Oc escribió:Como los de Podemos; porque los de Podemos se dicen de todo, seguro, pero también seguro que sabrán salir adelante hablándose y siguiendo en la misma organización. Y no porque cobren (o no solo eso), si no porque seguramente están interesados en que la organización continúe viva para poder seguir peleando por aquello que consideran deben pelear.
Los sociólogos explican cómo detrás de las grandes revoluciones, aparecen siempre los apparatchick. Esos elementos que pescan empleos, montan chiiringuitos, y no los quitan ni con alicates. Hay muchas teorías al respecto, de por qué surgen esos tipos que hacen de las organizaciones (políticas, deportivas, culturales), un modo de vida. Y yo me quedé con la explicación de Bourdieu, creo que porque conseguí entenderla. Este hombre explicaba que a la gente las mueven intereses, que los intereses son los que hacen bailar a la gente en el baile. Hay intereses de todo tipo, y por seguir la analogía del baile, esa fiesta tiene unas reglas: moverse todos sin interferir, no dar empujones, no pisar a la pareja, no quedarse parado mirando las luces, no vomitar demasiado... Las reglas se aprenden moviéndote por el baile, y las tienes que aprender rápido, porque si no te echan a patadas. Los danzarines se ubican en posiciones, y las posiciones les proporcionan prestigio, visibilidad, conocimientos, habilidades, amistades, buen gusto, que constituyen un capital personal, que acumulan y gastan como el que gasta y gana dinero. Luego tienen que competir con los que llegan nuevos, o con los viejos subalternos, que intentan escalar posiciones. Se elaboran discursos, se crean coartadas... El baile se hace eterno, mientras los danzarines no vean más ventajas en salirse de él (para ir a otro lugar), que permanecer dentro. Cuando ese interés cambia, es cuando se produce la revolución. Es complejo.
Están, por ejemplo, los líderes, las cabezas visibles... Si se estudia su trayectoria, de dónde vienen, cómo llegaron a dónde están, y qué hacen en realidad, puede ser curioso. Pero a mí me resulta mucho más llamativo el cuadro de acólitos que les protegen, y que están muy interesados en mantener bien alto el cartel del mandón o la mandona, porque les va la pitanza en ello, ya que el reparto de beneficios depende de que ese sujeto esté bien ubicado. Por eso "los otros" atacan al cabecilla sin compasión.
En resumen, que después de mirar largos años lo que pasa en las organizaciones, CCOO, UGT, los más interesados en que se mantengan, son los que viven de ellas (empleados, liberados...). Pero el tema es extrapolable a muchas otras organizaciones y situaciones. Y es complejo. No es lo mismo la Iglesia que Cáritas, y no es lo mismo Benissa que Barakaldo.
Lo que se gana en velocidad, se pierde en potencia. Lo que se gana en potencia, se pierde en velocidad.