¿Quién fue Auguste Vaillant?El Anarquista que no quiso matar

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Godwin
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 12:48

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El arma (conservado aún hoy día como reclamo turistico)
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 12:55

Y ahora vayamos con Clement Duval



Tenemos en primer lugar al ya mencionado Clement Duval y a sus “Panteras de Batignolles”. Duval nació en París el 11 de Marzo de 1950, trabajando desde niño como cerrajero, sería con 20 años reclutado como soldado raso en la Guerra Franco-Prusiana. Las graves heridas y la viruela que contrajo en el “campo de batalla” le declararían “inútil para el trabajo”, quedando postrado en un hospital durante los siguientes 4 años. Sin otra forma de ganarse la vida y atraído por las ideas libertarias, se proclamaría “Anarquista, Revolucionario y Expropiador”. Ya en 1878 sería condenado a 1 año de cárcel por “Rebelión a los agentes de la autoridad”, repetiría estos mismos cargos en una condena de 1883, aunque en esta ocasión tan solo de 2 días. Fundaría en 1886 las “Panteras de Batignolles” con quienes se lanzaría a una serie de osados atracos. Sin embargo la suerte seguía sin mirarlo con cariño, y al acabar siendo capturado, después de dos semanas de uno de sus robos (en esta ocasión a un hotel, aunque también se hablaría de una mansión de la que se llevaría 15.000 francos, y que accidentalmente acabaría siendo pasto de las llamas), en compañía de su compañero Turquais, y de acabar golpeando al agente que lo detuvo, esgrimió la legendaria frase: “...El policía me detuvo en nombre de la ley, y yo le golpeé en nombre de la Libertad”. Esta quedó recogida en la carta que envió al juez encargado de su proceso, desde la tristemente celebre prisión de Mazas, en ella añadiría: “Se me ha acusado de tentativa de homicidio; yo creo, muy al contrario que he obrado en legítima defensa. Verdad es que usted y yo no consideramos esto de la misma manera, teniendo en cuenta que yo soy Anarquista… yo no reconozco la ley… Soy, pues, lógico con mis principios: no hay, pues, tal tentativa de asesinato. Ya es tiempo también de que los agentes cambien de papel: antes que perseguir a los ladrones, que prendan a los robados”. En otra carta, esta vez enviada al periódico Anarquista “La Révolté”, proclamara: “Desde mi punto de vista no soy un ladrón. La naturaleza al crear al hombre le da el derecho a la existencia y este derecho, el hombre tiene el deber de ejercerlo plenamente. Si la sociedad no le suministra los medios para su supervivencia, el ser humano puede legítimamente tomar lo necesario allá donde existe lo superfluo… El hurto sólo existe a través de la explotación del hombre por el hombre... cuando la Sociedad te quita tu derecho a existir, tú debes tomarlo”.

