Sobre las teorias conspirativas....
Publicado: 05 Nov 2008, 15:23
El fenomeno de la aceptacion cada vez mayor de teorias conspirativas es un problema que me parece muy preocupante. Por un lado sirven para desviar la atencion de las causas reales de los problemas, desviando las responsabilidades a "hombres tras de la cortina", "sociedades secretas", etc... con un tipo de mensaje que frecuentemente roza al fascismo clasico: la conspiracion masonica, los judios, los illuminati.... son los culpables. No las relaciones economicas y de poder de nuestras sociedades, y los mecanismos surgidos de ellas.
En una gran parte esto es fruto de una critica muy corta y comoda al capitalismo y al poder. Es mas facil personalizar el funcionamiento del sistema en una serie de actores ocultos, lobbies, etc. que comprender como una economia tan compleja como la actual actua, como son sus estructuras economicas y como son las estructuras de poder que se forman en el mundo. Algo que es por un lado mas concreto, menos secreto.... pero por otro lado mas complejo y sobre todo mas abstracto. Algo donde las personas son intercambiables, y donde el problema es el sistema en si, no los actores de el. Esto que digo no es nada nuevo. De hecho esta critica a las teorias conspirativas corresponde al pensamiento clasico del marxismo y el anarquismo, que se enfrenta a la supersticion y a la alienacion que esta detras de la conspiranoia.
Otro problema es que sectores reaccionarios diversos: nazis, islamistas, fundamentalistas protestantes, etc... las usan de forma cada vez mas convincente, tal vez debido al desprestigio de la prensa en muchos ambitos. Ejemplo de esto son materiales que circulan como algunos de los videos sobre el 11 de Septiembre, Zeitgeist, o los videos sobre el Amero. Estos son frecuentemente usados, e incluso han sido promocionados/producidos por grupos politicos de derecha nacionalista americana, sectas, grupos antisemitas, milicias, etc.
Especialmente destacan tras videos del 11 de Septiembre, textos y videos que hablan del gobierno mundial, y el tema del amero: grupos e individualidades de orientacion nazi han conseguido con exito que sectores de la izquierda (especialmente sectores anti-imperialistas) y algunos sectores libertarios acepten su mensaje e incluso sean quienes se dedican a difundirlo.
Nombro por ejemplo algo que fue posteado aqui, un video de un activista nazi americano que al parecer recibio credibilidad (y no me refiero a la pagina... fue mostrado en varios lugares de Europa).
http://www.alasbarricadas.org/forums/vi ... 25&t=37819
Pienso que este tema puede discutirse y analizarse desde distintos puntos de vista. Un buen medio de empezar puede ser este articulo aparecido en Rebelion:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=75372
Una conspiración inmensa
Naomi Wolf
Público
¿Estamos en la Era de la Teoría de la Conspiración? Hay evidencias que sugieren que estamos viviendo una especie de era dorada de la especulación que cobra forma, habitualmente, en Internet y que se propaga de manera viral por todo el mundo. En el proceso, se extraen teorías de la conspiración que a veces llegan a inyectarse en el corazón mismo de la política.
Esto lo aprendí cuando di por casualidad, en mi búsqueda de nuevos proyectos, con historias on line que adoptan narrativas de manipulación. Existen algunos temas importantes. Uno frecuente en EEUU es que las élites globales están tramando –a través del Grupo Bildeberg y del Consejo de Relaciones Exteriores, entre otros– establecer un “Gobierno del Mundo”. A veces, entran en juego detalles folclóricos: los Iluminados, los francmasones, los Rhodes Scholars o, como siempre, los judíos.
Los sellos de esta narrativa son familiares para cualquiera que haya estudiado la transmisión de ciertas clases de historias en tiempos de crisis. En términos literarios, esta teoría de la conspiración se asemeja estrechamente a los protocolos de los mayores de Sión, al describir una élite global esotérica con un gran poder y objetivos perversos. Históricamente, tiende a existir el mismo conjunto de temas: un cambio transformador terrible y descontrolado liderado por cosmopolitas educados.
Los estudiosos de la Alemania de Weimar saben que las desarticulaciones y los traumas repentinos motivaron a muchos alemanes a volverse receptivos a teorías simplistas que parecían dar respuesta a su confusión y ofrecer un significado más amplio para su sufrimiento.
