Italia: El Movimiento de las Horcas

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Plaza_Olmedo
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Italia: El Movimiento de las Horcas

Mensaje por Plaza_Olmedo » 12 Dic 2013, 11:02

Estoy flipando con la poca cobertura que se le está dando al movimiento de las horcas* en España, al menos en los periódicos digitales, especialmente considerando que lleva días siendo portada en todos los medios italianos. Acá pongo lo poco que he podido encontrar en castellano.

Nuevas protestas callejeras contra el Gobierno de Letta
http://www.elperiodico.com/es/noticias/ ... ta-2916889

Choques violentos en Turín en una protesta del Movimiento las Horcas
http://es.euronews.com/2013/12/09/choqu ... as-horcas/

Italia: “Las Horcas, la protesta da miedo”
http://www.presseurop.eu/es/content/new ... a-da-miedo

Protestas en Sicilia de enero 2012 (wikipedia)
http://es.wikipedia.org/wiki/Protestas_ ... enero_2012

* No sé si es evidente en castellano, pero horcas no se refiere a ahorcar, sino a las típicas horquillas de "masa enfurecida"

Imagen
"La sociedad menos perfecta es aquella en que, habiendo grandes, poderosos, justos motivos para protestar, no hay protestas" (Concepción Arenal)

anenecuilco
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Re: Italia: El Movimiento de las Horcas

Mensaje por anenecuilco » 12 Dic 2013, 12:45

Joder pues hay montada una buena, por lo visto son pequeños burgueses y autónomos que se han cabreado, no me queda claro si son un partido o no, en sicilia parece que sí. No me entero bien porque no sé italiano y además esta gente siempre hace cosas raras :roll:

Plaza olmedo si encuentras información más completa ponla a ver si nos enteramos.
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Plaza_Olmedo
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Re: Italia: El Movimiento de las Horcas

Mensaje por Plaza_Olmedo » 12 Dic 2013, 13:26

Bueno diría que ni los italianos entienden muy bien que está pasando, ya que el movimiento este tiene múltiples caras. Lo cierto es que está prendiendo y aunque creo que de momento no irá a más (en teoría los bloqueos se acaban mañana) es un síntoma importante, ya que es una revuelta claramente de las "capas medias", uno de los nervios sobre el que se asienta el Estado y el régimen democrático, y que por ende resulta muy difícil de reprimir. Por ejemplo, aunque un pequeño gesto simbólico, ha sido muy comentado el hecho de que tras los engfrentamientos en Turín, los antidisturbios se han quitado los cascos como manifestación de apoyo a la protesta. Grillo, aunque no sea más que una de sus típicas bravatas, ha llamado a la policía a dejar de proteger a los políticos, un signo de la tensión que se respira. De hecho hace poco han habido disturbios en la Universidad La Sapienza de Roma.

En líneas generales, el movimiento lo lleva una coalición de pequeños empresarios del norte, transportistas del centro y agricultores del Sur (todos claramente cercanos a la derecha más dura de sus zonas). Sectores con poco apoyo social pero con mucho músculo político y callejero, al que se han ido sumando primero los sectores más corporativistas (taxistas, comerciantes) y al parecer últimamente los más hartos de todo.

Acá dejo un artículo que resume un poco el tema
Horcas, las reivindicaciones de la protesta: una plataforma flotante
La motivación original de los transportistas - los impuestos especiales sobre el combustible más bajos, mejorar las carreteras del país y las condiciones de trabajo - se han expandido. Movimiento se han unido a los taxistas, comerciantes, vendedores ambulantes, temporales. Ahora, muchos piden el fin del gobierno Letta. El ala extrema, incluso un gobierno de la policía.
CORRADO de ZUNINO

Las Horcas, el nombre con el que se define ahora el movimiento que está sitiando el país, son la marca. Enero de 2012, una huelga de nueve días en Sicilia: una revuelta de los conductores y empresarios rurales que, con bloques de violencia en la carretera de circunvalación y el acceso a los puertos, prendió en el Norte. Las Horcas, de hecho. Entonces, las razones de las protesta eran claras: reducir los impuestos especiales sobre el combustible, mejorar las condiciones de trabajo de los transportistas, las carreteras, ayudar a la agricultura local. Hoy en día, a las razones originales - pero el 95 por ciento de los transportistas ha pacdtado con el gobierno - se han unido las reivindicaciones nacionales que se basan sen el empobrecimiento de la clase media italiana. Las Horcas de 2013, he aquí la desesperación de Italia.

