Ser cenetista

¿Cómo podemos hacer del Anarquismo algo útil para toda la sociedad? ¿Cómo queremos que sea una sociedad libertaria?
Walter PPK
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Ser cenetista

Mensaje por Walter PPK » 27 Jun 2007, 10:55

Ser cenetista.

Ser cenetista es estar afiliado a la Confederación Nacional del Trabajo, aceptando la responsabilidad adquirida al tomar el carnet confederal. Ser cenetista es conocer el estatuto, cotizar, concurrir a la asamblea, opinar, callar, escuchar y tomar decisiones colectivas. Ser cenetista es defender al sindicato, porque de esa manera se defiende cada cual a sí mismo. Quien es cenetista apoya a su comité, le facilita las tareas y supervisa su labor. No critica en pasillos, no lanza rumores, no hace labor obstructiva, no permite la calumnia, porque sabe que ello debilita el sindicato. Quien es cenetista acepta tomar cargos de gestión cuando es llamado a ello, porque es la demostración de confianza que le hacen sus camaradas y un motivo de orgullo. Por ello cumple el mandato asambleario sabiendo que no es más que un portavoz del colectivo. Quien es cenetista da la cara en el tajo ante la injusticia con las siglas por delante, que son la manifestación de su voluntad colectiva. Quien es cenetista reprime la arbitrariedad del patrón, resiste la represión de guardia civil, castiga duramente a los enemigos del pueblo. Ser cenetista es secundar la consigna del sindicato cuando llama a la huelga y al boicot, soltando la herramienta y no permitiendo que otro la tome hasta que el sindicato ordene la vuelta al trabajo. Quien es cenetista forma parte de las comisiones de contratación obligatoria y exige al patrón el pago del salario impuesto por el sindicato para los desempleados. Quien es cenetista cobra al patrón terco las multas impuestas por el sindicato y no trabaja para el patrón boicoteado. Quien es cenetista ignora los bandos del gobierno y de la autoridad militar y no hace caso más que a lo que disponga la asamblea. Quien es cenetista, una vez el sindicato lanza la llamada de lucha, no se detiene hasta vencer o hasta ser derrotado. Ser cenetista significa no quejarse ante la adversidad cuando la suerte le vuelva la espalda, por ello, cuando el enemigo le derriba, se limita a ponerse de nuevo en pie. En quien es cenetista no cabe el rencor, ni el ánimo vengativo, ni el odio, ni el desánimo, porque la grandeza de su ideal no deja hueco para más. Por eso es implacable y comedido en el combate, ya que rechaza la violencia, y siempre es generoso con el vencido o con el enemigo desarmado. Sabe que la lucha es dura, pero nunca sobrepasa los límites que ordena la ética libertaria. No espera que otro haga lo que él puede hacer; no causa jamás un daño mayor que el que pretende eliminar; emplea medios acordes con sus fines; evita el dolor que llegaría de su inacción; no produce víctimas inocentes y asume la responsabilidad y consecuencia de sus actos cuando yerra. Ser cenetista es llevar la Idea en el corazón, amar la libertad sea ilusión o realidad, edificar un mundo nuevo aquí, en este momento, sin esperar la llegada del mañana. Quien es cenetista es una persona con los pies en la tierra, desarrolla de continuo labores de espionaje e inteligencia, recabando información en su tajo, localizando las vías de suministros, las redes de distribución, almacenes, materiales, maquinaria, repuestos, planos, tiendas, ficheros, cuentas corrientes y cuantos datos puedan servir para en el momento revolucionario expropiar al patrón sin sobresaltos manteniendo la producción. Ser cenetista es estar pendiente de la obra constructiva, desarrollando la federación de campesinos, tomando sintonía con