¿por qué no arrasan los partidos de izquierda?

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_nobody_
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¿por qué no arrasan los partidos de izquierda?

Mensaje por _nobody_ » 12 Ene 2014, 21:48

Fabio Gándara.

http://www.huffingtonpost.es/fabio-gand ... 68881.html

¿Dónde están hoy los valores de la izquierda y por qué no son apoyados mayoritariamente por una población que está sufriendo los estragos de la doctrina neoliberal? Esta es la peliaguda cuestión con la que cerraba el anterior post de mi serie El futuro de la izquierda, y que hoy trataré de responder.

En contra de toda lógica, después de varios años sufriendo una brutal crisis, los partidos que apoyan la ortodoxia neoliberal que nos llevó al desastre siguen ostentando el poder en los principales países de Europa. "Los fundamentalistas del mercado se equivocaron en casi todo y, sin embargo, siguen dominando la escena política más a fondo que nunca", advertía acertadamente Paul Krugman hace ya unos años. ¿Qué pasa entonces? ¿Están realmente tan ciegos los votantes?

En realidad, la gente no es tonta: en toda Europa los ciudadanos reivindican creciente y sistemáticamente los valores tradicionales de la izquierda. Se defienden las libertades ciudadanas frente a los intentos de controlar los flujos de información y las intromisiones en nuestra intimidad, existe una mayor preocupación por garantizar la participación ciudadana directa en el Gobierno de nuestros países, e incluso la legitimidad del capitalismo como garante de la democracia, el progreso y el crecimiento económico está en entredicho: ¡el sistema capitalista es rechazado como forma de organización económica y social nada más y nada menos que por el 74% de la población de nuestro país! (según los datos de un estudio del BBVA publicado este mismo año).

Y si, de acuerdo con estos datos, la ciudadanía está pidiendo más izquierda, ¿por qué da la espalda a los partidos de izquierdas? ¿Cómo es posible que si los españoles demandan un cambio inspirado por las ideas que tradicionalmente han guiado esta corriente política (igualdad, justicia, cooperación, libertad como no dominación), no se identifiquen con lo que ofrecen los partidos actualmente adheridos a esa etiqueta? ¿Cómo se interpreta esta aparente contradicción?

La respuesta es más simple de lo que parece: ninguno de los ideales que podrían definir a la izquierda están a día de hoy realmente presentes en los partidos que dicen representarla.

Socialdemocracia: una pieza más de un engranaje perverso

La socialdemocracia clásica, caracterizada por luchar por un "capitalismo de rostro humano" capaz de compatibilizar la iniciativa individual y el libre mercado con un Estado de Bienestar que redistribuya la riqueza y asista a los más débiles, es incapaz de formular auténticas alternativas para superar la crisis sistémica en la que nos encontramos: en el mejor de los casos, si accede al poder solo atina a aplicar paños calientes (cualquier cambio sustancial que ponga en vereda a los poderes económicos y financieros rapiñadores se revela como impracticable). Y en el peor de los casos se convierte en parte activa de un sistema intrínsecamente podrido, dejando que sus miembros participen en el juego del reparto de prebendas y en el sistema de puertas giratorias que vincula de forma obscena el mundo político con el poder de las élites. Los partidos socialdemócratas son, en definitiva, máquinas clientelares incapaces de plantear la ruptura del equilibrio de fuerzas con todos aquellos poderes externos que dictan nuestro destino mediatizando las decisiones de los gobernantes elegidos para representar al pueblo.

Esta deriva está, sin duda, pasando factura a los partidos socialdemócratas que se están desplomando a lo largo y ancho de Europa: los ciudadanos no quieren a políticos que propongan con buenas palabras poner freno al neoliberalismo para acabar aplicando las mismas políticas que dicta la ortodoxia económica e incluso uniéndose sin tapujos a la fiesta de la corrupción. Frente a esta falta de claridad, honestidad y fidelidad a sus principios los electores no tienen ningún incentivo para optar por estas formaciones.

Una izquierda "auténtica" desconectada del ciudadano medio

Por otra parte, los partidos de la izquierda obrera de inspiración marxista son en la mayor parte de los países occidentales incapaces de ilusionar a una sociedad que ha mutado y evolucionado hasta formas más complejas con propuestas de futuro ambiciosas, novedosas y creíbles.

