Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
- stewie griffin AnCap
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
A lo mejor este texto aclara un poco las cosas, la teoría austriaca al lado de la teoría de la explotación marxiana, ¿qué tienen en común? ¿en que se diferencian?
http://www.jorgevalin.com/weblog/2007/0 ... xista.html
P.D: ¿qué les parece mi propuesta conciliadora a los quie no han dicho nada? Nos dejan un apartado de anarquismo de mercado y prometemos no desviar debates hacia cuestionar todo el anarquismo tradicional en otros hilos. Si queremos refutar algo lo hacemos en nuestro apartado. Simplemente dejamos un link a nuestro apartado, para el que quiera ver la otra versión pueda hacerlo sin encontrarse por el medio con la versión derechista del libertarianismo.
EDITO: YO NO PODRÍA EXPLICARLO MEJOR, POR FAVOR LEED ESTO SI VAN A CRUCIFICARNOS, HAGANLO POR LO QUE REALMENTE DEFENDEMOS, NO POR UNA IDEA PREESTABLECIDA POR LA CLASE DIRIGENTE.
Salud y Anarquía
http://www.jorgevalin.com/weblog/2007/0 ... xista.html
P.D: ¿qué les parece mi propuesta conciliadora a los quie no han dicho nada? Nos dejan un apartado de anarquismo de mercado y prometemos no desviar debates hacia cuestionar todo el anarquismo tradicional en otros hilos. Si queremos refutar algo lo hacemos en nuestro apartado. Simplemente dejamos un link a nuestro apartado, para el que quiera ver la otra versión pueda hacerlo sin encontrarse por el medio con la versión derechista del libertarianismo.
EDITO: YO NO PODRÍA EXPLICARLO MEJOR, POR FAVOR LEED ESTO SI VAN A CRUCIFICARNOS, HAGANLO POR LO QUE REALMENTE DEFENDEMOS, NO POR UNA IDEA PREESTABLECIDA POR LA CLASE DIRIGENTE.
Salud y Anarquía
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semprellibertat
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Más bien son los conceptos ¿no?, qué más da si tu diciendo timo y yo diciendo plusvalía, estamos refiriéndonos a una misma cosa pero con palabras diferentes.Jorge. escribió:La palabra es muy importante. Las palabras definen comportamientos. Y también los determinan e imponen. Aceptar una palabra puede significar aceptar todo un sistema de creencias. Es algo que no ven estos muchachos que creen en el mercado. Bueno, os dejo.la palabra es lo de menos
Pensa globalment, actua localment
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El Hombre Guillotina
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Cuando se inició este debate la dinámica parecía trascurrir entre si eráis Anarquistas o Capitalistas, muchos son los que ya se han descalificado a si mismos y han cargado con la segunda denominación, después, confiando en que los que se decían “mutualistas” lo fueran realmente separamos entre mutualistas por un lado y capitalistas por otro, hoy, solo nominalmente seguís estando separados, pues prácticamente habéis pasado a defender lo mismo… pasare a demostrarlo.
Os denomináis “tuckeristas” y defendéis el lucro ¿Cómo es eso posible? Tucker nos dice Textualmente: “El salario natural del trabajo es igual a su producto; que este salario, o producto, es la única fuente legítima de ingresos todos los que derivan ingresos de cualquier otra fuente lo sustraen directa o indirectamente del natural y justo salario del trabajo; que este proceso de substracción generalmente toma tres formas, - interés, renta y lucro; que estas tres formas constituyen la trinidad de la usura”.
Al respecto nos dice su editor y hermeneuta: “[La usura] Tucker no la limita sólo al interés sino también al lucro del comerciante y a la renta del propietario. De esta manera, en su concepto, la usura podría definirse como aprovecharse de una posición de ventaja para obtener beneficios económicos que se sustraen a otro que realmente los ha producido”.
Esto tambalea toda la base de vuestro sistema y de vuestro falso bautismo de fuego. Para Tucker solo existe un tipo de ganancia legítima, aquella que no exceda el “precio de costo”, aquella retribución que no exceda el “esfuerzo realizado”, pues estas palabras de Warren fueron a las que se consagró Tucker: “El costo es el límite apropiado del precio”.
Y Añade: “Qué el costo es un principio equitativo, el único principio equitativo para determinar el régimen de los precios en el comercio pecuniario de la humanidad.
Que si este principio se aplicase en la práctica, el trabajo recibiría su legítima recompensa y su estímulo natural y necesario.
Que ello convertirá los actuales intereses conflictivos de la humanidad en intereses cooperativos…”.
Y aún con más fuerza que antes repite: “Que si hiciésemos el costo el limite de los precios, una lavandera tendría mayores ingresos que un rico importador de mercancías extranjeras. Que ello trastornaría todo el sistema actual de comercio nacional, pondría fin a las guerras que nacen de los beneficios comerciales, y haría desaparecer todos los aranceles y derechos aduaneros y todos los sistemas administrativos que los han hecho surgir, y sobre todo, eliminaría toda distinción entre ricos y pobres.
Que ello evitaría las fluctuaciones de los precios y la lucha sin escrúpulos por la propiedad, tan frecuente en todos los países civilizados, en los que, en medio de rotundas declaraciones de “honestidad”, se olvidan prácticamente, o se descuidan los derechos de las personas.
Que con la lucha por la propiedad se acabarían con los abusos recíprocos. Que aplicando este principio, desaparecerían los rasgos repugnantes y degradantes de nuestro comercio pecuniario y los hombres podrían intercambiar sus productos sin envilecer sus personas y perder su dignidad en el curso del proceso.
Que la humanidad no ha poseído nunca un medio de intercambio racional, una representación concreta de la propiedad basada en los principios de la equidad; que todas las grandes transacciones monetarias del mundo entero, todos los bancos y las operaciones bancarias, todas las operaciones de bolsa, todas las corporaciones y los movimientos monetarios, todos los sistemas financieros y todas las cuestiones monetarias de todo el mundo se han basado en conchas, metales y retratos, y objetos que no son más adecuados para servir de medio de intercambio que un leño flotante para marcar los límites de un terreno; que todas las medidas legislativas al respecto han sido tomadas en la ignorancia más profunda de lo que debería ser un medio de intercambio racional y equitativo, o bien los legisladores han abusado de la confianza puesta en ellos y han vendido al pueblo a sus enemigos; que la creación de un medio de intercambio racional y equitativo, junto con la utilización del costo como limite de los precios, destruiría de raíz toda corrupción política, comercial y financiera, y contribuiría en gran medida a hacer reinar la equidad, la seguridad, la libertad, la igualdad, la paz, y la abundancia donde quiera que se aplicase”.
Habláis de que los “precios” fluctuaran en función de la “demanda” de los consumidores, pero la competencia tuckeriana aboga y conduce inexorablemente a que esta competencia solo pueda concluir cuando se alcance el “precio de costo” y se anule todo intento de usura”, ¿Podrá haber competencia cuando se alcance el precio de costo?, pues ¿Acaso si se compite por debajo del precio de costo no empezaran los “ofertantes”, los propios productores a tener perdidas en vez de ganancias?, las mentes estrechas de procuradores no pueden analizar estos términos. Si todo se vende al “precio de costo” ¿No estaría proponiendo Tucker que todos fuéramos pobres, que n vez de “igualar” la riqueza hay que “igualar” la pobreza? Este es el “razonamiento” de los que solo le atribuyen valor a la transacción y sus engranajes y no al trabajo, pues cuando solo se pueda vender a precio de costo lo único que determinara la ganancia es el “valor trabajo”… es decir, pongamos por ejemplo que un carpintero compra los materiales para hacer una silla según el planteamiento proto-capitalista este hombre se arruinaría si tuviera que vender la silla elaborada al mismo precio que compro los materiales, pero es que el “precio de costo” incluye el precio de los materiales, que se han de vender al mismo precio que se compraron, y el trabajo que ha servido para transformar dichos materiales, he ahí la ganancia. Esta no se basa en “inflar” lucrativa y usureramente el precio de lo que monetariamente nos ha la silla, sino de tasar una medida justa para determinar el “valor trabajo” y es este “valor trabajo” el que sumamos a los costes “monetarios” incluidos en el precio, una vez recuperados el dinero invertido en comprar los materiales, el beneficio se obtiene de la única forma que reconocer Tucker, cuando se nos paga el “valor de nuestro trabajo”… he ahí la “Ganancia”.
La competencia por tanto quedaría reducida en los productos, a la mera afinidad, a las preferencias y elecciones personales, al bien que haya obtenido un mejor acabado, a los estilos de fabricación y demás, pues el “precio de coste” habría igualado el precio de los productos de una misma categoría, y en los “servicios” se circunscribiría a la mejor praxis, además de a las ya reseñadas preferencias individuales, que son las que harían decidirse al consumidor-productor entre uno y otro producto, entre uno y otro servicio. Así planteaba Tucker, bajo el Precio de Costo, el fin de la usura. La derogación del abusivo lucro sobre el producto, y de la renta y el interés en las demás categorías económicas, trataran sobre medios de producción, alojamiento, capital, banca, o cualquier otra. Y vosotros no habéis planteado nada parecido, ni siquiera por asomo, de vuestras bocas no ha salido la liquidación del lucro, el interés o la renta, no habéis impugnado ni una sola vez la Santa Trinidad de la Usura según Tucker, lo cual me reafirma en que, descartando a Proudhon, descartando al propio Tucker, y a todos los grandes individualistas y mutualistas anarquistas americanos como Warren, Greene, y Andrews, vuestro “mutualismo” no es Anarquista, y entendiendo que el mutualismo es una opción económica que nace, surge y se mantiene dentro del propio corpus Anarquista, tendré que dar por sentado que tampoco seáis mutualistas… pero bueno daros el nombre que queráis, también el Federalismo nació dentro del Anarquismo por medio de la pluma de Proudhon, y hoy hasta los Estados se consideran articulados “Federativamente”.
Pero ¿Os parece esto demasiado radical?, ¿Demasiado alejado a vuestras teorías, prácticas y preceptos inflexibles? Pues aún hay más… acabo de hacer una exposición de lo que ocurriría con la competencia, tan solo en el caso de que las premisas de Warren y Tucker No se cumplieran completamente, si las cosas cursaran por los derroteros que ambos esperaban y ambicionaban este sería el resultado (otra vez vuelve a hablar Tucker por boca de Warren):
“Que, si hiciésemos del costo el límite de los precios, se generalizaría la cooperación y haríamos todas las economías que anhelan los amigos más inteligentes y leales de la humanidad; y al reducir el fardo del trabajo a un mero pasatiempo o ejercicio necesario, se eliminaría probablemente su costo; que como ocurre con el agua o con la música de los aficionados, no se le pondría ningún precio; y que las más elevadas aspiraciones de la mejor parte de nuestra especie se realizarían de modo natural”.
Es decir, y según sus propias conclusiones, que aún esa “ganancia” de la que antes os hablaba, solo fruto del propio trabajo, acabaría de desaparecer, y no habría más ganancia en papel moneda para retribuir el trabajo, quedando solo “el intercambio directo” de los productos elaborados, pero ¿Y eso que significa? Sencillamente la Abolición del dinero que ya bosquejaba Proudhon, la destrucción del lucro, la renta, el interés, la usura, y todo lo que excediera del marco del libre intercambio al Precio de Costo, resultando, por lo cual, una sociedad que solo distaría del Comunista Libertario en la conservación de la Propiedad Privada, propiedad que según las propias palabras de ambos: “No serviría para producir rentabilidad por si misma, pues todos sus antiguos privilegios y judicaturas habrían prescrito siendo eliminados, la propiedad privado solo quedaría como garantía de que nadie, autoridad o persona alguna, tendría derecho de inferir a arrebatar las posesiones personales ajenas”
He ahí el Anarquismo de Warren y Tucker, del que tan infinitamente apartados estáis.
Creía que lo que se discutía aquí, tal y como hacía Tucker, era la manera de llegar a alcanzar una Sociedad sin desigualdades y en sus propias palabras: “igualitaria pero no uniforme”, me he dedicado a discutir los medios para llegar a ese objetivo, sin tener en cuanta que lo que vosotros “defendéis” no es un medio sino un fin. Como Tucker comprendió bien (aunque yo no coincida en absoluto) la Competencia es solo un medio para derribar la hegemonía de los distintos monopolios, hacer caer con ellos al Estado, y acabar por igualar salario-consumo-producción, una vez se haya conseguido que los salarios no sean más bajos que los bienes de consumo y que los bienes de consumo no tengan un precio mayor que lo que cuesta producirlos, la competencia desaparecerá, la usura y el lucro ya habrían desaparecido hace tiempo, y solo habría lugar, según nos indica: “[Para] innovar y crear, en un sistema justo y económicamente paritario”.
El sistema que plateáis no pretende destruir la mecánica de la “subasta”, “tanto tienes a tanto accedes”, sino reforzarlo. Hemos hablado de los medios que proponía Tucker para destruir este sistema, la competencia, la banca mutual y libre, las cooperativas autónomas, pero creía que cuando hablabais de ellas sabías que “praxis” proponía usar para poder constituir y tener acceso a dichos elementos, el principal, para debilitar al Estado y al Capitalismo, era la “resistencia pasiva”, el “abstencionismo económico”, no solo negarse a pagar impuestos, sino negarse a consumir en aquellos establecimientos (prácticamente todos) donde hubiera que pagar implícitamente el arancel cuya cuantía iba destinada a sumarse a los dividendos del correspondiente Primer Monopolio, que a su vez reforzaba los engranajes del Capitalismo que consecuentemente estaba “subvencionado”, por la concesión monopolística, del Estado. El aceptaba la dinámica de la compra-venta en la medida de que pudieran suponer una retribución justa al “honesto trabajo” realizado, o en la medida de que fuera contribuyendo, puestas ya en marcha las mutualidades y asociaciones voluntarias y autónomas, para ir compitiendo con los elementos aún capitalizados por manos no “obreras”; pero en modo alguno cuando esto supusiera una dinámica al alza, o simplemente no condicionada a establecerse al precio de costo. Dicha máxima también es extensible al que él, como Warren, llamaba Comercio Justo. No se basa como Proudhon en la intervención de la sociedad, sino, como Warren, en: “Un principio que pondrá fin a todas las actuales fluctuaciones de precios y, por consiguiente, a la inseguridad y la ruina que estas fluctuaciones acarrean, y ayudará a levantarse a aquellos que están ahora arruinados.
Tiende a poner fin a todos los tipos de especulación.
Tiene un sonoro y racional medio de cambio, una real y definida representación de la riqueza.
Está basada exclusivamente en el trabajo como el único capital legítimo. Este medio de cambio posee una tendencia natural a disminuir gradualmente el valor y el uso del dinero, hasta finalmente liquidarlo y, por consiguiente, para barrer toda la masa aplastante de fraude, iniquidad, crueldad, corrupción e imposición que se construyen sobre él.
Al ser el medio de cambio emitido sólo por aquellos que trabajan, estos tendrían en sus manos el poder y la riqueza, mientras que aquellos que no trabajan, aunque ahora sean ricos, se tornarían pobres y sin poder…
Demostrando así que los negocios de la comunidad pueden ser así resueltos por un natural e irresistible proceso, sin combinación, sin organización, sin leyes, sin gobierno, sin la renuncia de cualquier porción de la libertad natural del individuo.