De la misma manera, el Movimiento de la Verdad del 11-S asegura que el ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas fue un “trabajo desde dentro”. En el mundo musulmán, existe una teoría generalizada de la conspiración según la cual los israelíes estaban detrás de esos atentados, y que todos los judíos que trabajaban en los edificios ese día se quedaron en su casa.
Por lo general, estas teorías salen a la superficie en lugares donde la gente no tiene un buen nivel de educación y falta una prensa independiente y rigurosa. La explosión actual de teorías de la conspiración se ha visto alimentada por las mismas condiciones que provocaron su aceptación en el pasado: un rápido cambio social y una profunda incertidumbre económica. Un “enemigo” claramente identificado con un “plan” inconfundible es psicológicamente más reconfortante que la evolución caótica de las normas sociales y las acciones –o anomalías– de un capitalismo irrestricto. Y, si bien las teorías de la conspiración suelen ser claramente irracionales, las cuestiones que abordan son muchas veces saludables, aun si las respuestas, frecuentemente, no hay por dónde cogerlas o, simplemente, son erróneas.
Muchos ciudadanos creen, y con razón, que sus medios de comunicación no investigan ni documentan los abusos. Los diarios de la mayoría de los países avanzados están en crisis, y el gasto en investigación suele ser lo primero que se recorta. La concentración de la propiedad y el control de los medios alimenta aún más la desconfianza popular, lo que favorece un escenario para que la investigación ciudadana ocupe ese vacío.
De la misma manera, en una época en la que los cabilderos corporativos tienen mano libre a la hora de darle forma –si no redactar– las políticas públicas, mucha gente cree, nuevamente con razón, que sus funcionarios electos ya no los representan. De ahí su impulso por creer en fuerzas ocultas.
Finalmente, hasta la gente racional se ha vuelto más receptiva a ciertas teorías de la conspiración porque, en los últimos ocho años, en rigor de verdad, hemos visto algunas conspiraciones sofisticadas. La Administración Bush conspiró para llevar a cabo una guerra ilegal apelando, para ello, a la evidencia fabricada. ¿Ha de sorprender, entonces, que tanta gente intente encontrar sentido en una realidad política que en verdad se ha vuelto opaca? Cuando hasta los comisionados del 11-S renuncian a sus propias conclusiones (porque se basaban en evidencias obtenidas a través de la tortura), ¿sorprende acaso que muchos quieran una segunda investigación?
La tendencia de los medios tradicionales de evitar corroborar lo que en realidad es noticioso en las teorías de la conspiración en Internet refleja, en parte, un sesgo de clase. Estas teorías son consideradas vulgares, de manera que hasta las cuestiones válidas o los datos bien documentados desenterrados por investigadores ciudadanos tienden a ser considerados como radioactivos por los periodistas formales altamente educados.
El problema real de estas teorías frenéticas de la conspiración es que deja a los ciudadanos emocionalmente agitados pero sin un cuerpo sólido de evidencia en el que basar su visión mundial y sin direcciones constructivas hacia dónde conducir sus emociones. Esta es la razón por la que muchos hilos de discusión pasan de la especulación ciudadana potencialmente interesante al discurso del odio y la paranoia. En un contexto febril, sin una buena validación editorial o herramientas para investigar las fuentes, los ciudadanos pueden ser fustigados por demagogos, como pudimos ver en las últimas semanas en los mítines de Sarah Palin después de que algunas teorías de Internet pintaran a Barack Obama como un terrorista o en connivencia con terroristas.
Necesitamos cambiar el flujo de la información en la era de Internet. Los ciudadanos deberían organizar nuevas entidades online en las que se pague un honorario por reportajes de investigación directos, sin presiones corporativas mediante. Estos investigadores deberían ser capacitados en periodismo básico: encontrar buenos datos, confirmar historias con dos fuentes independientes, utilizar citas de manera responsable y evitar el anonimato (es decir, estar dispuestos a estampar su nombre, como hacen los periodistas convencionales).
