Prostitución e izquierda

Contra el sexismo y el patriarcado. Luchas por las libertades sexuales. Despatologización de la diferencia.
Avatar de Usuario
Kabo Kañabirral
Mensajes: 279
Registrado: 25 Sep 2005, 14:29
Ubicación: errónea

Mensaje por Kabo Kañabirral » 10 Oct 2006, 15:36

¿Tener una experiencia íntima sin sentir afecto, amistad ni amor? buag...
Imagen

Imagen

Avatar de Usuario
Tyler_Durden
Mensajes: 1804
Registrado: 17 Dic 2005, 17:54

Mensaje por Tyler_Durden » 10 Oct 2006, 23:10

Kabo Kañabirral escribió:¿Tener una experiencia íntima sin sentir afecto, amistad ni amor? buag...

Muy bien dicho, Kabo. Estoy totalmente de acuerdo. También con Trini, aunque yo si juzgo a las personas que venden su cuerpo por dinero. Tod@s juzgamos todo, así que pongámonos a ello con sinceridad. Juzgo a quienes lo hacen por necesidad como personas viviendo una realidad diferente a la mía, desesperadas, y en cuya lista de prioridades no entra ni su Dignidad (libertad y respeto) ni sus principios (y lo comprendo). Jugzo a quienes lo hacen por un buen nivel económico como gente asquerosa, que hace de lo especial, algo vulgar, asqueroso y mercantil. ¡Yo estoy en contra del capitalismo y la mercancía en todas sus formas! Prostitución incluida. ¿Tú no, kaneda? Quienes lo hacen por necesidad... bueno, creo que más de un@ le daría una buena torta a quienes lo hacen por ganar para caprichos, joder. Igualmente no me parece bien en ningún caso.
triniti escribió:Puede ser satisfactoria una relación así? Una de las cosas más excitante no es sentirse deseada? Que sea recíproca. Si un gran porcentaje de hombres son capaces de tener este tipo de relación, aprovecharse d la necesidad de otras para tener un mal orgarmo sin sentirse mal con ellos mismos y les de ganas de vomitar, Me parece aberrante.
Ídem.
kaneda escribió:3/4 partes de la población son idiotas??
O más. Yo me incluyo, pero no por ello. Al menos yo no vendo lo que me importa.

Y puedo decir con total tranquilidad que no es lo mismo el trabajo productivo que el trabajo sexual. ¡CÓMO VA A SER LO MISMO! ¿Acaso es tan especial cortar madera como hacer el amor? Bueno, a más de un@ le dará arcadas esa forma de llamarlo. Una cosa es usar tu fuerza física para producir, y otra tu cuerpo con el que puedes dar y obtener placer (algo que por su misma definición encaja con personas a las que aprecias) para ganar dinero. Qué asco.

¡Odio la SOCIEDAD MERCANTIL!
Y entonces ocurrió algo. Me solté. Me sumí en el olvido, oscuro, silencioso y completo. Al perder la esperanza, hallé la libertad.

Avatar de Usuario
DecontrolSchizo82
Mensajes: 1413
Registrado: 04 Ene 2006, 13:01

Mensaje por DecontrolSchizo82 » 11 Oct 2006, 13:03

Estoy de acuerdo con Tyler Durden, no considero aceptable la prostitución. Obviamente que cada uno haga lo que quiera con su cuerpo, pero me refiero a que no voy a prestar ningún tipo de apoyo a la prostitución, ni a cosas de esas de "marcha por los derechos de las trabajadoras del sexo" y demás expresiones de complejos izquierdistas.

Tampoco creo que se pueda comparar con un trabajo. Al margen de la valoración que haga cada uno del "trabajo en general" en sí, para mí resulta deleznable una actividad económica que, por su propia naturaleza, explota la diferenciación de género que existe en nuestra cultura y los prejuicios y criterios de valoración estéticos. Eso lo único que hace es reforzarlos y contribuir a que se extiendan, por lo tanto me parece incorrecto.
como dijo un personaje que odio pero a veces tiene razon:"putero,me das asco,piensas que ella es un objeto que puedes usar y tirar..."

A mí más que odio ese personaje me da un poco de risa después de oir el estilo cantautor de misa que se gasta en las canciones, contándome lo que hay que hacer para ir al cielo anarquista.
And the world did gaze, in deep amaze,
at those fearless men, but few
Who bore the fight that freedom's light
might shine through the foggy dew.

triniti
Mensajes: 21
Registrado: 09 Oct 2006, 11:49

Mensaje por triniti » 11 Oct 2006, 13:17

[quote="DecontrolSchizo82"]Estoy de acuerdo con Tyler Durden, no considero aceptable la prostitución. Obviamente que cada uno haga lo que quiera con su cuerpo, pero me refiero a que no voy a prestar ningún tipo de apoyo a la prostitución, ni a cosas de esas de "marcha por los derechos de las trabajadoras del sexo" y demás expresiones de complejos izquierdistas.

Yo tampoco creo que la protitución sea un trabajo como otro cualquiera.
El problema es que existe, y no se puede mirar para otro lado.
No es tan sencillo.
Existe un gran numero de mujeres que están en una arbitrariedad absoluta, y yo creo que eso no puede ser, cualquier protección para ellas me parece bien. Yo si que estoy con ellas.
Habría que conocer muchos de los itinerarios vitales de muchas mujeres que están en la actulidad prostituyendose en españa.
No se las razones que llevan a una mujer a prostituirse. Pueden ser multiples y variadas, pero no puedo enfrentarme y censurar a uno de los grupos que en nuestra sociedad está en mayor desventaja.
Hay que ver el hecho de que el porcentaje de mujeres inmigrantes es cada vez mayor. El caldo de cultivo es la pobreza, entre otros.

