Mi opinión sobre el anarquismo

Confrontación e intercambio de ideas entre las diferentes tendencias del Anarquismo, así como crítica desde un prisma libertario a otras corrientes ideológicas e información sobre éstas.
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Joreg
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Joreg » 09 Ene 2014, 09:25

Lemon escribió:
Joreg escribió:Aquí Lemon nos ha dicho que el anarquismo, o algunos o muchos anarquistas, caen en dogmatismos, sectarismos, no conocen el funcionamiento del sistema, que tenemos tácticas tozudas y poco flexibles que no demuestran eficacia y que hacen caer a la gente en la apatía, y que llevamos encima un bagaje antimarxista porque seguimos en la onda de la disputa de Bakunin contra Marx. También nos dice lo de la autonomía en relación con la autoridad, pero eso no lo he entendido.
He dicho yo eso? xD.
Más o menos. :D
autogobierno escribió:Vamos, que ya nos sabemos de memoria por qué la ortodoxia anarquista rechaza a Marx
Ni idea. Eso tiene que ser tan raro como rechazar a John Locke. :D
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autogobierno
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por autogobierno » 09 Ene 2014, 18:51

autogobierno escribió:LA CUESTIÓN DE LA AUTONOMÍA

Cuando el anarquismo se proyecta de manera revolucionaria-social, declara que su fin es una sociedad sin autoridad. Los anarquistas más lúcidos han señalado que para que esto funcione es necesario un alto nivel de autonomía individual y colectiva. Por lo tanto, el cuestionamiento a la autoridad por sí solo no basta, e incluso si mañana la autoridad desapareciera, eventualmente volvería a aparecer si la gente no desarrolla su capacidad de vivir libremente. Entonces: cuanta más autonomía, menos necesaria la autoridad y por lo tanto más cuestionable la autoridad que pisotea esa autonomía existente y perjudica su desarrollo ulterior.

Pero los anarquistas más dogmáticos encuentran problemático admitir que la autoridad pueda ser o haya podido ser necesaria, o que estratégicamente convenga cuestionar a una autoridad más que otra, y por eso subestiman o directamente ignoran la cuestión de la autonomía individual y colectiva: solamente se enfocan en que la autoridad (toda autoridad, y siempre) es mala y debe desaparecer/ser destruida.

En suma, el anarquismo no hace un énfasis positivo en la autonomía individual y colectiva ni tampoco en cómo desarrollarla concretamente: su énfasis está puesto en el ideal de la anarquía y en la rebeldía incondicional a cualquier autoridad. Promover la autoorganización y la horizontalidad ("ni dirigentes ni dirigidos") es una respuesta un poco más concreta, pero más que medios concretos son principios (porque siempre se puede preguntar "¿y cómo?") y además se limitan a la instancia colectiva.

Considero que es en el terreno individual e interpersonal donde el anarquismo ha avanzado más en la cuestión de la autonomía, y si fue así es porque tuvo la apertura de integrar aportes externos al anarquismo que no tuvo en el terreno de lo colectivo (al igual que la izquierda autoritaria de la cual se delimita, solo hace algunas décadas que el anarquismo ha tomado aportes del feminismo, el ecologismo, y la liberación animal/veganismo). Sin embargo, a pesar de que los aportes del anarquismo individualista siguen siendo útiles considerando el punto de partida (un mundo que nos ofrece una supervivencia incierta o la certeza del vacío existencial), están demasiado ligados teóricamente al iluminismo burgués del siglo XVIII, que consideraba a la ignorancia como el mayor obstáculo al progreso de la humanidad. Los aportes que desde el anarquismo se han hecho a la cuestión del amor libre -por elegir una- hoy nos sirven más para aclarar teóricamente el problema que como soluciones prácticas. Estos temas se han seguido elaborando, pero por fuera del anarquismo.
Propongo la discusión sobre esta parte.
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Ith
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Ith » 10 Ene 2014, 01:57

Joreg escribió:
autogobierno escribió:Vamos, que ya nos sabemos de memoria por qué la ortodoxia anarquista rechaza a Marx
Ni idea. Eso tiene que ser tan raro como rechazar a John Locke. :D
De Marx se pueden coger algunas cosas, porque gran parte de sus ideas no se adaptan a la realidad actual, son etnocentristas y tienen errores en los análisis.