sus iguales en otras partes del país o de otros países para organizar la federación de colectividades y municipios libres. Quien es cenetista sabe que el mundo es uno, que no existen las fronteras, ni las razas, ni las patrias por las que merezca la pena luchar, porque todas las sangres son rojas y se mezclan en el seno de la tierra. Ser cenetista es formarse, aprovechar el tiempo de ocio o de prisión para leer de todas las tendencias filosóficas, aprender y dotarse de una opinión propia, porque la ignorancia es la base de la esclavitud del pueblo en manos de los que aparentan sabiduría al servicio del Gran Capital. Quien es cenetista apoya al periódico CNT y a la Voz del Campesino, compra su prensa, la lee en público, la emplea para la denuncia y la común sintonía. Ser cenetista es sostener la escuela, el ateneo, su obra cultural y su biblioteca, es promover actividades distractivas que aparten al pueblo del embrutecimiento del alcohol y del juego. Ser cenetista es atemorizar al borracho y al golpeador, es defender y respetar al débil, al niño, a la mujer, a la madre y al anciano, es dejar la paga en casa y no gastarla en tabaco, es saber que no tenemos sierva, ni criada, ni prostituta legal, sino compañera, y que ella es nuestra igual en la barricada, es saber que los hijos no son nuestra propiedad, porque la propiedad es el robo. Quien es cenetista sabe que todo lo que nace tiene que morir, que no existe Dios, que no hay nada natural ni sobrenatural en la división de las clases, que todos somos iguales, que pobreza y riqueza descansan en la violencia del Estado, y por eso quiere destruirlo. Ser cenetista es cotizar al comité pro-presos, mantener a las familias de los que han sido encarcelados, procurar la puesta en libertad de los compañeros y compañeras, ser incansable a la hora de darles ánimo y cariño, ocultar a prófugos y huídos, cerrar el paso al carcelero y estar dispuesto a tomar la piqueta para derribar esas leproserías del siglo XX. Ser cenetista es negarse a llevar uniforme, o llegado el caso estar dispuesto a volver el fusil contra el oficial que ordena avanzar contra el pueblo. Quien es cenetista si entra en el ejército lo hace para formar comités de soldados, para minar su estructura, atraer a nuestro bando a los indecisos y disponer de recursos para neutralizar sus medios. Ser cenetista es rechazar la política burguesa, es no dejarse embaucar por los cantos de sirena electorales que piden el poder para realizar los cambios, porque los cambios los hacemos obrando según nuestra voluntad sin delegar en nadie nuestra soberanía. Ser cenetista es mostrar firme oposición a las tendencias socialistas autoritarias de vanguardia que prometen la libertad a través de la dictadura y a las fuerzas nacionalistas burguesas que quieren librarnos de una patria para darnos otra desde la que seguir explotados. Quien es cenetista sabe que la tierra es de quien la trabaja, que no basta con tener razón, que es necesaria la fuerza, que la fuerza la da la unión, y que la unión está en la dignidad y en el amor a la libertad. Ser cenetista es saber que no hay nada inevitable, que podemos ser aquello que deseemos, que para llegar a alguna parte lo único que hay que hacer es ponerse en marcha. ¡Hermanos y hermanas!: ¡sed cenetistas!, y veréis cómo tiemblan los poderosos, cómo a vuestro paso se derrumban los muros, se abren las puertas, se parten las cadenas, se demolen los castillos, se cruzan desiertos y torrentes, se abren los océanos y detienen su pulso las estrellas. La travesía del desierto llegó a su fin, porque la tierra prometida es esta que pisamos.
Última edición por Walter PPK el 03 May 2014, 11:52, editado 2 veces en total.