Hoy en día, frente a las manifestaciones de un éxito limitado en Sicilia, el movimiento 9 de diciembre se ha disparado en el resto de Italia, tanto en las provincias como en las grandes ciudades. Y se han añadido a las dos categorías básicas y que ahora arrastran el movimiento, las clases medias urbanas que se ven obligadas a salir a las calles a defender sus vidas: los pequeños comerciantes y vendedores ambulantes de Turín, los conductores de taxis en Roma, los propietarios de bares y restaurantes en Génova . Poco a poco, la protesta ha encontrado aceptación en el mundo de los jóvenes y precarios, incluyendo a los parados.

La primera intención del movimiento es una fotocopia a los dictados de los Grillini (pero Beppe Grillo nunca ha recibido a los líderes de las Horcas): todos a casa. El gobierno de turno debe renunciar. El ala más a la derecha - Danilo Calvani líder de los agricultores de la provincia de Latina - llegar a imaginar la sustitución del ejecutivo Letta con un gobierno provisional de la policía. La caída del antiguo régimen debe ser el presagio de la salida del euro: "Este dinero nos está estrangulando, el pacto fiscal que nos están matando." Aquí también, como si estuviera hablando Grillo. El ala rural - Comités agrícola reunidos de la región pontina, Acción Rural Veneto, Comités espontáneos de productores agrícolas (herederos de los Cobas de la leche) - piiden que se salga de Europa para volver a subsidiar la agricultura por el gobierno italiano y quieren vender productos sin cuotas.

Todos los insurgentes piden recortes de impuestos y no a los servicios. Los vendedores de Turín (que venden frutas y verduras a los mercados locales) son presionados por el costo de las licencias y facturas de servicios públicos en la basura, en lo que respecta a un volumen de negocios insostenible. Los quioscos de prensa - en los últimos años en Génova un kiosco de cada tres se ha cerrado - pidiendo intervenciones específicas para apoyar a la industria y sacarladel control asfixiante de los distribuidores. Todos los comercientes piden no se planteen nuevos centros comerciales que el territorio . En Lombardía, el reino de la hiper hay más de 4.500 metros cuadrados. En Veneto, donde el umbral crítico indicado por la Unión Europea - a 150 metros cuadrados por 1.000 habitantes - se ha superado en gran medida.

En esta solicitud de remolino para la restitución de la riqueza y el empleo y la serenidad se insertan en las acciones aquellos que quieren el caos al caos (los ultras), la revolución del pueblo (casapound, Forza Nuova, el Movimiento Social Europeo) o la revolución de las masas explotadas (centros sociales en Turín, el centro social Il Cantiere de Milán, el Movimiento Popular de Liberación). O quiénse acontenta de no terminar en la calle mañana: el comité de inquilinos de San Siro.

http://www.repubblica.it/cronaca/2013/1 ... -73274169/
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anenecuilco
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Re: Italia: El Movimiento de las Horcas

Mensaje por anenecuilco » 12 Dic 2013, 14:52

Me alegro de que (según el artículo) la izquierda esté metiendo baza y no pescando como de costumbre.
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Re: Italia: El Movimiento de las Horcas

Mensaje por anenecuilco » 26 Dic 2013, 17:40

Italia: sobre la "revuelta de las horcas"
El invisible pueblo de los nuevos pobres

Marco Revelli
Il Manifesto / En campo abierto


Turín ha sido el epicentro de la llamada “rebelión de las horcas”, al menos hasta ayer. Turín es también mi ciudad. Así que he salido de casa y me he ido a buscarla, la rebelión, porque como decía el protagonista de una vieja película de los años 70, ambientada en el tiempo de la revolución francesa, «si uno va, uno lo ve…». Bien, tengo que decirlo sinceramente: lo que he visto, a la primera ojeada, no me ha parecido una masa de fascistas. Y ni siquiera de vándalos de un clan deportivo. Ni tampoco de mafiosos o camorristas, o de evasores sin castigo.

