Los anarquistas de izquierdas y los "buscadores de Dios"

¿Qué tienen en común el Anarquismo y el Comunismo? ¿Qué separa y une a estas dos formas de organizar la sociedad? ¿Nuestro fin es el mismo? Stalinistas, leninistas, marxistas y marxistas libertarios. ¿En qué se diferencian entre sí? ¿Y en qué se parecen?
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raskolhnikov
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Los anarquistas de izquierdas y los "buscadores de Dios"

Mensaje por raskolhnikov » 30 Abr 2009, 20:51

Cuelgo esta critica marxista al anarquismo, aunque aclaro que no coincido con ella, porque la considero interesante como minimo.
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La política de la dirección de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), anarco-sindicalista, y de la FAI (Federación Anarquista Ibérica) no es analizada en detalle en el presente trabajo. Sin embargo, el lector podrá hacerse una idea general de la política anarquista en España a la luz los hechos relatados en el capitulo: "Y la CNT", y también a la luz de otros hechos citados en otros capítulos.
Por primera vez en la historia, los anarquistas tuvieron la posibilidad de aplicar sus teorías, en gran escala. En la región decisiva y mas industrializada de España, Cataluña, gozaban de una autoridad sin igual y tenían el apoyo incondicional de la aplastante mayoría del proletariado. La justicia de una teoría, así como la eficacia de un remedio, se verifica con la experiencia.
¿Qué ha quedado de las teorías de Bakunin, Kropotkin, Malatesta, después de la experiencia española? Nosotros, marxistas, hemos demostrado desde hace décadas el carácter pequeñoburgués y limitado de las concepciones anarquistas. Nuestros maestros Marx, Engels, Lenin, Plejanov , por no citar mas que estos, han refutado en sus trabajos teóricos las concepciones anarquistas no sólo desde el punto de vista doctrinal, sino utilizando también la experiencia viva de la lucha de clases. Sin embargo, la guerra civil en España, que constituyó para el anarquismo una prueba ideológica, proporciona una nueva ocasión de explicar su inconsistencia ideológica.
La tesis fundamental del anarquismo, que lo separa del bolchevismo, es la tesis sobre la posibilidad de pasar sin el periodo transitorio de la dictadura del proletariado a la anarquía, es decir, a la supresión inmediata del Estado y de su aparato de opresión.
¿qué queda de esta concepción después de los treinta y un meses de guerra civil en España. Por primera vez hemos asistido a la experiencia curiosa e inesperada del anarquismo ministerial. Es como si alguien dijese un crápula honesto o un idiota listo. Los antiestatales se transformaron en ministros, los lanzadores de bombas en jefes de la policía, los terroristas en alcaides, y, durante esta transformación, los García Oliver y Federica Montseny tuvieron ocasión de demostrar la naturaleza profundamente reformista de la dirección de la CNT que frenaba a las masas tanto como los austromarxistas.
¿Cómo justificaba la dirección de la CNT su evolución? Casi de la misma forma que los demás dirigentes del Frente Popular. En principio, como veis, están por la anarquía, pero entretanto salvaban al Estado burgués, igual como Thorez esta en principio por la lucha de clases, pero mientras propaga la unión de la nación francesa, es decir la unión de los burgueses y de los proletarios franceses. En principio son partidarios entusiastas del anticolonialismo, pero entre tanto, durante esos treinta trágicos meses, estaban ebrios.
Los ideólogos anarquistas afirmaban, sin embargo, que los principios seguían a salvo y en perfecto estado, porque había intervenido un factor imprevisto y "nuevo": la guerra y la intervención extranjera. ¡Como si en este mundo se pudiese liberar al proletariado en cualquier país sin una guerra y sin una intervención extranjera!.
Pero dejemos a un lado a los anarquistas ministrables que no se dan cuenta de lo ridículo de su situación. Aunque sea en forma somera, sus cuentas han sido saldadas a lo largo de este trabajo.