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 02 Ago 2007, 15:10

Claro que sí.

En el anterior carnet confederal se podía leer, entre otras cosas:

"El derecho a la vida es inviolable para todos. Rebelémonos contra todas las injusticias si no queremos perecer"

"La vida es lucha; la lucha requiere fuerza para no ser arrollado; la fuerza se consigue con la unión de todos los elementos afines. ¡Trabajadores, unámonos estrechamente!"

"No hay más que dos principios en lucha: por una parte, los sostenedores del privilegio y del sistema capitalista, base del desorden y de la desigualdad social; por otra, el concepto socialista de la producción y de la distribución de los productores que tiene su equivalencia en la colaboración de todos para producir y asegurar el consumo a todos por igual"

"Donde hay un productor, hay un hermano tuyo. Asóciate con él"

"No fiemos sólo en la razón: seamos fuertes para imponerla"

"El Sindicato eres tú. Defendiéndolo te defiendes"

"No te humilles antes nada ni ante nadie. Concurre al Sindicato y edúcate cuanto puedas. Aprenderás a conocerte y conocerás a los demás"

"No esperes que otro haga lo que tú puedas hacer"

"Sé individualista para defenderte y colectivista cuando se trate de los demás"

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drky
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Mensaje por drky » 02 Ago 2007, 15:46

:o Vaya caca de texto.... sin acritud eh? pero vaya caca... :roll:
Los recuerdos lejanos bullían en el cerebro cómo preparándose para bailar la danza macabra del delirio de la agonía

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 02 Ago 2007, 15:58

Bueno, es lo que pensaban y ponían en práctica en la medida de sus posibilidades l@s compas en el momento en el que fue escrito y, con los matices que cada un@ le podamos poner (muchas cosas han cambiado en la sociedad actual), lo que seguimos intentando hacer algun@s, dentro de las circunstancias actuales y de lo que damos de sí (hay que intentar mejorarse).

Es como una pequeña guía del militante (a ver si encuentro otra y transcribo algún fragmento), de los valores que tenía interiorizada aquella gente y que fomentaba el sindicato del que formaban parte.

Por curiosidad, ¿por qué te parece una caca? ¿es el lenguaje quizás? ¿el sentido general del texto no te parece bien :-? ?
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

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Solidaritat!
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Mensaje por Solidaritat! » 02 Ago 2007, 17:36

drky escribió::o Vaya caca de texto.... sin acritud eh? pero vaya caca... :roll:
Vaya caca de respuesta.
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Manu García
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Mensaje por Manu García » 02 Ago 2007, 18:24

Para conocer un poco la idiosincracia de es@s compañer@s que escribieron y pusieron en práctica cosas como las que describe el texto que colgó Walter PPK y para que nos demos cuenta de lo que podemos hacer si nos lo proponemos, traigo aquí el testimonio de uno de aquellos campesinos:

Presentación de la CNT de Sevilla

José Palacios Rojas es uno de los miembros de la CNT de Sevilla más veterano. Su modestia le impide hablar de sus realizaciones en el plano personal y de las dramáticas circunstancias en las que se ha desenvuelto su vida: miliciano en la revolución social, lucha en el frente de Madrid hasta la derrota, llegando en la retirada hasta el Puerto de Alicante, donde son capturados los últimos resistentes. Pasa a continuación al campo de concentración de Albatera, donde sufrirá con el resto de compañeros el hambre, penuria y enfermedades a que someten los fascistas a los vencidos. Varios años de prisión, lucha clandestina durante el franquismo, apoyo a la reconstrucción de la CNT, ha sido siempre un simple afiliado, un obrero manual del sindicato. Amante de las ideas libertarias, permanece fiel a su ideario. Hoy, cuando tanta gente se somete dócilmente a la autoridad esperando la caída de alguna migaja, nuestro compañero Piruli es un ejemplo de modestia, de dignidad y de entrega a una buena causa, la causa de la emancipación de la humanidad del yugo del salario, el Estado y la violencia.

