo Kropotkin en su libro barre el piso con varias objeciones burguesas o autoritarias que he visto por aquí.
Si hubieran citado un libro o un artículo que lo haga, vaya y pase, pero no lo han hecho y eso se llama soberbia.
El libro te lo puedes descargar en pdf o leerlo en html, con googlearlo ya te aparece varias veces. Fíjate el capítulo "El asalariamiento colectivista".
Es algo largo para postearlo aquí.
Por favor explícamelo.
A los osados pertenece el futuro
Re: Abolición de la propiedad privada
Aún así, me he leído el capitulo ese. Qué quieres que te diga, intenta defender lo suyo, y utiliza una prosa muy buena, podría hacer de uno de esos abogados de las pelis que se camelan al jurado blanco en un juicio a condena de muerte de un negro. Pero argumentar sólidamente no argumenta. Te intenta camelar, dice que Proudhon se carcomía por dentro al defeder tal, dice que si las necesidades de un padre de cuarenta años son diferentes a las de uno de veinte. ¿Pero que tendrá eso que ver con lo de a cada cual según su trabajo. Nadie tiene derecho a quitarme el fruto de su trabajo por mucho que se lo dé a alguien que lo necesite muchísimo más que yo. Si lo hace me esta robando y limitando mi libertad. Y no es nada anarquista. Es así de simple. No tiene nada de anarquista hacerlo si yo no lo consiento. Y punto. Es que es de cajón. No tiene vuelta de hoja. A cada cual según sus necesidades, vale. Pero si todos lo deciden así. Si no, el que no quiera, según su trabajo. Y a chincharse si a alguien no le gusta.
A los osados pertenece el futuro
Re: Abolición de la propiedad privada
Eso es sencillamente falso, vengo repitiendo continuamente el problema del cálculo económico racional en el comunismo -y en todo sistema sin propiedad y mercado- , y tú lo ignoras sibilinamente con palabrería.Chico, los pontificadores son aquellos que tachan livianamente de romanticismo al comunismo kropotkiniano sin dar ninguna especie de argumento ni referencia.
A ver, te pondré un ejemplo claro para que lo comprendas. Estás en tu comuna consejista, celebrais la asamblea para determinar cuáles serán las inversiones que realizareis este semestre -supongamos que así habeis decidido planificar-, y os encontrais con esta disyuntiva: a la hora de construir el ferrocarril que pasará por vuestra comuna y la unirá con la de al lado, podeis convinar factores distintos sin que varíe el resultado final. Estos son:
a) 2A + 3B
b) 6A + 9B
c) 3A + 2B
Teniendo en cuenta que no existen precios en vuestra comuna, ¿cómo narices vais a decidir cuál es la mejor inversión, la más rentable? Si no consigues averiguarlo tu comuna derrochará recursos en unos sectores y subinvertirá en otros; si lo consigues me hago consejista.
[Y, por favor, aquí no pinta nada lo del valor de cambio]
Yo sí leí La Conquista del Pan, y no refuta absolutamente nada. Es un buen libro para conmoverse de la situación del proletariado del s. XIX y soñar con el reparto asambleario de la tarta, pero un nefasto conato de tratado de Economía Política.Es gracioso porque el mismo Kropotkin en su libro barre el piso con varias objeciones burguesas o autoritarias de ese tipo, asi que se nota como los que hablan sobre él ni siquiera lo han leído.
Solo tiene dos objeciones: una acertada, a la teoría del valor-trabajo utilizada por marxistas y anarcocolectivistas y su consecuencia, que es la mayor retribución del trabajo intelectual sobre el manual, y otra objeción que pretende refutar la propiedad privada y la retribución en base al trabajo.
Bien, centrémonos en esta segunda objeción, que es la que realmente afecta a los mutualistas. Básicamente dice que, como el trabajo es colectivo y toda la riqueza actual ha sido posible gracias a muchas generaciones de individuos, ¿quién puede apoderarse de un pedazo de ella? Obviando las consecuencias desastrosas que se extraen de esto, ¿tiene razón Kropotkin? De ningún modo. Si un artesano hace públicas sus técnicas para fabricar X manufactura, tomaré nota y aplicaré sus conocimientos con mi trabajo. ¿Qué derecho tiene nadie a exigir una parte de mi trabajo, si el artesano cedió voluntariamente su conocimiento y yo lo tomé también voluntariamente? ¿Qué derecho tiene quien sacó la arcilla de la montaña o fabricó las pinturas de la vasija si compré a ambos sus mercancías voluntariamente?
También me viene a la memoria el ejemplo que ponía Kropotkin, no recuerdo si en ese capítulo u otro, de las ciudades para validar su teoría, ya que el valor de las casas que se asentaban en ellas eran producto del trabajo conjunto de la sociedad durante generaciones, que la habían embellecido con jardines, alcantarillado, iluminación, etc. y volvía a lanzar la pregunta de ¿quién puede apoderarse de una porción de esto sin comenter una injusticia? Pero nuevamente Kropotkin se equivoca: el valor de las viviendas de las ciudades no guarda relación con el trabajo aplicado por generación alguna, sino por las valoraciones subjetivas de la gente. Conozco casos de ciudades en que el casco antiguo se ha llenado de drogadictos y prostitutas y esas zonas se han devaluado y, en cambio, el precio de las viviendas de construcción reciente es altísimo.