Su labor se limita a enardecer a sus fieles con viejas consignas y a ejercer como notarios de la deriva suicida de nuestro sistema, pero no parecen tener un auténtico programa de cambio aplicable de forma realista a la actual situación ni una disposición clara para implicar y convencer a la mayoría de la población de la necesidad de implementar su programa. Más bien pecan de un cierto paternalismo, mostrando rechazo y temor a cualquier aportación de la ciudadanía que provenga de círculos externos a su propia área discursiva, de influencia y poder. Lo estamos viendo por ejemplo en las resistencias que muestra Izquierda Unida ante propuestas para colaborar con movimientos cívicos de base o para permitir una participación más abierta y democrática en su seno, dando la sensación de que prefiere conformarse con la magra cuota de poder que le proporcionará la coyuntura actual para tener un número ligeramente mayor de diputados en las próximas elecciones.

La actual estructura de los partidos también ayuda a incrementar estas percepciones negativas: los militantes de los principales partidos no participan, se limitan a ser peones que aceptan sin rechistar lo decidido por una cúpula creada en base a relaciones clientelares y de poder. En este contexto la palabra izquierda se usa para reafirmar la pertenencia a una tribu o para denostar al adversario, pero está vacía de significado.

Gerardo Iglesias, fundador de IU, resume este diagnóstico de forma certera en una reciente entrevista: "Nuestras sociedades han cambiado mucho, los partidos obreros nacidos al calor de la primera revolución industrial ya no sirven. La sociedades son completamente distintas, tanto los partidos como los sindicatos obreros, de clase, nacen por la gran concentración de trabajadores en fábricas. Eso ya no existe. Hay gente que trabaja con un ordenador en su casa y también hay masas de jóvenes en paro. Los partidos no tienen mecanismos, ni los sindicatos, para llegar a esa gente. Pero además, los partidos de izquierda en lugar de abrirse a los cambios que se producen en la sociedad, han ido convirtiéndose en aparatos cerrados desvinculados incluso de su propia militancia, o sin dar apenas papel alguno a la militancia más que como número".

En definitiva, las opciones políticas situadas más a la izquierda, si bien mantienen a sus respectivas tribus de votantes más fieles, siguen siendo incapaces de plantear una alternativa real apoyada por el grueso de la población.

La verdadera izquierda es siempre inconformista

Con este panorama, muchos españoles nos hemos ido desconectando progresivamente de la política formal durante los últimos años. Somos cada vez más los que sentimos que la izquierda a nivel político ya no hace referencia a la defensa de un abanico de valores e ideas y se ha reducido a una mera etiqueta a la que adscribirse de forma acrítica para apoyar incondicionalmente a un determinado bando.

Los partidos políticos socialdemócratas y aquellos encuadrados en la izquierda tradicional no han sabido avanzar con los nuevos tiempos y se encuentran congelados en un estadio anterior a la evolución que ha experimentado la conciencia de la sociedad. La izquierda, para ser izquierda, ha de ir siempre por delante del presente: la voluntad transformadora que caracteriza a esta corriente de pensamiento implica la necesidad de sobrepasar con sus propuestas a los problemas que acucian a cada sociedad en cada momento, luchando siempre por una mayor igualdad, por una mayor extensión de la justicia, por una participación mayor de los ciudadanos, y por una mayor libertad frente a cualquier tipo de dominación. Las características que definen a la izquierda no son estáticas: van evolucionando de forma dinámica de acuerdo a la propia evolución que experimenta en la sociedad. Lo podemos ver si nos paramos a analizar como muchas de las medidas que antaño defendían los movimientos progresistas más radicales forman hoy parte irrenunciable de los valores y programas de muchos partidos conservadores.

Esta voluntad de ir un paso por delante es otra característica básica del ADN de la izquierda. Y si los actores políticos tradicionales no son capaces de dar salida a las aspiraciones de cambio más punteras, acaban convirtiéndose en un componente más del engranaje de un sistema incapaz de dar cumplimiento a estas demandas. Si los viejos partidos y sindicatos ya no representan el espíritu de la izquierda, la sociedad siempre encontrará otra manera de canalizar sus ansias de libertad, democracia e igualdad.

