En cuanto empiezan a hablar en femenino y reivindicar los cuidados ya me consta que la asamblea exigirá, además de 5 horas -mínimo-, obligatoreidad para llevar "cena de traje" y salir de allí a la 1 de la mañanaUna típica táctica es la de mencionar la existencia de roles de poder, necesidad de cuidados emocionales y demás, así en abstracto, y luego en el concreto hacer todo lo contrario.
Soy más del estilo de Joreg y prefiero el ser resolutivo y arrear tras un rápido oremus, habiendo dejado bien claro quien se queda encargado de qué y para cuando. Me conocen por mis actas minuciosas, pero es que, redios, si no todo el mundo puede reunirse una vez a la semana, y los que no pueden acudir a todo no se pueden informar de cómo se están tomando las decisiones y qué se decide, al final tienes que 20 personas tienen que preguntarle a las 4 que siempre van a las asambleas de qué redios se ha hablado y acordado, cosa que no contarán de forma tan minuciosa y aséptica como en un acta, con lo que la comunicación deja de ser horizontal y el flujo de información es manipulado a gusto de unos.
Dejo, que se me olvidaba, el prólogo al libro de "Asambleas y reuniones" de Traficantes de Sueños:
LA MALA PRENSA DE LAS MALAS EXPERIENCIAS
Ciertos polemistas viscerales exigen que cada decisión sea tomada por
una asamblea (les encantan las asambleas). Discutir nimiedades hasta la
exasperación indica una gran desconfianza mutua entre los asamblearios
(además de pocas miras), pero no llegar a soluciones claras y asumidas
por todos, o «mariposear» de tema en tema sin resolver ninguno, revela
una falta de método o de educación «social» que puede conducir a tachar
el sistema asambleario como de muy ineficaz y sobre todo aburrido. Esas
largas horas de asambleas que todos sufrimos, en las que al final ya no
sabías de qué se hablaba, ni qué se votaba, ni qué se había decidido, son
un auténtico horror, salvo para aquellos con un ego que se colma al
hablar y al discutir.
Lorenzo Mediano