Por cierto, y ya que citas a Kropotkin, que a pesar de este libro mediocre era un tipo inteligente, tiene algunas buenas frases.
"Y olvidarán también decirnos si es posible acabar con la explotación en tanto que sus primeras causas -el capital individual y la miseria, creada artificialmente en sus dos tercios por el Estado- continúen existiendo.
Sobre Proudhon en el capítulo que citas:
"Si más tarde hizo suyo ese invento Proudhon [los bonos de trabajo], también se comprende. En su sistema mutualista, trataba de hacer menos ofensivo el capital, a pesar del mantenimiento de la propiedad individual, que aborrecía en el fondo del alma, pero que conceptuaba necesaria como garantía del individuo contra el Estado."
A pesar de que no entendió completamente el papel de la propiedad en la creación de riqueza, sí percibió que el Estado constreñía el acceso de los pobres a la riqueza -y no solo haciendo de "guardián de la propiedad"-.
Y curioso cuanto menos que nos acuses de no leer a Kropotkin cuando tú fuiste el primero que reconoció no haber leido a Proudhon.
"El congreso [de Bruselas de la AIT de 1868] declara:
1. Que la producción (el productor) únicamente puede conseguir la posesión de las máquinas mediante las asociaciones cooperativas y una organización de crédito mutuo. [...]".
1. Que la producción (el productor) únicamente puede conseguir la posesión de las máquinas mediante las asociaciones cooperativas y una organización de crédito mutuo. [...]".
Re: Abolición de la propiedad privada
Confundes valor con precio, así como la capacidad de los trabajadores de evaluar directamente sus necesidades y las de su trabajo. Quien necesita cuantificar en base al precio, es el empresario que planifica la mejor forma de obtener beneficios exclusivamente para sí mismo a costa de los demás.
Para decidir qué trazado del tren se hará, después de que los vecinos afectados o le den uso valoren si realmente lo desean o no, los trabajadores que se encargarían de su construcción (y que a menudo serán también vecinos), que son los que realmente saben del tema (y si no pueden asesorarse con los ingenieros, desde luego, no con los economistas), sabrán decir cuánta energía y tiempo necesitarán para cada trazado. Una vez se tienen los proyectos, los vecinos podrán decidir cuál es el que desean, porque a lo mejor prefieren invertir más en un trazado más agradable, o uno que no pase a través de un bosque de interés ecológico.
Por ejemplo.
En cuanto a tu vasija, puedes hacer con ella lo que quieras.
Estamos hablando de medios de producción, no de hobbies.
Para decidir qué trazado del tren se hará, después de que los vecinos afectados o le den uso valoren si realmente lo desean o no, los trabajadores que se encargarían de su construcción (y que a menudo serán también vecinos), que son los que realmente saben del tema (y si no pueden asesorarse con los ingenieros, desde luego, no con los economistas), sabrán decir cuánta energía y tiempo necesitarán para cada trazado. Una vez se tienen los proyectos, los vecinos podrán decidir cuál es el que desean, porque a lo mejor prefieren invertir más en un trazado más agradable, o uno que no pase a través de un bosque de interés ecológico.
Por ejemplo.
En cuanto a tu vasija, puedes hacer con ella lo que quieras.
Estamos hablando de medios de producción, no de hobbies.
un pálido punto azul... http://www.youtube.com/watch?v=oGKm6_-BmRE
Re: Abolición de la propiedad privada
Todo puede ser convertido en un medio de producción o si le quieres decir: generador de riqueza. Y la propiedad es o no es soberana.Estamos hablando de medios de producción, no de hobbies.
La pedagogía no ha de pretender civilizar a los hombres, sino formar personas libres, caracteres soberanos y la voluntad, tan duramente oprimida hasta ahora, no debe debilitarse más. Max Stirner
-
Winston Smith
- Usuari@ Expulsad@
- Mensajes: 68
- Registrado: 22 Abr 2007, 00:44
- Ubicación: Argentina
Re: Abolición de la propiedad privada
La propiedad privada no puede abolirse. Sólo puede volverse más "inclusiva", pero nunca podría eliminarse. La única forma de eliminar la propiedad privada es que exista tal abundancia de bienes que nadie necesite apropiárselos, cosa totalmente imposible, por lo menos en este planeta.
- Comunista integral
- Usuari@ Expulsad@
- Mensajes: 1433
- Registrado: 03 Mar 2008, 16:45
Re: Abolición de la propiedad privada
Me veo obligado a citar aquí el extracto del capítulo de La conquista del pan al que hago referencia, porque quienes dicen haberlo leído soslayan en su respuesta -¿será casualidad?- los verdaderos argumentos contra el "a cada cual según su trabajo" y sólo hacen referencia a los circunstanciales.
