Aquitania, es evidente que la dación en pago se puede conseguir por varias vías, pero yo hablo más de una fusión entre fines y medios. Me explico:
La dación en pago puede conseguirse por la negociación directa y personal del desahuciado y el banco (aquí tengo constancia de uno de estos surrealistas e inverosímiles casos), por la vía de la presión (que es a la que tú te refieres) que obliga al banco a hacer lo mismo que en el primer caso (previa batalla) y por la vía legal. Por esta última solemos entender la labor del legislador y, como aún no se ha decretado nada al respecto, pensamos que no se puede obtener la dación en pago por vía legal. Esto es porque nos solemos olvidar de la vía judicial, a través de la cual se le puede imponer a un banco aceptar la dación en pago mediante un procedimiento perfectamente legal: el que determina que cuando se ha adquirido una vivienda, al ejecutar una hipoteca, por debajo del nivel de tasación (teniendo en cuenta, además, que siempre será imposible que guarde correlación el precio de la deuda con el del inmueble. Esa es la base de la usura: como me debes 10 haz de gratificarme con 1000]), la entrega de la casa se basta para equilibrar esa descompensación –sin otra retribución extra– y liquidar a través de dicha entrega la totalidad de la deuda.
Este es sólo un ejemplo:
http://politica.elpais.com/politica/201 ... 33949.html, pero en este mismo periodicucho se compilaban una serie de numerosas sentencias haciendo práctica la dación en pago.
Quiero decir que si una vía es la de forzar al banco a aceptar dicha dación llegando a un acuerdo directo con el afectado, existe otra vía, que es la que en determinados ambientes, ya descritos, se prioriza, que es la de preparar el caso legal y acudir a juicio a expensas de la buena voluntad del juez de turno.
Sin embargo, como ya comenté, si la consecución de un mismo objetivo puede alcanzarse, de forma bien diferenciada, a través de la vía legalista o a través de la acción directa (teniendo en cuenta que los medios definen en muchas ocasiones la naturaleza de los fines), hemos de saber si el objetivo a conseguir, con indiferencia de que el enemigo lo codifique en una resolución legal (las 8 horas, edad máxima de jubilación, etc.; que en términos legales significan lo que significan, mientras que en términos primigenios, humanos y revolucionarios significan reivindicar el derecho al descanso y a no morir con la herramienta en la mano), representa lo que en verdad buscamos. Quiero decir: buscando la dación en pago junto al alquiler social buscamos un balón de oxígeno para la familia y que conserven temporalmente un techo. Pero, ¿lo conseguimos? Repito que no seré yo quien critique ninguna alternativa que palie, aunque sea mínimamente el sufrimiento más apremiante de la gente, pero alerto sobre la sobre alimentación de un monstruo (como el de la burbuja inmobiliaria) que puede acabar estallándonos en la cara. La dación en pago sin alquiler social supone la indigencia auto reivindicada (incluso exigida e implorada, para evitar consecuencias mayores) por parte del propio desahuciado. El discurso es como el de la Democracia representativa: convertir al ciudadano, haciéndolo votante, en garante del sistema. A través de la dación en pago se hace al desahuciado, en virtud de sus “propias demandas” (esta es la trampa del Sistema), en garante de su propia indigencia. Ya sabes el discurso neoliberal: “el esclavo, si lo es voluntario, no es esclavo”, sin pensar que no hay voluntariedad ninguna donde no hay opciones. Con alquiler social se perfecciona la estafa pues, aparte de unas viviendas reservada para tiempos mejores, ya que, hoy por hoy, son “activos congelados”, pues no serán rentables hasta que no mejore el panorama inmobiliario, se consigue darles una pequeña rentabilidad mensual a través de unos ingresos constantes de gente que en un futuro perderá todo derecho sobre esa casa y que no conculcan la sombra del desahucio si, la situación se degrada aún más, e incluso se ven incapaces de pagar el “simbólico” alquiler social. Entiendo la buena voluntad que hay por parte de quienes desinteresadamente lo proponen, pero me parece una grave amenaza de futuro.
Volviendo al ejemplo del “readmitido”. Si se despide a una plantilla que cobraba 700 euros mensuales y trabajaba 8 horas, se exigirá que se les readmita como mínimo con las mismas condiciones. La broma macabra no sería ésta, si no que se buscara y aceptara que fueran readmitidos por 350 euros y con un horario de 16 horas. La idea base es entonces la siguiente: si la situación del individuo sin trabajo y sin ingresos es terrible, no es sustancialmente distinta la del que tiene un sueldo insuficiente y un horario asfixiante, entonces ¿a que centrarnos en conseguir una readmisión laboral que es igual de incompatible con la vida que el propio despido?
Quiero acabar con el trabajo asalariado e incluso con el concepto trabajo como algo incompatible con la creatividad, el ocio o la voluntariedad integral. Si a alguien lo despiden quiero que, al menos, se luche porque se le restituya sin menoscabo de su calidad de vida. Lo que no entiendo es que se negocie a la baja, y se module y modifique el grado de las condiciones laborales hasta hacerlas casi inidentificables de la propia situación de desempleo (o incluso peores). No lo entiendo porque esto no es sólo una derrota o un paso atrás, sino algo más que eso: es aceptar como solución una alternativa que no podrá garantizar la prolongación de la propia vida durante mucho tiempo y que sienta un terrible precedente para luchas laborales futuras.
De igual modo, para mí la dación en pago (a secas) no guarda diferencias consustancial con la indigencia; con alquiler social, sentará el terrible precedente que en el ejemplo del empleado readmitido supone firmar y dar por buenas unas condiciones abusivas, porque no se ha encontrado otra opción que la política del mal menor (y mal menor nos parece ahora, porque cuando la situación se recrudezca y la gente no pueda pagar ni el alquiler más significativo, los suicidios se multiplicaran en cuanto se cierre la vía de la protesta al conseguir los bancos imponer la idea de que la responsabilidad unilateral es de los que no supieron aprovechar la ayudada brindada con el “alquiler social”).
Respeto y valoro todo el trabajo hecho por quienes creen en esta vía (y es evidente que entre tus planteamientos y los míos sólo encuentro diferencias de matices), pero creo que entre el suicidio, la indigencia y entregarle al banco propiedad y rentabilidad continúa, aun queda hueco para buscar otra vía (como la que dices que estudian también en vuestro grupo) para hallar otras soluciones que no sigan deteriorando la situación, y nuestra aceptación de la misma, de forma irreversible.
Salud.
"Me asombraba la estupidez de mi especie que no se alzaba como un solo hombre y se sacudía unas cadenas tan ignominiosas y una miseria tan insoportable. En cuanto a mí, decidí, –y jamás he desviado el pensamiento de esta decisión– zafarme de esa odiosa situación, y no asumir jamás ni el papel de opresor ni el de oprimido".
William Godwin