Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
Gholdrim
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Gholdrim » 01 Jun 2017, 15:40

Y añado este último:

05. Revitalizar el poder sindical, ganar la democracia económica

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Nemo20000
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Nemo20000 » 03 Jun 2017, 00:35

Gholdrim escribió:Buenas compas!

Llevo siguiendo este foro más de 8 años, y hoy me decido hacer una cuenta.

Lo hago principalmente para poder contribuir con este hilo, ya que llevo pensando bastante tiempo hacer la segunda parte de la recopilación de textos; que ya hiciera en su momento, Toño .

Esto son los que creo que faltan:

01. Favorecer la unión de fuerzas que apuesten por el cambio - Roberto Sánchez, (afiliado a CNT Barcelona)
02. La construcción del poder obrero para la creación de un sindicalismo revolucionario - M. G. (Solidaridad Obrera)
03. Si no puedes ser grande, aprende a ser pequeño: guerrilla sindical - Yeray Campos (Solidaridad Obrera)
04. Desde Greenford con amor. Entrevista a Angry Workers of the World
05. Necesitamos buenas alforjas para el desafío de conformar un fuerte sindicalismo revolucionario - Julio F. (CNT Gráficas – Madrid)
06. Sindicalismo, articulación multisectorial y poder popular - Lusbert
07. Del contrapoder sindical a la autogestión social - Lluís Rodríguez Algans
08. El modelo sindical en el futuro del anarcosindicalismo - Un trabajador del metro de Barcelona
09. Luchamos sin Retaguardia en un Mundo sin Medios. Por un Anarcosindicalismo Cooperativista Pablo Heraklio (La Tarcoteca)
10. Reavivar la llama del sindicalismo de clase: Ahora o nunca. Dikastis.

Si falta alguno avisadme.

Aprovecho también para pedirle permiso a Toño para repetir la portada del recopilatorio anterior, añadiendo un aclaratorio de segunda parte y manteniendo el formato.

Nada más, salud!
Estaría interesante un recopilatorio con todas, también las del primerio, bien maquetado formato libro y tal. Te mando MD.
¿Quién apretó todos los tornillos de la Torre Eiffel?

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Contumacia
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Contumacia » 03 Jun 2017, 12:15

También sería bonito que no fuese únicamente una fiesta de salchichas.

Gholdrim
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Gholdrim » 04 Jun 2017, 14:36

Contumacia escribió:También sería bonito que no fuese únicamente una fiesta de salchichas.
Totalmente de acuerdo. ¿Hay algún texto en este sentido que se pueda incluir?

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Lebion
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Lebion » 12 Jun 2017, 18:49

Un buen libro para reflexionar sobre la línea de trabajo organizativa y estratégica como sindicalistas en los centros de trabajo.

Beating Apathy - Venciendo la apatía
(Castellano) https://drive.google.com/file/d/0Bzq2GM ... ZXRkE/view


http://labornotes.org/beatingapathy
Tierra y Libertad
Todo por hacer
CS La Brecha
La Iconoclasta


Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad.

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blia blia blia.
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por blia blia blia. » 05 Jul 2017, 10:28

Nuevo artículo de Lluis Rodríguez Algans eb Público sobre cajas de resistencia. Si queréis ver enlaces, pues id al artículo original, que copiarlos es un rollo.
Huelgas y cajas de resistencia para revitalizar el sindicato

En un artículo anterior, tratamos el pilar de la negociación colectiva y la política sindical para sustentar un reimpulso de los sindicatos en la sociedad. En este artículo trataremos los otros tres pilares citados que dependen fundamentalmente del propio sindicalismo: gestión del conflicto laboral, huelgas y repertorios de presión; política social, empleo y economía social; formación sindical, asesoría sindical y técnica, teniendo también cómo base de la arquitectura de un sindicalismo combativo, la financiación sindical.

La negociación colectiva y la política sindical nos llevan a la necesidad de tratar el segundo pilar del poder sindical en estrecha relación cómo es la gestión del conflicto laboral, las huelgas y los repertorios de presión. Es evidente que sin presión no hay negociación, y sin presión potente no hay negociación colectiva con contenidos que sirvan para el avance social. Desgraciadamente, el contexto de crisis económica y la falta de recursos sindicales dificultan articular en todo su alcance la herramienta más potente de presión productiva, económica y financiera contra las empresas cómo es la huelga total (de días y horas de trabajo) indefinida (de extensión temporal), quizás también la máxima expresión de la acción directa colectiva de los y las trabajadoras. En su lugar las huelgas que se convocan -en realidad paros parciales o totales de unos pocos días- son más avisos de conflictividad a las empresas que mecanismos de presión económica y financiera real. El motivo por más que obvio no está de más señalarlo: los y las trabajadoras y sus familias no pueden lanzarse a huelgas totales indefinidas sin un apoyo financiero que ayude a cubrir o mitigar dejar de percibir ingresos por estar en huelga, aun cuando sea para mejorar sustancialmente las condiciones de empleo. Para solventar éste hándicap, uno de los instrumentos cruciales es la Caja de Resistencia, utilizada por sindicatos de ámbito estatal (USO) y nacional (ELA, LAB, ESK o CIG) que aportan de sus propios recursos internos, según los reglamentos prefijados, subsidios de huelga que cubren al menos el Salario Mínimo Interprofesional (764 euros en 12 pagas) para cada huelguista. Realizando un breve ejercicio de análisis, para el caso de una hipotética organización sindical de 10.000 personas afiliadas que dedicase 5 euros mensuales de la cuota sindical a una Caja de Resistencia Confederal, tendría capacidad de sostener con 50.000 euros mensuales la huelga indefinida completa de 65 trabajadoras recibiendo este subsidio de huelga mensual de 764 euros. Es cierto que en función del diseño de la estrategia de huelga, sería posible cubrir con esa financiación más huelguistas, seguramente hasta el doble. Además, todo ello sin contar con el factor ahorro continuo que implica el hecho de no convocar continuamente huelgas con esta intensidad, lo que implica multiplicar la potencia financiera. Teniendo en cuenta que la gran mayoría de empresas en el Estado español son Pymes ¿Qué empresa pequeña o mediana de hasta 250 trabajadoras puede resistir económica y financieramente una huelga indefinida total de estas características sin entrar a negociar y acordar convenios colectivos con contenidos como los anteriormente citados? ¿Acaso esta red de seguridad sindical no permite e incentiva la adhesión a la huelga y por extensión a la afiliación sindical?