La necesidad de cada uno de pagar en su propia labor por lo que consume permite el único y legítimo control sobre el lujo excesivo, que ha arruinado individuos, estados e imperios y que está a punto de traernos la ruina casi universal a todos.
El comercio justo no amuebla ninguna oficina para el ambicioso, ni ofrece oportunidades a quienes deseen elevarse por encima de las personas o las propiedades de otros. Por consiguiente, no ofrece ninguna tentación para tal clase de gente y estos no se hallarán entre los primeros en adoptar el COMERCIO JUSTO. Éste apela, primero que nada, a la mayoría oprimida, a los humildes, a los de abajo, y será adoptado primero por ellos y por aquellos que no tienen ningún deseo de vivir a expensas de los demás, así como por todos aquellos, ricos o pobres, cuyas superiores cualidades morales o intelectuales les permitan apreciar algunas de las inefables bendiciones que serían el resultado de tal estado de la existencia humana.”
El Individuo podía hacer cuanto quisiera con sus medios de producción, alquilarlos, venderlos, o enajenarlos, en cuanto a la compra esta era perfectamente propicia, mientras no se lesionara el derecho del “comprador”, llevando la máxima al “comercio cotidiano” a quedado bien expuesto que la idea era establecer el medio de cambio en función del “valor trabajo”, complementado según Proudhon con el “ valor de tiempo, de gasto, y de uso-utilidad” y el “valor cooperativo” (para los productos que requieren más de la labor de una persona) coincidiendo (paralela pero inconexamente ) con el mismo concepto del “valor tiempo” de Warren, sin que ninguna injerencia pudiera coadyuvar al “valor trabajo” ni al precio de coste, tal y como ya he expuesto anteriormente.
Haciendo espacial hincapié en que este sistema de intercambio esta bosquejado, principalmente para “LOS POBRES Y HUMILDES”, “PARA LOS DE ABAJO”, pues era una propuesta que “NO OFRECE OPORTUNIDADES A LOS QUE DESEEN ELEVARSE POR ENCIMA DE LAS PERSONAS O DE LAS PROPIEDADES DE LAS DEMÁS PERSONAS”… por lo que los defensores del Lucro, quedáis fueras del Mutualismo, sea cual sea su vertiente.
Os denomináis “tuckeristas” y defendéis el lucro ¿Cómo es eso posible? Tucker nos dice Textualmente: “El salario natural del trabajo es igual a su producto; que este salario, o producto, es la única fuente legítima de ingresos todos los que derivan ingresos de cualquier otra fuente lo sustraen directa o indirectamente del natural y justo salario del trabajo; que este proceso de substracción generalmente toma tres formas, - interés, renta y lucro; que estas tres formas constituyen la trinidad de la usura”.
Al respecto nos dice su editor y hermeneuta: “[La usura] Tucker no la limita sólo al interés sino también al lucro del comerciante y a la renta del propietario. De esta manera, en su concepto, la usura podría definirse como aprovecharse de una posición de ventaja para obtener beneficios económicos que se sustraen a otro que realmente los ha producido”.
Esto tambalea toda la base de vuestro sistema y de vuestro falso bautismo de fuego. Para Tucker solo existe un tipo de ganancia legítima, aquella que no exceda el “precio de costo”, aquella retribución que no exceda el “esfuerzo realizado”, pues estas palabras de Warren fueron a las que se consagró Tucker: “El costo es el límite apropiado del precio”.
Y Añade: “Qué el costo es un principio equitativo, el único principio equitativo para determinar el régimen de los precios en el comercio pecuniario de la humanidad.
Que si este principio se aplicase en la práctica, el trabajo recibiría su legítima recompensa y su estímulo natural y necesario.
Que ello convertirá los actuales intereses conflictivos de la humanidad en intereses cooperativos…”.
Y aún con más fuerza que antes repite: “Que si hiciésemos el costo el limite de los precios, una lavandera tendría mayores ingresos que un rico importador de mercancías extranjeras. Que ello trastornaría todo el sistema actual de comercio nacional, pondría fin a las guerras que nacen de los beneficios comerciales, y haría desaparecer todos los aranceles y derechos aduaneros y todos los sistemas administrativos que los han hecho surgir, y sobre todo, eliminaría toda distinción entre ricos y pobres.
Que ello evitaría las fluctuaciones de los precios y la lucha sin escrúpulos por la propiedad, tan frecuente en todos los países civilizados, en los que, en medio de rotundas declaraciones de “honestidad”, se olvidan prácticamente, o se descuidan los derechos de las personas.
Que con la lucha por la propiedad se acabarían con los abusos recíprocos. Que aplicando este principio, desaparecerían los rasgos repugnantes y degradantes de nuestro comercio pecuniario y los hombres podrían intercambiar sus productos sin envilecer sus personas y perder su dignidad en el curso del proceso.
Que la humanidad no ha poseído nunca un medio de intercambio racional, una representación concreta de la propiedad basada en los principios de la equidad; que todas las grandes transacciones monetarias del mundo entero, todos los bancos y las operaciones bancarias, todas las operaciones de bolsa, todas las corporaciones y los movimientos monetarios, todos los sistemas financieros y todas las cuestiones monetarias de todo el mundo se han basado en conchas, metales y retratos, y objetos que no son más adecuados para servir de medio de intercambio que un leño flotante para marcar los límites de un terreno; que todas las medidas legislativas al respecto han sido tomadas en la ignorancia más profunda de lo que debería ser un medio de intercambio racional y equitativo, o bien los legisladores han abusado de la confianza puesta en ellos y han vendido al pueblo a sus enemigos; que la creación de un medio de intercambio racional y equitativo, junto con la utilización del costo como limite de los precios, destruiría de raíz toda corrupción política, comercial y financiera, y contribuiría en gran medida a hacer reinar la equidad, la seguridad, la libertad, la igualdad, la paz, y la abundancia donde quiera que se aplicase”.
Habláis de que los “precios” fluctuaran en función de la “demanda” de los consumidores, pero la competencia tuckeriana aboga y conduce inexorablemente a que esta competencia solo pueda concluir cuando se alcance el “precio de costo” y se anule todo intento de usura”, ¿Podrá haber competencia cuando se alcance el precio de costo?, pues ¿Acaso si se compite por debajo del precio de costo no empezaran los “ofertantes”, los propios productores a tener perdidas en vez de ganancias?, las mentes estrechas de procuradores no pueden analizar estos términos. Si todo se vende al “precio de costo” ¿No estaría proponiendo Tucker que todos fuéramos pobres, que n vez de “igualar” la riqueza hay que “igualar” la pobreza? Este es el “razonamiento” de los que solo le atribuyen valor a la transacción y sus engranajes y no al trabajo, pues cuando solo se pueda vender a precio de costo lo único que determinara la ganancia es el “valor trabajo”… es decir, pongamos por ejemplo que un carpintero compra los materiales para hacer una silla según el planteamiento proto-capitalista este hombre se arruinaría si tuviera que vender la silla elaborada al mismo precio que compro los materiales, pero es que el “precio de costo” incluye el precio de los materiales, que se han de vender al mismo precio que se compraron, y el trabajo que ha servido para transformar dichos materiales, he ahí la ganancia. Esta no se basa en “inflar” lucrativa y usureramente el precio de lo que monetariamente nos ha la silla, sino de tasar una medida justa para determinar el “valor trabajo” y es este “valor trabajo” el que sumamos a los costes “monetarios” incluidos en el precio, una vez recuperados el dinero invertido en comprar los materiales, el beneficio se obtiene de la única forma que reconocer Tucker, cuando se nos paga el “valor de nuestro trabajo”… he ahí la “Ganancia”.
La competencia por tanto quedaría reducida en los productos, a la mera afinidad, a las preferencias y elecciones personales, al bien que haya obtenido un mejor acabado, a los estilos de fabricación y demás, pues el “precio de coste” habría igualado el precio de los productos de una misma categoría, y en los “servicios” se circunscribiría a la mejor praxis, además de a las ya reseñadas preferencias individuales, que son las que harían decidirse al consumidor-productor entre uno y otro producto, entre uno y otro servicio. Así planteaba Tucker, bajo el Precio de Costo, el fin de la usura. La derogación del abusivo lucro sobre el producto, y de la renta y el interés en las demás categorías económicas, trataran sobre medios de producción, alojamiento, capital, banca, o cualquier otra. Y vosotros no habéis planteado nada parecido, ni siquiera por asomo, de vuestras bocas no ha salido la liquidación del lucro, el interés o la renta, no habéis impugnado ni una sola vez la Santa Trinidad de la Usura según Tucker, lo cual me reafirma en que, descartando a Proudhon, descartando al propio Tucker, y a todos los grandes individualistas y mutualistas anarquistas americanos como Warren, Greene, y Andrews, vuestro “mutualismo” no es Anarquista, y entendiendo que el mutualismo es una opción económica que nace, surge y se mantiene dentro del propio corpus Anarquista, tendré que dar por sentado que tampoco seáis mutualistas… pero bueno daros el nombre que queráis, también el Federalismo nació dentro del Anarquismo por medio de la pluma de Proudhon, y hoy hasta los Estados se consideran articulados “Federativamente”.
Pero ¿Os parece esto demasiado radical?, ¿Demasiado alejado a vuestras teorías, prácticas y preceptos inflexibles? Pues aún hay más… acabo de hacer una exposición de lo que ocurriría con la competencia, tan solo en el caso de que las premisas de Warren y Tucker No se cumplieran completamente, si las cosas cursaran por los derroteros que ambos esperaban y ambicionaban este sería el resultado (otra vez vuelve a hablar Tucker por boca de Warren):
“Que, si hiciésemos del costo el límite de los precios, se generalizaría la cooperación y haríamos todas las economías que anhelan los amigos más inteligentes y leales de la humanidad; y al reducir el fardo del trabajo a un mero pasatiempo o ejercicio necesario, se eliminaría probablemente su costo; que como ocurre con el agua o con la música de los aficionados, no se le pondría ningún precio; y que las más elevadas aspiraciones de la mejor parte de nuestra especie se realizarían de modo natural”.
Es decir, y según sus propias conclusiones, que aún esa “ganancia” de la que antes os hablaba, solo fruto del propio trabajo, acabaría de desaparecer, y no habría más ganancia en papel moneda para retribuir el trabajo, quedando solo “el intercambio directo” de los productos elaborados, pero ¿Y eso que significa? Sencillamente la Abolición del dinero que ya bosquejaba Proudhon, la destrucción del lucro, la renta, el interés, la usura, y todo lo que excediera del marco del libre intercambio al Precio de Costo, resultando, por lo cual, una sociedad que solo distaría del Comunista Libertario en la conservación de la Propiedad Privada, propiedad que según las propias palabras de ambos: “No serviría para producir rentabilidad por si misma, pues todos sus antiguos privilegios y judicaturas habrían prescrito siendo eliminados, la propiedad privado solo quedaría como garantía de que nadie, autoridad o persona alguna, tendría derecho de inferir a arrebatar las posesiones personales ajenas”
He ahí el Anarquismo de Warren y Tucker, del que tan infinitamente apartados estáis.
Creía que lo que se discutía aquí, tal y como hacía Tucker, era la manera de llegar a alcanzar una Sociedad sin desigualdades y en sus propias palabras: “igualitaria pero no uniforme”, me he dedicado a discutir los medios para llegar a ese objetivo, sin tener en cuanta que lo que vosotros “defendéis” no es un medio sino un fin. Como Tucker comprendió bien (aunque yo no coincida en absoluto) la Competencia es solo un medio para derribar la hegemonía de los distintos monopolios, hacer caer con ellos al Estado, y acabar por igualar salario-consumo-producción, una vez se haya conseguido que los salarios no sean más bajos que los bienes de consumo y que los bienes de consumo no tengan un precio mayor que lo que cuesta producirlos, la competencia desaparecerá, la usura y el lucro ya habrían desaparecido hace tiempo, y solo habría lugar, según nos indica: “[Para] innovar y crear, en un sistema justo y económicamente paritario”.
El sistema que plateáis no pretende destruir la mecánica de la “subasta”, “tanto tienes a tanto accedes”, sino reforzarlo. Hemos hablado de los medios que proponía Tucker para destruir este sistema, la competencia, la banca mutual y libre, las cooperativas autónomas, pero creía que cuando hablabais de ellas sabías que “praxis” proponía usar para poder constituir y tener acceso a dichos elementos, el principal, para debilitar al Estado y al Capitalismo, era la “resistencia pasiva”, el “abstencionismo económico”, no solo negarse a pagar impuestos, sino negarse a consumir en aquellos establecimientos (prácticamente todos) donde hubiera que pagar implícitamente el arancel cuya cuantía iba destinada a sumarse a los dividendos del correspondiente Primer Monopolio, que a su vez reforzaba los engranajes del Capitalismo que consecuentemente estaba “subvencionado”, por la concesión monopolística, del Estado. El aceptaba la dinámica de la compra-venta en la medida de que pudieran suponer una retribución justa al “honesto trabajo” realizado, o en la medida de que fuera contribuyendo, puestas ya en marcha las mutualidades y asociaciones voluntarias y autónomas, para ir compitiendo con los elementos aún capitalizados por manos no “obreras”; pero en modo alguno cuando esto supusiera una dinámica al alza, o simplemente no condicionada a establecerse al precio de costo. Dicha máxima también es extensible al que él, como Warren, llamaba Comercio Justo. No se basa como Proudhon en la intervención de la sociedad, sino, como Warren, en: “Un principio que pondrá fin a todas las actuales fluctuaciones de precios y, por consiguiente, a la inseguridad y la ruina que estas fluctuaciones acarrean, y ayudará a levantarse a aquellos que están ahora arruinados.
Tiende a poner fin a todos los tipos de especulación.
Tiene un sonoro y racional medio de cambio, una real y definida representación de la riqueza.
Está basada exclusivamente en el trabajo como el único capital legítimo. Este medio de cambio posee una tendencia natural a disminuir gradualmente el valor y el uso del dinero, hasta finalmente liquidarlo y, por consiguiente, para barrer toda la masa aplastante de fraude, iniquidad, crueldad, corrupción e imposición que se construyen sobre él.
Al ser el medio de cambio emitido sólo por aquellos que trabajan, estos tendrían en sus manos el poder y la riqueza, mientras que aquellos que no trabajan, aunque ahora sean ricos, se tornarían pobres y sin poder…
Demostrando así que los negocios de la comunidad pueden ser así resueltos por un natural e irresistible proceso, sin combinación, sin organización, sin leyes, sin gobierno, sin la renuncia de cualquier porción de la libertad natural del individuo.
La necesidad de cada uno de pagar en su propia labor por lo que consume permite el único y legítimo control sobre el lujo excesivo, que ha arruinado individuos, estados e imperios y que está a punto de traernos la ruina casi universal a todos.
El comercio justo no amuebla ninguna oficina para el ambicioso, ni ofrece oportunidades a quienes deseen elevarse por encima de las personas o las propiedades de otros. Por consiguiente, no ofrece ninguna tentación para tal clase de gente y estos no se hallarán entre los primeros en adoptar el COMERCIO JUSTO. Éste apela, primero que nada, a la mayoría oprimida, a los humildes, a los de abajo, y será adoptado primero por ellos y por aquellos que no tienen ningún deseo de vivir a expensas de los demás, así como por todos aquellos, ricos o pobres, cuyas superiores cualidades morales o intelectuales les permitan apreciar algunas de las inefables bendiciones que serían el resultado de tal estado de la existencia humana.”
