Cajas de resistencia

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
membrillo_bajo
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Mensaje por membrillo_bajo » 22 Nov 2007, 13:30

el tema de las cajas de resistencia, es un tema que siempre ha traído cola en la CNT y en el movimiento libertario en general.

Desde mi propia experiencia, creo que es una herramienta útil pero no es la primera ya que desde la CNT está la acción directa, y la formación de los trabajadores antes de meterse en una huelga, que siempre es muy dura (aunque el tiempo sea corto o largo), y hay que explicar como se funciona y como se trabaja en la CNT (no sé, como será en los otros sindicatos). Y decirles que esto no es juego, ya que en una huelga los poderes facticos, esos que nosotros tanto hablamos, aparecen con su cara más represiva. Y los propios trabajadores lo viven en sus propias carnes, y no se lo creen lo que les está ocurriendo (pongo el ejemplo, de simplemente pedir el carnet y si no estás acostumbrado parece que se te viene el mundo encima).

Por eso, lo importante es la parte antes de la huelga, explicar bien y para que sirve la caja de resistencia, si existe. Preparar un buen calendario de acciones, de forma gradual. Y decir, que el dinero está para los gastos judiciales y demás conceptos, y no para seguir cobrando un sueldo sin trabajar. Pero ahí tenemos, la primera cuestión que hacemos con personas que sobreviven con el sueldo mísero que cobran y que deben mantener a una familia; lo mejor es siempre que se trate en una asamblea y se decida, porque en una huelga todos los trabajadores deben estar unidos y si es posible solamente pensar en el conflicto, y no como alimentar a tu gente. Pierdes fuerza, ya que divides tus energías.

Pero también es importante, que los compañeros del sindicato estén inmersos en el conflicto y no lo vean lejano, eso implica que antes la sección sindical o los trabajadores deban pasarse por el sindicato y trabajar con los "compañeros", porque eso crea lazos de unión y muy fuertes por cierto, donde gracias a esto puedes solucionar el conflicto en un plis-plas.

Yo por eso, veo bien las cajas de resistencia, aunque en algunas cosas mantengo mis reticencias y eso surge de la experiencia de los conflictos, ya que ves como sufre el sindicato en buscar pelas, ves el sufrimiento de los trabajadores en huelga, sus inquietudes y como al final todo se convierte en un todo, donde todos estamos implicados en el conflicto, y buscamos la mejor manera de llegar a buen puerto.

Bueno, luego seguiré escribiendo que hay más cosas que comentar.

sharcashmo
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Mensaje por sharcashmo » 22 Nov 2007, 19:06

Joaquín Artal escribió:Revetlla siempre tan confederalmente correcto. W:Wrz
sharcashmo escribió:La solidaridad es imprescindible para soportar una huelga medianamente larga, pero tendría que servir para que el trabajador pueda hacer frente a los gastos básicos y no permitir que el estar en huelga se vuelva cómodo.
Sí, pero pedir solidaridad cuando tú mismo no has hecho lo posible por solucionarte las dificultades ya es comodidad.
En eso tienes razón, pero me estaba refiriendo al caso en que ya has hecho lo posible y con tus propios medios no te puedes mantener más, por eso hablaba de una huelga medianamente larga. O al menos lo has intentado (que uno siempre podría haber hecho más o mejor las cosas).

En cierto modo la solidaridad y la autogestión (si entendemos por autogestión ser capaz de funcionar con tus propios recursos) son contradictorios.

Mariano
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Mensaje por Mariano » 22 Nov 2007, 21:09

Pues si que daba de si el debate... :oops:

He sido muy ingenuo, y no había caído en que en otros sindicatos las cajas de resistencias pueden condicionar la lucha. Los del sindicato de maquinistas, por ejemplo, ganan casi más en huelga que en una jornada normal de trabajo. Eso sí puede condicionar la combatividad de la lucha a la existencia o no de dinero abundante.

Yo he dado por sentado que eso no se podía dar en CNT, que lo que se debatía era si enviar dinero o no a compañeros en huelga, o que los trabajadores se hicieran con una caja poco a poco para aguantar las huelgas.

Me resulta muy interesante los diferentes mecanismos que tiene cada sindicato para gestionar esos fondos, evitando que la huelga pierda su carácter de lucha, de desafío.

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lo carraco
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Mensaje por lo carraco » 23 Nov 2007, 12:58

encuentro el debate interesante, lástima que no se dé en el foro de CNT.

creo que en estos momentos muchos sindicatos de CNT pequeños tampoco se pueden plantear una caja de resistencia. Pero cada vez hay más sindicatos con cierto peso específico, y la cuestión del dinero siempre es delicada, más si se trata del dinero de la solidaridad.

interesante la información de Artal, interesantes los links que he ido siguiendo, y espero la información que dijo Cipri.

queda claro que la experiencia es un grado y que de todo lo que se ha hablado aquí yo por lo menos algo aprendí: "cajas de resistencia, de entrada NO", :)
Y qué bonito sería si no fuera mentira
D.B.

sharcashmo
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Mensaje por sharcashmo » 23 Nov 2007, 13:21

lo carraco escribió:queda claro que la experiencia es un grado y que de todo lo que se ha hablado aquí yo por lo menos algo aprendí: "cajas de resistencia, de entrada NO", :)
Con eso me he quedado yo también ;-) Y eso que antes de empezarlo pensé que precisamente lo de las cajas de resistencia era de lo más anarcosindical...

Y otra cosa que nunca había tenido en cuenta hasta hoy, lo de valorar si el conflicto tiene salida o no, para evitar que las cajas sirvan para alargar artificialmente un conflicto que no nos lleva a nada, con la sangría que eso supone. Simplemente ni se me había pasado por la cabeza que esas cosas llegaran a pasar.

Mariano
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Mensaje por Mariano » 23 Nov 2007, 23:52

Pues yo no estoy de acuerdo con las dos últimas intervenciones. Estoy a favor de las cajas de resistencia. No conozco una huelga de varios trabajadores que haya ido a buen puerto sin su caja de resistencia. Cuando se prolongan en el tiempo hace falta dinero para alimentar a la familia... el dinero en esta sociedad es como el combustible de las personas. Eso sí, es muy, pero que muy importante cómo se gestiona ese dinero.

Después, lo de las huelgas que no llegan a buen puerto, tampoco estoy de acuerdo. A ver... realizar predicciones es casi imposible cuando se trata de seres humanos y grupos sociales. Cuando uno inicia una huelga hay tantos factores en juego que es imposible saber a 100% cómo va a acabar. La única manera de reducir esta incertidumbre es:

- la vulnerabilidad de la empresa (por el tipo de actividad, tamaño, dependencia de la imagen pública...)
- la unidad de los trabajadores
- la fuerza del sindicato (medido no sólo en número de afiliados sino también por militantes, sus destrezas, nivel de actividad, capacidad de rabajo e implantación estatal e internaiconal)
- dinero para aguantar
- apoyo (potencial) de la comunidad

Y sobre todo: Acción directa y perseverancia. Una huelga lo mismo se gana antes de empezar, que te dura 4 meses.

Cuando uno anima a los compañeros de trabajo a ir a la huelga está arriesgando mucho. Y hacen falta muchas cosas para reducir ese riesgo, entre ellas apoyo económico.

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 25 Nov 2007, 12:13

Mariano, me parece que simplificas el tema. Planteando como planteas la cuestión, también me parecería que hay poco lugar para el debate. Pero me da la impresión de que no te has percatado de la complejidad de la cuestión, quizás porque ese tipo de problemas aún no se nos han planteado en la etapa presente de la Confederación.

Es cierto, no hay argumentos serios en contra de que se apoye económicamente a los compañeros en huelga en tanto dura un conflicto. Pero hay al menos dos preguntas de importancia: de dónde salen esos fondos y quién los gestiona.

Recuerdo que la apertura por los compañeros en lucha o sus sindicatos de una cuenta bancaria o un fondo de huelga a donde enviar las aportaciones solidarias, como ya te han comentado, no es una caja de resistencia propiamente dicha.

Obvias la existencia de diferentes modelos de cajas de resistencia que podría haber en la Confederación (de la sección sindical, del sindicato, de la federación local, de la federación de industria, de la regional, del nacional, incluso a nivel de la AIT). Cuanto más simples y cercanas, más manejables, cuanto más se alejan y complejizan, más problemas y tensiones internas genera su gestión y el reparto de sus fondos. Piénsalo, Mariano, me parece que no habías caído en ello :wink: Basta echar un vistazo a la historia de las organizaciones que precedieron a la CNT.