La experiencia demuestra que prácticamente ninguna empresa puede resistir huelgas de estas características, puesto que huelga y caja de resistencia multiplican el poder de negociación sindical, independientemente que estemos tratando o no con segmentos laborales o sectores estratégicos que disponen de un poder de negociación estructural. Ejemplos al respecto los tenemos en Euskadi y Navarra, y en algunos casos la consecución de un convenio colectivo con las características citadas, ha venido en el marco de la convocatoria de huelga indefinida para la retirada de medidas de despido colectivo o reducción salarial en paralelo a promover la negociación de un convenio con cláusulas de blindaje que dejen fuera de las empresas las contrarreformas laborales, consiguiendo ambos objetivos [1].

En un grado mayor, funcionarían cajas de resistencia intersindicales de forma permanente dentro del sindicalismo combativo con cobertura de subsidios de huelga, extendiendo las fuentes de ingresos a la solidaridad externa a las organizaciones. En un grado menor de efectividad, funcionan también cajas de resistencia de secciones sindicales o sindicatos que no son confederaciones, sin embargo éstas no consiguen el ahorro colectivo necesario para implementar fórmulas de subsidios de apoyo a huelga como las cajas de resistencia confederales y por extensión es difícil que puedan articular en toda su extensión el poder de negociación sindical. Asimismo, en múltiples conflictos laborales y huelgas como Coca – Cola, Panrico, TMB -Autobuses de Barcelona- o las del sector de la minería de Asturias, por poner algunos ejemplos, se han abierto cajas de resistencia para apoyar los gastos generados por dichos conflictos y el reparto de recursos para los huelguistas de los mismos, pero pese a su interés al abrirse a la solidaridad externa, no son permanentes y no permiten ahorro para relanzar nuevos conflictos. Uno de los conflictos y huelga recientes que ha contado con el apoyo de una caja de resistencia particular, vinculada al movimiento cooperativo ha sido Correscales, con apoyo de cooperativa de finanzas Coop57. Es cierto, por otra parte, que esa dificultad de financiar la resistencia laboral en los conflictos se puede solventar incluyendo en los pactos de fin de huelga, cláusulas de recuperación de salarios y seguridad social dejados de ingresar por parte de las empresas, en tanto son las empresas las responsables de abocar las plantillas al conflicto al no querer negociar ejerciendo su poder de decisión sobre la clase trabajadora.

La experiencia demuestra que prácticamente ninguna empresa puede resistir huelgas largas, puesto que huelga y caja de resistencia multiplican el poder de negociación sindical, independientemente que estemos tratando o no con segmentos laborales o sectores estratégicos que disponen de un poder de negociación estructural.

Por otra parte, la capacidad huelguística y de confrontación a la política económica y laboral neoliberal, tanto a nivel sectorial cómo general, también ha sido la característica diferencial del movimiento sindical vasco respecto al del resto del Estado, agrupado en la mayoría sindical vasca (ELA, LAB, ESK, STEILAS, EHNE, HIRU y en la mayoría de huelgas también CGT y CNT), abordando la convocatoria de 8 huelgas generales en el periodo 2009-2013. En el caso de tres de ellas también fueron a la huelga general CCOO y UGT lo que provocó un mayor impacto, si cabe, de afectación de la huelga. La huelga general sin duda es la forma de huelga con mayor potencia para presionar y proponer otra política económica y laboral a los gobiernos neoliberales que incumplen sistemáticamente su responsabilidad de servicio y protección de las mayorías sociales [2]. Es en el marco de las huelgas generales, dónde también se ha experimentado la convocatoria de la denominada huelga social, que incluye una perspectiva de huelga de consumo y huelga de cuidados, cómo forma de multiplicar la potencia de la huelga general, a la vez que de visibilizar aquellos segmentos laborales explotados por el conflicto capital-vida y con mayores dificultades de acción colectiva.

Sin embargo, pese a esta capacidad efectiva de confrontación huelguística del movimiento sindical en las empresas es necesario citar también que el abordaje del conflicto laboral desde la parte sindical se encuentra con múltiples trabas de las empresas que vulneran sistemáticamente los derechos de huelga y tratan de impedir que se detenga la producción por todos los medios posibles [3], también por parte de los gobiernos que imponen servicios mínimos ilegales y abusivos.

Grave también para la capacidad sindical futura, es la aceptación e introducción en la negociación colectiva de las propuestas patronales de cláusulas de paz social o en los acuerdos marco, la introducción sistemática para la mayoría de convenios de mecanismos de conciliación previa a la convocatoria de huelgas, alargando de facto los preavisos y trámites para evitar la expresión y resolución obrera del conflicto estructural entre el trabajo y el capital o su lógica aplicada a los servicios públicos.

Todo lo anterior, obliga a recurrir a los piquetes y al boicot de productos y servicios, así como a explorar otros repertorios de presión sindical y social para la consecución de los objetivos predeterminados, contrarrestando el mantenimiento de la producción que realizan las empresas la mayoría de veces ilegal. Las nuevas tecnologías y canales de comunicación ofrecen amplias posibilidades de campañas y acciones sindicales también, así como formulas del llamado label sindical, cómo fórmula para asegurar desde el sindicalismo que los productos o servicios ofrecidos por las empresas cuentan en su producción con el cumplimiento de todos los derechos laborales y sociales.

Política social, empleo y economía social

El tercer pilar de la acción del sindicato se sustenta en su intervención en la política social, de empleo y economía social. Las organizaciones sindicales empoderadas y revitalizadas son aquellas que tienen capacidad, de forma autónoma al poder político, de ser instrumento efectivo para cubrir las necesidades materiales y morales de las mayorías sociales. Así pues, algunas organizaciones sindicales están repensando una “vuelta a los orígenes” del sindicalismo recogiendo la función que hoy en día tienen las asambleas de parados y paradas, impulsando bolsas sindicales de empleo en las federaciones territoriales y potenciando dichas asambleas cómo forma de abordar el acceso al empleo de afiliados y afiliadas a la vez que resarcir estratégicamente la ruptura que implica la segmentación brutal de los mercados laborales entre empleados, precarios y desempleados [4], de forma que se apoyen por quienes están en desempleo la lucha laboral, las huelgas y la negociación colectiva en consonancia con la experiencia de por ejemplo los movimientos piqueteros argentinos. Por otra parte, en tanto que los sindicatos son espacios de apoyo mutuo entre trabajadores y trabajadoras, se plantea también por parte de algunas organizaciones como CNT, el desarrollo de instrumentos autónomos para impulsar política social entre la afiliación cómo es el apoyo a acciones de exención o reducción de precios de bienes y servicios básicos (alimentación, vivienda), la creación de cooperativas de consumo y producción, a la vez que la intervención para promover redes de economía social que puedan influir en el desarrollo económico comarcal o superior [5]. En este sentido es importante el apoyo del movimiento sindical a iniciativas cómo Alternatiben Herria o los Encuentros Ecosocialistas Internacionales, que muestran las alternativas que se promueven desde el sindicalismo y la economía social para construir y reorientar el tejido productiva y la economía hacia otro modelo de desarrollo económico. Es en estos ámbitos dónde las alianzas con otras organizaciones y movimientos (consumidores, cooperativismo y economía social, etc) se tornan también como una fuente indispensable de poder sindical y social.