También debe destacarse su declaración ante los tribunales, en la que se convierte en feroz acusador, y realiza una original síntesis entre el Anarco comunismo y el Mutualismo: “Aunque no reconociéndoles el derecho a plantearme las cuestiones y las solicitudes que ustedes me hicieron, respondí como acusado. Ahora, lo hago como acusador. No pretendo defenderme, eso no me serviría delante de gente tan armada, teniendo soldados, cañones, policía, en fin todo un ejército de mercenarios como secuaces. ¡Seamos lógicos, sois la fuerza, aprovechad ahora, y si necesitáis una cabeza de anarquista, tomadla de mí, el día de la liquidación se os tendrá en cuenta, y tengo la firme esperanza que ese día los anarquistas estarán a la altura de su misión, que actuaran sin piedad, ya que nunca alcanzarán el número de vuestras víctimas! ¡No es solo a vosotros a quien me dirijo, sino a la sociedad entera, esta sociedad egoísta, corrompida madrastra, dónde se ve por una parte la orgía, del otro la miseria! Me acusan de robo, como si un trabajador que no posee nada puede ser un ladrón... No es un robo lo que cometí, sino una justa restitución hecha en nombre de la humanidad, este dinero sirvió a la propaganda Revolucionaria, por el escrito y por el hecho… Ya que hace tiempo que esta maquinación diabólica del viejo mundo debe desaparecer, para dar paso a instituciones dónde todos encontrarán una suerte más equitativa, que sólo existe en el Comunismo Anarquista. Porque la Anarquía es la negación de toda autoridad. Y es que la autoridad es la más grande herida social, porque el hombre no es libre, y el hombre debe ser libre para poder hacerse voluntad, es entonces cuando su libertad no limita a la de sus semejantes, porque cuando un individuo coarta la libertad ajena, entonces este individuo se vuelve déspota a su vez. En el Comunismo Anarquista, el hombre aportando a la sociedad según sus aptitudes y sus fuerzas debe recibir según sus necesidades… Entonces, será cuando estas obras se muestren útiles, y estas inteligencias reducidas a nada por el capital, podrán evolucionar libremente, no estando ya bajo el yugo despótico de la autoridad, de la propiedad individual. Y estos grupos podrán sin obstáculos intercambiar mutuamente sus productos. Sintiendo el bienestar de controlarse por ellos mismos, se federalizarán y no serán más que a una gran familia de trabajadores asociados, juntos por la felicidad de todos, sólo reconociendo una única ley: la ley de solidaridad, de reciprocidad”.

Después de esta exposición retomara su discurso de “justiciero”: “El oro, barato metal, con el cual se compra la conciencia de los hombres… Más esto es lo que le interesa a estos comedores de sudor, a estos comerciantes de espíritu mercantil, rapaces, egoístas, envenenando, falsificando sus productos, y aniquilando nuestras vidas… Envenenáis a los obreros con mercurio y otros venenos, los dejáis paralíticos, o los volvéis locos, jugáis en vuestras fábricas y en vuestras minas con las vidas del género humano… Y la explotación del hombre por el hombre no es nada comparada a la de la mujer… carne a beneficio, carne a placer, he aquí la suerte de la mujer. Cuando no trabajan a destajo encerradas en cuartuchos, se ven obligadas a prostituirse… ¿Qué hace la sociedad con estas víctimas? Las rechaza fuera de su seno, como lepra… ¿Y piensan que un trabajador, con sentimientos nobles y generosos, pueda ver este cuadro de la vida humana desarrollarse constantemente delante de sus ojos sin que eso lo rebele?... Un joven es cogido con 20 años y enviado a defender las propiedades y privilegios de sus amos, sirviendo como carne de metralla en la guerra, después sale de esa matanza para volver a esta otra matanza cotidiana, deambulando de hospital en hospital, lisiado o demente… y se de lo que hablo, yo volví de nuevo de esa matanza con dos heridas y los reumatismos, enfermedad que me vale ya cuatro años de hospital y que me impide que trabaje seis meses del año. Como recompensa, si no tienen el valor de conceder mi cabeza a quién se la pide, iré a morir al presidio.
Y estos crímenes se cometen día a día, después de haber sido trazado en los pasillos de gabinetes, bajo la influencia de una pandilla, o el capricho de una hombre gritando sobre los techos: el Pueblo es soberano, la Nación soberana, y bajo el patrocinio de palabras que roncan: Gloria, Honor, Patria, como si hubiera varias patrias entre seres que viven todos el mismo planeta. ¡No! Los anarquistas sólo tienen una patria, es la humanidad.”

