El sexo en el mundo moderno

Contra el sexismo y el patriarcado. Luchas por las libertades sexuales. Despatologización de la diferencia.
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Fionn Mac Cumhaill
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 07 Mar 2013, 12:52

Para quien aún lea con prejuicios, me gustaría citar un párrafo del punto 4. "Amor y sexo" del Capítulo Primero de "Metafísica del sexo", donde Evola expone ya su visión de las uniones amoroso-civiles burguesas, que desde luego no lo consagra como capillitas:

(...) hay que oponerse al concepto que presenta como si fuese un progreso y un enriquecimiento el paso del amor sexual al amor de naturaleza principalmente afectiva y social, basado en la vida de pareja, con el matrimonio, la familia, la prole y todo lo demás. Existencialmente, no hay en todo ello un más, sino un menos, una bajada intensiva de nivel. En estas formas queda roto el contacto, aunque sea poco claro, con las fuerzas primordiales, o tan sólo se mantiene por reflejo. Como veremos, un amor fijado en este plano —el plano de lo «humano, demasiado humano» de Nietzsche— es tan sólo un sucedáneo. Metafísicamente, con ese amor se inventa el hombre una solución ilusoria para responder a la necesidad de confirmación y de integridad ontológica que constituye el trasfondo esencial e inconsciente de la pulsión sexual. Schiller dice: «La pasión pasa, el amor tiene que permanecer». No cabe ver en ello otra cosa que un pis-aller y uno de los dramas de la condición humana. Porque sólo la pasión puede conducir al «instante fulgurante de unidad» (pág. 24)
El tiempo se hunde en decadencia
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Jorge. » 07 Mar 2013, 13:01

Viene a decir que casarse es un rollo. Razón no le falta.

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Kaval
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Kaval » 07 Mar 2013, 13:11

Sin querer desviar el tema, me gustaría comentar que no he leído detenidamente a Evola, pero es un claro ejemplo de un autor prácticamente apropiado por la reacción, bastante más que el caso de Nietzsche. Digo que no lo he leído más que párrafos aquí y allá, por lo que no sé si se prestó a ello, como pudo pasar con Jünger o Spengler. Claro que no puede tener peor prensa cuando es reivindicado por gente como Miguel Serrano, Alain de Benoist, Eduard Limónov, Aleksandr Dugin...

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Fionn Mac Cumhaill
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 07 Mar 2013, 13:22

Kaval:

Evola se desmarcó de la política activa, a razón de un rechazo total de la democracia y del populismo y así reivindicó lo que denominaba "metapolítica", cuya tarea es cultural y de formación, señalando el paradigma al que la política ha de tender. Evola renegaba de las masas populares acérrimamente, sugiriendo a cambio la acción de los "círculos de iguales" y las vanguardias.

Aunque según estos...

"En cuanto a la tercera acepción, la tradicionalista [aquí se enmarcaría Evola, como tradicionalista radical], creemos que la misma se vincula mucho más estrechamente, tanto por su saber iniciático y esotérico como por su propuesta paradigmática, a una teología política que a una disciplina reflexiva y exotérica como la metapolítica"

"la metapolítica en una primera acepción significa la tarea de desmitificación de la cultura dominante cuya consecuencia natural es quitarle sustento al poder político, para finalmente reemplazarlo, y para esto último hay que hacer política"

Los corchetes son míos. Efectivamente para Evola no cabe esperar nada de los profanos.

De los que citas he disfrutado leyendo evidentemente a Nietzsche, también a Jünger y Splenger, a veces a Alain de Benoist, y no tanto a Miguel Serrano en la medida en que su "esoterismo" me parece a veces forzado, aunque tenga propuestas aprovechables en relación con tales contenidos esotéricos y claro, al margen de cosas como sus teorías sobre platillos volantes, que por desgracia parecen ingrediente obligado de todas las sopas hiperbóreas...

El mismo Evola era estudioso del esoterismo, tanto oriental como occidental, pero tuvo, en cambio, la decencia de explicarse en términos diáfanos y claros al entendimiento, pues era esto último lo que probablemente buscaba y no parapetarse tras una cortina de humo cual ilusionista.