Existen sin embargo, en España y en todo el mundo, grupos anarquistas de oposición, que condenan la política de la dirección de Ia CNT y de la FAI, y juzgan en términos severos las traiciones de García Oliver y otros anarquistas ministrables. En un lenguaje a veces violento y apasionado, estigmatizan el reformismo, la lenidad de los comités de dirección anarquistas, pero ven el origen del mal en la no aplicación de la verdadera doctrina anarquista y en el hecho de que Ia CNT y ,la FAI han empezado a hacer "política" tal como la hacen desde siempre los marxistas. La CNT y la FAI, según ellos, seguían siendo revolucionarios hasta el 19 de julio. Mientras permanecían en el terreno de la acción directa y de la lucha económica, todo iba bien. Pero el mal ha empezado cuando los dirigentes de la CNT indiciaron sus compromisos con los otros partidos políticos. De compromiso en compromiso, los dirigentes anarquistas rodaron hacia el reformismo. Por ejemplo, según ciertos apasionados dirigentes de las Juventudes Libertarias, el primer error fue ya la creación de las organizaciones estatales como el Comité de Milicias Antifascistas. Era ya una obligación, era ya el Estado en potencia. No vale la pena hacer una revolución cuyo objetivo sea precisamente suprimir el Estado si el primer día de la revolución se comienza a construir un nuevo aparato estatal. Y los Comités de Defensa en los que los anarquistas debían colaborar y por consiguiente efectuar compromisos con otros "políticos", ¿no fueron el inicio del deslizamiento de la CNT y de la FAI hacia esta misma "podredumbre política"? Había que dejar libre curso a la iniciativa del pueblo, no debía romperse esa espléndida espontaneidad del 19 de julio. Ese día, el pueblo, sin armas, ¿no destrozó en 24 horas en Barcelona el levantamiento de los militares? ¿No se lanzó a pecho descubierto contra el fuego de las ametralladoras? Y el pueblo venció. Había que persistir en esta vía. No perder la confianza en el pueblo. Cuando se ha rozado la política, ¡se está perdido!, (al igual que los judíos o los mahometanos se vuelven impuros si comen carne de cerdo, los anarquistas perdieron su pureza tras tocar la política). Esta fatal evolución de los luchadores anarquistas en tranquilos ministros ¿no es una demostración de lo que le espera a cualquiera cuando empieza a hacer "política"? La política es el arte de engañar a los demás. Siempre lo hemos dicho. ¿Es necesaria una nueva prueba de que la anarquía tiene razón?
Encontramos este razonamiento en varias revistas y fotos anarquistas, como "Ideas", que predican el retorno al anarquismo doctrinal puro. Refleja el estado de ánimo de los jóvenes anarquistas y también de algunos veteranos, se critican la actitud de los dirigentes reformistas de la CNT. Como ejemplo, podemos citar entre otras la critica efectuada por el anarquista americano Schapiro.
Para ilustrar mejor este razonamiento de los anarquistas, citaré las palabras que escuché en Barcelona de una anarquista culta y entregada a la causa.
En abril de 1937, cuando los consejeros anarquistas en la Generalitat aprobaron los decretos sobre la reorganización del orden interno en el sentido burgués[1], mi simpática anarquista estaba indignada: estaba sorprendida de la lenidad del Comité Regional, que no hacia pesar suficientemente su fuerza durante las crisis ministeriales de la Generalitat y que no sabia imponer un presidente cenetista en el Consejo de la Generalitat. La CNT debía tener, según ella, más carteras. Es verdad que diciendo esto, no estaba muy "a la izquierda". Pero un cuarto de hora después su izquierdismo y su "pureza" eran mas fuertes que el deseo de ver todas las Consejerías ocupadas por los anarquistas. Decía: "Ahora soy mas anarquista que nunca: ¡Cuando se empieza a hacer política y a ocupar cargos públicos se ha caído muy bajo! ¡Se ha de ser intransigente!"
Dieciocho meses mas tarde discutí con la misma anarquista en Barcelona. Su tendencia opositora, de anarquista de izquierda, se había acentuado. Esa revolucionaria íntegra acababa por lo demás de salir de una cárcel privada de la "Cheka", acusada de espionaje.
En respuesta a mi argumentación contestaba: "Vosotros los trotskistas osáis hablar del fracaso del anarquismo en base a la experiencia ministerial de García Oliver y Federica Montseny. !Con la misma razón podemos hablar nosotros del fracaso del marxismo basándonos en las experiencias de Blum, Negrín, Stalin o José Díaz! Decís que el marxismo verdadero no ha sido aplicado en el curso de la revolución española; pues bien, ¡el anarquismo verdadero tampoco lo ha sido!"
Todo esto es muy bonito, muy conmovedor cuando se escucha de anarquistas jóvenes y apasionados; los argumentos parecen sólidos a primera vista, pero en realidad sólo son un castillo de naipes: basta tocarlo con un dedo y se cae. El razonamiento de los anarquistas de izquierda carece de un pequeño detalle: lo positivo.