Al igual que quien ha vivido conflictos largos sabe de la necesidad de fondos para resistir si la lucha se alarga o agudiza, quien ha vivido periodos álgidos de la lucha de clases sabe que la existencia de cajas centralizadas genera más problemas que los que soluciona y que la mejor forma de expresar la Solidaridad entre plantillas o sindicatos es directamente. Es decir, como se ha venido haciendo en la Confederación hasta el momento presente.

Creo que a estas alturas no hace falta decir que si se planteara en un congreso confederal la creación de una Caja de Resistencia a nivel nacional, defendería la postura opuesta en mi sindicato.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

membrillo_bajo
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Mensaje por membrillo_bajo » 27 Nov 2007, 10:58

Mariano escribió: Pues yo no estoy de acuerdo con las dos últimas intervenciones. Estoy a favor de las cajas de resistencia. No conozco una huelga de varios trabajadores que haya ido a buen puerto sin su caja de resistencia. Cuando se prolongan en el tiempo hace falta dinero para alimentar a la familia... el dinero en esta sociedad es como el combustible de las personas. Eso sí, es muy, pero que muy importante cómo se gestiona ese dinero.
Yo estoy con Mariano, hace falta una caja de resistencia en un conflicto que sea una huelga. Y resalto, la importancia de la gestión económica, donde se debe pedir cuentas como algo importante, y si hay trasvases de dinero siempre debe ser decididos en asamblea.
Mariano escribió:Después, lo de las huelgas que no llegan a buen puerto, tampoco estoy de acuerdo. A ver... realizar predicciones es casi imposible cuando se trata de seres humanos y grupos sociales. Cuando uno inicia una huelga hay tantos factores en juego que es imposible saber a 100% cómo va a acabar. La única manera de reducir esta incertidumbre es:

- la vulnerabilidad de la empresa (por el tipo de actividad, tamaño, dependencia de la imagen pública...)
- la unidad de los trabajadores
- la fuerza del sindicato (medido no sólo en número de afiliados sino también por militantes, sus destrezas, nivel de actividad, capacidad de rabajo e implantación estatal e internaiconal)
- dinero para aguantar
- apoyo (potencial) de la comunidad

Y sobre todo: Acción directa y perseverancia. Una huelga lo mismo se gana antes de empezar, que te dura 4 meses.

Cuando uno anima a los compañeros de trabajo a ir a la huelga está arriesgando mucho. Y hacen falta muchas cosas para reducir ese riesgo, entre ellas apoyo económico.
Estoy de acuerdo, el tiempo es algo indeterminado en un conflicto. Ya nos ha pasado en multitud de conflictos donde la huelga está a punto de terminarse, o eso creemos y nos viene de nuevo un revés por parte de los poderes (empresa, estado, justicia, etc.). Y como dice Mariano, la mejor forma de que la huelga siga pa´lante, es que los trabajadores no piensen en como alimentar a su familia, y solamente en como presionar al empresario.
Manu García escribió:Mariano, me parece que simplificas el tema. Planteando como planteas la cuestión, también me parecería que hay poco lugar para el debate. Pero me da la impresión de que no te has percatado de la complejidad de la cuestión, quizás porque ese tipo de problemas aún no se nos han planteado en la etapa presente de la Confederación.
eso es porque todavía hay gente, que se cree que el sindicalismo es un juego para ser más revolucionarios que nadie. Pero eso está cambiando, y me alegro, donde el tema sindical está en auge, y eso como debe ser en un sindicato y no un grupo anarquista, como se creen algunos. Y también me alegro, de que este tema surja en la confederación, eso significa que estamos haciendo las cosas bien y estamos creciendo, y no estamos hablando del sexo de los ángeles.
Manu García escribió:Es cierto, no hay argumentos serios en contra de que se apoye económicamente a los compañeros en huelga en tanto dura un conflicto. Pero hay al menos dos preguntas de importancia: de dónde salen esos fondos y quién los gestiona.

Recuerdo que la apertura por los compañeros en lucha o sus sindicatos de una cuenta bancaria o un fondo de huelga a donde enviar las aportaciones solidarias, como ya te han comentado, no es una caja de resistencia propiamente dicha.
Lo primero, no hay argumentos en serio, porque todavía no hay una realidad sindical real en el conjunto de la Confederación, y no se plantean estas cuestiones. Pero está cambiando, y creo que vamos por el buen camino.
En cuanto a la gestión y como salen, es el gran tema en cuestión. Ya que yo soy de la opinión de que las cajas de resistencia deben ser por sindicato, y no una sola (entiéndase, a nivel estatal), por el simple hecho de quién puede coger y que baremo sirve para eso. Ahí, creo que si opino al igual que manu.

Y en cuanto a la apertura de un fondo, por parte de un sindicato, para temas extras (huelgas, juicios,...) yo si la considero una caja de resistencia propiamente dicha.
Manu García escribió:Obvias la existencia de diferentes modelos de cajas de resistencia que podría haber en la Confederación (de la sección sindical, del sindicato, de la federación local, de la federación de industria, de la regional, del nacional, incluso a nivel de la AIT). Cuanto más simples y cercanas, más manejables, cuanto más se alejan y complejizan, más problemas y tensiones internas genera su gestión y el reparto de sus fondos. Piénsalo, Mariano, me parece que no habías caído en ello :wink: Basta echar un vistazo a la historia de las organizaciones que precedieron a la CNT.
En eso no hay discusión.
Manu García escribió:Al igual que quien ha vivido conflictos largos sabe de la necesidad de fondos para resistir si la lucha se alarga o agudiza, quien ha vivido periodos álgidos de la lucha de clases sabe que la existencia de cajas centralizadas genera más problemas que los que soluciona y que la mejor forma de expresar la Solidaridad entre plantillas o sindicatos es directamente. Es decir, como se ha venido haciendo en la Confederación hasta el momento presente.
Pero hay que tener presente la caja de resistencia, porque no estamos en ese momento álgido; ya que ahora no hay un conciencia real y ese es el gran reto de la CNT actualmente: crear organización y mentalidad de lucha de clases.
Manu García escribió:Creo que a estas alturas no hace falta decir que si se planteara en un congreso confederal la creación de una Caja de Resistencia a nivel nacional, defendería la postura opuesta en mi sindicato.
Yo soy de la misma opinión, si hay cajas de resistencia, deben ser como máximo a nivel de la Federación Local o sindicato.

Y para terminar, solo un pongo el ejemplo o mejor dicho un discurso que dio un compañero de la Grúa Municipal en el Salón del Carbón, y que dice más o menos:

Cuando empezamos la huelga, no estábamos en la CNT pero desde la primera semana empezaron a aparecer unos sindicalistas, que no eran como los que habíamos conocido, esos que tienen privilegios y subvenciones, sino unos que nos decían "cada dos por tres", tenéis caja de resistencia, y nosotros les contestábamos que no. Así fueron pasando los días, hasta que al final decidimos meternos algunos en la CNT, pero seguían diciendo lo de la caja de resistencia, pero a nosotros nos sonaba a antiguo, y no era moderno, lo que si era moderno era nuestro reloj y nuestro coche ultimo modelo. Pero con el paso del tiempo, tuve que empezar a dejar esas cosas tan modernas, porque la huelga seguía, y no tenía como alimentar a mis hijos y a mi mujer, por lo que tuve que vender primero mi coche, porque ya no me servía y no tenía como pagarlo, pero los de la CNT, esos sindicalistas antiguos, seguían diciendo lo de la caja de resistencia y la solidaridad, conceptos para mí muy antiguos. Pero al tercer mes, ya tuve que dejar mi móvil y el teléfono, no tenía como pagar mis facturas, pero gracias a esos conceptos tan arcaicos he podido sobrevivir y ganar la huelga con mis compañeros. Y ahora he comprendido, que los valores de la solidaridad y el apoyo mutuo, son las cosas modernas.

Bueno, he intentando transcribir de forma muy irregular lo que se dijo. Si encuentro el video, lo intentare colgarlo, porque no tiene desperdicio.

