La verdad de la masacre de Badajoz

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tepatoken
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La verdad de la masacre de Badajoz

Mensaje por tepatoken » 27 Ago 2006, 11:24

Cosas impensables como violar a niñas e introducirlas bayonetas por la vagina para abrirlas en canal en vida.....Decapitar a los milicianos, abrirles las tripas y meterles la cabeza por el estómago....colgar al sol cuerpos de personas para que sirvan de ejemplo.....como las bandas de criminales moros quemaban, castraban y pasaban a cuchillo a miles de jornaleros.....como oficiales y terratenientes hacian bailar a las mujeres antes de abrirlas en canal......como lidiaban a los milicianos en la plaza de toros, como público toda la calaña eclesiastica y terratenientera........







Mérida resistió hasta el 11, día en que la tomó Asensio y, a continuación, Tella cortó la carretera y la línea férrea Madrid-Badajoz. Los miembros del Comité de defensa de la ciudad, encabezados por la anarquista Anita López, fueron ejecutados. La mayoría de los niños, mujeres y ancianos, todos ellos desarmados, se refugiaron en las ruinas del Teatro Romano; cuando los moros entraron, decapitaron a casi todo el mundo y muchos cuerpos fueron colgados al sol. A las niñas las violaban y a continuación las mataron introduciéndoles la gumía o la bayoneta por la vagina y rajándolas[3].


Fosas comunes han sido encontradas en Don Benito, Llerena, Villanueva de la Serena, Herrera del Duque, Guareña, Jerez de Los Caballeros y Almendralejo[4].


En Zafra, era el propio cura del pueblo, Juan Galán Bermejo, el que señalaba a los que se debía ejecutar y declaró a Marcel Dany, periodista de la agencia Havas, que “todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España. Por esta razón todos los procedimientos de exterminio de esas ratas son buenos, y Dios en su inmenso poder y sabiduría los aplaude”. A semejante personaje, que siempre llevaba la pistola bajo la sotana, se le atribuyen 750 fusilamientos.


El 13 comenzó el asalto a Badajoz, defendido por 500 soldados y 3.000 milicianos inexpertos dirigidos por el coronel Ildefonso Puigdendolas frente a 3.000 sublevados. La ciudad cayó el 14 por la tarde. La aviación alemana e italiana bombardeó con los Junker 52 que despegaban de los aeródromos portugueses sin que los sitiados recibiesen ninguna ayuda de la aviación republicana.


El corresponsal de “Le Temp” escribe el día 15 que “Los milicianos sospechosos detenidos son inmediatamente ejecutados” y da la cifra de 1.200 asesinados. A este corresponsal declara Yagüe: “Ha sido una espléndida victoria. Antes de seguir adelante vamos a terminar la limpieza de Extremadura, ayudados por los falangistas”. Los milicianos capturados en el coro de la catedral fueron ejecutados ante el altar.


También fueron fusilados los republicanos comandante Alonso y los coroneles Pastor Palacios y Cantero. Puigdendolas logró huir con parte de sus hombres a Portugal pero serán entregados por el gobierno de este país; Puigdendolas conseguirá escapar y regresar a zona republicana[5].


Mario Neves relata en el “Diario de Lisboa”: “Acabo de ser testigo de auténticas escenas de desolación y horror de las que no me olvidaré mientras viva. Cerca de los establos todavía pueden verse muchos cuerpos yaciendo como resultado de la implacable justicia militar. En las avenidas principales, una no muy larga mirada como la que he echado esta mañana, muestra una larga hilera de cadáveres insepultos tirados allí, los legionarios extranjeros y las tropas moras que están encargados de las ejecuciones quieren que los cuerpos en las calles para que sirvan de ejemplo, consiguiendo el efecto deseado”.


Entre los falangistas que protagonizaron la cacería de seres humanos destacan Mariano Ramallo[6]; el padre Lomba, encargado de realizar las listas de los que había que ejecutar; Arcadio Carrasco, que con el tiempo sería nombrado Marqués de la Paz (!) y presidente del Sindicato Vertical; y Jorge Pinto, terrateniente de Olivenza, que hacía bailar a las mujeres antes de matarlas abriéndolas en canal y arrancándolas las tripas.


