Chavs: la demonización de la clase obrera

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plan_b
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por plan_b » 08 Sep 2013, 13:50

Jorge. escribió:Aquí desde los setenta: destrucción de la industria, precarización del empleo, servicios desmantelándose, clase trabajadora a la defensiva y en retroceso... Salarios a la baja.
y la cultura, hecha unos zorros. también el pensamiento. lo único que parece seguir adelante es la ciencia (no en españa, claro). en cierto modo, esto se parece a la antigüedad tardía. todo se venía abajo, todo retrocedía excepto la religión y la santa madre iglesia. a lo mejor ahora pasa lo mismo pero con la ciencia, que logrará mantener pequeñas islas de civilización (monasterios de científicos) en el mar de escombros, violencia y miseria donde, tarde o temprano, desembocará todo esto. y de uno de esos monasterios, del más loco y siniestro, surgirá un nuevo engendro biológico, para nosotros el anticristo, porque ya no será humano y se nos comerá a todos. ahora bien, será capaz de llevar una gestión ecológico-planetaria más eficiente.
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salvoechea
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por salvoechea » 08 Sep 2013, 17:28

Jove Obrer escribió:Siempre que miro esas medias de salario, me deprimo. ¿donde esta la gente que cobra eso?. Si la pareja trabaja, si que pueden llevar a un cole privado y más cosas. Yo firmo ese salario y viva la socialdemocracia etc, la verdad. Pero yo no veo eso a mi alrededor. Para que salga esa media hay quienes cobran un pastón vergonzoso, digo yo.
el salario mediano en España es de 19.287 euros año
Pero vamos a ver, que siempre hablan de salario bruto, quítale del 15 al 18 % de IRPF menos 4,70% de la S.S. menos 1,60% desempleo menos 0,10% formación, que se vienen a quedar en unos 1000 euros netos por catorce pagas, una maravilla vamos. No firmes tan pronto ese maravilloso salario
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por Jove Obrer » 08 Sep 2013, 18:39

Gracias, me han animado bastante :D
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por salvoechea » 08 Sep 2013, 19:54

Jove Obrer escribió:Gracias, me han animado bastante :D
Pues no te entiendo el comportamiento ciclotímico, la verdad :lol: Te derpimes porqué piensas que tu salario es una mierda comparado con los de la mediana y cuando te das cuenta que estás dentro de esa mediana de sueldos que sigue siendo una mierda te animas :roll:
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por blia blia blia. » 08 Sep 2013, 20:12

No me parecía necesario resaltarlo, el de la Sexta se refiere al "hombre medio" como a lo más común. El de chavs se refiere a la clase media respecto a la propiedad y el control de los medios de producción. Personalmente me quedo con la segunda opción. Llaman lo mismo a cosas diferentes, los primeros no pueden pagarse un colegio privado no subvencionado, los segundos sí.

Sobre la diferencia de la media y la mediana. Supongamos que 5 niños reciben de propina: 8, 10, 10, 12 y 100 euros. La media es de 28 euros, la mediana de 10 (lo que cobra el que está en el medio, la mitad cobra más y la mitad cobra menos). Por supuesto esto es un ejemplo preparado. Pero si hay que dar un sólo dato para describir el salario que cobra una población, tiene más significado la mediana porque elimina el efecto de una minoría de sueldos muy altos que suben el salario medio. Por supuesto, el salario mediano no tiene porqué coincidir con el más frecuente.

Los 21.000 euros son de ingreso mediano por familia, no el salario medio. Simplemente me llamó la atención que utilizara la mediana porque recientemente había leído el artículo de gaussianos.

Y no tiene mucho que ver con el tema, pero es que me fijo más en esas chorradas que en cosas importantes.
Aquí desde los setenta: destrucción de la industria, precarización del empleo, servicios desmantelándose, clase trabajadora a la defensiva y en retroceso... Salarios a la baja.
Lo que cuenta es que allí también gracias a las políticas de Tatcher y su discípulo aventajado Blair. Aumento del consumo a través del endeudamiento.
¿A partir de los 70 se desmantelaron los servicios públicos en España? En educación el gran boom fue precisamente a partir de una ley de 1970, fue en esa década y todavía más en los 80 cuando se llenaron las universidades públicas. O eso me parece, no tengo datos a mano.

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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por salvoechea » 08 Sep 2013, 20:27

blia blia blia. escribió:
Aquí desde los setenta: destrucción de la industria, precarización del empleo, servicios desmantelándose, clase trabajadora a la defensiva y en retroceso... Salarios a la baja.
Lo que cuenta es que allí también gracias a las políticas de Tatcher y su discípulo aventajado Blair. Aumento del consumo a través del endeudamiento.
¿A partir de los 70 se desmantelaron los servicios públicos en España? En educación el gran boom fue precisamente a partir de una ley de 1970, fue en esa década y todavía más en los 80 cuando se llenaron las universidades públicas. O eso me parece, no tengo datos a mano.
Yo creo que es parte de lo mismo, entrada en la CEE después UE, desmantelamiento de la gran industria y del sector agropecuario en la primera fase. A cambio se instauran ciertos sistemas de protección social que representaban algún grado de reparto de la riqueza. La segunda fase que nosotros la estamos viviendo ahora y los británicos la sufrieron a principios de los 80, desmantelamiento de los servicios sociales. Bajada de ingresos de las clases populares que nos viene por tres lados: bajada directa de salarios, recorte de prestaciones sociales que son en esencia salario indirecto y aumentos de impuestos indirectos que pagan mayoritariamente los asalariados.
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por Jove Obrer » 08 Sep 2013, 20:35