En cuanto al cuarto pilar, relativo a la formación sindical, asesoría sindical y técnica, estos son los que sustentan y reproducen la posibilidad de una negociación colectiva potente y una gestión eficiente del conflicto laboral o la extensión de instrumentos de política social para la afiliación. Además en lo que se refiere a la formación, esta se basa tanto en el trabajo específico en dicho campo, cómo en la puesta en común de la experiencia acumulada por asesores sindicales y técnicos, que retroalimentan la acción colectiva para el resto de cuadros y militantes sindicales.

Respecto a la asesoría técnica –juristas, economistas, sociólogos, especialistas en salud laboral, etc.-, ésta se torna fundamental en unas relaciones laborales y conflictos cada vez más tecnificados y con oponentes de nivel en el bando empresarial, máxime cuando la ley y la jurisprudencia por lo general benefician a los intereses empresariales, por no redundar en lo dicho de las políticas gubernamentales. Son de especial relevancia los procesos de negociación colectiva atravesados del análisis y debate en torno a aspectos económicos, en grupos empresariales con fuertes interrelaciones productivas y financieras, utilizando los grupos empresariales estratagemas basados en el intercambio financiero, de productos o servicios, con precios de transferencia políticos y contabilización sesgada o fraudulenta, diseño de estructuras salariales opacas para las direcciones, etc. En contextos de conflictividad, la defensa de los derechos de huelga y libertad sindical, se tornan cada vez más importantes, puesto que són constantemente amenazados por las empresas. En este sentido, los análisis sindicales respecto a la intervención técnica, apuntan a la importancia de “sindicalizar” el enfoque jurídico y económico, construyendo discurso que amplíe la posibilidades de defensa y consecución de derechos colectivos, además de poner al servicio de la acción sindical el asesoramiento jurídico y económico, especialmente relevantes en la negociación colectiva y el conflicto laboral. Es de destacar en este respecto la importancia de la creación del Foro de profesionales del asesoramiento laboral y social de la UPV/EHU, promovido desde la Facultad de Relaciones Laborales y Trabajo Social de la UPV/EHU. Además según de Holm-Detlev Kohler (pág. 62): “frente a la creciente complejidad del mundo actual, los gobiernos recurren a think tanks (grupos de expertos), y las empresas a consultoras y servicios especializados, mientras los sindicatos, al menos en España, confían en ellos mismos, en la capacidad autodidacta de unos representantes sin formación ni cualificación específica en la materia que debe negociarse y regularse. La desventaja frente al capital y la falta de capacidad estratégica son consecuencia lógica de la renuncia al conocimiento externo. Existen dos vías principales de crear conocimiento externo: la creación de una red de asesorías y consultorías sindicales y la alianza estratégica con el mundo académico e investigador, son un instrumento para ganar eficacia, reflexionar y acumular experiencias y conocimientos, y para mantener vivo y bien enfocado el discurso sindical en un mundo de creciente complejidad y heterogeneidad”.

Una tasa de financiación sindical por cuotas menor del 90% del total de ingresos supone entrar en un terreno de dependencia externa en la financiación necesaria para el despliegue completo y sin ataduras de la acción sindical y social en toda su extensión.

La asesoría sindical, es fundamental para implementar las estrategias de “organizing” en las empresas, explicadas en el artículo anterior, dando cobertura tanto a Pymes cómo a gran empresa y territorios potencialmente sindicalizables, con la generación de equipos sindicales en base a las Secciones Sindicales. Es la asesoría sindical la que canaliza el asesoramiento técnico y la acción colectiva, por lo que requiere de perfiles militantes de cuadros con experiencia y formación técnica específica. La selección por parte de las organizaciones de la militancia mejor preparada de las empresas y sectores para realizar labores de asesoría para el sindicato, es la garantía para el movimiento sindical de aprovechar la inteligencia colectiva generada en los procesos de lucha.

Por último, en cuanto a la formación sindical, esta se puede subdividir en dos grandes ámbitos cruciales para el refuerzo del sindicalismo. Por un lado la formación técnica, en ámbito contable y económico, jurídico laboral y sindical, de técnicas de negociación colectiva y dinamización de la acción colectiva y la huelga, etc… Dicha formación es necesaria tanto para técnicos, cuadros y asesores sindicales o miembros de Secciones Sindicales cómo forma de incrementar el poder sindical a la hora de gestionar conflictos y negociación colectiva. Por otro lado, el debate, la formación ideológica y de cultura sindical. Ésta se basa en saber conectar para una nueva cultura militante, las agresiones e injusticias con sistemas de ideas y análisis que ayuden a interpretar, den salida y alternativas sociales factibles. Para ello es necesario construir relatos para la recomposición de la conciencia de clase. En este sentido, el movimiento sindical funciona diferente que el de ámbito político-parlamentario, puesto que no son suficientes grandes lemas y campañas de comunicación, sino que lo que determina la progresiva identificación de la mayoría de plantillas con el sindicalismo es la acción cotidiana de los militantes con intervención coherente en las empresas, así como el compromiso de los sindicatos en vertebrar las reivindicaciones micro y macro, en relación a un objetivo de alternativa al modelo económico y social imperante. Bajo estas premisas, la formación sindical adquiere un refuerzo que afianza el avance sindical, potenciando la identidad de clase y la solidaridad colectiva inclusiva.