El Individuo podía hacer cuanto quisiera con sus medios de producción, alquilarlos, venderlos, o enajenarlos, en cuanto a la compra esta era perfectamente propicia, mientras no se lesionara el derecho del “comprador”, llevando la máxima al “comercio cotidiano” a quedado bien expuesto que la idea era establecer el medio de cambio en función del “valor trabajo”, complementado según Proudhon con el “ valor de tiempo, de gasto, y de uso-utilidad” y el “valor cooperativo” (para los productos que requieren más de la labor de una persona) coincidiendo (paralela pero inconexamente ) con el mismo concepto del “valor tiempo” de Warren, sin que ninguna injerencia pudiera coadyuvar al “valor trabajo” ni al precio de coste, tal y como ya he expuesto anteriormente.
Haciendo espacial hincapié en que este sistema de intercambio esta bosquejado, principalmente para “LOS POBRES Y HUMILDES”, “PARA LOS DE ABAJO”, pues era una propuesta que “NO OFRECE OPORTUNIDADES A LOS QUE DESEEN ELEVARSE POR ENCIMA DE LAS PERSONAS O DE LAS PROPIEDADES DE LAS DEMÁS PERSONAS”… por lo que los defensores del Lucro, quedáis fueras del Mutualismo, sea cual sea su vertiente.
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Vuestro sistema económico dista diametralmente del especulado por Tucker, pero en lo “social” estáis en las antípodas. Vosotros no usáis lo social como un “carro de batalla” a favor de la “igualación económica y la desaparición de la pobreza”, lo usáis para refrendar el privilegio de las “elites”. Habláis de “recompensar de forma distinta los distintos esfuerzos realizados” y no en función de la necesidad, sino en función del aparente “propio esfuerzo”. Pero 1º ¿Quién puede determinar si A se ha esforzado más que B? o mejor aún, establezcas dicha premisa y el tiro os saldrá contra vuestra propia cara, pues A con 20 años y sin cargas familiares ha podido hacer 2 sillas en 1 hora mientras que B, con 40, y cargado de hijos a los que atender, solo ha podido hacer esas mismas dos sillas en 5…. si contabilizáis por horas, B tendría derecho a más que A, y si contabilizáis por esfuerzo ¿Acaso B no ha agotado casi todas sus energías en lo que a A no le ha supuesto ningún esfuerzo? B seguiría teniendo que recibir más… quizás reculáis, y os veis obligados a reconocer que no se valorará más el “esfuerzo” sino lo “producido” y la “demanda de lo producido”, que es, para vosotros, la que determina el precio independientemente del “costo” y por tanto abocándonos a la “especulación salvaje” que hoy padecemos. Ante una sequía continuada y la escasez de arroz, vuestra propuesta es que suba el precio de un articulo de primera necesidad pues al haber menos existencias “sube la demanda”, demanda que como sobre todo alimento de primera necesidad es continua, es decir, planteáis reproducir y redundar el sistema ya existente, en el que la carencia aumenta la carestía y así los productos más básicos, necesarios y apremiantes solo estarán a disposición de aquellos que puedan permitirse pagar su alto e inflamado nuevo precio, mientras que los que no puedan permitírselo no podrán acceder a aquello que les suministra su propia vida, sea arroz, pan o agua, y solo les quedará morir… sigamos, ¿Qué determinaría que lo producido por B no vale más que lo producido por A? el resultado puede ser el mismo, pero no estáis valorando el trabajo realizado, ni mucho menos las necesidades del trabajador ni su personal coyuntura, pues son las circunstancias de B, agotado y con hijos, las que determinan sus necesidades con independencia de los producido. Si A esta físicamente más capacitado para producir que B ¿Con que razón le estaríais dando más a quien menos necesita?, ¿Es eso justicia?, él puede ser capaz de producir más, pero también ha gastado menos sus energías, también ha producido menos domésticamente, también lleva menos años produciendo… esto es extrapolable a esa “aristocracia de facultades productivas” que pretendéis sancionar, apuntalar y de la que hacéis apología, habláis de Proudhon sin conocerlo siquiera, os remito a sus palabras: “La igualdad, tan odiosa al economista, todo lo debe a la economía política… determinar en especie el valor de un talento cualquiera es cosa imposible, porque el talento y los méritos son inconmensurables. ¿Por qué motivo razonable puede justificarse que un médico debe ganar doble, triple o céntuple que un campesino? Dificultad inextricable que nunca ha sido resuelta sino por la avaricia, la necesidad y la opresión. No es así, ciertamente, como debe determinarse el derecho de talento. ¿Pero qué criterio seguir para señalarlo?
He afirmado antes que el médico no puede ser peor retribuido que cualquier otro productor, que no debe quedar por bajo de la igualdad, y no me detendré a demostrarlo.
Pero ahora añado que tampoco puede elevarse por cima de esa misma igualdad, porque su talento es una propiedad colectiva que no ha pagado y de la que siempre será deudor. Así como la creación de todo instrumento de producción es el resultado de un esfuerzo colectivo, el talento y la ciencia de un hombre son producto de la inteligencia universal y de una ciencia general lentamente acumulada por multitud de sabios, mediante el concurso de un sinnúmero de industrias inferiores. Aun cuando el médico haya pagado sus profesores, sus libros, sus títulos y satisfecho todos sus gastos, no por eso puede decirse que ha pagado su talento, como el capitalista tampoco ha pagado su finca y su palacio con el salario de sus obreros. A un mismo tiempo existen en él un trabajador libre y un capital social acumulado.
Quizá hubiera más motivos para disminuir la retribución del talento que para aumentarla sobre la condición común, si no correspondiese su mérito a los sacrificios que exige. Todo productor recibe una instrucción, todo trabajador es una inteligencia, una capacidad, es decir, una propiedad colectiva cuya creación no es igualmente costosa. Para formar un cultivador y un artesano son necesarios pocos maestros, pocos años y pocos elementos tradicionales. El esfuerzo generador y (si se me permite la frase) la duración de la gestación social, están en razón directa de la superioridad de las capacidades. Pero mientras el médico, el poeta, el artista, el sabio, producen poco y tarde, la producción del labrador es más constante y sólo requiere el transcurso de los años.
La sociedad puede, en rigor, pasarse sin prosa, ni versos, ni música, ni pintura; pero no puede estar un solo día sin comida ni alojamiento […]
La palabra superioridad carece de sentido. Si Homero me recita sus versos, apreciaré su genio sublime, en comparación del cual yo, sencillo pastor, humilde labriego, no soy nada. Si se compara obra con obra, ¿qué son los quesos que produzco y las habas que cosecho para el mérito de una Ilíada? Pero si, como precio de su inimitable poema, Homero quiere apoderarse de cuanto tengo y hacerme su esclavo, renuncio al placer de sus versos y le doy además las gracias. Yo puedo pasarme sin la Ilíada, mientras Homero no puede estar veinticuatro horas sin mis productos.”
Así nos hablaba Proudhon, no establezcáis, y menos en su nombre, un innoble agravio comparativo, un caso de despiadada injusticia, considerando superior la fuerza de A, incluso la ciencia de un tal C, con la labor igual de invalorable, como productor laboral y domestico, de B.
Y esto nos lleva a la última parte del mensaje, aquel que desvela vuestro verdadero rostro y que, aunque intentáis resistiros a ello, os incrusta en las filas del DARWINISMO SOCIAL. No gastare más saliva en este aspecto, habéis intentado quitaros de encima esa etiqueta por los más variados causes, y aún alejándola de vosotros con una mano, os la acercáis con la otra, cada motivo que dais para demostrar que no “sois”, acaba demostrando que, infaliblemente, lo “sois”. Lo explicaré de forma muy escueta y concisa, ¿Qué es el darwinismo social? Es la extrapolación de las máximas que estableció Darwin sobre la rivalidad en los animales “irracionales”, a los animales “racionales”. Es decir, Darwin estableció los conceptos de la “selección natural” en base a “la lucha por la vida” y “la supervivencia de los más aptos”, llevada exclusivamente al campo de los animales que él había analizado en las Galápagos, y ahí se acaba su responsabilidad sobre dicha materia (bien es verdad que cuando Huxley y los maltusianos expresaron a abusar de dicha teoría, aplicándola a los humanos, él no ejerció gran oposición al respecto), después toda una cohorte de economistas liberales, empresarios de toda ralea, pioneros eugenistas, imperialistas, y demás usaron dicha teoría como justificación científica de la existencia de “ricos” y “pobres” de la preeminencia de los que se creen “fuertes” sobre lo que son anatemizados como “débiles”. En el campo de las “ciencias naturales” Kropotkin no negó que existiera la competencia, lo que negó, en base las innumerables muestras de simbiótica colaboración, es que la rivalidad fuera “el motor del progreso”, pues era en el “apoyo mutuo” donde él encontraba la fuente del “avance histórico” y de la “evolución de las especies”, humanas o no. Sobre el origen del Darwinismo Social él nos dice: “Se sabe hasta qué punto la fórmula de Darwin, llamada lucha por la existencia, ha sido interpretada por sus partidarios en general, aun por los más inteligentes, tales como Huxley. No hay infamia alguna en la sociedad civilizada o en las relaciones de los blancos con las llamadas “razas inferiores”, o en las del fuerte con el débil, que no pueda encontrar su excusa en ella… hallé que la interpretación de lucha por la existencia en el sentido del grito de guerra: ¡Ay de los vencidos! elevado a la altura de un mandato de la naturaleza revelado por la ciencia, estaba tan profundamente arraigado en este país, que se había convertido poco menos que en dogma”. Cuando Kropotkin anunció su idea de impugnar la influencia del Darwinismo Social por medio de su Apoyo Mutuo, muchos Beates y demás saludaron y aplaudieron la iniciativa pues según ellos “ese era el verdadero Darwinismo”.
El Darwinismo Social es por tanto una interesada interpretación de las ideas de Darwin que lleva a sus partidarios a excusar todas las desigualdades, privilegios y brutalidades “civilizadoras”, en pos de dicha tesis. La idea de que los pobres lo son “porque quieren, porque son inferiores, porque lo merecen”, la idea de que el poderoso debe vigilar su alcancía para impedir que los débiles pongan sus “tiñosas” manos en ella, la idea de que el más desfavorecido no tiene motivo alguno para reclamar o quejarse, es la piedra angular de dicho Darwinismo Social, y Aquiles lo ha plasmado perfectamente con estas palabras: “Además, el hecho de que unos tuvieran menor capacidad no les daría derecho a apoderarse de lo que producen los de mayor capacidad”, es decir: “Mutilados, viejos, niños, y todos los que seáis incapaces de producir ¡PERECED!”… he ahí vuestro beatifico credo. Sois Darwinistas Sociales, partidarios del Liberalismo Salvaje, de las mismas consignas que el Capitalismo más voraz, desde los “cuernos” hasta el “rabo”.
Esto nos decía Tucker (Citado por Rudolf Rocker en su estudio sobre “Los Libertarios Americanos”): “Quiero propiciar esa reciprocidad entre gentes honestas frente al monopolio que, al regimentar a todo el pueblo en su servicio, destruye la independencia personal, la primera base de la reciprocidad. Otra base de ésta es el sentimiento social, el deseo, el placer de obrar socialmente por tanto honestamente, con desinterés… lo que me impide establecer la “comunidad de bienes” es mi negativa a pasar por el comunismo autoritario, pero mi sentir sincero es que los pobres y desvalidos tengan por primera vez sus necesidades saciadas íntegramente, pues confió en que el individuo, una vez librado del peso del monopolio y la ciega productividad capitalista, tienda su mano a su vecino y colaboren en armonía”.
En una de sus conferencias dijo: “Mi vecino no es mi enemigo sino mi amigo, y yo también lo seré de él si ambos reconocemos mutuamente este hecho. Nosotros nos ayudamos para lograr una mejor, más llena y más feliz vida y este servicio aumentaría grandemente si nosotros cesáramos de restringir, estorbar u oprimir a otros. ¿Por qué no podemos estar de acuerdo en que cada cual viva su propia vida, sin transgredir ninguno de nosotros el límite que separa nuestras individualidades?” Mediante este razonamiento la humanidad se encamina al verdadero contrato social, que no se encuentra, tal como Rousseau lo imaginara, en el origen de la sociedad, sino que es el resultado de una larga experiencia social, el fruto de sus tonterías y desastres”.
Tucker no es por tanto el “monstruo insensible” que sus detractores creen, y que sus “falsos defensores” nos muestran, él era un Anarquista cuyo miedo a caer en el absorbente “comunismo de Estado” le llevo a diseñar una alternativa mediante la cual el Individuo no se viera obligado a cederle nada al Gobierno, ni siquiera su propiedad (tal y como defendemos el resto de Anarquistas) el problema surge cuando sus propuestas tocan “cómo” repartirle los “medios de producción” a los trabajadores, “cómo” conquistarlos, y “cómo” interactuar con ellos, es en eso en lo que la mayoría de los Anarquistas lo pensamos equivocado, pero igual que creemos que lo estuvo Bakunin, y tantos otros (para Malatesta lo estaba Kropotkin, y para Bakunin lo estaba Proudhon, la idea es que sean los propios individuos los que escojan, o mejor, creen, su propio sistema económico).
Armand nos decía, con mucha razón, que: “La solidaridad forzada no merece tal nombre”, este planteamiento que tanto os gusta os parece la “piedra de toque” de vuestro “fagocitador sistema caníbal”, decís: “Los anarquistas no creen que se pueda obligar a nadie a hacer lo que no quiera, ni siquiera a actuar “bien”, así que nadie puede obligarme a echarle una cuerda a esos niños que se están ahogando”, cierto, pero en base al mismo planteamiento ¡Vosotros tampoco podéis impedir que los demás deseen ayudar a sus congéneres!, y he ahí el deleznable error de vuestros planteamientos, vuestro sistema impide, imposibilita, anula y coarta cualquier intento de ejercer la solidaridad desinteresada, pues basándose en una “competencia perpetua” cuyo fin en si mismo es garantizar el lucro, y cuyo infundido “factor equilibrador” consiste en “perpetuar la propia competencia” impide que nadie pueda desviar porción alguna de sus “beneficios” para ayudar a nadie, en pos de ninguna clase de altruismo para sus semejantes, pues según las leyes de esa “competencia centrifuga”, dedicar cualquier porción alícuota de lo retribuido a cualquier otra función lejos de la propia manutención, o del propio enriquecimiento, mediante al porcentaje que debe ponerse en circulación para poder seguir siendo competitivo por medio de la compra y venta de materias primas (o elaboradas si ya no hablamos de producir, sino de especular), supone el suicidio de cualquiera que intente ejercitar cualquier actividad filantrópica, pues el productor deja de ser competitivo, y obtiene así su propia miseria y la de su familia, siendo entonces él el que se hace merecedor de ayuda.
“¡Si quiere ser “solidario” que aumente la producción, y si le es imposible trabajar más de lo que lo hace que muera junto con los “pobres” a los que tanto cariño les tiene!” es este vuestro grito de guerra, la imposibilidad real y material de ayudar a nadie. Habláis de “Voluntad”, de “Individualidad”, y de “Libertad”, pero estas palabras se vuelven huecas en vuestras fariseas bocas, en base a esos tres conceptos no queréis ayudar a los demás, pero ¿Por qué vuestro sistema me impide que Yo, también en base a esos tres conceptos, pueda ayudar a los demás? Vuestro sistema supone una carga extra y lesiva para todos aquellos que pretendan ayudar a los demás, retirando un dividendo del “mercado competitivo” para ayudar a otros, busco y obtengo mi propia ruina, así que si no quiero sumirme en la más acuciante pobreza, tendré que dejar que los demás, enfermos mentales o imposibilitados físicos, ancianos sin familia, niños abandonados, mueran deshidratados y de inanición ante mis propios ojos, independientemente de lo que me dicte mi propia sensibilidad.
