Isleños: Canarios de Luisiana

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Isleños: Canarios de Luisiana

Mensaje por irune » 02 Feb 2005, 22:48

A finales del siglo XVIII, durante unos años, Luisiana pasó a manos del imperio español. Para asegurarlo, se empleó nuevamente en las tareas coloniales a los canarios, que en América son mejor conocidos como isleños. En otros lugares donde existió contacto con culturas ibéricas, aún permanece una herencia que se ha mezclado en gran medida. Sin embargo, en Luisiana, tras el regreso bajo el poder francés, y la única presencia de canarios dada la política colonial española, se produjo el aislamiento de esta comunidad canaria del resto del mundo ibérico.

Los franceses trataron sin éxito de absorberlos, entre otras cosas afrancesando sus apellidos, imitando en esto a los españoles que hicieron lo propio con los guanches.

Posteriormente, con la venta de Luisiana a Estados Unidos, las diferentes comunidades canarias, que habían continuado con un desarrollo independiente, proseguirían con diferentes niveles de aislamiento, conservando en desigual forma su cultura de origen.

Su historia es parte de Canarias, ya que siguen siendo canarios.
Isleños de Luisiana:

http://www.mgar.net/var/stbernar.htm

Poco tiempo después de la conquista, el gobierno de Castilla y la Corona favorecieron y subvencionaron la emigración de canarios para la colonización y poblamiento de América. La mayor parte de los emigrantes canarios fueron marineros y soldados. Con posterioridad al siglo XVI, artesanos, campesinos y simples colonos, con el objeto de establecerse y fundar con sus familias y, especialmente poblar, una serie de localidades que experimentaban más despoblación, como las islas del Caribe. A la isla de Santo Domingo se enviaron familias de agricultores, incluso con acopio de aperos de labranza y materiales para la edificación de viviendas; en 1545 se obligaba a Francisco de Mesa a fundar un pueblo en el lugar de Montecristo, de la isla de la Española, con 30 vecinos casados en las Islas Canarias. Este hecho condicionó la salida en masa de habitantes creando una verdadera despoblación que motivó que Felipe II prohibiera la salida de vecinos necesarios para la defensa de las islas. En el siglo XVII aumenta la presencia de extranjeros en las colonias españolas e interesaba reforzar la población con súbditos leales. En 1659, para evitar la pérdida de Jamaica, "nada mejor que una armada despachada de la península cargada de gentes que han de ser de trabajo y provecho, como lo es la de las Canarias". En esta fecha es cuando se experimenta una corriente muy fuerte hacia Cumaná, Antillas, Florida o Venezuela.

El Tributo en Sangre (1678):
En 1678 se impone a Canarias una condición para poder comerciar con las Indias, y es la de enviar 5 familias por cada 100 toneladas de productos que se exporten. Es lo que se conoce como el tributo en Sangre, definido así por varios autores y que es consecuencia de la Real Cédula de 25 de mayo de 1678, reinando Carlos II. Estuvo esta orden en vigencia durante más de un siglo, tiempo en que salen hacia América más de 15.000 canarios.

el rey de España estimula esta emigración y obliga a cada barco que se dirija allá, desde las islas a sus dominios americanos, a transportar un cierto número de españoles en las casi deshabitadas provincias de las Indias Occidentales Españolas. (Glass. 1764)
la presencia hispana en Nueva Orleans, durante los últimos ciento noventa años, no sólo se ha recordado a través de muestras efímeras, de contactos eventuales, de rótulos callejeros, sino que ha estado muy viva en el seno de una comunidad que nunca olvidó a sus ancestros, ni su lengua, ni su procedencia, por la que siempre han sido identificados, "los isleños", los descendientes de emigrantes canarios del siglo XVIII, habitantes de la isla Delacroix, de la Parroquia de San Bernardo.