Es interesante leer la introducción de Carlos Díaz: http://es.scribd.com/doc/145503046/El-C ... lo-Cafiero

Ith
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Ith » 10 Ene 2014, 04:04

autogobierno escribió:Propongo la discusión sobre esta parte.
Dejo un texto de Bookchin.
Bookchin escribió:Sin caer en la trampa del construccionismo social que considera cada categoría como un producto de un orden social determinado, estamos obligados a preguntarnos por una definición de la «persona libre». ¿Cómo nace la individualidad, y bajo qué circunstancias es libre?

Cuando los anarquistas personales exigen autonomía más que libertad, están con ello renunciando a las preciosas connotaciones sociales de la libertad. En efecto, la constante apelación anarquista de hoy en día a la autonomía más que a la libertad social no puede ignorarse como algo accidental, en particular en las variedades angloamericanas del pensamiento libertario, donde el concepto de autonomía se corresponde más estrechamente con el de libertad personal [liberty en inglés]. Sus raíces se remontan a la tradición imperial romana de libertas, en la que el ego sin ataduras es «libre» de poseer su propiedad particular así como de satisfacer sus apetitos personales. Actualmente, muchos anarquistas personales consideran que la persona dotada de «derechos soberanos» se opone no sólo al Estado, sino también a la sociedad como tal.

Estrictamente, la palabra griega autonomia significa «independencia», con una connotación de un ego que se gestiona a sí mismo, sin ningún tipo de clientelismo o dependencia de otros para subsistir. Que yo sepa, no era una palabra de uso generalizado por los filósofos griegos; de hecho, ni tan sólo aparece en el léxico histórico de F. E. Peters de Términos filosóficos griegos. La autonomía, como el término inglés liberty, se refiere al hombre (o mujer) a quien Platón habría llamado irónicamente «dueño de sí mismo», la situación «cuando la parte del alma que es mejor por naturaleza domina a la peor». Incluso para Platón, el intento de lograr la autonomía mediante el dominio de sí mismo constituía una paradoja, «porque el que es dueño de sí mismo es también esclavo, y el que es esclavo, dueño; en resumen, es a la misma persona a la que nos referimos con estas expresiones» (La República, libro IV, 431). Característicamente, Paul Goodman, un anarquista esencialmente individualista, mantenía que «para mí, el principal principio del anarquismo no es la libertad sino la autonomía, la capacidad de empezar una tarea y hacerlo del modo que uno quiera»: una opinión digna de un esteta pero no de un revolucionario social.[16]

Mientras que autonomía se asocia con el individuo presumiblemente dueño de sí mismo, la palabra inglesa freedom [libertad] relaciona dialécticamente al individuo con el colectivo; su equivalente en griego es eleutheria y se deriva del alemán Freiheit, un término que aún conserva una raíz gemeinschaftlich o comunal en la vida y las leyes tribales teutónicas. Aplicada a la persona, freedom mantiene así una interpretación social o colectiva de los orígenes de ese individuo y su desarrollo como persona. En freedom, la individualidad no se opone o se sitúa aparte del colectivo, sino que se ha formado —y en una sociedad racional, se realizaría— en buena medida gracias a su propia existencia social. Por consiguiente, freedom no comprende la libertad de la persona o liberty, sino que indica su materialización.[17]

La confusión entre autonomía y libertad [en el sentido de freedom] es más que evidente en The Politics of Individualism (POI) de L. Susan Brown, un intento reciente de articular y elaborar un anarquismo básicamente individualista, manteniendo no obstante algunas afinidades con el anarcocomunismo.[18] Si el anarquismo personal necesita unos fundamentos académicos, lo encontrará en esta tentativa de fusionar a Bakunin y Kropotkin con John Stuart Mill. Por desgracia, se trata aquí de un problema que va más allá de lo académico. La obra de Brown demuestra hasta qué punto los conceptos de autonomía personal chocan con los de libertad social. Esencialmente, como Goodman, Brown interpreta el anarquismo como una filosofía no de libertad social sino de autonomía personal. A continuación, ofrece una noción de «individualismo existencial» que se diferencia profundamente tanto de la del «individualismo instrumental» (o «individualismo posesivo [burgués]» de C. B. Macpherson) como de la del «colectivismo», sazonado con numerosas citas de Emma Goldman, que no era precisamente la pensadora más destacada del panteón libertario.