La primera impresión, superficial, epidérmica, fisionómica —el color y la forma de los vestidos, la expresión del rostro, el modo de moverse— ha sido la de una masa de pobres. Quizá lo digo mejor: de “empobrecidos”. Las numerosas caras de la pobreza, hoy. Sobre todo de la que es nueva. Podríamos decir de la clase media empobrecida: los endeudados, los prejubilados, los fracasados o en riesgo de fracaso, pequeños comerciantes obligados por los requerimientos a quedarse en descubierto bancario, u obligados al cierre, artesanos con los requerimientos de Equitalia (agencia tributaria) y con el crédito cortado, transportistas, “pequeños patronos” con el seguro caducado y sin dinero para pagarlo, desempleados de larga y corta duración, ex albañiles, ex peones, ex empleados, ex mozos de almacén, ex titulares del CIF que ya no pueden soportar ese impuesto, precarios sin renovación gracias a la reforma de la ex ministra Fornero, trabajadores con contrato limitado, despedidos de las obras ya paradas o de las tiendas cerradas.

Los rostros marginales de cada categoría productiva, aquellas que están “al límite” o ya se han desplomado, las hasta hace poco todavía sutiles, hoy ya en rápida y quizá vertiginosa expansión… Alrededor, la plaza en círculo, con todas las tiendas cerradas, las persianas bajadas formando un muro gris como el de la muchedumbre. Y la “gente”, encerrada en los coches bloqueados por un filtro no asfixiante pero suficiente para generar inquietud, ella también con sus propios problemas, mirándolos —al menos en un primer momento— con cierto respeto, me ha parecido. Como cuando uno se para porque pasa un entierro. Y piensa “podría tocarme a mí…” Levantaban el dedo pulgar —no el índice, el dedo pulgar— como diciendo “aquí andamos todavía “, desde los automóviles alguien respondía con el mismo gesto, y una sonrisa triste como preguntando “¿hasta cuándo?”.

No había otra comunicación: la “plataforma”, por decir algo, el común denominador que les unía era debilísimo, reducido a los huesos. El único cartel que mostraban decía “Somos ITALIANOS”, con caracteres cubitales, “Paremos ITALIA”. Y la única frase que repetían era: “Estamos hartos”. Es decir, si transmitían algún dato sociológico era éste: que eran aquellos que no aguantan más. Heterogéneos en todo, multitud solitaria por constitución material, pero reunidos por ese único, terminal estado de emergencia. Y de una visceral, profunda, constitutiva, antropológica extrañeza/hostilidad política.

No eran una astilla del mundo político. Eran un trozo de sociedad disgregada. Y sería un error imperdonable liquidar todo esto como producto de una derecha golpista o de un populismo radical. Había entre ellos gente de Fuerza nueva, es verdad, allí estaban. Como había ultras entre las escuadras. Y los cultivadores de la violencia por vocación o por frustración personal o social. Había de todo, porque cuando un contenedor social se rompe y deja escapar su propio líquido inflamable, a los incendiarios les ha caído el gordo. Pero no es esto lo que explica el fenómeno. No se ceba así una movilización tan amplia, diversificada, multiforme como la que se ha visto en Turín. La verdadera pregunta que hay que hacerse es por qué precisamente aquí se ha materializado este “pueblo” hasta ayer invisible. Y por qué una protesta en otro momento puntual y selectiva ha tomado un carácter tan masivo…

¿Por qué Turín ha sido la “capital de las horcas”? En parte porque ya existía un núcleo cohesionado —los vendedores ambulantes de Porta Palazzo, los llamados “mercatali” , ya movilizados desde hace tiempo— que ha funcionado como principio organizativo y detonador de la protesta, capaces de ramificarla y extenderla de forma capilar. Pero sobre todo porque Turín es la ciudad más empobrecida del Norte. Donde la ruptura sobrevenida a consecuencia de la crisis ha sido más violenta. Las cifras hablan.