Cuando nosotros, marxistas consecuentes, es decir partidarios de la IV Internacional, hacemos una critica de la política stalinista, reformista y anarquista (en el fondo era la misma política, Frente Popular) no nos contentamos con refutar, sino que señalamos el camino a seguir. Indicamos los métodos revolucionarios que pueden conducir al proletariado a la victoria. Estos métodos no los hemos inventado. Sólo expresamos la experiencia de la lucha de clases del proletariado internacional. Señalamos el ejemplo de la victoriosa revolución de octubre de 1917, señalamos este gigantesco paso adelante de la humanidad, el mayor que haya conocido la historia, aunque fuese seguido de una momentánea reacción stalinista. Decimos a los obreros: no sigáis la política de Frente Popular. Porque os conduce al abismo. Seguid el camino de Lenin y Trotsky a escala mundial, y os llevará a la victoria mundial, es decir la liberación de la humanidad del capitalismo. Y no nos contentamos con exponer esta idea general, indicamos al proletariado en cada situación concreta el paso táctico, el camino a seguir. Decíamos: cuando García Oliver pronuncio su discurso "Alto el fuego", el 4 de mayo de 1937, un discurso calcado del de Thorez "Es necesario saber terminar las huelgas", traicionó a los obreros de Barcelona. Pero al mismo tiempo añadimos: el deber de la dirección revolucionaria durante las jornadas de mayo era el de responder a la provocación stalinista burguesa con la toma del poder por el proletariado, que sólo tras haber establecido su dictadura podía llevar a cabo con éxito la guerra contra el fascismo. A los procedimientos del Frente Popular nosotros oponemos en cada terreno, ya sea el problema militar, económico o de otra índole, los métodos revolucionarios cuya eficacia esta. verificada por la experiencia.
En vano buscaremos en los escritos críticos de los anarquistas de izquierda lo positivo, es decir, el camino que debía seguirse según los opositores. No la encontraremos por la sencilla razón de que no pueden hallarse sobre la base de las concepciones anarquistas.
La espontaneidad del 19 de julio, era realmente hermosa: ¡La iniciativa del pueblo, su heroísmo incomparable! Era una jornada grande e inolvidable para el proletariado, pero era una jornada, es decir, duró veinticuatro horas. Y una vez pasadas esas veinticuatro horas, el proletariado debe continuar luchando, pues es imposible derrocar al régimen capitalista en un día ni en una semana. La clase obrera debe no solamente continuar luchando, sino organizar su lucha. Y cuando se pasa a la organización, cuando se ponen las manos en la masa, uno se ensucia enseguida. Se comienza a actuar y a adquirir responsabilidades, sobre todo en un período revolucionario, pues ya no es posible conformarse con hacer criticas al régimen capitalista: se empieza a hacer política. Es inevitable. Pero hay que hacer política revolucionaria.
Terminada victoriosamente la gran jornada revolucionaria, se retiran las barricadas, pero los combatientes de las barricadas que han escapado a las balas se encuentran al día siguiente en las calles, y después en las fabricas. Para conservar sus victorias, deben formar organismos de defensa, juntas, comites. Y en estos comites, deben entrar necesariamente no sólo los obreros más avanzados, sino también los que están atrasados, imbuidos de mentalidad pequeñoburguesa. En estos comites los revolucionarios deben estar junto a los reformistas y los oportunistas, sobre todo cuando éstos últimos tienen influencia en el proletariado. Deben llegar a compromisos. Pero es preciso que lleguen a compromisos revolucionarios, es decir, a compromisos que favorezcan la lucha del proletariado, y no compromisos podridos que favorecen al enemigo, como los que han concluido los antiestatales García Oliver y Federica Montseny. Los anarquistas de izquierda harían bien en releer "La enfermedad infantil del comunismo" de Lenin. Harían bien, sobre todo, en asimilar las lecciones de esta obra marxista. Ello les evitaría caer en divagaciones y les enseñaría el realismo revolucionario.
La revolución es 1a lucha por el poder. Esta lucha toma una forma aguda y sangrienta. El poder pasa de las manos de una fracción a las de otra, más revolucionaria o más moderada, de un modo distinto al mecanismo de la transferencia del poder de los conservadores a los laboristas en el régimen constitucional y parlamentario ingles.
Todo se apoya en el filo de la navaja: Los dueños de ayer transforman en prisioneros, y viceversa. Lenin decía que durante el periodo revolucionario, las cárceles son las antesalas de los ministerios ¡y de ahí deducía la necesidad del terror rojo!