En el sistema Comunista Libertario, como se demostró en el 36, nadie esta obligado a ayudar a los demás, quién quiera trabajar individualmente, y consumir individualmente, está en su perfecto derecho, intercambiara si le place con el resto de la comunidad para poder obtener productos más diversos de los que él mismo produce, y se convivirá en perfecta armonía, así lo afirmaba Montseny: “Los derechos del individuo a la soledad, si así lo desea, al trabajo solitario, si sus inclinaciones a ello le llevan, son siempre reconocidos”, pero ¿Se reconoce en vuestro sistema el derecho al trabajo común y a la puesta en común de lo producido, a que se establezca la propiedad colectiva sobre los medios de producción y sobre los bienes de consumo, a ceder una parte de lo producido por dicha colectividad a quienes no pueden producir y que por el mero hecho de existir ya tienen derecho a consumir todo cuanto prolongue su propia vida? En vuestro sistema se hace imposible la solidaridad, el apoyo mutuo, la manutención de las personas imposibilitadas para producir, en vuestro sistema se coarta la Voluntad de ayudar, se aniquila la Individualidad de quién quiera ser solidario, se escarnece la Libertad de quién se proponga hacer justicia mediante la socialización de los bienes de consumo.
En nuestro sistema sois libres de no ser solidarios, en el vuestro se nos impide serlo. He ahí la diferencia de quienes promueven y defienden la Libertad, la Voluntad y la Individualidad.
En otros orden de cosas las diferencias siguen siendo primordiales, aún en los errores más estúpidos e injustificables de Tucker, el sabía encontrar una “válvula de escape” proporcionada por su sensibilidad, aún defendiendo el “comercio de la seguridad” (una forma de autoridad no contemplada por él), pues confiaba en que esta “seguridaD2 fuera cada vez menos necesaria. Él mostraba una profunda confianza en el Individuo, y una profundad sensibilidad hacía los sufrientes, la cuestión social tenía un gran peso en él, cosa que vosotros no tocáis, si atacaba la “caridad”, era porque según sus palabras quería: “Solidaridad y Justicia”, porque tal y como nos contaba: “Yo he leído u oído en alguna parte acerca de una inscripción colocada en cierta institución caritativa:
"Este hospicio fue construido por una persona pía,
aunque primero fabricó los pobres que lo habitan."
Y me parece a mí que eso es lo que pasa con nuestras prisiones. Ellas están llenas de delincuentes que nuestro virtuoso estado ha creado con sus leyes inicuas, sus monopolios destructivos y las horribles condiciones sociales que son su resultado. Nosotros creamos leyes que fabrican criminales y después las utilizamos para castigarlos”.
En sus discursos solo se oyen referencias a los “pobres” y a la “pobreza”, a la “miseria” y los “desposeídos”, a los “desvalidos”, a la “clase más pobre y numerosa”, utilizando siempre este recurrente término de Proudhon, en vuestros mensajes tales cosas “brillan por su ausencia”, no defendéis vuestro sistema económico en pos de una sensibilidad Anarquista que pretenda erradicar la “miseria”, solo usáis la Anarquía como una herramienta que, tal y como pensaban los “liberales radicales” y determinados “utilitaristas”, os permitan culminar vuestras ambiciones económicas, os habéis planteado: “¿En que sistema se nos daría rienda suelta para todos nuestros manejos capitalistas?... ah, la Anarquía”, sin daros cuenta de que un Anarquista nunca consentirá doblar el espinazo ante otra encarnación Autoritaria, y es eso lo que vosotros pretendéis, no esperéis por tanto ningún acto de genuflexión por nuestra parte, sino queremos someternos a Nadie, es porque esperamos que tampoco Nadie se someta a nosotros, es ante tal planteamiento ante el que os reveláis como auténticos Capitalistas.
Aquiles, recupero otra vez lo que tú has dicho: “Además, el hecho de que unos tuvieran menor capacidad que otros no les daría derecho a apoderarse de lo que producen los de mayor capacidad”, como ya he explicado no se puede “forzar” la solidaridad, y como también he explicado tampoco se puede “forzar” la insolidaridad tal y como vosotros planteáis, por lo que tampoco el hecho de que unos tuvieran mayor capacidad que otros les daría derecho a apropiarse de la libertad de los que tienen menor capacidad, ni de la libertad de todos aquellos que pretendieran poner el esfuerzo de su trabajo en común, ni la de todos aquellos que pretendieran tomar aquello que necesiten sin más prescripción que su voluntad, ni la de todos aquellos que pretendieran producir cuanto pudieran sin la prerrogativa de tal o cual “meta obligatoria”, ni la de todos aquellos que pretendieran establecer la abolición sobre la propiedad privada sobre su propia producción, ni la de quienes proclamaran que Todo es de Todos, pues igual que espero que en un sistema comunista libertario los que creáis en la “propiedad privada” viváis como gustéis sin que nadie os obligue a lo contrario, también espero que los “paladines de la “propiedad privada” no nos impongan su respeto, ni nos obliguen a someternos a sus preceptos, pues ahí recade la diferencia ya señalada, vosotros aniquiláis la Libertad de ser solidarios, mientras que a nosotros nos trae sin cuidado que no lo seáis, mientras no nos obliguéis a acatar vuestras premisas, ni a poner nuestro esfuerzo a vuestro servicio, pues las invectivas en las que habláis de “vender o comprar obreros”, de los trabajadores como una “vulgar mercancía”, esas palabras que tratan de trasmutar a los “Individuos en objetos”, no es más que la simple y llana esclavitud… así que si habláis de Libertad, que no sean los que se creen “más capacitados”, los que coartan la Libertad de los que menos producen, y de todos los demás, limitándole una de las Libertades más importantes, aquella que es originaria de vida, la de Alimentarse.
Pues la autoridad que obliga a una cosa no es menos autoridad que la que obliga a otra, y si no queréis que se os obligue a “ayudar” ¿Con que derecho pretendéis obligar a los demás a erradicar el “apoyo mutuo” de su pecho?, Sois autoritarios, tan solo que no os dais cuenta, pues como todos estáis ciegos, y no veis que vuestra Autoridad es igual que la demás, sencillamente la vuestra, como tantas, es unidireccional, y hasta que no miréis para atrás y veáis el reguero de cadáveres a vuestras espaldas, solo comprenderéis la Autoridad que os viene de frente, la de horizonte, y no la ejercéis en vuestro cogote.
He afirmado antes que el médico no puede ser peor retribuido que cualquier otro productor, que no debe quedar por bajo de la igualdad, y no me detendré a demostrarlo.
Pero ahora añado que tampoco puede elevarse por cima de esa misma igualdad, porque su talento es una propiedad colectiva que no ha pagado y de la que siempre será deudor. Así como la creación de todo instrumento de producción es el resultado de un esfuerzo colectivo, el talento y la ciencia de un hombre son producto de la inteligencia universal y de una ciencia general lentamente acumulada por multitud de sabios, mediante el concurso de un sinnúmero de industrias inferiores. Aun cuando el médico haya pagado sus profesores, sus libros, sus títulos y satisfecho todos sus gastos, no por eso puede decirse que ha pagado su talento, como el capitalista tampoco ha pagado su finca y su palacio con el salario de sus obreros. A un mismo tiempo existen en él un trabajador libre y un capital social acumulado.
Quizá hubiera más motivos para disminuir la retribución del talento que para aumentarla sobre la condición común, si no correspondiese su mérito a los sacrificios que exige. Todo productor recibe una instrucción, todo trabajador es una inteligencia, una capacidad, es decir, una propiedad colectiva cuya creación no es igualmente costosa. Para formar un cultivador y un artesano son necesarios pocos maestros, pocos años y pocos elementos tradicionales. El esfuerzo generador y (si se me permite la frase) la duración de la gestación social, están en razón directa de la superioridad de las capacidades. Pero mientras el médico, el poeta, el artista, el sabio, producen poco y tarde, la producción del labrador es más constante y sólo requiere el transcurso de los años.
La sociedad puede, en rigor, pasarse sin prosa, ni versos, ni música, ni pintura; pero no puede estar un solo día sin comida ni alojamiento […]
La palabra superioridad carece de sentido. Si Homero me recita sus versos, apreciaré su genio sublime, en comparación del cual yo, sencillo pastor, humilde labriego, no soy nada. Si se compara obra con obra, ¿qué son los quesos que produzco y las habas que cosecho para el mérito de una Ilíada? Pero si, como precio de su inimitable poema, Homero quiere apoderarse de cuanto tengo y hacerme su esclavo, renuncio al placer de sus versos y le doy además las gracias. Yo puedo pasarme sin la Ilíada, mientras Homero no puede estar veinticuatro horas sin mis productos.”
Así nos hablaba Proudhon, no establezcáis, y menos en su nombre, un innoble agravio comparativo, un caso de despiadada injusticia, considerando superior la fuerza de A, incluso la ciencia de un tal C, con la labor igual de invalorable, como productor laboral y domestico, de B.
Y esto nos lleva a la última parte del mensaje, aquel que desvela vuestro verdadero rostro y que, aunque intentáis resistiros a ello, os incrusta en las filas del DARWINISMO SOCIAL. No gastare más saliva en este aspecto, habéis intentado quitaros de encima esa etiqueta por los más variados causes, y aún alejándola de vosotros con una mano, os la acercáis con la otra, cada motivo que dais para demostrar que no “sois”, acaba demostrando que, infaliblemente, lo “sois”. Lo explicaré de forma muy escueta y concisa, ¿Qué es el darwinismo social? Es la extrapolación de las máximas que estableció Darwin sobre la rivalidad en los animales “irracionales”, a los animales “racionales”. Es decir, Darwin estableció los conceptos de la “selección natural” en base a “la lucha por la vida” y “la supervivencia de los más aptos”, llevada exclusivamente al campo de los animales que él había analizado en las Galápagos, y ahí se acaba su responsabilidad sobre dicha materia (bien es verdad que cuando Huxley y los maltusianos expresaron a abusar de dicha teoría, aplicándola a los humanos, él no ejerció gran oposición al respecto), después toda una cohorte de economistas liberales, empresarios de toda ralea, pioneros eugenistas, imperialistas, y demás usaron dicha teoría como justificación científica de la existencia de “ricos” y “pobres” de la preeminencia de los que se creen “fuertes” sobre lo que son anatemizados como “débiles”. En el campo de las “ciencias naturales” Kropotkin no negó que existiera la competencia, lo que negó, en base las innumerables muestras de simbiótica colaboración, es que la rivalidad fuera “el motor del progreso”, pues era en el “apoyo mutuo” donde él encontraba la fuente del “avance histórico” y de la “evolución de las especies”, humanas o no. Sobre el origen del Darwinismo Social él nos dice: “Se sabe hasta qué punto la fórmula de Darwin, llamada lucha por la existencia, ha sido interpretada por sus partidarios en general, aun por los más inteligentes, tales como Huxley. No hay infamia alguna en la sociedad civilizada o en las relaciones de los blancos con las llamadas “razas inferiores”, o en las del fuerte con el débil, que no pueda encontrar su excusa en ella… hallé que la interpretación de lucha por la existencia en el sentido del grito de guerra: ¡Ay de los vencidos! elevado a la altura de un mandato de la naturaleza revelado por la ciencia, estaba tan profundamente arraigado en este país, que se había convertido poco menos que en dogma”. Cuando Kropotkin anunció su idea de impugnar la influencia del Darwinismo Social por medio de su Apoyo Mutuo, muchos Beates y demás saludaron y aplaudieron la iniciativa pues según ellos “ese era el verdadero Darwinismo”.
El Darwinismo Social es por tanto una interesada interpretación de las ideas de Darwin que lleva a sus partidarios a excusar todas las desigualdades, privilegios y brutalidades “civilizadoras”, en pos de dicha tesis. La idea de que los pobres lo son “porque quieren, porque son inferiores, porque lo merecen”, la idea de que el poderoso debe vigilar su alcancía para impedir que los débiles pongan sus “tiñosas” manos en ella, la idea de que el más desfavorecido no tiene motivo alguno para reclamar o quejarse, es la piedra angular de dicho Darwinismo Social, y Aquiles lo ha plasmado perfectamente con estas palabras: “Además, el hecho de que unos tuvieran menor capacidad no les daría derecho a apoderarse de lo que producen los de mayor capacidad”, es decir: “Mutilados, viejos, niños, y todos los que seáis incapaces de producir ¡PERECED!”… he ahí vuestro beatifico credo. Sois Darwinistas Sociales, partidarios del Liberalismo Salvaje, de las mismas consignas que el Capitalismo más voraz, desde los “cuernos” hasta el “rabo”.
Esto nos decía Tucker (Citado por Rudolf Rocker en su estudio sobre “Los Libertarios Americanos”): “Quiero propiciar esa reciprocidad entre gentes honestas frente al monopolio que, al regimentar a todo el pueblo en su servicio, destruye la independencia personal, la primera base de la reciprocidad. Otra base de ésta es el sentimiento social, el deseo, el placer de obrar socialmente por tanto honestamente, con desinterés… lo que me impide establecer la “comunidad de bienes” es mi negativa a pasar por el comunismo autoritario, pero mi sentir sincero es que los pobres y desvalidos tengan por primera vez sus necesidades saciadas íntegramente, pues confió en que el individuo, una vez librado del peso del monopolio y la ciega productividad capitalista, tienda su mano a su vecino y colaboren en armonía”.
En una de sus conferencias dijo: “Mi vecino no es mi enemigo sino mi amigo, y yo también lo seré de él si ambos reconocemos mutuamente este hecho. Nosotros nos ayudamos para lograr una mejor, más llena y más feliz vida y este servicio aumentaría grandemente si nosotros cesáramos de restringir, estorbar u oprimir a otros. ¿Por qué no podemos estar de acuerdo en que cada cual viva su propia vida, sin transgredir ninguno de nosotros el límite que separa nuestras individualidades?” Mediante este razonamiento la humanidad se encamina al verdadero contrato social, que no se encuentra, tal como Rousseau lo imaginara, en el origen de la sociedad, sino que es el resultado de una larga experiencia social, el fruto de sus tonterías y desastres”.
Tucker no es por tanto el “monstruo insensible” que sus detractores creen, y que sus “falsos defensores” nos muestran, él era un Anarquista cuyo miedo a caer en el absorbente “comunismo de Estado” le llevo a diseñar una alternativa mediante la cual el Individuo no se viera obligado a cederle nada al Gobierno, ni siquiera su propiedad (tal y como defendemos el resto de Anarquistas) el problema surge cuando sus propuestas tocan “cómo” repartirle los “medios de producción” a los trabajadores, “cómo” conquistarlos, y “cómo” interactuar con ellos, es en eso en lo que la mayoría de los Anarquistas lo pensamos equivocado, pero igual que creemos que lo estuvo Bakunin, y tantos otros (para Malatesta lo estaba Kropotkin, y para Bakunin lo estaba Proudhon, la idea es que sean los propios individuos los que escojan, o mejor, creen, su propio sistema económico).
