una ficción pacifista
una ficción pacifista
Muy buenas, me llamo mínimus y soy novelista aficionado. Ésta es mi primera aparición en este foro.
Y tengo una idea...
Antes, por supuesto, de meterme aquí he estado echando un vistazo al foro, los temas, he utilizado el buscador y todo eso, y creo que podría interesar a alguien una idea mía de ficción sobre una alternativa anarquista-pacifista. Creo que en conjunto es original y coherente. Otra cosa es que os resulte aburrida y otra sería que choque con la tradición del anarquismo obrerista de izquierdas que es, me parece, la que predomina en esta casa...
Veamos...
La idea de un mundo no autoritario es bastante antigua, y precede a los movimientos políticos de clase obrera. El precedente más conocido es el cristianismo: sólo existe el mandamiento del amor, unas relaciones afectivas sustituyen a las relaciones sociales y la inexistencia de violencia excluye, lógicamente, la ley. En lugar de una sociedad organizada, tenemos una "comunidad de santos", donde podrá haber administración, pero no gobierno (pues no hay medios coercitivos para hacer cumplir las normas morales que cada cual asume en base a su conciencia)
De hecho,el mismo Pablo, tan contradictorio, tiene sentencias anarquistas sorprendentes:
"El delito no lo conocí, sino por la ley"
"Todo me es lícito, pero no todo es conveniente"
Por lo tanto, podríamos decir que la estabilidad (y felicidad) de la comunidad (mera suma amorfa de individuos libres) se basa en pautas de conducta que se atienen a normas morales. Todo este tipo de fantasías son de índole puritana, perfeccionista. No mejoramos la organización social, porque toda organización social oprime al individuo, simplemente, mejoramos a las personas que así eligen el bien haciendo uso de su razón, y ya no requieren organización social (no me atrevería a llamar "sociedad" a una comunidad sin leyes ni instituciones ni marco físico alguno... aunque por supuesto hay vida económica).
En mi novela, la "comunidad de santos" se organiza en base a tres "principios pedagógicos":
-Conductismo. Sólo lo existente es real, pero no sólo los actos económicos y sociales son reales: las emociones, los mismos pensamientos son reales. Podemos comprenderlos a través del conocimiento de la conducta. Es una idea totalmente cristiana, el "pecado" es lo que Orwell llamaba el "crimen mental". El Evangelio es claro: "si aborreces a tu hermano, has pecado". En mi historia, el puritanismo controla las emociones y éstas son leídas a través de los actos nimios de la conducta (por ejemplo, a través del lenguaje verbal y gestual, incluido el lenguaje de los músculos faciales). En mi historia, una oclusión de las pupilas en determinado momento, un giro irónico en el lenguaje, una mueca de desprecio o indiferencia, un silencio, son "pecados" o "crímenes mentales". Por supuesto, aparte de los "crímenes mentales" están los "crímenes de siempre" (actos violentos), pero estos son de sobra conocidos...
-Palabras tótem. El origen "mental" (diríamos, "punto focal de las emociones") son una serie de valores universalmente conocidos. Sirven de imágenes emocionales de referencia. A saber: Amor, Caridad, Misericordia, Compasión... Superan y se oponen a los valores civiles: Libertad, Igualdad, Justicia, Dignidad, Solidaridad... Todos estos se apoyan no en la vida emocional individual, sino en ésta con respecto a las representaciones sociales. Los valores "cristianos" son de índole afectiva, emocional, individual, actuando así -o eso se pretende- sobre la raíz de toda la conducta. Es la ética de la "buena intención" sobre la ética de los actos... porque de las intenciones surgen los actos.
-Higiene intelectual. Social y privada. La higiene intelectual social es un absoluto nihilismo: no existe "vida social": no hay naciones, ni religiones, ni familia, ni propiedad privada, sólo individuos emocionalmente e intelectualmente activos. Toda representación social que supere al individuo (un partido político, una causa colectiva) debe ser erradicada. La higiene intelectual privada es, por supuesto, un absoluto pacifismo (no sólo "objeción de conciencia" con respecto a los ejércitos, sino también "objeción de conciencia penal":nadie cooperará en modo alguno para favorecer el castigo físico de nadie... con todas las consecuencias que esto tendría) y al mismo tiempo un total intelectualismo: "nada es verdadero (salvo los valores-totem), todo está permitido".
Bueno, esencialmente éste es el artefacto. Llevo mucho tiempo poniéndolo a punto, me divierte inventarle detalles (consecuencias económicas, de convivencia, incluso la vida sexual) y pienso que puede dar mucho juego.
La verdad es que el fanatismo tiene su atractivo. Lo más parecido a esto que existió en la historia del pensamiento, que yo sepa, fue el anarquismo cristiano de Tolstoy. Tras la muerte del gran viejo, en 1910, todos los discípulos se difuminaron en las convulsiones sociales de la época. Nunca pudo precisarse mucho, quedó como una religión extravagante ya que el viejo (ni muchísimo menos sus discípulos) nunca lo llevó a un esquema del todo materialista, pese a su rechazo a la mayor parte de lo sobrenatural...
Yo lo he relacionado con la psicología conductista, pues sólo ésta podría, quizá, dar alguna garantía al control puritano del comportamiento.
Desde luego, no entronca con la tradición anarquista de la izquierda. Pero es anarquismo químicamente puro...
Y tengo una idea...
Antes, por supuesto, de meterme aquí he estado echando un vistazo al foro, los temas, he utilizado el buscador y todo eso, y creo que podría interesar a alguien una idea mía de ficción sobre una alternativa anarquista-pacifista. Creo que en conjunto es original y coherente. Otra cosa es que os resulte aburrida y otra sería que choque con la tradición del anarquismo obrerista de izquierdas que es, me parece, la que predomina en esta casa...
Veamos...
La idea de un mundo no autoritario es bastante antigua, y precede a los movimientos políticos de clase obrera. El precedente más conocido es el cristianismo: sólo existe el mandamiento del amor, unas relaciones afectivas sustituyen a las relaciones sociales y la inexistencia de violencia excluye, lógicamente, la ley. En lugar de una sociedad organizada, tenemos una "comunidad de santos", donde podrá haber administración, pero no gobierno (pues no hay medios coercitivos para hacer cumplir las normas morales que cada cual asume en base a su conciencia)
De hecho,el mismo Pablo, tan contradictorio, tiene sentencias anarquistas sorprendentes:
"El delito no lo conocí, sino por la ley"
"Todo me es lícito, pero no todo es conveniente"
Por lo tanto, podríamos decir que la estabilidad (y felicidad) de la comunidad (mera suma amorfa de individuos libres) se basa en pautas de conducta que se atienen a normas morales. Todo este tipo de fantasías son de índole puritana, perfeccionista. No mejoramos la organización social, porque toda organización social oprime al individuo, simplemente, mejoramos a las personas que así eligen el bien haciendo uso de su razón, y ya no requieren organización social (no me atrevería a llamar "sociedad" a una comunidad sin leyes ni instituciones ni marco físico alguno... aunque por supuesto hay vida económica).