Señalo en negrita a los argumentos que los refutadores del comunismo anarquista deberían haber prestado atención.
Quiero anticipar que este capítulo del libro de Kropotkin es una crítica al sistema de salariado que proponía la socialdemocracia. O sea, el asalariado en el marco de la propiedad nacionalizada de los medios de producción bajo un gobierno socialista. Pero la crítica del principio "a cada cual según su trabajo" que posteo a continuación es válida también para las propuestas de un mundo de pequeños propietarios.
Señalo en negrita a los argumentos que los refutadores del comunismo anarquista deberían haber prestado atención.
Quiero anticipar que este capítulo del libro de Kropotkin es una crítica al sistema de salariado que proponía la socialdemocracia. O sea, el asalariado en el marco de la propiedad nacionalizada de los medios de producción bajo un gobierno socialista. Pero la crítica del principio "a cada cual según su trabajo" que posteo a continuación es válida también para las propuestas de un mundo de pequeños propietarios.
<A cada uno según sus obras>, dicen los colectivistas, o sea, según su parte de servicios prestados a la sociedad. ¡Y tal principio se recomienda para ponerse en práctica cuando la revolución haya puesto en común los instrumentos de trabajo y todo lo necesario para la producción!
Pues bien; si la revolución social tuviese la desgracia de proclamar este principio, sería impedir el desarrollo de la humanidad; seria abandonar, sin resolverlo, el inmenso problema social que nos han legado los siglos anteriores.
En efecto, en una sociedad como la nuestra, donde vemos que cuanto más trabaja el hombre menos se le retribuye, este principio puede parecer al pronto como una aspiración hacia la justicia.
Pero en el fondo, no es más que la consagración de las injusticias del pasado. Por ese principio comenzó el asalariamiento, para venir a parar a las odiosas desigualdades y abominaciones de la sociedad actual. Porque desde el día en que comenzaron a valorar en moneda o en cualquier otra especie de salario los servicios prestados; desde el día en que se dijo que cada uno sólo tendría aquello que consiguiera hacerse pagar por sus obras, estaba escrita de antemano, encerrada en germen en este principio, toda la historia de la sociedad capitalista con ayuda del Estado.
Los servicios prestados a la sociedad, sean trabajos en los campos o en las fábricas, sean servicios morales, no pueden valorarse en unidades monetarias, no puede haber medida exacta del valor de lo que impropiamente se ha llamado valor de cambio, ni del valor de la utilidad, con respecto a la producción. Si vemos dos individuos que trabajan uno y otro durante años cinco horas diarias, en beneficio de la comunidad y en diferentes trabajos que les agraden lo mismo, podemos decir en resumen que sus trabajos son casi equivalentes. Pero no puede fraccionarse su trabajo y decir que el producto de cada jornada, hora o minuto de trabajo del uno vale por el producto de cada minuto y hora del otro.
Se puede decir grosso modo que el hombre que durante su vida se ha privado de descanso durante diez horas diarias, ha dado a la sociedad mucho más que quien sólo se ha privado de descanso cinco horas diarias o no se ha privado nunca.
Pero no se puede tomar lo que ha hecho durante dos horas y decir que ese producto vale dos veces más que el producto de una hora de trabajo de otro individuo y remunerarlo en proporción.
Entrad en una mina de carbón y ved aquel hombre apostado junto a la inmensa máquina que hace subir y bajar la jaula. Tiene en la mano la palanca que detiene e invierte la marcha de la máquina, la baja, y la jaula retrocede en su camino en un abrir y cerrar de ojos, lanzándola arriba o abajo con una velocidad vertiginosa. Muy atento, sigue con la vista en la pared un indicador que le muestra en una escalita en qué lugar del pozo se encuentra la jaula a cada instante de su marcha; y en cuanto el indicador llega a cierto nivel, detiene de pronto el impulso de la jaula, ni un metro más arriba o más abajo de la línea requerida. Y apenas han descargado los recipientes llenos de carbón y colocado los vacíos, invierte la palanca y envía de nuevo la jaula al espacio.
Durante ocho o diez horas seguidas mantiene esa prodigiosa atención. Que se distraiga un momento, y la jaula irá a estrellarse y romper las ruedas, destrozar el cable, aplastar a los hombres suspender todo el trabajo de la mina. Que pierda tres segundos por cada golpe de palanca, y la extracción -en las minas perfeccionadas modernas- se reducirá de veinte a cincuenta toneladas diarias.
¿Es él quien presta el mayor servicio en la mina? ¿Es acaso el mozo que le da desde abajo la señal de que suba el ascensor? ¿Es el minero que a cada instante arriesga la vida en el fondo del pozo y que un día quedará muerto por el grisú? ¿O el ingeniero que por un simple error de suma en sus cálculos puede perder la capa de carbón o hacer arrancar piedra? ¿O el propietario que ha comprometido todo su patrimonio y que tal vez ha dicho, contra todas las previsiones: <Cavad aquí; encontraréis excelente carbón>.