Avatar de Usuario
Tyler_Durden
Mensajes: 1804
Registrado: 17 Dic 2005, 17:54

Mensaje por Tyler_Durden » 12 Oct 2006, 22:21

Paliza al putero.
Y entonces ocurrió algo. Me solté. Me sumí en el olvido, oscuro, silencioso y completo. Al perder la esperanza, hallé la libertad.

Avatar de Usuario
yoSkAn
Mensajes: 9484
Registrado: 24 Jun 2004, 16:37
Contactar:

Mensaje por yoSkAn » 30 Oct 2006, 13:39

me ha gustado este texto, me ha hecho meditar bastante mi postura usual sobre este tema...

Retrato del prostituyente: El significado de "ir de putas"

x lavaca.org

¿Por qué un hombre se hace prostituyente? ¿Cuál es la relación entre imperio, mercado y prostitución? ¿Qué ocurre con la masculinidad? ¿Por qué hablar de legalización es una trampa? ¿Qué pasa con muchos hijos de familias “progres” frente a este tema?
El psicoanalista Juan Carlos Volnovich acaba de publicar su libro Ir de putas y en esta conversación con lavaca profundiza el significado y los mitos alrededor de la prostitución, como clave para entender buena parte del presente.

Juan Carlos Volnovich es médico, psicoanalista y desde el comienzo de su actividad profesional -1964- se dedicó al psicoanálisis de niños y al análisis de las llamadas cuestiones de género. Fue concurrente del mítico Policlínico de Lanús, integrante del Grupo Plataforma que marcó una ruptura con la aristocracia psi y, como es lógico, tuvo un comprometido ejercicio intelectual y político que, durante los años de la dictadura militar, lo obligó al exilio en Cuba. De regreso, instalado ya en su consultorio, siguió explorando los aspectos sociales de las prácticas personales, un camino que lo llevó hasta el libro que presenta ahora, bajo un título provocador: Ir de putas.

Con él pretende, dice, “desnudar aspectos de la masculinidad que se deben mantener en el cono del silencio” y “desmentir los argumentos con los cuales esta práctica se inocentiza”. Por ejemplo, los que proclaman la legalización. Este miércoles 4, a las 19, Volnovich expondrá su mirada sobre el tema en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543) en una charla titulada “La prostitución como síntoma de la cultura actual”.

Para explicar “Ir de putas” , Juan Carlos Volnovich debe hacer un repaso de su propia historia. No se trata de un mero recuento ni de una justificación, sino todo lo contrario: es una forma de dimensionar ese agujero negro que le llevó 15 años atravesar hasta darse cuenta de que sus pacientes eran clientes, según narró a lavaca.

“Hace muchos años, diría que desde el fin de la década del 60, me interesé por los estudios de la mujer. Un interés que fue creciendo por dos vías. Por un lado, por mi maestra y psicoanalista, Marie Langer (N de R: psicoanalista, autora de Maternidad y sexo, entre otros libros fundamentales. Nació y estudió psicoanálisis en Viena, luchó en la Guerra Civil española, huyó de los nazis a Latinoamérica, más tarde de la dictadura militar argentina a México. Finalmente, regresó a la Argentina donde murió en 1987).

Por otro lado, en Cuba conocí a Isabel Larguía, una argentina, rosarina, casada con John Doumulin. Juntos escribieron en el 69 “Hacia una ciencia de la emancipación de la mujer”, el primer ensayo feminista que introduce el término “trabajo invisible” y que se difundió en los Estados Unidos con una copia mimeografiada. A través de ellas dos me interesé por el feminismo y cuando me fui acercando a los grupos de mujeres que reflexionaban sobre el tema, me dijeron muy claramente: No. Lo único que nos falta es que ahora vengan los varones a explicarnos qué nos pasa. Como insistí, me propusieron un desafío: pensar en los varones.

Desde entonces trabajé muy próximo a los grupos feministas más radicales, pero pensando las cuestiones de género desde el punto de vista de los varones. Trabajé sobre la figura del padre, sobre la relación de los varones con nuestras hijas e hijos, sobre el fútbol como organizador de la masculinidad, entre otras cosas. Ya a fines de los 80, como en un 90 por ciento de mis pacientes eran varones, empecé a trabajar sobre otra cuestión: cuáles son las complicidades entre un psicoanalista y un paciente varón que generan puntos ciegos, puntos que no se analizan. Esa complicidad inconsciente, de género. Por ejemplo, qué figura femenina transita en el análisis entre varones.

En principio, llegué a la conclusión: un varón habla con su analista de lo mismo que se habla en el bar. Fútbol, política y minas [mujeres]. Luego, me puse a reflexionar sobre qué imágenes de mujeres se iba construyendo en la transferencia. Estaba realmente dispuesto a descubrir las fallas y a ser sincero con las mías en particular. Esto, podríamos decir, comenzó en el año 89. Pero hasta el 2004 no me había dado cuenta de que el 99% de mis pacientes tenía relaciones con prostitutas, Y eso fue para mi un gran shock, porque yo -que me creía dispuesto, formado y atento- no lo había visto. No había visto más allá de lo que cualquier analista convencional ve y deja pasar, un poco por esa cosa de no ponerse moralista y no transformar la terapia en un espacio para marcar lo que está bien o mal.

-¿Cómo fue que se dio cuenta de ese gran punto ciego?

