Más allá de la polémica que significa con el anarquismo lo de "la mira inmediata del proletariado [es] la conquista del Poder político"* y de la burrada de que el mismo capitalismo se encargaría de "borrar más y más las diferencias y antagonismos nacionales", me interesa rescatar que desde esta perspectiva la existencia de las naciones no es un hecho regresivo por sí mismo, y que el contenido revolucionario del inter-nacionalismo proletario no es sólo la abolición de la explotación del hombre por el hombre, sino la abolición de la explotación de unas naciones por otras. Esto significa la crítica y el enfrentamiento a todas las formas de nacionalismo burgués, pero no significa la negación de la nacionalidad.Manifiesto Comunista, capítulo II escribió:A los comunistas se nos reprocha también que queramos abolir la patria, la nacionalidad.
Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen. No obstante, siendo la mira inmediata del proletariado la conquista del Poder político, su exaltación a clase nacional, a nación, es evidente que también en él reside un sentido nacional, aunque ese sentido no coincida ni mucho menos con el de la burguesía.
Ya el propio desarrollo de la burguesía, el librecambio, el mercado mundial, la uniformidad reinante en la producción industrial, con las condiciones de vida que engendra, se encargan de borrar más y más las diferencias y antagonismos nacionales.
El triunfo del proletariado acabará de hacerlos desaparecer. La acción conjunta de los proletarios, a lo menos en las naciones civilizadas, es una de las condiciones primordiales de su emancipación. En la medida y a la par que vaya desapareciendo la explotación de unos individuos por otros, desaparecerá también la explotación de unas naciones por otras.
Con el antagonismo de las clases en el seno de cada nación, se borrará la hostilidad de las naciones entre sí.
Sin el elemento estatal, las relaciones entre las naciones autónomas pueden conformar una verdadera fraternidad humana mundial donde sea reivindicado tanto lo genérico como lo particular. Por sí mismas, las diferencias no generan división y hostilidad. Lo que genera división y hostilidad es ver las diferencias como algo malo, la particularidad del otro como la negación de mi particularidad.
Abolir el Estado es abolir la nación burguesa. Pero eso no tiene el efecto de abolir todas las nacionalidades, todo lo contrario: tiene el efecto de permitir el libre desarrollo de estas nacionalidades, libre desarrollo actualmente abortado por los Estados que, en la mayoría de los territorios, imponen una nacionalidad artificial por encima de la vida pluri-nacional realmente existente.
* Poder político que en ese entonces Marx concebía en términos concretos de manera demasiado estatista. Después de la Comuna de París la concepción marxiana de poder político proletario se tornaría explícitamente anti-estatista.