Todos los trabajadores interesados en la mina contribuyen en la medida de sus fuerzas, de su energía, de su saber, de su inteligencia y de su habilidad, a extraer el carbón. Y podemos decir que todos tienen derecho a vivir, a satisfacer sus necesidades y hasta sus caprichos después de que esté seguro para todo lo necesario Pero, ¿cómo valorar sus obras?
Y además, ¿el carbón que extraen es obra suya? ¿No es también obra de esos hombres que han construido el ferrocarril que conduce a la mina y los caminos que irradian de todas sus estaciones? ¿No es también obra de los que han labrado y sembrado lo campos, extraído el hierro, cortado la madera en el bosque, fabricado las máquinas donde se quemara el carbón, y así sucesivamente?
No puede hacerse ninguna distinción entre las obras de uno. Medirlas por el resultado nos lleva al absurdo. Fraccionarlas y medirlas por las horas de trabajo nos conduce al absurdo. Sólo queda una cosa: poder las necesidades por encima de las obras y reconocer el derecho a la vida en primer término, al bienestar después, para todos los que tomen cualquier parte en la producción.
Pero examinemos cualquier otra rama de la actividad humana, tomad el conjunto de las manifestaciones de la existencia. ¿Quién de nosotros puede reclamar una retribución más cuantiosa por sus obras? ¿El médico que ha adivinado la enfermedad, o la enfermera que asegura la curación con sus cuidados higiénicos?
¿Es el inventor de la primera máquina de vapor, o el muchacho, que, cansado un día de tirar de la cuerda que entonces se usaba para hacer entrar el vapor bajo el pistón, ató esa cuerda a la palanca de la máquina y se fue a jugar con sus camaradas, sin imaginarse que había inventado el mecanismo esencial de toda máquina moderna, la válvula automática?
¿Es el inventor de la locomotora, o aquel obrero de Newcastle que sugirió la idea de reemplazar por traviesas de madera las piedras que antaño se ponían debajo de los carriles y que hacían descarrilar a los trenes por falta de elasticidad? ¿Es el maquinista de la locomotora? ¿El hombre que con sus señales detiene los trenes? ¿El guardagujas que les da paso a las vías?
¿A quién debemos el cable trasatlántico? ¿Será el ingeniero que se obstinaba en afirmar que el cable transmitía los despachos, al paso que los sabios electricistas lo declaraban imposible? ¿Al sabio Maury, que aconsejó abandonar los cables gruesos por otros tan delgados como una caña? ¿O a esos voluntarios venidos no se sabe de dónde, que pasaban noche y día sobre cubierta examinando minuciosamente cada metro de cable para quitar los claves que los accionistas de las compañías marítimas hacían clavar neciamente en la capa aisladora del cable, para dejarlo fuera de servicio?
<<¡Las obras de cada uno!>> Las sociedades humanas no vivirían dos generaciones seguidas, desaparecerían dentro de cincuenta años, si cada cual no diese infinitamente más de lo que se le retribuya en moneda, en bonos o en recompensas cívicas. Se extinguiría la raza si la madre no gastase su vida por conservar la de sus hijos, si el hombre no diese algo sin interés, sobre todo donde no espera ninguna recompensa.
Y si la sociedad burguesa decae, si estamos hoy en un callejón sin salida del cual no podemos pasar sin acometer a fuego y hierro las instituciones del pasado, es precisamente por un exceso de cálculos, por culpa de habernos dejado conducir a no dar sino para recibir; es por haber querido hacer de la sociedad una compañía comercial basada en el debe y haber.
Para todas las ocasiones en que lo amerite (y no son pocas):
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!
- Comunista integral
- Usuari@ Expulsad@
- Mensajes: 1433
- Registrado: 03 Mar 2008, 16:45
Re: Abolición de la propiedad privada
Esta afirmación, basada en el principio malthusiano de que la población crece geométricamente mientras que los recursos crecen linealmente, era justificable en la época previa al nacimiento de la gran industria, pero el hecho de que se la repita hoy indica que se prioriza la fidelidad a una doctrina económica antes que la observación de la realidad.Winston Smith escribió:La propiedad privada no puede abolirse. Sólo puede volverse más "inclusiva", pero nunca podría eliminarse. La única forma de eliminar la propiedad privada es que exista tal abundancia de bienes que nadie necesite apropiárselos, cosa totalmente imposible, por lo menos en este planeta.
Hace rato ya que el mismo capitalismo ha creado las condiciones para que la producción de bienes siempre se mantenga por encima de las necesidades de la población. Esto es una realidad HOY:
http://bicicanarias.com/?p=3358Cáritas, Ingeniería sin Fronteras, Prosalus y Veterinarios sin Fronteras han denunciado hoy que 854 millones de personas en el mundo sufren de “hambre extrema” y que un tercio de la población mundial -2.000 millones de personas-, tiene carencias nutricionales.