Testimonio de José Palacios Rojas, el Piruli

Yo nací en 1914 en Coria del Río, provincia de Sevilla. Mis padres eran trabajadores, sus únicas propiedades eran sus brazos, y eso fue lo que me dieron a mí también. Desde muy pequeño fui a ayudarlos al campo, y como jornalero a los 9 años ya estaba afiliado a la CNT y a un grupo que llamábamos Juventudes Libertarias. En aquellos tiempos estábamos maduros muy pronto, y llevaba tiempo queriendo afiliarme al sindicato y cotizar, porque eso era muy importante para mí. También estaba deseando de que terminase el trabajo para ir, al caer la noche, al ateneo libertario que teníamos, a aprender e instruirme, porque la única escuela a la que podíamos ir era a la del sindicato. Lo poco o lo mucho que sé se lo debo a mi sindicato.

La escuela del sindicato

Allí aprendíamos a hablar. Un compañero tomaba uno de nuestros periódicos y leía una noticia. Luego entre todos los que estábamos allí, diez o veinte, comentábamos qué nos parecía, por turno. Otros grupos hacían lo mismo. De esa forma nos acostumbrábamos a tomar la palabra, que era algo a lo que nos animaban continuamente nuestros mayores, a que habláramos y diéramos siempre nuestra opinión, para que no nos quedásemos nunca sin decir lo que pensábamos. Eso era muy útil luego para estar en las asambleas.

También en la escuela aprendíamos cosas de ciencias, números, literatura... No había maestros que se pudieran llamar así. Las clases o las charlas, eso como tú quieras llamarlo, nos las daban nuestros compañeros mayores, que eran gente a la que queríamos muchísimo. Ellos a su vez habían aprendido de otros trabajadores. Pero lo que mejor recuerdo que aprendimos, y en ese sentido la escuela no estaba en el ateneo, sino en todo el sindicato, era a estar orgullosos de ser trabajadores. Venían de otros sindicatos de la CNT, los mineros por ejemplo, y nos explicaban su oficio, luego íbamos nosotros al de ellos y les explicábamos las tareas del campo. Aprendíamos la dignidad, y si algún compañero o compañera pasaba algo de miedo frente a un patrón, enseguida los demás le apoyábamos para que no se amedrentase, porque éramos trabajadores y creábamos la riqueza.

Asambleas

Entonces toda Coria estaba afiliada al sindicato, y una vez al mes alquilábamos el teatro para dar la asamblea. En el tablón de anuncios había un papel y allí apuntaba cada uno los temas que quería que se tratasen. Durante el mes todo el mundo hablaba en la calle y en las casas del orden del día y de las soluciones que se podían aportar para todos los problemas: de presos, del paro, de las bases de trabajo, de abusos de la patronal, de ir a un congreso... Así, cuando llegaba la asamblea, todos tenían una opinión y una idea que aportar. Entonces el comité abría la asamblea, leía el orden del día en una sala que estaba siempre abarrotada, y las 500 ó 600 personas que había allí sentadas o de pie, pedían la palabra y empezaban a hablar en orden. Hablaba mucha gente y no te puedo decir que hubiese nadie que se llevase siempre el gato al agua, porque ya te digo que allí todo el mundo tenía opinión, y no nos gustaban los líderes. Cualquier persona del comité era siempre sustituible por otra, como así pasó alguna vez, porque no nos daba miedo tomar responsabilidades.

Cuando había que hacer peticiones a la patronal, durante mucho tiempo antes la gente discutía lo que se iba a pedir en las asambleas, y los delegados del sindicato visitaban a los trabajadores que estaban lejos del pueblo para llevar a la asamblea sus reivindicaciones. Allí se hacían las plataformas de reivindicaciones.

Recuerdo una vez que el ayuntamiento cedió al sindicato la construcción de una carretera. La bolsa de parados la hizo la asamblea, y el reparto del trabajo también. Se hizo por orden para que todos trabajasen y nadie se viese beneficiado con más días. El que trabajaba unos días luego dejaba el turno a otro compañero.