Por último, la base fundamental que supone la financiación sindical es una cuestión sencilla, por ser un objetivo estratégico la necesidad de autonomía financiera, y ésta solamente puede provenir de un peso hegemónico de las cuotas dentro de la estructura de ingresos, no de las subvenciones estatales o empresariales. Dicho de otra forma, una tasa de financiación sindical por cuotas menor del 90% del total de ingresos supone entrar en un terreno de dependencia externa en la financiación necesaria para el despliegue completo y sin ataduras de la acción sindical y social en toda su extensión. Para ello, sin duda las cuotas sindicales deberían ser mayores que las que hoy en día se pagan por lo general, puesto que los datos disponibles indican que en los principales sindicatos no son suficientes los ingresos por cuotas para cubrir las necesidades de recursos de infraestructura, humanos y técnicos, así como los relacionados con la acción sindical y social. Es cierto que el contexto de crisis, de reducciones salariales y despidos no facilita abordar subidas de cuotas sindicales, sin embargo, ¿no debería ser la cuota sindical una aportación personal o familiar ineludible en tanto que clase trabajadora? ¿es significativo respecto a otros gastos personales o familiares? Ejemplificando ¿quién no estaría dispuesto a pagar 20 euros mensuales a un sindicato que consigue incrementar el salario mensual el triple -60 euros-, manteniendo dichas condiciones en el tiempo además de hacer una defensa estratégica y efectiva del empleo aportando más recursos de defensa a la afiliación? Para todo ello, empezando por conseguir los incrementos salariales citados de forma generalizada, sin duda es necesario abordar con sistematicidad cada uno de los cuatro pilares anteriormente descritos, de forma que la afiliación a los sindicatos sea clarísimamente útil y efectiva, a la vez que para recomponer la acción colectiva, la identificación de clase y los vínculos sociales creados por la solidaridad y apoyo mutuo en el marco de la acción sindical. Y así sucesivamente, para romper el círculo vicioso de debilidad afiliativa con ausencia de política sindical combativa.

En conclusión, los cuatro pilares citados de revitalización del poder sindical, convenientemente articulados han permitido victorias en contextos duros y difíciles contra multinacionales poderosas cómo son las reestructuraciones y despidos colectivos citados en el primer artículo. Pero no solamente en los casos de crisis empresarial es posible oponer las reformas laborales y las políticas empresariales, sino que también se están consiguiendo resultados tangibles en negociación colectiva que ejemplifican la posibilidad de desarticular la ofensiva patronal y legal de los gobiernos capitalistas mejorando desde la base las condiciones de empleo y vida, eso sí con organización, conflicto, huelga y resistencia colectiva. Las experiencias y referencias de buenas prácticas sindicales apuntan a estas bases para homologar al sindicalismo dispuesto a ello hacia lógicas de efectividad, afiliación, contrapoder y acción orientada a la transformación social. De la misma forma, tanto desde el flanco de la negociación colectiva hacia un mayor control sindical económico, con uso de huelga y caja de resistencia, cómo desde el flanco de la política social, de empleo y economía social, es posible que el sindicalismo se oriente para influir en la política económica, industrial y laboral cómo forma de mejorar efectivamente las condiciones de empleo y vida en las comarcas, a la vez que se impulsa otro modelo de desarrollo socioeconómico más eficiente, justo, sostenible y democrático que el que nos ofrece el sistema capitalista.



[1] Huelgas indefinidas en los últimos años o abiertas en Euskadi y Navarra, tanto de empresa como de sector con apoyo de Caja de Resistencia Confederal, para conseguir buenos acuerdos o convenios colectivos, se han dado en Alstom-GE de Buñuel y Tudela, Eaton de Derio (60 días), Defontaine Iberia de Viana (14 días), Limpieza Viaria de Ortuella (14 días), Onduline de Gallarta (21 días), Emica Bombas (90 días), Korta de Zumaia (51 días), Limpieza de CAF-Beasain (108 días), Guardian Llodio (60 días), TS Fundiciones de Zestoa (30 días), Residencia Villa Sacramento de Donostia (9 meses), TUV Rheinland Ibérica (ITV Irun y Urnieta) (9 meses), Museo de Bellas Artes de Bilbao (41 días). Abiertas están en el sector de Residencias de Bizkaia, Reciclaje TMB-Arraiz, Mantenimiento de Carreteras de Gipuzkoa, Limpieza del Ayuntamiento del Valle de Trápaga, Kaiku Km0 en Gasteiz. Todas estas huelgas han sido o són gestionadas por el sindicato ELA.

[2] En Euskadi y Navarra se han convocado 8 Huelgas Generales desde el inicio de la crisis (por 3 convocadas en el resto del Estado): 21 de Mayo de 2009, 29 de junio y 26 de septiembre de 2010, 27 de enero de 2011, 29 de marzo de 2012, 26 de septiembre de 2012, 14 de noviembre de 2012 (convocada solo por CCOO y UGT) y 30 de Mayo de 2013. Francisco Letamendia en su artículo “La crisis en el País Vasco (2009-2012) y el clivaje de clase. Huelgas generales y discursos de los actores” apunta claves de estos procesos de huelgas generales en Euskadi y Navarra. A nivel más general se puede consultar “La conflictividad laboral en tiempos de crisis económica. Un análisis comparado de las huelgas en el Estado español durante los sexenios 2002-2007 y 2008-2013” y el Anuario del Conflicto Social de 2012 y 2013.

[3] Una relación detallada al respecto se encuentra en el Capítulo del libro de Wilfredo Sanginetti “Una radical transformación de las estrategias empresariales antes las huelgas: el mantenimiento de la producción como objetivo prioritario” y en el artículo “La tutela sustancial del derecho de huelga en las estructuras empresariales complejas”.

[4] En este sentido, ver los acuerdos del XI Congreso de CNT de 2015 en el punto 12.4.- Promoción de las Bolsas Sindicales de Empleo, estableciendo pautas para reglamentar su funcionamiento y actuación estratégica. También ELA en su XIII Congreso de 2013 trató la cuestión impulsando un Área de personas desempleadas.

[5] De la misma forma en los acuerdos del XI Congreso de CNT de 2015 en el punto 12.3.- Instrumentos para la política sindical y social de la CNT. Recuperar las Comisiones de Defensa Económica y los Consejos de Economía

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Super8
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Super8 » 05 Jul 2017, 17:26

Reseña en http://www.mientrastanto.org de No tengáis miedo de lo nuevo - Trabajo y sindicato en el capitalismo globalizado - Plataforma Editorial, Barcelona, 2017, 134 págs.
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CCOO, a pesar de sus debilidades actuales, es, sin lugar a dudas, un baluarte indispensable y un ariete decisivo para acometer cualquier política social en estos años.

Los autores del libro que comentamos proceden y han dado vida y teoría a Comisiones Obreras. El primero, José Luis López Bulla, es uno de sus primeros dirigentes, y ha sido el secretario general de la CONC (las Comisiones Obreras de Cataluña) durante veinte años. El segundo, Javier Tébar, es de la generación de la Transición y se incorpora ya al sindicato organizado de CC.OO. desarrollando en el mismo un trabajo de historia, memoria y teoría sin duda necesario en estos tiempos de mudanzas...