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, el próximo día 16, estas organizaciones no gubernamentales afirman en una nota que tres de cada cuatro personas que padecen hambre en el mundo son pequeños agricultores, pescadores o pastores.
Según los datos de estas instituciones, las raíces del hambre del siglo XXI son la exclusión y la marginación de pueblos enteros, la injusta distribución de los recursos, las políticas agrarias y comerciales internacionales y la falta de cumplimiento del derecho a la alimentación como derecho humano fundamental.
Asimismo instan al Gobierno español a promover la coherencia de políticas en el seno de la Unión Europea, velando para que éstas no tengan un impacto negativo sobre el derecho de la alimentación.
Al respecto cita el caso de los Acuerdos de la Asociación Económica con los países de µfrica, el Caribe y el Pacífico (ACP).
Desde 2003, la campaña “Derecho a la Alimentación. Urgente” defiende que la alimentación es la base de la dignidad del ser humano, cuyo reconocimiento efectivo debe plasmarse en toda estrategia de lucha contra el hambre, añaden las ONG.
Entre las cosas que proponen figura que el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) asuma el liderazgo en la supervisión y coordinación de acuerdos internacionales y que los Estados miembros de la ONU hagan un esfuerzo en favor de la coherencia de política.
Concluyen que en el mundo se produce alimento para el doble de la población actual.
(Me imagino que nadie en su sano juicio calificará a las organizaciones mencionadas arriba como anti-sistema.)
¡Un tercio de la humanidad pasa hambre cuando se produce comida para el doble de los seres humanos que habitan el planeta! ¡El 75% de los que pasan hambre son productores de alimento!
Como es evidente, el hambre no tiene su explicación en un deficit productivo de alimentos, sino en la organización social de la producción y la distribución de alimentos, que es una organización basada en la propiedad privada tanto de los medios de producción de alimento como de los mismos productos alimenticios.
Esta organización inhumana puede desaparecer, debe desaparecer, y va a desaparecer.
Para todas las ocasiones en que lo amerite (y no son pocas):
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!
-
Winston Smith
- Usuari@ Expulsad@
- Mensajes: 68
- Registrado: 22 Abr 2007, 00:44
- Ubicación: Argentina
Re: Abolición de la propiedad privada
Kropotkin cae en dos errores en solo unos párrafos. El primero indica que, al parecer, el intercambio indirecto, mediante la utilización del dinero, encierra algo así como determinación intrínseca de los valores, que son cuantificables objetivamente, cuando en realidad nadie puede medirlo correctamente.
Luego nos dice que es imposible medir la contribución de cada trabajador en una determinada obra, porque todos aportan y cada aporte es fundamental para conseguir el objetivo.
Añado que, por supuesto, el concepto de escasez no deja de lado la escasez artificial o provocada. Son conocidos los casos de algunas empresas o industrias que destinan al mercado una porción menor de lo que se ha producido para mantener un precio alto. Aunque resulta poco común en el mercado alimenticio, porque estos suelen echarse a perder después de un tiempo, por lo que es necesario venderlos rápidamente.
Resulta que esto es algo en lo que insistieron todos los marginalistas, en respuesta a la teoría laboral del valor: que los bienes no tienen valor intrínseco, que es imposible medirlo, y que depende exclusivamente de la subjetividad del individuo. Esto es fácilmente comprobable: todos los individuos valoran de diferente manera los bienes y están dispuestos a ceder diferentes cantidades y variedades de bienes para conseguirlos. De este juego surgen los precios monetarios. Kropotkin, al contrario, nos dice que es imposible medir el valor porque… todos tienen derecho a vivir y a satisfacer sus necesidades. La objeción de Kropotkin no tiene el menor fundamento.Los servicios prestados a la sociedad, sean trabajos en los campos o en las fábricas, sean servicios morales, no pueden valorarse en unidades monetarias, no puede haber medida exacta del valor de lo que impropiamente se ha llamado valor de cambio, ni del valor de la utilidad, con respecto a la producción.
Luego nos dice que es imposible medir la contribución de cada trabajador en una determinada obra, porque todos aportan y cada aporte es fundamental para conseguir el objetivo.
Sin embargo, nadie dice que el valor del trabajo de cada obrero esté determinado por cuánto aporta, por el trabajo y el esfuerzo que llevó a cabo. El valor del trabajo es subjetivo, cada cual lo valorará (¡no lo “medirá”!) en la cantidad y variedad de bienes que así le parezca. A su vez, el mismo trabajador valorará de manera diferente su propia labor, y exigirá un pago. Nuevamente, el precio se forma a partir de este cruce de valoraciones. Ya lo dije en el otro tema, en el capitalismo no se retribuye “según el trabajo”, sino según la oferta y la demanda.Todos los trabajadores interesados en la mina contribuyen en la medida de sus fuerzas, de su energía, de su saber, de su inteligencia y de su habilidad, a extraer el carbón. Y podemos decir que todos tienen derecho a vivir, a satisfacer sus necesidades y hasta sus caprichos después de que esté seguro para todo lo necesario Pero, ¿cómo valorar sus obras?