El «individualismo existencial» de Brown comparte el «compromiso con la autonomía individual y la autodeterminación» del liberalismo, según ella (POI, p. 2). «Mientras que gran parte de la teoría anarquista ha sido considerada como comunista tanto por los anarquistas como por los que no lo son», observa, «lo que distingue al anarquismo de otras filosofías comunistas es su celebración inflexible y constante de la autodeterminación y autonomía individuales. Ser anarquista —ya sea comunista, individualista, mutualista, sindicalista o feminista— es reafirmar un compromiso con la primacía de la libertad individual» (POI, p. 2). Y aquí utiliza la palabrafreedom en el sentido de autonomía. Aunque la «crítica de la propiedad privada y defensa de las relaciones económicas comunales libres» del anarquismo (POI, p. 2) sitúa el anarquismo de Brown más allá del liberalismo, mantiene no obstante los derechos individuales por encima —y frente a— aquellos de la comunidad.

«Lo que distingue [al individualismo existencial] del punto de vista colectivista», continúa Brown, «es que los individualistas» [tanto anarquistas como liberales] «creen en la existencia de una voluntad auténticamente libre e internamente motivada, mientras que la mayoría de colectivistas entienden a la persona humana como moldeada externamente por los demás; el individuo para ellos está “construido» por la comunidad» (POI, p. 12, énfasis añadido). Esencialmente, Brown rechaza el colectivismo —no sólo el socialismo de Estado, sino el colectivismo como tal— con la patraña liberal de que una sociedad colectivista supone la subordinación de la persona al grupo. Su observación increíble de que «la mayoría de colectivistas» han considerado a las personas individuales como «simples escombros humanos arrastrados en la corriente de la historia» (POI, p. 12) es prueba de ello. Stalin defendía definitivamente esta opinión, y también muchos bolcheviques, con su hipostatización de las fuerzas sociales por encima de los deseos e intenciones individuales. ¿Pero los colectivistas en sí? ¿Hay que ignorar las generosas tradiciones del colectivismo que buscaban una sociedad racional, democrática y armoniosa; las visiones de William Morris, por ejemplo, o Gustav Landauer? ¿Y Robert Owen, los fourieristas, los socialistas democráticos y libertarios, los socialdemocrátas de épocas anteriores, incluso Karl Marx y Peter Kropotkin? No estoy seguro de que «la mayoría de colectivistas», incluso los anarquistas, aceptaran el burdo determinismo que Brown atribuye a las interpretaciones sociales de Marx. Al crear unos «colectivistas» de paja que son mecanicistas de línea dura, Brown contrapone en su retórica a un individuo misteriosamente y autogenéticamente constituido, por una parte, con una comunidad omnipresente, probablemente opresiva, incluso totalitaria, por otra. Brown, en efecto, exagera el contraste entre el «individualismo existencial» y las creencias de «la mayoría de colectivistas» hasta el punto que sus argumentos parecen como mínimo erróneos y, en el peor de los casos, falsos.

Es elemental que, pese al rotundo comienzo de El contrato social de Jean-Jacques Rousseau, la gente definitivamente no «nace libre», y mucho menos autónoma. De hecho es más bien lo contrario: se nace muy poco libre, muy dependiente y claramente heterónomo. La libertad, independencia y autonomía que las personas puedan tener en un momento histórico determinado son el producto de largas tradiciones sociales y, sí, un desarrollo colectivo; lo que no implica negar que las personas desempeñen un papel importante en dicho desarrollo, sino que, al contrario, en última instancia tienen que hacerlo si quieren ser libres.[19]

El argumento de Brown lleva a una conclusión excesivamente simplista. «No es el grupo el que moldea a la persona», afirma, «sino que son las personas quienes dan forma y contenido al grupo. El grupo es un conjunto de personas, ni más ni menos; no tiene vida ni conciencia propia» (POI, p. 12, énfasis añadido). Esta formulación increíble no sólo se parece bastante a la famosa declaración de Margaret Thatcher de que la sociedad no existe, sólo existen los individuos; también demuestra una miopía social positivista, incluso ingenua, en la que lo universal está totalmente separado de lo concreto. Aristóteles se pensaría que había zanjado este problema cuando censuró a Platón por crear un reino de «formas» inefables que existían separadamente de sus «copias» materiales e imperfectas.

