los Na de China

¿Cómo podemos hacer del Anarquismo algo útil para toda la sociedad? ¿Cómo queremos que sea una sociedad libertaria?
koral
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los Na de China

Mensaje por koral » 27 Abr 2009, 11:22

Los Na de China
Los Na de la región de Yongning, llamados Mo-so (1) por los Han, la etnia mayoritaria de la China (92% de la población total), forman una sociedad de agricultores montañeses que agrupa alrededor de 30.000 personas. Los Mo-so son descendientes de los Qiang, una antigua población de la meseta tibetana, al noroeste de la China. (2) Actualmente ocupan una vasta región al suroeste de China y se diferencian en cuatro grupos: los Naçi o Naxi, los Na, los NaRu y los Nahing (3). Estos cuatro grupos comparten, según su propia apelación, la silaba na, su significado, en tanto que nombre propio, es desconocido. En su lengua hablada (sin escritura), na como vocablo general, es empleado como adjetivo calificativo y significa «negro». En cuanto a çi, Ru y hing, todos significan «gente» o «seres humanos». La región de Yongning, región «abierta» desde 1921, se compone de un variado relieve, combinando la alta montaña (3.800-4.500 mts), la depresión de Yongning (2.600 mts), las orillas de lago Lugo (2.700 mts) y las terrazas del valle (1.600 mts) del rio Jingsha. Cubiertas principalmente de pinos, abetos y castaños, las montañas son ricas en animales y plantas, algunas de las cuales son muy apreciadas en la medicina china. En el valle del Jingsha (4), de clima subtropical, se recogen dos cosechas de arroz por año. También se cultiva maíz, sorgo, trigo y algunos frutos como la naranja, la mandarina o las peras. Yongning es una depresión rodeada de altas montañas (5), sobre una superficie de unos 70 km2. Los Na que aquí tratamos, viven repartidos en la depresión de Yongning y en las orillas del lago Lugo.
Los na de Yongning constituyen una sociedad peculiar, sin par en los anales de la antropología, que se caracteriza por un respeto hacia las mujeres, que gozan de gran prestigio y ocupan una posición central en la vida social. En términos generales ignoran el matrimonio y en consecuencia el «marido». La ausencia de matrimonio es proporcional a la libertad sexual, las mujeres na pueden tener varios amantes al mismo tiempo. Hasta nuestros días, mujeres y hombres de esta etnia pueden mantener libremente relaciones sexuales con varios compañeros y escoger según su agrado. Los antropólogos chinos que visitaron la región encontraron cierto joven que decía haber tenido relaciones sexuales con todas las mujeres del poblado. Una mujer de 23 años afirmaba poseer 200 amantes mientras su hermana, tristemente sólo conocía 50. (6) El hombre realiza visitas nocturnas a la mujer, en la casa donde ésta cohabita con las diferentes generaciones de sus hermanas y hermanos de su descendencia, que ignoran su presencia, para por la mañana regresar sistemáticamente a la casa de su propia descendencia. Estas visitas nocturnas son llamadas furtivas y son como «el deporte nacional». Entre las parejas, no existe ninguna relación económica, no viven juntos, no comparten el hogar. Los niños nacidos de estas relaciones sexuales forman parte invariablemente de la descendencia de la madre, cuyos miembros aseguran la educación, sin la intervención del progenitor. Éste, a menudo «es identificado» sólo por la semejanza con el niño, a veces no es ni conocido, al recibir las mujeres a compañeros diferentes. Por otra parte, no encontramos, en la lengua na ningún término que cubra la noción de «padre».
A propósito de la procreación, los lugareños cuentan: «Hace mucho tiempo, bastaba ir a lo alto de la montaña y abrir la vagina al viento, para que las mujeres quedaran embarazadas. Los hombres pasan como el viento... y es siempre difícil seguir el rastro del pájaro en el cielo, de la serpiente sobre la roca y del hombre en la mujer». (7) Las visitas, como modalidad de vida sexual, se distinguen en dos tipos: la visita furtiva («nana sésé») y la visita ostensible («gepié sésé»). Excepto estas dos modalidades, en esta sociedad existe también la convivencia (ti dzï jï mao the) y el matrimonio. Pero la mayoría de la población vive únicamente el modo de visita, y los que siguen el modo de convivencia o de matrimonio practican paralelamente la visita furtiva. La modalidad tradicional practicada por todos los Na se denomina nana sésé; nana significa «furtivamente», sésé, «ir» en sentido literal y «visitar» en sentido figurado. Una mujer y hombre que establecen este tipo de relación sexual son llamados, nan sésé hingque quiere decir «la gente en relación de encuentro furtivo». Entre ellos se llaman discretamente açia (8) que quiere decir «amantes». La Açia es una relación particular, entre compañeros, que se acabará cuando uno de ellos así lo quiera. El consentimiento entre ellos es algo primordial. Esta prohibido tener açia antes de los 13 años y está mal visto después de los 50. También está prohibido reñir entre dos personas del mismo sexo por una del sexo opuesto.