Cuando los Mozos de Escuadra me pusieron en libertad, después de los hechos de mayo, me decían : "Hasta la vista" y añadían: "Hasta pronto, tal vez cambiaremos los papeles". En un periodo revolucionario el problema se plantea siempre: nosotros o vosotros.
Durante las jornadas de julio, y de un modo mas agudo todavía durante las jornadas de mayo, el problema del poder se planteaba para la CNT y la FAI. Tomar el poder o dejarlo a los otros: es decir, a la burguesía de izquierda y a los fascistas y a los stalinistas. No había escapatoria. Durante los primeros meses que siguieron al 19 de julio, la dirección de la CNT cerraba obstinadamente los ojos para no ver la realidad. La realidad, en Cataluña, era el hecho de que dominaba toda la vida del país, poseía las armas, y podía adueñarse del poder casi sin un disparo. Pero los dirigentes la CNT decían: nosotros solamente nos ocupamos de la economía, de los sindicatos y de las fabricas. El poder solo puede interesar a los Apolíticos. Dejó pasar así la primera oportunidad, la mas propicia. En septiembre en Cataluña, en noviembre en Madrid, los anarquistas, que repetían la idea de que un poder de los comités obreros era demasiado "estatista", comenzaron a trabajar en la reconstrucción del estado burgués. En el mes de mayo de 1937, la cuestión del poder se planteó nuevamente para la CNT, pero de forma aún más aguda que en julio. Los stalinistas habían pasado al ataque para desarmar a la CNT. Esta ultima debía tomar el poder o dimitir. Eligió la segunda vía.
¿Qué debía hacer la CNT según los anarquistas de izquierda? La mayor parte de los anarquistas de izquierda permanecen mudos y no responden a esta pregunta clave. Algunos de los oposicionistas llegan a la idea de la dictadura cenetista. Pero dicha idea es expresada de manera imprecisa. Al plantearla se acercan evidentemente a nuestros puntos de vista. Pero, ¿qué queda entonces del anarquismo?.
El único grupo oposicionista en el seno de la CNT que expresó ideas claras, sobre todo durante las jornadas de mayo, son los "Amigos de Durruti". Y se pronunciaron por una Junta Revolucionaria que debía tomar el poder, apoyándose en los comites y en los sindicatos. Desgraciadamente, los "Amigos de Durruti" se quedaron a mitad de camino en su crítica. Esperamos que en el futuro sabrán deducir las lecciones de esa trágica experiencia.
Si nos hemos detenido sobre las ideas de los anarquistas de izquierda, es porque sus ideas reflejan el sentimiento de la base de la CNT. Ahora bien, el futuro del movimiento obrero español depende en gran medida de la evolución de la base revolucionaria de la CNT y la FAI hacia posiciones revolucionarias, o sea hacia las posiciones de la IV Internacional.
Después de haber pasado revista a las ideas de los anarquistas de izquierda, deseamos detenernos en todos aquellos que, a escala internacional, han roto con el stalinismo pero que combaten sin embargo los métodos bolcheviques. Hemos analizado la política del POUM y hemos señalado lo que la distingue de la nuestra. No vamos por supuesto a discutir con los diferentes grupos "trotskistas-antitrotskistas". del tipo de Oehler, etc. Estos grupos no tienen por lo general ideas que oponernos, sino rencores personales: no se ha apreciado como se merecía su valor como dirigentes del movimiento obrero, se les ha subestimado... Por lo demás, parece ser que Trotsky no sabe tratar a los hombres. Critican nuestros "métodos de organización". Sin embargo, en lugar de criticarlos, harían mejor viniendo con nosotros para mejorarlos. Estamos dispuestos a aprender, pero no tenemos tiempo que perder...