En mi novela, la "comunidad de santos" se organiza en base a tres "principios pedagógicos":
-Conductismo. Sólo lo existente es real, pero no sólo los actos económicos y sociales son reales: las emociones, los mismos pensamientos son reales. Podemos comprenderlos a través del conocimiento de la conducta. Es una idea totalmente cristiana, el "pecado" es lo que Orwell llamaba el "crimen mental". El Evangelio es claro: "si aborreces a tu hermano, has pecado". En mi historia, el puritanismo controla las emociones y éstas son leídas a través de los actos nimios de la conducta (por ejemplo, a través del lenguaje verbal y gestual, incluido el lenguaje de los músculos faciales). En mi historia, una oclusión de las pupilas en determinado momento, un giro irónico en el lenguaje, una mueca de desprecio o indiferencia, un silencio, son "pecados" o "crímenes mentales". Por supuesto, aparte de los "crímenes mentales" están los "crímenes de siempre" (actos violentos), pero estos son de sobra conocidos...
-Palabras tótem. El origen "mental" (diríamos, "punto focal de las emociones") son una serie de valores universalmente conocidos. Sirven de imágenes emocionales de referencia. A saber: Amor, Caridad, Misericordia, Compasión... Superan y se oponen a los valores civiles: Libertad, Igualdad, Justicia, Dignidad, Solidaridad... Todos estos se apoyan no en la vida emocional individual, sino en ésta con respecto a las representaciones sociales. Los valores "cristianos" son de índole afectiva, emocional, individual, actuando así -o eso se pretende- sobre la raíz de toda la conducta. Es la ética de la "buena intención" sobre la ética de los actos... porque de las intenciones surgen los actos.
-Higiene intelectual. Social y privada. La higiene intelectual social es un absoluto nihilismo: no existe "vida social": no hay naciones, ni religiones, ni familia, ni propiedad privada, sólo individuos emocionalmente e intelectualmente activos. Toda representación social que supere al individuo (un partido político, una causa colectiva) debe ser erradicada. La higiene intelectual privada es, por supuesto, un absoluto pacifismo (no sólo "objeción de conciencia" con respecto a los ejércitos, sino también "objeción de conciencia penal":nadie cooperará en modo alguno para favorecer el castigo físico de nadie... con todas las consecuencias que esto tendría) y al mismo tiempo un total intelectualismo: "nada es verdadero (salvo los valores-totem), todo está permitido".
Bueno, esencialmente éste es el artefacto. Llevo mucho tiempo poniéndolo a punto, me divierte inventarle detalles (consecuencias económicas, de convivencia, incluso la vida sexual) y pienso que puede dar mucho juego.
La verdad es que el fanatismo tiene su atractivo. Lo más parecido a esto que existió en la historia del pensamiento, que yo sepa, fue el anarquismo cristiano de Tolstoy. Tras la muerte del gran viejo, en 1910, todos los discípulos se difuminaron en las convulsiones sociales de la época. Nunca pudo precisarse mucho, quedó como una religión extravagante ya que el viejo (ni muchísimo menos sus discípulos) nunca lo llevó a un esquema del todo materialista, pese a su rechazo a la mayor parte de lo sobrenatural...
Yo lo he relacionado con la psicología conductista, pues sólo ésta podría, quizá, dar alguna garantía al control puritano del comportamiento.
Desde luego, no entronca con la tradición anarquista de la izquierda. Pero es anarquismo químicamente puro...
Re: una ficción pacifista
Es como un alter-ego del anarquismo (y no me refiero al de izquierdas sino al general)?? el gemelo malvado??
Yo creo que he visto unas ideas puristas-religiosas similares, con su dosis de desquicio, en algo llamado "anacionalismo".
Yo creo que he visto unas ideas puristas-religiosas similares, con su dosis de desquicio, en algo llamado "anacionalismo".
La pedagogía no ha de pretender civilizar a los hombres, sino formar personas libres, caracteres soberanos y la voluntad, tan duramente oprimida hasta ahora, no debe debilitarse más. Max Stirner
Re: una ficción pacifista
Muy interesante lo del "anacionalismo". Para el que quiera, puede encontrarlo en wikipedia, como he hecho yo. Se adelanta que se trata del movimiento esperantista...
Pero mi invento es más complicado, porque incluye un pacifismo radical, es decir, en la conducta "civil" o privada, mientras que el efímero movimiento esperantista, en su implicación política, aceptaba la lucha armada por la justicia. Los anacionalistas, por lo visto, se caracterizaban, por querer la desaparición de toda idea de nación o patria. Ahora no me acuerdo de si Tolstoy era anacionalista. Supongo que sí, porque si estaba contra las Iglesias, también estaría contra las Patrias.
Mi invento puede relacionarse también con la ética de la buena intención de Kant: lo bueno no es lo que da buenos resultados, sino aquello que se hace movido por la buena intención. El conductismo estricto detecta la buena intención en las relaciones personales, lo cual facilitaría las relaciones comunitarias de los creyentes. En cuanto a qué es bueno, se definiría por su vínculo emocional con las "palabras-tótem".
Lo que no estoy tan seguro es de que sea "religión". Puede haber, entonces, religiones ateas, y todos los movimientos sociales de masas serían religiosos, con Bakunin y Kropotkin, por ejemplo, como profetas.
Pero mi invento es más complicado, porque incluye un pacifismo radical, es decir, en la conducta "civil" o privada, mientras que el efímero movimiento esperantista, en su implicación política, aceptaba la lucha armada por la justicia. Los anacionalistas, por lo visto, se caracterizaban, por querer la desaparición de toda idea de nación o patria. Ahora no me acuerdo de si Tolstoy era anacionalista. Supongo que sí, porque si estaba contra las Iglesias, también estaría contra las Patrias.
Mi invento puede relacionarse también con la ética de la buena intención de Kant: lo bueno no es lo que da buenos resultados, sino aquello que se hace movido por la buena intención. El conductismo estricto detecta la buena intención en las relaciones personales, lo cual facilitaría las relaciones comunitarias de los creyentes. En cuanto a qué es bueno, se definiría por su vínculo emocional con las "palabras-tótem".
Lo que no estoy tan seguro es de que sea "religión". Puede haber, entonces, religiones ateas, y todos los movimientos sociales de masas serían religiosos, con Bakunin y Kropotkin, por ejemplo, como profetas.
Re: una ficción pacifista
Como te explico, es que todo libertario es internacionalista, antipatriótico, por supuesto, pero donde nuestras identidades sean como ser alto o ser gordo, y que no definan nuestro orden político. Pero el anacionalismo pide eliminar todas las identidades locales y regionales y nacionales, va a otra dimensión, como una sola patria la tierra pero en un sentido ultraliteral, con un solo idioma y eso (y no sé si un solo gobierno).