Veamos la primera parte, firmada por López Bulla y que da título al conjunto del libro: No tengáis miedo de lo nuevo. El mensaje es claro: ante lo nuevo, ante los innovadores e inmensos cambios que se están produciendo en el mundo del trabajo, la peor actitud que se puede tener es acobardarse y encerrarse en un fortín (en vez de) lanzarse a la confrontación intelectual, cultural y activa con esa “novedad” y tratar de ganar el terreno para conseguir beneficios para la clase y para el conjunto de la sociedad.

El sindicalismo está sufriendo en carne viva los continuos procesos de mutación tecnológica en el mundo productivo. Su convencimiento es nítido: el antiguo centro de trabajo industrial fordista está liquidado, muerto, enterrado. Un nuevo concepto y práctica de centro de trabajo —él lo denomina ecocentro— está expandiéndose por toda el área donde el capital se desarrolla, que es el orbe. Y tratar de combatirlo con viejas recetas sindicales aprendidas en las fábricas y técnicas fordistas es iluso e inútil (p. 48). Una de las causas de la actual crisis sindical (desafiliación, pérdida de influencia social, exceso de institucionalización, envejecimiento de su afiliación, burocratización de los procesos de concertación y negociación, etc.) estaría ahí: el desajuste entre cambios productivos y tecnológicos y una estrategia sindical ya superada.

... El asunto no estaría, por tanto, en combatir la anatomía del mercado como tal (globalización de mercados) como las profundas mutaciones que se están produciendo dentro del moderno, global e innovado centro de trabajo. Por tanto, el objetivo de la lucha sindical (y política, diría yo) no es tanto combatir la globalización como incidir en el desconocido pero inmensamente importante universo de las relaciones sociales productivas... La apuesta es polémica pero esencial si la izquierda social quiere encontrar un sitio desde donde poder seguir siendo fuerza influyente.

... En su 'La Ciudad del Trabajo', Bruno Trentin señalaba la herida decisiva en la derrota de la izquierda occidental: “la asunción acrítica por parte de la izquierda de la llamada organización científica del trabajo” (Tébar, p. 113). Esto es, que a través del taylorismo la izquierda, fuera esta reformista o revolucionaria, asumió el cuerpo teórico e ideológico del sistema de management del capitalismo industrial. Es sorprendente que —según nos cuenta Fernando Díez Rodríguez en su Homo faber— tanto Léon Blum como Trotsky y Lenin fueron defensores de este método de gestión de la empresa. Dicho cuerpo teórico, el núcleo de la filosofía taylorista, estaría en la ruptura dentro del mismo trabajador entre saberes y ejecución, lo que significa a nivel de fábrica la ruptura entre planificación y ejecución de la producción. (Hay que) desembarazarse de las filosofías del management industrial (sea taylorista o sus continuadores) si se quiere construir en verdad un proyecto de liberación en y del trabajo.

Finalizando con la parte del dirigente sindical me gustaría aludir a dos propuestas que, en la perspectiva de la renovación o innovación sindical, formula López Bulla. Una se refiere a lo que él denomina Pacto Social por la innovación tecnológica. Con dimensión europea, lo aplica al ámbito español afirmando que “para el sindicalismo español es el camino para reconstruir las consecuencias de la crisis económica, trascender la reforma laboral y sus efectos y, finalmente, resituar al sindicalismo en esta fase de innovación-reestructuración” (pp. 53-54). Ese pacto, nunca entendido como un típico acuerdo concertado en clave de rentas ni salarios, sería “un itinerario que pone en el centro de sus preocupaciones y reivindicaciones el hecho tecnológico y los derechos de ciudadanía dentro y fuera del ecocentro de trabajo” (p. 54), y que afectaría no solo a las estructuras confederales sino a los territorios y sectores así como a los ecocentros.

... Un cuarteto de objetivos que debería tratar de alcanzar el sindicato de estos tiempos dibuja las características de su batalla: 1) interpretar los procesos reales que se producen en el centro de trabajo; 2) intervenir en la organización del trabajo a través de una reformulación de la codeterminación que, como aclara Bulla, no es precisamente la cogestión; 3) proponer una panoplia de derechos en el trabajo entre los que destaca el derecho al saber, al conocimiento, a la formación, y 4) aclarar con quién se quiere acometer ese proyecto de renovación, es decir, cuáles serían los “amigos y socios” del sindicato, aquellos aliados que dentro y fuera de la empresa están por construir ese espacio o reino de la libertad en el trabajo.

El historiador Javier Tébar asume la segunda parte del libro a la que titula Volver al trabajo, volver al sindicato... Tébar parte de la base de que el trabajo sigue siendo una categoría central en la vida de las personas y que son falsas o interesadas esas “profecías” acerca del “fin del trabajo”; lo que está ocurriendo, sin duda, es un proceso de transformación con dimensiones históricas de ese factor en la vida de las personas y en el mundo social y que, por tanto, se trata de “leer” esa mutación y saber incorporar a la institución sindical en tal proceso... La evaporación del trabajo industrial —hecho constatable en Europa en los últimos decenios— no ha significado el final del trabajo manual; este se ha transformado en bastantes casos hacia el sector terciario y al mismo tiempo ha hecho crecer de forma impresionante la fuerza de trabajo industrial en otras partes del planeta (Asia, por ejemplo). Lo que sí se ha activado es un proceso, complejo y decisivo para la pérdida de resortes de la izquierda política, de difuminación o desfiguración del mundo obrero y de sus culturas.

Nunca como en estos últimos años se nota este abandono de la escena política, seguramente involuntario, por parte de los trabajadores y de sus representaciones políticas. Recientes elecciones en España, en Francia, en Italia muestran cómo esa clase obrera no ha ido precisamente al paraíso sino parece ser que ha sido enviada al limbo. Había o hay interés en que eso se produjera y, al parecer, incluso desde sectores de la izquierda política −vieja y nueva− hay interés en despintar el proyecto político de cualquier textura relacionada con el trabajo. Da la impresión de que se tiene interés en que los trabajadores, la clase trabajadora, dejen de tener esa identidad colectiva y vuelva a ser una “cuadrilla variopinta”. No de otro modo se puede interpretar algunas posturas intelectuales que insisten en destacar, a la hora del conflicto social, valores de segundo orden (precariedad, género, nacionalidad, procedencia, etc.) para debilitar o hacer más invisible el significado unificador de “clase”, de conjunto social sometido a un trabajo subordinado. Tébar es radical en este asunto: alguien tendrá que revelar “cómo y cuándo se ha producido ese final, dando una explicación a partir de pruebas y no de prejuicios” (p. 95).

