Por la autoorganización del anarcoindependentismo canario

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Por la autoorganización del anarcoindependentismo canario

Mensaje por irune » 14 Feb 2005, 17:57

Por la autoorganización de los anarcoindependentistas canarios


Dejando aparte las posiciones de Secundino Delgado referidas a la independencia cubana (1), de la propia CNT en Canarias durante la época de la II República (2) (cuya prensa seguía incluyendo, después de más de veinte años de su fallecimiento, artículos del propio Secundino Delgado (3)) y de los anarquistas implicados en la lucha armada en el MPAIAC (4) ―algunos de los cuales compartían militancia en la CNT―, será en la década de los 80 del pasado siglo cuando de forma más clara y elaborada determinados grupos libertarios de Canarias asumen, como parte de su lucha, la liberación nacional.

Ya la cuestión nacional había producido en la CNT de Canarias un largo y profundo debate antes y después de su I Conferencia de Sindicatos, celebrada en septiembre de 1979. Para este evento, la discusión del punto referido a la posición que habría de adoptar la organización anarcosindicalista ante la liberación nacional produjo el mayor número de ponencias. En esa Conferencia se tomaron acuerdos sobre todos los puntos fijados en su orden del día, salvo, precisamente, la cuestión nacional, cuya discusión se prolongaría durante varias semanas más, tratándose en una nueva coordinación interinsular, lo que prueba la trascendencia del tema para la militancia confederal del momento.


1. El impulso del COA

En la década de los 80, paralelamente a la lenta agonía y práctica autodisolución de la CNT en Canarias refundada tras la muerte de Franco, es cuando surgen mayor número de colectivos libertarios que no tenían ninguna ligazón con el anarcosindicalismo, aunque desde la década anterior ya habían aparecido grupos anarquistas que actuaban autónomamente de ésta (5). La emergencia de la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio hizo aparecer el antimilitarismo como “nuevo” movimiento social que, en Las Palmas de Gran Canaria, se nuclea alrededor del Colectivo de Objeción y Antimilitarismo, COA. Tras un proceso de acción y reflexión sobre el sentido de su lucha, en 1984 hace público un documento bajo el título “Porque un antimilitarista es también un nacionalista” (6). En él se esboza, desde el antimilitarismo, una primera aproximación a la liberación nacional que, sin reclamarse explícitamente anarquista, toma indudablemente del anarquismo sus postulados:
“El Estado ha devenido en la actualidad en una organización que abarca, controlando y condicionando, casi todas las áreas, sociales y personales, de la vida de los individuos, de los pueblos y de la Naturaleza. Y tiende a abarcarlas todas. Y siempre representando o controlado-dirigido por un grupo o clase social determinado”.

“(...) el Estado ha tendido a globalizar y uniformizar su poder sobre pueblos diferentes y contra ellos, a uniformar culturas y modos de pensamiento (...). El Estado (...) tiende a negar toda diversidad, toda diferencia cultural o mental”.

“(...) tenemos que romper con la estructura Estado, hacerlo saltar en mil pedazos, en mil flores, en mil estrellas; para romper así los ejércitos que se sustentan en ella. Pero, repito, no para crear Estados más pequeños sino para que los pueblos, nuestros pueblos, se organicen de distinta manera, sin ejércitos. Tendremos que trabajar, si es necesario aún defender nuestras conquistas en su momento liberado [sic], por la Autodefensa Popular: todo el pueblo asumiendo su propia defensa y no un cuerpo especializado y extraño profesionalmente a él; puede ser por la noviolencia, por la violencia o por formas combinadas: dependerá de la evolución histórica de nuestra propia incidencia y, en definitiva, de lo que el pueblo en su momento decida.”