- Fue una revelación, por así decirlo. Me llegó de pronto, cuando un día tuve tres sesiones simultáneas con tres pacientes distintos que me relatan sus encuentros con prostitutas. Cuando noto la coincidencia, reviso la agenda de pacientes, nombre por nombre y me doy cuenta que todos, si no tenían en ese momento, habían tenido relaciones con prostitutas y habían traído esas experiencias al análisis.

Estas son las sesiones que cuento en el libro: se trata de pacientes jóvenes, con recursos, facheros, exitosos, con dinero y con todas las minas del mundo a su disposición. Sin embargo, ellos tenían la necesidad –muy al estilo de Hugh Grant- de pagar por sexo. Y daban toda una serie de argumentos para justificarlo, aunque no se preguntaran demasiado por esa práctica. En general, una de las cosas que tienen en común es describirlo como un hábito consagrado por el uso.

-En su libro usted lo califica como violación autorizada socialmente por la mediación del dinero

-Desde el punto de vista social, es así. Por supuesto que soy psicoanalista y trabajo en el uno a uno, así que no hago generalizaciones ni estudios sociológicos. Pero la gran sorpresa de no haberlo visto e interrogarme sobre eso, me llevó a revisar cuáles eran los argumentos tradicionales de los clientes para justificarse. Uno de los más generalizados es que el pago es el recurso que tienen para acceder a mujeres a las que no podrían acceder de otra manera.

Otro es: ¿qué tiene de malo si hay consenso? Lo cual cae en la simplificación de que existe un tipo de prostitución forzada, que es el que estaría mal y hay otra consentida, que es la que está bien. Ahí empecé a darme cuenta que uno de los grandes prejuicios es tratar de instalar una disociación –la buena y la mala- y que en todo caso, mientras uno se mantenga dentro de los límites de la buena, está todo bien. Mientras esté al servicio de mantener la ficción del ideal de la puta feliz es casi como un aporte y una colaboración que un hombre hace para que una mujer se gane la vida.

-Esa es una idea que atraviesa todo lo relacionado con la conceptualización de la prostitución: clientes, sindicatos, intelectuales, gobiernos.

-Exactamente. Esta disociación es la que lleva a decir, por ejemplo, que la prostitución infantil es mala, pero la prostitución adulta es buena. O que la prostitución forzada es mala, pero la consensuada es buena. Y así siguiendo el razonamiento. La clave para mí fue poder decir: un momentito. Si uno se va por la línea buena-mala estamos fritos.

-¿Por qué?

-Porque significa legalizar, convalidar límites y rompe con la afirmación de que toda prostitución es mala. Y toda forma de prostitución lo es porque supone el cumplimiento de imperativos patriarcales y capitalistas que proclaman el uso y abuso del cuerpo del otro a cambio de un pago. Transforma el cuerpo de otro humano en una mercancía. Y eso es el capitalismo (la explotación del pobre por el rico) y eso es el patriarcado (la dominación de los hombres con respecto a las mujeres). Es eso y no hay forma de disociarlo. La prostitución es el ejemplo paradigmático, que concentra quizá como ninguna otra práctica el modelo de poder del capitalismo patriarcal: el varón que mediante el pago transforma en mercancía el cuerpo de la mujer.

La trampa de la legalización

-¿Por qué cree entonces que muchos movimientos, organizaciones y personas que luchan contra este tipo de concepción de poder abogan por la legalización de la prostitución?

-Ahí es donde descubrí otra trampa: muchos intelectuales de izquierda equiparan a la prostitución a otras prácticas. Por ejemplo, a la droga. Con respecto al consumo de droga, a mí –como a tantos otros intelectuales de izquierda –no me queda ninguna duda de estar a favor de la despenalización y legalización. Al igual que el aborto.

Eso no significa que estemos a favor ni de la droga ni del aborto, pero somos fervientes defensores de su despenalización. Entonces, es lógico que siguiendo este razonamiento, cualquier persona progresista y no moralista se manifieste a favor de la legalización de la prostitución. Sin embargo, yo empecé a sentirme incómodo con esa lógica, hasta que me di cuenta que esa receta para esta práctica no corre. No es lo mismo. Es otra historia. Y eso –como dicen en Cuba- era como irse “con la bola mala”. Es apoyar la explotación de los cuerpos femeninos en nombre de no criminalizar, por no quedar tributario de una moral pacata.

Eso significa para mí aceptar que, mientras esté reglamentada, es preferible legalizar la prostitución. Un argumento que desconoce lo que en la realidad esta práctica significa. Porque el verdadero problema del circuito legal es que genera el ilegal. Necesita de esa cobertura para armar el verdadero negocio, que está montado sobre el tráfico de personas, la inmigración forzada por el hambre, la impunidad. El gran negocio está es la oscuridad y la legalización es su pantalla.

- El cliente o prostituyente es otro de los temas que siempre quedaron resguardados por la oscuridad ¿qué vio cuando comenzó a mirar cara a cara este tema?

-Me fue muy útil la investigación sociológica que presentó Nicole Ameline, ministra de la Paridad y la Igualdad Profesional (equivalente a la Secretaría de la Mujer) de Francia. Esta investigación fue auspiciada por el Mouvement du Nid y su título es elocuente: "El hombre en cuestión: el proceso de devenir cliente de la prostitución". Se trata de una encuesta, con entrevistas y grupos de reflexión con varones que voluntariamente aceptaron participar del proyecto. Fueron convocados a través de avisos que aparecieron en los diarios bajo la siguiente consigna: "El clientelismo es una construcción social y no producto de una tara individual pasible de ser curada o reprimida. ¿Está usted dispuesto a participar en una investigación sobre prostitución ?".