Tébar nos dice que el trabajo, sin embargo, ha venido aumentando en las últimas décadas en el mundo; la fuerza de trabajo mundial es mayor que hace veinte años. Y ello en un contexto de innovación tecnológica permanente, de automatización y robotización sin precedentes. Está ocurriendo, delante de nuestros ojos, un proceso de transformación de las fuentes del trabajo, de mutación de los nichos de empleo, de trasferencias geográficas a nivel mundial de esa fuerza de trabajo. Una auténtica revolución, sin adjetivos. Esta no puede ser puesta en duda ni es posible impedirla: hay que asumir que, en esta época de comienzos del siglo XXI, la humanidad vive ya en el interior de una «membrana tecnológica» (pp. 101-103) que está dando como consecuencia muchos y variados resultados. Unos, por ejemplo, de impulsos y recualificación decisivos al valor del trabajo intelectual, y otros con consecuencias desastrosas para la vida de la gente: subempleos, desvalorización del trabajo humano, carencia de derechos, infotaylorismo, aumento de la fragmentación y parcelación de las tareas, en definitiva, mayores dosis de alienación y cosificación del ser humano respecto de su actividad. Una dualización que es a la vez laboral, educativa y social. Es todo un reto de dimensiones utópicas lo que la humanidad tendría por delante: acompasar a nivel humano la actividad del trabajo.

En ese contexto de mutación histórica, Tébar sitúa otros aspectos relacionados con el trabajo sindical que, por no extendernos en exceso, no podemos sino citar: la recomposición del trabajo directo asalariado en trabajo autónomo, la degradación de los yacimientos de empleo, el nomadismo laboral de las nuevas generaciones, la relocalización del empleo según áreas geográficas y culturales, etc. Todo en el marco de un intenso y profundo cambio de los clásicos modelos productivos. La crisis de la forma sindicato viene de ahí. Frente al populista discurso acusador de un sindicato como “minoría extractiva”, hay que ser más serio y consecuente y tratar de distinguir el grano de la paja. El manido y socorrido sintagma de la “crisis del sindicato” no es una película de “liberados” que no quieren trabajar o de “clientelismo laboral”. Responde a las causas que he tratado de resumir y con las que tanto Bulla como Tébar se baten en las páginas de este libro.

Pero no todo es objeto de crítica, ni mucho menos. A pesar de ese mainstream que desprecia al sindicalista y su función social, contamos con una plataforma de conquistas consolidada que no se puede despreciar. Existe ya un nuevo panorama sindical a nivel internacional: la Confederación Sindical Internacional (CSI), producto de la fusión de las antiguas CIOSL y CMT, agrupa a 166 millones de trabajadores, afiliados en 309 organizaciones de 156 países (p. 129). No es ninguna tontería y nadie que se dedique en serio a la actividad pública debería despreciar este hecho. Es indudable que si estos sujetos sociales globales van asentándose, madurando formas de movilización y profundizando sus lazos de comunicación e intercambio entre ellos y con las demás organizaciones, podamos asistir en un futuro a acciones de tipo global, en el marco de la empresa global o mundializada. Con este libro, López Bulla y Tébar entran claramente en ese terreno de la “no frontera” o, mejor dicho, del “más allá de las fronteras”, de la superación de nacionalismos sindicales o de patrimonios corporativos. O el sindicato se globaliza, traspasa fronteras, sin perder sus señas de identidad cercana y su memoria histórica, o puede quedar como reliquia de un tiempo que fue.

Javier Aristu - 10/6/2017

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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por blia blia blia. » 21 Jul 2017, 14:19

Charla de Jon Las Heras (univ. de Manchester). Estrategias del sindicalismo combativo ante la globalización: el ejemplo vasco. Parece que se basa en su tesis doctoral recientemente defendida.



Sobre todo habla del contexto de fábricas grandes, en particular las automovilísticas. Aquí un artículo suyo:United we stand, divided we fall: poder de clase, cadenas globales de valor y estrategias sindicales en el parque de proveedores de Mercedes-Benz Vitoria-Gasteiz. En la charla habla mucho de esa fábrica. Entretenido porque cuenta detalles y ejemplos concretos.

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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por _nobody_ » 31 Jul 2017, 18:33

ELA paga hasta 1.733 euros mensuales a los trabajadores que participan en sus huelgas
https://amp.elmundo.es/pais-vasco/2017/ ... b45c7.html


asi imposible ni hacerles sombra
...vive como piensas o acabarás pensando lo que vives...

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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por _nobody_ » 31 Jul 2017, 18:37

flojillo


http://rojoynegro.info/articulo/cultura ... a-andaluza

Intervención de Pepe Aranda en la Escuela Libertaria Andaluza

Ser libertari@

Es luchar por una transformación radical de la sociedad. Un sistema regido por mujeres y hombres libres, sobre los principios de justicia e igualdad, proclamando y defendiendo el reparto de la riqueza, en una sociedad donde no exista ninguna autoridad, ningún poder impuesto y las decisiones sobre todos los aspectos de la vida se elaboren con mecanismos de democracia directa.

Por ello, no hay alternativas libertarias previamente construidas. Hay mecanismos, actitudes, fórmulas de coordinación y de tomar decisiones colectivas que son libertarias, independientemente de que las gentes que las practican se declaren o no de esta forma.

Para una persona libertaria, las metas están en el propio camino, más en cómo se anda que a donde se llega, porque en el camino estará la decisión colectiva a cada paso, y se llegará a donde se quiera ir de manera conjunta. Después de cada meta habrá otras y otras que siempre están por decidir. No existe un modelo al que llegar ya enunciado y previsto. Sí hay unas características: sin jerarquías, sin poderes dominantes, autonomía, equidad, igualdad, horizontalidad, democracia directa y participación…

Es fundamental también entender que ninguna organización podrá, por sí misma, podrá alcanzar un modelo de sociedad de esas características, los enemigos son muy poderosos, por lo que hay que alejarse de los sectarismos inútiles, del aislamiento prepotente y vanidoso, todo lo contrario, hay que apostar por aglutinar confluencias y espacios comunes para las luchas y para el establecimiento de prácticas libertarias que generen sociedades paralelas alternativas al capitalismo y a los estados, basadas en el apoyo mutuo y la solidaridad de clase, el trabajo asociado, el cooperativismo, en definitiva, la autogestión.