De ordinario la cita galante se realiza con la visita del hombre a la habitación de la mujer alrededor de la media noche (según las estaciones) a fin de que ni los miembros del sexo opuesto de la línea del hombre, ni las personas del sexo opuesto de la línea de la mujer lo adviertan. Por las mismas razones, el visitante deja a la mujer al primer canto del gallo para volver a su casa. Tradicionalmente mujeres y hombres gozan de una igualdad total. En los contactos cotidianos, en los pueblos, en el trabajo, cualquiera de los dos puede tomar la iniciativa para mostrar de una manera u otra sus sentimientos hacia la persona que le gusta. Cada uno de ellos se sirve de la expresión oral o del gesto para ello. Hombres y mujeres afirman igualmente su deseo de formalizar una açia, a través de una frase directa, de una sonrisa, de un gesto, (me apodero de tu cinturón, si tú me sonríes estás de acuerdo, si me lo quitas, no lo estás) o en el momento del baile nocturno alrededor del fuego, el hombre acaricia la mano de la joven mujer que le gusta. Si ésta no retira su mano, es invitado a visitarle. La cita entre los amantes na puede realizarse de manera pactada o bien de improviso a condición expresa de que ésta se efectúe en ausencia de cualquier consanguíneo de sexo opuesto a los dos interesados, a causa del tabú del incesto. Habitualmente, entre gentes del mismo pueblo o aldea vecina cualquier momento del día, cuando se cruzan los interesados, es conveniente para acordar una cita. Por la tarde, los hombres se reúnen a lo largo de la pista que atraviesa el pueblo; después de un momento de charla, se separan para ir a buscar a las mujeres. (9) Actualmente, para estos asuntos, los aldeanos frecuentan el cine cotidianamente. Este se desarrolla al ritmo de una sesión por día, la película es proyectada al aire libre en una explanada rodeada por una cinta. Después de comer la gente de los pueblos de alrededor, la mayoría de los espectadores son jóvenes de menos de 35 años, se sientan en el suelo y aprovechan la proyección para flirtear entre ellos. (10) Al final de la sesión de cine, todo el mundo desaparece en la oscuridad de la noche, los que viven en el pueblo vuelven a pie, los otros en bicicleta y aquellos que tácitamente se han entendido parten en pareja.
De ordinario, las citas son fijadas por consentimiento entre los dos interesados, pero también existe una manera colectiva de expresar el deseo: un pequeño grupo de chicos encuentra en la calle a un grupo de chicas. A distancia vocean, con la mano derecha colocada junto a la boca para dirigir la voz: «¡A hé hé!..¿dzo dzo a grai?» (¡Oh, oh!, ¿queréis intercambiar?) Y ellas si comparten la intención responden: «¡A hé hé!». Un chico se les acerca, en representación de sus amigos, para proceder al intercambio. El objeto de intercambio es normalmente un cinturón. Las que son reticentes siempre pueden negarse. Provistos del cinturón, cada chico podrá visitar ulteriormente a su propietaria. El hombre siempre visita a la mujer (11), lo contrario es impensable y pondría en entredicho su reputación y sería mal considerada si lo hiciera (demasiado «ardiente»). Las mujeres más bellas reciben un mayor número de visitas hasta el punto que en varias ocasiones varios jóvenes se encuentran al mismo tiempo en la ventana de la mujer, quién acabará escogiendo al que desea recibir, los otros buscaran otro destino sin mayor problema. Entre ellos los celos no existen debido a la posibilidad de cada uno de encontrar otra pareja. Los celosos son muy mal vistos, son señalados con el dedo y objeto de burla, lo que les calma rápidamente. Numerosas visitas furtivas con los viejos açia y una buena parte de los encuentros galantes entre nuevos partenaire se realizan de improviso. El visitante franquea el muro que rodea la casa, escala hasta la habitación de la mujer y prueba que le abran la puerta susurrando palabras dulces... Como cada casa posee una «perra»,(12) es ventajoso hacerse con un hueso de cerdo o de una piña de pino untada en mantequilla con arroz que ocupará al animal durante un buen rato y dejará al visitante entrar en paz en la habitación de la mujer. Cuando el visitante se presenta, la mujer, si está dispuesta, no le acogerá sin antes averiguar su identidad. Si el visitante es inoportuno, la mujer siempre tiene el recurso de ir a dormir con su madre en la casa principal: una manera elegante de manifestar su rechazo.