La elocuente defensa que de sus actividades hizo Duval, logró que poco se le pudiera reprochar por parte de los compañeros, y también que el Estado lo considerara un enemigo especialmente peligroso, hasta tal punto que se le condenó a pena de muerte. Sin embargo lo demencial de esa condena contra un “ladrón” y las numerosas protestas (Luisa Michel se destaco en la campaña para salvar la vida de Duval, alegando: “El día de la ejecución de este Anarquista iré a la plaza de la Roquette para gritar, ¡Viva la Anarquía! Y espero ver que todos los revolucionarios conscientes se unirán conmigo en esta protesta”), hicieron que la condena se conmutara, y el dudoso honor de ser el primer ejecutado en el siglo XIX sin tener “delitos de sangre” tendría que recaer en otro Anarquista. Aun así a sus 37 años, sería condenado a “trabajos forzados a perpetuidad” en la Guayana Francesa, siendo recluido en la fortaleza de Tolón en la legendaria Isla del Diablo, allí se pasaría 14 años, en los que se verían frustrados sus sorprendentes 20 intentos de fuga. Finalmente, resguardado por la noche, el 14 de abril de 1901 conseguiría fugarse junto a ocho compañeros en un endeble cayuco, evadiéndose a Norte América y estableciéndose en Brooklyn, New York, donde moriría en 1935 a los 85 años de edad (el Anarquista Luigi Galleani rescataría y publicaría las memorias de esta última “Pantera Urbana”).
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 13:03

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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 13:05

Y con Vittorio Pini


Otro famoso ilegalista fue Vittorio Pini (cuyo primer nombre es Aquiles), nacido en 1860 en Reggio Emilia (Italia). Mientras cuidaba de su hermana (que sufría una enfermedad mental) y ejercía su oficio de zapatero, fundaba en 1887 junto a otro compañero franco-italiano llamado Luigi Parmeggiani, el grupo “Los Intransigentes”. Se calcula que llegó a expropiar de 400.000 a 500.000 francos (otras informaciones hablaran de 300.000 liras). “La Révolté” llegó a defenderlo: “Pini jamás actuó como un ladrón profesional. Es un hombre con muy pocas necesidades, que vivía sencillamente, pobremente incluso y con austeridad, Pini robaba para destinarlo a la propaganda, eso nadie lo ha negado.” También llegó a fundar un grupo de “anti-propietarios” llamado “Cloche de Bois”. Finalmente fue sentenciado a 20 años de trabajos forzados, acusándosele además de dos intentos de asesinato, uno contra un supuesto “chivato” de la policía (el delator sería presuntamente un Anarquista llamado Ceretti) y otro contra un relevante político llamado Prampolini (ambos acusaciones se realizaron sin ninguna prueba y no pudieron ser demostradas). Intentaría fugarse varias veces aunque sin éxito, tan solo en una ocasión logró escapar, pero finalmente terminaría por ser capturado, sin embargo y a pesar de la multitud de veces que lo volvieron a apresar y que se vieron frustrados sus intentos de fuga, nunca dejó de intentarlo. Moriría en la cárcel en 1903.

Cuando oyó su condena grito “¡Viva la Anarquía! y ¡Abajo los ladrones!”, aunque más que sus consignas y proclamas, sería una de las frases que utilizó en su defensa la que terminaría pasando a la posteridad: “Nosotros, los Anarquistas, atacamos la propiedad con la plena conciencia de cumplir con nuestro deber”. Sería convertido por Georges Darien en el maquiavélico bandido “Talmasco” de su libro “El Ladrón”.
Última edición por Godwin el 22 Sep 2006, 14:13, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 13:09

De Pini es realmente difícil conseguir una instantánea o un simple dibujo, sin embargo seguiré buscando, si alguien tiene alguna seria interesante que la compartiera.

Por lo demás todavía me queda mucho sobre Jacob, Ravachol, Lucheni y hasta del propio Vaillant, después de que dijerais esto pondré más

Sin más, Salud y gracias
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 14:18

Bueno ahora Jacob


También hemos de destacar a Alexandre Marius Jacob nacido en 1879 en Marsella, y que al final de los años 90 crearía en Abbeville al grupo “Los Trabajadores de la Noche”, con el que realizaría varios asaltos hasta después de empezado el siglo XX. Llegando a conseguir un botín de más de 400.000 francos, escrupulosamente repartido entre los necesitados. Jacob sería detenido, juzgado y condenado a muerte. Aunque esta sería finalmente conmutada, pasaría más de 20 años recluido en la Isla del Diablo. Muchos años después llegaría a decir: “No creo que el ilegalismo pueda liberar al individuo en la sociedad presente. Si, por este medio, logra liberarse de ciertas servidumbres, la desigualdad de la lucha le procura otras aún más pesadas, y al cabo la pérdida de la libertad, de la minúscula libertad que gozaba y, en ocasiones, de la vida. En el fondo el ilegalismo, considerado como acto de rebelión, es más bien cuestión de temperamento que de doctrina…”, es decir, acabaría por renunciar a la idea del “Ilegalismo” como un medio Revolucionario valido o efectivo.