La defensa de “lo público y lo común”

Si tomamos conciencia colectiva de que los llamados Servicios Públicos son en realidad Derechos Esenciales de todas las personas para desarrollar la vida con dignidad, derechos por el solo hecho de haber nacido, llegaremos a la conclusión de que no se pueden mercantilizar, ni someter al libre mercado, sino que deben ser garantizados a todas las personas con el reparto de la riqueza que entre todos y todas generamos.

Hablamos del derecho que tenemos a:

- Tener una Sanidad pública, universal y de calidad

- Acceder a una Enseñanza pública, laica y de calidad

- Unas Pensiones suficientes al acabar nuestro ciclo laboral

- Disfrutar del acceso a las Energías necesarias para la vida (luz, agua, gas…)

- Una Vivienda en condiciones dignas de habitabilidad

- Ser Cuidados cuando nos hagamos Dependientes, por la edad o por enfermedades.

- Transportes públicos accesibles, confortables, seguros y sostenibles económica y medioambientalmente.

- El acceso a la Universidad, a la Cultura y a la Investigación

- Disfrutar de unas ciudades limpias, con parques y jardines bien cuidados y de un medio ambiente sano.

- Unas Comunicaciones eficientes y una Información veraz e independiente.

- Una Renta Básica de las Iguales que garantice la supervivencia, que nos aleje de la maldición del trabajo asalariado como una condena para convertirlo en una opción, que actúe de verdadera repartidora de la riqueza y sobre todo que nos facilite la autogestión en los barrios y municipios.

- Un empleo estable en condiciones laborales y salariales dignas.

Estamos hablando también de que Tenemos derecho a Tener derechos

Y, por tanto, tenemos que defender derechos como:

- No ser discriminadas por razones de sexo, raza, religión, ideología, orientación sexual…

- El derecho de Huelga, de Manifestación, el derecho a la Protesta en toda su extensión.

Por ello tenemos que defender la Amnistía Social para todas las personas encarceladas, encausadas, despedidas o multadas por ejercer estos derechos.

Exigiremos la Derogación de las Leyes Mordaza, de las Reformas Laborales y, por supuesto, la anulación del Artículo 135 de la Constitución que nos condena a pagar una DEUDA que nos es nuestra y que la vamos a pagar nosotras con la ausencia de esos servicios públicos y de las prestaciones sociales.

Y tendremos que defendernos contra los Tratados Internacionales de Libre Comercio (CETA, TISA, TTIP) que van a agredir gravemente todas las áreas fundamentales de nuestra vida, incluida la supervivencia del planeta en el que habitamos. Y también contra esta Unión Europea y su Troika, que establece autoritariamente disciplinas y recortes sociales inasumibles para beneficio de los Bancos y de las grandes empresas financieras, condenando a la miseria a la mayoría de las poblaciones.

Repensar los modelos organizativos necesarios

Sería más fácil quizás enunciar lo que no necesitamos, es decir, los modelos organizativos de la “Concertación”, de los Pactos Sociales por arriba, sin ninguna consulta a las personas afectadas, de los incrementos de productividad, del crecimiento económico sin límites, del clientelismo infame, de las connivencias con la corrupción y con los objetivos del capitalismo. Modelos que han formado parte siempre del entramado capitalista junto a las instituciones del estado.

Los modelos organizativos que necesitamos deben respetar al menos las siguientes características básicas:

AUTONOMÍA

- Soberanía para tomar decisiones. Sin vinculación ni dependencia con ninguna otra estructura (política, religiosa, económica…)

ÉTICA

- Honradez personal. Coherencia entre el discurso y los hechos. Práctica consecuente.

- Compromiso por lo colectivo. Desinterés por el beneficio personal. Al activismo social, de cualquier área, se viene a DAR más que a recibir, a APORTAR más que a llevarse.

- Denuncia permanente de la corrupción, de los favoritismos, privilegios y discriminaciones. Ruptura total con el clientelismo.

- Ética en la utilización de los medios que se consiguen (locales, medios económicos, medios tecnológicos…). Nadie puede patrimonializar los medios que son de tod@s. Los medios son para usarlos colectivamente.

PARTICIPACIÓN

- Es el derecho y el deber de participar en todo lo que nos afecta. Ser protagonistas de nuestras propias vidas.

- No es solo un enunciado, sino que es un trabajo y un compromiso permanente el facilitar y potenciar los mecanismos de debate y toma de decisiones colectivas.

- Las decisiones se toman desde las bases, tratando de que participen todas las personas afectadas, en la toma de acuerdos y en los equipos de coordinación.

- El órgano básico de decisión es la Asamblea y la forma es la Democracia Directa (una persona, un voto, sin que exista el voto delegado).

TRANSPARENCIA

- La información es un arma que nos hace muy fuertes.

- Una persona bien informada es muy difícil de manipular y además está dispuesta a reaccionar.

- Hay que difundir, por una vía o por otra, toda la información que caiga en nuestras manos. No se pueden aceptar “pactos de silencio” con la patronal ni con las administraciones. Aquello de “esto que quede entre nosotros”, “no lo van a entender”, etc… no puede regir para nosotr@s.

- Transparencia también interna (Actas de reuniones, negociaciones, revisión periódica de las finanzas, etc…).

SOLIDARIDAD o APOYO MUTUO

- Es el valor fundamental, la razón profunda, el sentido último de la función de organizarse. En este concepto está el porqué, el cómo y el hacia dónde.

- Debe estar presente de manera prioritaria en todos nuestros análisis, objetivos, presupuestos y mecanismos de actuación.

- Si agreden a un@ de nosotr@s, nos agreden a tod@s. Esto nos da fuerza y cohesión ante toda la sociedad, las empresas y el estado. Esta es nuestra arma principal.

ACCIÓN DIRECTA

- Es el derecho a la resolución de los conflictos entre dos partes sin la intermediación de terceros.

- Se manifiesta de múltiples maneras: Concentraciones, Manifestaciones, Huelgas, Boicots, etc… y muchas otras que, siendo directas, no tienen por qué ser violentas. La autodefensa tampoco es violencia.

Por último manifestar que el camino es largo y duro pero cada vez más urgente y necesario. Que nadie nos va a regalar el modelo de sociedad al que aspiramos, ni los viejos ni los nuevos partidos llamados “del cambio” porque

!!! La lucha es el único camino ¡¡¡

Pepe Aranda. Secretario de Acción Sindical de CGT
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Nemo20000 » 01 Ago 2017, 21:51

Un sindicato del tamaño de la CGT y que se presenta como alternativa a CCOO y UGT necesita algo más que un puñado de consignas, necesita un modelo sindical.