Así es como los ciudadanos pueden ser tomados –y ellos mismos tomarse– seriamente como investigadores. En un tiempo de mentiras oficiales, la energía investigadora saludable debería arrojar luz, no sólo generar calor.
Naomi Wolf es ensayista y cofundadora de American Freedom Campaign
Copyright: Project Sindicate, 2008
http://www.project-syndicate.org
traducción de Claudia Martínez
En una gran parte esto es fruto de una critica muy corta y comoda al capitalismo y al poder. Es mas facil personalizar el funcionamiento del sistema en una serie de actores ocultos, lobbies, etc. que comprender como una economia tan compleja como la actual actua, como son sus estructuras economicas y como son las estructuras de poder que se forman en el mundo. Algo que es por un lado mas concreto, menos secreto.... pero por otro lado mas complejo y sobre todo mas abstracto. Algo donde las personas son intercambiables, y donde el problema es el sistema en si, no los actores de el. Esto que digo no es nada nuevo. De hecho esta critica a las teorias conspirativas corresponde al pensamiento clasico del marxismo y el anarquismo, que se enfrenta a la supersticion y a la alienacion que esta detras de la conspiranoia.
Otro problema es que sectores reaccionarios diversos: nazis, islamistas, fundamentalistas protestantes, etc... las usan de forma cada vez mas convincente, tal vez debido al desprestigio de la prensa en muchos ambitos. Ejemplo de esto son materiales que circulan como algunos de los videos sobre el 11 de Septiembre, Zeitgeist, o los videos sobre el Amero. Estos son frecuentemente usados, e incluso han sido promocionados/producidos por grupos politicos de derecha nacionalista americana, sectas, grupos antisemitas, milicias, etc.
Especialmente destacan tras videos del 11 de Septiembre, textos y videos que hablan del gobierno mundial, y el tema del amero: grupos e individualidades de orientacion nazi han conseguido con exito que sectores de la izquierda (especialmente sectores anti-imperialistas) y algunos sectores libertarios acepten su mensaje e incluso sean quienes se dedican a difundirlo.
Nombro por ejemplo algo que fue posteado aqui, un video de un activista nazi americano que al parecer recibio credibilidad (y no me refiero a la pagina... fue mostrado en varios lugares de Europa).
http://www.alasbarricadas.org/forums/vi ... 25&t=37819
Pienso que este tema puede discutirse y analizarse desde distintos puntos de vista. Un buen medio de empezar puede ser este articulo aparecido en Rebelion:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=75372
Una conspiración inmensa
Naomi Wolf
Público
¿Estamos en la Era de la Teoría de la Conspiración? Hay evidencias que sugieren que estamos viviendo una especie de era dorada de la especulación que cobra forma, habitualmente, en Internet y que se propaga de manera viral por todo el mundo. En el proceso, se extraen teorías de la conspiración que a veces llegan a inyectarse en el corazón mismo de la política.
Esto lo aprendí cuando di por casualidad, en mi búsqueda de nuevos proyectos, con historias on line que adoptan narrativas de manipulación. Existen algunos temas importantes. Uno frecuente en EEUU es que las élites globales están tramando –a través del Grupo Bildeberg y del Consejo de Relaciones Exteriores, entre otros– establecer un “Gobierno del Mundo”. A veces, entran en juego detalles folclóricos: los Iluminados, los francmasones, los Rhodes Scholars o, como siempre, los judíos.
Los sellos de esta narrativa son familiares para cualquiera que haya estudiado la transmisión de ciertas clases de historias en tiempos de crisis. En términos literarios, esta teoría de la conspiración se asemeja estrechamente a los protocolos de los mayores de Sión, al describir una élite global esotérica con un gran poder y objetivos perversos. Históricamente, tiende a existir el mismo conjunto de temas: un cambio transformador terrible y descontrolado liderado por cosmopolitas educados.
Los estudiosos de la Alemania de Weimar saben que las desarticulaciones y los traumas repentinos motivaron a muchos alemanes a volverse receptivos a teorías simplistas que parecían dar respuesta a su confusión y ofrecer un significado más amplio para su sufrimiento.
De la misma manera, el Movimiento de la Verdad del 11-S asegura que el ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas fue un “trabajo desde dentro”. En el mundo musulmán, existe una teoría generalizada de la conspiración según la cual los israelíes estaban detrás de esos atentados, y que todos los judíos que trabajaban en los edificios ese día se quedaron en su casa.