Es posible que en esto haya podido influir la decepción que le ocasiono su participación en la Guerra Civil española en 1936 (no fue el único “propagandista por los hechos” que participo en ella, Simón Radowitzky hizo lo propio después de pasarse 21 años encerrado en Ushuaia, en Tierra de Fuego, Argentina), al ver la tragedia de los Anarquistas que según sus propias palabras “…Están en las fosas comunes, se sacrifican en el frente, mientras son traicionados en la retaguardia”. Sin embargo sus argumentos más apasionados y legendarios serían los lanzados en su juicio, en una declaración titulada “Por qué he Robado”, estos cargados, de humor, malicia y dignidad, son el mejor exponente de la filosofía que movían a estos hombres a actuar, por ello, y porque suponen el fin y el comienzo de un siglo, reproducimos a continuación sus pasajes más notables: “Señores del jurado: Vosotros sabéis ahora quien soy: un rebelde que vive del producto de sus asaltos. Además, soy el autor del incendio de varias casas suntuosas, y he defendido mi libertad contra la agresión de los agentes del poder. He puesto al desnudo toda mi existencia de lucha; la someto como un problema ante vuestras inteligencias. No reconozco a nadie el derecho de juzgarme, no imploro perdón ni indulgencia. Disponed de mí como juzguéis conveniente; enviadme al presidio o al cadalso, me importa poco…Yo jamás he negado ser ladrón. Confieso serlo. Más yo no soy un rentista, ni un propietario, soy un hombre que depende de sus brazos y su cerebro para asegurar su conservación. Vosotros exigís otra conducta, pero la sociedad solo nos ha dejado tres formas de existencia: el trabajo, la mendicidad o el robo. El trabajo es la más repugnante de las prostituciones… con la mendicidad se intenta degradarnos… El robo es la restitución, la recuperación de nuestras posesiones. Más que ser enclaustrado en una fabrica, o mendigar migajas, yo preferí la insurgencia y el combate contra mis enemigos, la guerra contra los ricos, un ataque a sus bienes. Antes que ladrón, hubierais preferido a un dócil trabajador o a un mendigo… preferís un “trabajador honesto” antes que a un “bandido cínico”… Ofrecéis el paraíso, pero solo son abstracciones, ofrecéis “títeres de papel”…


Yo agradezco mucho vuestra “bondad”, pero yo prefiero ser un cínico consciente que un autómata. Yo solo estoy en posesión de mi conciencia, me he librado de vuestros escrúpulos. Yo no quiero vuestra pretendida moral, ni vuestro respecto por la propiedad y vuestra virtud…
Estimados señores vuestros prejuicios apresan la raíz del pueblo con vuestros miles de gendarmes. La impunidad de la ley y la fuerza es vuestro mejor camino, vuestra más sólida protección. Pero estos tiempos están pasando. Todo lo que habéis construido, edificado por la astucia y la fuerza, la astucia y la fuerza del miedo lo demolerá”.


Haciendo uso de su lacerante humor, también nos dirá: “He asaltado a un buen número de sacerdotes. En casa de todos ellos he encontrado una caja de caudales y, algunas veces, más de una. ¡Y no contenían arenques ahumados, os lo puedo asegurar! Si contenían algunos hectogramos de obleas, contenían también fuertes sumas que los imbéciles enviaban a Dios y que eran embolsadas por los ensotanados. Las iglesias no son más que empresas comerciales. Son llamados incesantes al bolsillo. ¡Y he allí a los charlatanes que osan llamarme ladrón y que me acusan! Pero soy indulgente. No se los tomo a mal, les doy mi bendición. Así sea”.
Añadiendo: “Los panaderos hacen pan, los albañiles construyen casas... ¡el Ministerio Público corta cabezas! Bonito oficio... Antes de desaparecer, sin embargo, tengo que deciros que os odio y os desprecio. ¡Vosotros sois los amos, pero no os reconozco el derecho de juzgarme!”.