Este proceso es natural. Las organizaciones más revolucionarias suelen acabar tarde o temprano por convertirse en instituciones totalmente consolidadas y adictas al poder (sea el estatal o incluso el propio inherente a la organización). Y cualquier institución que tiende a solidificarse y no evolucionar con el tiempo acaba siendo refractaria a los cambios que demandan los sectores más dinámicos de la sociedad. Son por tanto los movimientos políticos y sociales no institucionalizados los que en determinados momentos de la historia acaban canalizando las demandas de estos sectores más progresistas y rompiendo el orden establecido.

La conclusión es clara: no se puede afirmar que la izquierda esté muerta a la hora de conformar una auténtica alternativa a las políticas neoliberales que nos han sumido en el caos. Simplemente el espíritu, valores y objetivos de la izquierda se han trasladado hoy en día al ámbito en el que tradicionalmente residen cuando las instituciones pertenecientes al mundo viejo se enquistan y fosilizan: los movimientos sociales y políticos de base.

Nuevos colectivos ciudadanos y formas organizativas aún no institucionalizadas están ya funcionando como impulsores del cambio en nuestro país, modificando la sociedad desde abajo, poco a poco, y haciendo que los valores que promueven se vayan infiltrando silenciosamente, pero imparablemente, en todos los planos de la realidad. Si los partidos políticos tradicionales quieren estar a la altura que le exigen las circunstancias, tienen que tenerlo claro: es el momento de renovarse o morir. ¿Cuáles son los cambios que necesitan estos partidos y por qué estos nuevos movimientos sociales y políticos de base los están adelantando? Lo veremos en la próxima entrega.
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King Mob
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Re: ¿por qué no arrasan los partidos de izquierda?

Mensaje por King Mob » 12 Ene 2014, 22:43

Se nota que no ha leido ningún autor socialista. Los socialistas criticaron el capitalismo y propusieron una nueva sociedad, independientemente de si ese capitalismo es industrial o no. La base del capitalismo sigue siendo el trabajo, lo económico, por lo tanto los sindicatos siguen teniendo una teórica capacidad revolucionaria. Por eso, su arma más poderosa, la huelga, no deja de ser atacada y suavizada mediante leyes. Uno de los ejemplos más poderosos del poder de la huelga en un sector clave de una economía post-industrial es la huelga de controladores aéreos. El daño al sistema capitalista español fue tal que el conflicto fue militarizado, como se hacía en el capitalismo industrial, por cierto.

El autor lo que hace es confundir la estructura capitalista, que sigue teniendo las mismas bases, con la composición social. El éxito de los socialismos a finales del XIX y principios del XX fue apoyarse en el movimiento obrero y el societarismo existente y llevarlo hasta posturas revolucionarias.
Es evidente que el movimiento obrero ya no existe y por lo tanto se debe utilizar otra dialéctica y se deben buscar nuevos espacios entorno a los cuales los trabajadores nos podamos aglutinar.
Al haber desaparecido prácticamente los grandes centros de trabajo la estrategia de los sindicatos debe ser otra, priorizando el trabajo barrial, las redes de apoyo en lugar de secciones sindicales, qué se yo. Fruto de este cambio de estructura laboral tenemos a la mitad de los trabajadores en empresas sin representante sindical y a sectores enteros olvidados por el sindicalismo: hostelería, comercio, agricultura. Al desaparecer en muchísimas empresas la posibilidad de conseguir representantes legales y consecuentemente, dinero; el sindicalismo ha desaparecido de esos sectores. Aundando en la miseria y la desprotección de esos trabajadores.
Sigue habiendo perdedores y vencedores, explotados y explotadores, el reto de los sindicatos revolucionarios es recoger el legado obrerista, de defensa colectiva de los perdedores del capitalismo, y defender a quien realmente necesita ser defendido, que seguramente no son los médicos ni los profesores de las mareas, son la dependienda del mercadona, el camarero del salón de celebraciones o las mujeres de los almacenes de fruta.

La crítica de la primera AIT al capitalismo sigue siendo válida, lo debe estar en continua transformación son las tácticas y estrategias, y eso es en lo que fallamos los sindicatos y la mayoría de las asociaciones que plantean cambios sociales profundos.

