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SOBRE LA USURPACIÓN DE LOS MODOS LIBERTARIOS

Publicado: 21 Nov 2007, 01:17
por Pedro
Este texto me lo pasó un colega para que lo colgara aquí. No ha aparesido en ningún otro sitio que yo sepa. A ver que les parese.
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Quisiera llamar la atención sobre el hecho de la usurpación de los modos libertarios por parte de instituciones e individuos que dicen defenderlos y promoverlos. No se trata aquí de exponer una moral por la que los libertarios se debieran regir, ni ningún tipo de arrogancia inquisitorial –eso es precisamente lo que se critica-; sino que se trata de trazar líneas que polémicamente ayuden a evitar errores que actúan negativamente sobre la posibilidad de difusión y arraigo del ideal libertario.

Con ‘modos libertarios’ me refiero a aquellos comportamientos sociales e individuales que tienen que ver con los valores morales de solidaridad, tolerancia, libertad y autonomía, en tanto que surgen de universales conductuales que denominamos con tales palabras, y sólo así a través de la abstracción nominalista surgen como valores morales. Tales comportamientos se dan en las relaciones sociales antes que la representación de ellos mismos, cosa que aunque parece tan obvia no lo parece ser para aquellos que piensan que es algo dado por la formulación ideológica de tales comportamientos. Señalo esto, porque tal dependencia de la representación ideológica del sentir libertario es la que facilita la usurpación de tales conceptos y valores respecto al devenir auténtico de los comportamientos que dan vida y sentido a tales palabras (solidaridad, tolerancia, libertad y autonomía). Tal usurpación se lleva a cabo en el momento en que se erige un discurso sobre los valores que hemos mencionado y que no está respaldado por los comportamientos que deberían desprenderse de tal discurso, estableciendo un pliegue nominalista que da paso a la incoherencia entre la acción de tal discurso y la acción material más inmediata (double bind). Ejemplo claro de lo que estoy diciendo lo encontramos en las diversas traiciones a las que se vio sometida la clase trabajadora a lo largo de la historia del movimiento obrero, desde la Revolución Francesa, hasta la Revolución social española durante la Guerra Civil de 1936, pasando por la Comuna de París, y cómo no, por la Revolución Rusa de 1917. En todos estos momentos, los dirigentes de las diversas facciones, los ideólogos, acabaron diciendo una cosa y haciendo otra, siendo el ansia de poder lo que generalmente ensució la posibilidad de un buen desarrollo de la revolución social libertaria. Los que fueron fieles a la Idea pagaron con su vida su coherencia.
Se comprende que hay ocasiones en las que las circunstancias no hacen fácil que la teoría se lleve a la práctica. Pero resulta chocante el caso, pues de lo que se trataba no era tanto de llevar teorías a la práctica, sino de vigilar que la práctica de emancipación del pueblo del yugo caciquil y capitalista no deviniera en una lucha depredadora y cruenta por el poder, que perpetuara la organización social basada en la supervivencia; pues tal emancipación debería suponer la liquidación de tal tipo de organización a favor de una organización cimentada por universales conductuales de solidaridad, tolerancia, libertad y autonomía, orientada hacia la satisfacción del mayor grado posible de autonomía y autorrealización social e individual.
Cierto es que respecto a tales traiciones, cabe preguntarse hasta qué punto las masas fueron engañadas, pues hay al menos un porcentaje de pueblo –ya no masa- que no fue engañado sino traicionado, de modo que tendremos que distinguir entre las traiciones llevadas a cabo conscientemente y los errores -que pueden parecer traición para quien tiene un conocimiento más agudo, pero no lo es puesto que es una creencia verdadera justificada para quien comete el error, pues piensa que está actuando bien y no egoístamente; de este modo los errores o errores-traición del movimiento libertario dependen inherentemente de la teoría del conocimiento, que paradójicamente, se acrecienta muchas veces a través de tales errores; otras veces no, como cuando se vuelve una y otra vez a tropezar con la misma piedra (en el caso de los libertarios anarquistas, el no saber desembarazarse definitivamente del ansia de poder en las instituciones estatales por una parte, y por otra, el rechazo al organicismo, rechazo que se torna aceptación en el momento de aceptar el asalto institucional al poder).

Actualmente la usurpación de los modos libertarios aparece en los mismos colectivos anarquistas, bajo la forma espectacular de representación de unos roles que se asumen sin más identificación con ellos que la mediada por el propio espectáculo de su interpretación. Ello es signo de que la estrategia y la actividad de tales colectivos, a pesar de sus buenas intenciones, está desfasada respecto a las posibilidades de acción actuales.
Está muy bien tener puntos de encuentro en los que reunirse gente afín a la Idea. Sitios en los que conocerse e intercambiar pareceres sobre nuestras afinidades. Lo que no está tan bien es que tales lugares estén mediatizados por estereotipos heredados directamente de la ideología y estética espectacular. Si no distinguimos el cómo actúa sobre nosotros la forma-mercancía espectacular, mal vamos para combatirla si nos quedamos en el hecho de regodearse en tal representación. Porque eso sería continuar separado ideológicamente de los verdaderos problemas, pues lo mismo que decimos combatir es lo que nos proporciona el bálsamo para perder la perspectiva de la lucha revolucionaria.
Hoy que el valor de la racionalidad como elemento de convencimiento está seriamente dañado, se impone salvar de la representación y ensimismamiento ideológico nuestros objetivos anarquistas. Para evitar la usurpación de los modos libertarios por parte de los partidos representativos, es cada vez más difícil usar un lenguaje racionalista, pues la merma contra la razón que el Poder lleva a cabo a través de los medios de comunicación y de los planes educativos es bestial. ¿Qué se puede hacer entonces? ¿Cómo difundir e influir en los códigos irracionales que millares de individuos adoptan ya como algo verdaderamente natural? La respuesta sin duda no es sencilla.
La oposición frontal racionalista queda desfasada ante el irracionalismo “posmoderno”. Por lo que se impone la necesidad de una traducción del viejo discurso racionalista libertario en términos entendibles por aquellos que ya manejan un código irracional, o racionalmente instrumentalizado, mediatizado por la imagen y el sonido, caracterizado por la saturación de estímulos sensoriales que atraviesan al individuo. Para ello será necesario un riguroso análisis de tales códigos, y el fin de tal proyecto será doble: por una lado se desmontará la posibilidad de usurpación de los modos libertarios por el discurso representacional de los colectivos, separados así de la lucha real; por otro lado se abrirán nuevas vías para la difusión del comunismo libertario que no serán traicionadas por el desdoble de su misma representación.

HAY QUE SEGUIR EN LA BRECHA
POR EL COMUNISMO LIBERTARIO
UHP