Los resultados son un aporte que nos da por primera vez un marco serio y riguroso sobre la figura del cliente. De las entrevistas surge que la abstinencia sexual y la soledad afectiva se constituyen en la primera causa aducida para devenir cliente en el 75 por ciento de los casos: esto es, resulta ser la principal estrategia de justificación, que instala a los clientes en el lugar de víctimas. Esta es la construcción social con la que se pretende otorgarle un sentido aceptable al consumo sexual pago.

Hijos de progres/ Degradación de lo femenino

-¿En qué consiste para usted esa construcción social?

-Es ahí donde hay que ver el contexto global, histórico que estamos viviendo, que significa un avance brutal de la reconversión neoliberal de la economía con todos los efectos ideológicos y políticos que tiene y que no implican tan solo lo militar, la ocupación de territorios o la economía, sino que es una lucha ideológica que supone una globalización de una ideología dominante dentro de la cual el auge de la trata no es ajena.

Creo que todo este momento tiene que ser considerado como una contraofensiva del imperio a lo que significó la década del 60 y del 70. Ahí hubo una enorme fuerza social, incluyendo el Mayo Francés, pero fundamentalmente desde el Tercer Mundo –que muchas veces no es apreciada porque se sigue mirando estos procesos desde arriba, desde el Norte- que generaron un cambio profundo en las formas de poder concebidas por esa ideología dominante.

Es en respuesta a este avance que soportamos hoy esta contraofensiva. Esto significa por ejemplo, en el tema que nos ocupa, que en la generación de los jóvenes criados alrededor del Mayo del 68, estaba muy mal visto que se iniciaran con prostitutas. En la generación anterior este tipo de prácticas estaba naturalizada, era parte de los usos y costumbres que se convalidaban familiarmente. Contra esto, entre otras cosas, se rebelaron los jóvenes y, en especial, las mujeres. Y el triunfo significó, entre otras cosas, que a partir de la década del 60 la virilidad significaba poder levantarse a una mujer y sólo si uno fracasaba no tenía más remedio que recurrir a una prostituta.

-Era una práctica de perdedores.

-Era bochornoso. Uno no se jactaba de eso ni era natural. Lo natural era tener relaciones con mujeres que eran interlocutoras intelectuales, compañeras de vida. Hoy en día es absolutamente escandaloso la naturalidad con que se consume prostitución entre jóvenes de clase media acomodada y especialmente, entre chicos que se inician sexualmente. Es cierto que muchos chicos se inician sexualmente con sus novias, pero no es contradictorio con la necesidad social de ir de putas con los amigos.

Estamos hablando, muchas veces, de pibes criados por la generación de padres “progres”, en familias donde no hay represión sexual marcada, incluso en aquellas que podríamos llamar “liberales”. Estos son los pibes que llenan los saunas, que se regalan prostitutas para el cumpleaños, que festejan la despedida de soltero en prostíbulos, con la pasiva aprobación de sus novias.

-¿Qué significado tiene para usted este regreso o retroceso?

-Se trata de ese aspecto secreto, reprimido, de denigración de lo femenino. Como si ser varón significara esa especie de tributo de pagar por sexo, que muchas veces se hace incluso en grupo, pero que aún en solitario, te conecta con un ritual de degradación de lo femenino.

-¿Y cómo analiza la sexualidad así ejercida por este varón?

-Como algo vivido muy disociadamente. Es decir, pueden tener una sexualidad que cabalgue sobre un vínculo tierno, afectuoso, cariñoso, con su pareja y otra sexualidad, cuya ilusión es que se trataría de la más genuina, más ligada al deseo o la pasión, pero que en realidad es puro pretexto para ejercer un acto de denigración y humillación de lo femenino.

Es decir que ahí la sexualidad no es el instinto indetenible, sino es el pretexto que toma la violencia contra las mujeres para ponerse en acto. Se disfraza de sexualidad, pero en realidad son actos denigratorios. Si me preguntás porqué, me atrevería a hacer una generalización y responder que es por el temor de los varones al deseo de las mujeres. Pagar por sexo es un acto confiscatorio del deseo de las mujeres.

Confiscar el deseo

-¿En qué sentido lo dice?

-Lo que más deseamos los varones es el deseo de la mujer. El orgasmo por razones espurias o legítimas –la vanidad o la sana intención de darle placer- es lo más anhelado, pero simultáneamente lo más temido. Y el dinero es lo que garantiza perderle miedo al deseo de una mujer. ¿Qué hace uno con el dinero? Decir: ”Lo hace conmigo porque le pago”. No es porque me desea, sino porque le pago. Siempre el hombre tiene la duda de cuánto hay de deseo y cuánto de interés. El pago es fundamental para romper esa tensión.

Yo no entendía porqué un varón quería pagar, necesitaba pagar. Y un paciente me lo explicó con una transparencia increíble. Me dijo: “Yo no puedo no pagar”. ¿Por qué? “Porque no puedo serle infiel a mi novia. Para tener relaciones sexuales con una mujer, no mucho, pero algo tengo que hacer: la tengo que conquistar, seducir”. Y me lo decía con la sinceridad del perverso. “Pero si estoy con una puta, le pago y listo”. No solo no tendría vergüenza, sino que no tendría nada qué ocultar. En la película Relaciones Peligrosas se describe muy bien este tipo de actitud, en una escena donde el vizconde Valmont es encontrado en la cama con una prostituta y ni siquiera se mosquea. No tiene culpa, no disimula.