“Sería absurdo que un pueblo dependiente se independizara políticamente para seguir manteniendo una organización estatalista, de clases y, por lo tanto, militarista. Por lo tanto, más que de soberanía nacional habría que hablar de soberanía popular. Que el pueblo se adueñe de su propia tierra, de su propia cultura, de su propia historia, de su propia defensa, de sus medios de producción y decida qué, cómo y cuánto producir, en una estructura horizontal y no vertical, estableciendo con la Naturaleza, las cosas y las personas relaciones de interdependencia y complementariedad. Sólo esto sería Poder Popular, más allá de corsés como Ejércitos, Estados, Democracias o Constituciones."
En una lógica natural, la adscripción libertaria del COA no se hizo esperar. Así cambia su nombre, conservando su sigla, pasando a denominarse Colectivo de Objeción y Anarquismo, y transformando su local en el Anarteneo Casa Verde, situado en los sótanos de la calle Ramón y Cajal, nº 30, logrando aglutinar, con su desbordante y entusiasta activismo, a los sectores juveniles más contestatarios de la populosa ciudad grancanaria.

En las calles y en La Casa Verde las actividades del COA son incesantes: manifestaciones, pasacalles, reparto de panfletos, pegadas de carteles, celebración de jornadas de formación y debate, creación de una biblioteca, producción y traducción de textos, conciertos musicales, teatro, etc., pasando por muy distintas etapas en el que podía predominar algún tipo de actividad.

El COA editó una revista, Alegato, en la que divulgaron aspectos de su lucha que no sólo abarcaba ya el antimilitarismo —aunque seguía teniendo mucha importancia—, de sus actividades e iniciativas, como la del Taller de Etnografía del Anarteneo, y en el que los contenidos anarcoindependetistas están bien explícitos, tal como su negativa a aceptar la invitación de sumarse al proyecto de organización de la nueva CNT en Gran Canaria por la opción españolista del anarcosindicato (7).

El COA es un referente inexcusable, tanto dentro de la historia del antimilitarismo isleño como del anarcoindependentismo, que supo contraponerse a las propuestas independentistas estatistas y cuestionar sus bases.

El COA continuará con su labor hasta 1997, en que se disuelve poco después de ser desalojado de La Casa Verde por la policía (con helicóptero incluido), el 8 de mayo, al no haber satisfecho desde hacía tiempo el alquiler (8).


2. Una incipiente coordinación libertaria canaria

A finales de la década de los 80, producto de las disensiones en el COA, surge un nuevo colectivo libertario en Gran Canaria, Arabisen (el salvaje, en la lengua precolonial canaria), que, con ese nombre, edita varias hojas informativas, trasformándose en revista con el correr de los años. Arabisen, al igual que lo hizo el COA, siguió comprometido con el antimilitarismo y divulgando múltiples aspectos de la lucha anti-sistema y mostrando su compromiso con la liberación nacional de Canarias.

Es en 1990 cuando en Gran Canaria se celebra un encuentro de colectivos libertarios de Canarias. A él acuden, además de los anfitriones de Arabisen, diversos colectivos que habían surgido en Tenerife. Entre esos colectivos está Espiral, cuyos miembros estaban implicados en varios interesantes proyectos de contrainformación y distribución alternativa, miembros del Colectivo Antimilitarista del Valle de La Orotava, gentes de diversos fanzines que refejaban la creatividad juvenil canaria, con particular atención a la música anticomercial de radicales letras, junto a gente dispersa sin pertenencia a colectivos estables. Además, asistió una nueva CNT que, en aquel entonces, una vez otorgada por los tribunales la titularidad de las siglas —obligando a quienes hasta ese momento las utilizaban en Canarias a cambiarlas por CGT—, había comenzado su andadura por tierras chicharreras desde poco tiempo atrás.

Como resultado del encuentro libertario de 1990 se inició una incipiente coordinación de colectivos que se plasmaría en una campaña anti-electoral en el año siguiente, con motivo de las elecciones autonómicas, insulares y municipales. El contenido y los lemas anarcoindependentistas elegidos estaban fuera de toda duda y esto motivó que la nueva CNT, que, desde entonces proclama su posición contraria a la liberación nacional de Canarias, se marginara de la misma (9). Posteriormente no se continúa con esa coordinación, despareciendo a lo largo de la década de los 90 los colectivos que la habían impulsado.

Del potencial creativo desarrollado alrededor del anarcoindependentismo surgen distintas expresiones, entre ellas la musical. No es casualidad que un disco recopilatorio de grupos canarios de rock, aparecido en los principios de los 90, lleve precisamente por título Viva Canarias Libre de Cualquier Estado (10) y que, posteriormente, diferentes grupos musicales hayan cantado temas con letras identificadas con posiciones anarcoindependentistas.