Saludos

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 27 Nov 2007, 12:06

membrillo escribió:Ya que yo soy de la opinión de que las cajas de resistencia deben ser por sindicato, y no una sola (entiéndase, a nivel estatal), por el simple hecho de quién puede coger y que baremo sirve para eso. Ahí, creo que si opino al igual que manu.
membrillo escribió:si hay cajas de resistencia, deben ser como máximo a nivel de la Federación Local o sindicato.
A eso me refería en la respuesta a Mariano, que creo que no tenía muy clara las diferencias entre cajas y los problemas que podrían suscitar algunas modalidades.

Contra las cajas de resistencia en sí, ya he comentado que no tengo nada que objetar.

Cuando decía "al igual que quien ha vivido conflictos largos sabe de la necesidad de fondos para resistir si la lucha se alarga o agudiza, quien ha vivido periodos álgidos de la lucha de clases sabe que la existencia de cajas centralizadas genera más problemas que los que soluciona y que la mejor forma de expresar la Solidaridad entre plantillas o sindicatos es directamente. Es decir, como se ha venido haciendo en la Confederación hasta el momento presente" me refería a que cuando CNT tuviera varios conflictos colectivos abiertos simultáneamente, de usar ese sistema, surgirían problemas en torno al reparto de fondos y a la declaración de las huelgas (ya bastantes trabas nos pone el Estado).

Por eso hoy por hoy prefiero las cajas de resistencia por Secciones Sindicales, Sindicatos y como mucho Federación Local y, más allá de este ámbito, la solidaridad económica directa, que es como se ha venido haciendo hasta ahora, creo que con muy buenos resultados.

Estamos de acuerdo ¿no? :wink:

Se me olvidaba decir que mi sindicato tiene caja de resistencia y muchas de sus secciones sindicales también.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

Mariano
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Mensaje por Mariano » 27 Nov 2007, 12:54

Si parece que todos estamos de acuerdo. Lo que nos ha liado es la confusión terminológica.
Pero de todos modos, está siendo un debate muy bonito.

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Suso
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Mensaje por Suso » 27 Nov 2007, 12:57

Es que cuando los de la CNT, le damos al pico, los discursos de Fidel se quedan en ná.
:D :D :D

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Aitor Mena
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Re: Cajas de resistencia

Mensaje por Aitor Mena » 20 Mar 2017, 22:20

Sobre las Cajas de Resistencia Confederales, 10 años después :)
Huelgas y cajas de resistencia para revitalizar el sindicato

En un artículo anterior, tratamos el pilar de la negociación colectiva y la política sindical para sustentar un reimpulso de los sindicatos en la sociedad. En este artículo trataremos los otros tres pilares citados que dependen fundamentalmente del propio sindicalismo: gestión del conflicto laboral, huelgas y repertorios de presión; política social, empleo y economía social; formación sindical, asesoría sindical y técnica, teniendo también cómo base de la arquitectura de un sindicalismo combativo, la financiación sindical.

La negociación colectiva y la política sindical nos llevan a la necesidad de tratar el segundo pilar del poder sindical en estrecha relación cómo es la gestión del conflicto laboral, las huelgas y los repertorios de presión. Es evidente que sin presión no hay negociación, y sin presión potente no hay negociación colectiva con contenidos que sirvan para el avance social. Desgraciadamente, el contexto de crisis económica y la falta de recursos sindicales dificultan articular en todo su alcance la herramienta más potente de presión productiva, económica y financiera contra las empresas cómo es la huelga total (de días y horas de trabajo) indefinida (de extensión temporal), quizás también la máxima expresión de la acción directa colectiva de los y las trabajadoras. En su lugar las huelgas que se convocan -en realidad paros parciales o totales de unos pocos días- son más avisos de conflictividad a las empresas que mecanismos de presión económica y financiera real. El motivo por más que obvio no está de más señalarlo: los y las trabajadoras y sus familias no pueden lanzarse a huelgas totales indefinidas sin un apoyo financiero que ayude a cubrir o mitigar dejar de percibir ingresos por estar en huelga, aun cuando sea para mejorar sustancialmente las condiciones de empleo. Para solventar éste hándicap, uno de los instrumentos cruciales es la Caja de Resistencia, utilizada por sindicatos de ámbito estatal (USO) y nacional (ELA, LAB, ESK o CIG) que aportan de sus propios recursos internos, según los reglamentos prefijados, subsidios de huelga que cubren al menos el Salario Mínimo Interprofesional (764 euros en 12 pagas) para cada huelguista. Realizando un breve ejercicio de análisis, para el caso de una hipotética organización sindical de 10.000 personas afiliadas que dedicase 5 euros mensuales de la cuota sindical a una Caja de Resistencia Confederal, tendría capacidad de sostener con 50.000 euros mensuales la huelga indefinida completa de 65 trabajadoras recibiendo este subsidio de huelga mensual de 764 euros. Es cierto que en función del diseño de la estrategia de huelga, sería posible cubrir con esa financiación más huelguistas, seguramente hasta el doble. Además, todo ello sin contar con el factor ahorro continuo que implica el hecho de no convocar continuamente huelgas con esta intensidad, lo que implica multiplicar la potencia financiera. Teniendo en cuenta que la gran mayoría de empresas en el Estado español son Pymes ¿Qué empresa pequeña o mediana de hasta 250 trabajadoras puede resistir económica y financieramente una huelga indefinida total de estas características sin entrar a negociar y acordar convenios colectivos con contenidos como los anteriormente citados? ¿Acaso esta red de seguridad sindical no permite e incentiva la adhesión a la huelga y por extensión a la afiliación sindical?

La experiencia demuestra que prácticamente ninguna empresa puede resistir huelgas de estas características, puesto que huelga y caja de resistencia multiplican el poder de negociación sindical, independientemente que estemos tratando o no con segmentos laborales o sectores estratégicos que disponen de un poder de negociación estructural. Ejemplos al respecto los tenemos en Euskadi y Navarra, y en algunos casos la consecución de un convenio colectivo con las características citadas, ha venido en el marco de la convocatoria de huelga indefinida para la retirada de medidas de despido colectivo o reducción salarial en paralelo a promover la negociación de un convenio con cláusulas de blindaje que dejen fuera de las empresas las contrarreformas laborales, consiguiendo ambos objetivos [1].

En un grado mayor, funcionarían cajas de resistencia intersindicales de forma permanente dentro del sindicalismo combativo con cobertura de subsidios de huelga, extendiendo las fuentes de ingresos a la solidaridad externa a las organizaciones. En un grado menor de efectividad, funcionan también cajas de resistencia de secciones sindicales o sindicatos que no son confederaciones, sin embargo éstas no consiguen el ahorro colectivo necesario para implementar fórmulas de subsidios de apoyo a huelga como las cajas de resistencia confederales y por extensión es difícil que puedan articular en toda su extensión el poder de negociación sindical. Asimismo, en múltiples conflictos laborales y huelgas como Coca – Cola, Panrico, TMB -Autobuses de Barcelona- o las del sector de la minería de Asturias, por poner algunos ejemplos, se han abierto cajas de resistencia para apoyar los gastos generados por dichos conflictos y el reparto de recursos para los huelguistas de los mismos, pero pese a su interés al abrirse a la solidaridad externa, no son permanentes y no permiten ahorro para relanzar nuevos conflictos. Uno de los conflictos y huelga recientes que ha contado con el apoyo de una caja de resistencia particular, vinculada al movimiento cooperativo ha sido Correscales, con apoyo de cooperativa de finanzas Coop57. Es cierto, por otra parte, que esa dificultad de financiar la resistencia laboral en los conflictos se puede solventar incluyendo en los pactos de fin de huelga, cláusulas de recuperación de salarios y seguridad social dejados de ingresar por parte de las empresas, en tanto son las empresas las responsables de abocar las plantillas al conflicto al no querer negociar ejerciendo su poder de decisión sobre la clase trabajadora.

La experiencia demuestra que prácticamente ninguna empresa puede resistir huelgas largas, puesto que huelga y caja de resistencia multiplican el poder de negociación sindical, independientemente que estemos tratando o no con segmentos laborales o sectores estratégicos que disponen de un poder de negociación estructural.