-Pero con el ejemplo del vizconde estamos hablando de un momento muy decadente de la historia: la corte francesa del siglo XVII

-Y de lo que hoy estamos hablando es de un Imperio cuyo forma de dominancia implica naturalizar sus aspectos más brutales y reaccionarios. Que pretende que ya no se pregunte si está bien o está mal, sino que se acepten: están y son así. Por ejemplo, que se diga: “pobres hubo siempre”, “la prostitución es el oficio más antiguo del mundo”. Son las dos caras que nos hablan de algo como esencial, natural, que no tiene historia, ni depende de la cultura, sino que así fue, así es y así va a ser porque es parte de la naturaleza humana.

-Lo cual es una bonita manera de naturalizar el deseo como mercancía...

-Es que la ley del mercado supone que todo, todo, hasta el inconsciente, debe circular como mercancía de compra y venta. El consumo del cuerpo de la mujer es parte de esta ideología dominante.

Travestis, japonesas, y mitos

-¿Pagar por sexo sostiene también la fantasía de que el hombre en tanto tenga dinero, puede?

-Es que en la prostitución se sueldan dos accesos: te hacés hombre y consumidor en el mismo acto. Sos algo, sos alguien: van juntos. Y esto es así en el marco de una sociedad en la que si no sos consumidor, no existís.

-En este acto descripto por usted como un ritual de humillación de lo femenino, ¿cómo explica la necesidad de consumo de otros tipos de identidades sexuales?

-Esto es importante para entender cómo funciona el mercado de la prostitución, que tiene su propia lógica de construcción. Analicemos, por ejemplo, el mercado de la droga. Es cierto que en la práctica prostitución y droga vienen muy pegados, como combo, pero en realidad funcionan con lógicas bien diferentes.

El mercado de la droga, por ejemplo, está dado por el producto: se produce marihuana y se corta o restringe para imponer en el mercado el producto que interesa, la cocaína, de distintas calidades para que puedan tener acceso a ella distintos targets [sectores] de consumidores. Es el producto el que va a marcando las características que va adquiriendo el mercado.

En cambio, el mercado de la prostitución está muy fuertemente delineado por los prostituyentes. Son los clientes lo que deciden qué productos consumir. Por las características particulares del sexo, donde la prohibición genera el deseo, los clientes empiezan consumiendo prostitución, pero en la medida en que es normal, ya no tiene la misma gracia. Entonces, es necesario cruzar algún límite, realizar alguna trasgresión: lo travesti –que es la transgresión de la norma heterosexual, lo cual sería un aspecto casi positivo–, pero también los chicos, las nenas o productos exóticos: negras, asiáticas, japonesas. Son los clientes los que con sus demandas modifican el mercado. Son lo que llevan a cambiar los productos que se ofrecen.

-Su descripción del mercado del sexo, revela una inquietud ¿el consumidor de sexo pago queda satisfecho?

-Según la encuesta francesa que citaba, entre el 75 y 80 de los clientes se confiesan insatisfechos. Un 59 por ciento se lamenta por padecer algún tipo de disfunción sexual que incluye la eyaculación precoz, la impotencia o la dificultad para eyacular. La mayoría se queja de experiencias que los dejan defraudados, disconformes y decepcionados; otros prefieren aceptar que se sienten ridículos y patéticos por tener que recurrir a la prostitución. Es decir que es un mito que las relaciones sexuales con prostitutas son maravillosas y plenamente satisfactorias.
Tanto gilipollas y tan pocas balas.

¿Y qué pasa si el cambio climático es un engaño y estamos creando un mundo mejor para nada?

http://www.mundolibertario.org/milicia-cebolla/

Avatar de Usuario
Tyler_Durden
Mensajes: 1804
Registrado: 17 Dic 2005, 17:54

Mensaje por Tyler_Durden » 30 Oct 2006, 15:26

un texto totalmente espléndido para clarificar todo este tema. Realmente me ha encantado, gracias yoskan por ponerlo, yo estoy totalmente de acuerdo con él.
Y entonces ocurrió algo. Me solté. Me sumí en el olvido, oscuro, silencioso y completo. Al perder la esperanza, hallé la libertad.

Avatar de Usuario
Kabo Kañabirral
Mensajes: 279
Registrado: 25 Sep 2005, 14:29
Ubicación: errónea

Mensaje por Kabo Kañabirral » 30 Oct 2006, 16:42

Yepa
Imagen

Imagen

fraaj!
Mensajes: 46
Registrado: 24 Oct 2006, 11:55

Mensaje por fraaj! » 30 Oct 2006, 17:19

Esta claro que el problema no es la prostitucion en si sino lo que genera( en el caso que no se hace por necesidad), al igual que genera el trabajo de un ejecutivo dinero para sentirse en un estatus social mas altoy poder comprar mas cosas lo mismo pasa con la prostitucion.
Por lo demas completamente a favor de la legalizacion de la prostitucion.

Asi que muerte a los puteros!! y viva las putas!!!

Avatar de Usuario
Tyler_Durden
Mensajes: 1804
Registrado: 17 Dic 2005, 17:54

Mensaje por Tyler_Durden » 30 Oct 2006, 23:40

eso, eso, vivan las putas, tu si que no te enteras de nada chaval. para ti no hay nada malo de por sí...

viva el vender tu cuerpo, tu sexo, tu placer, tu deseo.
viva el dinero!!! y "viva la muerte", ya que estamos.