Cuando dices que son autores "apropiados por la reacción", me gustaría recordarte que "la reacción" efectiva raramente se compone de intelectuales idealistas y comprometidos, sino más bien de pragmáticos cabecillas con relativo carisma y seguidores, mequetrefes y frustrados, con más de sed de sangre inocente que de verdad.
Última edición por Fionn Mac Cumhaill el 08 Mar 2013, 11:49, editado 2 veces en total.
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Kaval » 07 Mar 2013, 13:58

A mí me parece muy bien lo de renegar de las masas populares, pero no suele equivaler a un igual rechazo de la aristocracia (hegemónicamente) culta. Este es el problema del tradicionalismo radical y tal, que carece de la menor conciencia de clase por su odio acérrimo al materialismo (mal entendido, en su versión consumista o codiciosa, no como análisis histórico y dialéctico). Por eso, añadido a sus consignas contra la democracia y la modernidad, es fácil que caiga en manos fascistas o simplemente reaccionarias. ¿Ves? Esta gente me pone marxista.

Respecto a los autores que he citado, dejando a Nietzsche, Jünger y Spengler a un lado, el resto son infumables, aunque pueda haber un 1% aprovechable, porcentaje que alberga hasta el más abyecto de los personajes. Miguel Serrano es un frikario importante, sin más; Alain de Benoist, aunque tenga más cabeza y cite mucho a Schmitt y otros autores, defiende en última instancia lo que defiende, si no por acción, por omisión intelectual.

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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 07 Mar 2013, 14:29

Kaval escribió:no suele equivaler a un igual rechazo de la aristocracia (hegemónicamente) culta.
Tal vez porque tal aristocracia... son ellos :) Julius Evola era seudónimo del barón Giulio Cesare Andrea Evola. Se puso Julius si mal no recuerdo en homenaje a la Roma Imperial. Pero ahí tenemos a nuestros filósofos anarquistas estrella, a los que tampoco les faltaba "nobleza".
Kaval escribió:Este es el problema del tradicionalismo radical y tal, que carece de la menor conciencia de clase por su odio acérrimo al materialismo (mal entendido, en su versión consumista o codiciosa, no como análisis histórico y dialéctico).
Teniendo en cuenta lo escaso de autores prolíficos de esta corriente, y a la gran cantidad de contradicciones existentes entre ellos es difícil encontrar identificar el tradicionalismo radical con alguna tendencia marcada igual a todos, como no sea la meritocracia.

Por ejemplo, Jünger defiende al "hombre nacional", que hace de su lugar de nacimiento insignia y defiende los ideales de su patria por amor a la misma, por encima de si el sistema que ésta tiene le gusta más o menos. Evola, en cambio, es bastante más "pan-europeo", y rechaza la concepción racialista típica del nacional-socialismo y otros movimientos supremacistas blancos. Para él, fundamentar la valoración de un ser humano en cuanto a factores ambientales y/o biológicos es absurdo y reduccionista. Divide entre personas espirituales y materialistas, a los últimos los considera execrables.
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Kaval » 07 Mar 2013, 15:17

Pues es que me parece muy peligroso eso de dividir entre personas tal y personas cual. Y más cuando viene de un aristócrata... Vamos a ver, esos anarquistas que tenían nobleza es cierto, nadie elige dónde nace, pero lo que tampoco les faltaba era consciencia y desarrollo del factor material, económico y sociológico para la toma de postura política, cosa que los esotéricos meritócratas solían pasar por alto eh, de ahí mi vade retro. Un tipo que se pone un nombre por la Roma imperial ya me tira pa atrás más que suficiente... Lo de Jünger del hombre nacional me parece igualmente absurdo, fácilmente mutable en un fascismo de manual. Le hubiera encantado jugar a uno de estos videojuegos de estrategia militar donde tienes que elegir una nación... Claro, luego es fácil que venga un Thiriart de la vida y te reivindique. Lo mismo con Yockey respecto a Spengler. Es cerrarse los ojos al análisis social, me parece a mí. El lugar en el que naces no es menos azaroso que la familia (noble o proletaria) en la que nazcas, es absurdo hacer bandera ideológica de tal cosa y menos convertirlo en sostén de toda la reflexión sobre el mundo en el que se vive. Esto no quiere decir que renuncie al saber popular de la tierra en que uno se cría, o costumbres o a la sana raigambre en pos de un cosmopolitismo que le haga el juego al reino global de la mercancía, sobra decirlo. Pero siempre con el cerebro dentro de uno y no sobre un mástil al lado de una bandera.