Sobre profetas, pues depende cómo lo qiueras ver, pueder hacer una analogía, y pues sí sería profetas todos, pero ahora vamos a que el anarquismo como otras ideologías tienen una dosis de racionalidad y suponen fundamentarse en ella, además que provienen en principio de la unicón de la ética de la libertad con la observación del funcionamiento de las sociedades -casi todas las escuelas anarquistas, por diferentes que sean, repiten el mismo patrón-.
Sobre profetas, pues depende cómo lo qiueras ver, pueder hacer una analogía, y pues sí sería profetas todos, pero ahora vamos a que el anarquismo como otras ideologías tienen una dosis de racionalidad y suponen fundamentarse en ella, además que provienen en principio de la unicón de la ética de la libertad con la observación del funcionamiento de las sociedades -casi todas las escuelas anarquistas, por diferentes que sean, repiten el mismo patrón-.
La pedagogía no ha de pretender civilizar a los hombres, sino formar personas libres, caracteres soberanos y la voluntad, tan duramente oprimida hasta ahora, no debe debilitarse más. Max Stirner
Re: una ficción pacifista
Recuerdo que Michel Onfray escribió en su libro de "Tratado de ateología!, que eran religiosos teístas no sólo aquellos que creen en dioses sobrenaturales, sino todos los que creen en planteamientos éticos absolutos. Desde ese punto de vista, todos los anarquistas serían religiosos.
---
Y ya que estoy aquí, sigo con mi novela... y espero no aburrir.
En el principio (en mi novela, aunque no en su argumento) existe un escritor anarquista italiano (por ejemplo) que procede de los grupos antisistema más furibundos (que en Italia hay muchos). Pero este señor escribe un libro, ya entrado en años, en el que abomina de sus anteriores vehemencias, considerando que no es posible una utopía libertaria fuera del pacifismo y la no-violencia, ya que todo principio de autoridad se reconoce enseguida por su voluntad de coerción. Algo obvio, pero es que a su edad se le han acabado las energías para buscar subterfugios. La novedad es que también dirige su furibundia a los herederos del pacifismo y la no-violencia clásicos (los gandhianos que queden... estamos a principios del siglo XXI). Considera que su pusilanimidad, sus supersticiones religiosas y la pobreza mental de sus propagandistas son responsables de que estas creencias, las únicas capaces de crear una alternativa humana, hayan quedado anuladas como una curiosidad venial, boba y empalagosa.
Mientras tanto, en California (no puede ser en otra parte), un joven psicólogo conductista está todo entusiasmado con su nuevo invento: cree haber descubierto un nuevo colectivo de individuos conductualmente clasificable. De la misma manera que se asegura que existe un 1% de psicópatas (personas carentes de empatía), él asegura haber podido determinar que existe también un colectivo de personas especialmente propensas a la empatía, que pueden ser identificadas en su laboratorio y cuyas peculiaridades, debidamente aprovechadas en un entorno adecuado, podrían lugar a nuevos tipos de experiencias de "relaciones de extrema confianza". Los estima entre un 10 y un 20 % de la humanidad.
Y, finalmente, en Francia (y tampoco puede ser en otro sitio), un viejo profesor jubilado, de los últimos gandhianos, ex jesuita, autor de libros de literatura, de una biografía de Tolstoy y que habla quince idiomas (entre ellos el hebreo, el hindi y el esperanto), recibe el libro del italiano al tiempo que lee un reportaje en una revista sobre el "invento" del californiano. Inevitable que tenga una idea.
Escribe a ambos comunicándoles su sugerencia. Del italiano nada más se sabe (se lo traga el desengaño). El californiano está encantado de que se le ofrezcan cobayas humanos para sus experimentos. El plan del profesor francés sería estudiar el desarrollo de la conducta de unos cuantos sujetos seleccionados en un entorno de pacifismo y no-violencia, que parece apropiado para los "antipsicópatas". Él se limitaría a dar unas orientaciones ambientales. El californiano exige asepsia científica: ningún prejuicio cultural previo: ni religión, ni ecologismo, ni política, ni nada de nada: sólo conducta absolutamente altruista y la única motivación personal de gozar de las retribuciones emocionales del estado de "extrema confianza". Y todo el que contravenga las pautas conductuales predeterminadas, se va a la calle. Si no, no hay experimento.
El profesor jubilado por un lado, y el otro en ebullición por el otro, ponen en marcha el asunto y al poco se forma lo anteriormente mencionado.
---
El argumento de la novela no es así. La historia empieza con una chica española de veinte año que por motivos personales y al principio sin saber mucho de lo que se trata, cae un verano en la comuna de la secta y lo que le pasa en los dos o tres años posteriores.
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Y ya que estoy aquí, sigo con mi novela... y espero no aburrir.
En el principio (en mi novela, aunque no en su argumento) existe un escritor anarquista italiano (por ejemplo) que procede de los grupos antisistema más furibundos (que en Italia hay muchos). Pero este señor escribe un libro, ya entrado en años, en el que abomina de sus anteriores vehemencias, considerando que no es posible una utopía libertaria fuera del pacifismo y la no-violencia, ya que todo principio de autoridad se reconoce enseguida por su voluntad de coerción. Algo obvio, pero es que a su edad se le han acabado las energías para buscar subterfugios. La novedad es que también dirige su furibundia a los herederos del pacifismo y la no-violencia clásicos (los gandhianos que queden... estamos a principios del siglo XXI). Considera que su pusilanimidad, sus supersticiones religiosas y la pobreza mental de sus propagandistas son responsables de que estas creencias, las únicas capaces de crear una alternativa humana, hayan quedado anuladas como una curiosidad venial, boba y empalagosa.
Mientras tanto, en California (no puede ser en otra parte), un joven psicólogo conductista está todo entusiasmado con su nuevo invento: cree haber descubierto un nuevo colectivo de individuos conductualmente clasificable. De la misma manera que se asegura que existe un 1% de psicópatas (personas carentes de empatía), él asegura haber podido determinar que existe también un colectivo de personas especialmente propensas a la empatía, que pueden ser identificadas en su laboratorio y cuyas peculiaridades, debidamente aprovechadas en un entorno adecuado, podrían lugar a nuevos tipos de experiencias de "relaciones de extrema confianza". Los estima entre un 10 y un 20 % de la humanidad.
Y, finalmente, en Francia (y tampoco puede ser en otro sitio), un viejo profesor jubilado, de los últimos gandhianos, ex jesuita, autor de libros de literatura, de una biografía de Tolstoy y que habla quince idiomas (entre ellos el hebreo, el hindi y el esperanto), recibe el libro del italiano al tiempo que lee un reportaje en una revista sobre el "invento" del californiano. Inevitable que tenga una idea.