¿Te has leido minimamente el texto?
Y entonces ocurrió algo. Me solté. Me sumí en el olvido, oscuro, silencioso y completo. Al perder la esperanza, hallé la libertad.

triniti
Mensajes: 21
Registrado: 09 Oct 2006, 11:49

Mensaje por triniti » 31 Oct 2006, 11:36

Definitivamente vivimos en una sociedad enferma.
Que nuestros amigos , compañeros, hermanos.....sean los que consumen estos rituales, que me parece muy apropiado, calificarles de violencia y sometimientod de lo femenino. Muchas veces, al igual que las violaciones, estas se producen en grupo. El grupo de iguales se establece frente a la superioridad de lo femenino, y la demostración de la virilidad. Estop iguales están en una constante competencia, el acceso a la virilidad puede no producirse según lo acordado, y la constante vigilancia de los iguales le pueden hacer caer del lado de lo inferior y excluido, de ahí la violencia hacia la homosexualidad, o hacia la simple debilidad.
POr eso creo que los hombres tambein deben ser liberados de los duros roles a cumplir, y para ello los grupos de masculinidad me parecen muy importantes.
Creo que en ocasiones esta es una de las causas de la violenciqa contra las mujeres, la homofobia, pero tambien de la tendencia a las jerqrquias, a la resoluciónnd e los conflictos mediante la violencia, a la falta de sentido crítico...

Avatar de Usuario
yoSkAn
Mensajes: 9484
Registrado: 24 Jun 2004, 16:37
Contactar:

Mensaje por yoSkAn » 31 Oct 2006, 12:36

(no se pq no salió cuando lo edité, q es sacado de lahanine.org)


La historia es q yo puedo comprender q a ciertas personas no les importe vender su cuerpo, su sexo (aunq no creo qsu deseo y todo esto). Lo q nunca he acabado de comprender es que nadie sea capaz de comprar esto. Aunq según explica el texto, es por el hecho de librarse de la tensión q supone "proporcionar deseo a la mujer".

Habrá putas mientras haya puteros, hayá esclavos mientras haya amos ...aunq en muchos casos, habrá amos si no hay esclavos?

Uno de las respuestas q dan muchas personas es q en sociedades sin putas, el índice de violaciones subiría. Creeis q es así? hay datos q lo apoyen? o alguna teoría?.

Por un lado, obviamente el gusto por pagar a una puta para tener sexo éstá basado en una opresión del hombre hacia la mujer, al igual q en la violación. Pero siempre se ha supuesto q el putero lo hace pq quiere desfogar su deseo sexual sin tener q preocuparse del deseo hacia otro, sin embargo el violador lo hace porque es su forma de reafirmarse, hacer sentir terror y sufrimiento ala víctima. No es no preocuparse por su deseo, sino q realmente le excita q no le guste, q sufra. O al menos esta es la visión q tengo yo de un violador prototipo.
Obviamente, hay muchas clases de violador, están los q creen q por emborrachar o drogar a la piba y q no pueda decir "no", entonces no es violador, o el q cree q "ella lo estaba buscando y ahora no se puede echar para atrás"...etc
Tanto gilipollas y tan pocas balas.

¿Y qué pasa si el cambio climático es un engaño y estamos creando un mundo mejor para nada?

http://www.mundolibertario.org/milicia-cebolla/

triniti
Mensajes: 21
Registrado: 09 Oct 2006, 11:49

Mensaje por triniti » 31 Oct 2006, 13:02

yoSkAn escribió:(no se pq no salió cuando lo edité, q es sacado de lahanine.org)

Uno de las respuestas q dan muchas personas es q en sociedades sin putas, el índice de violaciones subiría. Creeis q es así? hay datos q lo apoyen? o alguna teoría?.

Por un lado, obviamente el gusto por pagar a una puta para tener sexo éstá basado en una opresión del hombre hacia la mujer, al igual q en la violación. Pero siempre se ha supuesto q el putero lo hace pq quiere desfogar su deseo sexual sin tener q preocuparse del deseo hacia otro, sin embargo el violador lo hace porque es su forma de reafirmarse, hacer sentir terror y sufrimiento ala víctima. No es no preocuparse por su deseo, sino q realmente le excita q no le guste, q sufra. O al menos esta es la visión q tengo yo de un violador prototipo.
Obviamente, hay muchas clases de violador, están los q creen q por emborrachar o drogar a la piba y q no pueda decir "no", entonces no es violador, o el q cree q "ella lo estaba buscando y ahora no se puede echar para atrás"...etc
Yo no creo que una evite la otra. Realmente para mi es la misma lógica, pero un paso más. Es eliminar el respeto absoluto por otro ser humano.
Las violaciones en el mayor porcentage de los casos no son el prototipo de violador desconocido que te pilla po la espalda en un callejón. Si no que suelen ser personas conocidas a las que se las da cierta confianza. Buenos ciudadanos, que en un moemtno dadfo traspasan la frontera, gracias a la gran permisividad social que existe hacia el hombre y sus debilidades sexuales. Siempre como un ser evocado a ser incapaz de controlar sus instintos irrefrnavbles. Así surgen justificaciones como , es que ella quería o provocaba; es que como no liga pues tiene que consumir prostitución. Como si estubieran dentro del mismo juego el ligar que el comprar.
Una pulsión o como se quiera llamar, hay multiples maneras de solucionarlo en solitario, sin embargo, la prostitutión y la violación entran en otra categoria, que son el sometiiento da la mujer, para poder construir una masculinidad que se define sobre esta.