A los habitantes se les llegó a marcar a fuego vivo como a las reses. Falangistas y moros hacías apuestas entre ellos, y en la Plaza de Penacho estos últimos se divertían abriendo la tripa de los prisioneros y metiendo la cabeza dentro.


Hasta tal punto llegó el salvajismo que el propio Franco ordenó a Yagüe que se detuviesen las castraciones; en efecto, los moros castraban a los cadáveres y los oficiales alemanes hicieron fotos de los cuerpos como “souvenir”. Pero se siguió realizando.



Masacre en la plaza de toros



Durante los días 14 al 15 de agosto se produjo el que fue quizá el episodio más trágico de toda la guerra. Miles de civiles fueron lidiados (sic) y rematados en la plaza de toros de Badajoz.


El horro de semejante carnicería ha sido históricamente ocultado por el bando vencedor y casi ha caído en el olvido. La Guerra Civil trae a la memoria los nombres de Gandesa, Guernika, Jarama, Brunete, Teruel, Guadalajara… pero no el de la ciudad extremeña, protagonista de un acontecimiento que pone los pelos de punta; de los 8.000 fusilamientos que hubo en la ciudad, más de la mitad sucedieron en el coso de Badajoz.


Muchos historiadores han minimizado los acontecimientos. Según Hugh Thomas la “cifra de muertos no llegaba a dos mil”; calculaba esta cifra a los veinte años del fin de la guerra y utilizaba fuentes oficiales del régimen que, entre otras cosas, olvidaron señalar que hasta se entregaron invitaciones para acudir a tan taurino festejo[7].


Yagüe ordenó el encierro de los prisioneros, la mayoría civiles, en el coso de la plaza de toros el día 14. En los tendidos se instalaron focos para iluminar la arena; en ese mismo tendido donde señoritos, falangistas, terratenientes, señoritas cristianas y devotas de la alta sociedad, monjas y frailes, entre ellos el citado padre Lomba, aguardaban impacientes la orgía de sangre que se avecinaba.


Entre los más despiadados destacó un sargento moro de nombre Muley que se colocó un traje de torero encima del suyo y comenzó la “faena”: usaba la bayoneta como estoque contra los prisioneros y los mataba clavándoles el hierro en la cara y en el cuello. Mientras, la gente de ley y orden daba los olés y los correspondientes aplausos cuando los prisioneros eran banderilleados.


El espectáculo duró toda la noche. Durante las primeras horas del día 15, el miliciano Juan Gallardo Bermejo le arrebató la bayoneta a uno de los legionarios-toreo y lo mató. En ese momento se retiraron de la arena moros y legionarios y comenzó un ametrallamiento masivo.


Durante largo rato silbaron las balas, hasta el extremo de que los tiradores fueron reemplazados en varias ocasiones. No más de dos o tres personas sobrevivieron de las más de 4.000 que se hacinaban en el foso y que fueron a parar a fosas comunes[8].


Al amanecer del día 15, se volvió a llenas la plaza de prisioneros y hacia las seis de la mañana comenzó un nuevo tiroteo de ametralladoras que duró dos horas.


Las tropas moras saquearon a los asesinados en busca de anillos (aunque hubiese que cortar dedos), cadenas e incluso arrancaban las muelas de oro a golpe de bayoneta.



El gobierno portugués entrega a los huidos



Durante los días siguientes a la matanza en la plaza de toros, se siguió asesinando a numerosas personas que se recogían por la provincia o huidos que entregaba la dictadura portuguesa.


El 19 de agosto se estrenaron las nuevas autoridades de la ciudad en un acto público en el que fueron fusiladas 13 personas, siete españoles (entre ellos el alcalde Sinforiano Madroñero y el diputado socialista Nicolás de Pablos) y seis portugueses.


Tras la misa que celebraron los sacerdotes se realizaron los fusilamientos mientras la banda de música amenizaba el espectáculo. Los cuerpos estuvieron expuestos tres días y se les colocó un letrero que decía: “Estos son los asesinos de Badajoz”.


Tiempo después de todos estos acontecimientos, todavía continuaron las ejecuciones. Todos los días, a las doce de la mañana, en la Plaza de Penacho se asesinaba a los prisioneros mientras se oía el himno de Falange y la Marcha Real. Los habitantes eran obligados a contemplar el espectáculo; negarse equivalía a participar en el mismo. Fascistas portugueses vinieron desde Elvas para regocijarse con la función, en especial cuando, en vez de fusilar, los moros degollaban con la gumía.