A escala internacional se perfilaba, sin embargo, desde hace diez años, una tendencia de los "buscadores de dios". Llamamos así a todos aquellos que han condenado el stalinismo pero creen que el origen del stalinismo se encontraba ya en el bolchevismo. Condenan no solo los métodos stalinistas, sino también su contrario, los métodos leninistas. Dicen que nuestro análisis de los errores stalinistas es superficial. No llegamos, según parece, a la raíz del mal y nos detenemos solamente en sus consecuencias lógicas. Es el mismo Lenin, el que, según estos nuevos antibolcheviques, ha comenzado la contrarrevolucion en Rusia y ha preparado el camino a Stalin. Es necesario pues revisar no sólo el stalinismo, sino también el bolchevismo. Es preciso revisarlo todo. Algunos van incluso más lejos y afirman que las raíces del mal se encuentran ya en varios errores de la misma concepción marxista. Entre los ideólogos de esta concepción "stalinismo igual a bolchevismo" podemos citar a Boris Souvarine[2] que, dicho sea de paso, ha terminado en el "Figaro". Pero no todos han tomado el camino del viejo periódico del gran perfumista francés[3].
Existen en todo el mundo varios miles de revolucionarios honestos que se hallan en una confusión ideológica sin precedentes. Ven adónde conduce el stalinismo, por el que sienten una repugnancia profunda y justificada. Pero después de haber rechazado el stalinismo, han comenzado a dudar de todo, del bolchevismo y del marxismo. Y buscan desde hace diez años nuevos métodos revolucionarios superiores al bolchevismo e incluso al marxismo. Algunos de ellos intentan extraer argumentos en contra del bolchevismo y de Lenin, en Rosa Luxemburgo[4]. Se apoyan en las divergencias entre Lenin y Rosa sobre cuestiones de organización, y también en las críticas hechas por Rosa a los métodos bolcheviques en su folleto "La Revolución Rusa". Estas ideas fueron expresadas en Francia por el grupo "Spartacus" que edita la revista "Masses" y en otros países por grupos similares. Estos antibolcheviques quieren sacar de Rosa Lucemburgo argumentos contra la idea de una organización centralizada a la manera leninista. Combaten por consiguiente a la IV Internacional, que se apoya sobre las concepciones leninistas. Rechazando el bolchevismo, buscan nuevos métodos revolucionarios e incluso nuevos métodos de pensamiento, considerando, por ejemplo, que la dialéctica marxista se presta a demasiadas interpretaciones arbitrarias. No sabiendo a qué santo encomendarse, buscan un nuevo dios. Cuando hemos empleado para ellos ese termino que Lenin utilizaba contra el empirocriticismo y contra Lunacharski, no lo hemos empleado en el sentido peyorativo o por necesidades de la polémica. Los "buscadores de dios" son siempre una realidad en los periodos de confusión ideológica que siguen a las catástrofes. Y la caída de la ideología del Comintern ¿no es una. catástrofe? Por lo demás es muy inteligente y noble verificar, querer profundizar las cosas, llevar lo mas lejos posible el análisis y sobre todo buscar. Pero lo que es mas difícil es encontrar.
No tenemos la intención en este trabajo de responder a todas las objeciones de los buscadores y de los revisionistas, que pueden, por lo demás, tener razón en algunas de sus criticas. No tenemos la pretensión de resolver aquí el problema de los pecados originales del bolchevismo, ni siquiera la de analizarlo a fondo. Deseamos solamente demostrar, a la luz de la trágica experiencia, que los "buscadores" y los revisionistas tiran el agua de la bañera con el niño dentro, mezclan la paja con el grano, y no han encontrado mejores métodos de estrategia revolucionaria ni nuevos métodos de pensamiento, y que durante la revolución española las ideas bolcheviques, que ellos critican precisamente como nefastas, han recibido una nueva confirmación.