Cierto es que no es un mundo unívoco, sino incluso contradictorio; ahí está, por ejemplo, López Tobajas, al que he leído cosas provenientes del tradicionalismo (no en sentido político) pero no cae, a mi parecer, en los defectos gordos que estoy diciendo. Incluso otras figuras como el mismo Kropotkin, Landauer, Rocker, Morris, Thoreau y demás. Digamos que mantienen los pies en el suelo.

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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 07 Mar 2013, 15:39

Kaval escribió:Pues es que me parece muy peligroso eso de dividir entre personas tal y personas cual. Y más cuando viene de un aristócrata...
Pero he ahí su materialismo, Kaval. Edito y elimino el offtopic ya que parece que el debate continúa...
Última edición por Fionn Mac Cumhaill el 08 Mar 2013, 09:02, editado 1 vez en total.
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autogobierno
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por autogobierno » 07 Mar 2013, 22:27

Lo que tenga que decir sobre la sexualidad alguien que se autodenomina tradicionalista es algo que ya me hace perder el interés de entrada.

Vivimos en un sistema de sexo-género opresivo, y de lo que se trata, para alguien que busca terminar con toda forma de opresión, no es de añorar viejos tiempos donde había "otros valores", sino de liberar a todas las alternativas sexuales, amorosas, y de convivencia de toda marginalidad y normalidad (hablo incluso de liberar a la pareja monogámica mujer-varón y su ideal del amor romántico de su rol de norma), y de liberar al género masculino y al femenino de los "deber ser" impuestos por el machismo y la heteronormatividad, e incluso cuestionar la misma noción clasificadora de género.

No hay nada que añorar a las décadas previas a la revolución sexual de los 60. Esa revolución sexual se quedó a medio camino pero antes el mundo era un maldito feudo del medioevo, y aun hoy el matrimonio entre gente del mismo sexo solo es legal en muy pocos países. Ver lo que ha pasado desde entonces como una decadencia es añorar lo que pasa antes.

Pego un artículo que me parece una base más interesante de la cual partir.

Código: Seleccionar todo

ARTÍCULOS DE “Willful Disobedience”

Sobre la pobreza sexual

Una sociedad basada en la concentración de poder y el intercambio económico empobrece cada área de la vida, incluso las más personales. Existe más o menos acuerdo cuando se habla de la liberación de la mujer, la liberación de l@s homosexuales e incluso la liberación sexual dentro del ámbito anarquista. Además es fácil encontrar análisis sobre la dominación masculina, sobre el patriarcado y el hetero-sexismo, pero la realidad del empobrecimiento sexual parece que ha sido ampliamente ignorada, lo concerniente a la expresión sexual se ha limitado a percepciones como monogamia, poligamia, poliamor y otros mecanismos similares de las relaciones amorosas. Según creo esta limitación es en sí misma, una reflexión de nuestro empobrecimiento sexual; nos limita a hablar de los mecanismos de las relaciones de manera que podamos evitar el cuestionarnos sobre la calidad de esas mismas relaciones.

Hay varios factores que influyen en el empobrecimiento sexual que experimentamos en esta sociedad. Si examinamos sus orígenes, las instituciones del matrimonio y la familia y la imposición de unas estructuras sociales patriarcales son importantes, y el papel que han jugado no puede ignorarse. Pero durante las últimas décadas, por lo menos aquí en el llamado Occidente, la fuerza de estas instituciones ha disminuido considerablemente. Sin embargo el empobrecimiento sexual no lo ha hecho. Quizá todo lo contrario. Se ha vuelto más intenso y lo sentimos de una forma más desesperada.

El mismo proceso que ha permitido el debilitamiento y la desintegración gradual de la familia es el que ahora sostiene el empobrecimiento sexual: el proceso de cosificación. La cosificación de la sexualidad es por supuesto tan antigua como la prostitución (y casi tan vieja como la civilización), pero en las últimas cinco décadas, la publicidad y los medios han cosificado la concepción de sexualidad. La publicidad nos ofrece un atractivo sexual que influye en las masas, vinculando la pasión espontánea con un desodorante, dentríficos, perfumes y coches. A través de las películas y la TV nos muestran imágenes sobre la facilidad con la cual un@ puede conseguir gente guapa dentro de su propia cama. Por supuesto, para ello hay que ser bellísim@ y atractiv@, y para conseguirlo nos sirven los desodorantes, perfumes, el gimnasio, las dietas y los productos para el cabello. Estamos adiestrad@s para desear imágenes de “belleza” de plástico que son inalcanzables porque en gran medida son ficticias. Esta creación de deseos artificiales e inalcanzables sirve perfectamente a las necesidades del Capital, ya que garantiza una continua sensación de insatisfacción que puede utilizarse para mantener a la gente comprando, en un intento desesperado de aliviar sus anhelos.