Es obvio que las personas nunca forman simples «conjuntos» (salvo tal vez en el ciberespacio); más bien al contrario, incluso cuando parecen atomizadas y herméticas, están definidas sobremanera por las relaciones que establecen o están obligadas a establecer las unas con las otras, debido a su existencia muy real como seres sociales. La idea de que una comunidad —y por extrapolación, la sociedad— no es más que «un conjunto de personas, ni más ni menos» representa «un modo de ‘abordar’ la naturaleza» de la conso-ciación humana que no es muy liberal sino más bien, especialmente hoy en día, potencialmente reaccionaria.

Al identificar insistentemente colectivismo con un determinismo social implacable, la propia Brown crea un «individuo» abstracto, uno que ni tan sólo es existencial en el sentido estrictamente convencional de la palabra. Como mínimo, la existencia humana presupone las condiciones sociales y materiales necesarias para el mantenimiento de la vida, el juicio, la inteligencia y la palabra; así como las cualidades afectivas que Brown considera esenciales para su forma voluntarista de comunismo: preocupación, empatia y generosidad. Al faltarle la rica articulación de relaciones sociales en las que las personas están implicadas desde el nacimiento hasta la vejez pasando por la madurez, un «conjunto de personas» como el postulado por Brown no sería, dicho sin rodeos, una sociedad en modo alguno. Sería literalmente un «conjunto», en el sentido de Thatcher, de mónadas saqueadoras, interesadas y egoístas. Presumiblemente completas en sí mismas, están, por inversión dialéctica, inmensamente desindividualizadas por no tener otro deseo que el de satisfacer sus propias necesidades y placeres (que hoy en día están a menudo socialmente construidos, en cualquier caso).

El reconocimiento de que las personas tienen sus propias motivaciones y una voluntad libre no exige que rechacemos el colectivismo, dado que también son capaces de desarrollar una conciencia sobre las condiciones sociales bajo las que se ejercen estas capacidades eminentemente humanas. La consecución de la libertad depende en parte de factores biológicos, como sabe cualquiera que haya criado a un hijo; en parte de factores sociales, como sabe cualquiera que viva en una comunidad; y, contrariamente a los construccionistas sociales, en parte también de la interacción entre el entorno y las inclinaciones personales innatas, como sabe cualquier persona que piense. La individualidad no surgió de la nada. Como la idea de libertad, tiene un largo historial social y psicológico.

Abandonado a su suerte, el individuo pierde los cimientos sociales indispensables que conforman lo que se esperaría que un anarquista valore de la individualidad: la capacidad de reflexión, que se deriva en gran parte del habla; la madurez emocional que alimenta la oposición a la falta de libertad; la sociabilidad que motiva el deseo de cambio radical; y el sentido de responsabilidad que engendra la acción social.

De hecho, la tesis de Brown tiene unas implicaciones preocupantes para la acción social. Si la «autonomía» individual se impone a cualquier compromiso con una «colectividad», no hay base alguna para la institucionalización social, la toma de decisiones o siquiera la coordinación administrativa. Cada persona, contenida en su propia «autonomía», es libre de hacer lo que quiera; presumiblemente, siguiendo la antigua fórmula liberal, si no impide la «autonomía» de los demás. Incluso la toma democrática de decisiones se rechaza por autoritaria. «El gobierno democrático sigue siendo gobierno», denuncia Brown. «Si bien permite más participación individual en el gobierno que la monarquía o la dictadura totalitaria, sigue implicando inherentemente la represión de la voluntad de algunas personas. Ello choca evidentemente con el individuo existencial, que necesita mantener su voluntad íntegra para ser existencialmente libre» (POI, p. 53). De hecho, la voluntad individual autónoma es tan transcendentalmente sacrosanta, en opinión de Brown, que cita la reivindicación de Peter Marshall de que, según los principios anarquistas, «la mayoría no tiene más derecho a mandar a la minoría, ni tan sólo a una minoría de uno, que la minoría a la mayoría» (POI, p. 140, énfasis añadido).