Escribe a ambos comunicándoles su sugerencia. Del italiano nada más se sabe (se lo traga el desengaño). El californiano está encantado de que se le ofrezcan cobayas humanos para sus experimentos. El plan del profesor francés sería estudiar el desarrollo de la conducta de unos cuantos sujetos seleccionados en un entorno de pacifismo y no-violencia, que parece apropiado para los "antipsicópatas". Él se limitaría a dar unas orientaciones ambientales. El californiano exige asepsia científica: ningún prejuicio cultural previo: ni religión, ni ecologismo, ni política, ni nada de nada: sólo conducta absolutamente altruista y la única motivación personal de gozar de las retribuciones emocionales del estado de "extrema confianza". Y todo el que contravenga las pautas conductuales predeterminadas, se va a la calle. Si no, no hay experimento.
El profesor jubilado por un lado, y el otro en ebullición por el otro, ponen en marcha el asunto y al poco se forma lo anteriormente mencionado.
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El argumento de la novela no es así. La historia empieza con una chica española de veinte año que por motivos personales y al principio sin saber mucho de lo que se trata, cae un verano en la comuna de la secta y lo que le pasa en los dos o tres años posteriores.
Re: una ficción pacifista
Bueno si cada quien está en su onda sin molestar al otro no veo en qué es negativo.sino todos los que creen en planteamientos éticos absolutos. Desde ese punto de vista, todos los anarquistas serían religiosos
Sobre la novela, pues me gusta el trasfondo, se escucha interesante, ahora la chica cómo se puede meter el problema... acaso está negado el derecho a la disociación en esa comunidad tan particular? El proyecto se basaría en una nueva construcción ideológica?.
Por otro lado supongo que exploras aquello de la ingeniería social?, sólo te contextualizo que muchos anarquistas son partidarios del orden espontáneo, un poco al estilo taoísta, o sea lo contrario a la ingeniería social.
La pedagogía no ha de pretender civilizar a los hombres, sino formar personas libres, caracteres soberanos y la voluntad, tan duramente oprimida hasta ahora, no debe debilitarse más. Max Stirner
- turiferario
- Mensajes: 2940
- Registrado: 20 Jun 2005, 18:14
Re: una ficción pacifista
mínimus escribió:Recuerdo que Michel Onfray escribió en su libro de "Tratado de ateología!, que eran religiosos teístas no sólo aquellos que creen en dioses sobrenaturales, sino todos los que creen en planteamientos éticos absolutos. Desde ese punto de vista, todos los anarquistas serían religiosos.
No creo que los anarquistas seamos religiosos, aunque hay quien se toma esto como una religión o como una doctrina religiosa más bien.
Una compañera me argumentó una vez que en realidad los anarquistas éramos más bien místicos a veces, con nuestra percepción de un anarquismo difícilmente comprensible por la masa y con un discurso que, por desgracia, muchas veces se apartaba de ella.
Por otro lado tu discurso pacifista pienso que encaja muy bien en cualquier tipo de pensamiento antimilitarista radicalmente no-violento. Combinar la desobediencia civil con el cuidado de las relaciones personales es algo bastante antiguo.
Buena idea la de tu novela, adelante.
“Todo el problema con el mundo es que los tontos y los fanáticos siempre están tan seguros de sí mismos, y la gente inteligente tan llena de dudas.”
- Bertrand Russell (A Word a Day)
- Bertrand Russell (A Word a Day)
Re: una ficción pacifista
Bueno, en mi novela quiero desarrollar, por un lado, lo propio de cualquier ideología, es decir, aquello que la ideología se plantea, y, por el otro, las "consecuencias no previstas" de toda ideología.
Si se me permite, el otro día releía el famoso "Historia de la Familia, la Propiedad..." de Engels, escrito en 1890, que, entre otras cosas, decía que una sociedad socialista crearía formas amorosas mucho más sinceras que las de la Familia burguesa. Pero decía que, si había libertad de elección, no habría necesidad de engaños, con prostitutas y concubinas, y las parejas serían mucho más estables... Evidentemente, esto era una gran ingenuidad...
La teoría de la secta que me he inventado es el fruto indirecto de mis búsquedas de juventud, que me hizo conocer comunidades gandhianas como la "Comunidad del Arca" y los "igualitarios" yankees de "East Wind" (Missouri), y un poco de los "luchadores por la dignidad" de Longo Mai (Forcalquier, Francia), y también leía un poco. Entonces yo era joven y tierno, y trataba de ensamblar partes, y sólo a mi vejez me ha salido el artefacto... cuando ya me he vuelto un poco cínico (con perdón).
El artefacto, ciertamente, repele a la gente cuando lo planteo, pero a mí sólo me interesa en el plano formal (como argumento de novela o trasfondo de ésta). La gente, por supuesto, prefiere la espontaneidad, pero yo soy de los que piensan que "ser espontáneo" en el fondo es dejar que otros decidan por ti, y que entonces el anarquismo se vuelve un poco una actitud poética, y entonces me pueden salir el Fernando Savater o Sánchez-Dragó que dicen que son anarquistas. Prefiero meter contenidos...
Al reducir la ideología a un nivel emocional, y esta ideología emocional reducirla a un nominalismo total (las "palabras-tótem"), aparte de hacer jibarismo ideológico también doy cierta posibilidad de espontaneidad, sin perder la coherencia.
A la chica de mi novela lo que la atrae al principio no es la ideología (en realidad, la desconoce, pues llega allí casi por casualidad... cree que es una especie de campamento de verano) sino la atmósfera del conductismo. Es decir, el hecho de que allí la gente habla de una determinada manera, mira de una determinada manera, incluso tiene gestos y manías propias. Un poco como si se encontrase en un país extranjero. Eso es lo primero que percibe: gente rara, pero aparentemente inocua. Hago la comparación de que es como si alguien de África central se ve de repente trasplantado a un pueblecito nórdico: encuentra que la gente es fría e inexpresiva, pero como mi protagonista es una chica un poco sosa, eso no la molesta.
Al final resulta que toda la ideología cabe ahí: en el intercambio diario de centenares de señales de comportamiento, una especie de "carácter nacional" de aparente beatitud. Ella descubre que su propio temperamento personal se adapta, de la misma manera que en una relación amorosa uno se adapta al otro. De ahí surge la fuerza y la debilidad de la comuna. Por eso no hay autoridad y es anarquismo puro, porque se crean unas "relaciones de extrema confianza" entre los integrantes que anula la proverbial agresividad e impulsividad de las relaciones personales.
Naturalmente, entonces entro yo y meto cizaña: me invento conflictos, polémicas, contradicciones, temas económicos, sociales, sexuales, familiares, dietéticos...
También les invento consecuencias no queridas y al final los mando todos al Tercer Mundo (en barco, y no en avión), e incluso le creo una historia particular a mi protagonista, con sus propias peculiaridades.