Por lo general, estas teorías salen a la superficie en lugares donde la gente no tiene un buen nivel de educación y falta una prensa independiente y rigurosa. La explosión actual de teorías de la conspiración se ha visto alimentada por las mismas condiciones que provocaron su aceptación en el pasado: un rápido cambio social y una profunda incertidumbre económica. Un “enemigo” claramente identificado con un “plan” inconfundible es psicológicamente más reconfortante que la evolución caótica de las normas sociales y las acciones –o anomalías– de un capitalismo irrestricto. Y, si bien las teorías de la conspiración suelen ser claramente irracionales, las cuestiones que abordan son muchas veces saludables, aun si las respuestas, frecuentemente, no hay por dónde cogerlas o, simplemente, son erróneas.
Muchos ciudadanos creen, y con razón, que sus medios de comunicación no investigan ni documentan los abusos. Los diarios de la mayoría de los países avanzados están en crisis, y el gasto en investigación suele ser lo primero que se recorta. La concentración de la propiedad y el control de los medios alimenta aún más la desconfianza popular, lo que favorece un escenario para que la investigación ciudadana ocupe ese vacío.
De la misma manera, en una época en la que los cabilderos corporativos tienen mano libre a la hora de darle forma –si no redactar– las políticas públicas, mucha gente cree, nuevamente con razón, que sus funcionarios electos ya no los representan. De ahí su impulso por creer en fuerzas ocultas.
Finalmente, hasta la gente racional se ha vuelto más receptiva a ciertas teorías de la conspiración porque, en los últimos ocho años, en rigor de verdad, hemos visto algunas conspiraciones sofisticadas. La Administración Bush conspiró para llevar a cabo una guerra ilegal apelando, para ello, a la evidencia fabricada. ¿Ha de sorprender, entonces, que tanta gente intente encontrar sentido en una realidad política que en verdad se ha vuelto opaca? Cuando hasta los comisionados del 11-S renuncian a sus propias conclusiones (porque se basaban en evidencias obtenidas a través de la tortura), ¿sorprende acaso que muchos quieran una segunda investigación?
La tendencia de los medios tradicionales de evitar corroborar lo que en realidad es noticioso en las teorías de la conspiración en Internet refleja, en parte, un sesgo de clase. Estas teorías son consideradas vulgares, de manera que hasta las cuestiones válidas o los datos bien documentados desenterrados por investigadores ciudadanos tienden a ser considerados como radioactivos por los periodistas formales altamente educados.
El problema real de estas teorías frenéticas de la conspiración es que deja a los ciudadanos emocionalmente agitados pero sin un cuerpo sólido de evidencia en el que basar su visión mundial y sin direcciones constructivas hacia dónde conducir sus emociones. Esta es la razón por la que muchos hilos de discusión pasan de la especulación ciudadana potencialmente interesante al discurso del odio y la paranoia. En un contexto febril, sin una buena validación editorial o herramientas para investigar las fuentes, los ciudadanos pueden ser fustigados por demagogos, como pudimos ver en las últimas semanas en los mítines de Sarah Palin después de que algunas teorías de Internet pintaran a Barack Obama como un terrorista o en connivencia con terroristas.
Necesitamos cambiar el flujo de la información en la era de Internet. Los ciudadanos deberían organizar nuevas entidades online en las que se pague un honorario por reportajes de investigación directos, sin presiones corporativas mediante. Estos investigadores deberían ser capacitados en periodismo básico: encontrar buenos datos, confirmar historias con dos fuentes independientes, utilizar citas de manera responsable y evitar el anonimato (es decir, estar dispuestos a estampar su nombre, como hacen los periodistas convencionales).
Así es como los ciudadanos pueden ser tomados –y ellos mismos tomarse– seriamente como investigadores. En un tiempo de mentiras oficiales, la energía investigadora saludable debería arrojar luz, no sólo generar calor.
Naomi Wolf es ensayista y cofundadora de American Freedom Campaign
Copyright: Project Sindicate, 2008
http://www.project-syndicate.org
traducción de Claudia Martínez