Denominar «mandar» y «gobierno» a unos procedimientos racionales, discursivos y de democracia directa para la toma de decisiones colectivas implica conceder a una minoría constituida por un ego autónomo el derecho a impedir la decisión de una mayoría. Pero la realidad es que una sociedad libre o bien será democrática, o bien no será tal en absoluto. En la situación muy existencial, si se quiere, de una sociedad anarquista —una democracia libertaria directa— las decisiones se tomarían sin duda tras un debate abierto. A continuación, la minoría que hubiera perdido el voto —incluso una minoría de uno— tendría todas las oportunidades para presentar argumentos contrarios para tratar de cambiar esa decisión.

La toma de decisiones por consenso, por otra parte, evita la disensión permanente: el tan importante proceso de diálogo continuo, desacuerdo, réplica y contrarréplica, sin el cual la creatividad tanto social como individual sería imposible.

En cualquier caso, funcionar sobre la base del consenso implica que la toma de decisiones importantes será manipulada por una minoría o bien se derrumbará completamente. Y las decisiones tomadas encarnarán el menor denominador común de opiniones y constituirán el nivel de acuerdo menos creativo. Hablo por la dura experiencia de muchos años del uso del consenso en la Alianza Clamshell de los años 1970. Justo cuando el casi anárquico movimiento antinuclear estaba en la cúspide de su lucha, con miles de activistas, resultó destruido por la manipulación del proceso de consenso por una minoría. La «tiranía de la falta de estructura» que produjo la toma de decisiones por consenso permitió a unos pocos bien organizados controlar a la mayoría desestructurada, desinstitucionalizada y bastante desorganizada dentro del movimiento.

Tampoco se permitió, entre los abucheos y llamadas al consenso, la existencia de la disensión y la estimulación creativa del debate, que fomentaran un desarrollo creativo de ideas generador de perspectivas frescas e innovadoras. En cualquier comunidad, la disensión —y los disidentes— evitan el estancamiento de ésta. Las palabras peyorativas como mandar y gobernar se refieren realmente a silenciar a los disidentes, no al ejercicio de la democracia; irónicamente, es la «voluntad general» consensual lo que podría muy bien, en la frase memorable de Rousseau de El contrato social, «obligar a los hombres a ser libres».

En vez de ser existencial en cualquier sentido terrenal de la palabra, el «individualismo existencialista» de Brown trata al individuo sin una perspectiva histórica. Rarifica al individuo como una categoría transcendental, de modo similar a como, en los años 1970, Robert K. Wolff recurrió a conceptos kantianos del individuo en su dudosa En defensa del anarquismo. Los factores sociales que interactúan con la persona para convertirla en un ser realmente creativo y con voluntad se subsumen en unas abstracciones morales transcendentales que, con una vida propia puramente intelectual, «existen» fuera de la historia y la realidad.

Alternando entre el trascendentalismo moral y el positivismo simplista en su enfoque sobre la relación del individuo con la comunidad, los articulados de Brown encajan igual de burdamente que el creacionismo con la evolución. La rica dialéctica y la abundante historia que muestran como el individuo se ha formado en gran medida por el desarrollo social y ha interactuado con él, están prácticamente ausentes de su obra. Con muchas opiniones atomistas y restrictivamente analíticas, y sin embargo abstractamente moral e incluso transcendental en sus interpretaciones, Brown establece perfectamente una noción de autonomía que está en las antípodas de la libertad social. Con el «individuo existencial», por una parte, y una sociedad que consiste en nada más que un «conjunto de personas», por otra, el abismo entre la autonomía y la libertad pasa a ser insuperable.
¿Cómo es eso de que no quieres ni federalismo ni centralismo? ¿Cómo piensas organizar la sociedad? Es imposible lo que dices. Sin sociedad, no hay nada. "La sociedad es anterior al ser humano", decía Kropotkin. Añado yo: el ser humano siempre será un ser social, un ser político.

