Bèstia Negra escribió:Bueno Siroco, yo creo que partes de una confusión típica cuando se trata el tema identitario.
No tengo ningún problema en admitir que estoy confuso. Seguramente eso pasa porque los demás tenéis las ideas muy claras.
Bèstia Negra escribió:Paradojicamente, al reclamar una definición objetiva, racional, de identidad, etnicidad y cultura os estais poniendo al lado del Estado al territorializar y delimitar de facto esos conceptos
Tiene cojones la cosa.
Primero: yo no hablo en plural, yo hablo por mí mismo y en mi nombre.Segundo: Mis intervenciones están en las páginas que anteceden, y en ninguna me he mostrado partidario de ninguna definición, ni objetiva ni subjetiva, ni de territorializar esto o aquello. Así que no me he puesto de lado del Estado, ni por defacto ni por defecto. Tampoco he defendido ningún planteamiento burgués, ni de clase.
Habrá que explicarse de nuevo: He dicho que la etnicidad, según diversos autores, es algo que se vive en el contraste, que para que haya un nosotros ha de haber un ellos, que la identidad se construye en torno a unos marcadores identitarios, que esos marcadores son siempre pocos (puede ser la música, la grafía, el idioma, la religión... una cosa basta), que la identidad y su contenido cambia con el tiempo. He dicho también que la raza no existe, es algo biológicamente demostrado aunque no entre en la mollera de alguno...
Respecto a la Nación: En cualquier manual puede leerse que el concepto de Nación se gesta en los siglos XVII, XVIII, y cristaliza en el XIX, sobre todo tras la Revolución Francesa. Antes de eso hay sentimientos de pertenencia a un señor, a la corona, a un territorio, a una conciencia de intereses comunes ante una amenza... Otra cosa, esa subjetividad sentimental que mencionas, Bestià Negra, es lo que de toda la vida se ha llamado Patria. Bakunin, hablando de la Patria, se definió como el patriota de todas las patrias oprimidas, y afirmó el derecho de cualquier unidad, por pequeña que fuese, a constituirse de manera autónoma. Debería, por lo tanto, de ser la población la que decidiese de qué manera organizarse, a qué adscribirse, quñe identidad adoptar... Pero ¿cómo hacerlo en el mundo de los Estados? La forma tradicional —desde posiciones identitarias— ha sido constituirse en Nación para reclamar la construcción de un nuevo Estado.
En la actualidad, como quiera que sea la Nación, no se puede olvidar que la sociedad está configurada —por resumir— en clases. En el "cuerpo nacional" se integran todas las clases que lo componen, dando como resultado un bloque de clases coaligado. La gestación, afirmación y los sucesivos cambios de esa alianza clasista explican también las mutaciones del hecho nacional, que es algo que evoluciona en el tiempo. Las clases en ese bloque nacional mantienen una fuerte pugna frente a los adversarios externos de la nación, con el fin de construirla, pero también ofrecen tensiones y conflictos entre sí en el intento de alzarse con la hegemonía. Porque será una de las fuerzas del bloque nacional la que se alzará con la dirección del proceso imponiéndose a las demás, fijando su carácter y su dirección política. Esos enfrentamientos (inter e intranacionales), producen identidad. La identidad no es sólo un sentimiento subjetivo: se basa en cuestiones bien objetivas. En esta última tarea hay que tener en cuenta el concurso obligatorio de la élite (minoría rectora) intelectual de cada grupo que formula ideológicamente el hecho nacional y le da contenido doctrinal dejando a un lado, ocultos, los intereses particulares de cada grupo. La élite toma unos determinados marcadores culturales, y les da cáracter diferenciador. Junto a esa élite intelectual hay otras élites (económicas, políticas...) que construyen la identidad de la población. En esa construcción identitaria juegan un fuerte papel las instituciones, tanto las del Estado como las de los grupos emergentes, y la gente es llevada como un rebaño.
Por lo tanto, a poco que se piense, se concluye que no sólo el Estado intenta homogeneizar a la población en una identidad común. También el bloque nacional emergente persigue el mismo objetivo. Y así, mientras se proclama el derecho a la diferencia, se uniformiza al nuevo cuerpo de ciudadanos con todos los medios a su alcance para que logren el rasgo identitario común. Eso es lo que yo percibo, basándome en datos objetivos, y por eso desconfío profundamente del nacionalismo.
Respecto al concepto de cultura que también mencionas Bestià Negra, para mí la cultura es el conjunto de cosas que hacen los humanos que no dependen de la herencia genética. Un grillo es un grillo experto desde que nace. Sabe lo que tiene que hacer porque está programado. Los burros persas y los burros españoles hacen las mismas cosas.
Un humano no. Un humano tiene que ser endoculturado en el seno de un grupo humano, que le enseñará lo necesario para sobrevivir de una manera particular.
En la cultura entra la tecnología, el sexo, el parentesco, la ideología, la base material... Característica de nuestra especie, es la diversidad cultural, miles de culturas —formas de adaptación a un entorno— se han desarrollado a lo largo de la historia de los humanos. En los mismos nichos ecológicos hay poblaciones étnicamente diferenciadas que pastorean, otros que se hacen agricultores, otros cazan y recolectan.
Definir una cultura es una tarea muy compleja, sujeta a debates muy acalorados por parte de los especialistas que se dedican a describirlas. No se ponen de acuerdo ellos, mucho menos voy a pretender yo haber descubierto la pólvora. Pero lo que procuro es no confundir los contenidos culturales (que son cientos y de cada uno se puede decir mucho), de los marcadores de identidad, que son rasgos concretos que sirven para marcar la diferencia.
Bèstia Negra escribió:Lo que el sujeto tiene a mano cuando se siente acorralado y no tiene herramientas de reflexión és la identificación con algo que le opone a lo que le hace sentirse oprimido.
Pienso que este mundo puede ser descrito con palabras que nos acerquen a la realidad de cómo son realmente las cosas. Hay frases que son indiscutibles: “todos moriremos algún día”; “la Tierra gira en órbitas elípticas alrededor del Sol”... Por eso Bestià Negra, tengo confianza en la razón. La razón con minúscula, sujeta a error, permite someter a crítica las cosas y diferenciar lo verdadero de o falso. Por supuesto, rechazo la Razón de Estado o la invocación a la Razón para justificar, crímenes, pivilegios y prebendas. Pero si hay algo que pudiera permitir levantarse frente al poder a los “individuos acorralados”, es la búsqueda de la verdad y el análisis de los hechos sociales. A ver si por ir en contra de Dios nos vamos a hacer satanistas.
Pedazo de rollo. Odio los mensajes largos.