La prensa recoge la noticia



“Naturalmente que los hemos matado- me dijo-, ¿qué suponía Vd.? ¿Iba a llevar 4.000 prisioneros rojos en mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿O iba a dejarlos a mi retaguardia para que Badajoz fuera rojo otra vez?”. Esta fue la respuesta que dio Yagüe al corresponsal del New York Herald, John Whitaker.


Las primeras noticias de la matanza de Badajoz la dieron los periodista franceses Marcel Dany y Jacques Berthel y el periodista portugués Mario Neves.


En 1.937, el comandante McNeil Moss negaba los hechos basándose en el testimonio de dos voluntarios británicos de las tropas franquistas… que no se incorporaron a la guerra hasta el 9 de septiembre.


El periodista norteamericano Jay Allen publicó el día 25 de agosto la crónica “Masacre en Badajoz” en The Chicago Tribune y si bien utilizó información del bando franquista y además era partidario de éste, narró con veracidad lo que vio, por lo que los rebeldes le acusaron de “calumniador”:


“Esta es la historia más dolorosa que por mi azar me tocó realizar (…) Hubo fuego, hay cuerpos quemados. Cuatro mil hombres y mujeres han muerto en Badajoz desde que los legionarios extranjeros del general Francisco Franco y los moros treparon sobre los cuerpos de su propia muerte (…) miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad (…) desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la “policía internacional” portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes (…) Aquí [en la plaza de la catedral] ayer hubo un ceremonial y simbólico tiroteo. Siete líderes republicanos del Frente Popular fueron fusilados ante 3.000 personas (…) Todas las demás tiendas parecían haber sido destruidas. Los conquistadores saquearon según llegaron. Toda esta semana los portugueses han comprado relojes y joyería en Badajoz prácticamente por nada (…) los que buscaron refugio en la torre de Espantaperros [torre medieval de Badajoz] fueron quemados y fusilados.”


“De pronto vimos a dos falangistas detener a un muchacho vestido con ropa de trabajo. Mientras le agarran, un tercero le echa atrás la camisa; descubriendo su hombro derecho se podían ver las señales negras y azules de la culata del rifle. Aún después de una semana se sigue viendo. El informe era desfavorable. A la plaza de toros fui con él. Fuimos entre vallas al ruedo en cuestión (…) Esta noche llegará el pienso para el “show” de mañana. Filas de hombres, brazos en aire. Eran jóvenes, en su mayoría campesinos, mecánicos con monos. Están en capilla. A las cuatro de la mañana les vuelven a llevar al ruedo por la puerta por donde se inicia el “paseíllo”. Hay ametralladoras esperándoles. Después de la primera noche se creía que la sangre llegaba a un palmo por encima del suelo. No lo dudo, 1.800 hombres- había mujeres también- fueron abatidos allí en doce horas. Hay más sangre de la que uno pueda imaginar en 1.800 cuerpos.”


“Volvimos al pueblo pasando por la magnífica escuela e instituto sanitario de la República. Los hombres que los construyeron están muertos, fusilados como ‘negros’ porque trataron de defenderlos. Pasamos una esquina, ‘hasta ayer había aquí un gran charco de sangre renegrida’, dijeron mis amigos. ‘Todos los militares leales a la República fueron ejecutados aquí, y sus cuerpos se dejaron durante días a modo de ejemplo’. Les dijeron que salieran, así pues, dejaron sus casas precipitadamente para felicitar a los conquistadores y fueron fusilados allí mismo, y sus casa saqueadas. Los moros no tenían favoritos.”

Niños de la época, relatos de supervivientes ya fallecidos, cuentan como los moros y legionarios entraban en las casas por las noches, ruidos gritos, risas de los asesinos....a la mañana las calles amanecían llenas de sangre mujeres con sus niños en brazos degolladas.......un periodista portugués de derechas que llegó a Badajoz en los días negros...salió espantado y maldiciendo todo lo relacionadio con los sublevados españoles...periodistas franceses e ingleses publicaron en sus periódicos artículos que posteriormente fueron censurados o matizados por su alto indice de salvajismo y barbarie.