La cosificación de la sexualidad ha liderado un tipo de “liberación” dentro del esquema de las relaciones de mercado. No solamente porque sea muy frecuente ver relaciones sexuales entre personas solteras en la gran pantalla, sino porque cada vez más las relaciones de homosexualidad, bisexualidad e incluso alguna que otra rareza están logrando cierto nivel de aceptación entre la población. Por supuesto, de manera que sea útil a las necesidades del mercado. De hecho, estas prácticas son transformadas en identidades a las que uno se amolda de una forma más o menos estricta. De esta manera, se convierte en mucho más que la simple práctica de un determinado acto sexual. Así “estilos de vida” completos están asociados a ellos, implicando conformismo, predecibilidad, lugares específicos a los que ir, productos específicos que comprar. En este sentido, los gays, las lesbianas, los bisexuales, el cuero y las subculturas desarrollan sus funciones como objetivos de mercado al margen de la familia tradicional y del contexto generacional.

De hecho, la cosificación de la sexualidad permite que todas las formas de práctica sexual sean productos de venta. En el mercado sexual, todo el mundo trata de venderse así mismo al más alto postor mientras intenta comprar aquellos que le atraen al menor precio. Así, se crea el absurdo juego de jugar duro para conseguir o intentar presionar a otr@s para mantener relaciones sexuales. Y así se da, la posesividad que tan a menudo se desarrolla en las relaciones corrientes de “amor”. Después de todo en el régimen del mercado, ¿no es poseedor uno de lo que ha comprado?

En este contexto, el acto sexual tiende a tomarse en la misma medida; una forma cuantificable en consonancia con esta cosificación. Dentro de una sociedad capitalista no debería sorprender que la “liberación” de la franqueza sexual signifique predominantemente una discusión sobre el mecanismo del sexo. El juego del acto sexual se reduce no solamente al placer físico, sino más específicamente al orgasmo, y el discurso sexual se centra sobre los mecanismos más efectivos para lograr este orgasmo. No quiero ser malinterpretado. Un orgasmo eufórico es algo maravilloso. Pero centrar el encuentro sexual en lograr un orgasmo, no nos permite sentir el juego de perdernos en el otr@ aquí y ahora. Más que ser una inmersión del un@ en el otr@, el sexo centrado en alcanzar el orgasmo se convierte en una tarea que aspira a un objetivo futuro, la manipulación de ciertos organismos para lograr un fin. Tal y como yo lo veo, esto transforma el sexo en una actividad básicamente masturbatoria- dos personas usándose la una a la otra para lograr su fin deseado, intercambiando (desde el punto de vista estrictamente económico) placer sin dar nada de un@ mism@-. En dichas acciones deliberadas, no hay sitio para la espontaneidad, la pasión sin medida, o el abandono en manos del otr@.

Este es el contexto social de la sexualidad en nuestras vidas actuales. Dentro de este contexto hay muchos otros factores que refuerzan el empobrecimiento de la sexualidad. El Capitalismo necesita movimientos de liberación parcial de todos los tipos, tanto para la recuperación de la revuelta como para introducir la embrutecida ley del mercado en cada vez más aspectos de nuestra vida. Por ello el Capitalismo necesita del feminismo, de los movimientos de liberación, raciales y nacionales, de la liberación de los gays y también por supuesto de la liberación sexual.

Pero el capitalismo no hace uso de forma inmediata de todos los viejos métodos de dominación y explotación, y no lo hace porque son sistemas lentos y complicados. Las luchas de liberación parciales, mantienen su función recuperadora precisamente para continuar ejerciendo la vieja opresión como contrapartida para prevenir, que aquell@s involucrad@s en luchas de liberación, puedan percibir la escasez de su “liberación” dentro del orden social actual. De tal manera si el puritanismo y la opresión sexual hubiesen sido realmente erradicados dentro del capitalismo, la escasez de los sexshop más feministas, conscientes y amigos de los gays sería obvia.