Pero la bolsa también funcionaba por necesidad de la gente. Esto es muy curioso, lo que te voy a decir: Pan con aceite. Comíamos pan con aceite, arroz, bacalao de vez en cuando. La pringá era algo extraordinario. Yo siempre andaba con hambre y alpargatas. Ropa llevábamos la misma toda la vida hasta que la tela original desaparecía con tanto remiendo. Si la lavabas no tenías qué ponerte. Pero no nos peleábamos y lo compartíamos todo. Allí en la asamblea todos nos conocíamos, y aunque todos éramos pobres, los había que no tenían ni lo que te acabo de contar. Por eso te digo que la Bolsa de Trabajo también funcionaba según la necesidad, así los más necesitados pudieron trabajar más días.

Todo eso se discutió en asamblea, en pocas horas, y no hubo peleas. Fue la CNT, es decir, los trabajadores, los que hicimos totalmente aquella carretera. Ya sé que con la falta de unión que tienen hoy los trabajadores esto puede sonar a cuento de viejo, pero es totalmente cierto lo que te estoy diciendo. La asamblea era el sindicato, y el sindicato era el pueblo trabajador, hombres, mujeres, niños, viejos, sin líderes ni dirigentes, resolviendo sus problemas, dando a cada uno según sus necesidades, y recibiendo de cada uno lo que podía dar. Eso fue muy hermoso; eso es la anarquía y mientras vosotros lo recordéis, nadie lo podrá cambiar.

Acción Sindical

Nuestro sindicato era una organización temible para la patronal. Una vez que la asamblea acordaba lo que queríamos, y nos poníamos en marcha, era muy difícil detenernos, porque estábamos decididos a todo, a aguantar huelgas, a destruir máquinas y a lo que hiciera falta, hasta que los patronos aflojaran. Los patronos tenían mucha guasa. Querían modernizar España metiendo maquinaria en el campo. Que nos muriésemos de hambre no les importaba a los sabios y economistas.

Pero no se esparaban la respuesta que les dimos. En muchos pueblos en época de siega, durante la República, las jornadas de trabajo eran de 4 horas, y no se consentía ni una máquina. Entiéndeme: nosotros no estábamos en contra de la máquina; veíamos bien que las comprasen y las usasen, siempre que contratasen el cupo de obreros acordado en la asamblea. En cuanto a las máquinas, estábamos convencidos de que serían nuestras en cuanto estallase la revolución.

Entonces eran muchos los riesgos por los apaleamientos de la guardia civil, pero cuando nos veían tan determinados y decididos, les imponíamos tanto respeto que terminaban por ceder, porque no nos podían meter en la cárcel, ni darnos palizas a todos. Nada de esto se hubiera podido hacer de no haber sido por la educación que nos dábamos los trabajadores en el sindicato, porque la lección que se aprendía era la de la solidaridad obrera. El que caía, sabía que nada le iba a faltar ni a él ni a los suyos, mientras en el pueblo hubiese algo para comer. Y cuando yo tenía miedo venía un compañero o una compañera a tirar de los demás.

Cuando ganábamos una huelga, el sindicato nombraba a un delegado en cada cuadrilla, que era el que tenía el reloj para saber la hora, velaba para que no se abusase de los obreros, y veía también para que no abusase ningún obrero, porque cuando los trabajadores daban su palabra, la cumplían.

Organización Sindical

Teníamos un secretario que era el que se encargaba de las relaciones con los demás sindicatos de la CNT, un tesorero, un contador, que cobraba las cuotas... Ninguno de los cargos del sindicato cobró nunca ningún sueldo, porque lo considerábamos inmoral, y no porque no hubiese dinero en el sindicato. Sólo se pagaban los viajes de los delegados que iban a los congresos o los plenos. Los miembros de los comités eran gente que se elegían en asamblea, o los designaban las distintas secciones en sus asambleas, la del campo, construcción, madera, aceituneras, marineros...

Recibir un cargo era de mucha responsabilidad porque significaba que los demás confiaban en ti, y debías hacerte merecedor mientras durase tu mandato, que siempre estaba limitado en el tiempo a seis meses. Por los comités pasó mucha gente que ahora no te sé poner en pie sus nombres... José Franco, Pepe Osuna... Procurábamos que cambiasen cada seis meses y no estuviesen mucho tiempo.