salvoechea escribió:
Jove Obrer escribió:Gracias, me han animado bastante :D
Pues no te entiendo el comportamiento ciclotímico, la verdad :lol: Te derpimes porqué piensas que tu salario es una mierda comparado con los de la mediana y cuando te das cuenta que estás dentro de esa mediana de sueldos que sigue siendo una mierda te animas :roll:
Ya, si, el mal de muchos consuelo de tontos. :lol:
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por Jorge. » 08 Sep 2013, 22:40

blia blia blia. escribió:Los 21.000 euros son de ingreso mediano por familia
¿Por familia?

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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por blia blia blia. » 09 Sep 2013, 08:43

Jorge. escribió:
blia blia blia. escribió:Los 21.000 euros son de ingreso mediano por familia
¿Por familia?
Cito:
Un hogar con ingresos medios recibe sólo 21.000£. Ese es el punto medio exacto, lo que significa que la mitad de la población gana menos.
No aporta fuentes.

Como no sabía si en el original ponía average (medio) o median (mediano) busqué información y vi que había un indicador que eran los ingresos medianos de una familia: http://en.wikipedia.org/wiki/Median_household_income así que la información de que es el punto medio exacto es correcta. En los datos que aparece en la tabla, no se muestra Inglaterra, sino Gran Bretaña, sale a una 16.000 libras con un cambio de 2.010 (1 libra = 1,56 dólares). Supuse que en Inglaterra se ingresaba mucho más que en el resto de Gran Bretaña.

Como el libro es en plan divulgativo y no aporta fuentes de la mayor parte de sus datos, lo máximo que puedo hacer es ir a la edición original a ver si utiliza ingreso mediano o medio, que es lo que me preocupaba a mí, que confundiera la media con la mediana. Aunque al haber un indicador que es ingreso mediano por hogar, supongo que no lo haga.

Por otra parte, utiliza muchos datos y descripciones de la evolución de la sociedad y en particular la opinión pública, y como no da fuentes (de los artículos en prensa sí, de los datos a veces) y no he observado directamente la evolución de la sociedad, ni tengo mucha idea de la historia de Gran Bretaña, no puedo poner la mano en el fuego sobre la veracidad.

En España, algo de este tipo con cierta relevancia fue el Informe Petras. No sé si hay algo más actual.

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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por Ith » 22 Ene 2014, 22:11

Sobre el tema:
"Canis" y conciencia de clase

El sentido del humor es un reflejo del ingenio y la capacidad intelectual tanto de las sociedades como de los individuos que las forman, pero también puede reflejar sus prejuicios y estereotipos más arraigados. Analizando sobre qué se hacen más habitualmente chistes en cada época o población podemos obtener una nítida radiografía de cuáles son sus colectivos discriminados o peor vistos socialmente. El repertorio ha sido (y es) amplio a lo largo de la historia: chistes de negros, de judíos, de mujeres, de leprosos, de gitanos, de gente de Lepe o de andaluces en general, de gallegos, catalanes y vascos, de homosexuales... En España, un nuevo colectivo ha subido en los últimos años al primer puesto de la lista de chistes recurrentes: los "canis" y "chonis" en cualquiera de sus denominaciones (si los esquimales son conocidos en el mundo entero por los múltiples nombres que tienen para la nieve, los españoles quizá pasemos a la posteridad por la cantidad de nombres que tenemos para referirnos a lo que entendemos por "cani": poqueros, poligoneros, malotes, gañanes... Aquellos que queráis ampliar vuestro vocabulario podéis dirigiros a la mayor fuente de "sabiduría" popular, La Frikipedia, para buscar sinónimos de "cani" y para encontrar todas las connotaciones peyorativas que conlleva esta palabra ).