[AÑADO] Me he dado cuenta de que en realidad la pregunta iba más encaminada a los partidos. No he pensado mucho en ello porque no milito en ninguno pero me imagino que la cuestión será parecida, si no se hace trabajo social, de calle, porque los tajos ya no son lugares de politización, todo queda en manos de los mass media, y los mass media son de otros.
La conclusión es clara: no se puede afirmar que la izquierda esté muerta a la hora de conformar una auténtica alternativa a las políticas neoliberales que nos han sumido en el caos. Simplemente el espíritu, valores y objetivos de la izquierda se han trasladado hoy en día al ámbito en el que tradicionalmente residen cuando las instituciones pertenecientes al mundo viejo se enquistan y fosilizan: los movimientos sociales y políticos de base.
Estoy de acuerdo en esa reflexión, pero yo no soy tan optimista, al menos según lo que veo cotidianamente.

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Joreg
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Re: ¿por qué no arrasan los partidos de izquierda?

Mensaje por Joreg » 12 Ene 2014, 23:29

- A principios del siglo XX, la precariedad era importante. Sindicarse muy complejo. La religión, la guardia civil, los caciques, controlaban la población.

- También en la era industrial, o como se llame, había centros fabriles, grandes, medianos y pequeños. Y millones de campesinos.

- Con condiciones de pobreza importantes, los partidos de izquierda no arrasaban. La socialdemocracia alemana y la inglesa, fueron progresando muy lentamente, estuvieron en la oposición, y cuando llegaron al gobierno, los cambios fueron muy lentos. Lo que dio lugar a la revolución rusa, fue la primera guerra mundial. Se alistaron millones de voluntarios con entusiasmo. El internacionalismo fue roto. La gente aguantó carros y carretas hasta que se levantó en diversos países. Y solo caló la cosa en Rusia, que perdió más gente en la guerra civil que en la mundial.

- Así que a mí, el que en la actualidad los partidos de izquierda no arrasen, me parece de lo más normal. Los votantes no se rigen ni por programas, ni por ideologías. Votan en plan conservador, más bien reaccionario, en condiciones normales. Las revoluciones no las produce la pobreza extrema, se puede aguantar muchísima más.
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gato negro
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Re: ¿por qué no arrasan los partidos de izquierda?

Mensaje por gato negro » 13 Ene 2014, 02:13

No se construye en dos días lo que durante años ha estado agonizante y malviviendo (en el caso de la izquierda radical) o comiendo de las migajas del capitalismo (socialdemocracia).

Coincido con el autor del artículo en que tanto la izquierda cobardica como la que tiende a encerrarse en su pequeño círculo cómodo tienen una gran responsabilidad en el estado actual del movimiento obrero y popular en la mayoría de países de Europa (hay notables excepciones).

Y que también hay que tener en cuenta cambios sociales a los que no se supo responder (reconversión industrial, flexibilización, sujeto obrero más plural y diverso, restructuración del Estado...) ni desde la socialdemocracia pero tampoco desde la izquierda revolucionaria y libertaria.

Es hora de comenzar a levantar cabeza, tenemos un terreno fértil para hacer avanzar nuestros puntos de vista y nuestras organizaciones. Con altura de miras e inteligencia, podemos constituirnos en un referente para nuestros vecinos y compañeros de trabajo o estudio, manos a la obra y palante :D
Privar al anarquismo de su carácter de herramienta al servicio de los de abajo sería condenarlo al amorfismo, vaciarlo de contenido, transformarlo en un pasatiempo filosófico, en una curiosidad para intelectuales, en un objeto de simpatía para gente deseosa de tener un ideal, en un tema para discusión académica

anenecuilco
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Re: ¿por qué no arrasan los partidos de izquierda?

Mensaje por anenecuilco » 13 Ene 2014, 22:32

No se equivoca del todo en algunas cosas pero tiene una confusión importante, lo que llama "socialdemocracia clásica" no es socialdemocracia desde hace alrededor de 100 años, y lo que llama "izquierda obrera" no tiene nada de obrero ni es lo "más a la izquierda", es un mero izquierdismo burgués.

Y no viene mal recordar que el autor era integrante de DRY, organización que hace casi tres años contribuyó a agitar un poco el panorama y, y uno de los principales autores de una maniobra interna que dio al traste del todo con ella y acabó expulsado. Vamos que es el menos adecuado para opinar.
When the Union's inspiration through the workers' blood shall run,
There can be no power greater anywhere beneath the sun

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