Badajoz durante dos semanas fue un autentico cementerio....hablan de 3000, de 4000 de 5000 e incluso de 8000 fusilados en tan solo 5 días.....se sabe que de la plaza de toros salían rios de sangre que bajaban por las calles, eso es totalmente cierto.
La iglesia cedía sus fincas para torturar,violar y asesinar mujeres, niños, hombres y ancianos. Cambiaron un mandamiento, el de No matarás, lo matizaron y pusieron, mataras pero con justicia..algun cura antes de que entrasen los moros y fascistas quemaron los papeles sindicales para salvar a los que pudiesen...en un documental contaron que al parecer al parroco de una aldea a las afueras de Badajoz le arrancaron los dedos, la lengua y fue quemado en vida por estar segun la iglesia poseido por el marxismo.




El 27 de octubre en“La Voz” de Madrid se daba a conocer lo sucedido. Lamentablemente no he tenido oportunidad de consultarlo

Fuente: Kaosenlared - Rash
"Basta un amo en el cielo para que haya mil en la tierra." Bakunin

Contrainformacion; http://nnbes.blogspot.co.uk/

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_nobody_
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Mensaje por _nobody_ » 27 Ago 2006, 14:17

Lo cierto es que militarmente el tal Puigdendolas debía de ser un negao. Mucho coronel pero poco sentido común. ¿No sabían nada de resistencia flexible? Esa fue la desgracia de la guerra: unos milicianos totalmente inexpertos en manos de militares negados. Cuando cogieron experiencia ya era tarde, el ejército estaba en manos de los comunistas y ya era imposible ganar, pq no les interesaba.
...vive como piensas o acabarás pensando lo que vives...

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Gerrard Winstanley
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Mensaje por Gerrard Winstanley » 27 Ago 2006, 23:09

_nobody_ escribió:Lo cierto es que militarmente el tal Puigdendolas debía de ser un negao. Mucho coronel pero poco sentido común. ¿No sabían nada de resistencia flexible? Esa fue la desgracia de la guerra: unos milicianos totalmente inexpertos en manos de militares negados. Cuando cogieron experiencia ya era tarde, el ejército estaba en manos de los comunistas y ya era imposible ganar, pq no les interesaba.
Daba igual. Contra el armamento y los pertrechos que daban alemanes e italianos, la acción de los barcos y submarinos "corsarios" de los mismos alemanes e italianos, los camiones y el petróleo estadounidenses, los avales de las finanzas británicas, las fuerzas de choque marroquíes y legionarias, era imposible hacer nada. Salvo empezar una guerra europea que tanto las potencias que intervinieron en España como las que no lo hicieron querían evitar, por una u otra razón, hasta que la cuestión española estuviera resuelta.
Era el capitalismo internacional contra todos ellos, fueran anarquistas, socialistas, comunistas de obediencia moscovita o disidentes, o republicanos.

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Gerrard Winstanley
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Re: La verdad de la masacre de Badajoz

Mensaje por Gerrard Winstanley » 27 Ago 2006, 23:47

Algunas puntualizaciones al artículo inicial:

1) Los detalles sobre las muertes, puestos así, quedan como simples anécdotas sensacionalistas, dicho sea sin intención peyorativa. Lo cierto es que respondían a una estrategia terrorista muy calculada de avance y ocupación del territorio.
Legionarios y marroquíes avanzaron desde Sevilla a Madrid por un territorio que les era hostil en lo político, y en columnas de unos pocos miles (e incluso de sólo centenares) de hombres. Así se lograban tres objetivos: a) liquidación física de la oposición física en la retaguardia; b) castigos masivos y ejemplares (la represión era tanto más dura cuanto más hubiera resistido una localidad a legionarios y marroquíes); c) sembrar el miedo en las siguientes poblaciones a conquistar, con la intención de eliminar toda posible resistencia o de provocar huidas en masa. Era, por cierto, la misma estrategia terrorista que se había aplicado en el Rif (donde, como en el avance de Sevilla a Madrid, se hicieron los primeros ensayos de bombardeos terroristas por la aviación militar española).