No me baso en Malthus, ni en la demografía, sino en los principios elementales de la economía, uno de los cuales es la escasez. Si los bienes no fueran escasos, no tendría sentido economizarlos, serían bienes libres, como el aire, el agua, o en otro momento, la tierra. Pero dado que la cantidad de bienes es menor que las necesidades (subjetivas, por cierto) de los individuos, estos los valorarán y estarán dispuestos a ceder algo a cambio de ellos. De otra forma, solo les queda tomar por ellos mismos los bienes. Este concepto, que nace de la teoría, se ve validado todos los días por la realidad, ahora te digo cómo.Comunista integral escribió:Esta afirmación, basada en el principio malthusiano de que la población crece geométricamente mientras que los recursos crecen linealmente, era justificable en la época previa al nacimiento de la gran industria, pero el hecho de que se la repita hoy indica que se prioriza la fidelidad a una doctrina económica antes que la observación de la realidad.
No sé en qué cálculos se basan para decir que la cantidad de alimentos es superior a las necesidades actuales. En principio, noto un contrasentido absoluto al arrogarse la autoridad de decir cuáles son las necesidades de las personas, cuando estas son subjetivas. En segundo lugar, si la producción de alimentos fuese tan notoriamente superior a las necesidades, el precio de los alimentos caería tan bajo que resultaría antieconómico dedicarse a producirlos. Sin embargo, si un tercio de la humanidad no puede acceder a ellos se debe a que poseen un precio más alto que el poder adquisitivo de esas personas. Esto es algo que ninguna ONG puede explicar.Comunista integral escribió:¡Un tercio de la humanidad pasa hambre cuando se produce comida para el doble de los seres humanos que habitan el planeta! ¡El 75% de los que pasan hambre son productores de alimento!
Como es evidente, el hambre no tiene su explicación en un deficit productivo de alimentos, sino en la organización social de la producción y la distribución de alimentos, que es una organización basada en la propiedad privada tanto de los medios de producción de alimento como de los mismos productos alimenticios.
Añado que, por supuesto, el concepto de escasez no deja de lado la escasez artificial o provocada. Son conocidos los casos de algunas empresas o industrias que destinan al mercado una porción menor de lo que se ha producido para mantener un precio alto. Aunque resulta poco común en el mercado alimenticio, porque estos suelen echarse a perder después de un tiempo, por lo que es necesario venderlos rápidamente.
Re: Abolición de la propiedad privada
Si puede valorarse en unidades, de hecho es lo que se hace hoy día. Lo que dices de hacer una mediación exacta, ¿acaso puedes hacer una medición exacta de lo que pesas? ¿Acaso puedes medir con exactitud lo que mide una tabla? Te puedes aproximar mucho pero nunca lo mediras exactamente. Siempre vas a tener un error, y no por ello las mediciones que se hacen dejan de ser útiles. La cosa es calcularlo bien.Los servicios prestados a la sociedad, sean trabajos en los campos o en las fábricas, sean servicios morales, no pueden valorarse en unidades monetarias, no puede haber medida exacta del valor de lo que impropiamente se ha llamado valor de cambio, ni del valor de la utilidad, con respecto a la producción.
Hasta ahora no he visto un sólo argumento que lo refute. La oratoria es muy buena, aunque Demóstenes seguramente lo hubiera hecho mejor.
A ver, el valor que obtienen los que han hecho la vía es lo que sacan por haber hecho simplemente la vía. Que pasa, ¿si alguien lo utiliza para llevar oro en vez de habichuelas va a valer más una vía? Vaya chorrada. Yo presto un servicio, y a cambio, a modo de poder hacer un intercambio más fácil y no lo tenga que hacer con el que me tiene que devolver el trabajo, se me da algo que sirva para cualquier otro intercambio. Dinero, bonos, lo que sea. Lo que es absurdo es lo que defiende ahí Kropotkin, y lo que nos intentas hacer creer.¿el carbón que extraen es obra suya? ¿No es también obra de esos hombres que han construido el ferrocarril que conduce a la mina y los caminos que irradian de todas sus estaciones? ¿No es también obra de los que han labrado y sembrado lo campos, extraído el hierro, cortado la madera en el bosque, fabricado las máquinas donde se quemara el carbón, y así sucesivamente?
No puede hacerse ninguna distinción entre las obras de uno. Medirlas por el resultado nos lleva al absurdo. Fraccionarlas y medirlas por las horas de trabajo nos conduce al absurdo
Por favor, danos pruebas de que lo que dices es cierto.