En el marco de la visita de improvisto, cuando el hombre viene directamente a golpear la puerta de entrada sin una señal específica, existe un consenso sutil: si hay mujeres susceptibles de recibir visitas, cada día a la caída del sol, los hombres presentes en la casa no abrirán la puerta de entrada; sólo si la persona que golpea la puerta llama por su nombre a un miembro de la casa. En ciertas matrilíneas, donde dos o más mujeres reciben visitas respectivamente, por ejemplo madre e hija, a menudo es una de las hijas la que se encarga de abrir; si son hermanas, cualquiera de las dos puede abrir la puerta. Durante el encuentro galante, a los dos açia les está prohibido hablar fuerte. Solo murmuran a fin de no ser oídos por los consanguíneos de la mujer, sobretodo aquellos de sexo opuesto (los tíos y los tíos abuelo) que duermen bajo el mismo techo. Durante el día todo encuentro en la casa está prohibido. Si la prohibición del incesto, sumamente desarrollada, restringe ampliamente los comportamientos entre consanguíneos, la libertad sexual entre no consanguíneos es total, permitiendo comportamientos intrépidos (también practican la hospitalidad sexual).
Otra manera de visitar sin cita previa consiste, para el joven, en deslizarse en medio de la noche a la habitación de la mujer mientras duerme. En este caso, el visitante está casi seguro de ser bien recibido. En general, solamente los jóvenes traviesos practican este tipo de visitas, utilizando todo su talento de persuasión para hacerse aceptar. Un joven cuya cita haya sido rechazada puede tentar así a la suerte. Una vez el visitante ha conseguido llegar al borde de la cama, la joven ya no puede pedir auxilio a causa del tabú. Pero sea cual sea la forma empleada, el éxito del visitante furtivo sin cita previa depende igualmente de la voluntad y del deseo de la mujer. Nadie la puede forzar. La segunda modalidad, institucionalizada, tradicional de vida sexual es gepié sésé. Gepié significa «vomitar» en sentido literal, designa «sacar todo lo guardado en el vientre (o en el corazón) o dejarse todo abierto. En tanto que adverbio, gepié significa «ostensiblemente» o «abiertamente» en sentido figurado. Sésé, «ir» en sentido literal y «visitar» en sentido figurado. La expresión designa la visita que un hombre rinde ostensiblemente a una mujer sin la necesidad de ocultarse de los miembros de su línea sucesoria.
Todos los que practican la visita ostensible empezaron por la visita furtiva. Después de pasar un cierto número de noches juntos, de hurtadillas, a medida que los sentimientos que experimentan se hacen más profundos, los dos amantes intercambian los cinturones simbolizando así sus sentimientos y su amor. Por regla general, una vez los dos amantes están de acuerdo en modificar la relación, la mujer irá a hablar con su madre para acordar el día en que el hombre podrá ser «recibido» en la casa. Alrededor del 40% de los hombres han entrado en relación abierta de esta manera. (13) La jefa femenina de la matrilínea (14) organizará una comida, a la que asistirá el hombre para conocerlas. En el mayor secreto, el hombre llega solo, aunque casi siempre se hace acompañar de un moio (intermediario) masculino conocedor de la línea de la mujer y capaz de conversar.