Con la desaparición de colectivos específicos que, de manera clara, defendieran la conjugación del anarquismo y la liberación nacional, no ha desaparecido tal propuesta en Canarias, pues, muestra de ello, es el continuado rescate y trasiego de los textos que exponen los planteamientos anarcoindependentistas isleños publicados en diferentes foros y fanzines, aprovechando el uso y extensión de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, y el cada vez mayor número de gente joven que se define como anarcoindependentista.


3. Nuevas referencias organizativas

En Tenerife, el impulso que significó la experiencia del CSO Tamaragua, desarrollado a lo largo del año 1996 en La Laguna, para refrescar las referencias autónomas y libertarias y, tras su desalojo, la notable labor de contrainformación realizado por Alerta (1997-98) y los ensayos de coordinación a través del Bloque Libertario, primero, y de la Coordinadora Autónoma, después —contando con los mismos colectivos, pero con la exclusión de la CNT, a causa de sus intentos dirigistas y cohartadores de las iniciativas—, fueron su natural continuación. Mientras en Alerta también se publicó alguna aportación escrita anarcoindependentista, por esa época, en las paredes laguneras, reaparecen pegatinas, pintadas y se vieron adornadas con algún mural que proclamaban la desaparición del Estado y la autogestión como sinónimos de independencia y solución de la situación colonial del Archipiélago.

Aunque sin reclamar el anarcoindependentismo, mención aparte merece el Ateneo Autónomo del Sur, fugaz experiencia organizativa en el sur de Tenerife, protagonizada fundamentalmente por emigrantes, con planteamientos culturales y reivindicativos y vocación autónoma. Coincidente en el tiempo con la actividad del CSO Tamaragua, sin embargo no se estableció ninguna vinculación.

Actualmente, los jóvenes anarcoindependentistas isleños buscan un referente organizativo en el que poder desarrollar sus planteamientos. Así unos se organizan en Azarug —la potente organización juvenil independentista canaria que, de alguna forma, ha impulsado una renovación de los escleróticos modos del independentismo isleño—, otros en la CNT y otros en ambas organizaciones... A falta de otras referencias, el personal se adapta a lo que hay... Aunque cabe preguntarse si acaso esas alternativas organizativas son coherentes con los mismos planteamientos anarcoindependentistas...

Las escasas referencias organizativas actuales del anarquismo en Canarias, no asumen la actuación en la liberación nacional. Tanto CNT como CGT, considerándose ambas herederas de la tradición anarcosindicalista, la excluyen, al igual que el resto de colectivos que se encuentran activos. El anarcoindependentismo canario critica al anarcosindicalismo la adopción como marco territorial de lucha el fijado por el Estado, su concepción española de la lucha social, la potenciación de la cultura españolizante y su desprecio, cuando no rechazo, a intervenir en la liberación nacional (11).

Por otra parte, el sindicalismo, por muy libertario que se reclame, no deja de ser sólo una pequeña parte de las múltiples vertientes de la lucha por una sociedad libertaria y su intervención corre el serio riesgo de verse integrada en las dinámicas del sistema. El anarcoindependentismo, sin embargo, ha preferido actuar desde los movimientos sociales, bien directamente a través de los propios colectivos o por la implicación de sus activistas al llevar su militancia igualmente en otros.

El anarcoindependentismo canario critica al independentismo su alternativa estatista a la liberación nacional, su opción por participar en el marco político institucional español y por carecer de una válida propuesta para la superación de la sociedad capitalista, clasista y opresora de las diferentes esferas de la vida colectiva e individual, incluso en aquellas organizaciones que dicen defender el socialismo (12). Específicamente, Azarug, aún reclamándose como una organización que practica el asambleísmo y potencia la autoorganización, dista mucho de asumir esos principios de una manera libertaria. Su concepción estatista de la liberación nacional es pareja a su opción por el socialismo autoritario, es decir, vinculado al Estado. Su configuración como organización juvenil del MLNC y su vinculación al partido de éste, APC, le hace supeditarse a la actuación mediada y aceptar la democracia representativa, y, por ende, validar el actual marco jurídico-político del Estado español. Si bien Azarug presume de ser una organización abierta y en la que están presentes anarquistas, estos están asumiendo principios muy contradictorios con la ideología libertaria. Por mucho que, cuando puede interesar, Azarug declare que en su organización hay anarquistas, no es que exista una respetuosa coexistencia entre diferentes tendencias, sino porque los libertarios han hecho renuncia a sus principios. Los libertarios en Azarug son tolerados, siempre que asuman unos principios y modos de actuar que no son libertarios...