Yo siempre he apreciado la atmósfera emocional del Evangelio, casi más que la ideológica. Hay un contraste entre vehemencia ideológica y mansedumbre del comportamiento ("mansos como palomas y astutos como serpientes") que creo que puede dar mucho de sí.
Podemos llamar "desnudez" o "espontaneidad" a lo que significa el rechazo a las creencias sociales, pero hay que meterle contenido a los actos y creencias.
Si se me permite, el otro día releía el famoso "Historia de la Familia, la Propiedad..." de Engels, escrito en 1890, que, entre otras cosas, decía que una sociedad socialista crearía formas amorosas mucho más sinceras que las de la Familia burguesa. Pero decía que, si había libertad de elección, no habría necesidad de engaños, con prostitutas y concubinas, y las parejas serían mucho más estables... Evidentemente, esto era una gran ingenuidad...
La teoría de la secta que me he inventado es el fruto indirecto de mis búsquedas de juventud, que me hizo conocer comunidades gandhianas como la "Comunidad del Arca" y los "igualitarios" yankees de "East Wind" (Missouri), y un poco de los "luchadores por la dignidad" de Longo Mai (Forcalquier, Francia), y también leía un poco. Entonces yo era joven y tierno, y trataba de ensamblar partes, y sólo a mi vejez me ha salido el artefacto... cuando ya me he vuelto un poco cínico (con perdón).
El artefacto, ciertamente, repele a la gente cuando lo planteo, pero a mí sólo me interesa en el plano formal (como argumento de novela o trasfondo de ésta). La gente, por supuesto, prefiere la espontaneidad, pero yo soy de los que piensan que "ser espontáneo" en el fondo es dejar que otros decidan por ti, y que entonces el anarquismo se vuelve un poco una actitud poética, y entonces me pueden salir el Fernando Savater o Sánchez-Dragó que dicen que son anarquistas. Prefiero meter contenidos...
Al reducir la ideología a un nivel emocional, y esta ideología emocional reducirla a un nominalismo total (las "palabras-tótem"), aparte de hacer jibarismo ideológico también doy cierta posibilidad de espontaneidad, sin perder la coherencia.
A la chica de mi novela lo que la atrae al principio no es la ideología (en realidad, la desconoce, pues llega allí casi por casualidad... cree que es una especie de campamento de verano) sino la atmósfera del conductismo. Es decir, el hecho de que allí la gente habla de una determinada manera, mira de una determinada manera, incluso tiene gestos y manías propias. Un poco como si se encontrase en un país extranjero. Eso es lo primero que percibe: gente rara, pero aparentemente inocua. Hago la comparación de que es como si alguien de África central se ve de repente trasplantado a un pueblecito nórdico: encuentra que la gente es fría e inexpresiva, pero como mi protagonista es una chica un poco sosa, eso no la molesta.
Al final resulta que toda la ideología cabe ahí: en el intercambio diario de centenares de señales de comportamiento, una especie de "carácter nacional" de aparente beatitud. Ella descubre que su propio temperamento personal se adapta, de la misma manera que en una relación amorosa uno se adapta al otro. De ahí surge la fuerza y la debilidad de la comuna. Por eso no hay autoridad y es anarquismo puro, porque se crean unas "relaciones de extrema confianza" entre los integrantes que anula la proverbial agresividad e impulsividad de las relaciones personales.
Naturalmente, entonces entro yo y meto cizaña: me invento conflictos, polémicas, contradicciones, temas económicos, sociales, sexuales, familiares, dietéticos...
También les invento consecuencias no queridas y al final los mando todos al Tercer Mundo (en barco, y no en avión), e incluso le creo una historia particular a mi protagonista, con sus propias peculiaridades.
Yo siempre he apreciado la atmósfera emocional del Evangelio, casi más que la ideológica. Hay un contraste entre vehemencia ideológica y mansedumbre del comportamiento ("mansos como palomas y astutos como serpientes") que creo que puede dar mucho de sí.
Podemos llamar "desnudez" o "espontaneidad" a lo que significa el rechazo a las creencias sociales, pero hay que meterle contenido a los actos y creencias.
Re: una ficción pacifista
Con orden espontáneo me refería a estructuras sencillas -no la ausencia de estructuras- que una echadas rodar en su mayor parte funcionen por cuenta propia, por ejemplo las redes sociales que existen hoy en día -fundamentadas en el individuo y no en la comunidad, sino en la asociación plástica-, y lo que tiene que ver con comportamientos emergentes o autoorganizados. Y bueno será que lo veo así también por mi "cinismo" hacia los proyectos sociales en nombre del humanismo o qué se yo, así como desconfianza en aquellos proyectos que se sitúan fuera de lo que "normalmente" haríamos.
Por ello te decía que las comunas que planifican el comportamiento desde fuera - o incluso desde dentro como un excesivo asamblearismo-, así como las planifican el lenguaje desde fuera, por no jerárquicas que sean no necesariamente serían libertarias (y menos eficientes y sostenibles a largo plazo) -te ponía el caso del anacionalismo por ello, otro sería la creación de un gobierno mundial pacifista-. Justo que hablas del conductismo, me recuerda que en México existe una comunidad intencional basada en esas ideas, creo se llama Walden Dos.
Y bueno lo que te digo lo digo así por conversar e intercambiar ideas, fuera de ello tu proyecto de novela me parece muy interesante, espero verlo en algún momento terminado.
Corrijo: se llama Los Horcones.
Por ello te decía que las comunas que planifican el comportamiento desde fuera - o incluso desde dentro como un excesivo asamblearismo-, así como las planifican el lenguaje desde fuera, por no jerárquicas que sean no necesariamente serían libertarias (y menos eficientes y sostenibles a largo plazo) -te ponía el caso del anacionalismo por ello, otro sería la creación de un gobierno mundial pacifista-. Justo que hablas del conductismo, me recuerda que en México existe una comunidad intencional basada en esas ideas, creo se llama Walden Dos.
Y bueno lo que te digo lo digo así por conversar e intercambiar ideas, fuera de ello tu proyecto de novela me parece muy interesante, espero verlo en algún momento terminado.
Corrijo: se llama Los Horcones.
Última edición por nihilo el 02 May 2008, 20:10, editado 1 vez en total.
La pedagogía no ha de pretender civilizar a los hombres, sino formar personas libres, caracteres soberanos y la voluntad, tan duramente oprimida hasta ahora, no debe debilitarse más. Max Stirner
Re: una ficción pacifista
"Walden Dos" es la famosa novela que escribió el psicólogo conductista B F Skinner y que hacia los años 60 inspiró a algunos jóvenes norteamericanos a organizar una serie de comunas utópicas, en el fondo, no muy diferentes al socialismo utópico del siglo XIX.