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Joreg
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Joreg » 10 Ene 2014, 11:26

autogobierno escribió:
autogobierno escribió:LA CUESTIÓN DE LA AUTONOMÍA
Propongo la discusión sobre esta parte.
Me gustaría saber qué entiendes por Autonomía. No he entendido qué quiere decir ese texto.
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Lemon
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Lemon » 10 Ene 2014, 14:44

Ith escribió: ¿Cómo es eso de que no quieres ni federalismo ni centralismo? ¿Cómo piensas organizar la sociedad? Es imposible lo que dices. Sin sociedad, no hay nada. "La sociedad es anterior al ser humano", decía Kropotkin. Añado yo: el ser humano siempre será un ser social, un ser político.
Me parece que lo que dice no es que no sea ni federalista ni centralista, sino que no prefiere un modelo organizativo a otro, y que según como se planteen las circunstancias sería preferible adoptar uno o otro, en vez de aplicar siempre el mismo modelo a cualquier circunstancia.

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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por autogobierno » 10 Ene 2014, 17:33

Eso que dijo Lemon.

Lo digo de otra manera que quizás les resulte más simpática: reclamo mi derecho a elegir la mejor forma organizativa que me parezca según las circunstancias en las que me encuentre.
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autogobierno
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por autogobierno » 10 Ene 2014, 18:05

Veo que el texto de Bookchin era un debate con un autor que tenía una visión exclusivamente individualista y anti-colectivista de la autonomía. Siendo que en mi texto me refiero a la autonomía individual y colectiva, y que no opongo autonomía personal con libertad social, no siento que el texto de Bookchin aporte mucho (en positivo o en crítica) al debate que planteo sobre la autonomía.

Lo más interesante del texto de Bookchin me parece la polémica entre la democracia por mayoría y el consenso. Bookchin se pone de parte de la primera contra el segundo. Creo que no hay nada malo en el consenso si es realmente la expresión de la voluntad de todos y no es fruto de ninguna manipulación o coerción, pasa que Bookchin está debatiendo con un ultra-individualista que ve hasta la decisión mayoritaria más democrática como una tiranía de la colectividad sobre un individuo.

En el resto del texto Bookchin hace las objeciones pertinentes al individualismo anti-colectivista con las que acuerdo, para mí son un ABC y las estupideces de ese calibre hoy no merecen tomarse muy en serio (porque si tan anti-colectivista eres, ¿por qué usas medios "colectivistas" como expresar tus pensamientos en público y participar de debates?).


La autonomía es la capacidad de operar -actuar, pensar- de acuerdo a normas propias (nomía=normas, auto=uno mismo). Lo contrario es la heteronomía (hetero=otro), operar de acuerdo a normas de otro (que es la situación normal en una sociedad autoritaria y basada en la explotación). Por eso se relaciona el concepto de autonomía con independencia y autodeterminación.

La autonomía puede aplicarse a un individuo, a un grupo de gente, a un municipio.
Quienes no pueden cambiar su mentalidad no pueden cambiar nada

Ith
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Ith » 10 Ene 2014, 19:25

autogobierno escribió:Lo más interesante del texto de Bookchin me parece la polémica entre la democracia por mayoría y el consenso. Bookchin se pone de parte de la primera contra el segundo. Creo que no hay nada malo en el consenso si es realmente la expresión de la voluntad de todos y no es fruto de ninguna manipulación o coerción, pasa que Bookchin está debatiendo con un ultra-individualista que ve hasta la decisión mayoritaria más democrática como una tiranía de la colectividad sobre un individuo.
El problema es que en una asamblea donde va mucha gente no puedes hacer consensos. Y más si hay opiniones distintas. O una federación no puede resolver las cosas por consenso. Es absurdo.
La autonomía es la capacidad de operar -actuar, pensar- de acuerdo a normas propias (nomía=normas, auto=uno mismo). Lo contrario es la heteronomía (hetero=otro), operar de acuerdo a normas de otro (que es la situación normal en una sociedad autoritaria y basada en la explotación). Por eso se relaciona el concepto de autonomía con independencia y autodeterminación.