Concluyamos finalmente, con su pasaje más brillante y emotivo: “Mi voluntad es vivir en una sociedad en la que el robo sea desterrado. Yo no apruebo, ni uso el robo más que como un extremo de la Rebeldía “limpia”, que combate al más inicuo de todos los robos: la propiedad individual. Para destruir un efecto hace falta destruir su causa. Si hay robo es porque hay abundancia de una parte y escasez de otra: es porque todo no pertenece mas que a unos pocos. La lucha no acabará hasta que todos los hombres pongan en común sus alegrías y sus penas, sus trabajos y sus riquezas; hasta que lo que es de todos, pertenezca a todos. Anarquista Revolucionario, yo he hecho mi Revolución, viene la Anarquía”.

Finalmente la vida de Marius Jacob, llamado “El Caballero Ladrón” se extinguiría en 1954 (aparentemente se suicidaría con una inyección de morfina).
Maurice Leblanc lo inmortalizaría inspirándose en él para crear a su popular personaje “Arsène Lupin”, estereotipo del ladrón ingenioso, carismático y atractivo.
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 14:24

Y he aquí una poco conocida carta a su madre

Miércoles, 26 de julio de 1905

Querida mamá,

Como siempre un poco de migraña, pero soportable. Vuelvo a la audiencia, a la escena: drama y comedia social, todo a la vez. En los pasillos del teatro encuentro a mi abogado -no creas que porque te digo "encuentro " es que me estaba paseando solo. No. Cual astro superior tenía seis satélites que seguían mis evoluciones.

- ¡Mira! me dice irónicamente. Con estas gafas estáis para pintaros. Parecéis un pastor protestante.

- El vicario de Wakefield.

- Justo.
Y, no obstante, bromas aparte, no se equivocaba. Si no soy un pastor protestante, soy un rebelde protestante y protestaré hasta mi último soplo de vida contra el contrato social, como lo llama Jean-Jacques.
Deforma contraria al uso común, el sorteo de los jueces no se hace en público. Vamos a asistir a esta formalidad en la sala de las deliberaciones. Algunos instantes después el telón se levanta.
La cosa promete. La sala está repleta. El público se divide en dos géneros bien distintos: los amos y los sirvientes. Entre los primeros: M. Rabier, diputado (matiz lila), Madame la prefecto (no está mal, Madame la Prefecto; para una provinciana lleva bien el tocado), así como otras muchas personalidades locales; muchos magistrados bien reconocibles por su inteligente fisonomía. Entre los otros, criados, muchos criados, sólo criados. En Amiens, hubo carreteros, cerrajeros, panaderos, albañiles; en Orleans no hay más que conserjes, mozos, sacristanes y nodrizas retiradas. Un efecto del medio.

- Acusado, levántese.

- Levántese ud. mismo, buen hombre.

- Me esperaba su respuesta. De todas formas, le hacía más inteligente para no repetirse, me responde el presidente, un compatriota, a manera de indirecta.
Creería el buen hombre que me iría a acostar en el banco para no repetirme. Me ves tu echándome una siesta en los bancos de la audiencia...
En cuatro palabras le explico el por qué de mi actitud.