Como comentaba, cada corriente de chistes de estereotipos corresponde a un tipo de odio, fobia o discriminación social: machismo / misoginia, xenofobia y homofobia son las tres principales fuentes de las que beben sus autores (la mayoría anónimos). Entonces, los chistes de "canis" no parecen encajar en este esquema, os diréis a vosotros mismos. Sin embargo, yo creo que sí. Pueden englobarse perfectamente dentro de lo que entendemos por clasismo ("actitud de los que defienden la discriminación por motivos de pertenencia a otra clase social", según la RAE) o prejuicios de clase. Qué tendrán que ver los chascarrillos sobre los "canis" con las clases sociales, si también nos metemos con otras tribus urbanas (góticos y "emos", "hipsters", "indies" o modernos; "heavies", "punks", "rockeros" o "rastafaris"...), si para todas tenemos tenemos al menos un par de buenos chistes, os preguntaréis. Pues bien, las diferencias están claras. La calificación de "cani" no se limita a la estética de la persona y al estilo de música que prefiere. Responde, nos guste admitirlo o no, a una pertenencia a determinado sector de la población y a una determinada clase. Por supuesto, lo primero que llama la atención es la superficie (las marcas de ropa que escogen, los grupos musicales que escuchan, los complementos que utilizan, los tipos de coche o mascotas que se compran...). Pero si ahora os preguntase en qué zonas viven o dónde soléis encontraros a los "canis" cerca de vuestro lugar de residencia, me señalaríais sin dudar barrios enteros concretos. Y esto es porque aquellos a los que calificáis de "cani" son en su inmensa mayoría (por no decir su totalidad) de origen humilde, vienen de familias obreras, o lo que es lo mismo que decir la clase trabajadora o proletaria. Si hay algún "cani" burgués (véase Cristiano Ronaldo o David Bisbal), es porque se ha convertido en uno con el tiempo, haciendo fortuna debido a algún tipo de talento (artístico, deportivo...) o a su trabajo. Eso que llamamos "nuevos ricos". Pero su origen sigue siendo el mismo. Obrero. Y los obreros suelen vivir, valga la redundancia, en barrios obreros, que conocemos como periféricos o el extrarradio, sin más. El resto de las tribus urbanas pueden pertenecer a cualquier clase social y vivir en cualquier barrio.

Por otra parte, al "cani" se le presupone una forma de ser que no se le supone al resto de tribus urbanas. Cuando decís "cani" también queréis decir persona con poca o ninguna cultura general, en ocasiones incluso analfabeta, que ha experimentado el fracaso escolar y que además no muestra interés en trabajar, es vaga en sí misma. No sabemos si los góticos o los "hipsters" son muy trabajadores o poco, ni conocemos su nivel medio de formación. Pero en cuanto a los "canis" lo tenemos clarísimo. Son parásitos, chusma inactiva. Lo que hemos dado en llamar "Ni-Nis" (ni estudian, ni trabajan). Ojo, no todos los "Ni-Nis" son "canis", cualquier joven de cualquier procedencia puede haber abandonado sus estudios y no estar buscando un empleo, pero en nuestra concepción general, TODOS los "canis" son "Ni-Nis". Y si no lo son, tienen un trabajo de "cani". Con esto nos referimos a trabajos poco cualificados: camareros, peluqueras, reponedores o cajeras de supermercado... Ojo otra vez, no consideramos "canis" a todos los que desempeñan este tipo de labores, pero no se nos pasa por la cabeza que un "cani" pueda querer acceder siquiera a otra clase de profesión. ¿Un abogado con peinado "cenicero"? ¿Un médico con chandal y "oros"? ¡Ni de coña!

No hay duda de que la palabra es de por sí despectiva. Y es que los "canis" no le gustan a nadie, por lo visto. Ninguna otra tribu urbana despierta un odio tan unánime y pasional, excepto los "perroflautas" entre las personas mayores y conservadoras, y resulta que estos también son en su mayoría pobres. Pero de los de pedir, y esto, claro está, resulta mucho más molesto. Puede que nos riamos de los pijos por sus mocasines de colores y sus jerseys por los hombros (está quizá sea la tribu que después de "canis" y "perroflautas" despierta más resquemores, y justamente es por otro enfrentamiento de clase, ya que los "pijos" suelen ser todos de clase "media-alta", pues para pagar los "cocodrilos" y los "jugadores de polo a caballo" hace falta "parné"), o de los "emos" por su tendencia a dramatizar, o del "postureo" de los hipsters; pero si hay un colectivo que TODOS rechazamos de antemano, independientemente de nuestro origen, gustos o estética, son los "canis". Una buena forma de comprobar si estoy en lo cierto o no, es echar un vistazo a las redes sociales. Me he permitido buscar en Twitter palabras como "cani", "choni" y "poquero" y mirad lo que me he encontrado.

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Una elocuente muestra de que sí, se les asocia a barrios concretos, se hace incluso distinción entre ellos y las personas normales, se les considera "vagos y maleantes" (sacando a relucir la ley franquista) y maleducados (no saben hablar ni escribir con corrección) y se llega a desear su muerte o exterminio (aludiendo a la selección natural cuál brillantes darwinistas sociales en la línea del nazismo). No sólo son las prendas que se ponen o los géneros musicales que escuchan aquello de lo que hacemos burla. Porque hay que dejar claro que todo esto se suele decir en broma, ¿o no?

Pero no he venido aquí hoy a redactar un J'acusse en defensa de los "canis" como hizo Zola en su día en defensa de los judíos. No se encarcela a nadie por ser "cani". Lo que quiero es determinar la causa de esta estigmatización y a qué se debe este creciente rechazo y focalización de la mofa y befa de nuestro país en este grupo social.