La autonomía puede aplicarse a un individuo, a un grupo de gente, a un municipio.
Vale, te basas en Cornelius Castoriadis. Perdona la confusión. Eso que comentas es lo que siempre ha propuesto el anarquismo social clásico pero con otros nombres.

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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Ith » 10 Ene 2014, 19:29

Lemon escribió:
Ith escribió: ¿Cómo es eso de que no quieres ni federalismo ni centralismo? ¿Cómo piensas organizar la sociedad? Es imposible lo que dices. Sin sociedad, no hay nada. "La sociedad es anterior al ser humano", decía Kropotkin. Añado yo: el ser humano siempre será un ser social, un ser político.
Me parece que lo que dice no es que no sea ni federalista ni centralista, sino que no prefiere un modelo organizativo a otro, y que según como se planteen las circunstancias sería preferible adoptar uno o otro, en vez de aplicar siempre el mismo modelo a cualquier circunstancia.
autogobierno escribió:Eso que dijo Lemon.

Lo digo de otra manera que quizás les resulte más simpática: reclamo mi derecho a elegir la mejor forma organizativa que me parezca según las circunstancias en las que me encuentre.
Sin federalismo no hay autonomía ni libertad. El centralismo oprime y evita que haya separaciones o uniones más allá de lo fijado. El centralismo solo puede derivar en estatismo o algo semejante. El centralismo evita el libre acuerdo. Digámoslo claro: el centralismo acaba significando autoritarismo.

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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Joreg » 10 Ene 2014, 20:19

autogobierno escribió:No veo interesante tomar al federalismo como principio. Resolver a priori sobre la mejor forma de organizarse no me parece inteligente. Para mí la forma organizativa a elegir no tiene que venir de una decisión ideológica ("soy xxxista, por lo tanto tengo que organizarme así y asá") sino de una decisión en la práctica, evaluando los pros y los contras. Si lo más revolucionario en un momento es la centralización, seré partidario de ella. Si es la federación, seré partidario de ella. Lo digo de otra manera que quizás les resulte más simpática: reclamo mi derecho a elegir la mejor forma organizativa que me parezca según las circunstancias en las que me encuentre.
Bueno. Eso no es más que reclamar para ti el federalismo. Es decir, hacer lo que más te convenga, de acuerdo con tus intereses. En mi opinión decir que se puede ser centralista cuando nos convenga, es decir que podemos elegir la dictadura si nos conviene. Por ejemplo en la antigüedad, cuando Atenas, Esparta y demás, en caso de guerra suspendían las libertades y elegían dictadores por tiempo limitado. Lo que pasó luego fue que se perpetuaron.

Porque eso de decir que se puede ser centralista cuando nos convenga... ¿Cuando convenga a quién? Si hay guerra, y alguien decide, por ejemplo un Congreso del Pueblo que lo más conveniente es un mando centralizado, ¿qué harán los centralistas con prófugos y desertores?

En eso se convierte el derecho a ser centralista.
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Joreg » 10 Ene 2014, 20:27

Ith escribió:
autogobierno escribió:La autonomía es la capacidad de operar -actuar, pensar- de acuerdo a normas propias (nomía=normas, auto=uno mismo). Lo contrario es la heteronomía (hetero=otro), operar de acuerdo a normas de otro (que es la situación normal en una sociedad autoritaria y basada en la explotación). Por eso se relaciona el concepto de autonomía con independencia y autodeterminación. La autonomía puede aplicarse a un individuo, a un grupo de gente, a un municipio.
Vale, te basas en Cornelius Castoriadis. Perdona la confusión. Eso que comentas es lo que siempre ha propuesto el anarquismo social clásico pero con otros nombres.
No veo el valor que puede tener un concepto como autonomía, tal como está ahí definido. Operar con arreglo a las propias normas, es complejo, ya que las normas de comportamiento nos vienen dadas al ser criados en familias que nos inculcan lo que es correcto y lo que no. Lo que ocurre es que luego cada cual sale a su modo. El derecho a poder desarrollar cada cual sus capacidades y deseos, a disponer de recursos que no obligue a uno a venderse por un salario... Es poder ser autónomo e independiente. Y es lo que ha defendido el anarquismo de toda la vida de dios. La libertad, me parece.
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Ith » 10 Ene 2014, 20:39