Armand nos decía, con mucha razón, que: “La solidaridad forzada no merece tal nombre”, este planteamiento que tanto os gusta os parece la “piedra de toque” de vuestro “fagocitador sistema caníbal”, decís: “Los anarquistas no creen que se pueda obligar a nadie a hacer lo que no quiera, ni siquiera a actuar “bien”, así que nadie puede obligarme a echarle una cuerda a esos niños que se están ahogando”, cierto, pero en base al mismo planteamiento ¡Vosotros tampoco podéis impedir que los demás deseen ayudar a sus congéneres!, y he ahí el deleznable error de vuestros planteamientos, vuestro sistema impide, imposibilita, anula y coarta cualquier intento de ejercer la solidaridad desinteresada, pues basándose en una “competencia perpetua” cuyo fin en si mismo es garantizar el lucro, y cuyo infundido “factor equilibrador” consiste en “perpetuar la propia competencia” impide que nadie pueda desviar porción alguna de sus “beneficios” para ayudar a nadie, en pos de ninguna clase de altruismo para sus semejantes, pues según las leyes de esa “competencia centrifuga”, dedicar cualquier porción alícuota de lo retribuido a cualquier otra función lejos de la propia manutención, o del propio enriquecimiento, mediante al porcentaje que debe ponerse en circulación para poder seguir siendo competitivo por medio de la compra y venta de materias primas (o elaboradas si ya no hablamos de producir, sino de especular), supone el suicidio de cualquiera que intente ejercitar cualquier actividad filantrópica, pues el productor deja de ser competitivo, y obtiene así su propia miseria y la de su familia, siendo entonces él el que se hace merecedor de ayuda.
“¡Si quiere ser “solidario” que aumente la producción, y si le es imposible trabajar más de lo que lo hace que muera junto con los “pobres” a los que tanto cariño les tiene!” es este vuestro grito de guerra, la imposibilidad real y material de ayudar a nadie. Habláis de “Voluntad”, de “Individualidad”, y de “Libertad”, pero estas palabras se vuelven huecas en vuestras fariseas bocas, en base a esos tres conceptos no queréis ayudar a los demás, pero ¿Por qué vuestro sistema me impide que Yo, también en base a esos tres conceptos, pueda ayudar a los demás? Vuestro sistema supone una carga extra y lesiva para todos aquellos que pretendan ayudar a los demás, retirando un dividendo del “mercado competitivo” para ayudar a otros, busco y obtengo mi propia ruina, así que si no quiero sumirme en la más acuciante pobreza, tendré que dejar que los demás, enfermos mentales o imposibilitados físicos, ancianos sin familia, niños abandonados, mueran deshidratados y de inanición ante mis propios ojos, independientemente de lo que me dicte mi propia sensibilidad.
En el sistema Comunista Libertario, como se demostró en el 36, nadie esta obligado a ayudar a los demás, quién quiera trabajar individualmente, y consumir individualmente, está en su perfecto derecho, intercambiara si le place con el resto de la comunidad para poder obtener productos más diversos de los que él mismo produce, y se convivirá en perfecta armonía, así lo afirmaba Montseny: “Los derechos del individuo a la soledad, si así lo desea, al trabajo solitario, si sus inclinaciones a ello le llevan, son siempre reconocidos”, pero ¿Se reconoce en vuestro sistema el derecho al trabajo común y a la puesta en común de lo producido, a que se establezca la propiedad colectiva sobre los medios de producción y sobre los bienes de consumo, a ceder una parte de lo producido por dicha colectividad a quienes no pueden producir y que por el mero hecho de existir ya tienen derecho a consumir todo cuanto prolongue su propia vida? En vuestro sistema se hace imposible la solidaridad, el apoyo mutuo, la manutención de las personas imposibilitadas para producir, en vuestro sistema se coarta la Voluntad de ayudar, se aniquila la Individualidad de quién quiera ser solidario, se escarnece la Libertad de quién se proponga hacer justicia mediante la socialización de los bienes de consumo.
En nuestro sistema sois libres de no ser solidarios, en el vuestro se nos impide serlo. He ahí la diferencia de quienes promueven y defienden la Libertad, la Voluntad y la Individualidad.
En otros orden de cosas las diferencias siguen siendo primordiales, aún en los errores más estúpidos e injustificables de Tucker, el sabía encontrar una “válvula de escape” proporcionada por su sensibilidad, aún defendiendo el “comercio de la seguridad” (una forma de autoridad no contemplada por él), pues confiaba en que esta “seguridaD2 fuera cada vez menos necesaria. Él mostraba una profunda confianza en el Individuo, y una profundad sensibilidad hacía los sufrientes, la cuestión social tenía un gran peso en él, cosa que vosotros no tocáis, si atacaba la “caridad”, era porque según sus palabras quería: “Solidaridad y Justicia”, porque tal y como nos contaba: “Yo he leído u oído en alguna parte acerca de una inscripción colocada en cierta institución caritativa:
"Este hospicio fue construido por una persona pía,
aunque primero fabricó los pobres que lo habitan."
Y me parece a mí que eso es lo que pasa con nuestras prisiones. Ellas están llenas de delincuentes que nuestro virtuoso estado ha creado con sus leyes inicuas, sus monopolios destructivos y las horribles condiciones sociales que son su resultado. Nosotros creamos leyes que fabrican criminales y después las utilizamos para castigarlos”.
En sus discursos solo se oyen referencias a los “pobres” y a la “pobreza”, a la “miseria” y los “desposeídos”, a los “desvalidos”, a la “clase más pobre y numerosa”, utilizando siempre este recurrente término de Proudhon, en vuestros mensajes tales cosas “brillan por su ausencia”, no defendéis vuestro sistema económico en pos de una sensibilidad Anarquista que pretenda erradicar la “miseria”, solo usáis la Anarquía como una herramienta que, tal y como pensaban los “liberales radicales” y determinados “utilitaristas”, os permitan culminar vuestras ambiciones económicas, os habéis planteado: “¿En que sistema se nos daría rienda suelta para todos nuestros manejos capitalistas?... ah, la Anarquía”, sin daros cuenta de que un Anarquista nunca consentirá doblar el espinazo ante otra encarnación Autoritaria, y es eso lo que vosotros pretendéis, no esperéis por tanto ningún acto de genuflexión por nuestra parte, sino queremos someternos a Nadie, es porque esperamos que tampoco Nadie se someta a nosotros, es ante tal planteamiento ante el que os reveláis como auténticos Capitalistas.
Aquiles, recupero otra vez lo que tú has dicho: “Además, el hecho de que unos tuvieran menor capacidad que otros no les daría derecho a apoderarse de lo que producen los de mayor capacidad”, como ya he explicado no se puede “forzar” la solidaridad, y como también he explicado tampoco se puede “forzar” la insolidaridad tal y como vosotros planteáis, por lo que tampoco el hecho de que unos tuvieran mayor capacidad que otros les daría derecho a apropiarse de la libertad de los que tienen menor capacidad, ni de la libertad de todos aquellos que pretendieran poner el esfuerzo de su trabajo en común, ni la de todos aquellos que pretendieran tomar aquello que necesiten sin más prescripción que su voluntad, ni la de todos aquellos que pretendieran producir cuanto pudieran sin la prerrogativa de tal o cual “meta obligatoria”, ni la de todos aquellos que pretendieran establecer la abolición sobre la propiedad privada sobre su propia producción, ni la de quienes proclamaran que Todo es de Todos, pues igual que espero que en un sistema comunista libertario los que creáis en la “propiedad privada” viváis como gustéis sin que nadie os obligue a lo contrario, también espero que los “paladines de la “propiedad privada” no nos impongan su respeto, ni nos obliguen a someternos a sus preceptos, pues ahí recade la diferencia ya señalada, vosotros aniquiláis la Libertad de ser solidarios, mientras que a nosotros nos trae sin cuidado que no lo seáis, mientras no nos obliguéis a acatar vuestras premisas, ni a poner nuestro esfuerzo a vuestro servicio, pues las invectivas en las que habláis de “vender o comprar obreros”, de los trabajadores como una “vulgar mercancía”, esas palabras que tratan de trasmutar a los “Individuos en objetos”, no es más que la simple y llana esclavitud… así que si habláis de Libertad, que no sean los que se creen “más capacitados”, los que coartan la Libertad de los que menos producen, y de todos los demás, limitándole una de las Libertades más importantes, aquella que es originaria de vida, la de Alimentarse.
Pues la autoridad que obliga a una cosa no es menos autoridad que la que obliga a otra, y si no queréis que se os obligue a “ayudar” ¿Con que derecho pretendéis obligar a los demás a erradicar el “apoyo mutuo” de su pecho?, Sois autoritarios, tan solo que no os dais cuenta, pues como todos estáis ciegos, y no veis que vuestra Autoridad es igual que la demás, sencillamente la vuestra, como tantas, es unidireccional, y hasta que no miréis para atrás y veáis el reguero de cadáveres a vuestras espaldas, solo comprenderéis la Autoridad que os viene de frente, la de horizonte, y no la ejercéis en vuestro cogote.
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El Hombre Guillotina
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Nuestro sentir Anarquista, nos impide motejarnos con tal o cual nombre ajeno, ni hacer “causa santa” de sus ideas, si Tucker dijo esto o aquello allí, eso no nos ata, desoiremos sus palabras si no nos parecen bien, incluso las impugnaremos si se nos antoja, pues como Anarquistas tampoco reconocemos un “patrón” o “maestro” teórico, a vosotros denominándoos “tuckeristas”, os pasa como a los marxistas, el nombre de su amo los encadena y no pueden mover un paso sin mirar si es acorde a las enseñanzas, obligados están a obedecerlo mientras se adscriban a una escuela cerrada, personalista y regida por alguna clase de Autoridad, vosotros estáis en igualdad de condiciones, pero con una salvedad aún más sangrante, vosotros os dais un nombre con el que, en cada exposición que hacéis, tenéis menos que ver.
Lo cual me lleva a plantearme una seria duda, si verdaderamente sois Anarquistas ¿qué necesidad tenéis de articularos en base a un principio económico, convertirlo en credo dogmatico y hacer propaganda y rivalidad con él en vez de con el propio Anarquismo? Es decir, yo Antes que partidario del comunismo libertario, antes que impugnador de la propiedad privada, y antes que todo lo demás, Soy Anarquista, mi idea es la de un Mundo sin Autoridad, con Libertad Absoluta, mediante la absoluta desaparición del Poder. Si vosotros proponéis lo mismo ¿vuestra propaganda no debería encaminarse a hablar de las “virtudes” de la ausencia de amos, de lo beneficioso de la abolición del Poder y la Autoridad?, claro, cada uno se circunscribe a las luchas que más les interesan, pero todas y cada una de esas luchas son, o bien un medio para alcanzar un fin, o bien un fin para alcanzar en Anarquía, pero no un objetivo ante el que posponer, postergar o relegar a la propia Anarquía, leyéndoos me he dado cuenta de una cosa… vuestro fin no es la Anarquía, y no son vuestras concepciones económicas un medio para alcanzarla, vuestro único fin es poder alcanzar vuestras concepciones económicas, la Anarquía solo es para vosotros un medio para intentar realizarlas… sois como los liberales decimonónicos, muchos se acercaron al Anarquismo pues este les permitiría librarse del Estado y darle rienda suelta a otro tipo de Autoridad, la del Dinero, la del Capital, la misma dinámicas de oprimidos y opresores parapetada como siempre en ricos y pobres. Sinceramente os recomendaría que dejarais la propaganda, la económica, pues la apolítica nunca la habéis hecho, y que os dedicarais a llevar vuestros planes a la practica dentro del propio sistema, el cual seguro que, encantado os abre las puertas, ya vivís en vuestro mundo ideal, en el que la competencia no tiene más finalidad que enriquecer a unos y empobrecer a otros, en el que el Capital supera al Trabajo sin que nadie repare en su vasectomica naturaleza, en el que la “clase más pobre y numerosa” vale tanto como sea capaz de producir, en el que los más golpeados por el Mazo Capitalista solo reciben la eugenésica muerte callejera, en el que los más pobres entre los pobres son pisoteados y vueltos a pisotear por los mismos que les regalan su “caridad, en el que la gente con dificultades físicas o mentales solo son carne de cañón para el arroyo, el hacinamiento hospitalario, o el cementerio.
Os lo digo totalmente en serio, el sistema que propugnáis no barrería ni una sola de las características que hacen que este mundo sea insoportable, no pretende erradicar esas dinámicas autoritarias que te condenan a vivir presionado y desesperado por las angustia del trabajo, los niveles de productividad y las inseguridad de alcanzar los niveles mínimos de subsistencia, ese “eres lo que haces”, ese entorno hostil del que no se puede esperar solidaridad ni compasión cuando se atraviesa “una mala racha”, que no esta dispuesto a garantizarte un mendrugo de pan cuando te encuentres imposibilitado para producir temporalmente, que te dejará morir de inanición cuando no puedas producir indefinidamente, la “selección natural”, “la lucha por la vida”, la “guerra social”, la “victoria de los más fuertes”, “la supervivencia del más apto”, esto solo os vale porque sentís con partir con ventaja en esa “carrera por la vida”, pero el día que os quedéis rezagados, cuando conozcáis los impedimentos físicos, cuando os alcance la edad y no halláis acumulado lo suficiente, entonces maldeciréis el sistema que hoy pretendéis reforzar, y os daréis cuenta de que “el cazador también puede convertirse en presa”, yo por mi parte siento repugnancia y escalofríos al plantearme vivir en un mundo así ¿Por qué? Porque ya vivo en él… nací en el sistema sobre el que hoy elucubráis y, a diferencia de vosotros, espero no morir en él.
Vuestro programa se reduce a esta sentencia que Max Nettlau lanzaba en su análisis de Gessel, Freigeld y de los fisiócratas: “Son cosas que no se pueden hacer sin tener el poder, y si se tuviese ese poder, no habría necesidad de hacerlas y se haría algo muy distinto.”
Como ya os dije, pretendéis un sistema en el que unos pocos tengan más de lo que pueden poseer y más de lo que pueden necesitar, obteniendo como resultado que los demás nos quedemos desposeídos y necesitados. Vuestro sistema es el vigente, vuestros enemigos también serán los que ya se le han declarado como tales al actual “orden” de cosas, Los Anarquistas tendrán que abortar hoy la Autoridad de vuestra corrompida simiente… el texto es largo, hay demasiado “piano”, “violín” y “harpas”, pero a fuerza de guillotina estáis descabezados. Salud.