Si echamos un vistazo a la televisión, podemos encontrar este estereotipo copando gran parte de la programación de los canales generalistas. Lo primero que se nos viene a la cabeza son los reality shows, desde los clásicos como Gran Hermano hasta los híbridos más modernos como Mujeres, Hombres y Viceversa; Hermano Mayor o Gandía Shore. Están plagados de "canis", y no sabemos si es porque son ellos los que más se presentan como participantes o porque es un requisito de selección. Pero en los magacines y programas de reportajes también encontramos nuestra buena dosis de "canis": Belén Esteban, "la princesa del pueblo", en Sálvame, es su máximo exponente; junto a los retratos esperpénticos de barriadas y polígonos con los que les gusta regalarnos a los de Callejeros. La ficción tampoco está exenta de su ración de "canismo": la Juani de Médico de Familia fue la precursora de Manos a la obra (¡Manolo y Benito Corporeison!), Los Serrano, Yo soy Bea, Aquí no hay quien viva / La que se avecina... pero, sin duda, la joya de la corona es Aída. Lo tiene todo. Cualquier estereotipo peyorativo sobre la clase trabajadora de los barrios periféricos (representados por este Macondo de viviendas sociales conocido como Esperanza Sur) lo encontraréis en esta serie de televisión. Cualquiera. A saber:

- Aída: Madre divorciada y desdoblada entre las labores del hogar y las labores de los hogares de los demás, porque, como no podía ser de otra manera, trabaja como limpiadora (como "chacha", si nos atenemos a la nomenclatura despectiva que se exhibe en la serie). Para más inri es inculta y simplona y siempre está en celo porque no encuentra varón para un "apaño".

- La Lore: hija adolescente "choni", ligera de cascos y muy corta de luces que abandona sus estudios para participar en Gran Hermano. Sólo piensa en sexo y diversión (sinónimo de discotecas, alcohol y...claro, sexo otra vez).

- El Jonathan: El hijo delincuente juvenil/ pandillero. Lo que entendemos por gamberro.

- El Luisma: El hermano (ex)yonqui descerebrado y sus amigos (ex)yonquis descerebrados. No piensa buscarse un trabajo ni falta que le hace. Lo que entendemos por vividor. De poca monta, eso sí.

- La madre de Aída: ex-actriz de variedades, obesa por pura insatisfacción, comedora compulsiva que hace gala de una total falta de autocontrol y de un egoísmo y mezquindad sin límites.

- Paz: Una vecina prostituta.

- Macu: La paleta que llega del pueblo a vivir a la ciudad, por supuesto, "más bruta que un arado". Igual de "facilona" que la Lore.

- Mauricio: el dueño del bar más concurrido del barrio y "facha" mayor del reino (machista, racista, franquista...). También es lo más parecido a un capitalista que se puede encontrar en Esperanza Sur, porque tiene un mísero bar, lo que le faculta para considerarse "empresario" e intentar explotar y sacar beneficio de todo el que se le ponga por delante.

- Machupichu (¿alguien sabe como se llama?): el inmigrante sumiso.

- Fidel: el único personaje de Aída con inteligencia y amplia cultura general. Por eso mismo aparece estigmatizado como pedante, pomposo e insoportable. Querer saber en un barrio de clase baja es pecado. Además es gay, otro pecado. "Puritita" carne de "bullying".

- Aidita: nieta rechoncha y "chapona" de Aída. Otra "sabionda" como Fidel. Más carne de "bulliyng" para el asador.

En general, lo que sacamos en conclusión de una de las series de mayor audiencia emitidas en España es que la clase trabajadora de los barrios humildes tiende a guiarse sólo por sus instintos, no sólo de supervivencia (llegar a fin de mes como sea, alimentar a su familia), sino también sexuales (no es casualidad que el único personaje femenino de la serie que no está "salido" se dedique precisamente a la prostitución) y otros vicios (gula, drogas...). El proletariado lleva asociándose así desde 2005 en el prime-time de los domingos directamente a la marginalidad y a la picaresca, cuando no a la delincuencia, y a la ausencia de formación y un empleo digno y de interés por los mismos. Lo que es lo mismo que decir que si no prosperan es porque o no están capacitados para ello, o no les da la gana. O lo que es lo mismo que decir que se aprovechan de los subsidios y la caridad y que no son en absoluto productivos para el Estado. Escoria, en una palabra. Lastre que soltar. Por algo "barriobajero" es un insulto.

Claro que este cargar las tintas en las clases más bajas de la sociedad no es sólo cosa de los medios de comunicación y el "entertainment". Y no proviene de ellos. Preguntémonos a quién señalan los políticos y empresarios cuando dicen que hemos vivido por encima de "nuestras posibilidades", que el dinero de las pensiones y prestaciones sociales "se gastan en pantallas de plasma", que hay que recuperar la "cultura del esfuerzo", que debemos pensar más en nuestros deberes que en nuestros derechos y trabajar como "chinos en un bazar" si queremos salir de la crisis algún día. Se refieren a aquellos que con un trabajo de asalariados osaron viajar en sus vacaciones, comprarse casa y coche, disfrutar de la cultura y las nuevas tecnologías o conseguir que sus hijos accediesen a estudios universitarios. La percepción de que tenían más de lo que se merecían, acorde a su papel social, es la excusa perfecta para todos los recortes en servicios públicos y derechos del trabajador que permitan al sector privado campar a sus anchas. Su justificación sociopolítica e incluso moral: hay que frenar la plaga de parásitos irresponsables que nos ha llevado a la situación económica en la que nos encontramos.