Financiación

El sindicato vivía exclusivamente de las cuotas. Sólo de las cuotas. El tesorero ponía siempre en el tablón de anuncios, todos los meses, las entradas por cuotas y los gastos. Todos sabíamos lo que había. También ponía la lista de gente que se había olvidado de cotizar, y entonces decías, "¡cagüenlamar! ¡si no he cotizado!, ¿pero cómo es posible?" Todos cotizábamos porque era la única forma de que el sindicato sobreviviese.

Pero además es que si un sindicato recibe dinero que no sea de sus afiliados, eso es malo. Muy malo. Por eso los sindicatos como UGT, CCOO o la CGT no son nada. Sus líderes traicionan a los trabajadores porque no son trabajadores, sino unos burócratas a sueldo del Estado o de las empresas.

Ideología

Yo estaba en la CNT porque me gustaba y no había personalismos, y lo mismo que yo mucha más gente. Había algunos que estaban afiliados porque CNT era el sindicato del pueblo, pero en Coria la inmensa mayoría éramos de CNT para cambiar el mundo, porque éramos anarquistas.

Queríamos acabar con el capitalismo porque éramos los mejores, y la CNT era el mejor sindicato porque no queríamos líderes, dictaduras ni nuevos latigueros, que era lo que nos traían los socialistas y comunistas. La CNT era el sindicato de la libertad y la igualdad entre los trabajadores, y lo que decía en la asamblea el último que llegaba a ella, era tan tenido en cuenta como lo que decía el militante de más edad.

No creas que éramos fanáticos. En nuestra biblioteca había libros de todas las ideologías, y traíamos a dar conferencias a burgueses, a socialistas y a comunistas. O íbamos nosotros a sus actos. Esto nos daba tanta fuerza que hasta los mismos burgueses nos admiraban, don Blas Infante fue uno de ellos. Él iba mucho por Coria, y hablaba en el sindicato con nosotros. Nos decía que los obreros íbamos a ser los que íbamos a regenerar a Andalucía. De los burgueses y los patronos sabía que no podía esperar nada. Por eso me da tanta rabia cuando veo ahora que le dan homenajes a Don Blas Infante gente que están en el PP o en el PSOE, o los que se llaman andalucistas. ¡Pero si los suyos, los de su propia familia no lo podían ni ver! ¡Si fueron ellos los que le fusilaron!

Primero de Mayo

El Primero de Mayo nos reuníamos todos en la plaza. El que fuera del Comité explicaba el significado de ese día, que era un día de lucha para conseguir la reducción de la jornada laboral, recordaba a los Mártires de Chicago y la huelga de jaimarker... Luego desde allí desfilábamos por el pueblo, por todas las calles. Había muy poco público porque todo el mundo, salvo los que no podían andar, estaban en la manifestación. Por eso había pocas pancartas o banderas ‹la roja y negra, la tierra para el que la trabaja‹. No esperábamos que nadie nos viera, ni queríamos salir en fotos en la prensa burguesa. Era nuestra manifestación y nuestro día, y después de andar por el pueblo, salíamos al campo mil o dos mil personas, no te sé decir. Íbamos en silencio, sin habernos puesto de acuerdo antes. Me acuerdo de que algunos llevábamos las herramientas del oficio. Mirábamos las tierras, los campos de labranza, las máquinas contra las que luchábamos porque eran de los patronos, los barcos, las industrias y todo lo que muy pronto iba a ser nuestro. Luego volvíamos al pueblo, la gente tomaba la palabra y seguíamos hablando. Costaba mucho trabajo volver a casa. Los patronos estaban impresionados, porque sabían que si no hacían algo pronto, sus privilegios tenían los días contados.