fraaj!
Mensajes: 46
Registrado: 24 Oct 2006, 11:55

Mensaje por fraaj! » 01 Nov 2006, 17:06

Lo que quiero decir nuestra sexualidad y sentimientos ya estan vendidos.
Desde que nacemos nos inculcan, nomte toques ahi, es malo. La mujer inconscientemente asume "su papel", a no explicitar su sexualidad, mientras que al varon se le propicia a hacer lo contrario.La prostitucion rompe esas barreras.(excluyendo la obligada, por motivos sociales y economicos y la trata de blancas). Pero por otro lado esta claro que hay otra cara de la moneda, la del cliente y la de la propia sumision de la mujer al hombre, degradandose aun mas que en la actualidad.
Muerte al putero y vivan las putas, en contra de quien fomentan este oficio degradante, y apoyando a las marginadas por la sociedad. (digo marginadas, porque socialmente un puto heterosexual no esta tan mal visto), rompiendo con esos prejuicios muy comunes.los cuales se explicitan en el lenguaje(reflejo de la sociedad), con expresiones consideradas insultos como "hijo de puta".
Si ej que me maliterpretais

kebrao
Mensajes: 97
Registrado: 29 Ago 2005, 17:39

Mensaje por kebrao » 03 Dic 2006, 17:10

La solución de Suecia para la prostitución:


En un mar de siglos de clichés desesperados porque 'siempre habrá prostitución', el éxito de un país sobresale como un faro solitario que ilumina el camino. En apenas cinco años, Suecia ha disminuido drásticamente la cifra de mujeres dedicadas a las prostitución. En las calles de la ciudad capital, Estocolmo, la cantidad de prostitutas ha sido reducida en dos tercios y la de clientes en un 80 por ciento. En otras grandes ciudades suecas, el comercio sexual en las calles casi ha desaparecido. Y en buena medida también ha ocurrido esto con los famosos burdeles y salas de masaje que proliferaron en el país en las últimas tres décadas del siglo 20, cuando la prostitución era legal.

Adicionalmente, es nula la cantidad de mujeres extranjeras que ahora están siendo traficadas a Suecia para comercio sexual. El gobierno sueco estima que en los últimos años sólo entre 200 y 400 mujeres y niñas han sido traficadas cada año hacia este país, cifras que no son tan significativas en comparación con las 15,000 a 17,000 mujeres traficadas anualmente hacia la vecina Finlandia. Ningún otro país y ningún otro experimento social siquiera se acercan a los prometedores resultados que están siendo observados en Suecia.

¿Cuál compleja fórmula ha utilizado Suecia para lograr esta proeza? Sorprendentemente, su estrategia no es en absoluto compleja. De hecho, los principios de ésta parecen tan simples y anclados con tal firmeza en el sentido común que de inmediato nos llevan a preguntar: "¿Por qué nadie intentó esto antes?"

La trascendental legislación sueca de 1999

En 1999, luego de años de investigación y estudios, Suecia aprobó una ley que: a) penaliza la compra de servicios sexuales y b) despenaliza la venta de dichos servicios. La novedosa lógica detrás de esta legislación se estipula claramente en la literatura del gobierno sobre la ley:

"En Suecia la prostitución es considerada como un aspecto de la violencia masculina contra mujeres, niñas y niños. Es reconocida oficialmente como una forma de explotación de mujeres, niñas y niños, y constituye un problema social significativo... la igualdad de género continuará siendo inalcanzable mientras los hombres compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y niños prostituyéndoles".

Además de la estrategia legal de dos vías, un tercer y esencial elemento de la ley sueca sobre la prostitución provee que amplios fondos para servicios sociales integrales sean dirigidos a cualquier prostituta que desee dejar esa ocupación; también provee fondos adicionales para educar al público. Siendo así, la estrategia única de Suecia trata la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres, en la cual se penaliza a los hombres que las explotan comprando servicios sexuales, se trata a las prostitutas, en su mayoría, como víctimas que requieren ayuda y se educa al público para contrarrestar el histórico sesgo masculino que por tanto tiempo ha embrutecido el pensamiento acerca de la prostitución. A fin de anclar sólidamente su visión en terreno legal firme, la ley sueca referida a la prostitución fue aprobada como parte de la legislación general de 1999 sobre la violencia contra las mujeres.

Un primer obstáculo en el camino

Es interesante observar que, a pesar de la extensa planificación que tuvo lugar en Suecia previo a la aprobación de la ley, durante los primeros dos años de vigencia de este novedoso proyecto casi no ocurrió nada. La policía efectuó muy pocos arrestos de clientes y la prostitución, que antes había sido legalizada en el país, continuó casi como si nada. Los pesimistas del mundo reaccionaron a la muy publicitada falla con un estridente recordatorio: "¿Ven? La prostitución siempre ha existido y siempre existirá".

Pero los suecos, muy seguros del pensamiento detrás de su plan, no prestaron atención a las críticas. Rápidamente identificaron el problema y luego lo resolvieron. El punto de falla, donde los mejores esfuerzos se habían estancado, era que las fuerzas de seguridad no estaban haciendo su trabajo. Se determinó que los agentes de policía necesitaban capacitación a profundidad y orientación en lo que el público y la legislatura del país ya comprendían perfectamente. La prostitución es una forma de violencia masculina contra las mujeres. Los explotadores/compradores deben ser castigados y las víctimas/prostitutas necesitan recibir ayuda. El gobierno sueco invirtió cuantiosos fondos, de modo que policías y fiscales, desde los más altos niveles hasta los agentes que trabajaban en las calles, recibieron una intensa capacitación y el mensaje de que el país hablaba en serio. Fue entonces que Suecia empezó a ver resultados sin precedentes.

Hoy día no sólo el pueblo sueco continúa apoyando firmemente el enfoque del país a la prostitución (el 80 por ciento de la gente lo respalda, según los sondeos de opinión), sino también policía y fiscales se encuentran ahora entre sus más fuertes apoyos. Las fuerzas de seguridad de Suecia han descubierto que la ley sobre prostitución les beneficia en el manejo de todos los crímenes sexuales, en particular porque les habilita para virtualmente erradicar el elemento del crimen organizado, que es una plaga en otros países donde la prostitución ha sido legalizada o regulada.