"En los siglos XVII y XVIII los isleños ya no van a sustituir a una población que ha desaparecido; emigran con otra finalidad: como fundadores de nuevos pueblos y ciudades..., o bien para evitar el avance humano y político de países extranjeros infiltrados dentro de posesiones españolas. Y así Santo Domingo, Puerto Rico, Texas, Luisiana, Campeche, Cumaná, ven engrosadas sus respectivas poblaciones con individuos procedentes de las Islas Canarias". (Julio Herrera García)

Una muestra exacta de estas "nuevas finalidades" la dan los canarios que, en los últimos años del siglo XVIII, se asentaron en las tierras más húmedas, agrestes e indómitas de las marismas del Mississippi, a unos 25 kilómetros de Nueva Orleans, ciudad fundada por los franceses en 1718.
Hoy los rasgos culturales franceses y españoles configuran la idiosincrasia de la cuna del jazz y de los más célebres carnavales de toda Norteamérica. España nombra en 1777, gobernador del territorio al inquieto coronel del regimiento de Luisiana Bernardo de Gálvez, que, tanto para colonizar y constituir nuevos asentamientos, como para evitar la preeminencia de habitantes procedentes de otros países, propicia una importante etapa de inmigraciones hacia la Luisiana que, según narra Charles Gayarré en su Historia de Luisiana, "recibió entonces un aumento de su población con la llegada de gran número de familias llevadas a Luisiana desde las Islas Canarias a expensas del rey. Algunas de ellas se establecieron en Terre aux Boeufs, una parte del territorio que hoy queda comprendido dentro de la Parroquia de San Bernardo". Los pobladores canarios, desde su llegada entre 1778 y 1783, se establecieron, en gran mayoría , en el lugar llamado Isla Delacroix, que toma su nombre de la condesa de Saua de la Croix, de París, que, como recoge Roger Baudier en su libro La Iglesia Católica en Luisiana, cedió allí en 1874 unos terrenos adecuados para la edificación de una escuela y de una iglesia. Durante años la ocupación principal de los "isleños" ha sido la caza y la pesca, en especial de un cangrejo de río, por ellos denominados "jaiba", labor que se realiza en condiciones muy duras, perpetuada en las estrofas de unas famosas décimas, La vida de un jaibero, hoy cantada por el conocido decimista Irvan Pérez, que, junto con su hermano Alfred, recopilan los últimos vestigios que quedan de las décimas tradicionales, de ancianos como Chelito Campos, que a sus noventa y cuatro años aún canta durante las reuniones familiares, y difunden la historia de su comunidad, a la que se dedican las décimas "Setecientos setenta y siete / varias familias dejaron las Islas Canarias", y que participaron, en diciembre de 1992, en un congreso de decimistas organizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, bajo la dirección del profesor Dr. Maximiano Trapero. Si el fenómeno de la conservación del español, lleno de arcaísmos propios de Canarias en el s.XVIII, se debe en gran medida al aislamiento en que vivió esta comunidad hasta casi la II Guerra Mundial, por lo que es exclusivamente una lengua familiar y oral, esto permitió también mantener unos lazos estrechos que hoy confluyen en unas relaciones sólidas, basadas en el sentimiento de identidad que les agrupa, y cuyo exponente oficial es la dinámica asociación "Herencia & Cultura Sociedad de los isleños de San Bernardo", de la que han sido sus últimos e inquietos presidentes Alfred Pérez y Lairy Teror. Y es que, como afirma Gilbert C. Din en su libro "The Canary islanders of Luisiana", "los isleños permanecieron muy aislados del centro cultural de Luisiana", a lo que se une el que "los pocos cientos de Isleños Canarios llevados a Luisiana por los Gobernadores españoles en el s. XVIII provenían de un grupo de islas que, aunque ostensiblemente españolas, habían desarrollado sus propias pautas culturales y tradicionales", lo que se reflejó enseguida en el desarrollo de aquella comunidad aislada en el territorio de la Parroquia de San Bernardo.
Los descendientes de aquellos canarios del s.XVIII se han integrado ya perfectamente en su patria americana, lo que sin embargo no les ha impedido seguir considerándose canarios, "isleños", por todos los lazos de sangre, culturales y familiares que siempre han salvaguardado.