2) La matanza de Badajoz no ha sido negada ni por los franquistas ni por los neofranquistas. Lo que han hecho ha sido relativizarla. Han afirmado que habría habido sólo unos 200 ó 300 muertos en la represión siguiente al tomar la ciudad. Su argumento es que no fueron muchos más de los que había tras la toma de una localidad de cierta importancia por cada bando, e incluso menos de los habidos en las "grandes matanzas de la zona roja".
Hugh Thomas no es un franquista, pero es un autor que realiza trabajo de síntesis bibliográfica, no de archivo, que ha pasado del laborismo a los tories, y que aceptó muchos documentos franquistas por una pretendida imparcialidad. Por ejemplo, dio por buenos los documentos falsos sobre un golpe de estado comunista preparado en España para agosto de 1936: tras demostrar su falsedad Herbert Southworth en El mito de la Cruzada de Franco, Thomas eliminó la referencia a dichos documentos en ediciones sucesivas de su obra.

3) Sobre los datos de fusilados. En el artículo no se dan fuentes, y habla de 8.000 fusilados en Badajoz, la mitad en la plaza de toros.
Francisco Espinosa, en La columna de la muerte, habla de 6.610 ejecutados por legionarios y marroquíes en su avance entre Sevilla y Badajoz, y de 1.389 en el mismo Badajoz. Espinosa basa estas cifras en nombres y apellidos, obtenidos a partir de los archivos municipales, y advierte que son a la baja y que podrían hasta doblarse, empezando porque estos mismos archivos están incompletos. Pero 1.389 ya son bastantes más que los 200 ó 300 de los que hablan los derechistas (Salas Larrazábal, en realidad: los autores neofranquistas aceptan sus cifras de forma acrítica). Espinosa contrasta estas cifras con las de los ejecutados en Badajoz por los republicanos durante el avance de las tropas africanas: 224 muertos, es decir, 29'5 ejecutados republicanos por cada ejecutado de derechas según las cifras totales, y 6'2 por cada uno según las cifras de ejecutados tras tomar Yagüe la capital provincial. Y que nadie diga insensateces (para eso he puesto antes negritas): Espinosa no sólo colabora con el Movimiento para la Recuperación de la Memoria Histórica, sino que Moa apoda a su trabajo "La columna del enredo", con las acusaciones de rigor de "cúmulo de mentiras estalinistas".
Por cierto, Badajoz tenía unos 40.000 habitantes en 1936. Que cada cual compare las cifras.

Un detalle sin mayor importancia. La mayoría de los legionarios eran españoles, más de un 90%, al contrario de lo que ocurría en la Legión Extranjera Francesa. Es curioso como muchos observadores extranjeros no tenían en cuenta este detalle.
Y, referencias a la matanza de Badajoz en la prensa de la zona republicana, se encuentran en muchas obras, incluso en las que no tocan el tema. Si mal no recuerdo, Cervera Gil hablaba de alguna en su trabajo sobre Madriid en guerra.

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desarmado
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Mensaje por desarmado » 03 Sep 2006, 11:14

Tepatoken citó:


Yagüe ordenó el encierro de los prisioneros, la mayoría civiles, en el coso de la plaza de toros el día 14. En los tendidos se instalaron focos para iluminar la arena; en ese mismo tendido donde señoritos, falangistas, terratenientes, señoritas cristianas y devotas de la alta sociedad, monjas y frailes, entre ellos el citado padre Lomba, aguardaban impacientes la orgía de sangre que se avecinaba.


Entre los más despiadados destacó un sargento moro de nombre Muley que se colocó un traje de torero encima del suyo y comenzó la “faena”: usaba la bayoneta como estoque contra los prisioneros y los mataba clavándoles el hierro en la cara y en el cuello. Mientras, la gente de ley y orden daba los olés y los correspondientes aplausos cuando los prisioneros eran banderilleados.




Por salud mental, me cuesta creer el asunto del toreo de rojos con público ovacionando.
Ya lo había oído pero siempre me queda la sensación de exageración, de irrealidad.
No estoy haciendo revisionismo ni dudo del resto de datos que se dan, sólo pido (si alguien dispone de) fuentes y datos fiables acerca del toreo de rojos.
Gracias
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Confederal
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Mensaje por Confederal » 05 Sep 2006, 16:28

pues a propósito de las torturas con banderillas etc a los presos republicanos...entre los exiliados siempre se ha dicho que en esa sucia labor criminal se destacó el tal manolete (el famoso torero) hasta el punto que existió la intención de asesinarle en alguno de sus desplazamientos al extranjero para torear.