El encuentro se realiza tradicionalmente en la sala principal, alrededor de las 11 de la noche, cuando los miembros masculinos de la línea de la mujer han salido de la casa o se han acostado. Entrando en la sala, el hombre aporta obsequios según sus posibilidades, en general algunas libras de té, azúcar de caña, o de alcohol, entregando los regalos a la jefa femenina de la casta. Con alcohol se procede a una ofrenda ritual a los ancestros. Después se sirve el festín al hombre y su acompañante, y la jefa del clan le entregará los obsequios de su amante. Este intercambio de regalos se presenta como una obligación, la persona que no lo cumple corre el riesgo de ser abandonada. A partir del encuentro con la jefa femenina, el hombre tendrá tendencia a llegar un poco más pronto y sus visitas nocturnas serán algo menos discretas. De vez en cuando, después de la cena de las 9, irá a discutir con los miembros femeninos de la línea. Cuando los miembros masculinos están presentes, guardará silencio, ya que en la concepción na él tiene un estatuto inferior incluso al de un niño. Por la mañana volverá a su casa algo más tarde. La práctica de la visita ostensible observa entre los amantes el «privilegio sexual». El reconocimiento del privilegio sexual constituye una protección social del privilegio, pero solamente una protección en principio. Este deber reconocido a la convivencia, por unos y por otros, no quiere decir que el açia ya no se practique: si un hombre llega a casa de una mujer con la que convive en visita ostensible y ella está con otro hombre, éste, simplemente debe irse para evitar el conflicto.
A la práctica de este tipo de amor furtivo se le denomina na min kru que significa «robar el sexo» (no supone una expresión peyorativa). Cuando un hombre es sorprendido «robando sexo» por el amante ostensible de la mujer, corre el riesgo de ser golpeado. Por lo tanto, es del todo admitido que cada vez que un hombre abandona el pueblo por varios días, seguramente durante la segunda noche o quizás algo más tarde, su amante reciba visitantes furtivos sin dificultad. (15) La existencia de una relación abierta (ostensible) sólo depende del amor que vincula a los dos amantes y de su libre albedrío, y no representa una forma de monoandria, socialmente ratificada aprobando tácitamente la visita furtiva junto a la relación abierta. La libertad sexual para los na es un principio sagrado e intangible. La tercera modalidad tradicional de la vida sexual es ti dzï jï mao the. Literalmente ti dzï significa «sentarse», en sentido figurado «habitar», «instalarse»; jï mao the «no haber bebido alcohol» (en relación al festín) para distinguir esta modalidad de aquellas en que se organiza un banquete. La modalidad de cohabitación, comportamiento ilícito en principio sólo es aceptada por la necesidad de perpetuar una masada. En el modo de convivencia los amantes no sólo pasan las noches juntos sino los días también realizando actividades en común: trabajan y comparten el fruto de sus esfuerzos, viven juntos.
Existen tres tipos de convivencia: uxorilocal, virilocal y neolocal. La mayoría de las uxorilocales aparecen en la línea donde falta la mano de obra masculina. La convivencia tiene como objetivo asegurar la subsistencia de la masada. Cuando en una línea faltan mujeres (para hacer niños) se recurre a la cohabitación virilocal. El clan que está falto de miembros será el que irá en su busca. El miembro que parte a cohabitar debe estar seguro de que su grupo está de acuerdo. Los que vienen a cohabitar conservan su cualidad consanguínea y observan el «privilegio sexual». La neolocalidad se inicia por una convivencia de tipo virilocal. Hombres enriquecidos por el cargo que desempeñan en la administración del zhifu o por el comercio, inducen a su partenaire a convivir con ellos en su casa. Esta convivencia provoca conflictos entre las madres y las hermanas, de un lado, y la amante del otro. Frente a esta situación existen dos soluciones según el caso: o los que conviven son obligados a construir una nueva casa de nacimiento, o bien la línea del hombre se escinde y se divide en dos o más casas. En los na la mujer toma las decisiones importantes, administra y dirige la familia, y tiene fama de razonable. (16) En esta sociedad, la organización elemental de parentesco es matrilineal.