La prensa

Nosotros no queríamos fotos en la prensa burguesa, porque teníamos la buena, la nuestra, que la leía todo el mundo. Allí estaban las noticias de verdad. La otra prensa no decía más que mentiras. Pero no nos daba pena, porque cuando queríamos denunciar algo podíamos hacerlo sin problemas en el CNT o en la Soli o en cualquiera de nuestros periódicos. Y no te creas que eran denuncias inútiles. Hacían mucho daño porque ser señalado por la prensa confederal daba muchos quebraderos de cabeza a los patronos o a las fuerzas de represión. Un patrón que abusara no encontraba fácilmente trabajadores. A la guardia civil, ni la mirábamos.

Amistad

No todo eran huelgas y manifestaciones. Éramos amigos y nos lo pasábamos muy bien. De forma sencilla éramos muy felices. Nos divertíamos, salíamos de excursión, hacíamos teatro, deporte, había compañeros que se preparaban para las Olimpiadas Populares... También charlábamos mucho. Entonces no había televisión y la gente estaba más en la calle. Si te querías distraer, o leías, o estabas con otros como tú. Por supuesto, el juego con dinero estaba desterrado, y beber vino era muy mal visto.

Fin

Cuando se sublevaron los fascistas, en el pueblo la CNT no permitió que se matara a nadie. Para prevenir que le fuera alguien a hacer daño, se le puso al cura una escolta de dos compañeros del sindicato, sin armas, porque no hacían falta. Poca revolución se pudo hacer porque el pueblo estuvo en nuestras manos muy pocos días, aunque teníamos miles de proyectos para hacer una cantidad de cosas. Ya te digo que no se tocó un pelo a nadie, porque no era nuestro pensamiento y nosotros queríamos hacer una comunidad donde todo el mundo tuviese sitio, pero todos iguales y libres.

Entonces, cuando entraron los fascistas en el pueblo, fusilaron a todo el comité y a decenas y decenas compañeros y compañeras. Otros fueron a presidio, y otros huyeron. Sólo de esa forma pudieron acabar con la CNT de Coria: asesinando a sus militantes y con el terror. Eso hubo que vivirlo, no se puede explicar. Al que abría la boca lo mataban. Lo mataban o iba a la cárcel por años y años, sin contar las torturas. Así los jóvenes que vinieron detrás de nosotros no pudieron coger el sindicato. Que se sepa que con nosotros acabaron por medio del asesinato, frío y cobarde, contra gente desarmada.

Para la actualidad

Antes de que acabes: yo quiero decirle a la juventud que no se desanime. Lo importante es que sepáis cómo se hace una asamblea, cómo se dice la opinión de cada uno, cómo funciona el sindicato. Nada puede cambiar si la gente joven no aprende a vivir colectivamente, si no crea sus escuelas, sus libros y sus periódicos, sin subvenciones ni asalariados. Me gustaría vivir otros diez o quince años para ver cómo mejora esto y espero que para entonces seáis vosotros los jóvenes los que me contéis a mi cosas buenas, para que yo siga aprendiendo, igual que he hecho en mi sindicato desde 1923.

Salud y anarquía.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

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Pablo (A)
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Mensaje por Pablo (A) » 07 Sep 2007, 18:48

Para mí es un texto genial, Walter PPK. Es una pena que se haya perdido la costumbre del aprendizaje colectivo dentro de los Sindicatos o los ateneos.
Hoy condenará la Audiencia
a un ladrón principiante
por no robar lo bastante
para probar su inocencia...

Ser cenetista

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Mitrofán
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Mensaje por Mitrofán » 09 Sep 2007, 11:46

drky escribió::o Vaya caca de texto.... sin acritud eh? pero vaya caca... :roll:
Todo es mejorable. Ahora lo que hay que ver es cómo lo mejorarías tú.

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Cipri
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Mensaje por Cipri » 22 Nov 2007, 01:07

Muy bueno el texto. Hace falta valores como estos en los sindicatos, se han perdido muchos de ellos, y estos hacian a una organización fuerte, unida, honesta y generosa. Por eso fue lo que fue. Esperemos que lo vuelva ha ser...
A los osados pertenece el futuro.