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desarmado
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Mensaje por desarmado » 05 Sep 2006, 21:12

También había oido lo de manolete, pero a ver si alguien tiene fuentes fiables.
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Mensaje por Chimaera monstrosa » 05 Sep 2006, 21:40

Toda esa gente es un montón de gusanos, una gusanera.

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Re: La verdad de la masacre de Badajoz

Mensaje por Gerrard Winstanley » 06 Sep 2006, 17:05

Una puntualización a una puntualización:
Gerrard Winstanley escribió:2) La matanza de Badajoz no ha sido negada ni por los franquistas ni por los neofranquistas. Lo que han hecho ha sido relativizarla. Han afirmado que habría habido sólo unos 200 ó 300 muertos en la represión siguiente al tomar la ciudad. Su argumento es que no fueron muchos más de los que había tras la toma de una localidad de cierta importancia por cada bando, e incluso menos de los habidos en las "grandes matanzas de la zona roja".
Hugh Thomas no es un franquista, pero es un autor que realiza trabajo de síntesis bibliográfica, no de archivo, que ha pasado del laborismo a los tories, y que aceptó muchos documentos franquistas por una pretendida imparcialidad. Por ejemplo, dio por buenos los documentos falsos sobre un golpe de estado comunista preparado en España para agosto de 1936: tras demostrar su falsedad Herbert Southworth en El mito de la Cruzada de Franco, Thomas eliminó la referencia a dichos documentos en ediciones sucesivas de su obra.
Al afirmar franquistas y neofranquistas que los muertos fueron "sólo" 200 ó 300 tras tomar una plaza de cierta importancia, hacen referencia al hecho de que la guerra urbana es especialmente dura, con combates callejeros cuerpo a cuerpo (en los que no se suelen hacer prisioneros) y en los que no uede diferenciarse entre objetivos civiles y militares (como en las batallas en campo abierto) si se pretende tomar la población de modo rápido (recordemos batallas de la Segunda Guerra Mundial tan salvajes como las de Stalingrado, Arnhem, Berlín, Manila, etc.). Así, los muertos tras la toma de Badajoz se habrían correspondido con los de las tropas africanas al asaltar la ciudad, en especial en el combate en las murallas. Una mera consecuencia de la guerra urbana (recuerdo que son argumentos paleo- y neo-franquistas).
Sin embargo, Francisco Espinosa dice que los soldados del Ejército de Árica muertos al tomar Badajoz fueron... ¡menos de 50! La ciudad planteó una resistencia dura, pero, como decía _nobody_, inefectiva. No puede justificarse la matanza como un hecho bélico normal.

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Mensaje por Gerrard Winstanley » 06 Sep 2006, 17:21

Desarmado, si no te importa, te respondo yo.

Es cierto que se ordenó encerrar a los prisioneros en la plaza de toros. Pero lo que ocurrió ahí dentro, no se sabe, ya que por los pocos que se pudo interceder por su liberación fue antes de la matanza, y, después de esta, se procedió a la incineración de los cadáveres. No se ha podido demostrar que se realizaran "toreos" de prisioneros, ni que asistieran invitados. Es posible que un número tan grande de ejecutados en tan poco tiempo fueran, sin mas, ametrallados en grupos. De hecho, testimonios tan detallados, hasta donde sé, son algo posteriores a los hechos. Esto no quita que este tipo de sucesos ocurrieran en la guerra, ni minimiza la matanza (se me ocurre una comparación cercana en el tiempo a la Guerra Civil: los ustachas eran más sanguinarios al matar en masa a los judíos, desventrándolos, empalándolos, decapitándolos, etc., pero los SS mataron muchos más con métodos "científicos" y "asépticos", y reprochaban a aquellos su "brutal ineficacia).

Por lo demás, la asistencia del clero, de la "alta sociedad" y de elementos derechistas civiles a las ejecuciones en masa era habitual en muchas localidades de la zona franquista, sobre todo si estas se realizaban en explanadas fuera de la población. Por esto las autoridades militares tuvieron que legislar contra ella, porque entorpecía el normal desarrollo de los fusilamientos.

Postdata: Desarmado, yo te entiendo lo que quieres decir por "revisionista", y no me voy a poner en plan fundamentalista del lenguaje, pero vamos a llamar a las personas por lo que son y no hacerles ningún favor: neofranquistas.