Yo visité una de éstas hace muchos años, integrada en lo que ellos llamaban "Federación de Comunidades Igualitarias", e inspirada más que en la novela de Skinner en los kibbutz israelíes. Lo que más me agradó fue la franqueza y sencillez con la que los comuneros reconocían que aquello no suponía ya ninguna vanguardia utópica,y las limitaciones de su forma de vida. Esta modestia les daba el mayor mérito y, para ciertas personas, podía ser un lugar agradable para vivir, de acuerdo con sus circunstancias personales. Creaban una atmósfera amable y simpática en general, y no ocultaban sus problemas.
El plan de Skinner en su novela, en cambio, hoy lo veo como una bobada, porque los principios culturales en los que se basa son los mismos de la sociedad capitalista actual o, si acaso, una especie de "masonería" norteamericana o jacobinismo socialista, o como se diga, pero nada que sea alternativo a nuestra forma de vida. Ni siquiera hay conductismo realmente, si acaso, una educación en la que se imponen aprendizajes rituales de conducta por el estilo de un campamento militar, donde también se hacen ejercicios de adiestramiento esperando que el soldado obedezca de forma automática en base a los intereses comunes.
En mi historia yo lo que busco es, digamos, "ayudar" a la evolución cultural, de la misma manera que la agricultura ayuda a la selección natural de las plantas.
Tengamos claros los fines: una convivencia humana sin violencia (el ideal pacifista).
Si sabemos lo que queremos, entonces tenemos que hacer algún tipo de selección de los sujetos más afines y situarlos en un entorno apropiado.
La selección de los sujetos la hace el mismo entorno. Esto es lo que sucede hoy en día, por ejemplo, en el hampa, donde los individuos más violentos se eligen a sí mismos para integrarse en él, creando sus propios valores culturales que se parecen mucho a los de las sociedades primitivas (el valor que se da a la fuerza, a la astucia, al compañerismo y la lealtad).
En mi novela, el conductismo sirve para afinar esta selección. Mientras que en las organizaciones de lucha social lo importante es la aportación de cada individuo a la causa ("los problemas personales no nos interesan", es lo que se suele oír en este tipo de medios), en una comunidad de este tipo, lo que se busca es una afinidad de temperamentos que permita crear un entorno desprovisto de todo tipo de violencia, no sólo física, también emocional. De ahí las prohibiciones en el lenguaje y en los actos, y el interés por todo lo que es vivencia interpersonal en sus detalles más nimios.
http://face-and-emotion.com/dataface/ge ... mepage.jsp
Esto suena muy opresivo, pero sólo lo es en la medida en que alguien no se adapte a ello por su propio temperamento. Por eso en mi novela aparece un psicólogo californiano que define la existencia de una minoría de temperamento afin que podría resultar adaptable a este medio. Esto pasa en la selección cultural. No todo el mundo sirve igual para determinados medios culturales. Existe el tipo competitivo y audaz que se adapta al capitalismo, el resentido pequeño burgués que se convierte en fascista, el tipo campesino, el intelectual aristócrata...
En mi novela, todo su interés es crear una "comunidad de santos" basada en los principios éticos cristianos más extremos, por la motivación personal de cada individuo de disfrutar de las "relaciones de extrema confianza" que este entorno proporcionaría. Todo lo demás se daría por añadidura. Por ejemplo, muchas personas sencillas se guiarían por el principio de "si todos son así, yo también lo seré".
La selección del entorno incluye el despojo de todos los valores culturales ajenos. Eso es lo que llevaría al anarquismo, aparte de que una forma de vida así puede prescindir de cualquier forma de coerción (es necesario que prescinda).
El principal inconveniente es que tengo mis dudas de que exista suficiente número de personas con temperamentos adecuados, y que éstos, que serían muy solicitados, se sientan atraídos por un cambio tan radical del entorno. El escapismo, por definición, es visto como algo negativo.
Escribir la novela me ha supuesto un entretenimiento intelectual, independientemente de sus escasos valores literarios (que es otro tema), y me animo a sugerir que escribir novelas es una buena forma de expansionar la imaginación y aplicar los conocimientos y conclusiones que se tengan sobre temas que nos interesan.
Yo visité una de éstas hace muchos años, integrada en lo que ellos llamaban "Federación de Comunidades Igualitarias", e inspirada más que en la novela de Skinner en los kibbutz israelíes. Lo que más me agradó fue la franqueza y sencillez con la que los comuneros reconocían que aquello no suponía ya ninguna vanguardia utópica,y las limitaciones de su forma de vida. Esta modestia les daba el mayor mérito y, para ciertas personas, podía ser un lugar agradable para vivir, de acuerdo con sus circunstancias personales. Creaban una atmósfera amable y simpática en general, y no ocultaban sus problemas.
El plan de Skinner en su novela, en cambio, hoy lo veo como una bobada, porque los principios culturales en los que se basa son los mismos de la sociedad capitalista actual o, si acaso, una especie de "masonería" norteamericana o jacobinismo socialista, o como se diga, pero nada que sea alternativo a nuestra forma de vida. Ni siquiera hay conductismo realmente, si acaso, una educación en la que se imponen aprendizajes rituales de conducta por el estilo de un campamento militar, donde también se hacen ejercicios de adiestramiento esperando que el soldado obedezca de forma automática en base a los intereses comunes.
En mi historia yo lo que busco es, digamos, "ayudar" a la evolución cultural, de la misma manera que la agricultura ayuda a la selección natural de las plantas.
Tengamos claros los fines: una convivencia humana sin violencia (el ideal pacifista).
Si sabemos lo que queremos, entonces tenemos que hacer algún tipo de selección de los sujetos más afines y situarlos en un entorno apropiado.
La selección de los sujetos la hace el mismo entorno. Esto es lo que sucede hoy en día, por ejemplo, en el hampa, donde los individuos más violentos se eligen a sí mismos para integrarse en él, creando sus propios valores culturales que se parecen mucho a los de las sociedades primitivas (el valor que se da a la fuerza, a la astucia, al compañerismo y la lealtad).
En mi novela, el conductismo sirve para afinar esta selección. Mientras que en las organizaciones de lucha social lo importante es la aportación de cada individuo a la causa ("los problemas personales no nos interesan", es lo que se suele oír en este tipo de medios), en una comunidad de este tipo, lo que se busca es una afinidad de temperamentos que permita crear un entorno desprovisto de todo tipo de violencia, no sólo física, también emocional. De ahí las prohibiciones en el lenguaje y en los actos, y el interés por todo lo que es vivencia interpersonal en sus detalles más nimios.
http://face-and-emotion.com/dataface/ge ... mepage.jsp
Esto suena muy opresivo, pero sólo lo es en la medida en que alguien no se adapte a ello por su propio temperamento. Por eso en mi novela aparece un psicólogo californiano que define la existencia de una minoría de temperamento afin que podría resultar adaptable a este medio. Esto pasa en la selección cultural. No todo el mundo sirve igual para determinados medios culturales. Existe el tipo competitivo y audaz que se adapta al capitalismo, el resentido pequeño burgués que se convierte en fascista, el tipo campesino, el intelectual aristócrata...
