¿Quo vadis, Canarias, en desarrollo turístico?

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lynx
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¿Quo vadis, Canarias, en desarrollo turístico?

Mensaje por lynx » 07 Abr 2010, 12:36

En los últimos meses no se ha oído hablar de otra cosa en Canarias que no fuera de la segunda pista de los aeropuertos del Reina Sofia en Tenerife y del de Gando en Gran Canaria. Los políticos de aquí y de allá, independientemente de su color, insisten en la imperiosa necesidad que tienen sus islas respectivas de que los aeropuertos cuenten con una segunda pista. De hecho, los tres partidos mayoritarios en Canarias (Coalición Canaria, Partido Popular y Partido Socialista) coinciden al respecto. La construcción de una segunda pista, afirman los políticos, supondrá que el cuello de botella que son los aeropuertos para el desarrollo turístico desaparezca.

Tengo que reconocer que soy partícipe de la idea de que nos estamos jugando mucho, tal vez demasiado. Parece ser que aquí nadie ha reparado que aún con sólo una pista por aeropuerto son ya casi doce los millones de personas que nos visitan cada año, y que este valor sigue creciendo sin visos de detenerse. Ello supone que, considerando una estancia media de nueve días por visitante, exista un notable incremento de la densidad de la población del archipiélago. Ésta pasa de los aproximadamente 220 habitantes por km2, ya muy alta (a modo comparativo, el valor de la Península se sitúa sobre los 80 habitantes por km2), a cerca de los 270 habitantes por km2, alcanzando en Tenerife y Gran Canaria estos valores los 500 habitantes por km2 ¿Tal vez se considere prioritario alcanzar la densidad de Hong Kong, Singapur o Macao?

Parece que aquí nadie ha reparado en que, incluso con una sola pista por aeropuerto, toda la costa meridional de las islas, desde El Médano hasta Los Gigantes, en Tenerife, o desde Pozo Izquierdo hasta Mogán, en Gran Canaria, se encuentran ya urbanizadas. ¿Es que acaso les parece poco a nuestros representantes? ¿Tal vez haya llegado el esperado momento de empezar a urbanizar Las Cañadas del Teide?

Parece que tampoco se ha reparado en que con una sola pista por aeropuerto, el tamaño del parque automovilístico de Tenerife y Gran Canaria ya ha sobrepasado los límites de la racionalidad. Ello ha llevado a los poderes públicos a construir más carreteras que sirven a los importadores para vender más coches, que contaminarán más, y que requerirán de nuevo más carreteras por las cuales circular y contaminar, en un ciclo que parece no tener fin. ¿Tal vez se trate de asfaltar toda la isla?

Llegados a este punto, parece inaplazable una profunda reflexión sobre el actual modelo de desarrollo por el que ha apostado el archipiélago, pues es el gran responsable de la mayor parte de los problemas ambientales que se han generado. Este desarrollo, basado en un crecimiento turístico ilimitado, al margen de la capacidad de carga de las islas, ha dejado en flagrante estado de abandono a la agricultura, y ha motivado que se alcancen cotas de ocupación de las islas hasta ahora insospechadas. Para ello no se han escatimado esfuerzos, por ejemplo, en urbanizar casi por completo el perímetro costero, en importar vehículos por encima de cualquier criterio de racionalidad, o en incrementar hasta límites sin precedentes la dependencia exterior de las islas en alimentos y combustibles.

Tenerife y Gran Canaria albergan juntas a más del 85 % de la población residente y visitante del archipiélago. Este turismo de masas, que se extiende en Tenerife entre El Médano y Los Gigantes como una gran y continua urbanización turística, además de haber terminado con los ecosistemas costeros a sotavento, requiere para su funcionamiento una cantidad de energía tal que las soluciones para evitar que el sistema colapse pasan por afectar a otros entornos rurales hasta ahora a salvo, como el caso de las torres eléctricas de Vilaflor. Mientras, la apuesta del monopolio que controla la producción de energía en Canarias por las energías alternativas, como son la eólica o la solar, se limita a operaciones de cara a la galería. Así, estas alternativas energéticas de indudable futuro en Canarias por sus condiciones climáticas son desaprovechadas.

El exceso de población ha dado lugar, como introduje anteriormente, a un desmesurado aumento del parque automovilístico, ocupando la provincia de Santa Cruz de Tenerife el tercer lugar del país tras Baleares y Gerona, con aproximadamente 770 vehículos por cada mil habitantes, y la provincia de Las Palmas el cuarto con cerca de 700 vehículos por cada mil habitantes. Se ha llegado a un punto en que el territorio insular está siendo modificado para adaptarse al modelo de transporte individual, en lugar de adaptar el modelo de transporte a las características específicas tan vulnerables del territorio. Las consecuencias, además de la contaminación local, estriban en que cada vez es mayor la superficie dedicada a carreteras, a costa de espacios agrarios o naturales, sin que mejore sustancialmente el tráfico, es decir, sin que disminuya el tiempo necesario para desplazarse de un sitio a otro.

En realidad, la política de transporte en Canarias hace tiempo que descansa sobre una continua huida hacia adelante en la que a cada nueva carretera, carril o aparcamiento sigue un aumento del número de vehículos matriculados, con lo que en poco tiempo desaparecen las pretendidas ventajas de las medidas tomadas y de las inversiones realizadas. En consecuencia, la eficacia temporal de las soluciones adoptadas es baja, puesto que son conceptualmente erróneas e inadecuadas para un espacio insular cuasi urbano, encarecen el coste de los desplazamientos, contribuyen a la eliminación física de suelo y benefician, fundamentalmente, a los importadores de vehículos.

Quizá estemos aún a tiempo de valorar cuáles son las consecuencias para el frágil territorio insular de la construcción de las segundas pistas en los aeropuertos antes de hacer de su reivindicación un arma política. Desde luego, por las razones apuntadas, yo no considero las segundas pistas necesarias. Francamente, no me importaría mucho que el modelo económico colapse, si ello sirviera para replantearnos hacia donde vamos y dotar de sentido común el desarrollo de las islas.
de www.revistaecosistemas.net
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