Sacado de aqui:
http://www.alasbarricadas.org/forums/vi ... highlight=
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EL CASO ROQUETAS
Un hombre ha muerto a manos de la Guardia Civil en una comisaría de Roquetas de Mar. ¿Cómo? Y, ¿por qué? Ésas son las cuestiones que hay que aclarar. Aunque poco a poco parece que se va haciendo la luz. Una camarera, testigo de los hechos, habla (sin atreverse a dar su nombre) de que al menos nueve agentes participaron de hecho o con su presencia en 40 minutos de puñetazos y patadas que se le propinaron en plena calle a Juan Martínez Galdeano, un agricultor de 29 años, que se dirigió a la Benemérita buscando ayuda y amparo. Dice la misma testigo, que después se llevaron las manos a la cabeza, y transcurrieron otros veinte minutos de maniobras de reanimación.
Los primeros datos sobre el estado del cuerpo indican que recibió una brutal paliza. La Guardia Civil explica que Juan Martínez acudió al cuartel pidiendo ayuda, reconociendo que había consumido drogas y que un grupo de gitanos le perseguía para agredirle. Ciertamente, dos coches con personas de etnia gitana aparecieron a los pocos minutos en las puertas del cuartel. Los agentes les conminaron a irse, y los gitanos se fueron. Cuentan que después le comunicaron a Juan Martínez la necesidad de hacerle la prueba de alcoholemia. Momento en que la víctima se tornó violenta y tuvieron que reducirlo.
Los agentes han declarado ante el juez que utilizaron los “medios racionales y necesarios” para reducir a Juan Martínez, y que “la mayoría de los agentes sólo usó las manos en ese intento”. ¿Qué argumentos utilizó la “minoría” de los guardias civiles es algo que nadie explica? ¿Qué se considera “racional y necesario” en cuestión de golpes? Tampoco lo sabemos. Sí sabemos, no obstante, que un hombre acudió a pedir ayuda y salió muerto de un espacio destinado a la defensa y protección de los ciudadanos.
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LA PELÍCULA DE LOS HECHOS Y LA CRÓNICA
Cameramen:
La grabación se inicia a las 16.15.28 por la cámara número 1. "Se observa la llegada de Juan Martínez Galdeano mirando en varias ocasiones hacia atrás como en estado vigilante entrando en las dependencias del cuartel. Se observa la camisa manchada a la altura del abdomen".
La cámara recoge la llegada y posterior marcha de la pareja con la que había discutido el agricultor.
A las 16.33.08, "Juan intenta marcharse haciendo caso omiso de las indicaciones del guardia más veterano para que no lo haga". A las 16.33.50, se produce el primer forcejeo, cuando los agentes que están fuera piden ayuda para "intentar reducirlo y poder meter a Juan en las dependencias oficiales".
Cronista:
El teniente del cuartel de Roquetas de Mar imputado, junto a otros ocho agentes, en la muerte de Juan Martínez Galdeano sostiene que intervino para "defender a su gente" de la reacción, "fuera de sí", de la víctima, a la que "directamente" no golpeó "ni una vez". Según informaron a la agencia Efe fuentes próximas al teniente, J.M.R., de 29 años, su primera intervención se produjo al percatarse, desde su casa ubicada en el cuartel -no estaba de servicio-, de un altercado entre varios agentes y la víctima, por lo que bajó desarmado y de paisano y, "sin emplear medios", convenció a Martínez Galdeano, "tras cruzar unas palabras con él", para que entrara a las dependencias.
Narrador:
¿No golpeó ni una vez a la víctima y el estudio forense dice del muerto que llevaba el esternón partido y hematomas por todo el cuerpo? ¿Suelen partirse en el cuartel los esternones de los detenidos sin la intervención de los guardias? Curioso…
Cameramen:
A las 16.35.30, se observa cómo uno de los agentes le entrega al detenido “el pantalón que se desprendió en el forcejeo para que se lo ponga”. A las 16.40.06, “Juan entra en las dependencias por su propio pie, con el pantalón en la mano, rodeado por el resto de agentes, junto con el jefe de la unidad [el teniente]”.
Cronista:
Los agentes pretendían que la víctima accediera a las dependencias porque había quedado detenida por resistencia a agentes de la autoridad, ya que momentos antes había ofrecido resistencia, aunque "relativamente breve", hacia algunos guardias, a los que causó "lesiones leves". La víctima accedió y el teniente, "al ver la situación controlada", según las fuentes, decidió regresar a su casa, si bien media hora después escuchó "un follón más fuerte" y se percató, desde la ventana de su vivienda, de que los guardias intervinientes en ese momento, al parecer cuatro, "no podían defenderse" dada la "fortaleza física" de la víctima, que parecía "fuera de sí".