Cuando en muchos otros países y localidades americanas, donde la emigración canaria ha sido una constante hasta hace unos pocos años, se habla ya de que el futuro de la presencia isleña, de sus comunidades, de sus tradiciones, de su folklore, pasa por que los jóvenes descendientes de los isleños no pierdan el sentimiento y la sensibilidad canaria, que hasta ahora aportaban las continuas remesas de contingentes de emigrantes, a pesar de su integración en el país de acogida, podemos ofrecerles el bellísimo ejemplo de la comunidad de "los Isleños" de San Bernardo, que, muy por encima de cualquier obstáculo material o espiritual, han querido y han sabido mantener su identidad canaria, lo que a ellos les enorgullece y, ante los demás, los ennoblece. (Juan José Laforet)
Fue importante la emigración canaria a tierras del Sur de los Estados Unidos y se calcula el establecimiento en la zona de La Louisiana de más de 4.000 canarios, aunque esto representó una sangría para Canarias, por el despoblamiento y el coste económico que la emigración representó.
CANARY ISLANDERS HERITAGE SOCIETY OF LOUISIANA
Preservando y celebrando la herencia de nuestros antepasados canarios,
y fomentando la amistad e intercambios culturales entre
el Estado de Luisiana y las Islas Canarias.

http://www.rootsweb.com/~lacihsl/
http://www.canaryislands-usa.com/cifec/spanish.html
Antecedentes Históricos de los Canarios de Luisiana

En 1777 la Corona española mandó un reclutamiento de setecientos canarios para servir de milicianos y pobladores en el territorio de Luisiana. Los reclutas casados recibieron permiso de llevar las familias. Los milicianos tuvieron la responsibilidad de ocupar y defender tierra española, en particular esas tierras localizadas cerca de las vías de agua que desembocaban en el Golfo de México.

Desde 1778 hasta 1783 aproximadamente 2,363 canarios inmigraron a Luisiana. La mayoría de los canarios vivieron en cuatro poblaciones—Barataria, Galveztown, San Bernardo y Valenzuela. Muchos canarios sobrevivieron a pesar de condiciones difíciles, y eventualmente pudieron adaptarse al clima semitropical y a la tierra baja y llana de Luisiana. Hoy en día sus descendientes están esparcidos por todas partes del Estado de Luisiana y aún más lejos. Los apellidos hispanos sobreviven como testimonio de la presencia española en Luisiana hace más de doscientos años.

Datos fundamentales de la Canary Islanders Heritage Society of Louisiana

En el año 1996, un grupo de descendientes de los canarios se reunieron en Baton Rouge, la capital de Luisiana, para establecer una sociedad cuyo propósito sería el de preservar la herencia canaria. Eventualmente, esta sociedad se llamaría la Canary Islanders Heritage Society of Louiaiana (CIHSL). Los antepasados canarios del grupo habían vivido en dos poblaciones: Galveztown, localizada unos cuarenta kilómetros al sur de Baton Rouge a la confluencia del Río Amite y el Bayou Manchac, y Valenzuela, establecida al lado oeste del Río Mississippi a lo largo del Bayou Lafourche.

CIHSL mantiene interés en la historia de todas las antiguas poblaciones canarias de Luisiana pero pone énfasis especial en la historia de Galveztown y de Valenzuela. La Sociedad está asentada en Baton Rouge y la mayoría de los miembros son de Luisiana. Sin embargo, algunos miembros viven en otros Estados del país y comunican con CIHSL por correo electrónico o por teléfono. Para hacerse miembro de la Sociedad, el parentesco canario no se requiere. Solamente hay que tener interés en los objetivos de la Sociedad. Para más detallas, véase el Web Site de la Sociedad.

Proyectos en marcha

*Se desarrolla la genealogía de la familia: se identifican las raíces canarias.

*Se documentan y se publican artículos que tratan de los setecientos milicianos canarios que vinieron a Luisiana en el siglo dieciocho.

*Se utilizan las fuentes archivales: Se buscan mapas antiguos u otros datos relacionados a las poblaciones canarias de Luisiana.

*Se colecciónan las fotos antiguas.

*Se publica información relacionada a la Sociedad y a sus proyectos.

*Se cultiva la amistad con otros grupos hispanos y especialmente con la gente de las Islas Canarias.

*Se conmemoran los antepasados canarios de Luisiana: En octubre de 2000, la Sociedad dedicó un monumento de granito en tributo a los pobladores canarios de Luisiana. Sobre la piedra el nombre de Canary Islanders Heritage Society of Louisiana está grabado debajo del Escudo de Armas de las Islas Canarias. Un mensaje, escrito en inglés y castellano, rinde homenaje a los canarios. El monumento se yergue a la entrada del cementerio de la Iglesia Católica de la Ascensión de Nuestro Señor en Donaldsonville de Luisiana.

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