En mi novela, todo su interés es crear una "comunidad de santos" basada en los principios éticos cristianos más extremos, por la motivación personal de cada individuo de disfrutar de las "relaciones de extrema confianza" que este entorno proporcionaría. Todo lo demás se daría por añadidura. Por ejemplo, muchas personas sencillas se guiarían por el principio de "si todos son así, yo también lo seré".
La selección del entorno incluye el despojo de todos los valores culturales ajenos. Eso es lo que llevaría al anarquismo, aparte de que una forma de vida así puede prescindir de cualquier forma de coerción (es necesario que prescinda).
El principal inconveniente es que tengo mis dudas de que exista suficiente número de personas con temperamentos adecuados, y que éstos, que serían muy solicitados, se sientan atraídos por un cambio tan radical del entorno. El escapismo, por definición, es visto como algo negativo.
Escribir la novela me ha supuesto un entretenimiento intelectual, independientemente de sus escasos valores literarios (que es otro tema), y me animo a sugerir que escribir novelas es una buena forma de expansionar la imaginación y aplicar los conocimientos y conclusiones que se tengan sobre temas que nos interesan.
Re: una ficción pacifista
En el ultimo libro que he leido (biografia de Kropotkin, de woodcock, se habla que Tolstoi lo denominaba religion racionalista
Kropotkin no pudo terminar su ultima obra Etica, ya que el anarquismo tambien tiene etica donde debe fundamentarse, previa a cualquier desarrollo teorico-practico d ela ideologia.
Dilo como prefieras, pero esta claro que necesitamos una ETICA, un como comportarse, que segun Reich seria siguiendo el instinto de placer primario, no perverso. (basicamente atenciones afectuosas placenteras para las que las recibe i para las que las da)
Ghandi ya utilizo la lucha no-violenta para sus logros de libertad para su pueblo.
La conclusion de los anarquistas post XIX es antimilitarista i pacifista, pero como Gandhi, aceptan la autodefensa violenta para defender nuestra vida, pero nunca como una tactica o estrategia, ya que crea reaccion en contra muy fuerte. (tambien han aprendido esto los capitalistas y lo usan para sus fines de dominio)
por lo del naciolismo-cultura-lengua, igual si estaria bien la invencion de un lenguaje nuevo que codificase la realidad segun la etica anarquista, pero creo que todavia faltan unos siglos para ello...
si el 1% son piscopatas geneticos, el 90%restante podemos ser cooperadores empaticos. Diria mas, si provocamos placer en las demas, ya esta todo hecho.
Adelante con el libro, disfruta escribirlo!
salut i re-evolucio!
Kropotkin no pudo terminar su ultima obra Etica, ya que el anarquismo tambien tiene etica donde debe fundamentarse, previa a cualquier desarrollo teorico-practico d ela ideologia.
Dilo como prefieras, pero esta claro que necesitamos una ETICA, un como comportarse, que segun Reich seria siguiendo el instinto de placer primario, no perverso. (basicamente atenciones afectuosas placenteras para las que las recibe i para las que las da)
Ghandi ya utilizo la lucha no-violenta para sus logros de libertad para su pueblo.
La conclusion de los anarquistas post XIX es antimilitarista i pacifista, pero como Gandhi, aceptan la autodefensa violenta para defender nuestra vida, pero nunca como una tactica o estrategia, ya que crea reaccion en contra muy fuerte. (tambien han aprendido esto los capitalistas y lo usan para sus fines de dominio)
por lo del naciolismo-cultura-lengua, igual si estaria bien la invencion de un lenguaje nuevo que codificase la realidad segun la etica anarquista, pero creo que todavia faltan unos siglos para ello...
si el 1% son piscopatas geneticos, el 90%restante podemos ser cooperadores empaticos. Diria mas, si provocamos placer en las demas, ya esta todo hecho.
Adelante con el libro, disfruta escribirlo!
salut i re-evolucio!
Re: una ficción pacifista
Cuánto tiempo... pero ¿qué es el tiempo?
Si la ética fuese importante en la política, también lo serían las motivaciones del militante, siendo el fenómeno de militancia el fundamental de toda participación política. Por eso me interesan el conductismo y el anarquismo (pero no el "anarquismo político").
Es el anarquismo "puro" una concepción no coercitiva de las relaciones humanas, en el cual la comunidad no se estructura en formas autónomas (Estado, familia, partido, organización económica...) sino como mera suma de individuos que, a la fuerza, habrán de ser muy benevolentes y dados a la empatía para no generar conflicto. Todo esto tiene algo que ver con la propaganda lanzada por los dirigentes políticos de izquierda tipo Bakunin o Kropotkin que fueron denominados anarquistas (bueno, éste no tuvo papel de dirigente).
Todo individuo, en su relación con sus semejantes (que es su única forma posible de existencia humana, por los demás), tiene que elegir entre elegir y ser elegido. Si elige, tiene unas creencias, si no elige, sus creencias le son asignadas por el entorno.
El militante político cree elegir una serie de ideas sociales, cuando en la realidad lo que elige es convertirse en militante, para poder gozar de las emociones propias de este fenómeno: formar parte de un grupo, tomar fuerza de éste, beneficiarse de posibles ventajas sexuales y económicas... Por eso no es raro que un militante empiece por la religión (creencias en lo sobrenatural), siga por la política y acabe convirtiéndose en un conservador con valores conservadores (ya menos militante). A veces incluso se acaba en sub-mundos marginales, tipo drogas y tal. Las ideologías cambian, pero no las motivaciones básicas de cada individuo.
El anarquismo habría llegado a ser más respetable si el individualismo del que hace gala su propaganda se hubiera mostrado también en un análisis de las motivaciones.
Un análisis más serio de las motivaciones "anarquistas" nos llevaría a darnos cuenta de que es imposible una mera suma de individuos libres si estos no han sido despojados antes de sus pautas conductuales agresivas o, mejor todavía, ha aprendido a ser consciente de ellas y controlarlas. Ni Marx ni Bakunin hicieron un análisis de este tipo, limitándose a crear "fórmulas" economicistas. Y es una pena, porque hace dos mil años que Aristóteles ya descubrió el universo emocional del individuo, que se manifiesta -no puede ser de otro modo- en su conducta..
A diferencia del socialismo, el capitalismo no fue inventado por ninguna teoría, evolucionó él solito a partir de una serie de pautas de comportamiento competitivo, agresivo, de inquietud y desconfianza hacia el semejante. El capitalismo es mejor que el socialismo en que es más real, engaña menos y muestra muchas cosas desagradables de la naturaleza humana.
