Mensaje
por nineu » 02 Ene 2008, 14:16
Decir que la lengua pertenece exclusivamente al ámbito personal o público, individual o colectivo... me parece un simplismo. No se puede separar lo individual de lo colectivo y viceversa. Sí he de definirme libertario en alguna ocasión, una de mis razones es que el "anarquismo" (por encima de ramas ideológicas y prácticas reales) me ha parecido siempre una buena herramienta que intenta conjugar la libertad individual y colectiva, lo cuál no es normalmente tarea fácil. Y tengamos en cuenta que podemos encontrarnos aférrimos anarquistas individualistas frente a, por ejemplo, anarcosindicalistas obreristas.
Las prácticas neoliberales abogan por un individualismo perverso y maleable, basando su egoísmo en interpretaciones sesgadas sobre la evolución natural, la mano invisible, la libertad de comercio... y un largo etcétera de inconsistencias.
La socialdemocracia, el comunismo autoritario, la democracia representativa, el proteccionismo... desde diferentes ámbitos atacan o, cuando menos, obvian, la libertad individual. Usando palabras como pueblo, estado, democracia o incluso revolución, se llegan a crear cosmovisiones totalizadoras, una homogeneidad nada real que responde a momentos históricos determinados o a la necesidad de legitimar ciertas estructuras de poder.
Transladando ésto a la denominada "cuestión nacional"... pues, sinceramente... creo que ni nos sirve un internacionalismo abstracto basado simplemente en el individuo, ni tampoco una defensa de la nación como elemento pivotante.
Si partimos de que la nación es una comunidad de individuos adscritos voluntariamente a esa nación por su deseo, no creo que podamos hablar sólo de individuos ni sólo de naciones. Tal vez deberíamos hablar de individuos conformados como nación.
Siempre he creido que el enfrentamiento entre ciertos sectores anarquistas e independentistas de izquierda peca mucho de simplismo en ambas partes. Yo mismo, hace años he dicho cosas como... "me cago en todas las banderas" y, tiempo despues, "si el anarquismo esta en contra de toda bandera que comience quemando la negra".
Pues bueno, más allá del eslogan barato y de ciertos tics en uno y otro lado, no se trata más que de lo mismo de siempre; como llegamos a convertir nuestras ideas en ideología... o más bien, como llegamos a convertir nuestras aspiraciones en palabras excluyentes y cárceles de ideas.
Sinceramente... me importa más bien poco la etiqueta que cada cual se ponga. He conocido "marxistas-leninistas" defendiendo la autonomía y la validez de la asamblea como veradera democracia en la práctica, he visto abertzales de izquierdas con gran dosis de autoritarismo sectario, anarquistas antinacionalistas mas españoles que nadie, abertzales de toda la vida diciendome que si hubieran nacido en otro lugar y momento y serían considerados "libertarios".... no sé.
Supongo que cada vez creo más en los grupos de afinidad. No me interesa la pureza ni pretendo crear un credo político ni unas siglas eternas.
Todo esto no quiere decir que no se puedan encontrar "enemigos" entre los "tuyos". Alguien profundamente estatista y alguien profundamente antiestatista llegará un momento en que chocarán. Sin embargo, en conversaciones varias he podido ver como es la inercia y cierta falta de autocrítica lo que lleva a muchos a defender, por ejemplo, la creación de un estado vasco mientras se grita autogestión.
Entiendo el miedo de ciertos sectores libertarios a "mezclarse" con grupos que defienden cierto autoritarismo, dirigismo... o incluso, abiertamente, proponen una legitimación del Estado-Nación. No creo que haya que seguir el juego a nadie, y también sé cómo se utilizan las masas, los números y las consignas con intenciones partidistas. No creo que haya que ignorarlo, sino criticarlo. Pero lo que sí creo, es que no debemos confundir la velocidad con el tocino. Si alguien estáen contra del estado, del autoritarismo o de ideologías que dan cobijo a eso... que critique certeramente y apuntando bien. No generalicemos ni metamos todo en el mismo saco para deslegitimar la "liberación nacional". Si estamos en contra de ese cocncepto también, vauyamos contra ese concepto pero no demos por supuesto que alguien que habla de nación habla de estado... por muy generalizado que esté.
¿No son los anarquistas comunistas en gran número? ¿Que decía Marx, en qué época de su vida? ¿En que se parecían Kropotkin y Bakunin? ¿Zapata era anarquista? ¿Malatesta un rojo iluminado? ¿Qué opina de Batasuna el chaval de 17 años (abertzale y rojo) de la gazte asanblada de mi pueblo? ¿Acaso su mejor amigo no es de la asamblea libertaria de Bizkaia? ¿Liberación nacional es asunto de pequeñoburgueses? ¿Se puede ser situacionista sin gafas de pasta y dinero? ¿se puede ser obrerista sin ser obrero?....
Las verdades absolutas y los tópicos pueden hacer mucho daño.
Yo, personalmente, no encuentro ninguna contradicción en intentar ser antijerarquico, antiautoritario, que me de repelus el estado, portar una bandera y sentir ganas de quemarla al mismo tiempo, defender un idioma sin caer en el misticismo y luego caer en el mundo de los sentimientos identitarios sin despreciar otros sentimientos, defender la capacidad de un grupo de decidir sin que ello obligue a todos los individuos... la vida es mucho más simple y complicada que poner etiquetas.