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Spartako
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Re: Ser cenetista. 1932

Mensaje por Spartako » 18 Feb 2009, 23:29

El testimonio del compañero Piruli,magnifico y muy entrañable.
El texto anterior de un cenetista,de acuerdo en todo excepto en lo de que un cenetista sabe que no existe Dios,cosa en la que estoy profundamente en desacuerdo,entre otras cosas porque es manipular la idea anarquista,y en lo de que: "no permitiendo que otro la tome hasta que el sindicato ordene la vuelta al trabajo" ,básicamente por lo mismo,aunque es cierto que esto puede tener muchos matices.

Eso si,me ha llegao lo de: "Ser cenetista es negarse a llevar uniforme, o llegado el caso estar dispuesto a volver el fusil contra el oficial que ordena avanzar contra el pueblo" ,porque me llega muy de cerca
¿Cómo entenderás un mundo tan complejo si escuchas sólo lo que quieres oír?

Solidaria
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Re: Ser cenetista. 1932

Mensaje por Solidaria » 20 Feb 2009, 11:31

Gran texto, deberiamos recuperar muchos de esos valores en el movimiento acrata
"La diferencia entre lo que hacemos y lo que seríamos capaces de hacer bastaría para resolver la mayor parte de los problemas del mundo"

BellaAcracia
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Re: Ser cenetista. 1932

Mensaje por BellaAcracia » 22 Oct 2009, 03:50

Yo soy una persona joven, que milita en CNT desde hace 11 años, en este hay gente de 20 años o menos hasta de 94, la CNT, como tal (que es lo que las personas que la forman quieren que sea), fomenta los mismos valores que antaño, pienso en que el problema esta en nosotros/as, estamos educados de otra manera, el ambiente que tanto nos afecta, es otro, a las gentes de ahora les cuesta algo más entender esos valores, y ya no te digo lo de ponerlos en verdadera practica, pero, hay de todo y vamos progresando. Hablando con gente que lucho en el 36-39 te das cuenta del verdadero sentimiento libertario, esta claro que en analisis actuales sobre ciertas cosas, como que les falta estar en los sitios para comprender mejor, pero, en las cosas que no cambian, tienen un analisis y conocimiento superior al nuestro, a pesar de que ahora nos pavoneamos de que tenemos más medios para el estudio, de todas formas, lo que pretendia decir es que carecemos de valores en comparación con nuestros abuelos, nos falta moralidad para poder alcanzar la fraternidad Universal, para ser seres libres de vicios y obsesiones. Nos falta voluntad para nuestra revolución interior, sin esta, no hay nada que hacer, si pretendes cambiar el mundo, empieza por ti mismo/a. Salúd compañeros/as! :wink:

¡UNIÓN, ACCIÓN Y AUTOGESTIÓN!

PD: Aaah!!!, por cierto, los textos buenisimos, claro, entendidos en su contexto y epoca.

erskine
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Re: Ser cenetista. 1932

Mensaje por erskine » 13 Ene 2010, 21:01

Hola WalterPPk
Felicidades por ese magnifico texto que has colgado
¿podrias decirnos donde lo has encontrado o donde lo podemos encontrar?
gracias de antemano.

Walter PPK
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Re: Ser cenetista. 1932

Mensaje por Walter PPK » 14 Ene 2010, 11:44

El texto me lo dio un viejo escrito a mano hace muchos años, y yo lo pasé a máquina. No sé más de él. El viejo era de Olivenza, Badajoz, y no me acuerdo ya de cómo se llamaba, pero allí había un sindicato de la CNT en los años treinta de campesinos.

erskine
Mensajes: 58
Registrado: 15 Nov 2008, 14:24

Re: Ser cenetista. 1932

Mensaje por erskine » 19 Ene 2010, 22:58

De nuevo gracias
salud y anarquia

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