Desarrollar pautas de conducta pacifistas (hasta el punto de que puedan conformar una "cultura") quizá sea un resultado posible al cabo de una larga evolución cultural. El auge de la novela desde hace doscientos años, por ejemplo, con su interés por las emociones ajenas (Aristóteles ya descubrió la catarsis en la tragedia griega), la lenta difusión de ideas humanitarias (¿el triunfo del cristianismo sobre otras religiones que competían dentro del Imperio romano?), el mayor papel de la mujer en el mundo de hoy...
A mi modo de ver, se llegó a esto gracias a la acumulación de riqueza que permitió crear una clase ociosa, interesada por el arte y el conocimiento. Con la burguesía, esa clase ociosa se hizo más abundante... Y Marx, Engels y Bakunin eran burgueses, como debe ser (bueno, Bakunin era aristócrata).
Un "pacifismo científico" (igual que hubo un "socialismo científico") tendría sentido si se utilizasen los medios de los que ahora disponemos para ayudar a esa evolución, de la misma forma que el agricultor primitivo ayuda a que las plantas se desarrollen en el medio.
Los elementos básicos serían: -desaparición de todas las creencias de tipo social (políticas, religiosas, nación, familia...), -selección de pautas de conducta individual pacifista (a las que unos son más propensos que otros, de acuerdo con nuestros genes), -creación de algún tipo de punto de referencia ético en la comunidad (es decir, apropiarnos de la base de todo comportamiento religioso, sin caer ni en la superstición, ni en los reflejos políticos)
Por lo demás, el antimilitarismo no es pacifista. Bin Laden no es un militar. ¿Cuáles son las motivaciones de los militaristas y cuáles son las motivaciones de los pacifistas?
La ética, en los movimientos políticos (como el anarquismo histórico) es un mero complemento de la acción política, siendo "acción política", la lucha por el poder social. Normalmente, la ética se crea DESPUÉS, de trazar el plan de acción política (porque "se necesita") y cumple, sobre todo, funciones de propaganda.esta claro que necesitamos una ETICA,
Si la ética fuese importante en la política, también lo serían las motivaciones del militante, siendo el fenómeno de militancia el fundamental de toda participación política. Por eso me interesan el conductismo y el anarquismo (pero no el "anarquismo político").
Es el anarquismo "puro" una concepción no coercitiva de las relaciones humanas, en el cual la comunidad no se estructura en formas autónomas (Estado, familia, partido, organización económica...) sino como mera suma de individuos que, a la fuerza, habrán de ser muy benevolentes y dados a la empatía para no generar conflicto. Todo esto tiene algo que ver con la propaganda lanzada por los dirigentes políticos de izquierda tipo Bakunin o Kropotkin que fueron denominados anarquistas (bueno, éste no tuvo papel de dirigente).
Todo individuo, en su relación con sus semejantes (que es su única forma posible de existencia humana, por los demás), tiene que elegir entre elegir y ser elegido. Si elige, tiene unas creencias, si no elige, sus creencias le son asignadas por el entorno.
El militante político cree elegir una serie de ideas sociales, cuando en la realidad lo que elige es convertirse en militante, para poder gozar de las emociones propias de este fenómeno: formar parte de un grupo, tomar fuerza de éste, beneficiarse de posibles ventajas sexuales y económicas... Por eso no es raro que un militante empiece por la religión (creencias en lo sobrenatural), siga por la política y acabe convirtiéndose en un conservador con valores conservadores (ya menos militante). A veces incluso se acaba en sub-mundos marginales, tipo drogas y tal. Las ideologías cambian, pero no las motivaciones básicas de cada individuo.
El anarquismo habría llegado a ser más respetable si el individualismo del que hace gala su propaganda se hubiera mostrado también en un análisis de las motivaciones.
Un análisis más serio de las motivaciones "anarquistas" nos llevaría a darnos cuenta de que es imposible una mera suma de individuos libres si estos no han sido despojados antes de sus pautas conductuales agresivas o, mejor todavía, ha aprendido a ser consciente de ellas y controlarlas. Ni Marx ni Bakunin hicieron un análisis de este tipo, limitándose a crear "fórmulas" economicistas. Y es una pena, porque hace dos mil años que Aristóteles ya descubrió el universo emocional del individuo, que se manifiesta -no puede ser de otro modo- en su conducta..
A diferencia del socialismo, el capitalismo no fue inventado por ninguna teoría, evolucionó él solito a partir de una serie de pautas de comportamiento competitivo, agresivo, de inquietud y desconfianza hacia el semejante. El capitalismo es mejor que el socialismo en que es más real, engaña menos y muestra muchas cosas desagradables de la naturaleza humana.
Desarrollar pautas de conducta pacifistas (hasta el punto de que puedan conformar una "cultura") quizá sea un resultado posible al cabo de una larga evolución cultural. El auge de la novela desde hace doscientos años, por ejemplo, con su interés por las emociones ajenas (Aristóteles ya descubrió la catarsis en la tragedia griega), la lenta difusión de ideas humanitarias (¿el triunfo del cristianismo sobre otras religiones que competían dentro del Imperio romano?), el mayor papel de la mujer en el mundo de hoy...
A mi modo de ver, se llegó a esto gracias a la acumulación de riqueza que permitió crear una clase ociosa, interesada por el arte y el conocimiento. Con la burguesía, esa clase ociosa se hizo más abundante... Y Marx, Engels y Bakunin eran burgueses, como debe ser (bueno, Bakunin era aristócrata).
Un "pacifismo científico" (igual que hubo un "socialismo científico") tendría sentido si se utilizasen los medios de los que ahora disponemos para ayudar a esa evolución, de la misma forma que el agricultor primitivo ayuda a que las plantas se desarrollen en el medio.
Los elementos básicos serían: -desaparición de todas las creencias de tipo social (políticas, religiosas, nación, familia...), -selección de pautas de conducta individual pacifista (a las que unos son más propensos que otros, de acuerdo con nuestros genes), -creación de algún tipo de punto de referencia ético en la comunidad (es decir, apropiarnos de la base de todo comportamiento religioso, sin caer ni en la superstición, ni en los reflejos políticos)
Nunca había oído decir que Gandhi defendiera la autodefensa violenta, si sé que recomendó a las mujeres que cuando fuesen violadas aguantaran la respiración hasta morir...a conclusion de los anarquistas post XIX es antimilitarista i pacifista, pero como Gandhi, aceptan la autodefensa violenta para defender nuestra vida, pero nunca como una tactica o estrategia, ya que crea reaccion en contra muy fuerte. (tambien han aprendido esto los capitalistas y lo usan para sus fines de dominio)
Por lo demás, el antimilitarismo no es pacifista. Bin Laden no es un militar. ¿Cuáles son las motivaciones de los militaristas y cuáles son las motivaciones de los pacifistas?