Por otra parte, la capacidad huelguística y de confrontación a la política económica y laboral neoliberal, tanto a nivel sectorial cómo general, también ha sido la característica diferencial del movimiento sindical vasco respecto al del resto del Estado, agrupado en la mayoría sindical vasca (ELA, LAB, ESK, STEILAS, EHNE, HIRU y en la mayoría de huelgas también CGT y CNT), abordando la convocatoria de 8 huelgas generales en el periodo 2009-2013. En el caso de tres de ellas también fueron a la huelga general CCOO y UGT lo que provocó un mayor impacto, si cabe, de afectación de la huelga. La huelga general sin duda es la forma de huelga con mayor potencia para presionar y proponer otra política económica y laboral a los gobiernos neoliberales que incumplen sistemáticamente su responsabilidad de servicio y protección de las mayorías sociales [2]. Es en el marco de las huelgas generales, dónde también se ha experimentado la convocatoria de la denominada huelga social, que incluye una perspectiva de huelga de consumo y huelga de cuidados, cómo forma de multiplicar la potencia de la huelga general, a la vez que de visibilizar aquellos segmentos laborales explotados por el conflicto capital-vida y con mayores dificultades de acción colectiva.

Sin embargo, pese a esta capacidad efectiva de confrontación huelguística del movimiento sindical en las empresas es necesario citar también que el abordaje del conflicto laboral desde la parte sindical se encuentra con múltiples trabas de las empresas que vulneran sistemáticamente los derechos de huelga y tratan de impedir que se detenga la producción por todos los medios posibles [3], también por parte de los gobiernos que imponen servicios mínimos ilegales y abusivos.

Grave también para la capacidad sindical futura, es la aceptación e introducción en la negociación colectiva de las propuestas patronales de cláusulas de paz social o en los acuerdos marco, la introducción sistemática para la mayoría de convenios de mecanismos de conciliación previa a la convocatoria de huelgas, alargando de facto los preavisos y trámites para evitar la expresión y resolución obrera del conflicto estructural entre el trabajo y el capital o su lógica aplicada a los servicios públicos.

Todo lo anterior, obliga a recurrir a los piquetes y al boicot de productos y servicios, así como a explorar otros repertorios de presión sindical y social para la consecución de los objetivos predeterminados, contrarrestando el mantenimiento de la producción que realizan las empresas la mayoría de veces ilegal. Las nuevas tecnologías y canales de comunicación ofrecen amplias posibilidades de campañas y acciones sindicales también, así como formulas del llamado label sindical, cómo fórmula para asegurar desde el sindicalismo que los productos o servicios ofrecidos por las empresas cuentan en su producción con el cumplimiento de todos los derechos laborales y sociales.

Política social, empleo y economía social

El tercer pilar de la acción del sindicato se sustenta en su intervención en la política social, de empleo y economía social. Las organizaciones sindicales empoderadas y revitalizadas son aquellas que tienen capacidad, de forma autónoma al poder político, de ser instrumento efectivo para cubrir las necesidades materiales y morales de las mayorías sociales. Así pues, algunas organizaciones sindicales están repensando una “vuelta a los orígenes” del sindicalismo recogiendo la función que hoy en día tienen las asambleas de parados y paradas, impulsando bolsas sindicales de empleo en las federaciones territoriales y potenciando dichas asambleas cómo forma de abordar el acceso al empleo de afiliados y afiliadas a la vez que resarcir estratégicamente la ruptura que implica la segmentación brutal de los mercados laborales entre empleados, precarios y desempleados [4], de forma que se apoyen por quienes están en desempleo la lucha laboral, las huelgas y la negociación colectiva en consonancia con la experiencia de por ejemplo los movimientos piqueteros argentinos. Por otra parte, en tanto que los sindicatos son espacios de apoyo mutuo entre trabajadores y trabajadoras, se plantea también por parte de algunas organizaciones como CNT, el desarrollo de instrumentos autónomos para impulsar política social entre la afiliación cómo es el apoyo a acciones de exención o reducción de precios de bienes y servicios básicos (alimentación, vivienda), la creación de cooperativas de consumo y producción, a la vez que la intervención para promover redes de economía social que puedan influir en el desarrollo económico comarcal o superior [5]. En este sentido es importante el apoyo del movimiento sindical a iniciativas cómo Alternatiben Herria o los Encuentros Ecosocialistas Internacionales, que muestran las alternativas que se promueven desde el sindicalismo y la economía social para construir y reorientar el tejido productiva y la economía hacia otro modelo de desarrollo económico. Es en estos ámbitos dónde las alianzas con otras organizaciones y movimientos (consumidores, cooperativismo y economía social, etc) se tornan también como una fuente indispensable de poder sindical y social.

En cuanto al cuarto pilar, relativo a la formación sindical, asesoría sindical y técnica, estos son los que sustentan y reproducen la posibilidad de una negociación colectiva potente y una gestión eficiente del conflicto laboral o la extensión de instrumentos de política social para la afiliación. Además en lo que se refiere a la formación, esta se basa tanto en el trabajo específico en dicho campo, cómo en la puesta en común de la experiencia acumulada por asesores sindicales y técnicos, que retroalimentan la acción colectiva para el resto de cuadros y militantes sindicales.

Respecto a la asesoría técnica –juristas, economistas, sociólogos, especialistas en salud laboral, etc.-, ésta se torna fundamental en unas relaciones laborales y conflictos cada vez más tecnificados y con oponentes de nivel en el bando empresarial, máxime cuando la ley y la jurisprudencia por lo general benefician a los intereses empresariales, por no redundar en lo dicho de las políticas gubernamentales. Son de especial relevancia los procesos de negociación colectiva atravesados del análisis y debate en torno a aspectos económicos, en grupos empresariales con fuertes interrelaciones productivas y financieras, utilizando los grupos empresariales estratagemas basados en el intercambio financiero, de productos o servicios, con precios de transferencia políticos y contabilización sesgada o fraudulenta, diseño de estructuras salariales opacas para las direcciones, etc. En contextos de conflictividad, la defensa de los derechos de huelga y libertad sindical, se tornan cada vez más importantes, puesto que són constantemente amenazados por las empresas. En este sentido, los análisis sindicales respecto a la intervención técnica, apuntan a la importancia de “sindicalizar” el enfoque jurídico y económico, construyendo discurso que amplíe la posibilidades de defensa y consecución de derechos colectivos, además de poner al servicio de la acción sindical el asesoramiento jurídico y económico, especialmente relevantes en la negociación colectiva y el conflicto laboral. Es de destacar en este respecto la importancia de la creación del Foro de profesionales del asesoramiento laboral y social de la UPV/EHU, promovido desde la Facultad de Relaciones Laborales y Trabajo Social de la UPV/EHU. Además según de Holm-Detlev Kohler (pág. 62): “frente a la creciente complejidad del mundo actual, los gobiernos recurren a think tanks (grupos de expertos), y las empresas a consultoras y servicios especializados, mientras los sindicatos, al menos en España, confían en ellos mismos, en la capacidad autodidacta de unos representantes sin formación ni cualificación específica en la materia que debe negociarse y regularse. La desventaja frente al capital y la falta de capacidad estratégica son consecuencia lógica de la renuncia al conocimiento externo. Existen dos vías principales de crear conocimiento externo: la creación de una red de asesorías y consultorías sindicales y la alianza estratégica con el mundo académico e investigador, son un instrumento para ganar eficacia, reflexionar y acumular experiencias y conocimientos, y para mantener vivo y bien enfocado el discurso sindical en un mundo de creciente complejidad y heterogeneidad”.

Una tasa de financiación sindical por cuotas menor del 90% del total de ingresos supone entrar en un terreno de dependencia externa en la financiación necesaria para el despliegue completo y sin ataduras de la acción sindical y social en toda su extensión.

La asesoría sindical, es fundamental para implementar las estrategias de “organizing” en las empresas, explicadas en el artículo anterior, dando cobertura tanto a Pymes cómo a gran empresa y territorios potencialmente sindicalizables, con la generación de equipos sindicales en base a las Secciones Sindicales. Es la asesoría sindical la que canaliza el asesoramiento técnico y la acción colectiva, por lo que requiere de perfiles militantes de cuadros con experiencia y formación técnica específica. La selección por parte de las organizaciones de la militancia mejor preparada de las empresas y sectores para realizar labores de asesoría para el sindicato, es la garantía para el movimiento sindical de aprovechar la inteligencia colectiva generada en los procesos de lucha.