Tanto CNT como Azarug están supeditadas al Estado. La CNT al Estado español, Azarug a su proyecto de Estado canario; al estatalismo y al estatismo, respectivamente. La CNT por su aceptación de las fronteras estatales españolas y la cultura auspiciada por el Estado español; Azarug porque intenta resolver parte de la situación de opresión del pueblo canario mediante la implantación de unas nuevas fronteras y un “nuevo” marco jurídico-político semejante al de la corrupta democracia delegada colonial y su burocrático y represivo aparato de Estado.

Es obvio que los anarcoindependentistas, si queremos avanzar, si queremos extender nuestra propuesta de emancipación nacional y social, debemos trabajar de modo específico y directo, no disolviéndonos en organizaciones que no asumen nuestros planteamientos, sino que los toleran, siempre y cuando nos supeditemos a las decisiones mayoritarias y renunciemos a hacer valer nuestras propuestas. Necesitamos un marco organizativo autónomo y diferenciado de las organizaciones en las que, una buena parte de los anarcoindependentistas, contradictoriamente, hoy se cobijan.

Otra parte de los anarcoindependentistas no tienen una permanente organización de referencia, sino que han militado o colaborado por algún tiempo en determinadas organizaciones o colectivos y, si no asientan su militancia, se debe, precisamente, a que no encuentran ese referente organizativo en el que desarrollar de manera permanente sus planteamientos.


4. La autoorganización, para avanzar

Precisamos un tipo de organización que nos permita desarrollar con plena autonomía nuestros planteamientos de conjugación de la lucha por la liberación nacional y por una sociedad libertaria. En los actuales momentos, partiendo de una evidente dispersión militante, es necesario agrupar a la militancia anarcoindependentista y, con su bagaje de lucha en diferentes organizaciones y frentes, constituir colectivos en los que, basados en los principios libertarios, se vaya profundizando en el proyecto de construcción de una Canarias independiente y libertaria.

Frente a la inviable tentación de construir una única organización a la manera tradicional, en la que difícilmente la individulidad puede tener su natural expresión y aparezcan los consabidos riesgos de burocratización organizativa y esclerosis en las actuaciones, preferimos proponer, conforme a la rica experiencia independentista libertaria isleña, el surgimiento de colectivos autónomos en el Archipiélago y potenciar la libre federación de éstos. Huimos del burocratismo, reclamamos la autonomía organizativa y de actuación. En coherencia con la sociedad que queremos construir, abogamos por la organización horizontal y su coordinación en red.

Tan fundamental como las actuaciones externas del colectivo es la organización interna del mismo. Combatir el liderismo, la acumulación de información es pocas personas, el acaparamiento de la palabra en las asambleas o de tareas en “supermilitantes” o la discriminación por motivos de género o de otra índole, son tareas internas fundamentales para conseguir la horizontalidad y una real práctica asamblearia. Las ruedas de opiniones para conseguir la expresión de todos los miembros, el reparto de responsabilidades, la rotatividad en las funciones, un plan de acogida para cada nuevo miembro mediante algún compañero que lo integre en las dinámicas y ponga al día en la historia del colectivo y la formación son, entre otras, imprescindibles para la vitalidad y fortaleza de la práctica asamblearia. El colectivo para que sea tal habrá de acoger la participación directa de todos sus miembros. El colectivo ha de servir también para mejorar cada individualidad, un marco de experimentación en el que se van combatiendo las inevitables huellas del Sistema en las individualidades y se vayan viviendo nuevas formas de convivencia acordes al proyecto social que se propone. La continuada evaluación autocrítica de la organización interna mejorará y redundará en una mayor eficacia en las actuaciones externas, las cuales, obviamente, también han de ser revisadas para no caer en un estúpido ritual activista sin sentido.