Este fenómeno lo describe de maravilla el que debería ser ya un libro de cabecera para todo el que quiera entender lo que está pasando: "Chavs, la demonización de la clase obrera", escrito por el británico Owen Jones y publicado en España por la editorial Capitán Swing. Para que os hagáis una idea, los "chavs" ("chavettes" en femenino) serían los "canis" en Gran Bretaña. Es la palabra que usan coloquialmente para referirse a los jóvenes de las viviendas de protección oficial, que tienen un acento y apariencia concretas. Como aquí, son objeto de escarnio en la televisión y en Internet, con el mismo estereotipo de desempleados y pensionistas crónicos, de baja catadura moral y también bajo coeficiente intelectual, potenciales delincuentes y adolescentes embarazadas que salen de familias desestructuradas y/o disfuncionales. Owen explica cómo "este concepto es en realidad una manera oblicua de definir al conjunto de la clase trabajadora y responsabilizar a los pobres de ser pobres". Como apuntábamos antes, en plena crisis económica mundial, la justificación cae del cielo. La pobreza no se debe a los problemas macroeconómicos y estructurales, a las limitaciones del "sacrosanto" libre mercado o a las decisiones y comportamientos de las clases poderosas, sino a los defectos de los ciudadanos que la sufren: a sus hogares dislocados, a su falta de ambición y sacrificio y a su escasa capacidad intelectual.

También nos cuenta cómo en Gran Bretaña el término “chavs” se aplica como si de un concepto sociológico se tratase, aunque que nadie puede decir con exactitud qué significa. El diccionario de Oxford por Internet define al “chav” como “un joven de clase baja, de conducta estridente que viste ropa de marca, auténtica o de imitación”. Otro diccionario de 2005 los define como “joven de clase trabajadora que se viste con ropa deportiva”. Extraoficialmente, a modo de chasquarrillo, se dice que es un acrónimo de “Council Housed and Violent” (Habitante de Casas Municipales y Violento). En un libro satírico que fue best-seller en el Reino Unido, "The Little book of Chavs", se llegan a identificar los que se consideran como típicos trabajos “chavs”. La “chavette” es una aprendiz de peluquería, limpiadora o camarera mientras que los hombres son guardias de seguridad o mecánicos. Según el libro, “chavs” de ambos sexos suelen ser cajeros en los supermercados o empleados de hamburgueserías. ¿Os suena de algo?

Pero lo interesante del libro de Owen es que nos cuenta paso a paso cómo se ha llegado hasta aquí. La era del neoliberalismo, inaugurada por Margaret Thatcher con una drástica desindustrialización en los años 80, marcaron el triunfo de un individualismo que hundió el sistema de valores solidarios de la clase trabajadora. Los ataques de Thatcher a los sindicatos y a la industria asestaron un duro golpe a la vieja clase obrera industrial. Los trabajos bien pagados, seguros y cualificados de los que la gente estaba orgullosa, y que habían significado el eje identitario de la clase obrera, fueron erradicados. Apelando a la falacia de la responsabilidad individual como ascensor en la escala social, sentó las bases de la actual "ley del más fuerte". “El objetivo era acabar con la clase obrera como fuerza política y económica en la sociedad, reemplazándola por un conjunto de individuos o emprendedores que compiten entre sí por su propio interés”, escribe Jones. El libro analiza y muestra, de este modo, como el odio a los "chavs" no es un fenómeno aislado. Es, en gran parte, producto de una sociedad con profundas desigualdades.

Owen pone de manifiesto cómo el estereotipo ha contribuído a justificar el ajuste fiscal de la coalición entre conservadores y liberales que lidera el primer ministro David Cameron, que en uno de sus discursos pronunció lo siguiente: “¿Por qué esta rota nuestra sociedad? Porque el Estado creció demasiado, hizo demasiado y minó la responsabilidad personal” (alumno aventajado del thatcherismo, "isn't it?"). Este tipo de cosmovisión ha servido de trampolín también para absurdas propuestas reaccionarias de limpieza social. En 2008, un concejal "torie", John Ward, propuso la esterilización obligatoria de las personas que tuvieran un segundo o tercer hijo mientras cobraban beneficios sociales, medida apoyada con entusiasmo por los lectores del periódico del ala derecha Daily Mail, horrorizados ante los "aprovechados y sinvergüenzas que están hundiendo el país”.

Supongo que en estos momentos los chistes sobre "canis" o las series como Aída ya no os parecerán tan graciosos. Al menos a mí no me lo parecen. Y si antes me lo parecían es debido a otro de los mitos del capitalismo salvaje, ese del que tanto habéis oído hablar, el de que "todos somos clase media" (todos los que no llegamos a ser directores de una gran multinacional y a poseer un yate de más de ocho metros de eslora, pero que tampoco somos pobres de solemnidad). Es decir, desde profesores, enfermeros, funcionarios, periodistas, farmacéuticos, autónomos, taxistas... a las profesiones más propiamente asimiladas a la clase obrera (operarios, mineros, albañiles...). Precisamente, el hecho de que se asimile la clase más baja al grupo social de los "canis" y que nos riamos de ellos por verlos tan ajenos a nuestras circunstancias y comportamientos, contribuye a que nos traguemos el cuento de que somos clase media. ¡Cómo vamos a ser del proletariado, si vestimos con gusto y tenemos una gran sensibilidad cultural e incluso artística! Pues lo somos, porque el trabajo de las profesiones liberales y/o cualificado es hoy tan precario como el menos cualificado, lo somos porque casi todos tenemos contratos temporales con sueldos irrisorios, si tenemos alguno. Si un periodista o un comercial tiene las mismas condiciones laborales y productivas que un camarero o una peluquera, significa que pertenece a su mismo extracto social, es un obrero, un asalariado, clase trabajadora en definitiva, esté sentado frente a un ordenador Mac o lleve traje durante su jornada.