Narrador:
Vaya por dios, 4 guardias civiles en servicio activo “no podían defenderse” de la víctima. Habrá que ampliar plantilla… o echar más horas de gimnasio. Tanto bar anquilosa. Motivos para estar “fuera de sí” es evidente que tenía. No es frecuente entrar a un cuartel… y salir con los piés por delante. Si intuyó algo así, aparte de no errar en la intuición era suficiente motivo para estar “fuera de sí”. Es comprensible que ante el terror de morir apaleado reaccionara así. Desgraciadamente hay precedentes de apaleamientos en cuarteles con resultado de muerte. Y Almería no es ajena a ello (recuérdese “El Caso Almería”).
Cronista:
Al percatarse de que una guardia "sangraba" y otro de los agentes había sido mordido por la víctima, el Jefe de la Unidad consideró "más que justificado" intervenir de nuevo, ya que tres de los agentes participantes estaban "inutilizados" por las lesiones. En esa segunda intervención, el teniente bajó de nuevo al patio del cuartel desde su casa, donde "sólo dispone de un arma de fuego", único medio reglamentario que puede poseer, y que no consideró "ni oportuno ni conveniente" llevar consigo, precisaron las fuentes. Sí decidió llevar consigo una porra extensible, con la que dio a la víctima "ligeros puntazos", y otra eléctrica con la intención de emplear ambas de forma "intimidatoria".
Narrador:
“Tres de los agentes participantes estaban “inutilizados” por las lesiones”. Vaya, todo es problema de plantilla. De haber habido 20 guardias tal vez lo hubieran reducido. ¡Vaya servicio hubiera hecho la víctima como caballero del Rey en los siglos pasados! De la madera que describe el cronista estaban hechos los Templarios. De la misma madera que Sansón. Inutilizar a tres agentes en un 4 contra 1 ya habla a las claras de la fortaleza de la víctima. Y de la honestidad del teniente, que no quería matarle puesto que de haberlo querido hubiese aparecido con pistola, su arma reglamentaria, parece decir el cronista, pero que no hubiese premeditación no quiere decir que bajase a repartir paz, puesto que echó mano a dos armas tal vez porque entendiera que el diálogo posible ya había muerto.
Cameramen:
A las 17.10.01, "uno de los agentes se vuelve corriendo debido a algo inesperado y a continuación varios agentes se movilizan rápido hacia el lugar donde está el detenido". Es la cámara número 2 la que graba, a las 17.16.03, "un fuerte forcejeo entre los agentes y el detenido", en el que inicialmente intervienen cuatro guardias. Ese es el momento en que presuntamente el teniente golpea al detenido. Un minuto y 53 segundos después, el detenido es arrastrado fuera del ángulo de visión de la cámara.
Cronista:
El teniente utilizó ambos instrumentos -antirreglamentarios- "alternándolos y nunca simultáneamente", precisaron las fuentes. La porra eléctrica la aplicó de forma "intimidatoria" sobre las piernas de la víctima, que en ese momento ya estaba esposada, y "como defensa a las patadas que lanzaba en todas las direcciones". La porra eléctrica "no funcionaba apenas" y su potencia era "mínima", por lo que "ni siquiera hacía efecto" ni dejó "marcas" a la víctima, a quien "la fuerza que se le aplicó" durante toda la intervención fue "como reacción a su actitud", que podía estar motivada por "el consumo de drogas", consumo que, según las fuentes, admitió el detenido.
Narrador:
La porra eléctrica apenas funcionaba, vaya por dios; habrá que actualizar el armero. Es curioso que no se hable de la porra extensible (1), esta tal vez estuviera en correcto funcionamiento y por ello el cronista no cree necesario mencionarla, ¿para qué si funciona bien?
Cronista:
La pretensión de los agentes era evitar que Juan Martínez lograra huir, "porque estaba próximo a la salida del cuartel", y conducirlo, "para que no pudiera lesionar a nadie", a un vehículo policial en el que trasladarlo a un centro de salud y a la Policía Local. Para evitar esa "resistencia activa", los agentes pusieron boca abajo a la víctima, que comenzó a autolesionarse "dándose cabezazos" contra el suelo -"parecía insensible al dolor", precisaron las fuentes-, probablemente "no porque quisiera hacerse daño sino porque estaba fuera de sí". Los agentes trataron entonces de "inmovilizarle las extremidades y la cabeza" para evitar que siguiera golpeándose, según las fuentes, que precisaron que Juan Martínez Galdeano "permaneció con vida 15 ó 20 minutos sin recibir golpes ni causarlos".