A los osados pertenece el futuro
Re: Abolición de la propiedad privada
Sepárese las materias primas, que tal vez puedan tener escasez, de los medios de producción, cuya destrucción cíclica es imprescindible para la continuidad del dominio capitalista.Winston Smith escribió:La propiedad privada no puede abolirse. Sólo puede volverse más "inclusiva", pero nunca podría eliminarse. La única forma de eliminar la propiedad privada es que exista tal abundancia de bienes que nadie necesite apropiárselos, cosa totalmente imposible, por lo menos en este planeta.
Una vez resuelta la cuestión de la abundancia de los medios de producción y lo absurdo de su apropiamiento en manos privadas, ¿qué razonamiento queda para seguir sosteniendo la privatización de las materias primas?
un pálido punto azul... http://www.youtube.com/watch?v=oGKm6_-BmRE
Re: Abolición de la propiedad privada
El argumento de Kropotkin me convenció hace décadas y es muy claro: a las cosas no se les puede adjudicar un valor monetario objetivo, basado en un criterio de verdad, ya que no se puede cuantificar no solo el esfuerzo realizado para producirla, sino el esfuerzo previo (intelectual y manual) de las generaciones anteriores. Newton, de no haber sido mantenido y educado, sería incapaz de producir un solo razonamiento. Las cosas no valen, sino que tienen un precio. De la misma manera que Dios no existe, sino que existe el crucifijo. No se puede pesar a Dios, pero sí adjudicársele un peso. Y la gente se lo puede creer como si formase parte de su vida. Pero eso es creencia, apariencia, ilusión.Winston Smith escribió:Sin embargo, nadie dice que el valor del trabajo de cada obrero esté determinado por cuánto aporta, por el trabajo y el esfuerzo que llevó a cabo. El valor del trabajo es subjetivo, cada cual lo valorará (¡no lo “medirá”!) en la cantidad y variedad de bienes que así le parezca. A su vez, el mismo trabajador valorará de manera diferente su propia labor, y exigirá un pago. Nuevamente, el precio se forma a partir de este cruce de valoraciones. Ya lo dije en el otro tema, en el capitalismo no se retribuye “según el trabajo”, sino según la oferta y la demanda.
Decir que la interelación de valoraciones del trabajador y el empresario producen el precio, es un error, porque dos opiniones tienen siempre distinta fuerza. Es la relación de fuerzas la que establece el precio del trabajo, no la interrelación de opiniones subjetivas que llegan a un consenso, porque ¿qué pinta ahí ese gendarme, ese juez, ese soldado, ese presidio...? Si en Quintopicio el precio de una mujer es de treinta camellos, ha de quedar claro que ese precio ni es el valor del camello ni el de la mujer, ni el de un cruce de opiniones, ni el de la oferta y la demanda. Es un precio basado en costumbres, normas arbitrarias, imposiciones, símbolos, culturas. En esa transacción mercantil no hay otra cosa que poder, jerarquía y autoridad a diversas dosis.
El argumento empleado por Kropotkin, venía a decir que entre dos opiniones, siempre hay una tensión que se resuelve por el lado de la fuerza. Porque, si cada hombre es un voto en una urna, ¿a qué renunciaría el plutócrata? ¿A su dinero o a su voto?
- Comunista integral
- Usuari@ Expulsad@
- Mensajes: 1433
- Registrado: 03 Mar 2008, 16:45
Re: Abolición de la propiedad privada
Los argumentos que critican a Kropotkin basándose en la teoría subjetiva del valor (!) ya los considero respondidos por Jorge.
Yo me baso en los hechos. Los hechos que cité puedes encontrarlos en muchas páginas, su fuente original es la ONU que, como todo el mundo sabe, es una organización comunista.
Pero en realidad este "contra-argumento" está basado en una objeción corriente, que dice que para que el comunismo "funcione" debe haber un ente centralizado que decida cuales son las necesidades de los individuos y que regule que estos no tomen más de lo que "necesitan".
Como esto es autoritario, los objetores librecambistas del comunismo proponen que esa función sea cumplida por el libre mercado. Como el libre mercado es un mercado no controlado por nadie, es el policía perfecto para prevenir el caos de que cada cual tome lo que quiera.
En definitiva, los objetores librecambistas del comunismo coinciden con los objetores estatistas del comunismo en su escepticismo acerca de la capacidad de la propia gente para aportar a la comunidad según sus capacidades y tomar de ella según sus necesidades (evaluadas por ellos mismos). Sin alguna forma de control sobre la gente, sea este personal (el Estado) o impersonal (el mercado), no habrá producción y cada cual tomará más de lo que necesite, sumiendo a la sociedad en la barbarie.
Si algo es claro que los comunistas anárquicos proponemos un comunismo sin Estado. Sólo que tanto estatistas como librecambistas coinciden en decirnos que eso es una utopía, porque el ser humano es egoísta por naturaleza y una sociedad tiene que basarse en la competencia o en la jerarquía para sostenerse, el ser humano tiene que ser impulsado a trabajar o por una autoridad instituida o por el látigo del hambre.