Por último, en cuanto a la formación sindical, esta se puede subdividir en dos grandes ámbitos cruciales para el refuerzo del sindicalismo. Por un lado la formación técnica, en ámbito contable y económico, jurídico laboral y sindical, de técnicas de negociación colectiva y dinamización de la acción colectiva y la huelga, etc… Dicha formación es necesaria tanto para técnicos, cuadros y asesores sindicales o miembros de Secciones Sindicales cómo forma de incrementar el poder sindical a la hora de gestionar conflictos y negociación colectiva. Por otro lado, el debate, la formación ideológica y de cultura sindical. Ésta se basa en saber conectar para una nueva cultura militante, las agresiones e injusticias con sistemas de ideas y análisis que ayuden a interpretar, den salida y alternativas sociales factibles. Para ello es necesario construir relatos para la recomposición de la conciencia de clase. En este sentido, el movimiento sindical funciona diferente que el de ámbito político-parlamentario, puesto que no son suficientes grandes lemas y campañas de comunicación, sino que lo que determina la progresiva identificación de la mayoría de plantillas con el sindicalismo es la acción cotidiana de los militantes con intervención coherente en las empresas, así como el compromiso de los sindicatos en vertebrar las reivindicaciones micro y macro, en relación a un objetivo de alternativa al modelo económico y social imperante. Bajo estas premisas, la formación sindical adquiere un refuerzo que afianza el avance sindical, potenciando la identidad de clase y la solidaridad colectiva inclusiva.

Por último, la base fundamental que supone la financiación sindical es una cuestión sencilla, por ser un objetivo estratégico la necesidad de autonomía financiera, y ésta solamente puede provenir de un peso hegemónico de las cuotas dentro de la estructura de ingresos, no de las subvenciones estatales o empresariales. Dicho de otra forma, una tasa de financiación sindical por cuotas menor del 90% del total de ingresos supone entrar en un terreno de dependencia externa en la financiación necesaria para el despliegue completo y sin ataduras de la acción sindical y social en toda su extensión. Para ello, sin duda las cuotas sindicales deberían ser mayores que las que hoy en día se pagan por lo general, puesto que los datos disponibles indican que en los principales sindicatos no son suficientes los ingresos por cuotas para cubrir las necesidades de recursos de infraestructura, humanos y técnicos, así como los relacionados con la acción sindical y social. Es cierto que el contexto de crisis, de reducciones salariales y despidos no facilita abordar subidas de cuotas sindicales, sin embargo, ¿no debería ser la cuota sindical una aportación personal o familiar ineludible en tanto que clase trabajadora? ¿es significativo respecto a otros gastos personales o familiares? Ejemplificando ¿quién no estaría dispuesto a pagar 20 euros mensuales a un sindicato que consigue incrementar el salario mensual el triple -60 euros-, manteniendo dichas condiciones en el tiempo además de hacer una defensa estratégica y efectiva del empleo aportando más recursos de defensa a la afiliación? Para todo ello, empezando por conseguir los incrementos salariales citados de forma generalizada, sin duda es necesario abordar con sistematicidad cada uno de los cuatro pilares anteriormente descritos, de forma que la afiliación a los sindicatos sea clarísimamente útil y efectiva, a la vez que para recomponer la acción colectiva, la identificación de clase y los vínculos sociales creados por la solidaridad y apoyo mutuo en el marco de la acción sindical. Y así sucesivamente, para romper el círculo vicioso de debilidad afiliativa con ausencia de política sindical combativa.

En conclusión, los cuatro pilares citados de revitalización del poder sindical, convenientemente articulados han permitido victorias en contextos duros y difíciles contra multinacionales poderosas cómo son las reestructuraciones y despidos colectivos citados en el primer artículo. Pero no solamente en los casos de crisis empresarial es posible oponer las reformas laborales y las políticas empresariales, sino que también se están consiguiendo resultados tangibles en negociación colectiva que ejemplifican la posibilidad de desarticular la ofensiva patronal y legal de los gobiernos capitalistas mejorando desde la base las condiciones de empleo y vida, eso sí con organización, conflicto, huelga y resistencia colectiva. Las experiencias y referencias de buenas prácticas sindicales apuntan a estas bases para homologar al sindicalismo dispuesto a ello hacia lógicas de efectividad, afiliación, contrapoder y acción orientada a la transformación social. De la misma forma, tanto desde el flanco de la negociación colectiva hacia un mayor control sindical económico, con uso de huelga y caja de resistencia, cómo desde el flanco de la política social, de empleo y economía social, es posible que el sindicalismo se oriente para influir en la política económica, industrial y laboral cómo forma de mejorar efectivamente las condiciones de empleo y vida en las comarcas, a la vez que se impulsa otro modelo de desarrollo socioeconómico más eficiente, justo, sostenible y democrático que el que nos ofrece el sistema capitalista.

[1] Huelgas indefinidas en los últimos años o abiertas en Euskadi y Navarra, tanto de empresa como de sector con apoyo de Caja de Resistencia Confederal, para conseguir buenos acuerdos o convenios colectivos, se han dado en Alstom-GE de Buñuel y Tudela, Eaton de Derio (60 días), Defontaine Iberia de Viana (14 días), Limpieza Viaria de Ortuella (14 días), Onduline de Gallarta (21 días), Emica Bombas (90 días), Korta de Zumaia (51 días), Limpieza de CAF-Beasain (108 días), Guardian Llodio (60 días), TS Fundiciones de Zestoa (30 días), Residencia Villa Sacramento de Donostia (9 meses), TUV Rheinland Ibérica (ITV Irun y Urnieta) (9 meses), Museo de Bellas Artes de Bilbao (41 días). Abiertas están en el sector de Residencias de Bizkaia, Reciclaje TMB-Arraiz, Mantenimiento de Carreteras de Gipuzkoa, Limpieza del Ayuntamiento del Valle de Trápaga, Kaiku Km0 en Gasteiz. Todas estas huelgas han sido o són gestionadas por el sindicato ELA.

[2] En Euskadi y Navarra se han convocado 8 Huelgas Generales desde el inicio de la crisis (por 3 convocadas en el resto del Estado): 21 de Mayo de 2009, 29 de junio y 26 de septiembre de 2010, 27 de enero de 2011, 29 de marzo de 2012, 26 de septiembre de 2012, 14 de noviembre de 2012 (convocada solo por CCOO y UGT) y 30 de Mayo de 2013. Francisco Letamendia en su artículo “La crisis en el País Vasco (2009-2012) y el clivaje de clase. Huelgas generales y discursos de los actores” apunta claves de estos procesos de huelgas generales en Euskadi y Navarra. A nivel más general se puede consultar “La conflictividad laboral en tiempos de crisis económica. Un análisis comparado de las huelgas en el Estado español durante los sexenios 2002-2007 y 2008-2013” y el Anuario del Conflicto Social de 2012 y 2013.

[3] Una relación detallada al respecto se encuentra en el Capítulo del libro de Wilfredo Sanginetti “Una radical transformación de las estrategias empresariales antes las huelgas: el mantenimiento de la producción como objetivo prioritario” y en el artículo “La tutela sustancial del derecho de huelga en las estructuras empresariales complejas”.

[4] En este sentido, ver los acuerdos del XI Congreso de CNT de 2015 en el punto 12.4.- Promoción de las Bolsas Sindicales de Empleo, estableciendo pautas para reglamentar su funcionamiento y actuación estratégica. También ELA en su XIII Congreso de 2013 trató la cuestión impulsando un Área de personas desempleadas.

[5] De la misma forma en los acuerdos del XI Congreso de CNT de 2015 en el punto 12.3.- Instrumentos para la política sindical y social de la CNT. Recuperar las Comisiones de Defensa Económica y los Consejos de Economía

http://radicaleslibres.es/huelgas-cajas ... sindicato/
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Aitor Mena
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Re: Cajas de resistencia

Mensaje por Aitor Mena » 20 Mar 2017, 22:22

Hacer combativo el sindicalismo para que llegue a ser realmente revolucionario

Tras una atenta lectura del artículo del compañero José Luis Carretero “Notas sobre sindicalismo revolucionario. Debatiendo con Pepe Gutiérrez Alvarez”, en respuesta a otro elaborado por Pepe Gutiérrez-Alvarez “Garcia Oliver y el sindicalismo revolucionario. Notas al vuelo sobre unas reflexiones de Jose Luis Carretero”, me animo a entrometerme en el debate que están iniciando.