- Cuando ud. viene a verme a la cárcel, yo me quito el sombrero porque ud. se lo quita; pero aunque no se lo quitara yo lo haría, ya que me gusta ser cortés conmigo mismo antes de serlo con los demás. Pero aquí no se trata de lo mismo. Es una cuestión de dignidad. Usted juez, magistrado, al decirme: "Acusado, levántese", "Acusado, descúbrase" y permanecer usted sentado y con la cabeza cubierta, pretende ser superior a mí, lo cual yo niego. Por más que usted se arrope con vestidos rojos, no deja de ser un hombre, igual que yo. Por otra parte, igual que Darwin, creo descender del mono y no del perro. Ahora bien, nunca se ha visto un mono lamer la mano que le pega o que le va a pegar. He aquí, señor, las razones por las cuales permanezco sentado y con la cabeza cubierta.
En el fondo este presidente es un pobre diablo. Muy inteligente, erudito y muy imparcial. Muchas veces ha intentado quitarme la palabra pero yo me he hecho el sordo y he continuado hablando. He empleado la perífrasis, el eufemismo; y, a decir verdad, si no se hubiera tratado más que de él creo que no me hubiera interrumpido nunca. Me pareció que su vecino le pisaba. Y por otra parte juega la cuestión magnética de la sugestión. ¡Entiendes! los conserjes, los sacristanes y las nodrizas retiradas... Así, todo bien pesado y juzgado, he de ser justo. Es por lo que, te repito, ha sido imparcial.

No te contaré todas las humoradas, todos los golpes que les he ofrecido; sería demasiado largo. Me basta con decirte que les he servido Juvenal en bullabesa y Aristófanes en alioli. ¡La flor de Provenza! Después del interrogatorio de identidad: nombre, apellido, edad y profesión (profesión: empresario de derribos, es expresivo y poético), el señor abogado de los ricos da lectura a un oficio del ministerio del Interior en el que se anuncia la muerte de Royére. ¡Muerto en prisión, e inocente! Protesto contra su condena:

- Royére no era un soplón. Royére no ha querido denunciarme. He aquí su crimen.

- Bueno, bueno, me dice el presidente. Si ha habido error judicial, su familia podrá obtener una revisión y una rehabilitación.
Durante la exposición de los hechos, el presidente hubiera querido que hiciera un curso de raterologia. Pero no me muevo; aparte de que no poseo el talento que me suponen. Esta gente cree que puedo abrir todas las cajas de caudales. Se es caja fuerte o no, ¡qué diablo! Y si son fuertes ¿por qué tendrían la debilidad de sucumbir a las caricias de los rateros? Está más claro que el agua.

A propósito del testimonio Chardon -uno de los agentes-, me temía que declarara que en 1901 yo había querido comerle. Después de escuchada la declaración del testimonio Couillot, el agente sobre el que disparé, el presidente lo felicitó como a un héroe.

- Pero, señor, un héroe que retrocede sólo es medio héroe, le hice observar.

Esta broma no fue del agrado de la audiencia. El presidente me replicó fuertemente. Para no atraer sus iras, añadí mis felicitaciones a las de él, diciendo.
- De acuerdo, ha sido digno del Capital y de la Propiedad.

Acabada la audición de los testigos, diez minutos de entreacto. Nos fuimos a los bastidores, yo y mis gendarmes. ¡Qué mentalidad la de estos gendarmes! Orleans no se halla junto al mar, sin embargo no faltan los moluscos. Al mirar la luna los ojos la ven plana; es sólo por el razonamiento que la comprendemos redonda. Al ver ciertos hombres, se les ve una cabeza; basta hablar con ellos para darse cuenta de que son acéfalos. Hace aproximadamente un mes que en Orleans ha habido una ejecución capital. Estaban satisfechos. ¡Valiente gente!

Volvemos a escena. El presidente, suponiendo seguramente que ha hecho las cosas sólo a medias, me da la palabra. Después viene el turno del defensor del Capital. Me esperaba frases vacías y vanas. De ningún modo. En un discurso breve y conciso, el abogado de la República, haciendo una comparación, por otra parte lógica, con el acta del camarada Duval, pide a los jueces el mismo resultado: la pena de muerte.