Otra postdata: vuelvo a recomendar a todo el mundo la lectura de La columna de la muerte, de Francisco Espinosa.

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Mensaje por Gerrard Winstanley » 06 Sep 2006, 17:25

Lo de "Manolete", se ha comentado mucho, pero, ¿hay algún testimonio fiable?
Cierto es que "Manolete" fue el torero del franquismo, pero, en esa época, el que no era franquista, no toreaba. Creo que esto lo decía Manolo Benítez.

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Mensaje por desarmado » 06 Sep 2006, 18:27

Gracias Gerrad.
Yo de Badajoz, tengo testimonios fiables ¨del montón¨. Del montón de cadaveres que se acumularon y de los ríos de sangre que corrían.
De los del toreo...nada. Ni un puto testimonio de un testigo arrepentido o fanfarroneando de lo que hicieron. Sólo rumores.
De las matanzas espectaculo, me consta que en Valladolid montaron churrería y venta de refrescos.
De Manolete, parece ser que el maquis (ahora no recuerdo si asturiano) quiso secuestrarlo y cobrar rescate, la operación fue una chapuza.

La fuente de los dos últimos datos (en los que sin querer me puedo haber desviado algo) es el libro ¨Maquis¨ de Secundino Serrano.
La fuente ¨del montón¨ son infinidad de testimonios de extremeños en diversos libros, documentales etc

Tal y como tu dices, Gerrad, tal cantidad de cadaveres en un momento apunta más a ametrallamiento que a diversión.
No dudo de que a alguien toreasen o hiciesen parodia de toreo. Sigo queriendo creer que no fue como tepatoquen de segundas citó.
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Mensaje por Ricardo Fuego » 06 Sep 2006, 19:40

¡Vae victis! decían los romanos. ¡Ay de los vencidos! Toda la burguesía autotitulada "decente" y "civilizada" da rienda suelta a sus instintos sanguinarios y genocidas cuando reprime a los sublevados. Para la próxima ya lo sabemos: no tiene que quedar ni un milico ni un burgués vivos. Perdonarlos es cavar nuestra propia tumba y ponernos voluntariamente en el cepo de tortura.

Por todo esto a los fascistas hay que masacrarlos ni bien se tiene la oportunidad. La negociación o la rendición ante los fascistas no tiene otro resultado que éste. Si la derrota es inevitable lo mejor es matar a todos los que tengamos en nuestro poder y morir peleando o suicidarnos, como hicieron los judíos zelotes en Massada.
Ni partidos ni sindicatos, ni siglas ni dirigentes: ¡autonomía proletaria!

Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques
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Mensaje por Gerrard Winstanley » 06 Sep 2006, 20:31