No me corresponde a mi realizar aportaciones desde la historiografia, pues en cualquier caso cómo mucho, he leído y releído “El eco de los pasos” y otros documentos históricos con la admiración e interés por encontrar allí referencias para construir hoy un movimiento sindical que se parezca en grados de combatividad y construcción de alternativas económicas y sociales al de la época narrada en esa autobiografía. De la historia narrada por Joan Garcia Oliver y, por uno de los para mi mejores trabajos históricos que no hace “historia política” sino que bucea en la praxis sindical desde la acción colectiva y la organización sindical en las empresas y sindicatos, “Militants: democracia i participació a la CNT dels anys trenta”, creo que se pueden extraer dos importantes conclusiones para hoy: cuanto más engrasada y perfecta funcione la maquinaria sindical, la acción sindical y la negociación colectiva, más posibilidades tiene de agrupar en su seno a una mayoría social que, gran parte de ella, apoyará los ideales emancipadores que defienda dicha organización u organizaciones. La segunda conclusión es que “las necesidades visualizan funciones y la función hace el instrumento”, por lo que los instrumentos de autodefensa de la clase trabajadora que coordinó entre otros Garcia Oliver, se constituyeron como necesaria respuesta al pistolerismo patronal -eliminación física de sindicalistas- y a la acción sistemática de vulnerar la potencia de las huelgas convocadas para conseguir reivindicaciones o importantes convenios colectivos, como por ejemplo la jornada laboral de 8 horas después de la gran huelga de “La Canadiense”. Siendo lo anterior “lo más” dentro de los instrumentos funcionales a la respuesta patronal para una efectiva acción sindical, hoy en día en niveles muy inferiores, veremos cómo hay “funciones” que una parte importante del sindicalismo no ha convertido aun en “instrumentos” o sencillamente éstos se encuentran desatendidos.

Dicho lo anterior, me atrevo ya a profundizar en el debate sobre la revitalización sindical hoy en día en el Estado español, debate que creo, antecede por una cuestión metodológica al de la posibilidad de construcción o no de un sindicalismo revolucionario de nuevo cuño. Para empezar quisiera dejar claro que acción sindical potente y sindicalismo combativo que cuestiona en sus cimientos el poder empresarial planteando alternativas económicas y sociales, existe hoy y va en aumento. Esto es así tanto en las organizaciones de sindicalismo de concertación (algunos conflictos cómo el de Coca-Cola o Panrico lo ejemplifican), cómo en aquellas que se reclaman del sindicalismo combativo, de contrapoder o revolucionario -anarcosindicalista-. Lo dicho es una constatación de las posiciones sindicales y resultados en negociación colectiva, de los posicionamientos públicos de trabajadores y trabajadoras inmersos en procesos de negociación colectiva y reestructuración empresarial o del grado de judicialización y de conflictividad laboral que se está dando en los últimos años.

Recogiendo el hilo de lo apuntado por José Luis Carretero, respecto a la huelga, sin duda un pilar crucial del poder sindical es la capacidad de gestión del conflicto laboral, las huelgas y los repertorios de presión. Es evidente que sin presión no hay negociación, y sin presión potente no hay negociación colectiva con contenidos que sirvan para el avance social. Desgraciadamente, el contexto de crisis económica y la falta de recursos sindicales en general, dificultan articular en todo su alcance la herramienta más potente de presión productiva, económica y financiera contra las empresas cómo es la huelga total (de días y horas de trabajo) indefinida (de extensión temporal), quizás también la máxima expresión de la acción directa colectiva de los y las trabajadoras. En su lugar las huelgas que se convocan -en realidad paros parciales o totales de unos pocos días- son más avisos de conflictividad a las empresas que mecanismos de presión económica y financiera real. El motivo por más que obvio no está de más señalarlo: los y las trabajadoras y sus familias no pueden lanzarse a huelgas totales indefinidas sin un apoyo financiero que ayude a cubrir o mitigar dejar de percibir ingresos por estar en huelga, aun cuando sea para mejorar sustancialmente las condiciones de empleo. Para solventar éste hándicap, uno de los instrumentos cruciales es la Caja de Resistencia, utilizada por sindicatos de ámbito estatal (USO) y nacional (ELA, LAB, ESK o CIG) que aportan de sus propios recursos internos, según los reglamentos prefijados, subsidios de huelga que cubren al menos el Salario Mínimo Interprofesional (764 euros en 12 pagas) para cada huelguista. Realizando un breve ejercicio de análisis, para el caso de una hipotética organización sindical de 10.000 personas afiliadas que dedicase 5 euros mensuales de una cuota sindical específica para una Caja de Resistencia Confederal, tendría capacidad de sostener con 50.000 euros mensuales la huelga indefinida completa de 65 trabajadoras recibiendo este subsidio de huelga mensual de 764 euros. Es cierto que en función del diseño de la estrategia de huelga, sería posible cubrir con esa financiación más huelguistas, seguramente hasta el doble. Además, todo ello sin contar con el factor ahorro continuo que implica el hecho de no convocar continuamente huelgas con esta intensidad, lo que implica multiplicar la potencia financiera sindical.

Teniendo en cuenta que la gran mayoría de empresas en el Estado español son Pymes ¿Qué empresa pequeña o mediana de hasta 250 trabajadoras puede resistir económica y financieramente una huelga indefinida total de esa afectación sin entrar a negociar y acordar convenios colectivos con contenidos para el avance social? ¿Acaso esta red de seguridad sindical no permite e incentiva la adhesión a la huelga y por extensión a la afiliación sindical? La experiencia demuestra que prácticamente ninguna empresa puede resistir huelgas de estas características, puesto que huelga y caja de resistencia multiplican el poder de negociación sindical, independientemente que estemos tratando o no con segmentos laborales o sectores estratégicos que disponen de mayor poder de negociación estructural. Ejemplos al respecto los tenemos en Euskadi y Navarra [1]. Si realizamos una atenta lectura a los contenidos de los convenios colectivos firmados en el marco de huelgas indefinidas de estas características, cualquier militante sindical se dará cuenta que ni por asomo son cláusulas que “por las buenas” acepta firmar una empresa o grupo empresarial, además de nada habituales en los convenios colectivos que se acostumbran a firmar a día de hoy:

-Cláusulas de ultraactividad indefinida de los convenios colectivos. Contra lo que establecen las reformas laborales.

-Clausulas que evitan el “descuelgue” de condiciones pactadas en el convenio colectivo -modificaciones salariales y de jornada-, ni tan siquiera alegando pérdidas económicas. Contra lo que establecen las reformas laborales.

-Clausulas que eliminan el “arbitraje” obligatorio.

-Cláusulas que incorporan bolsas de empleo con supervisión sindical, eliminando la discrecionalidad empresarial en la contratación.

-Cláusulas de subidas salariales lineales con incremento mayor de los salarios más bajos.

-Clausulas que incrementan los salarios muy por encima del IPC real y en algunos casos casi doblan los salarios hasta llegar a un salario mínimo de 1.200 euros netos por 14 pagas.

-Cláusulas que limitan o eliminan las dobles y triples escalas salariales impuestas por las empresas en convenios anteriores.

-Clausulas que mejoran complementos por enfermedad común.

-Clausulas que reducen paulatinamente la jornada laboral anual.

-Cláusulas que prohíben la distribución irregular de jornada para la plantilla. Contra lo que establecen las reformas laborales.

-Cláusulas que impiden el despido objetivo a causa de repetidas ausencias o absentismo en el trabajo derivadas de enfermedad común o incapacidad temporal. Contra lo que establecen las reformas laborales.

-Clausulas que elevan la indemnización por despido objetivo por causas económicas y otras, a 45 días por año trabajado por 42 mensualidades. Contra lo que establecen las sucesivas reformas laborales.

-Cláusulas que prohíben el despido y fomentan medidas de flexibilidad interna cómo alternativa.

-Cláusulas que introducen garantía de empleo por subrogación de plantilla en la finalización de contratos públicos o entre empresas privadas, que inicialmente no se contemplaban en ningún pliego de condiciones.

-Cláusulas que eliminan las mutuas y promueven la gestión y control de las bajas de I.T por enfermedad común y accidente no laboral en el sistema público.

-etc.

En algunos casos, quien da más, la consecución de convenios colectivos con las características citadas, ha venido en el marco de la convocatoria de huelga indefinida -con apoyo de Caja de Resistencia Confederal- para la retirada de medidas de despido colectivo o reducción salarial en paralelo a promover la negociación de un convenio con cláusulas de blindaje que dejen fuera de las empresas las contrarreformas laborales, consiguiendo ambos objetivos, algo impensable de conseguir de otra forma si lo analizan quienes hayan tenido que enfrentarse a la complejidad de procesos de este tipo.