La consanguinidad na constituye un hecho social que se diferencia integralmente de la consanguinidad biológica. La línea materna es la organización elemental de parentesco, cada línea está provista de un nombre que poseen todos sus miembros y que se transmite por línea materna en concordancia con la regla de transmisión de consanguinidad. En el seno de una misma sucesión, los bienes son comunes. La casa, las tierras pertenecen a la misma descendencia, pero los bienes no pertenecen a una persona en concreto. Propiamente hablando, no existen los bienes individuales. El patrimonio se transfiere colectivamente, la herencia se efectúa naturalmente y sin formalidades. Los padres no pertenecen a la familia, son extranjeros y habitan en otro pueblo. El padre no tiene ningún derecho ni ningún poder, cuando hay alguna decisión que tomar es la familia de la madre la que decidirá. En la concepción na el padre y el niño no tienen la misma sangre, es la madre la que transmite el nombre. Piensan que el futuro hijo esta originalmente en el vientre de la madre mientras el hombre se limita a regarla. (17)
Cada individuo está determinado exclusivamente por los lazos con su madre. Los hijos vivirán en casa de la madre hasta su muerte. Un individuo es consanguíneo de otros consanguíneos de su madre. Esta regla de consanguinidad exclusivamente matrilineal será el primer parámetro en materia de identificación social. Si bien la institución de la visita implica una reciprocidad generosa y generalizada entre líneas no consanguíneas guiadas por el azar y la espontaneidad. Se trata pues de una matrilinealidad pura y absoluta, donde son ellas quienes transmiten los nombres y las tierras y escogen también a su enamorado. Este concepto de pura matrilinealidad es primordial en la lógica de la representación del cuerpo, el sexo femenino está por delante del sexo masculino (18). En el seno matrilineal na los hombres nacen de la mujer, jamás a la inversa. Entre los miembros de una misma línea de descendencia existe un segundo lazo, además del lazo de consanguinidad, el de la economía: trabajan juntos, viven permanentemente en el mismo hogar, comparten el mismo plato y el mismo fuego. Todos sus miembros gozan de derechos y deberes mutuos: la última generación se ocupa de la generación siguiente y ésta tomará a su cargo la de sus ancianos. Además de estas relaciones económicas y del intercambio de las visitas, la reciprocidad se manifiesta principalmente sobre otros aspectos de la aldea en la base del don y del intercambio. Durante la construcción de la casa, en el alumbramiento, durante los funerales, etc., los aldeanos aportan dones a la masada en cuestión. Durante los trabajos estacionales del campo, si una línea no consigue acabar los trabajos a tiempo, es ayudada por sus vecinos. La casta está dotada de dos jefes: uno masculino y otro femenino. La tradición quiere que la dirección, el mando de la descendencia, corra a cargo de los primogénitos (hijo e hija primogénitos) de cada generación. El reparto de poderes más representativo es aquel en que el tío materno (jefe masculino) se ocupa de los asuntos exteriores y la madre (jefe femenino) de los asuntos interiores. En una sociedad sin padre ni marido el tío materno ocupa el sitio del padre respecto a los hijos, es el primero a la hora de costear los gastos materiales, les compra ropa y paga los gastos de educación, etc. El tío da su amor a los hijos de su hermana. Cuando un hombre «hace» un hijo, hace un regalo a la familia de la madre, un gesto de generosidad en la que su familia no está concernida. El hecho de tener hijos no cuenta para un hombre, lo importante para él es que su hermana tenga hijos. En la sociedad na el hermano y la hermana comparten su vida exactamente como marido y mujer en la sociedad occidental, solamente hay una cosa que no comparten: la cama.
La prohibición del incesto es muy importante entre los na, es más fuerte que en nuestra cultura y condiciona todo el modo de vida sexual. En el seno de una línea, el hombre no tiene «hijos» ni «hijas» y simétricamente los niños y niñas no tienen «padre», ni en términos de parentesco, ni en derecho, ni de hecho. Jamás se habla de sexo entre miembros del mismo sexo de la familia matrilineal. «No nos insultamos porque un insulto podría ser de carácter sexual». Un chico de esta familia y una chica de la misma familia no pueden cohabitar. Si un hombre quiere hacer una observación, a una chica, sobre alguna cuestión sentimental, le confiará la tarea a un extranjero que se encargará de transmitirlo a la chica. La madre es la única que puede decirles algo a sus hijos, pero muy discretamente. Los hermanos que cometen incesto son considerados como animales y deben suicidarse, si no son capaces de realizarlo, la familia se encarga de ejecutarles. Por ejemplo encerrándolos en una cueva hasta que mueran de hambre. En 1950 se fundó en el distrito de Ninglang el «Gobierno Democrático de las Múltiples Etnias Unidas», sus principales responsables eran los han. Después de los primeros contactos con los Na, este gobierno local juzgó el uso de la visita cómo una «costumbre retrasada y primitiva» que contravenía la legislación matrimonial de la República Popular de la China y que desembocaba en el descenso de la moralidad (19). Los argumentos aducidos hacían referencia a la infección del 50% de los adultos con la sífilis (20), a la esterilidad de gran cantidad de mujeres, a la gran cantidad de deformes, etc., como efecto del desorden sexual. La primera medida se remonta al año 1956, año de la reforma agraria destinada a animar a los hombres a abandonar su línea maternal y a fundar su propia familia nuclear. (21) Durante el «movimiento del Gran Salto hacia delante», en el 58, el poder local de Yongning elaboró la primera reforma matrimonial y procuró diligencias «para propagar la legislación matrimonial», «la superioridad y la posterioridad de la monogamia socialista en relación al sistema de açia en los diversos estadios de la evolución de las formas matrimoniales» (22).