Lo cual me lleva a plantearme una seria duda, si verdaderamente sois Anarquistas ¿qué necesidad tenéis de articularos en base a un principio económico, convertirlo en credo dogmatico y hacer propaganda y rivalidad con él en vez de con el propio Anarquismo? Es decir, yo Antes que partidario del comunismo libertario, antes que impugnador de la propiedad privada, y antes que todo lo demás, Soy Anarquista, mi idea es la de un Mundo sin Autoridad, con Libertad Absoluta, mediante la absoluta desaparición del Poder. Si vosotros proponéis lo mismo ¿vuestra propaganda no debería encaminarse a hablar de las “virtudes” de la ausencia de amos, de lo beneficioso de la abolición del Poder y la Autoridad?, claro, cada uno se circunscribe a las luchas que más les interesan, pero todas y cada una de esas luchas son, o bien un medio para alcanzar un fin, o bien un fin para alcanzar en Anarquía, pero no un objetivo ante el que posponer, postergar o relegar a la propia Anarquía, leyéndoos me he dado cuenta de una cosa… vuestro fin no es la Anarquía, y no son vuestras concepciones económicas un medio para alcanzarla, vuestro único fin es poder alcanzar vuestras concepciones económicas, la Anarquía solo es para vosotros un medio para intentar realizarlas… sois como los liberales decimonónicos, muchos se acercaron al Anarquismo pues este les permitiría librarse del Estado y darle rienda suelta a otro tipo de Autoridad, la del Dinero, la del Capital, la misma dinámicas de oprimidos y opresores parapetada como siempre en ricos y pobres. Sinceramente os recomendaría que dejarais la propaganda, la económica, pues la apolítica nunca la habéis hecho, y que os dedicarais a llevar vuestros planes a la practica dentro del propio sistema, el cual seguro que, encantado os abre las puertas, ya vivís en vuestro mundo ideal, en el que la competencia no tiene más finalidad que enriquecer a unos y empobrecer a otros, en el que el Capital supera al Trabajo sin que nadie repare en su vasectomica naturaleza, en el que la “clase más pobre y numerosa” vale tanto como sea capaz de producir, en el que los más golpeados por el Mazo Capitalista solo reciben la eugenésica muerte callejera, en el que los más pobres entre los pobres son pisoteados y vueltos a pisotear por los mismos que les regalan su “caridad, en el que la gente con dificultades físicas o mentales solo son carne de cañón para el arroyo, el hacinamiento hospitalario, o el cementerio.
Os lo digo totalmente en serio, el sistema que propugnáis no barrería ni una sola de las características que hacen que este mundo sea insoportable, no pretende erradicar esas dinámicas autoritarias que te condenan a vivir presionado y desesperado por las angustia del trabajo, los niveles de productividad y las inseguridad de alcanzar los niveles mínimos de subsistencia, ese “eres lo que haces”, ese entorno hostil del que no se puede esperar solidaridad ni compasión cuando se atraviesa “una mala racha”, que no esta dispuesto a garantizarte un mendrugo de pan cuando te encuentres imposibilitado para producir temporalmente, que te dejará morir de inanición cuando no puedas producir indefinidamente, la “selección natural”, “la lucha por la vida”, la “guerra social”, la “victoria de los más fuertes”, “la supervivencia del más apto”, esto solo os vale porque sentís con partir con ventaja en esa “carrera por la vida”, pero el día que os quedéis rezagados, cuando conozcáis los impedimentos físicos, cuando os alcance la edad y no halláis acumulado lo suficiente, entonces maldeciréis el sistema que hoy pretendéis reforzar, y os daréis cuenta de que “el cazador también puede convertirse en presa”, yo por mi parte siento repugnancia y escalofríos al plantearme vivir en un mundo así ¿Por qué? Porque ya vivo en él… nací en el sistema sobre el que hoy elucubráis y, a diferencia de vosotros, espero no morir en él.
Vuestro programa se reduce a esta sentencia que Max Nettlau lanzaba en su análisis de Gessel, Freigeld y de los fisiócratas: “Son cosas que no se pueden hacer sin tener el poder, y si se tuviese ese poder, no habría necesidad de hacerlas y se haría algo muy distinto.”
Como ya os dije, pretendéis un sistema en el que unos pocos tengan más de lo que pueden poseer y más de lo que pueden necesitar, obteniendo como resultado que los demás nos quedemos desposeídos y necesitados. Vuestro sistema es el vigente, vuestros enemigos también serán los que ya se le han declarado como tales al actual “orden” de cosas, Los Anarquistas tendrán que abortar hoy la Autoridad de vuestra corrompida simiente… el texto es largo, hay demasiado “piano”, “violín” y “harpas”, pero a fuerza de guillotina estáis descabezados. Salud.
Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
No es lo mismo. Aceptar la palabra plusvalía implica aceptar la palabra valor, coste, precio y muchos términos de la economía clásica que están estructurados y trabados para formar un discurso coherente. Si aceptas una palabra que sustenta un discurso, acabas absorbido por él. Puedes serlo al menos.semprellibertat escribió:Más bien son los conceptos ¿no?, qué más da si tu diciendo timo y yo diciendo plusvalía, estamos refiriéndonos a una misma cosa pero con palabras diferentes.
Por ejemplo, Stewee nos remite a un artículo de Valin, en el que se nos dice que el análisis de la explotacíón marxista es erróneo, ya que hay unas leyes de la Acción Humana que demuestran que el intercambio entre un capitalista y un obrero, está basado en la voluntariedad, ya que el obrero lo que busca es pasar de una situación a otra mejor. Si aceptas ese axioma, comienza una serie de razonamientos "lógicos" que edifican una paranoia de la hostia.
El obrero no acepta un salario por interés. Lo acepta porque nace en una sociedad que está así estructurada, asume unas reglas y formas de comportamiento, es entrenado para trabajar por un salario, necesita ese salario para vivir y no sabe hacer otra cosa que la que hace. Valin se pregunta que qué pasa con la propiedad que fue legítimamente apropiada, como si hubiese habido un acto voluntario un buen día y no un proceso gradual en el que unos acontecimientos trajeron otros. Y no se sabe por qué pasaron unos acontecimientos y no otros. Leí en su momento algunos resúmenes de los axiomas de Mises (ya digo que no se han molestado en traducir al castellano el libraco de Acción Humana), y todo deriva de la aceptación de unos axiomas que no necesitan ser demostrados. Como si en el comportamiento de los humanos hubiese algo evidente y universal, el deseo de pasar de lo peor a lo mejor. Es decir, que uno caga para no sentirse estreñido, y de ese comportamiento sacan Mises y Valin argumentos para demostrar que la explotación no existe, tan solo hay pactos voluntarios (abstrayendo origen, educación, entrenamiento, amistades e intereses). Mira lo que dicen del Mercado: que es la suma de acciones mercantiles voluntarias de las personas. Y a esa interacción se le atribuye "conciencia" y no solo eso: "omnisciencia". Se te dice que tus asuntos son aquellos que tu quieras tan ampliamente como desees; y a continuación se te dice que lo que mejor puedes saber son tus asuntos, no los de los demás.
Total, que no estoy dispuesto a admitir una metáfora que atribuya al mercado las cualidades de la deidad. Para creencias ya tenemos la católica, que es la religión verdadera. Y no creo en ella...
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El Hombre Guillotina
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Para todos aquellos que arguyan que no pueden contestar por mi “longitud y estilo”, para todos aquellos que pensado y reflexionado por medio de monosílabos no pueden más que escupir monosílabos, haré un resumen tan escueto que hasta de ellos hará las delicias. Mis conclusiones son que Proudhon y Tucker son Anarquistas, y que el Mutualismo que se inspira en ambos, es decir, el Mutualismo Proudhoniano y el Mutualismo Tuckeriano, el Mutualismo Clásico y el Anarco Individualismo Económico, son concepciones que, más o menos erradas, no intentan instituir, per se, un sistema Autoritario, ergo, son corrientes incuestionablemente Anarquistas… ahora bien, no reconozco a ninguno de los “liberales” aludidos en este tema ni como Mutualistas de una corriente ni como Mutualistas de otra, quienes quieran saber porqué que se remitan a mi mensaje, o mejor aún, a los suyos.
Me basé tan solo en la “palabra dada”, y confíe en quienes se decían “mutualistas” y no “capitalistas”, contra toda evidencia quise creer en sus palabras, pero visto lo que defienden unos y otros, son solo un “dragón arco iris” con diferencias cromáticas de tono, pues entre “capitalistas reconocidos” y “capitalistas no bautizados” solo existe una minima diferencia de grado… y más que en la teoría se fundamenta en vulgares nominalismos.
¿Soy yo quién para adjudicar títulos de “verdadero” o “falso” Anarquismo? Que cada uno se marque a fuego, como el ganado, el símbolo que prefiera, pero eso no merma ni un ápice mi capacidad para decir lo que veo, y entre los acusados de “liberales” no he visto ni una minima pulsión anti autoritaria, ni una débil brizna de Anarquismo.
A los “afectados” solo puedo recomendarles que dejen de motejarse de forma distinta a la que describen sus palabras y aspiraciones, si son “verdaderamente” Anarquistas, que hagan suyas las palabras de Déjacque y no se conformen con ser “un cuarto, un octavo o un dieciseisavo de Anarquista, del mismo modo que se es un cuarto, un octavo o un dieciseisavo de agente de cambio y bolsa”, sean Anarquistas con toda la fuerza de la palabra y no “Liberales” en vez de “Libertarios”, dejen de circunscribirse en función de simples proyectos económicos futuros que solo el tiempo es capaz de refrendar, dejen de encerrarse en formulas dogmáticas económicas cuando sobre tales cuestiones será el propio pueblo, ya libertado, a quien le corresponda la última palabra… especulen sobre economía, debatan, cuestionen y reflexionen, pero no la conviertan en la piedra angular de sus planteamientos, de lo contrario, y como ya he planteado, no estarán haciendo más que usar a la Anarquía como un medio para alcanzar sus fines económicos, en vez de que sus fines económicos este subordinados al advenimiento de la Anarquía.
Empiecen a ejercitar la Anarquía, impugnen la autoridad, se encarne en el Capital o el Estado, o de lo contrario practiquen con otros su “gimnasia económica”, y por favor déjense de adular, no soy una “mercancía”, ni me compro ni me vendo con “zalamerías”, espero ahora vuestro “vinagre”, yo seguiré diciendo, como aquel hijo de carpintero: “¡Vade Retro!”.
Me basé tan solo en la “palabra dada”, y confíe en quienes se decían “mutualistas” y no “capitalistas”, contra toda evidencia quise creer en sus palabras, pero visto lo que defienden unos y otros, son solo un “dragón arco iris” con diferencias cromáticas de tono, pues entre “capitalistas reconocidos” y “capitalistas no bautizados” solo existe una minima diferencia de grado… y más que en la teoría se fundamenta en vulgares nominalismos.
¿Soy yo quién para adjudicar títulos de “verdadero” o “falso” Anarquismo? Que cada uno se marque a fuego, como el ganado, el símbolo que prefiera, pero eso no merma ni un ápice mi capacidad para decir lo que veo, y entre los acusados de “liberales” no he visto ni una minima pulsión anti autoritaria, ni una débil brizna de Anarquismo.
A los “afectados” solo puedo recomendarles que dejen de motejarse de forma distinta a la que describen sus palabras y aspiraciones, si son “verdaderamente” Anarquistas, que hagan suyas las palabras de Déjacque y no se conformen con ser “un cuarto, un octavo o un dieciseisavo de Anarquista, del mismo modo que se es un cuarto, un octavo o un dieciseisavo de agente de cambio y bolsa”, sean Anarquistas con toda la fuerza de la palabra y no “Liberales” en vez de “Libertarios”, dejen de circunscribirse en función de simples proyectos económicos futuros que solo el tiempo es capaz de refrendar, dejen de encerrarse en formulas dogmáticas económicas cuando sobre tales cuestiones será el propio pueblo, ya libertado, a quien le corresponda la última palabra… especulen sobre economía, debatan, cuestionen y reflexionen, pero no la conviertan en la piedra angular de sus planteamientos, de lo contrario, y como ya he planteado, no estarán haciendo más que usar a la Anarquía como un medio para alcanzar sus fines económicos, en vez de que sus fines económicos este subordinados al advenimiento de la Anarquía.
Empiecen a ejercitar la Anarquía, impugnen la autoridad, se encarne en el Capital o el Estado, o de lo contrario practiquen con otros su “gimnasia económica”, y por favor déjense de adular, no soy una “mercancía”, ni me compro ni me vendo con “zalamerías”, espero ahora vuestro “vinagre”, yo seguiré diciendo, como aquel hijo de carpintero: “¡Vade Retro!”.
Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Me he topado con esto de casualidad, por que todo el tocho de antes no me lo he leído. Y me encuentro con que la expliación fundamental se remite al tocho y ¡a nuestros mensajes!. Digo yo que si has podido resumir esto, podrás resumir en que diferimos con Tucker, por ejemplo, no? Lo de aludir a nuestros mensajes si que me parece una tontería, la verdad.El Hombre Guillotina escribió:Para todos aquellos que arguyan que no pueden contestar por mi “longitud y estilo”, para todos aquellos que pensado y reflexionado por medio de monosílabos no pueden más que escupir monosílabos, haré un resumen tan escueto que hasta de ellos hará las delicias. Mis conclusiones son que Proudhon y Tucker son Anarquistas, y que el Mutualismo que se inspira en ambos, es decir, el Mutualismo Proudhoniano y el Mutualismo Tuckeriano, el Mutualismo Clásico y el Anarco Individualismo Económico, son concepciones que, más o menos erradas, no intentan instituir, per se, un sistema Autoritario, ergo, son corrientes incuestionablemente Anarquistas… ahora bien, no reconozco a ninguno de los “liberales” aludidos en este tema ni como Mutualistas de una corriente ni como Mutualistas de otra, quienes quieran saber porqué que se remitan a mi mensaje, o mejor aún, a los suyos.
He justificado en algún momento la autoridad?entre los acusados de “liberales” no he visto ni una minima pulsión anti autoritaria, ni una débil brizna de Anarquismo.
Precisamente se ha venido propugnando, desde el principio, la libertad de decidir sobre el sistema económico deseado. En ningún momento le he dicho a nadie que no deba ser comunista. En cambio, hay quienes me quieren someter a una asamblea en favor de mi libertad.sobre tales cuestiones será el propio pueblo, ya libertado, a quien le corresponda la última palabra…

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El Hombre Guillotina
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Eres demasiado previsible. Para argumentar porque no coincidís con Tucker tendré que remitirme a los conceptos del propio Tucker y a las influencias de las que bebió ¿O pretendes acaso que me asemeje a vosotros y hable sin hacer referencia a las propias fuentes?, ¿Prefieres que diga tal sujeto dijo esto porque yo digo o creo que dijo eso? He intentado hacer una refutación articulada de porque no sois Mutualistas y tú declaras que eres inmerecedor de ella, que debería de limitarme a señalar con un “augusto dedo” y a decir: “Tú si, tú no… ¿Motivos? Mi real gana”, aún, amigo, (seguro que a esto se puede contestar: “Yo no soy tu amigo”) no tengo las carecías pertinentes para recurrir a dicha actitud.
Sabía de sobra, todos los sabíamos, que si dedicaba 100 hojas a temas teóricos y uno solo para decir “Salud”, las 100 páginas pasarían desapercibidas, se ignoraría y se intentarías escribir cuantos más monosílabos posibles para sepultarlos en los confines del foro. Mientras que el lacónico “Salud” será objeto del más enconado debate, de si puse o no acento, de porque puse la “S” en mayúsculas, y quién sabe que más disparates.
¿Si no dispones de tiempo para refutar mis largos mensajes?, ¿Si tu vida es demasiado preciosa para desperdiciarla respondiendo?... ¿Por qué diablos respondes todos y cada uno de los mensajes escuetos en los que no tienes que tocar ningún aspecto teórico o práctico?, ¿Con ellos no desperdicias tu vida? Suma todos los mensajes cortos que contestas y veras que exceden y mucho mis “largos e insufribles” mensajes... parecería que te consagraras a cumplir un objetivo turbio: “No meterse en discusiones teóricas, contestar solo lo que pueda responderse con formulas de manual, y aunque solo sea para rellenar hueco, aunque no tenga nada que decir, decir siempre la última palabra”.