Cada vez que nos reímos de esos chistes o discurrimos otros nuevos, cada vez que caemos en el estereotipo de clase y utilizamos palabras como "verdulera" o expresiones como "es de pobres" para menospreciar, actuamos como cómplices de aquellos interesados en convertir el trabajo digno en esclavitud. Es este cinismo el que explica fenómenos como que las clases más pobres voten a la derecha. Que un hijo de obrero que ha estudiado ingeniería, que tú, o que yo, despreciemos y nos sintamos superiores a un albañil o a una peluquera, y que estos a su vez se quejen, por ejemplo, de que los barrenderos se hayan puesto en huelga o de que los funcionarios cobran demasiado para "lo poco que hacen" es la gran victoria del capitalismo: los trabajadores odiándose entre ellos y olvidando su trascendencia y poder social si se unen, es decir, el caldo de cultivo perfecto para reducirlos a simples instrumentos del capital sin ningún margen de acción reivindicativa. Porque si tenemos (o tuvimos) fines de semana, vacaciones, derecho a huelga, a organizarnos, a cobrar una baja si nos ponemos enfermos, días de asuntos propios, salarios, subsidio de desempleo y pensiones de jubilación, es porque esas personas con mono y carné de sindicato que ahora ninguneamos consiguieron todas esas cosas a base de protestar y resistir. Y si ahora las estamos perdiendo es en gran parte porque consideramos que la clase trabajadora no vale nada o que directamente está desapareciendo. Que hayamos perdido la conciencia de clase no significa que las clases ya no existan. Por algo fue el magnate norteamericano Warren Buffett el que dijo: "Por supuesto que existe la lucha de clases, y somos los ricos los que vamos ganando".

P.D.: Cuando estaba en primero de Bachillerato mi profesor de Historia del Mundo Contemporáneo, sorprendido por mi alto nivel de conocimientos históricos y por los libros que me veía leer, me preguntó a qué se dedicaban mis padres, esperando, supongo, que le dijese que eran profesores universitarios o algo por el estilo. Cuando le dije que mi padre era marinero y mi madre ama de casa, abrió mucho los ojos y sólo me dijo, "Pues vaya mérito tienes". Creo que fue ese día en el que empecé a rumiar todo esto que he escrito hoy.
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por blia blia blia. » 09 Jun 2015, 18:47

La clase media es el problema
por César Rendueles

El pasado sábado publiqué una columna en el diario Ara titulada “La classe mitjana és el problema, no la solució“. Reproduzco aquí la versión castellana

Hace unos meses TVE emitió ¿Generación perdida?, un documental que reflexionaba sobre el difícil futuro que afrontan los jóvenes españoles. Muchas de las personas que aparecían en él realizaban una distinción entre dos tipos de víctimas de la crisis. Por un lado, estaban aquellos jóvenes que habían realizado una carrera universitaria y aprendido idiomas. Por otro, los que habían dado por concluidos sus estudios y optado por “la vida fácil” que, sorprendentemente, consistía en trabajar en el sector de la construcción. Como si sudar en un andamio fuera poco menos que una canonjía y acudir a un campus universitario una experiencia extrema propia de héroes ilustrados.

La victimización de las clases medias cualificadas oculta que la crisis está afectando sobre todo a las clases bajas. Por ejemplo, un alucinante 55% de los inmigrantes extracomunitarios se encuentra en riesgo de pobreza. Desde 2008 estamos viviendo una intensa polarización social que, sin embargo, no se está traduciendo en una movilización política. En términos de clase, los cambios electorales del pasado 24 de mayo han sido superficiales. El voto en España sigue siendo muy transversal. La aparición de Podemos y de distintas apuestas municipalistas no sólo no ha mitigado esta situación sino que, en cierto sentido, la ha amplificado: sus votantes están aún más repartidos por todos los niveles de ingresos que en el caso de los partidos tradicionales.

Es una noticia horrible. Las clases medias son parte del problema, no de la solución. La tradición emancipadora creía que los perdedores del capitalismo eran los agentes más eficaces de la transformación social. Los trabajadores empobrecidos están en condiciones de impulsar cambios políticos beneficiosos para casi todo el mundo porque son el único grupo social cuyos intereses a corto plazo coinciden con los de la mayoría a largo plazo. Por ejemplo, el desarrollo de políticas públicas para la desmercantilización de la vivienda sería una excelente noticia para todos, pero quienes logran pagar a trancas y barrancas sus hipotecas están poco dispuestos a asumir los riesgos de apuestas de este tipo. Son las víctimas de los desahucios, que tienen poco que perder, quienes más están haciendo para promover un sistema que resultaría más justo y sensato para todos, no sólo para ellos.