Y así el puritanismo continua existiendo y no sólo como un vestigio de tiempos anteriores pasado de moda. Esto se manifiesta claramente en métodos obvios, tales como la presión aún vigente del matrimonio, (o por lo menos fundar una identidad como pareja) y tener una familia. Pero también se hace manifiesto de formas que la mayoría de las personas no perciben, porque nunca han considerado otras posibilidades. La adolescencia es la época en que los impulsos sexuales son más fuertes debido a los cambios que se producen en el cuerpo. En una sociedad sana, l@s adolescentes deberían tener la oportunidad de explorar sus deseos sin miedo o censura, deberían hacerlo de una forma abierta y aconsejad@s, si quieren, por l@s dfh@s.

Mientras que los deseos intensivos de l@s adolescentes son claramente reconocidos (cuantas veces películas de humor o programas de la TV se basan en la intensidad de estos deseos y en la imposibilidad de explorarlos de una forma libre y abierta) en esta sociedad, no se crean métodos para que esos deseos puedan explorarse libremente, esta sociedad los censura, haciendo una llamada a la abstinencia, dejando a l@s adolescentes ignorando sus deseos, limitándolos a la masturbación o aceptando a menudo tener sexo rápido en situaciones de mucha presión y entornos nada confortables para evitar así que les pillen. Es difícil no extrañarse de que algún tipo de sexualidad sana se hubiese podido desarrollar bajo estas condiciones.

Porque el único tipo de “liberación” sexual de utilidad para el Capital es aquella que permita preservar la pobreza sexual, y utilizará todo tipo de herramientas para el mantenimiento de la represión sexual bajo el engaño de una liberación ficticia. Desde que las viejas justificaciones religiosas para la represión sexual, han dejado de ser validas para amplias porciones de la población, un miedo físico por el sexo actúa ahora como catalizador en la creación de un nuevo medio para la represión. Este miedo es promovido principalmente por dos frentes. En primer lugar es el miedo del depredador sexual. Ataque sexual a jóvenes, el acecho sexual y la violación son hechos muy reales. Pero los medios exageran la realidad con explicaciones sensacionalistas y especulaciones. El manejo de estos asuntos por parte de las autoridades y los medios no tienen como objetivo encargarse de estos problemas, sino seguir promoviendo el miedo. En realidad, los casos de violencia no sexual contra mujeres y niños (y me refiero específicamente a aquellos actos de violencia basados en el hecho de que las víctimas sean niños o mujeres) son la mayoría de las veces mas frecuentes que los actos de violencia sexual. Pero el sexo tiene un fuerte valor social que le concede a los actos de violencia sexual una imagen mucha mas siniestra*. Y el miedo promovido por los medios en relación con dichos actos refuerza una actitud social generalizada, de que el sexo es peligroso y debe ser reprimido o por lo menos públicamente controlado.

En segundo lugar, está el miedo a las enfermedades de transmisión sexual y en particular al SIDA. De hecho, a principios de los 80 el miedo a las enfermedades de transmisión sexual dejo de ser en gran medida un método útil para mantener a la gente alejada del sexo. La mayoría de estas enfermedades podían tratarse con relativa facilidad, y la gente mas inteligente se dio cuenta de la inutilidad de utilizar preservativos en la prevención de la propagación de enfermedades como la gonorrea, sífilis y muchas otras enfermedades. En esos momentos se descubrió el SIDA. Habría mucho que decir sobre el SIDA, muchas preguntas tendrían que ser planteadas, una gran cantidad de negocios sospechosos (en el sentido más literal del termino) referentes a este fenómeno, pero respecto al tema que estamos tratando, de nuevo el miedo al contagio de enfermedades de transmisión sexual se emplea para promover la abstinencia sexual o por lo menos, que la sexualidad sea menos espontánea, menos desordenada, y generar así encuentros sexuales más estériles.

En medio de tal ambiente de deformación sexual, otro factor desarrolla lo que parece ser inevitable. Una tendencia creciente a aferrarnos desesperadamente a aquell@s con quienes hemos conectado, aunque sea una conexión empobrecida. El miedo a estar sol@, sin amor, nos conduce a unirnos a amantes a los que ya hace mucho que hemos dejado de amar. Incluso cuando el sexo continúa existiendo en la relación, probablemente sea mecánico y ritual, y no un momento absoluto de entrega al otr@.