La recomendación de leer La columna de la muerte no es sólo para aquellos residentes en el estado español. En el libro se hace alguna consideración sobre el "terror rojo" y su tratamiento por los franquistas que quizás haría que algunas personas que desconocen ciertos temas no realizaran comentarios fuera de lugar.
Y fuera de lugar es no comprender que, si hay una diferencia esencial en la violencia de retaguardia en las dos zonas durante la guerra, fue su carácter.
Los franquistas procedieron a hacer una verdadera limpieza política de ls retaguardia, dirigida por las jerarquías políticas y militares y legitimada por la Iglesia y la intelectualidad derechista. Limpieza política basada o sólo en acabar con la militancia de las organizaciones progresistas, sino con aquellos que podrían oponer resistencia, además de destruir la solidaridad clasista de los trabajadores y de imponer una cultura uniforme en todo el estado, destruyendo las culturas locales tradicionales. En la zona republicana se produjeron, primero, ajustes de cuentas espontáneos no sólo contra los que habían apoyado el golpe, sino contra los que habían apoyado a la reacción en años anteriores (incluyendo aquí cosas tan poco abstractas como el apoyo a los Sindicatos Libres), espoleados por el recuerdo de la represión del Octubre Asturiano (ya se sabe, lo que le ocurrió al general Ochoa). Pero esta violencia no fue más allá del primer trimestre de la guerra, y, tras la formación del gobierno de Negrín (a quienes algunos exaltan como modelo se estadista y de patriota), se pasó a ajercerse una violencia contra el movimiento revolucionario no demasiado distinta en su carácter de la franquista.
Lo que quiero decir es que, si hoy día podemos reivindicar la Revolución Española, es porque, entre otras cosas, se demostró una superioridad ética mayor que la de sus enemigos, fueran franquistas o negrinistas. Peiró (un personaje odiado por algún anarco-montonero según le convenga, con lo que me supongo me valdrá el ser machacado el citarlo) lo dejó claro: la violencia que había ocurrido después del 18 julio de 1936 en la zona republicana era la propia de una revolución; pero el revolucionario, antes que nada, debía tener la superioridad ética de la que carecían burgueses y clérigos, debía no ir más allá del ejercicio de la violencia revolucionaria, y las instituciones que surgieran de la revolución debían exigiir resposabilidades a los que no se hubieran comportado así. Porque quien mata, no mata a una idea, ni a un burgués, mata a una persona. Decir lo otro es simple consolación idealista.
Y yo añado: ¿si no tuviera superioridad ética el revolucionario, qué diferenciaría a los libertarios de la Checa de Dzherninski, o de la GPU de Yezhov y Beria, que afirmaban actuar contra la contarrevolución? ¿O de los falangistas que fueron agentes de la represión franquista mientras se llenaban la boca hablando de la "revolución nacional-sindical"? ¿O de Firmenich y los jefes montoneros? Y todos ellos hablaban de la "santidad" de las muertes cometidas por los "oprimidos" (sí, los falangistas también decían serlo, estaban "liberando" a la patria de la "opresión" judeo-masónica-marxista).
Ah, de instintiva, nada, que fue una represión bien planificada. Quienes la planearon y la ejecutaron eran seres humanos como cualquiera que pueda leer esto. El mal es banal, como demostró Hannah Arendt en su libo sobre Eichmann, un hombre vulgar y corriente.
No me extrañan ciertas cosas. Se empieza defendiendo la quema de libros, y se acaba justificando un asesinato.
Por lo demás, tal y como se me ha pedido con formas extrañas en otro hilo, yo pido en este de forma clara y directa que no se desvíe la discusión de un tema que considero muy serio con comentarios fuera de lugar.


Postdata: Espinosa, a pesar de lo que digan los neofranquistas, no es un historiador académico, aunque su metodología es impecable (y su redacción apasionante), y se paga las investigaciones (viajes para hacer descargas documentales a archivos municipales incluidas) de su bolsillo. Igualito que los autores subvencionados/asociados/relacionados por/a/con las instituciones neofranquistas, sí.

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Gerrard Winstanley
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Mensaje por Gerrard Winstanley » 06 Sep 2006, 21:40

Desarmado, esa es la cuestión. Había tantos testimonios de "lo de Badajoz", y este hecho tuvo tanta trascendencia internacional, que no han podido negarlo, aunque hayan tratado de relativizarlo.

(Inciso. "Lo de Badajoz" era el eufemismo que se empleaba en la zona republicana en el lenguaje de la calle para nombrar la matanza, tanta impresión causó. En un debate con un seudo-historiador, tuve que recordárselo cuando petulantemente me dijo que yo empleaba un eufemismo)

Los rumores sobre el toreo de prisioneros en Badajoz comenzaron al poco de producirse la matanza. El origen no se sabe cuál es, pero es posible que fuera un rumor popular que resultaba de la campaña de terror de las tropas africanas: después de todo, como ya he dicho, este era uno de los objetivos de ese terrorismo, que la gente hablara de él para que abandonara la resistencia. La prensa madrileña no hizo sino poner por escrito un rumor que ya circulaba desde hacía meses, y lo hizo, sobre todo, a partir de finales de octubre de 1936, cuando las tropas africanas se acercaban a la capital, como parte de la movilización de la resistencia popular (e insisto que el artículo de La Voz puede leerse en varias obras sobre la guerra). Aquí, la estrategia terrorista de las tropas africanas tuvo el efecto contrario al esperado, pero en un contexto muy diferente.

Si mal no recuerdo, fue en Valladolid donde hubo que dar un decreto por las autoridades militares prohibiendo la presencia de los civiles en los sitios de los fusilamientos en masa, porque aquello parecía una verbena.

Lo del secuestro de "Manolete", daría para una novela.

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