Más en general, la centralidad política de las clases medias nos mantiene atados a un modelo de estado de bienestar en el que el mecanismo de acceso a los derechos sociales es, casi exclusivamente, el mercado de trabajo. Eso hace que el gasto público en España aumente la desigualdad en lugar de disminuirla: el 20% más rico recibe el 25% del gasto social mientras que el 20% más pobre se queda con el 10%. Es un modelo que privilegia a una minoría cada vez más exigua de trabajadores con contratos de calidad y penaliza a las familias monoparentales, a los parados de larga duración, a los jóvenes precarios, a los mayores con pensiones reducidas, a los trabajadores migrantes… A casi todos nosotros, de hecho.

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Fotallesa
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por Fotallesa » 09 Jun 2015, 21:55

blia blia blia. escribió:
Eso hace que el gasto público en España aumente la desigualdad en lugar de disminuirla: el 20% más rico recibe el 25% del gasto social mientras que el 20% más pobre se queda con el 10%. Es un modelo que privilegia a una minoría cada vez más exigua de trabajadores con contratos de calidad y penaliza a las familias monoparentales, a los parados de larga duración, a los jóvenes precarios, a los mayores con pensiones reducidas, a los trabajadores migrantes… A casi todos nosotros, de hecho.
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Este fenómeno se da en casi todos los países del mundo y es bastante curioso. Los sectores de la población más y mejor informados suelen ser los más económicamente acomodados, de ahí el acceso diferencial a recursos públicos.
"Nadie podrá vencer
Al viejo y nuevo clamor
Nadie podrá borrar
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boiffard
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por boiffard » 09 Jun 2015, 23:30

Muy interesante el artículo.
Fotallesa escribió:
blia blia blia. escribió:
Eso hace que el gasto público en España aumente la desigualdad en lugar de disminuirla: el 20% más rico recibe el 25% del gasto social mientras que el 20% más pobre se queda con el 10%. Es un modelo que privilegia a una minoría cada vez más exigua de trabajadores con contratos de calidad y penaliza a las familias monoparentales, a los parados de larga duración, a los jóvenes precarios, a los mayores con pensiones reducidas, a los trabajadores migrantes… A casi todos nosotros, de hecho.
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Este fenómeno se da en casi todos los países del mundo y es bastante curioso. Los sectores de la población más y mejor informados suelen ser los más económicamente acomodados, de ahí el acceso diferencial a recursos públicos.
Yo lo veo más como un tema de "conexiones" con el poder; porque detrás de todo Gran Chiringuito de todo este país (aka IBEX) siempre está Papá Estado. Contratos de construcción a dedo, leyes a medida para los intereses oligopólicos de las eléctricas, etc, etc. Si bajamos un peldaño, también está la casta del derecho y el alto funcionariado: notarios, jueces, registradores de la propiedad, y demás puestos cojonudos reservados a quienes, por situación acomodada, pueden permitirse estar años preparando una oposición (por el mundo en general) o tienen el patrocinio de la Obra (aquí en Españistan en particular)

Porque sí, es cierto que la gente con acceso a mejor educación pueden acabar sabiendo desenvolverse mejor, pero es grosso modo, es muy macroscópicamente. La cantidad de "paletos del barrio salamanca" que se mueven también por ahí, con sus cuñadismos de tertuliano engominado aprendidos de memoria y su titulitis de máster de pago, es para dar de comer aparte.

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blia blia blia.
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por blia blia blia. » 26 Oct 2015, 17:09

Un artículo de un blog que no conocía:

Vagos, maleantes, putas e inmigrantes
Desmontando los mitos que justifican la guerra contra "los pobres"


Chavs contra Hipsters? Discursos de clase en la ciudad

// Por Carlos Delclós // Publicado originalmente en inglés en Roarmag //

Durante los últimos años, científicos sociales y urbanistas han escrito bastante sobre cómo han evolucionado las estructuras sociales de las grandes ciudades en los países ricos, donde la desindustrialización ha producido una economía postindustrial centrada en la economía de servicios. Y a medida que la producción se ha vuelto más inmaterial, los discursos relacionados con el trabajo se han vuelto cada vez más abstractos. Los discursos de clase, menos sustantivos.

Imagen
Copenhagen, Denmark

A principios de los 2000, el teórico urbano Richard Florida ocupó el vacío resultante con su teoría sobre la importancia de la “clase creativa” en el desarrollo económico de la ciudad. Florida argumentaba que atraer y retener a profesionales altamente cualificados en los centros urbanos producía crecimiento, regeneración urbana y satisfacción de vida.

Su historia resultó convincente para aquellos poderes municipales que buscaban una nueva narrativa progresista que se ajustaba al escenario postindustrial. El trabajo de Florida es ya referente para una cohorte creciente de ciudades que buscan renovarse como “Smart Cities”, ciudades en las que las tecnologías digitales guían en diseño urbano para optimizar la satisfacción y el rendimiento económico de sus habitantes.