La verdadera división de aguas está en las distintas concepciones de la esencia humana.
Tú te basas en los principios elementales de la economía y tus argumentos son una deducción de esos principios.Winston Smith escribió:No me baso en Malthus, ni en la demografía, sino en los principios elementales de la economía, uno de los cuales es la escasez. Si los bienes no fueran escasos, no tendría sentido economizarlos, serían bienes libres, como el aire, el agua, o en otro momento, la tierra. Pero dado que la cantidad de bienes es menor que las necesidades (subjetivas, por cierto) de los individuos, estos los valorarán y estarán dispuestos a ceder algo a cambio de ellos. De otra forma, solo les queda tomar por ellos mismos los bienes. Este concepto, que nace de la teoría, se ve validado todos los días por la realidad, ahora te digo cómo.Comunista integral escribió:Esta afirmación, basada en el principio malthusiano de que la población crece geométricamente mientras que los recursos crecen linealmente, era justificable en la época previa al nacimiento de la gran industria, pero el hecho de que se la repita hoy indica que se prioriza la fidelidad a una doctrina económica antes que la observación de la realidad.
Yo me baso en los hechos. Los hechos que cité puedes encontrarlos en muchas páginas, su fuente original es la ONU que, como todo el mundo sabe, es una organización comunista.
Veo que es una cantinela muy usada el refutar el "a cada cual según sus necesidades" con lo de "las necesidades son subjetivas". Según este criterio tan práctico, yo no necesito comer ni vestirme a menos que lo decida así desde mi subjetividad. Esto es lo que pasa cuando el pensamiento parte de la abstracción y no de la vida.Winston Smith escribió:No sé en qué cálculos se basan para decir que la cantidad de alimentos es superior a las necesidades actuales. En principio, noto un contrasentido absoluto al arrogarse la autoridad de decir cuáles son las necesidades de las personas, cuando estas son subjetivas.Comunista integral escribió:¡Un tercio de la humanidad pasa hambre cuando se produce comida para el doble de los seres humanos que habitan el planeta! ¡El 75% de los que pasan hambre son productores de alimento!
Como es evidente, el hambre no tiene su explicación en un deficit productivo de alimentos, sino en la organización social de la producción y la distribución de alimentos, que es una organización basada en la propiedad privada tanto de los medios de producción de alimento como de los mismos productos alimenticios.
Pero en realidad este "contra-argumento" está basado en una objeción corriente, que dice que para que el comunismo "funcione" debe haber un ente centralizado que decida cuales son las necesidades de los individuos y que regule que estos no tomen más de lo que "necesitan".
Como esto es autoritario, los objetores librecambistas del comunismo proponen que esa función sea cumplida por el libre mercado. Como el libre mercado es un mercado no controlado por nadie, es el policía perfecto para prevenir el caos de que cada cual tome lo que quiera.
En definitiva, los objetores librecambistas del comunismo coinciden con los objetores estatistas del comunismo en su escepticismo acerca de la capacidad de la propia gente para aportar a la comunidad según sus capacidades y tomar de ella según sus necesidades (evaluadas por ellos mismos). Sin alguna forma de control sobre la gente, sea este personal (el Estado) o impersonal (el mercado), no habrá producción y cada cual tomará más de lo que necesite, sumiendo a la sociedad en la barbarie.
Si algo es claro que los comunistas anárquicos proponemos un comunismo sin Estado. Sólo que tanto estatistas como librecambistas coinciden en decirnos que eso es una utopía, porque el ser humano es egoísta por naturaleza y una sociedad tiene que basarse en la competencia o en la jerarquía para sostenerse, el ser humano tiene que ser impulsado a trabajar o por una autoridad instituida o por el látigo del hambre.
La verdadera división de aguas está en las distintas concepciones de la esencia humana.
O sea, en vez de aceptar los datos de la realidad tú los rechazas porque no puedes explicarlos mediante la ley de la oferta y la demanda...Winston Smith escribió:En segundo lugar, si la producción de alimentos fuese tan notoriamente superior a las necesidades, el precio de los alimentos caería tan bajo que resultaría antieconómico dedicarse a producirlos. Sin embargo, si un tercio de la humanidad no puede acceder a ellos se debe a que poseen un precio más alto que el poder adquisitivo de esas personas. Esto es algo que ninguna ONG puede explicar.
El concepto de escasez puede ser tan amplio como desees, el punto es que en el mundo real si algo no hay es escasez de alimentos.Winston Smith escribió:Añado que, por supuesto, el concepto de escasez no deja de lado la escasez artificial o provocada. Son conocidos los casos de algunas empresas o industrias que destinan al mercado una porción menor de lo que se ha producido para mantener un precio alto. Aunque resulta poco común en el mercado alimenticio, porque estos suelen echarse a perder después de un tiempo, por lo que es necesario venderlos rápidamente.
Para todas las ocasiones en que lo amerite (y no son pocas):
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!
¡MUERTE A L@S IMBÉCILES!