Joreg escribió:
Ith escribió:
autogobierno escribió:La autonomía es la capacidad de operar -actuar, pensar- de acuerdo a normas propias (nomía=normas, auto=uno mismo). Lo contrario es la heteronomía (hetero=otro), operar de acuerdo a normas de otro (que es la situación normal en una sociedad autoritaria y basada en la explotación). Por eso se relaciona el concepto de autonomía con independencia y autodeterminación. La autonomía puede aplicarse a un individuo, a un grupo de gente, a un municipio.
Vale, te basas en Cornelius Castoriadis. Perdona la confusión. Eso que comentas es lo que siempre ha propuesto el anarquismo social clásico pero con otros nombres.
No veo el valor que puede tener un concepto como autonomía, tal como está ahí definido. Operar con arreglo a las propias normas, es complejo, ya que las normas de comportamiento nos vienen dadas al ser criados en familias que nos inculcan lo que es correcto y lo que no. Lo que ocurre es que luego cada cual sale a su modo. El derecho a poder desarrollar cada cual sus capacidades y deseos, a disponer de recursos que no obligue a uno a venderse por un salario... Es poder ser autónomo e independiente. Y es lo que ha defendido el anarquismo de toda la vida de dios. La libertad, me parece.
Si montas una organización que actúa a nivel local, seguramente harás unos estatutos. Esto son normas que hay que seguir.
Y si esas normas no te las impone ninguna autoridad sino que parten desde la misma organización, podemos decir que es totalmente autónoma. No sé si me explico. O eso creo que es lo que dice.

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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Joreg » 10 Ene 2014, 21:03

Ith escribió:Si montas una organización que actúa a nivel local, seguramente harás unos estatutos. Esto son normas que hay que seguir. Y si esas normas no te las impone ninguna autoridad sino que parten desde la misma organización, podemos decir que es totalmente autónoma. No sé si me explico. O eso creo que es lo que dice.
Claro, es que si montas una organización de voluntarios, cada cual es libre de entrar en ella. Otra cosa es una organización obligatoria como un Estado, en la que entras por narices. Esa organización a la que entras voluntariamente, por tu interés personal, luego la puedes abandonar cuando quieras, o de eso se trata.

Me permito citar a un amigo:
La Independencia a conquistar es la que, como requisito indispensable de nuestra manumisión, se establece entre un grupo humano, formado voluntariamente y sin más nexo que la afinidad, con respecto a otro (Federalismo), y, también, entre los Individuos mismos con respecto a la Nación (Individualismo).
En mi opinión, el mayor aporte que ha hecho el anarquismo a la gente, es el principio federal, el decirnos claramente que un individuo está en su derecho de unirse y separarse cada vez que quiera de un grupo, formar parte de otro, escindirse y unirse, en base a su interés, a su conocimiento, a su voluntad.

Y Emma Goldman:
La organización tiende siempre, en menor o mayor medida, a absorber la personalidad del individuo. Ahí está el peligro que hay que prever. Así que, sólo con una condición aceptaré una organización en el anarquismo y es que debe basarse en el absoluto respeto hacia todas las iniciativas individuales sin estorbar su libre juego y su evolución, el principio esencial del anarquismo es la Autonomía individual.

De las Actas del Congreso Anarquista de Ámsterdam, 1907.
Vamos, que los anarquistas llevan hablando de autonomía desde siempre y hemos aportado bastante al concepto.
Lo que se gana en velocidad, se pierde en potencia. Lo que se gana en potencia, se pierde en velocidad.

Ith
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Re: Mi opinión sobre el anarquismo

Mensaje por Ith » 10 Ene 2014, 23:17

Joreg escribió:Vamos, que los anarquistas llevan hablando de autonomía desde siempre y hemos aportado bastante al concepto.
Es lo que estoy diciendo. Pero la oposición entre heteronomía y autonomía creo que el primero en hacerla fue Cornelius Castoriadis. Igual me equivoco.

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