En tanto que el marco de Florida implica una territorialización del conflicto de clases en un sistema urbano, el punto focal de las tensiones de clase en él es la gentrificación. Sin embargo, en los últimos años Florida y otros académicos han cuestionado la validez del concepto, descrito por la socióloga Ruth Glass como el desplazamiento de los residentes de rentas bajas por otros con más poder adquisitivo. Aseguran que se trata de un concepto excesivamente borroso y que resulta difícil de aplicar de forma científica. Proponen, por tanto, que la atención se debería centrar en lo que llaman “desventaja concentrada”, una forma de referirse a las bolsas de pobreza.

Es un argumento algo engañoso, ya que obvia una distinción clave. La desventaja concentrada es un estado, mientras que la gentrificación es el proceso a través del cual las personas son desplazadas a este tipo de zonas, o a través del cual una zona es convertida en o mantenida como un lugar en el que se concentran la riqueza o la pobreza.

No obstante, la idea de que la clase creativa es la clave del éxito de una ciudad sigue ganando apoyos, quizás porque alimenta la política identitaria fractal que caracteriza la era postindustrial. Esencialmente, el esquema de clases de Florida es una nueva categorización del Sistema de Clasificación Ocupacional Estándar estadounidense (SOC), en la que se divide a los trabajadores en tres grupos: la clase creativa, la clase trabajadora de servicios y la clase trabajadora industrial. Florida identifica la clase creativa con un amplio rango de ocupaciones que incluye a informáticos, artistas, ingenieros, músicos, profesionales sanitarios, empresarios, profesores, científicos y, curiosamente, homosexuales o lo que Florida llama “altos bohemios”.

Caracterizados por preferencias individualistas y gustos de culto, la clase creativa es popularmente asociada con una figura cuya relevancia en el ámbito urbano resulta cada vez más visible: el hipster. Generalmente imaginado como blanco, privilegiado y amanerado, el hipster proporciona a quienes critican la ideología de Florida un enemigo que resulta atractivo a la hora de traducir los antagonismos de clase en la ciudad. Consecuentemente, en los últimos años la crítica pop-política de lo hipster se ha convertido en un nuevo subgénero de literatura cibernética.

A su vez, el interés en su antítesis obrera también crece, como comprueba el impacto de libros como Chavs: La demonización de la clase obrera, del autor británico Owen Jones. Este interés en identidades que potencialmente engloban los antagonismos de clase urbanos parece surgir de las desigualdades y frustraciones exacerbadas por la crisis económica y las medidas de austeridad en los países ricos. Ciertamente, resulta tentador contemplar el conflicto entre hipsters y chavs como uno entre la clase creativa y una clase trabajadora de servicios joven que está reemplazando a la antigua clase obrera industrial.

Pero la conceptualización de la clase creativa que plantea Florida es problemática. Consideremos, por ejemplo, su inclusión de homosexuales o “altos bohemios” en ese grupo. Es reveladora, porque implica agrupar a personas definidas según sus preferencias con personas definidas según sus ocupaciones. Este es un elemento clave en el análisis de Florida, ya que su argumento sobre el impacto de la clase creativa en la ciudad gira especialmente sobre sus preferencias de consumo.

Con esto en mente, no puedo evitar preguntarme si plantear los antagonismos de clase en términos de hipsters y chavs no repite el problema del esquema de clase de Florida. Al resaltar las preferencias, hábitos de consumo y ocupación, se obvia lo que es, quizás, el proceso central que estructura las clases sociales en la era postindustrial: la precarización del trabajo y la relación de empleo.

La precarización atraviesa las clases ocupacionales, separando entre “insiders” y “outsiders” al establecer una gradiente jerárquica entorno a la relación de empleo que determina el grado de exposición a una variedad de riesgos (paro, infra-empleo, pobreza, lesiones laborales, enfermedad, etc) que sufren determinados trabajadores, desproporcionadamente mujeres, inmigrantes y jóvenes.

Ignorar el papel de la precarización, enfatizar las preferencias y mantener el enfoque ocupacional dificulta un análisis de clase que contempla la composición de las generaciones postindustriales y su relación con la de las anteriores. Por ejemplo, una parte sustancial del precariado está compuesta por jóvenes con estudios universitarios. Sin embargo, entre los trabajadores con estudios universitarios, quienes están parados o tienen un empleo precario son desproporcionadamente aquellas personas cuyos padres no tenían estudios universitarios. Esto sugiere que la clase social sigue siendo estructurada más por las relaciones intergeneracionales que por las intrageneracionales (y está claro que chavs y hipsters pertenecen a las segundas—si crees que no, pregúntale a tu madre o a tu abuela qué es un hipster).

Con esto en mente, ¿es posible que un discurso de clase articulado sobre las preferencias de consumo y estilo de vida, características fuertemente estructuradas por la edad y el nivel educativo, haga más para dividir y suprimir un antagonismo de clase emergente que para amplificarlo?

Poloki
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Re: Chavs: la demonización de la clase obrera

Mensaje por Poloki » 23 Nov 2015, 14:45

En el programa de Salvados de ayer trataron el tema y entrevistaron a Owen Jones.

http://www.atresplayer.com/television/p ... 00450.html

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