Lástima...
Bien por lo de ELA, suerte que tienen en EH.
¿Quién apretó todos los tornillos de la Torre Eiffel?

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Aitor Mena
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Aitor Mena » 02 Ago 2017, 19:33

_nobody_ escribió:ELA paga hasta 1.733 euros mensuales a los trabajadores que participan en sus huelgas
https://amp.elmundo.es/pais-vasco/2017/ ... b45c7.html


asi imposible ni hacerles sombra
No me parece complicado en organizaciones estructuradas y que funcionen. Eso si, tienes que pasar de cobrar cuotas ridiculas para cobrar 20 euros al mes y destinar 5 a caja de resistencia. No es una decision dificil de tomar si entiendes el sindicato como organizacion de combate y revolucionaria.

Yo creo que el discurso de CGT no esta mal pero echo en falta una mayor conexion con la accion sindical , sobretodo con resultados sindicales y de negociacion colectiva fuera de lo comun, por ej clausulas que desactiven reformas laborales, que amplien derechos de informacion y control sindical que suban fuerte los bajos salarios estableciendo salarios minimos de facto o que aborden procesos de crisis empresarial con transformacion en sociedad laboral o cooperativa.

Otro articulo para el recopilatorio, que tiene que ver con lo anterior:

Hacer combativo el sindicalismo para que llegue a ser realmente revolucionario

http://kaosenlared.net/hacer-combativo- ... ucionario/
Autobusean ez duk ohiturazko aurpegia, aurrera egiteko hoa inoiz ez bezala


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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por blia blia blia. » 31 Ago 2017, 16:38

Morvolution escribió:Un nuevo aporte para el debate.
Sindicalismos Revolucionario Hoy: clase global y acción integral
Me ha gustado que trasmite optimismo basándose en la práctica.

Resumo lo que he entendido: En la comarca de Camp de Mardovre (cuya localidad principal es Sagunto) no desapareció todo el tejido industrial. CGT está consiguiendo realizar un sindicalismo combativo (pues el revolucionario no existe) en estas empresas incluyendo a gente joven y proveniente de los movimientos sociales. Se puede reconstruir la clase obrera mediante la lucha en el frente laboral se empieza incidir en los sectores más "liberalizados" y precarios. Y me parece que también en frentes sociales y culturales.

Lo que pasa es que me parece que falta concrección de las propuestas y diálogo con anteriores aportaciones (Algo bastante común en las propuestas).

No explica cómo hacer sindicalismo combativo:

Por ejemplo, Lluis Rodríguez Algans en su primera aportación hablaba de cómo aumentar el poder de los trabajadores: cajas de resistencia e imposición de claúsulas orientadas a ello.

Tampoco cómo articular la lucha de las distintas organizaciones combativas que inciden en lo laboral (otros sindicatos o los mecionados Sindicato de Manteros y Las Kellys). Habla de que los espacios serán celosos de su autonomía y de tender a la confederación. No dice cómo ir hacia Un Gran Sindicato como propuso Jose Luis Carretero y que creo que Lluis en artículos posteriores que no pisándose la manguera cuando se coincide en empresas y estableciendo unas reivindicaciones comunes.

La otra cuestión importante es cómo incidir desde el sindicato en lo social. Ruymán Rodríguez de la FAGC propone que los sindicatos empiecen a organizar sindicatos de inquilinos. A mí sí que me parece un acierto que las organizaciones sociales se inspiren en los sindicatos en lo organizativo, pero creo que hoy en día los sindicatos necesitan concentrarse en lo laboral. En muchos se ha apostado por la dispersión y ha sido un error. Por otra parte, con las pugnas entre sindicatos que suele haber a nivel local, significaría que desde el primer momento despertaría la reticencia de los demás sindicatos. Creo que son más adecuadas las PAHs, PAHCs, Oficinas de Apoyo Mútuo,...

Morvolution
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Re: Interesante debate sobre sindicalismo revolucionario

Mensaje por Morvolution » 07 Sep 2017, 07:54

Buena crítica. Habrá un segundo artículo en el que intentare concretar más e interactuar con el resto de compañeros.
Salud.
blia blia blia. escribió:
Morvolution escribió:Un nuevo aporte para el debate.
Sindicalismos Revolucionario Hoy: clase global y acción integral
Me ha gustado que trasmite optimismo basándose en la práctica.

Resumo lo que he entendido: En la comarca de Camp de Mardovre (cuya localidad principal es Sagunto) no desapareció todo el tejido industrial. CGT está consiguiendo realizar un sindicalismo combativo (pues el revolucionario no existe) en estas empresas incluyendo a gente joven y proveniente de los movimientos sociales. Se puede reconstruir la clase obrera mediante la lucha en el frente laboral se empieza incidir en los sectores más "liberalizados" y precarios. Y me parece que también en frentes sociales y culturales.

Lo que pasa es que me parece que falta concrección de las propuestas y diálogo con anteriores aportaciones (Algo bastante común en las propuestas).

No explica cómo hacer sindicalismo combativo:

Por ejemplo, Lluis Rodríguez Algans en su primera aportación hablaba de cómo aumentar el poder de los trabajadores: cajas de resistencia e imposición de claúsulas orientadas a ello.

Tampoco cómo articular la lucha de las distintas organizaciones combativas que inciden en lo laboral (otros sindicatos o los mecionados Sindicato de Manteros y Las Kellys). Habla de que los espacios serán celosos de su autonomía y de tender a la confederación. No dice cómo ir hacia Un Gran Sindicato como propuso Jose Luis Carretero y que creo que Lluis en artículos posteriores que no pisándose la manguera cuando se coincide en empresas y estableciendo unas reivindicaciones comunes.

La otra cuestión importante es cómo incidir desde el sindicato en lo social. Ruymán Rodríguez de la FAGC propone que los sindicatos empiecen a organizar sindicatos de inquilinos. A mí sí que me parece un acierto que las organizaciones sociales se inspiren en los sindicatos en lo organizativo, pero creo que hoy en día los sindicatos necesitan concentrarse en lo laboral. En muchos se ha apostado por la dispersión y ha sido un error. Por otra parte, con las pugnas entre sindicatos que suele haber a nivel local, significaría que desde el primer momento despertaría la reticencia de los demás sindicatos. Creo que son más adecuadas las PAHs, PAHCs, Oficinas de Apoyo Mútuo,...

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