Sin embargo le faltó tacto, y sobre todo sinceridad, al atacarme en mis principios, en mis convicciones filosóficas. Yo creía que él podía odiar a un hombre sin ensuciarlo. Me equivocaba. Le repliqué con un poco de ánimo y con mucha mala fe, riéndome de su talento oratorio. También fui cáustico; pero más veraz. Le dije:

- Puedo creer, dije dirigiéndome a los jueces, que en esta sala hay personas que ejercen diversas profesiones. Por ejemplo, el panadero hace pan, el zapatero zapatos, el molinero muele el trigo, el albañil construye casas. Él, señores, el honorable abogado de los ricos, hace cortar cabezas... ¡bonito oficio!
¡Ah!... Me olvidaba decir que me llamó farsante. ¡Farsante!... Ciertamente, no seré yo quien le vaya a contradecir. ¿El mundo no es un inmenso teatro donde se agitan toda clase de pasiones, donde cada uno hace su papel, papel de víctima, de pícaro o de rebelde? Hay farsantes inútiles, farsantes mediocres, los hay de medianos y de superiores, y olvidaba los figurones, las inutilidades como se dice en argot entre bastidores. Para que yo haya sido objeto de la atención del representante de la Burguesía, es que debo pertenecer a los farsantes superiores. Estoy encantado: no todo el mundo puede decir lo mismo. En el drama social "Ladrón y robado" que se representó el lunes, qué pocos había que pudieran merecer este título...

Después de mi réplica, mi abnegado y eminente defensor toma la palabra.
Decirte que el juez respondió de forma negativa a la cuestión: intención de matar, es hacerle el mejor y más merecido de los elogios.
El tribunal podía sentenciar trabajos forzados en perpetuidad. Pero por una razón que no creo útil decirle, hizo prueba de inteligencia y habilidad reduciendo la cifra a veinte años.

Después de la deliberación del jurado, el presidente me invitó a levantarme para escuchar el veredicto. ¡Levantarme para recibir garrotazos! Permanecí sentado.
Verdaderamente la ley tiene estos inauditos encantos.
Del veredicto de Amiens y de este de Orleans, puede sacarse la siguiente conclusión:

La incompatibilidad de la igualdad y de la ley. En Amiens, acusado de lo
mismo, en las mismas circunstancias, el jurado responde: intención de matar; aquí en Orleans, dice que no. Me hacen reir. Quieren la igualdad ante la ley, cuando aquella no existe en la naturaleza. En un mismo árbol no hay dos hojas iguales. Lo mismo pasa con los hombres.
En una sociedad en la que los intereses están separados, unos ven blanco lo que para otros es negro. Lo escribí en una carta: "No hay ni una ley, ni un reglamento que no conduzca al absurdo." La prueba está en que por un mismo delito un hombre será ejecutado en Amiens mientras que en Orleans se saldrá con unos cuantos años de cárcel. ¡He aquí la Justicia!

No estoy hablando más que de la forma moral de ver las cosas, pero, como en mecánica, la justicia obedece también a una fuerza.
En mecánica hay fuerzas químicas y físicas; la fuerza centrífuga, la centrípeta, la fuerza de inercia; en Justicia sólo hay una fuerza, la fuerza del dinero. Como dice aquel: "según seas poderoso o miserable". Es lo que les he explicado. Hay truhanes que ponen la edad de oro en la infancia de la humanidad y llaman nuestro siglo la edad de hierro. Error. Hace ocho o nueve siglos no se juzgaban las causas en una sala, sino en la arena; no se luchaba con el flujo labial, sino con armas. El caballero que poseía la mejor armadura, la mejor lanza, el mejor escudo era proclamado inocente. Se le aclamaba. Las damas se lo disputaban: era un dios, un héroe. Tenía placeres, poder y riqueza. Era el hombre honrado de aquel tiempo. Hoy, época de luces y de progreso, ya no hay armaduras sino monedas, ya no hay lanzas sino billetes de banco, ya no hay escudos sino cajas de caudales repletas de oro. Sólo pensarlo y me figuro ser un pastos de Arcadia...

Hablemos de otra cosa. He enviado mis dos gabanes, mis botines y algo de ropa interior que ya no necesito, al señor Develay. Se lo he enviado a portes debidos y urgente. Si fuera más rico lo hubiese pagado. Pero no será caro, de 1,5 a 1,75 francos aproximadamente. Escríbelos para que te den acuso de recibo.

