Dreadful Hours escribió:Navegando en
VICE he encontrado un par de reportajes interesantes:
En relación a lo que se ha estado debatiendo sobre la conspiración con la heroína, un artículo sobre el tema en el contexto del conflicto en Birmania:
http://www.vice.com/es/read/drogas-bara ... os-myanmar
La heroína, por lo que tengo visto en mi alrededor, es una droga de pobres. Funciona muy bien en contextos de depresión económica, desempleo juvenil, barrios conflictivos, pueblo gitano. La heroína fumada, produce el efecto de quitarle a esa persona absolutamente todas sus preocupaciones, menos una. No te duele nada, no te pica nada, no te importa nada, salvo la heroína. Es estar a un paso del nirvana.
Por otro lado, están las familias pasándolas putísimas. Yo he visto casos increíbles, de familias en las que el hijo mayor se hacía adicto, traía a la casa todo tipo de ruinas, moría de mala manera con sida... Y los hermanos más pequeños, reproducían paso por paso el ejemplo del hermano. ¿Por qué? A mí me resultaba complicadísimo de entender esa imitación, parecía como si realmente una generación, buscase la muerte. Que tampoco es eso, claro, hay muchos factores en danza.
Y ahí entran en funcionamiento sectas religiosas rehabilitadoras, evangélicos, católicos, o instituciones algo más laicas, como el Proyecto Hombre y sus terapias conductistas. Terapias que se asemejan bastante a un lavado de cerebro, al que solo le faltan descargas eléctricas. Y luego están los programas gubernamentales con metadona. Un preso, por ejemplo, que sea adicto a la metadona, y cuya dosis dependa de instituciones penitenciarias, puede ver caer el muro de la prisión, que de allí no se mueve un paso.
¿Por qué se produce esto? Bueno, yo creo que fundamentalmente la heroína corre, porque produce un montón de dinero a sus empresarios. A su amparo medra una pila de gente. Ahora que está metida en el PIB, hasta mejora los indicadores.
Por otra parte las sectas religiosas reclutan muchos adeptos entre familiares y drogadictos rehabilitados.
Y está el asunto del control de la población, que tiene entre el espectáculo de horrores posibles el de los efectos de las adicciones, y piensa "mejor ellos que yo". García Calvo explicaba en sus conferencias, que esos desastres que eran mostrados como "guerra", por ejemplo, lo que hacían era ocultar nuestra propia guerra. En fin.
Lo que se gana en velocidad, se pierde en potencia. Lo que se gana en potencia, se pierde en velocidad.