l. La idea bolchevique sobre la necesidad de un partido revolucionario centralizado, de un partido de vanguardia del proletariado, ha sido confirmada una vez mas en la revolución española. Las condiciones objetivas para una revolución proletaria existían en España, como lo demostramos aquí. Sin embargo, se fue de desastre en desastre. Las ilusiones de ciertos revisionistas y de viejos sindicalistas de que organizaciones amplias, que engloban al conjunto del proletariado, como los sindicatos, son suficientes y pueden reemplazar al partido, deben ser rechazadas tras la experiencia de 1936-1939. Los sindicatos han jugado un gran papel en la revolución española. Por otra parte, todos los obreros españoles se hallaban sindicados después de julio. Los sindicatos supieron realizar una gran labor en el terreno económico. No supieron organizar al conjunto, ni resolver el problema del poder.
Un partido revolucionario, con su democracia interna, pero también con su centralización y su disciplina, es necesario si queremos evitar nuevas catástrofes en el futuro. El Partido Comunista era un partido disciplinado, pero su disciplina estaba al servicio de una política contrarrevolucionaria. Sin embargo, de ello no se desprende en absoluto que un partido centralizado y disciplinado sea inútil, sino precisamente lo contrario: sin partido disciplinado, no hay revolución victoriosa.
2. La espontaneidad de las masas no basta. Existía en España. Gracias a ella asistimos al heroico 19 de julio y a las jornadas de mayo. Pero ello no puede bastar para organizar la revolución: es necesario un partido. A1 afirmarlo, no discutimos con aquella a la que Lenin llamaba "el águila de la revolución", sino contra quienes intentan extraer de sus concepciones argumentos para echar zancadillas e impedir la construcción de la IV Internacional.
La espontaneidad de las masas conduce a la centralización. Su combatividad a la creación de patrullas de control y milicias a las que es preciso centralizar dentro del marco de la dictadura del proletariado. La colectivización espontánea plantea la necesidad de una centralización, de un plan económico para el conjunto del país. Para no desaparecer, las colectivizaciones deben incorporarse a los marcos de a economía socializada, es decir de una economía de período de transición.
3. El empleo de la violencia es inevitable en una revolución, no solamente violencia contra los fascistas y los enemigos declarados del proletariado, sino también, en una cierta etapa del desarrollo revolucionario, contra las corrientes reformistas y conciliadoras dentro de la clase obrera.
Todo el problema consiste en esto: ¿en qué sentido es empleada? ¿A qué fines políticos sirve? Los stalinistas empleaban también la violencia, pero al servicio de una política contrarrevolucionaria que se orientaba con la burguesía democrática, Chamberlain y el Papa. Pero si en lugar de dirección de la CNT hubiesen existido no estos charlatanes anarcoministros, sino jacobinos proletarios, esa dirección debía emplear en mayo la violencia revolucionaria para desbaratar la provocación stalinista, que representaba la influencia de la burguesía, las tendencias reaccionarias de Comorera, que frenaban la revolución.
¿Los bolcheviques fueron en Rusia demasiado lejos en el camino de la violencia revolucionaria contra los mencheviques? Es posible, pero eso estaba condicionado por sus dificultades. Se puede discutir sobre sus errores en este terreno. El periodo leninista de la revolución rusa, 1917-1923, no es una edad de oro. Aceptamos muchas criticas y aceptaremos muchas mas. Pero lo que si es seguro es que los revolucionarios se verán obligados, en el terreno del empleo de la violencia revolucionaria, a aprender de Lenin y Trotsky, más que a rechazarlos. Incluso en el seno del proletariado la democracia tiene sus límites. Estos límites deben ser determinados por las necesidades de la lucha revolucionaria.
4. El método materialista y dialéctico, es decir, el método marxista de investigación, es el único que nos permite orientarnos a la luz de la experiencia española. Carecer de él es como tener una venda en los ojos. Los stalinistas pretenden utilizar la "dialéctica" para demostrar que lo blanco es negro y que el Papa es amigo del proletariado. Pero ello no significa que el método dialéctico no responda a la realidad: pues no tiene nada que ver con los malabarismos stalinistas, sino que nos permite comprender los conflictos de intereses que se hallan en la base de todas las luchas ideológicas. Nos permite analizar las razones y la falsa utilización que de ellas hacen los malabaristas stalinistas. En la base de la "dialéctica stalinista", ese malabarismo que oscila entre la mística idealista y la estafa sin escrúpulos, están los intereses de la casta burocrática.
El retorno de la ciencia a la alquimia, del marxismo al idealismo ciego de los anarquistas, por ejemplo, es imposible para el proletariado.
5. "Pero ¿vuestra dictadura y vuestros métodos no llevan fatalmente al Thermidor? Después de Lenin, Stalin: ¿No os desanima el ejemplo de Rusia?"
No aceptar la dictadura del proletariado con todas sus consecuencias, a saber: el partido centralizado, el terror rojo, la violencia contra el reformismo, es no aceptar la revolución. Es el comunismo libertario... en el cielo, y el Frente Popular en la realidad, y el mantenimiento de la democracia burguesa que conduce al fascismo. El proletariado es una clase que debe cumplir su misión histórica y liberar a la humanidad de las cadenas del capitalismo.
Thermidor no es el resultado del terror ni de la dictadura. La forma en que surge es la resultante de la dictadura; pero el Thermidor surgió a la superficie cuando las condiciones objetivas no permitieron que la revolución siguiera avanzando. El Thermidor ruso es el resultado de terribles derrotas del proletariado internacional y del aislamiento de la revolución rusa. La revolución española victoriosa podía haber sido un golpe tal vez mortal para el Thermidor ruso, es decir, el régimen de Stalin. La próxima revolución socialista en los países capitalistas empujará a los obreros rusos a terminar con la pesadilla stalinista.
El peligro de degeneración en un país aislado, en caso derrotas a escala internacional, existe evidentemente. Pero ello no es motivo para cruzarnos de brazos. Abandonar la idea de la dictadura, es decir, abandonar la revolución porque puede luego degenerar, es como abandonar la alegría porque puede ir seguida de tristeza, y la vida, de muerte.
Pero la humanidad sigue hacia adelante, aunque con pausas que pueden durar decenas de años. El proletariado es una clase capaz de superar todos los Thermidores, todas las derrotas pasajeras, y de reventar el absceso stalinista. Liberará a la humanidad.