Se organizaron discusiones con los ancianos para persuadirles de estabilizar sus relaciones. Se envió un grupo de trabajo para incitar a los jóvenes a casarse y se organizaron banquetes de bodas para servir de ejemplo, sin demasiado éxito. En el informe final de los dos grupos de etnólogos de 1960 y 1963 se recomendaba unánimemente reformar progresivamente este sistema matrimonial anticuado y guiar a los Na hacia la monogamia. En el 66, al principio de la «Revolución Cultural», Mao Zedong (23) incitó al pueblo chino, sobretodo a los jóvenes, a «barrer sijiu» (los «cuatro viejos»: viejas costumbres, viejos hábitos, vieja moral y cultura). Con la ayuda del equipo de trabajo, bajo la dirección de la Comuna Popular de Yongning, se inicia la segunda reforma matrimonial, tratando de imponer el matrimonio a todos los aldeanos con relación abierta (ostensible). Después de la partida del equipo de trabajo la mayoría de matrimonios se disolvieron. En 1971 se desarrolló una campaña con los mismos resultados. En 1974, en pleno paroxismo maoísta que señala la importancia de la lucha de clases en el dominio ideológico, (24) los Na sufren la cuarta reforma matrimonial, esta vez a cargo de los Comités Revolucionarios Provinciales y del Gobernador Provincial de Yunnan, que encarga un informe y un proyecto donde quedan enumerados «los siete grandes crímenes del matrimonio de amistad». Una verdadera demostración de delirio totalitario concluyendo que «la educación y la persuasión por sí mismas no son suficientes para mantener las parejas, se hace necesario el apoyo con medidas administrativas». La relación de visita quedará prohibida. Le seguirá todo un paquete de leyes para regular las relaciones sexuales y atajar los nacimientos «naturales», de medidas represivas contra las relaciones establecidas, así como la puesta en marcha de brigadas y reuniones a fin de propagar la superioridad de la monogamia socialista y la nocividad del «matrimonio de visita», además de inculcar la legislación matrimonial a los aldeanos. En opinión de los aldeanos «la política de esta reforma es dejar abandonados a los ancianos», «ella desmembra la línea y deteriora la solidaridad de sus miembros»; «visitar a las mujeres sin casarse es nuestra costumbre. Si todos debemos practicar el matrimonio todos seremos han y los na desaparecerán». Algunos meses después de la partida del grupo de trabajo varias parejas se disolvieron a causa de los conflictos entre sus miembros.
Actualmente la reglamentación se ha relajado y se ha introducido la planificación familiar a cargo de los propios na; cada mujer tiene derecho a tener tres hijos o hijas en lugar de dos como los han. Tener hijos fuera del matrimonio se considera como inmoral e ilícito y se castiga con una multa de 30 yuan por año por «hijo natural». Después de que las líneas, en 1982, han obtenido cada una su propia tierra, los aldeanos dependen muy poco del gobierno local y resisten más y mejor las reglas administrativas y las multas. Después del fracaso de las medidas administrativas para imponer la monogamia, en 1981, la China bajo el pragmatismo de Deng Xiaoping comprendió que cuanto más trataba de «liberar» a las otras etnias, menos apoyo recibía de ellas. Lo que le permitió adoptar una política más moderada frente a las etnias minoritarias. En Yongning todavía se multa la costumbre de la visita pero ya no se justifica la reforma matrimonial. Constatamos que la tragedia na de 1974 fue un producto del maoísmo, mientras el conflicto intercultural subsiste bajo una forma más temperada. A pesar de todo, incluida la «reforma matrimonial» instituida por los extremistas, sólo se ha introducido la modalidad del matrimonio, no su institución. Recientemente se ha construido una carretera y se utiliza el lago como medio para transportar a los turistas, el desarrollo puede traer contaminación a la región.