¿Cómo se explica sino tu último mensaje?, ¿Aporta algo al debate teórico?, ¿Demuestra que seáis mutualistas y no capitalistas?, sigue exigiendo “resumen” en mi ideas, yo seguiré exigiendo extensión, argumentación y articulación en las tuyas, yo ya he hecho mi parte ¿Cuándo harás tú la tuya?, y si nada tienes que “ofrecer” entonces nada tienes que “reclamar”. Salud
Sabía de sobra, todos los sabíamos, que si dedicaba 100 hojas a temas teóricos y uno solo para decir “Salud”, las 100 páginas pasarían desapercibidas, se ignoraría y se intentarías escribir cuantos más monosílabos posibles para sepultarlos en los confines del foro. Mientras que el lacónico “Salud” será objeto del más enconado debate, de si puse o no acento, de porque puse la “S” en mayúsculas, y quién sabe que más disparates.
¿Si no dispones de tiempo para refutar mis largos mensajes?, ¿Si tu vida es demasiado preciosa para desperdiciarla respondiendo?... ¿Por qué diablos respondes todos y cada uno de los mensajes escuetos en los que no tienes que tocar ningún aspecto teórico o práctico?, ¿Con ellos no desperdicias tu vida? Suma todos los mensajes cortos que contestas y veras que exceden y mucho mis “largos e insufribles” mensajes... parecería que te consagraras a cumplir un objetivo turbio: “No meterse en discusiones teóricas, contestar solo lo que pueda responderse con formulas de manual, y aunque solo sea para rellenar hueco, aunque no tenga nada que decir, decir siempre la última palabra”.
¿Cómo se explica sino tu último mensaje?, ¿Aporta algo al debate teórico?, ¿Demuestra que seáis mutualistas y no capitalistas?, sigue exigiendo “resumen” en mi ideas, yo seguiré exigiendo extensión, argumentación y articulación en las tuyas, yo ya he hecho mi parte ¿Cuándo harás tú la tuya?, y si nada tienes que “ofrecer” entonces nada tienes que “reclamar”. Salud
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El Hombre Guillotina
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Y por favor, renunciad a los victimistas argumentos de “esta mala asamblea me juzga sumariamente”, ni conozco a nadie de este foro, ni tengo especial interés en ello, hablo por mi propia boca, os critico por mi propios discernimiento, y os condenos por vuestras insensibles máximas, aquí solo hay Individuo contra Individuo, y si tuviéramos que hablar de “fuerzas de choque” y “estrategias grupales”, vuestra actuación en “comandita”, dejaría en ridículo vuestro pretendido “Individualismo”.
Te recomiendo que dejes de enzarzarte en menudencias, y ataques la raíz de la cuestión.
Te recomiendo que dejes de enzarzarte en menudencias, y ataques la raíz de la cuestión.
Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
???El Hombre Guillotina escribió:Eres demasiado previsible. Para argumentar porque no coincidís con Tucker tendré que remitirme a los conceptos del propio Tucker y a las influencias de las que bebió ¿O pretendes acaso que me asemeje a vosotros y hable sin hacer referencia a las propias fuentes?, ¿Prefieres que diga tal sujeto dijo esto porque yo digo o creo que dijo eso? He intentado hacer una refutación articulada de porque no sois Mutualistas y tú declaras que eres inmerecedor de ella, que debería de limitarme a señalar con un “augusto dedo” y a decir: “Tú si, tú no… ¿Motivos? Mi real gana”, aún, amigo, (seguro que a esto se puede contestar: “Yo no soy tu amigo”) no tengo las carecías pertinentes para recurrir a dicha actitud.
Sabía de sobra, todos los sabíamos, que si dedicaba 100 hojas a temas teóricos y uno solo para decir “Salud”, las 100 páginas pasarían desapercibidas, se ignoraría y se intentarías escribir cuantos más monosílabos posibles para sepultarlos en los confines del foro. Mientras que el lacónico “Salud” será objeto del más enconado debate, de si puse o no acento, de porque puse la “S” en mayúsculas, y quién sabe que más disparates.
¿Si no dispones de tiempo para refutar mis largos mensajes?, ¿Si tu vida es demasiado preciosa para desperdiciarla respondiendo?... ¿Por qué diablos respondes todos y cada uno de los mensajes escuetos en los que no tienes que tocar ningún aspecto teórico o práctico?, ¿Con ellos no desperdicias tu vida? Suma todos los mensajes cortos que contestas y veras que exceden y mucho mis “largos e insufribles” mensajes... parecería que te consagraras a cumplir un objetivo turbio: “No meterse en discusiones teóricas, contestar solo lo que pueda responderse con formulas de manual, y aunque solo sea para rellenar hueco, aunque no tenga nada que decir, decir siempre la última palabra”.
¿Cómo se explica sino tu último mensaje?, ¿Aporta algo al debate teórico?, ¿Demuestra que seáis mutualistas y no capitalistas?, sigue exigiendo “resumen” en mi ideas, yo seguiré exigiendo extensión, argumentación y articulación en las tuyas, yo ya he hecho mi parte ¿Cuándo harás tú la tuya?, y si nada tienes que “ofrecer” entonces nada tienes que “reclamar”. Salud
Quizá contesto a los otros mensajes por que van sintetizados y al grano. Fíjate que en la única contestación que he hecho he seleccionado 3 cachos que son bastante menos que el total de tu mensaje... Sinceramente, tus mensajes traen mucha paja.
No creo que haga falta escribir 3 páginas para explicar que he defendido yo (u otros mutualistas aquí) que contrarie a Tucker.
Mendua muestra de prepotencia.Sabía de sobra, todos los sabíamos, que si dedicaba 100 hojas a temas teóricos y uno solo para decir “Salud”, las 100 páginas pasarían desapercibidas, se ignoraría y se intentarías escribir cuantos más monosílabos posibles para sepultarlos en los confines del foro. Mientras que el lacónico “Salud” será objeto del más enconado debate, de si puse o no acento, de porque puse la “S” en mayúsculas, y quién sabe que más disparates.

Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Estaría bien hacer una sesión de ouija invocando al espíritu de Benjamin Tucker para que nos sacase de las dudas de saber quien ha hecho una exégesis mejor de su pensamiento mutualista, si El hombre guillotina o AaA. 
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El Hombre Guillotina
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Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Desde el mismo momento en que se defiende la dinámica del fuerte sobre el débil, del que más posibilidades físicas tiene de producir sobre el que menos, del que más astucia tiene en acaparar en detrimento del que menos, se esta defendiendo la más vetusta y a la vez actual forma de Autoridad, la que padecemos, náufraga en mi mensaje, deja de dar “pobres” contestaciones ha párrafos que no abordan el germen del asunto, y no gastes más tu tiempo ni el de este Foro en refutar silabas donde no puedes refutar argumentos.
En mi texto afirmo que sois Darwinistas Sociales, que estáis tan lejos de Tucker o Warren como cualquiera de nosotros del proto-fascismo de Gabriel D'annunzio, la idea de que “¡El diablo para el último!” o el Nietzscheano (siento repetirme): “Que los débiles y fracasados perezcan, primer principio de nuestro amor a los hombres. Y que se les ayude a morir”.
Mis mensajes traerán mucha “paja”, pero los tuyos lo son en su totalidad, la prepotencia, me parece un sinónimo inapropiado para definir cuando alguien elabora una argumentación, yo, a la ausencia de la misma aún no la he llamado “ignorancia” ¿verdad?
Abro apuestas ¿Quién dice que AaA correera a contestar a este ultimo mensaje mío en vez de los anteriores? Muchos de los mensajes que has contesto en este tema se han baso en cuestiones formales, semánticas, o en mero intercambio de descalificaciones ¿Has exigido ahí concreción o muy al contrario te has restregado con fruición por esos lodos?
En mi texto afirmo que sois Darwinistas Sociales, que estáis tan lejos de Tucker o Warren como cualquiera de nosotros del proto-fascismo de Gabriel D'annunzio, la idea de que “¡El diablo para el último!” o el Nietzscheano (siento repetirme): “Que los débiles y fracasados perezcan, primer principio de nuestro amor a los hombres. Y que se les ayude a morir”.
Mis mensajes traerán mucha “paja”, pero los tuyos lo son en su totalidad, la prepotencia, me parece un sinónimo inapropiado para definir cuando alguien elabora una argumentación, yo, a la ausencia de la misma aún no la he llamado “ignorancia” ¿verdad?
Abro apuestas ¿Quién dice que AaA correera a contestar a este ultimo mensaje mío en vez de los anteriores? Muchos de los mensajes que has contesto en este tema se han baso en cuestiones formales, semánticas, o en mero intercambio de descalificaciones ¿Has exigido ahí concreción o muy al contrario te has restregado con fruición por esos lodos?
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El Hombre Guillotina
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- Registrado: 25 Feb 2008, 20:11
Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
¿Quieres resumen?, ¿Quieres que exponga en que os diferencias de Tucker o Warren?, helo aquí, ahora dime tú si vosotros defendéis esto ¿Acaso apoyáis la aniquilación del lucro, el interés, la renta y, en definitiva, la usura?, ¿Acaso defendéis lo aquí expuesto por ambos?:
Os denomináis “tuckeristas” y defendéis el lucro ¿Cómo es eso posible? Tucker nos dice Textualmente: “El salario natural del trabajo es igual a su producto; que este salario, o producto, es la única fuente legítima de ingresos todos los que derivan ingresos de cualquier otra fuente lo sustraen directa o indirectamente del natural y justo salario del trabajo; que este proceso de substracción generalmente toma tres formas, - interés, renta y lucro; que estas tres formas constituyen la trinidad de la usura”.
Al respecto nos dice su editor y hermeneuta: “[La usura] Tucker no la limita sólo al interés sino también al lucro del comerciante y a la renta del propietario. De esta manera, en su concepto, la usura podría definirse como aprovecharse de una posición de ventaja para obtener beneficios económicos que se sustraen a otro que realmente los ha producido”.
Esto tambalea toda la base de vuestro sistema y de vuestro falso bautismo de fuego. Para Tucker solo existe un tipo de ganancia legítima, aquella que no exceda el “precio de costo”, aquella retribución que no exceda el “esfuerzo realizado”, pues estas palabras de Warren fueron a las que se consagró Tucker: “El costo es el límite apropiado del precio”.
Y Añade: “Qué el costo es un principio equitativo, el único principio equitativo para determinar el régimen de los precios en el comercio pecuniario de la humanidad.
Que si este principio se aplicase en la práctica, el trabajo recibiría su legítima recompensa y su estímulo natural y necesario.
Que ello convertirá los actuales intereses conflictivos de la humanidad en intereses cooperativos…”.
Y aún con más fuerza que antes repite: “Que si hiciésemos el costo el limite de los precios, una lavandera tendría mayores ingresos que un rico importador de mercancías extranjeras. Que ello trastornaría todo el sistema actual de comercio nacional, pondría fin a las guerras que nacen de los beneficios comerciales, y haría desaparecer todos los aranceles y derechos aduaneros y todos los sistemas administrativos que los han hecho surgir, y sobre todo, eliminaría toda distinción entre ricos y pobres.
Que ello evitaría las fluctuaciones de los precios y la lucha sin escrúpulos por la propiedad, tan frecuente en todos los países civilizados, en los que, en medio de rotundas declaraciones de “honestidad”, se olvidan prácticamente, o se descuidan los derechos de las personas.
Que con la lucha por la propiedad se acabarían con los abusos recíprocos. Que aplicando este principio, desaparecerían los rasgos repugnantes y degradantes de nuestro comercio pecuniario y los hombres podrían intercambiar sus productos sin envilecer sus personas y perder su dignidad en el curso del proceso.
Que la humanidad no ha poseído nunca un medio de intercambio racional, una representación concreta de la propiedad basada en los principios de la equidad; que todas las grandes transacciones monetarias del mundo entero, todos los bancos y las operaciones bancarias, todas las operaciones de bolsa, todas las corporaciones y los movimientos monetarios, todos los sistemas financieros y todas las cuestiones monetarias de todo el mundo se han basado en conchas, metales y retratos, y objetos que no son más adecuados para servir de medio de intercambio que un leño flotante para marcar los límites de un terreno; que todas las medidas legislativas al respecto han sido tomadas en la ignorancia más profunda de lo que debería ser un medio de intercambio racional y equitativo, o bien los legisladores han abusado de la confianza puesta en ellos y han vendido al pueblo a sus enemigos; que la creación de un medio de intercambio racional y equitativo, junto con la utilización del costo como limite de los precios, destruiría de raíz toda corrupción política, comercial y financiera, y contribuiría en gran medida a hacer reinar la equidad, la seguridad, la libertad, la igualdad, la paz, y la abundancia donde quiera que se aplicase”.
Os denomináis “tuckeristas” y defendéis el lucro ¿Cómo es eso posible? Tucker nos dice Textualmente: “El salario natural del trabajo es igual a su producto; que este salario, o producto, es la única fuente legítima de ingresos todos los que derivan ingresos de cualquier otra fuente lo sustraen directa o indirectamente del natural y justo salario del trabajo; que este proceso de substracción generalmente toma tres formas, - interés, renta y lucro; que estas tres formas constituyen la trinidad de la usura”.
Al respecto nos dice su editor y hermeneuta: “[La usura] Tucker no la limita sólo al interés sino también al lucro del comerciante y a la renta del propietario. De esta manera, en su concepto, la usura podría definirse como aprovecharse de una posición de ventaja para obtener beneficios económicos que se sustraen a otro que realmente los ha producido”.
Esto tambalea toda la base de vuestro sistema y de vuestro falso bautismo de fuego. Para Tucker solo existe un tipo de ganancia legítima, aquella que no exceda el “precio de costo”, aquella retribución que no exceda el “esfuerzo realizado”, pues estas palabras de Warren fueron a las que se consagró Tucker: “El costo es el límite apropiado del precio”.
Y Añade: “Qué el costo es un principio equitativo, el único principio equitativo para determinar el régimen de los precios en el comercio pecuniario de la humanidad.
Que si este principio se aplicase en la práctica, el trabajo recibiría su legítima recompensa y su estímulo natural y necesario.
Que ello convertirá los actuales intereses conflictivos de la humanidad en intereses cooperativos…”.
Y aún con más fuerza que antes repite: “Que si hiciésemos el costo el limite de los precios, una lavandera tendría mayores ingresos que un rico importador de mercancías extranjeras. Que ello trastornaría todo el sistema actual de comercio nacional, pondría fin a las guerras que nacen de los beneficios comerciales, y haría desaparecer todos los aranceles y derechos aduaneros y todos los sistemas administrativos que los han hecho surgir, y sobre todo, eliminaría toda distinción entre ricos y pobres.
Que ello evitaría las fluctuaciones de los precios y la lucha sin escrúpulos por la propiedad, tan frecuente en todos los países civilizados, en los que, en medio de rotundas declaraciones de “honestidad”, se olvidan prácticamente, o se descuidan los derechos de las personas.
Que con la lucha por la propiedad se acabarían con los abusos recíprocos. Que aplicando este principio, desaparecerían los rasgos repugnantes y degradantes de nuestro comercio pecuniario y los hombres podrían intercambiar sus productos sin envilecer sus personas y perder su dignidad en el curso del proceso.