[1] Estos decretos sobre el orden público no pudieron aplicarse hasta después de Mayo de 1937. Para aplicarlos, había que desarmar al proletariado de Barcelona (N. de A.)
[2] B. Souvarine fue uno de los fundadores del Partido Comunista Francés, que se alineó en los años 20 con las tesis de la oposición de Izquierda. Posteriormente rompió con el marxismo.
[3] René Coty, propietario del periódico "Le Figaro", y político conservador, era un poderoso industrial perfumista (N. de E.)
[4] Rosa Luxemburgo. Dirigente del partido Socialista polaco y del Alemán, con el que rompió por su posición socialpatriota durante la I Guerra Mundial. Fundadora junto con K . Liebknecht del grupo espartaquista, se adhirió a la Internacional Comunista, aunque discutiendo algunas cuestiones con el Partido Bolchevique. Fue asesinada en 1918 por la policía de los Socialdemócratas Ebert y Noske
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Tyler durden

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gazte
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Re: Los anarquistas de izquierdas y los "buscadores de Dios"

Mensaje por gazte » 01 May 2009, 10:56

cuando fue escrito eso?

estoy de acuerdo con el en la mayoria de las cosas, aunque hay cosas que no me gustan como estan explicadas, y otras veces da la sensacion de ser muy dogmatico, pero apariencias a parte, si no nos fijamos en las formas y si en el fondo, creo que tiene razon.
Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.

--Bertold Brecht


blog para hacerte reflexionar- http://enbuscadeeldorado.blogspot.com/

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Rojo Negro
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Re: Los anarquistas de izquierdas y los "buscadores de Dios"

Mensaje por Rojo Negro » 19 May 2009, 00:59

Que lastima que no cita a Bujarin, Trotsky, a se me olvidaba por medio de las purgas ya no están en el santoral estalinista. O sea, aspiran a lo mismo que nosotros pero, por etapas. Que interesante, cuanto se supone que dure una etapa de esas, por que la ultima vez, los bolchos estuvieron mas de 70 años y no pasaron del capitalismo de estado. Sin olvidar el detalle de la represión brutal. En fin la misma retórica de siempre, “mi Tarzán el resto de la izquierda Chita” nada nuevo en el panorama. Bueno si algo nuevo y macabro, aspiran a regresar.

Si no los hago pensar, por lo menos aspiro a hacerlos reír.
Salud y Revolución Social.
Pedro Kropotkin
Toda sociedad que rompa con la propiedad privada se verá en la necesidad de organizarse dentro del comunismo anarquista.

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