Y por supuesto, están aquell@s que simplemente sienten que no pueden manejar completamente esta tristeza, este medio desamparado de relaciones artificiales y conducidas por el miedo, y por eso nunca lo intentarán. No es una falta de deseo, lo que impone su “abstinencia”, sino la desgana de venderse así mism@ y una desesperanza ante la posibilidad de encuentros sexuales reales. A menudo estos son individuos que, en el pasado, se situaron en la línea de búsqueda de encuentros eróticos apasionados, intensos y fueron rechazados como artículos de inferior cuantía. Se apostaron, l@s otr@s compraron y vendieron. Y han perdido la esperanza de mantener la apuesta.

En cualquier caso, vivimos en una sociedad que empobrece todo tipo de contacto, los sexuales también. La liberación sexual -en el sentido real, que es nuestra liberación para explorar la plenitud del abandono erótico carnal en el otr@ (u otr@s)- nunca podrá realizarse por completo dentro de esta sociedad, porque esta sociedad necesita del empobrecimiento, de los encuentros sexuales cosificados, tanto como necesita que todas las interacciones sean cosificadas, medidas, calculadas. Así que los encuentros sexuales libres, como cada encuentro libre, sólo pueden existir contra esta sociedad. Pero esto no es un motivo de desesperación (la desesperación después de todo, no es más que el otro lado de la esperanza) sino más bien debe conducirnos a una exploración subversiva. El reino del amor es muy amplio, y existen infinitos caminos a explorar.

La tendencia entre los anarquistas (por lo menos en los EE UU) de reducir las cuestiones de la liberación sexual al mecanismo de dichas relaciones (monogamia, no-monogamia, poliamor, “promiscuidad”, etc) debe ir mas allá. En la expresión sexual libre tiene cabida todo esto y mucho más. De hecho, la riqueza sexual no tiene nada que ver con ambos mecanismos (tanto las relaciones como los orgasmos) o con la cantidad (el capitalismo ha probado hace ya mucho tiempo que sus chorradas cada vez más efectivas todavía apestan a basura). Más bien consiste en el reconocimiento de que la satisfacción sexual no es exclusivamente una cuestión de placer como tal, sino concretamente del placer que brota del encuentro real y el reconocimiento, la unión de los deseos y los cuerpos, y la armonía, el placer y el éxtasis que se obtiene de ello.

Así, queda claro que necesitamos perseguir unos encuentros sexuales como los que buscamos para el resto de nuestras relaciones, en total oposición a esta sociedad, no por ser un deber revolucionario, sino porque es la única manera posible de tener relaciones sexuales plenas, ricas y desinhibidas en las cuales el amor deje de ser una desesperada dependencia mutua y en su lugar se transforme en la exploración extensiva de lo desconocido.

Fuente: Willful Disobedience

Volume 4, number 3-4, Fall-Winter 2000

Traducción Palabras de Guerra
Quienes no pueden cambiar su mentalidad no pueden cambiar nada

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Fionn Mac Cumhaill
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 08 Mar 2013, 09:16

El texto de Willful Desobedience ya lo leí en su día. Desde un punto de vista metafísico, acorde con las doctrinas tanto orientales como occidentales, el binomio varón-hembra tiene una representación supraterrenal, es decir, una esencia sutil (ahí tenemos el "yin-yang", como ejemplo), y supone una dualidad cuyas partes se complementan. Queda una figura intermedia, el Andrógino, de gran valor esotérico, sobre la cual no me explayaré aquí, pero que representa una unidad armoniosa entre ambos polos.

Sería imposible, o sobre todo, indeseable, partiendo de aquí, la renuncia a tal esquema. La búsqueda de esta ruptura, como es objetivo de la posmodernidad, proyectaría un mundo desligado para siempre de sus raíces, un mundo mutilado, deforme, desconectado de las fuerzas acausales y primordiales que rigen la existencia. Esto se ve reflejado en la doctrina del Kali-Yuga que comentaba Evola: la era de la destrucción. En términos materiales, tendríamos una era como... bueno, exactamente como la que tenemos. Abocada a la total aniquilación de todo lo bello y hermoso que una vez existió.

Incluso si no sostienes estas creencias, comprenderás que quien sí lo haga, como es mi caso, ha de pasar por alto gran parte de los argumentos que promueves. Más importante que el respeto por la confusión individual generalizada y masiva sería la Restauración de certezas o verdades primigenias.

