No soy tu negro / I Am Not Your Negro (Raoul Peck, 2016), documental del director de origen haitiano Raoul Peck sobre el escritor negro nacido en USA James Baldwin. Así lo resumen en en número de abril de 2017 de 'Cuadernos de cine':
En el mismo número de la revista viene una entrevista con Raoul Peck, de la que cito algunos fragmentos:
I Am Not Your Negro nace como una adaptación de un ensayo incompleto del escritor afroamericano James Baldwin (1924-1987). Dicho ensayo se comenzó a escribir en 1979 como evocación de sus tres amigos activistas asesinados en el curso de muy pocos años: Medgar Evers en 1963, Malcolm X en 1965 y Martin Luther King en 1968. Baldwin se había expatriado en 1948, huyendo de Nueva York y del racismo de la sociedad norteamericana. Baldwin habla precisamente de un sentimiento de miedo ante sus propios compatriotas, a los que consideraba sus enemigos, los que ponían su vida y la de todos los afroamericanos en peligro. Eso se encarga de recordárnoslo continuamente Peck apelando una y otra vez al presente (el apaleamiento de Rodney King en 1991, los disturbios de Ferguson en 2014...), demostrando la vigencia del discurso de Baldwin, las razones de su miedo y de su desesperanza.
Baldwin había regresado a los Estados Unidos en 1958, sintiendo que el deber lo reclamaba, que tenía que estar con los suyos. Éste es el punto de partida para un viaje al Sur que para Baldwin representó dar un paso al frente y ponerse en primera línea de una lucha por los derechos civiles que lo convirtió en un referente inexcusable en universidades y televisiones.
¿Cómo descubrió a Baldwin?
Empecé a leerlo cuando tenía quince o dieciséis años. Fue para mí una revelación. No lo entendí todo por completo, pero me abrió la puerta a un mundo totalmente nuevo; en particular, a cosas de las que no conocía el nombre o la explicación, pero que sospechaba de manera intuitiva, como "¿quién soy yo en el mundo y por qué hay una diferencia entre lo que leo en todas partes y lo que veo en todas partes?". Empecé a viajar a los ocho años: me mudé de Haití a la República Democrática del Congo. Habiendo aprendido sobre África por John Ford o las películas de Tarzán, es todo un despertar cuando llegas al lugar real... Siempre estábamos leyendo nuestra historia a través de terceros o quintos personajes de un libro, nunca éramos el relato principal. Así que Baldwin fue el primer autor que realmente me llegó... Baldwin se quedó en mi vida; volvía a sus libros cuando sentía que necesitaba reiniciarme a mí mismo. En una época de confusión, Baldwin siempre es bueno para volver a hacerte sentir la realidad como es.
Sé que ha estado trabajando mucho tiempo en este proyecto, así que, ¿cómo consiguió ponerlo en pie con el beneplácito de los herederos de Baldwin?
Sus herederos son conocidos por no dar acceso, por ser muy estrictos... Pero conocí a Gloria Karefa-Smart, la hermana pequeña de Baldwin, que fue su ayudante desde que tenía veintiún años. Fue con él a África de joven, y luego se casó con un hombre africano que trabajaba en Estados Unidos. Había visto mis trabajos sobre Patrice Lumumba, el primer líder del Congo elegido democráticamente; para ella, esos trabajos míos significaron algo muy importante... Estuvieron abiertos a cualquier enfoque que yo quisiera tomar... Mi trabajo era ser fiel al de Baldwin, no utilizar nada mío y tratarlo como un enorme rompecabezas que tenía que montar.
La crítica de Baldwin a los medios de comunicación es punzantemente premonitoria. Sostiene que los mensajes difundidos por los medios son un componente central en la incapacidad de la América blanca para enfrentarse a muchas cosas sobre sí misma... Y ahora una estrella de la telerrealidad es el presidente de los Estados Unidos.
Es en lo que se han convertido nuestros medios de comunicación; en lo que se han convertido en el mundo entero. Es el mundo de la confusión, de la superficialidad, y la gente no puede distinguir qué es real, qué es un sueño, qué es ilusión. Y eso es algo terrible, estremecedor. Mientras no confrontemos esos dos niveles de realidad, por citar de nuevo a Baldwin, "no habrá sueño americano".