Es inútil que Rose escriba a su hermana para que me envíe papel puesto que voy a irme de un día a otro. No tardaré en dejar Orleans.
He Pasado tres meses tranquilos en esta cárcel. Todo el personal se ha portado muy correctamente dentro de lo que las leyes de la cárcel les permitía. Los burgueses van a Vichy, a Spa, a Plombiéres, a Baden-Baden: yo veraneo en los conventos de la República. Cuestión de gustos... y de dinero.

Tengo miedo de pasar aún un invierno en Europa sí no salimos hasta marzo. Dudo de que haya una salida en octubre. Esto me fastidiaría ya que como a los tomates tampoco me gusta el frío.
Apuesto que tu y Rose habréis sufrido al no recibir noticias mías. No os quejaréis, ahora tenéis que leer. Hace tres horas que escribo.
Te abrazo afectuosamente.
Mil besos a Rose y mis saludos a los esposos Ferré, y a todos los camaradas.
Alexandre.
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 14:52

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Portada de un libro sobre la vida de Jacob

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Caricatura de Jacob
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 14:57

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Ejemplos del estilo del Hebdomadario “Le Pere Peinard” (Uno de los periódicos Anarquistas que más apoyaba a los “Propagandistas por el Hecho”)
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 15:09

La Revachole (en francés original)


Dans la grand'ville de Paris, (bis)
Il y a des bourgeois bien nourris, (bis)
Il y a les miséreux,
Qui ont le ventre creux :
Ceux-là ont les dents longues,
Vive le son, (bis)
Ceux-là ont les dents longues,
Vive le son
D'l'explosion !

Refrain :
Dansons la Ravachole,
Vive le son, (bis)
Dansons la Ravachole,
Vive le son
D'l'explosion !
Ah ! ça ira, ça ira, ça ira,
Tous les bourgeois goûteront d'la bombe,
Ah ! ça ira, ça ira, ça ira,
Tous les bourgeois, on les saut'ra...

Il y a les magistrats vendus, (bis)
II y a les financiers ventrus, (bis)
II y a les argousins,
Mais pour tous ces coquins,
Il y a d'la dynamite,
Vive le son, (bis)
II y a d'la dynamite,
Vive le son
D'l'explosion !

Il y a les sénateurs gâteux, (bis)
II y a les députés véreux, (bis)
II y a les généraux,
Assassins et bourreaux,
Bouchers en uniforme,
Vive le son, (bis)
Bouchers en uniforme,
Vive le son
D'l'explosion !

Il y a les hôtels des richards, (bis)
Tandis que les pauvres dèchards, (bis)
A demi morts de froid
Et soufflant dans leurs doigts,
Refilent la comète,
Vive le son, (bis)
Refilent la comète,
Vive le son
D'l'explosion !

Ah ! nom de Dieu, faut en finir, (bis)
Assez longtemps geindre et souffrir, (bis)
Pas de guerre à moitié,
Plus de lâche pitié !
Mort à la bourgeoisie !
Vive le son, (bis)
Mort à la bourgeoisie !
Vive le son
D'l'explosion !
Así como el Individuo busca la Justicia en la Igualdad, la Sociedad aspira al Orden en la Anarquía.

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Pablek
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Mensaje por Pablek » 22 Sep 2006, 15:23

Impresionante la carta.
Si lo que veis no es extraño, la vision es falsa.

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 22 Sep 2006, 17:43

De Pini es realmente difícil conseguir una instantánea o un simple dibujo, sin embargo seguiré buscando, si alguien tiene alguna seria interesante que la compartiera.
Hola Godwin. Vi un retrato de Pini en una "Rivista Storica dell´Anarchismo" o quizás fuera en una "Rivista A" de hace bastante, tampoco estoy muy seguro... Si encuentro algo te lo comento.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

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Godwin
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Mensaje por Godwin » 22 Sep 2006, 18:03

De ante mano muchas gracias Manu, aunque solo sean por las molestias.
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Godwin
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Mensaje por Godwin » 28 Sep 2006, 13:14

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Portada del libro de Jacob
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Godwin
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Mensaje por Godwin » 28 Sep 2006, 13:15

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Jacob en su juventud
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