Que la humanidad no ha poseído nunca un medio de intercambio racional, una representación concreta de la propiedad basada en los principios de la equidad; que todas las grandes transacciones monetarias del mundo entero, todos los bancos y las operaciones bancarias, todas las operaciones de bolsa, todas las corporaciones y los movimientos monetarios, todos los sistemas financieros y todas las cuestiones monetarias de todo el mundo se han basado en conchas, metales y retratos, y objetos que no son más adecuados para servir de medio de intercambio que un leño flotante para marcar los límites de un terreno; que todas las medidas legislativas al respecto han sido tomadas en la ignorancia más profunda de lo que debería ser un medio de intercambio racional y equitativo, o bien los legisladores han abusado de la confianza puesta en ellos y han vendido al pueblo a sus enemigos; que la creación de un medio de intercambio racional y equitativo, junto con la utilización del costo como limite de los precios, destruiría de raíz toda corrupción política, comercial y financiera, y contribuiría en gran medida a hacer reinar la equidad, la seguridad, la libertad, la igualdad, la paz, y la abundancia donde quiera que se aplicase”.
Re: Expulsión de todos los ultraliberales o anarcocapitalistas
Los seres humanos producimos cosas para satisfacer nuestras necesidades, desde las más básicas a los meros caprichos. La gente produce y luego lo producido se utiliza, es precisamente ese uso para lo que fue producido y lo que pretendemos con la producción. ¿Pero, quien utiliza lo producido? ¿Se reparte de una manera justa, equitativa? Trataré de explicar quien es el que debe decidir sobre lo producido, y quien lo debe utilizar como considere apropiado intentando ser fiel a mis ideales de justicia y libertad. Estos ideales irán, en el presente artículo, únicamente dirigidos al debate de la propiedad, los otros ámbitos en los que deben ser aplicados quedan excluidos aquí.
Sobre la justicia:
Para producir algo hace falta aplicarle, a otra cosa (por lo general los medios de producción, sobre los que hablaré más adelante), un trabajo. Pero, supongamos por un momento, que para producir un bien tangible, lo único necesario sea el trabajo de una persona. Así pues, esa persona trabaja y produce dicho bien. Lo más justo, en este caso, es que aquel o aquella que trabajó reciba el fruto de su trabajo.
Quiero hacer un inciso para lanzar una pregunta. ¿Es esto condición única y necesaria para que estemos hablando de socialismo? El mutualista Benjamín Tucker explicaba al respecto:
“la más básica reclamación del socialismo: que el trabajador debe convertirse en dueño de su propio trabajo.” [1]
A pesar de que nos quede la duda de si Tucker consideraba que había alguna reclamación más que fuera necesaria para hablar de socialismo, asumir que esta es la única condición traería consecuencias realmente desagradables para la mayoría de socialistas que trataran de ser coherentes con la libertad.
Sobre la libertad:
Para estar acorde con la libertad individual (sin la que, en realidad, no existe ninguna libertad que valga), debemos admitir el derecho de que nadie más que el que trabajó decida sobre el fruto de su trabajo. Así, no será legítimo que nadie decida sobre lo que el trabajador creó. Hemos convertido pues, a aquel que trabajó, en propietario del fruto de su trabajo, y a este fruto en propiedad privada, pues priva a otros y otras que no sean el propietario de decidir sobre dicho bien. Por esta razón considero el socialismo compatible con la propiedad privada, aunque a muchos les pueda resultar incluso insultante.
Pero aún hay más. Para seguir siendo coherentes con la libertad, debemos aceptar que el propietario decida libremente hacer lo que quiera con su propiedad. En esta libertad se incluye la posibilidad de que el propietario decida intercambiar con otros, partiendo de un acuerdo voluntario, su propiedad. Es ésta la única manera de convertirse en propietario de cosas que uno no ha producido. Sigue siendo justa porque ambos decidieron en libertad sobre el fruto de su trabajo. Una vez intercambiado el bien, yo paso a ser el propietario de lo recibido y puedo decidir en libertad sobre ello. La consecución de intercambios nos puede llevar a conseguir bienes que conseguimos por medio de un intercambio con alguien que no los produjo, pero conserva su legitimidad puesto que era el dueño de aquello que nos dio.
Pues bien, este libre intercambio de propiedades entre individuos es aquello a lo que llamamos libre mercado. Y es por ello que lo considero perfectamente compatible con el socialismo, especialmente si éste quiere estar de acuerdo con la libertad.
Sobre los medios de producción artificiales:
Si bien creo que la diferencia entre bienes de capital (o medios de producción) y bienes de uso no está tan clara como se suele creer, asumiré aquí que se trata de un tipo de bienes claramente diferenciados de los otros.
Como su propio nombre indica estos bienes son artificiales, es decir, han sido creados a partir del trabajo de alguien. Luego, para que se haga justicia, tienen que ser propiedad del que los creó. Los distinguidos usos que se le puedan dar en comparación con los bienes de uso, son irrelevantes en este punto, aunque tienen una importancia vital en otros aspectos, sobre lo que hablaré un poco más adelante.
Como propiedad que son, su uso será determinado por su propietario. Así, volviendo a lo que dejé pendiente cuando hablé de la justicia, el propietario decidirá sobre el uso que se le da. Si decide trabajar en esos medios de producción y produce un bien, la situación será análoga a la del bien que se producía solo por medio del trabajo, por lo que lo extraído de los medios de producción es, igualmente, propiedad del que los trabajó.
El problema, en este punto, es lo que sucede cuando una persona trabaja un medio de producción que no es de su propiedad. Por supuesto, lo producido será para el que trabaja, pero como la decisión acerca de quien y en que condiciones trabaja el medio de producción es del propietario, no se podrá ir y trabajar sin su permiso, por que se estaría vulnerando el derecho a decidir sobre su propiedad. A partir de ahí, lo que voluntariamente acuerden entre ellos es totalmente legítimo y poco podemos decir o hacer los demás.
Queda patente, eso sí, que lo ideal para que haya justicia es que aquel que vaya a trabajar se lleve el fruto completo de su trabajo. Para ello, lo más apropiado es que dicho trabajador sea el dueño del medio de producción. Así, podrá decidir en que condiciones trabaja en él y podrá extraer todo el fruto de su trabajo, evitando que un dueño ocioso se lleve parte de lo producido. Por que creo que la economía de libre mercado conduce a esta situación es un tema que queda para posteriores análisis. En cualquier caso se me podrá acusar de utópico por pretender esto último, pero no de ser incoherente con los planteamientos a favor de la libertad.
Hay que señalar que de este análisis ha quedado excluida la tierra (entendida como los medios de producción naturales), ya que cuenta con cualidades especiales como el no haber sido creada por nadie.
Sobre la colectivización de la propiedad:
Un error muy común es confundir la propiedad privada de los medios de producción por parte de los trabajadores con la propiedad privada de los medios de producción por parte de un ente que acapara toda la producción y luego la reparte. La diferencia es bastante clara: el trabajador no se lleva el fruto de su trabajo si no lo que dicho ente (sea un Estado, una asamblea…) considere oportuno.
Cuando se trata de una asamblea que reparte en base a las necesidades, queda claro que la norma será que los trabajadores no reciban el fruto de su trabajo, por que, produciendo yo manzanas, recibiré un surtido de productos muy variados, que pueden o no corresponder a las manzanas que yo he producido (sin considerar que la equivalencia entre manzanas y otros productos es subjetiva, sobre la cual debería ser el propio trabajador quien decidiera, intercambiando su producto por lo que estime conveniente –y no la asamblea dándole lo que estima que el trabajador necesita). Así, la justicia que describí arriba, que considero necesaria para el socialismo, no se da. El resultado es que acabo produciendo para la asamblea y esta me acaba pagando lo equivalente a un salario, llevándose alguien que ha trabajado menos lo equivalente a una plusvalía a mi cuenta. El fin de este proceso (ya sea el lucro de unos pocos burócratas o el cubrir las necesidades de todo un colectivo) es indiferente a la hora de calificarlo como una injusticia.
Igualmente, tampoco tengo el derecho de decidir lo que quiero hacer con el fruto de mi trabajo, ni producir lo que yo quiera a menos que sea después de las horas en las que estaré obligado a trabajar para la colectividad. Por lo tanto, tampoco podemos hablar de libertad, por mucho que mis necesidades queden cubiertas con lo repartido. Por esta razón, creo que la colectivización de la propiedad solo es legítima si todos los participantes se someten voluntariamente, y que obligar a alguien a compartir su propiedad (sean bienes de uso o de capital) es un acto de autoridad.
Referencias:
[1] “Socialismo de Estado y Anarquismo, en que coinciden y en que difieren” Benjamín R. Tucker 1886
http://www.mutualismo.org/?p=46
Espero que ayude a aclarar las cosas.
Sobre la justicia:
Para producir algo hace falta aplicarle, a otra cosa (por lo general los medios de producción, sobre los que hablaré más adelante), un trabajo. Pero, supongamos por un momento, que para producir un bien tangible, lo único necesario sea el trabajo de una persona. Así pues, esa persona trabaja y produce dicho bien. Lo más justo, en este caso, es que aquel o aquella que trabajó reciba el fruto de su trabajo.
Quiero hacer un inciso para lanzar una pregunta. ¿Es esto condición única y necesaria para que estemos hablando de socialismo? El mutualista Benjamín Tucker explicaba al respecto:
“la más básica reclamación del socialismo: que el trabajador debe convertirse en dueño de su propio trabajo.” [1]
A pesar de que nos quede la duda de si Tucker consideraba que había alguna reclamación más que fuera necesaria para hablar de socialismo, asumir que esta es la única condición traería consecuencias realmente desagradables para la mayoría de socialistas que trataran de ser coherentes con la libertad.
Sobre la libertad:
Para estar acorde con la libertad individual (sin la que, en realidad, no existe ninguna libertad que valga), debemos admitir el derecho de que nadie más que el que trabajó decida sobre el fruto de su trabajo. Así, no será legítimo que nadie decida sobre lo que el trabajador creó. Hemos convertido pues, a aquel que trabajó, en propietario del fruto de su trabajo, y a este fruto en propiedad privada, pues priva a otros y otras que no sean el propietario de decidir sobre dicho bien. Por esta razón considero el socialismo compatible con la propiedad privada, aunque a muchos les pueda resultar incluso insultante.
Pero aún hay más. Para seguir siendo coherentes con la libertad, debemos aceptar que el propietario decida libremente hacer lo que quiera con su propiedad. En esta libertad se incluye la posibilidad de que el propietario decida intercambiar con otros, partiendo de un acuerdo voluntario, su propiedad. Es ésta la única manera de convertirse en propietario de cosas que uno no ha producido. Sigue siendo justa porque ambos decidieron en libertad sobre el fruto de su trabajo. Una vez intercambiado el bien, yo paso a ser el propietario de lo recibido y puedo decidir en libertad sobre ello. La consecución de intercambios nos puede llevar a conseguir bienes que conseguimos por medio de un intercambio con alguien que no los produjo, pero conserva su legitimidad puesto que era el dueño de aquello que nos dio.
Pues bien, este libre intercambio de propiedades entre individuos es aquello a lo que llamamos libre mercado. Y es por ello que lo considero perfectamente compatible con el socialismo, especialmente si éste quiere estar de acuerdo con la libertad.
Sobre los medios de producción artificiales:
Si bien creo que la diferencia entre bienes de capital (o medios de producción) y bienes de uso no está tan clara como se suele creer, asumiré aquí que se trata de un tipo de bienes claramente diferenciados de los otros.
Como su propio nombre indica estos bienes son artificiales, es decir, han sido creados a partir del trabajo de alguien. Luego, para que se haga justicia, tienen que ser propiedad del que los creó. Los distinguidos usos que se le puedan dar en comparación con los bienes de uso, son irrelevantes en este punto, aunque tienen una importancia vital en otros aspectos, sobre lo que hablaré un poco más adelante.
Como propiedad que son, su uso será determinado por su propietario. Así, volviendo a lo que dejé pendiente cuando hablé de la justicia, el propietario decidirá sobre el uso que se le da. Si decide trabajar en esos medios de producción y produce un bien, la situación será análoga a la del bien que se producía solo por medio del trabajo, por lo que lo extraído de los medios de producción es, igualmente, propiedad del que los trabajó.
El problema, en este punto, es lo que sucede cuando una persona trabaja un medio de producción que no es de su propiedad. Por supuesto, lo producido será para el que trabaja, pero como la decisión acerca de quien y en que condiciones trabaja el medio de producción es del propietario, no se podrá ir y trabajar sin su permiso, por que se estaría vulnerando el derecho a decidir sobre su propiedad. A partir de ahí, lo que voluntariamente acuerden entre ellos es totalmente legítimo y poco podemos decir o hacer los demás.
Queda patente, eso sí, que lo ideal para que haya justicia es que aquel que vaya a trabajar se lleve el fruto completo de su trabajo. Para ello, lo más apropiado es que dicho trabajador sea el dueño del medio de producción. Así, podrá decidir en que condiciones trabaja en él y podrá extraer todo el fruto de su trabajo, evitando que un dueño ocioso se lleve parte de lo producido. Por que creo que la economía de libre mercado conduce a esta situación es un tema que queda para posteriores análisis. En cualquier caso se me podrá acusar de utópico por pretender esto último, pero no de ser incoherente con los planteamientos a favor de la libertad.
Hay que señalar que de este análisis ha quedado excluida la tierra (entendida como los medios de producción naturales), ya que cuenta con cualidades especiales como el no haber sido creada por nadie.
Sobre la colectivización de la propiedad:
Un error muy común es confundir la propiedad privada de los medios de producción por parte de los trabajadores con la propiedad privada de los medios de producción por parte de un ente que acapara toda la producción y luego la reparte. La diferencia es bastante clara: el trabajador no se lleva el fruto de su trabajo si no lo que dicho ente (sea un Estado, una asamblea…) considere oportuno.
Cuando se trata de una asamblea que reparte en base a las necesidades, queda claro que la norma será que los trabajadores no reciban el fruto de su trabajo, por que, produciendo yo manzanas, recibiré un surtido de productos muy variados, que pueden o no corresponder a las manzanas que yo he producido (sin considerar que la equivalencia entre manzanas y otros productos es subjetiva, sobre la cual debería ser el propio trabajador quien decidiera, intercambiando su producto por lo que estime conveniente –y no la asamblea dándole lo que estima que el trabajador necesita). Así, la justicia que describí arriba, que considero necesaria para el socialismo, no se da. El resultado es que acabo produciendo para la asamblea y esta me acaba pagando lo equivalente a un salario, llevándose alguien que ha trabajado menos lo equivalente a una plusvalía a mi cuenta. El fin de este proceso (ya sea el lucro de unos pocos burócratas o el cubrir las necesidades de todo un colectivo) es indiferente a la hora de calificarlo como una injusticia.
Igualmente, tampoco tengo el derecho de decidir lo que quiero hacer con el fruto de mi trabajo, ni producir lo que yo quiera a menos que sea después de las horas en las que estaré obligado a trabajar para la colectividad. Por lo tanto, tampoco podemos hablar de libertad, por mucho que mis necesidades queden cubiertas con lo repartido. Por esta razón, creo que la colectivización de la propiedad solo es legítima si todos los participantes se someten voluntariamente, y que obligar a alguien a compartir su propiedad (sean bienes de uso o de capital) es un acto de autoridad.
Referencias:
[1] “Socialismo de Estado y Anarquismo, en que coinciden y en que difieren” Benjamín R. Tucker 1886
http://www.mutualismo.org/?p=46
Espero que ayude a aclarar las cosas.