También ha llegado la electricidad, el Hi-Fi, la TV, el Cd y el video, junto a las revistas que pregonan la moda. Escuchan los discos compactos a la moda de Pekín y de Shangai. Recientemente algunos aldeanos han recogido dinero para comprar una televisión y todas las tardes se reúnen entorno a la programación de la televisión estatal (25). La escuela pública existe desde 1988, los valores que se enseñan son los de la China moderna, en lengua china: el papa, la mama, el trabajo. En la escuela se muestra el rol biológico paterno con esquemas y los profesores demuestran con croquis que el papel masculino no se reduce simplemente a «regar», hablan también de matrimonio presentado como un progreso. Evidentemente las ideas vehiculadas por la escuela se difunden en la sociedad Mo-so, hasta el punto que asistimos a cambios de hábito inéditos. De pronto, ciertos jóvenes quieren casarse y se ven así mismos como padres y quieren irse a vivir a casa de la mujer. Una joven na, que ojea una revista de la capital, en cuya portada hay una foto de una pareja de recién casados, es entrevistada al respecto: (26) _ Según tu punto de vista, ¿cuál es el mejor modo de vida? ¿Qué prefieres, la visita o el matrimonio? _ Las visitas son mejor. _ ¿Por qué? _ Porque todo está basado en los sentimientos. Los bienes materiales, la casa, los hijos… no tienen importancia, solamente cuentan los sentimientos... Según se desprende del trabajo de campo del etnólogo chino Cai Hua, «matrimonio», «afinidad», «alianza matrimonial», «familia»... Estos conceptos esenciales de la antropología, sean cuales sean sus definiciones, parecen no encontrarse en esta cultura. Los na son el testimonio de que el matrimonio y la familia no pueden ser considerados universales, ni lógicamente, ni históricamente. Prácticamente todas las sociedades, excepto los Na, conocen bajo una forma u otra, el matrimonio y/o la familia. Los dos grandes teóricos más representativos de la estructura social, Radcliffe-Brown y Lévi-Strauss, la han fundado justamente sobre las relaciones existentes entre los miembros de la familia. Sin matrimonio, los na, suponen una excepción que se opone a los argumentos fundamentales de estas tesis. Lévi-Strauss estima, que en razón de su universalidad, la prohibición del incesto precisa el matrimonio, que la división de trabajo entre los sexos hace al matrimonio indispensable, que sin matrimonio ninguna sociedad se puede mantener, y que sin familia ninguna sociedad, ni la propia humanidad no podría existir. (27) Tanto la prohibición del incesto, de forma prominente, cómo la división sexual del trabajo, son presentes en la sociedad na, sin suscitar por tanto el matrimonio.
De la misma manera, ¿se puede afirmar que los hermanos cooperan menos entre ellos, que lo que cooperarían marido y mujer? Si los otros tipos de sociedades que estas teorías no pueden explicar se establecen necesariamente con la ayuda del matrimonio y la familia, la sociedad na funciona simplemente sin estas características. Su existencia indica los límites de las teorías dominantes en la materia, relativizando nuestro conocimiento actual. Una sociedad puede mantenerse y funcionar sin matrimonio. Se puede concluir que en el momento en que en una sociedad prevalece el deseo de posesión por encima del deseo de propagación se pone en marcha la institución del matrimonio. En el caso inverso es la de la visita la que se aplica. La sociedad de los na constituye un hito en los modos de parentesco, su paradigma amplía el horizonte de las relaciones humanas y relativiza el conocimiento antropológico en esta materia. Necesario también subrayar la resistencia de éstos a perder sus costumbres y sus hábitos sexuales, resistencia que nos enseña e impulsa a no ceder a la norma que oficializa y sanciona las nuestras, estigmatizando a los y las que se oponen a ellas. Mujer Na.

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