Vamos a ver, autogobierno, me parece estupendo que hayas llegado, hayas mirado por encima y te hayas limitado a copiar un texto más largo que el que abre el hilo. Vini, vidi, vinci. Sin embargo no veo cómo eso estimulará el debate. El autor, que se denomina tradicionalista, se opone al matrimonio, nunca se casó, y siempre despotricó contra la vida familiar, tener hijos, etc. Era un practicante del Tantra, que para quien aún no lo sepa, propugna como positiva la consecución del orgasmo femenino de manera continua, al que reconoce como siempre beneficioso pues "la mujer dispone de energía ilimitada", mientras que rechaza el orgasmo masculino, pues según se afirma, "cada eyaculación debilita al varón". Evola se oponía fervientemente a la Iglesia Católica y al cristianismo. En fin, que no es tan fácil.

Sobre lo que dices:
autogobierno escribió:Lo que tenga que decir sobre la sexualidad alguien que se autodenomina tradicionalista es algo que ya me hace perder el interés de entrada.
¿Por qué escribes, entonces? Debatir supone también leer lo que los demás exponen, no sólo venir y opinar.
Vivimos en un sistema de sexo-género opresivo, y de lo que se trata, para alguien que busca terminar con toda forma de opresión, no es de añorar viejos tiempos donde había "otros valores", sino de liberar a todas las alternativas sexuales, amorosas, y de convivencia de toda marginalidad y normalidad (hablo incluso de liberar a la pareja monogámica mujer-varón y su ideal del amor romántico de su rol de norma), y de liberar al género masculino y al femenino de los "deber ser" impuestos por el machismo y la heteronormatividad, e incluso cuestionar la misma noción clasificadora de género.
¿Por qué?
No hay nada que añorar a las décadas previas a la revolución sexual de los 60. Esa revolución sexual se quedó a medio camino pero antes el mundo era un maldito feudo del medioevo, y aun hoy el matrimonio entre gente del mismo sexo solo es legal en muy pocos países. Ver lo que ha pasado desde entonces como una decadencia es añorar lo que pasa antes.
¿Qué revolución? El mismo artículo que has citado cuestiona el carácter revolucionario de tales proclamas, que han acabado adaptándose al capitalismo mucho mejor que la Tradición, prueba de ello es el mundo que tienes ante tus narices.
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por yoSkAn » 10 Mar 2013, 22:48

pues voy a iniciar esto con una incorrección histórica
Nunca como hoy en día se ha puesto tan en primer plano el sexo y la mujer.
que yo sepa, al menos pompeya le da mil vueltas a esto, en cuanto a número de burdeles por población total (y mascluina), a pollas y vaginas grabadas y esculpidas por doquier, etcétera.

Sobre el resto del texto, me parece raro escrito, pero se nota mucho la perspectiva varonil. Eso sí, no entiendo qué me quieren contar, es mi principal problema.


De la prostitución, y lo poderosa que se siente una, pues va muy ligado a la clase social. Que no es lo mismo una francesa de clase media que cansada de hacer de telefonista prueba a ver lo de la prostitución, casi más como experimentación vital, que la que es obligada,ya sea por una mafia, ya sea por condición económica. La "libertad" y "capacidad de decisión" están en diferentes planos. Y veo que se nos cuela un discurso muy neoliberal a través de la prostitución últimamente. Una cosa es no tener ese tinte conservador de cierto feminismo y otra que parezca que la prostitucióne s el sumum de liberación femenina. Ni es ni liberador ni empoderador para la mayor parte de mujeres (ni otros géneros, o transgéneros), ni para la mayor parte de prostitutas. Así que con pinzas según que testimonios. Y el contexto: claro, pues si la alternativa que tiene una mujer para ganarse el pan es limpiar casas 15 horas diarias, pues para muchas sale más rentable, y por lo tanto, en ese caso particular es "liberador y empoderador" pasarse por el forro el estigma y chupar unas cuantas pollas, que una tarda menos en hacer dinero y te permite otros horarios. Ahora, como todo, hablamos de la prostituta autónoma.

Incluso yo, con mi situación laboral, me lo he planteado. Me seguirá pudiendo el estigma, o será que me acaban compensando otras. Pero no diría yo que es liberador. Más bien que la precariedad pone entre la polla y la pared. Pues una elije polla, lógio, ¿no?. Quítame la pared y ya veremos cuántas deciden polla.