Cada colectivo es libre de fijar su ámbito territorial y de actuación. Los colectivos podrán optar por primar algún tipo de especialización en la intervención social (ecologismo, cultura, antimilitarismo, feminismo...) y/o por hacerlo en un ámbito territorial determinado (municipio, comarca...) y realizar autónomamente sus actuaciones. Las actividades de cada colectivo y la necesidad de intercambio y obtención de apoyos habrán de coincidir necesariamente en el establecimiento de contactos para asuntos puntuales y en una coordinación, que optamos porque sea permanente. Necesidades como el intercambio de información, el desarrollo de debates o la adquisición de capacitación para determinas tareas forman parte de las necesidades de coordinación como, también, la planificación, desarrollo y evaluación de campañas comunes ante determinadas situaciones. La coordinación sólo sirve si con ella se potencia la autonomía de los colectivos.

Se trata, en suma, de conseguir la autoorganización de los anarcoindependentistas canarios, hoy dispersos y sin referencias organizativas estables desde hace años. De construir un modelo de organización liberadora de las personas, que cuente con su participación real, y que sea una herramienta útil para desprenderse de los lastres del Sistema en las individualidades. De avanzar, mediante la intervención colectiva, en la profundización de la propuesta independentista para Canarias a través de la potenciación y participación de las luchas populares.


Vicente Cañero,
agosto de 2004




Notas:

1 Ver “A modo de prólogo”, firmado por El Pirácrata, en de Paz Sánchez, M.: Secundino Delgado y la emancipación cubana. Ed. El Pirácrata. Canarias, 2001.
2 Trueno: “La CNT por la independencia de Canarias”. El Baifo, nº 5, pág. 5.
3 Secundino Delgado: “Dejar hacer”. En Marcha, nº 128, 21/10/1933.
4 Ferinto: “La independencia que queremos”. El Baifo, nº 6-7, pp. 18-22.
5 En Tenerife, en el período de la transacción democrática, fue célebre el Colectivo Rebelión, quien editó algunos números de una revista homónima. Aunque fueron críticos con el nacionalismo canario, desecharon intervenir libertariamente por la liberación nacional de Canarias.
6 COA: “Porqué un antimilitarista es también un nacionalista”. La Puça i el general, nº 43, febrero de 1985. Además de en la mencionada revista antimilitarista catalana, el mismo artículo fue publicado en La Sorriba (órgano de difusión del Centro Amilcal Cabral), nº 20.
7 COA: “Necesidad de estructurar la CNT en Canarias”. Alegato, nº 2, julio de 1992.
8 Alerta, portavoz de la Red Contrainformativa Canaria, números 2, 4 y 7.
9 “Te espero en la calle. Entrevista al Colectivo Espiral”. El Baifo, nº 5, pp. 26-27.
10 “Otros sonidos, otra propuesta”. El Baifo, nº 6-7, pp. 7-9.
11 “La independencia que queremos”. El Baifo, nº 6-7, pp. 18-22.
12 “La autodeterminación está de moda”. Alerta, nº 20, pp. 17-18. “¿Qué independencia?”. El Baifo, nº 8-9, pp. 9-11.


------>Sobre esta propuesta organizativa hay un foro abierto en el que se puede participar libremente en http://www.rustico.org/foro/viewtopic.p ... 085c3b156e


El texto que encabeza esta discusión es, precisamente, un texto para el debate, un punto de partida para entablar el diálogo sobre la necesaria y pendiente tarea organizativa de los anarcoindependentistas canarios. Es un escrito que pretende centrar el asunto y apuntar un posible camino para conseguir el surgimiento de estructuras organizativas estables, respetando la autonomía, tanto individual como de cada colectivo, y apostando por una federación de estos organismos. Es, repetimos, un texto para el debate, con en el que vayamos destapando cuáles son nuestros pareceres, nuestros apoyos, nuestras pegas... Que comience, entonces, el debate... ¡Vamos...!
Vicente Cañero

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