Narrador:
Vaya, el afán de golpear al detenido era proteccionista: “conducirlo a un vehículo policial en el que trasladarlo a un centro de salud.” Incomprendidas almas caritativas las de estos repudiados guardias civiles. Seguro que si algún día les juzgan, la caridad mostrada en esta acción les proporcionará la mayor atenuante. Y encima las lesiones se las hizo el propio detenido, qué cabrón, pero bueno… “fuera de sí”, extracorporalmente. La agonía de Martínez Galdeano duró entre 15 y 20 minutos, parece insinuar el cronista. Evidentemente estaba indispuesto para seguir inutilizando más guardias. A partir de ahí ya no le sacudieron, en cuanto que le vieron agonizante dejaron de golpearle. Pero resulta extraño que si lo que querían era trasladarlo a un centro de salud, no aprovechasen la ocasión de echarlo al vehículo policial una vez que le vieron sin fuerzas. ¿Tampoco las había en los guardias… o acaso ya sabían que se les había ido la mano y que el detenido iba a morir?
Cameramen:
A partir de ese momento, las cámaras no recogen lo que sucede en la zona donde está el detenido, hacia la que, a las 17.21.03, se dirigió un motorista y, a las 17.42.14, se encamina un agente con unos guantes de látex. La cámara número 2 recogió la llegada de una ambulancia a las 17.43.37, de la que descendieron dos sanitarios que se dirigieron al lugar donde estaba el detenido. La cámara número 3 rodó a las 18.09.54 el momento en que se marchó la ambulancia “sin llevarse a ninguna persona”.
Cronista:
Pasado ese tiempo, los agentes percibieron que "disminuyó la resistencia del detenido", por lo que pensaron que estaba "más tranquilo", si bien comenzaron a notar que estaba "demasiado quieto"...
Narrador:
¿Cómo no iba a disminuir la resistencia del detenido si estaba agonizando? ¿Cómo no iba a estar “más tranquilo” si estaba muriendo? Insisto: ¿por qué no le llevaron al hospital si se dice en la crónica que esa era la intención de los guardias?
Cronista:
Según las fuentes, Juan Martínez Galdeano tenía antecedentes policiales por robo con fuerza en las cosas y "el último" contra los derechos de los trabajadores.
Narrador:
¿Y qué si tenía antecedentes policiales?, ¿acaso le habían sorprendido robando y estaba en el cuartel por esa causa? No. Reseñar que la víctima tenía antecedentes policiales “contra los derechos de los trabajadores” es intentar desviar la atención intentando criminalizar al muerto vistiendo de motivación a sus torturadores.
LAS CÁMARAS TAMBIÉN LES VIGILAN
La artimaña dialéctica tiene como esencial función desvirtuar la veracidad de los hechos a fin de desviar la atención hacia cuestiones ajenas a estos, limando de este modo las asperezas que la exposición de la veracidad pudiera dejar a la luz. Prohibido hacer concesiones, parece razonar el cronista. Pero las cámaras trazan una lectura ajena a la expendida por la crónica, si en esta se dice que el teniente “no golpeó ni una sola vez a la víctima”, la lectura de aquellas hacen ver otra cosa:
“en la imagen grabada por las cámaras situadas en distintos puntos del cuartel de Roquetas de Mar, en las imagenes se aprecia cómo el teniente golpea al detenido por espacio de dos minutos, unas diez veces, en diferentes partes del cuerpo, mientras éste, tumbado en el suelo y sujeto por otros agentes, intentaba librarse y hiur.” (sic)
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(1)- Consiste en un tubo metálico de apenas veinte centímetros de largo, en cuyo interior se ocultan varias secciones tubulares. Al realizar un movimiento seco, estas partes se despliegan y conforman una porra metálica que puede alcanzar diferentes tamaños. Una de sus ventajas es que apenas ocupa espacio, por lo que aumenta la capacidad de movimiento de los agentes. Además, según la publicidad de los fabricantes, es un arma menos lesiva que las porras de madera, puesto que la estructura hueca «facilita la expansión del impacto y disminuye el riesgo de fracturas».
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Cronista: Canal Sur (“La voz de su amo”).
http://www.canalsur.es/Informativos/-Ar ... Agosto/06/
Cameramen: TKT
Narrador: La Chicharra