Podría yo decir que tras un añito vendiendo discos en la calle, con mi manta, por que me apetecía probar, lo he visto super chachi, y te da movilidad geográfica, flexibilidad horaria...tremendo. A ver quien encuentra la trampa.
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yoSkAn
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por yoSkAn » 10 Mar 2013, 22:52

y un apunte. En el sexo tántrico, al menos según nos lo han vendido, consiste más en que el varón pueda separar el orgasmo de la eyaculación, que en la negación de la eyaculación del varón.

sobre als energías ilimitadas de las mujeres, hablaría de la fatiga crónica y fibromialgia que padecen en su mayoría mujeres, según tengo entendido (pero tendría que encontrar la referencia y ahora no tengo tiempo).
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Fionn Mac Cumhaill
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 11 Mar 2013, 09:29

Tienes toda la razón en tu referencia a Pompeya, Yoskan. De hecho, se cuenta a la anécdota, no sé yo si veraz pero desde luego conocida, popular y difundida en libros de texto, de que la primera pintada callejera se sitúa en Pompeya, y era un pene.

También apuntas correctamente respecto del Tantrismo y la eyaculación masculina.

Respecto de lo que dices sobre la prostitución, me alegro de que corrobores la existencia de ciertos puntos de vista comentados que hasta que has llegado pareciera que me los he inventado yo, como si me pagaran por ello.
El tiempo se hunde en decadencia
como una vela consumida,
y a las montañas y bosques
les llega el día, les llega el día;
pero tú, amable turbamulta antigua
de los estados del ánimo nacidos del fuego,
tú no desapareces.


W. B. Yeats, 1893

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Aquitania
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Aquitania » 11 Mar 2013, 12:16

Yo estoy de acuerdo con lo que comentáis respecto a la prostitución, pero no me parece que sea exactamente el punto de vista del artículo.

Esta óptica de "nunca antes se había pagado por el sexo" yo no la comparto. El marido que mantiene a la mujer legítima y decentísima en casa también le paga (aunque sea indirectamente) por sexo (y por muchas más cosas). LOs matrimonios concertados de toda la vida también suponían que se comprara y se vendiera a las mujeres. Y el derecho de los soldados a violar a las que les diera la gana también es una cosificación. Y todo eso pasaba antes de la supuesta "liberación sexual" (y sigue pasando). Y Fionn, no está reñido para nada con la civilización, la modernización técnica y demás. En la India se casa a las niñas mientras es una potencia económica emergente.

Me sucede con discursos de este tipo (el del artículo) que sospecho que los que les molesta no es que se "compre" a las mujeres o se pague por el sexo, sino que eso sea explícito y no se disimule. Pasa como con el aborto. Que se pueda abortar legalmente? Huy, qué mala es esa relajación de las costumbres, qué chungo, qué degeneración producto del capitalismo. Que las mujeres se metan una percha, se destrocen y se jueguen la vida como ha pasado siempre? Fiu fiu, de eso no hablamos, que no se contaba por el qué dirán y no lo sé o no me entero o ni me imagino que mi adorable abuelita que hacía pasteles y nunca curró fuera de casa también abortó.
Tienen una bandera negra,
a media asta sobre la esperanza.
(Léo Ferré)

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Fionn Mac Cumhaill
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Re: El sexo en el mundo moderno

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 11 Mar 2013, 12:29

Aquitania escribió:Yo estoy de acuerdo con lo que comentáis respecto a la prostitución, pero no me parece que sea exactamente el punto de vista del artículo.
No, eso ha surgido después, en referencia a los comentarios de Jorge. y salvoechea respecto de una cita a pie de página incluida en el artículo original.
Aquitania escribió:Esta óptica de "nunca antes se había pagado por el sexo" yo no la comparto. El marido que mantiene a la mujer legítima y decentísima en casa también le paga (aunque sea indirectamente) por sexo (y por muchas más cosas).
Disculpa Aquitania, pero si nos ponemos así se podría decir que esta mujer le paga a él (con sexo, o con lo que sea) por ser un semental potencial, por arreglarle el grifo y montarle la cocina, y por no sé cuántas cosas que igual ella no quiere hacer o no puede hacer. Como no estoy de acuerdo con tu punto de vista, mejor evita criticar mi parodia del mismo. Me parece, cuanto menos, cogido por los pelos.
Aquitania escribió:no está reñido para nada con la civilización, la modernización técnica y demás. En la India se casa a las niñas mientras es una potencia económica emergente
No sé quién está hablando de eso aquí y ahora.
El tiempo se hunde en decadencia
como una vela consumida,
y a las montañas y bosques
les llega el día, les llega el día;
pero tú, amable turbamulta antigua
de los estados del ánimo nacidos del fuego,
tú no desapareces.


W. B. Yeats, 1893

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