En definitiva, cláusulas que son de facto la introducción por parte sindical de objetivos de política laboral y económica en la negociación colectiva cual legislador pro-obrero.

Dicho lo anterior, la pregunta que uno debe hacerse para el debate, por supuesto, es: sí una Caja de Resistencia Confederal es un instrumento que está demostrando hoy en día la posibilidad de conseguir resultados de este tipo, ¿por qué motivo no disponen de ella organizaciones que se reclaman del sindicalismo revolucionario? ¿acaso el sindicalismo revolucionario está consiguiendo estos contenidos de negociación colectiva utilizando otros instrumentos? Evidentemente, las mismas pregunta debiera hacerse a las organizaciones sindicales, en general. Me atrevo a avanzar dos posibles respuestas: o no se da centralidad a la negociación colectiva con los contenidos citados (o directamente de facto no interesa la negociación colectiva en general, entonces para qué disponer de instrumentos para ella), o en un análisis de pros y contras, se valora la existencia de dificultades insalvables de gestión dentro de las limitaciones de cada organización, o bien efectos contraproducentes con su uso.

Por ultimo, discrepo con José Luis Carretero sobre la posibilidad de “Un gran sindicato” , no porqué crea cómo él en el objetivo histórico de que la clase trabajadora no esté dividida organizativamente hablando, sino porqué partiendo de una realidad sindical, de políticas sindicales diferentes cuando no divergentes y de unas dinámicas organizativas concretas, esto es sin duda muy complicado. Quizás una alternativa a corto plazo sea la vía explorada por el sindicato CNT en su ultimo congreso (Zaragoza, 2015) sobre acuerdos estratégicos entre organizaciones sindicales pero basándose en defender contenidos concretos de acción sindical en la empresa y en la negociación colectiva.

La propia lógica del capital, de la patronal y los gobiernos serviles a ella, van a empujar, están empujando al sindicalismo a mayores grados de combatividad si éste quiere sobrevivir, están predisponiendo a la clase trabajadora a organizarse para enfrentarse ante los agravios crecientes, a discutir con las empresas en parámetros de control sindical económico y disputa de los medios de producción ante deslocalizaciones productivas o amenazas de cierres empresariales. Para todo ello, sin duda, el sindicalismo que saldrá fortalecido, será el que consiga ser realmente efectivo, el que se dote de recursos, instrumentos y orientaciones de política sindical acordes con las necesidades de los y las trabajadoras. Tal como fue en la época de Garcia Oliver.

Lluís Rodríguez Algans. Economista. Miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA).

[1] Huelgas indefinidas en los últimos años o abiertas en Euskadi y Navarra, tanto de empresa como de sector con apoyo de Caja de Resistencia Confederal, para conseguir buenos acuerdos o convenios colectivos, se han dado en Alstom-GE de Buñuel y Tudela, Eaton de Derio (60 días), Defontaine Iberia de Viana (14 días), Limpieza Viaria de Ortuella (14 días), Onduline de Gallarta (21 días), Emica Bombas (90 días), Korta de Zumaia (51 días), Limpieza de CAF-Beasain (108 días), Guardian Llodio (60 días), TS Fundiciones de Zestoa (30 días), Residencia Villa Sacramento de Donostia (9 meses), TUV Rheinland Ibérica (ITV Irun y Urnieta) (9 meses), Museo de Bellas Artes de Bilbao (41 días). Abiertas están en el sector de Residencias de Bizkaia, Reciclaje TMB-Arraiz, Mantenimiento de Carreteras de Gipuzkoa, Limpieza del Ayuntamiento del Valle de Trápaga, Kaiku Km0 en Gasteiz. Todas estas huelgas han sido o son gestionadas por el sindicato ELA. En algunos casos cómo Guardian Llodio, Mendiguren y Zarraua, TS Fundiciones de Zestoa, Marie Brizard o Newark San Andrés la consecución del convenio colectivo ha venido en el marco de la convocatoria de huelga indefinida para la retirada de medidas de despido colectivo o reducción salarial en paralelo a promover la negociación de un convenio con cláusulas de blindaje que dejen fuera de las empresas las contrarreformas laborales. Han sido también de relevancia el convenio colectivo firmado por el sindicato CNT en la empresa Extracciones Levante de Valencia (2015-2017), pues contiene cláusulas de blindaje contra la reforma laboral conseguido después de la convocatoria de varias jornadas de huelga. Asimismo es de relevancia el convenio colectivo de la empresa Alumalsa firmado en 2015 después de una importante huelga total de 12 días con relevante impulso del sindicato CNT.

http://kaosenlared.net/hacer-combativo- ... ucionario/
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Aitor Mena
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Re: Cajas de resistencia

Mensaje por Aitor Mena » 07 Ago 2017, 15:24

ELA paga hasta 1.733 euros mensuales a los trabajadores que participan en sus huelgas

El sindicato nacionalista destinó entre 2012 y 2016 más de 19,1 millones de euros de su 'caja de resistencia'. Durante ese periodo en Euskadi se convocaron 514 huelgas en las que participaron más de 100.000 trabajadores y se perdieron 404.348 jornadas laborales

El sindicato nacionalista ELA destinó entre el año 2012 y el 2016 más de 19,1 millones de euros para compensar económicamente a los trabajadores que participaron en las jornadas de huelga en el País Vasco y Navarra. La denominada 'caja de resistencia' de la organización sindical que dirige Adolfo Txiki Muñoz entrega en 2017 entre 866, 53 euros mensuales y 1.733,06 euros mensuales a sus huelguistas a través de un baremo en el que se establece como condición que más de una tercera parte de la plantilla de la empresa en conflicto laboral se encuentre afiliada y que apoye mayoritariamente la huelga. Con 98.960 afiliados y una representación sindical en el conjunto del País Vasco y Navarra que alcanza el 36%, el sindicato nacionalista se ha erigido en un agente de confrontación político y social con el PNV y el Gobierno del lehendakari Iñigo Urkullu ante el que exhibe su fortaleza de representación y económica.

El País Vasco contabilizó, según los datos del Consejo Económico y Social, entre 2012 y 2016 un total de 514 huelgas en las que participaron 100.089 trabajadores y acarrearon la pérdida de 404.348 jornadas laborales. En ese mismo periodo, e incluyendo también lo destinado a los trabajadores en Navarra, el sindicato ELA utilizó su potente tesorería para destinar 19.129.689 euros con los que compensar el recorte salarial de aquellos trabajadores que participaron en muchos de los conflictos colectivos que el sindicato ha liderado dentro de una estrategia de presión muy focalizada en la negociación de los convenios colectivos en cada centro de trabajo.

Las aportaciones que ELA traslada a sus huelguistas en 2012 se cuantificaban en una aportación «ordinaria» de 800,65 euros mensuales que se incrementaba hasta los 920,75 euros en el caso de que el 35% de la plantilla de la empresa en conflicto laboral estuviera afiliada a este sindicato. Además, cabía una tercera aportación de hasta 1.601,30 euros cuando se cumple las condiciones de que el 30% de los trabajadores son de ELA, el 75% de ellos apoyan la huelga y esta se considera de «interés estratégico».

Aportaciones que tras el congreso de junio se han incrementado a 866, 53 euros, 996,51 euros y 1.733,06 euros sin que en la documentación entregada por el sindicato quede claro si se produce algún tipo de retención fiscal o vinculada a la cuotas sociales que en sus salarios aportan habitualmente los trabajadores.

Según los datos aportados por la dirección de ELA durante la celebración del congreso ordinario celebrado el pasado 16 de junio, el sindicato nacionalista ingresó en el periodo comprendido entre 2012 y 2016 un total de 109 millones de euros (unos 21 millones de euros anuales) a través de las cuotas de sus casi 100.000 afiliados. Unos recursos directos a los que se sumaron los 4,8 millones por subvenciones y 2,1 millones de recursos propios. Muy lejos cuantivativamente en este desglose de ingresos se situaron los provenientes de la participación en foros institucionales (351.559 euros) y los captados como fondos de negociación colectiva (559.661 euros).