Con sus casi 4.000 procedimientos ejecutivos en 2012 (cerca del 30% más respecto del año anterior, uno cada 360 habitantes como certifica el ministerio) Turín ha sido definido como “la capital de los desahucios”. En su mayor parte debidos a “morosidad involuntaria”, es decir, “cuando a consecuencia de la pérdida de empleo o el cierre de la actividad, el inquilino no puede pagar el alquiler”. Y ya se han anunciado otros 1.000, tal y como ha denunciado el obispo Nosiglia, para los inquilinos de las casas populares que han recibido la advertencia de pagar al menos los 40 euros mensuales marcados por una reciente ley regional, también a quien está clasificado como “involuntario” y que no se lo puede permitir.

Las actividades comerciales también están de luto: en los dos primeros meses del año han cerrado 306 tiendas, es decir, el 2% de las existentes, lo que equivale a 15 al día, y 626 en toda la provincia, de los que 344 son bares y restaurantes. Es la última estadística disponible, pero podemos suponer que en los meses sucesivos el ritmo no se ha parado. Otros casi 1.500 habían “muerto” el año anterior […]

Si echamos un vistazo al mapa de los grandes ciclos socio-productivos ocurridos en el tránsito hacia el siglo XX, está en crisis toda la composición social que la vieja metrópolis de producción fordista había generado en su pasaje hacia el post-fordismo, con la retroversión de la gran factoría centralizada y mecanizada en un territorio, la diseminación de las subcontratas, la multiplicación de empresas individuales que se emplean en aquello que quedaba del ciclo productivo automovilístico, las consultas externalizadas, el pequeño comercio como sucedáneo del welfare, junto con las prejubilaciones, los contratos por programa, los empleos interinos de bajo nivel (no los cognitarios de la creative class sino el peonaje de bajo costo)[1]. Era una composición frágil, que sobrevivía en suspensión dentro de la burbuja del crédito fácil, de las tarjetas revolving, del crédito bancario blando, del consumo compulsivo. Y así ha ido hasta que la presión financiera ha puesto sus manos en el cuello de los marginales, y cada vez más fuerte y cada vez más hacia arriba.

No da gusto ver esta segunda sociedad salida a la superficie con el símbolo tremendamente obsoleto, premoderno, de feudalismo rural y de jacquerie (levantamientos campesinos) como es la horca, pero a la vez portadora de una hipermodernidad explosiva. De una tentativa de transición fracasada. Pero es verdadera, más verdadera que los vacuos ritos que se vuelven a proponer desde arriba, en los tenderetes de las primarias que, precisamente decían también, con otra forma y con buen tono, que “no se puede aguantar más”, o en los programas de debate de la televisión. Es sucia, fea, mala. Esclavitud, también. Está llena de rencor, de rabia y a veces de odio. Porque la pobreza no es nunca serena.

Nada que ver con la “hermosa sociedad” (y la “hermosa subjetividad”) del periodo industrial, con el lenguaje del conflicto áspero pero aseado. Aquí la política es coto del orden del discurso. Ha sido demasiado profundo el abismo excavado en estos años entre representantes y representados, entre el lenguaje que se habla en voz alta y el dialecto con el que se comunica la gente de abajo. Demasiado vulgar ha sido el éxodo de la izquierda, toda la izquierda, de los lugares donde está la vida. Y quizás, como en la Alemania de los años treinta, serán sólo los lenguajes guturales de los nuevos bárbaros los que vayan al encuentro de esta nueva plebe. Pero sería una desgracia —peor, un delito— regalar a los centuriones de la derecha social el monopolio de la comunicación con este mundo y la posibilidad de que esos (malos) sentimientos coticen en su propia bolsa. Un enésimo error. Quizás el último.

**********

Marco REVELLI es catedrático de Ciencia Política de la Universidad del Piamonte Oriental. El artículo apareció publicado en il Manifesto, el 13 de diciembre.

Traducido por J. Aristu para En campo abierto

[1] Es un término de Franco Berardi: el cognitariado es el conjunto de los que elaboran, crean y hacen circular los interfaces tecnolingüisticos, tecnosociales, tecnomédicos, etc., que articulan cada vez más profundamente la sociedad contemporánea. Según este autor constituirían parte del nuevo proletariado.

Fuente: http://encampoabierto.wordpress.com/201 ... os-pobres/
http://rebelion.org/noticia.php?id=178525
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