La falla de las estrategias de legalización y/o regulación

El experimento de Suecia es un ejemplo único y solitario, en una población de tamaño significativo, de una política sobre prostitución que sí funciona. En el 2003, el gobierno de Escocia, con miras a reformar su propio enfoque a la prostitución, le encargó a la Universidad de Londres la elaboración de un análisis integral de resultados de políticas sobre prostitución en otros países. Además de revisar el programa sueco, el equipo de investigación seleccionó a Australia, Irlanda y los Países Bajos a fin de representar varias estrategias orientadas a legalizar y/o regular la prostitución. No revisó la situación en aquellos países donde la prostitución está totalmente penalizada, como es el caso en los Estados Unidos, pues el resultado de dicho enfoque es muy conocido. El mundo ya está bien familiarizado con las fallas y la futilidad del mecanismo de arrestar prostitutas y dejarlas en libertad para luego volver a arrestarlas.

Tal como lo reveló el estudio encargado a la Universidad de Londres, los resultados en los estados bajo revisión que habían legalizado o regulado la prostitución fueron tan desalentadores como la penalización tradicional, o tal vez aún más. En cada caso los resultados eran drásticamente negativos.

Según el estudio, la legalización y/o regulación de la prostitución condujeron a:

un drástico aumento en todas las facetas de la industria del sexo,
un marcado incremento en el involucramiento del crimen organizado en la industria del sexo,
un dramático aumento en la prostitución infantil,
una explosión en la cantidad de mujeres y niñas extranjeras traficadas hacia la región, así como
indicaciones de un incremento en la violencia contra las mujeres.
En el estado de Victoria, Australia, donde fue creado un sistema de prostíbulos legalizados y regulados, hubo tal explosión en la cantidad de éstos que la capacidad del sistema para regularlos fue de inmediato abrumada, y con igual rapidez esos establecimientos se convirtieron en un nido de crimen organizado, corrupción y crímenes relacionados. Además, las encuestas de las prostitutas que trabajan bajo sistemas de legalización y regulación revelan que ellas mismas continúan sintiéndose coaccionadas, forzadas e inseguras en este negocio.

Una encuesta de prostitutas legales bajo la política de legalización en los Países Bajos muestra que el 79 por ciento de ellas dice querer salir de la industria del sexo. Y aunque cada uno de los programas de legalización/regulación prometieron ayuda para aquéllas que deseaban abandonar la prostitución, esa ayuda jamás se concretó en ningún grado significativo. En contraste, el gobierno sueco sí cumplió con proveer amplios fondos para servicios sociales destinados a ayudar a prostitutas que querían salir de la industria. El 60 por ciento de las trabajadoras sexuales en Suecia aprovechó los bien financiados programas y tuvo éxito en abandonar el comercio sexual.*

* El informe íntegro del gobierno de Escocia acerca de políticas sobre prostitución puede ser leído en http://www.scottish.parliament.uk
Entonces, ¿por qué nadie intentó esto antes?

Con el éxito de Suecia alumbrando el camino con tal claridad, ¿por qué otros países no están adoptando rápidamente ese plan? En realidad, algunos sí lo están haciendo. Tanto Finlandia como Noruega están a punto de seguir esos pasos. Y si Escocia escucha los consejos de su propio estudio, también irá en esa dirección. Pero la respuesta a la pregunta de por qué otros países no están apurándose a adoptar el plan de Suecia probablemente sea la misma que respondería por qué los gobiernos no han probado antes la solución sueca.

Considerar a las prostitutas como víctimas de coerción y violencia por parte de hombres requiere que un gobierno primero pase de ver la prostitución desde la óptica masculina a verla desde los ojos de las mujeres. Y los países, en su mayoría si no es que prácticamente todos, continúan viendo la prostitución y cualquier otro asunto desde una óptica predominantemente masculina.

Suecia, en contraste, ha sido líder en promover la igualdad de las mujeres durante mucho tiempo. En 1965, por ejemplo, penalizó la violación dentro del matrimonio. En los Estados Unidos, hasta en la década de 1980 había estados que aún no habían hecho ese reconocimiento fundamental del derecho de las mujeres a controlar su propio cuerpo. Suecia también destaca por tener la más elevada proporción de mujeres en todos los niveles del gobierno. En 1999, cuando aprobó la trascendental ley sobre prostitución, el Parlamento sueco estaba conformado casi en un 50 por ciento por mujeres.

La política sobre prostitución de Suecia fue originalmente diseñada y cabildeada por las organizaciones de albergues para mujeres. Luego la promovieron y lucharon por ella, en un esfuerzo bipartidario, las singularmente poderosas y numerosas parlamentarias suecas. Y el país no se ha detenido ahí. En el 2002 aprobó legislación adicional que complementaba la ley original sobre prostitución. Ese año, la Ley de Prohibición del Tráfico Humano para el Propósito de Explotación Sexual llenó algunos de los vacíos que había en la legislación previa y fortaleció aún más las facultades del gobierno para perseguir a la red que rodea y apoya la prostitución, como reclutadores, transportadores y anfitriones.

¿Por qué no copiamos aquí el éxito de Suecia?

Aunque quizás sea cierto que los Estados Unidos y otros países aún están mucho más inmersos que Suecia en la oscuridad patriarcal, no hay razón por la que no puedan impulsar ahora cambios de políticas como los que esa nación ha realizado. La belleza del asunto es que una vez que se ha abierto el terreno y la prueba del éxito ha sido establecida, tendría que ser mucho más fácil convencer a otros de ir por ese mismo camino.

Responder