Vocabulario del siete
Publicado: 17 Ago 2006, 18:03
"Vocabulario del siete
Cada nueva época fabrica sus propios términos. O bien los nuevos términos fabrican su propia época. En nuestro país, en golpes de a siete, vamos avanzando con los tiempos. Siete, el mágico número primo sobre el que reposa nuestra cábala política.
Siete años entre el Proceso de Burgos y la caída definitiva del antiguo régimen. Siete más para la gran eclosión, el frente del rechazo, que vería florecer las más variadas expresiones de creación y negatividad. Y siete años nos separan de aquellos fatuos vendavales del Frente Nacional de Lizarra.
Retrocediendo sobre el siete, en aquel verano de 1998 desbordado de esperanzas forzadas, un nuevo vocabulario se apoderó de nuestros medios de formación de masas transmutando de un día para otro nuestro imaginario colectivo, prefigurando así nuestras aspiraciones y preparándolas de este modo para la nueva época venidera. De un plumazo (nunca mejor dicho) emergieron los nuevos términos que nos acompañaron en el siguiente trayecto: soberanismo y territorialidad destacaban entre aquel aluvión terminológico. Dos nuevos vocablos que definían la marchita temporada de unidad nacional. Parece ser que designaban la capacidad de ejercer de hecho una administración sobre un marco geográfico predefinido.
Aunque para algunos el reloj no corra y sigan anclados en casillas caducas ( y si no que se lo recuerden a todos y todas aquellas que sufren los rigores del 18 hoy más que nunca 98) desde el cambio de año padecemos las inclemencias de una renovada tormenta terminológica que, como una desconcertante pero formativa lluvia de ideas, nos tintinea constante, empapándonos y lentamente calando nuestros huesos. Algunas de estas martilleantes sombras de la caverna política nos anuncian la banda sonora de nuestro ya inminente viaje: son “derecho a decidir” o “libre decisión”. Ambos recalcan la capacidad y el derecho comunitario, huyendo (en una fuga más que semántica) de conceptos basados en el avance y la imposición de realidades, provenientes de otros tiempos, de hace muchos sietes.
Mirando ya al campo propio, el de los malestares cotidianos, el de los pesares más vulgares, exentos de por sí de la épica de la gran política, de la Política con mayúsculas, un nuevo término intenta moldearnos para que bailemos al nuevo son del siete. De un día para otro, quienes balbuceamos resistencias en el mar de las pequeñas y reales opresiones, hemos sido transmutados en “agentes sociales”. Desconocemos, por ahora, el nuevo papel que se nos otorga tras este término que hasta la fecha servía para igualar en la comedia del pacto social a ambos lados de la mesa de negociación. Bajo significados quizá ya caducos, “agentes sociales” era el eufemismo que reconocía como iguales y necesarios a los antiguos antagonistas: patronal y sindicatos.
En este nuevo ciclo el que ya estamos inmersos, “agentes sociales” se usará (parece) para designar a todo aquello a lo que no se sentará al banquete de las decisiones futuras. El vocablo, fabricado expresamente para acomodarnos y asignarnos a nuevos papeles, renuncia ya a representaciones propias de otras épocas: “pueblo trabajador” en ciclo 77-84, “movimiento popular” para el siguiente y “movimientos sociales” en el de Lizarra. Hoy nos queda ser “agentes”, externos al meollo y en amalgama tirios y troyanos. ¿Las palabras designan realidades o son éstas las que son fabricadas por sus díscolos espejos? En todo caso este xiri-miri que hoy nos llueve anuncia, pero sobre todo enuncia, la nueva égira del siete."
Jtxo Estebaranz, para ser leído en Hala Bedi irratia el 20/04/06
http://www.eutsi.org
Ala, a debatir.
Cada nueva época fabrica sus propios términos. O bien los nuevos términos fabrican su propia época. En nuestro país, en golpes de a siete, vamos avanzando con los tiempos. Siete, el mágico número primo sobre el que reposa nuestra cábala política.
Siete años entre el Proceso de Burgos y la caída definitiva del antiguo régimen. Siete más para la gran eclosión, el frente del rechazo, que vería florecer las más variadas expresiones de creación y negatividad. Y siete años nos separan de aquellos fatuos vendavales del Frente Nacional de Lizarra.
Retrocediendo sobre el siete, en aquel verano de 1998 desbordado de esperanzas forzadas, un nuevo vocabulario se apoderó de nuestros medios de formación de masas transmutando de un día para otro nuestro imaginario colectivo, prefigurando así nuestras aspiraciones y preparándolas de este modo para la nueva época venidera. De un plumazo (nunca mejor dicho) emergieron los nuevos términos que nos acompañaron en el siguiente trayecto: soberanismo y territorialidad destacaban entre aquel aluvión terminológico. Dos nuevos vocablos que definían la marchita temporada de unidad nacional. Parece ser que designaban la capacidad de ejercer de hecho una administración sobre un marco geográfico predefinido.
Aunque para algunos el reloj no corra y sigan anclados en casillas caducas ( y si no que se lo recuerden a todos y todas aquellas que sufren los rigores del 18 hoy más que nunca 98) desde el cambio de año padecemos las inclemencias de una renovada tormenta terminológica que, como una desconcertante pero formativa lluvia de ideas, nos tintinea constante, empapándonos y lentamente calando nuestros huesos. Algunas de estas martilleantes sombras de la caverna política nos anuncian la banda sonora de nuestro ya inminente viaje: son “derecho a decidir” o “libre decisión”. Ambos recalcan la capacidad y el derecho comunitario, huyendo (en una fuga más que semántica) de conceptos basados en el avance y la imposición de realidades, provenientes de otros tiempos, de hace muchos sietes.
Mirando ya al campo propio, el de los malestares cotidianos, el de los pesares más vulgares, exentos de por sí de la épica de la gran política, de la Política con mayúsculas, un nuevo término intenta moldearnos para que bailemos al nuevo son del siete. De un día para otro, quienes balbuceamos resistencias en el mar de las pequeñas y reales opresiones, hemos sido transmutados en “agentes sociales”. Desconocemos, por ahora, el nuevo papel que se nos otorga tras este término que hasta la fecha servía para igualar en la comedia del pacto social a ambos lados de la mesa de negociación. Bajo significados quizá ya caducos, “agentes sociales” era el eufemismo que reconocía como iguales y necesarios a los antiguos antagonistas: patronal y sindicatos.
En este nuevo ciclo el que ya estamos inmersos, “agentes sociales” se usará (parece) para designar a todo aquello a lo que no se sentará al banquete de las decisiones futuras. El vocablo, fabricado expresamente para acomodarnos y asignarnos a nuevos papeles, renuncia ya a representaciones propias de otras épocas: “pueblo trabajador” en ciclo 77-84, “movimiento popular” para el siguiente y “movimientos sociales” en el de Lizarra. Hoy nos queda ser “agentes”, externos al meollo y en amalgama tirios y troyanos. ¿Las palabras designan realidades o son éstas las que son fabricadas por sus díscolos espejos? En todo caso este xiri-miri que hoy nos llueve anuncia, pero sobre todo enuncia, la nueva égira del siete."
Jtxo Estebaranz, para ser leído en Hala Bedi irratia el 20/04/06
http://www.eutsi.org
Ala, a debatir.