El incremento en su afiliación ha permitido que ELA obtenga un millón de euros más anualmente procedente de las cuotas de sus afiliados respecto al periodo 2008-2011 cuando declaró haber ingresado un total de 80,8 millones de euros por este concepto. Su estrategia de confrontación con el Gobierno vasco evitando la participación en los foros institucionales de diálogo social redujeron los ingresos por «participación institucional» de 1,7 millones en el cuatrienio 2008 a 2011 a los 357.559 euros de los últimos cinco años.

El incremento de ingresos en los últimos cincos años con Txiki Muñoz al frente le permitió a ELA destinar 94,4 millones de euros a gastos ordinarios, 19,1 millones para a través de la 'caja de resistencia' compensar la pérdida de retribuciones de los trabajadores en huelga y engrosó sus provisiones con 4,1 millones de euros que se suman a los 4 millones de euros que también se habían destinado a provisiones en el periodo anterior, según los datos aportados por el sindicato nacionalista a los delegados que participaron en su congreso.

Datos en los que también se refleja la dimensión interna de este sindicato que sólo en el País Vasco cuenta con 250 trabajadores repartidos entre sus sedes de Bizkaia (118), Gipuzkoa (105) y Álava (37) y entre los que se encuentra un grupo de unos 70 abogados. Ellos son los encargados de activar los más de 8.000 expedientes anuales que el sindicato traslada en los juzgados sociales que, por ejemplo en 2016, se sustanciaron en la celebración de 6.059 juicios. Además, los abogados de ELA asesoraron el año pasado a más de 8.500 afiliados en sus litigios y a otros 1.500 trabajadores que acababan de afiliarse muy probablemente para conseguir la cobertura jurídica de uno de los servicios que más mima la organización sindical dirigida por el secretario general Adolfo Txiki Muñoz.

http://www.elmundo.es/pais-vasco/2017/0 ... b45c7.html
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Aitor Mena
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Re: Cajas de resistencia

Mensaje por Aitor Mena » 21 Ene 2018, 01:52

La Caja de resistencia de la USO
La Caja de Resistencia y Solidaridad (CRS) cumple 30 años

La Caja de Resistencia y Solidaridad de USO celebra en 2015 su 30 aniversario. Es un instrumento de valor incalculable que apoya económicamente a los afiliados y afiliadas en las situaciones en las que, en el transcurso de su vida laboral, se encuentran inmersos en especiales dificultades, ya sea defendiendo con una huelga sus legítimas aspiraciones y reivindicaciones sociales, económicas y sindicales, o cuando fruto de represalias empresariales o de errores profesionales, se ven afectados por sanciones o incluso despidos

En la mayoría de países europeos, los sindicatos cuentan con Cajas de Resistencia que ayudan y protegen a sus afiliados en momentos de conflictos. La USO es el único sindicato a nivel estatal que dispone para sus afiliados y afiliadas de la CRS.

Los afiliados de USO, a diferencia de otras centrales sindicales, comprueban en la práctica que estar afiliado supone tener una serie de ventajas frente a no estar afiliado. Y todo ello es posible por el pago de una cuota mensual que se diferencia en muy poco a la cuota de otros sindicatos pero que respalda a sus afiliados cuando éstos lo necesitan.

La Caja de Resistencia es el mayor exponente de la solidaridad entre los afiliados y afiliadas de todos los sectores, de todos los territorios, a la que todos contribuimos y de la que todos salimos reforzados.

En los últimos diez años, de 2004 a 2014, la CRS ha abonado un total de 2,3 millones de euros a sus afiliados y afiliadas de los que 1,7 millones han respaldado huelgas y más de 288.000 euros se han destinado a cubrir despidos y sanciones, respectivamente. Desde sus inicios, la CRS ha ayudado a cerca de 500.000 trabajadores, que se han enfrentado a huelgas, sanciones o despidos.

Un poco de historia

La Caja de Resistencia y Solidaridad fue aprobada en el XXIX Consejo Confederal de USO. Fue en 1985 cuando se puso en marcha la CRS de manera experimental en Aragón, momento en el que se propuso la aportación voluntaria de 170 pesetas más a la cuota –fijándola en 470 pesetas- para poder contribuir a dotar de fondos suficientes a la CRS. Este experimento piloto contó con una gran aceptación entre los afiliados y las afiliadas de Aragón, de los que el 60% consideraban este instrumento como muy positivo. La CRS, inicialmente, contó con el aval económico de la Central Sindical de Cristianos belga (CSC).

Tras esta primera fase de implantación de la CRS, el 1 de enero de 1986 la aportación en la cuota se hizo obligatoria para todos los afiliados y afiliadas y fue construyéndose paso a paso lo que es hoy en día la CRS.

En aquel momento, la CRS supuso un importante elemento para reorganizar, aumentar y hacer más eficaz la Acción Sindical, haciéndola más agresiva y de clase, al disponer de un respaldo económico para plantear huelgas reivindicativas y reivindicar las puestos de trabajo ante la Justicia sin ceder ante pactos desventajosos antes de acudir a los tribunales en caso de despido.

Además de poner de relieve uno de nuestros pilares fundamentales, la solidaridad, la CRS obligó a centralizar e informatizar toda la base de datos de afiliación, sincerando los datos de afiliación.

12 años al frente de la CRS

Desde 2003, Lola Robles es la responsable de la CRS, quién la define como un instrumento que pone en valor a USO frente a otras opciones sindicales y que “en caso de necesidad, responde”. Lola siente orgullo y responsabilidad de gestionar “a la niña mimada de USO, porque los que llevamos muchos años trabajando en el sindicato la hemos visto consolidarse”. La mayor satisfacción para Lola es saber que está al frente de un instrumento que nació con el fin de ser solidario y que, a día de hoy, lo sigue siendo.

De sus 12 años al frente de la CRS, Lola guarda muy buenos recuerdos pero quizás recuerda especialmente “la huelga en una empresa de nombre impronunciable, pero conocida como “Caballito”, en Euskadi, en la que se llegó a agotar el límite de 12 meses de prestación” , las huelgas de la minería y todos aquellos casos en los que los afiliados, tras solucionar sus conflictos, devuelven el dinero adelantado de manera voluntaria, como recoge el reglamento. “La CRS adelanta el dinero a los afiliados cuando lo necesitan, pero cuando finaliza esa situación difícil, ha de devolverse para que otro compañero pueda usarlo cuando lo necesite. Ese es el verdadero espíritu de la CRS”, defiende Lola Robles.

http://www.uso.es/la-caja-de-resistenci ... e-30-anos/
REGLAMENTO DE LA CAJA DE RESISTENCIA Y SOLIDARIDAD (C.R.S.)
Aprobado por el 126 Consejo Confederal de 30 y 31 de Marzo de 2017

http://www.uso.es/wp-content/uploads/20 ... o-2017.pdf
Porque la USO es el único sindicato de ámbito nacional que cuenta con la Caja de Resistencia y Solidaridad, (C.R.S.) que protege a sus afiliados y afiliadas en caso de huelgas o cierre patronal.

(...)

¿Qué es la Caja de Resistencia y Solidaridad (C.R.S.) y qué prestaciones tiene?

- La CRS es un instrumento creado por la USO y que cubre a sus afiliados y afiliadas en caso de huelgas, paros parciales, despidos, sanciones, accidentes, invalidez, o fallecimiento por accidente extralaboral.
- Las prestaciones de la CRS, en caso de huelga o cierre patronal, se realizan en base al SMI fijado por el Gobierno. Desde el primer día y mientras dure el conflicto, el importe de la prestación será el equivalente al 75% del SMI/día entre 1 y 3 meses de antigüedad de la afiliación y del 100% SMI/día con más de tres meses de antigüedad. Sólo se abonarán las huelgas con duración mínima de dos días en cómputo global de un mes.
- En el caso de sanciones y despidos, la prestación se abona en base al salario dejado de percibir, excluidas las horas extras y con un máximo del 300% del SMI, y durante un periodo de 12 meses.
- La cobertura por invalidez permanente o fallecimiento en accidente extralaboral o víctima de violencia de género va desde los 5.000 € para afiliaciones con antigüedad entre 2 y 5 años, hasta los 10.000 € para afiliaciones con antigüedad superior a los 10 años.

http://www.uso.es/afiliate/
Última edición por Aitor Mena el 21 Ene 2018, 13:40, editado 1 vez en total.
Autobusean ez duk ohiturazko aurpegia, aurrera egiteko hoa inoiz ez bezala

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