POSICIONAMIENTO DEL GRUPO ANARQUISTA “L’ALBADA SOCIAL (F.I.J.L.) SOBRE EL BLOQUE NEGRO DE LA MANIFESTACIÓN DEL 11 DE SEPTIEMBRE EN MATARÓ
Ante la aparición de un “bloque negro” en la manifestación del 11 de septiembre que organiza la izquierda independentista en la ciudad de Mataró creemos oportuno hacer pública la posición de nuestro grupo en relación a la participación de los anarquistas en actos y movilizaciones de carácter nacionalista.
Nosotros tenemos claro que no asistiremos y a continuación expondremos los motivos por los cuales no lo haremos. Esperamos que nuestra aportación desde la óptica anarquista pueda contribuir a desarrollar una fuerza social de pensamiento y acción que se opongan a la corriente dominante nacionalista. Los partidos políticos de todos los colores, burgueses y pseudo-obreros, de derecha y de izquierda, están alimentando una corriente de pensamiento dominante de carácter patriótico y nacionalista en la que se está ahogando la sociedad catalana y de la que pocos somos capaces de escapar.
Los movimientos nacionalistas tienden a aplicar el siguiente criterio: o estás conmigo o estás contra mí, eres de los míos o eres del pueblo enemigo (o eres catalán o eres español, o eres serbio o eres croata, o eres ucraniano o eres ruso). Cualquiera que decida desmarcarse de los planes y el programa de un movimiento nacionalista es acusado de favorecer y pertenecer al pueblo odiado, al enemigo. No importa el motivo, no hay razones (racionales) que se puedan enfrentar al sentimiento (irracional) de pertenecer en un pueblo decidido a realizar su gesta gloriosa.
Nosotros, los anarquistas, no seguimos la corriente dominante catalanista, ni remamos con todas las fuerzas políticas por la independencia de Cataluña, ni nos identificamos con la patria catalana. Por eso nos acusan de españolistas.
Con este texto queremos romper la dualidad catalán-español, independentista-españolista. Simplemente queremos aportar una tercera visión, una nueva vía de superación del conflicto nacional. Queremos superar el conflicto simplemente poniendo la atención sobre el individuo a la hora de construir una sociedad justa y sin opresión.
SOBRE LA LIBERACIÓN Y LA AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS
Hoy en día el autoritarismo, en sus diversas formas (capitalismo, patriarcado, religión, estado…), se extiende en todo el mundo manteniendo sometidos de una u otra forma a la totalidad de los pueblos. A esta fuerza alienante y embrutezedora que supone la autoridad se opone la acción y las ideas de aquellas que queremos crear un mundo nuevo basado en la relación fraternal, libre y solidaria entre individuos y sus comunidades: los anarquistas.
En Cataluña se da el caso que gran parte de la población se identifica con una serie de rasgos lingüísticos y culturales que no se corresponden en su totalidad con los valores lingüísticos, morales, religiosos, culturales, tradicionales, artísticos, estéticos y éticos que el Reino de España promociona e impone por igual a todos sus súbditos. Podríamos decir que gran parte de la población catalana se siente parte de un colectivo de personas con las que comparte una manera relativamente parecienda de hablar, de celebrar las festividades, de comer, de ver el fútbol, de casar las mozas…
Los que se identifican con este colectivo quizás no tienen demasiado claro cuáles son las características que se tienen que tener, las condiciones que se tienen que cumplir para pertenecer a este club de socios tan heterogéneo, tanto amplio, tanto abstracto. Los socios de este club dicen “Yo soy Catalán!” pero apenas podrían decir qué quiere decir ser catalán, o definir con claridad que es el pueblo catalán.
Ahora bien, los socios, y sobre todo el presidente del club, sí que tienen claro como no puedes hablar si quieres ser del club, como no puedes celebrar la navidad y qué equipo de fútbol no puedes animar. Para ser catalán puedes hablar como los pijos de Barcelona o como los gitanos de Lleida, pero no puedes hablar como el Quijote, no puedes comer zarzuela por nochebuena, no puedes ser del Madrid, no puedes, no puedes, no puedes…
Desde la aparición del estado español (1714), sus élites dominantes han llevado a cabo un plan de homogeneización de la población a nivel cultural y lingüístico consistente al imponer los rasgos culturales y lingüísticos que sólo compartían una parte de los súbditos: los castellanos. Se trata de crear una comunidad homogénea de súbditos que se identifiquen con una lengua única, un rey único, un estado único, una bandera única.
Este proceso de uniformización cultural tiene como víctima la diversidad y la heterogeneidad. Esta relación de dominación, ha provocado históricamente la represión y persecución de todos los rasgos culturales y lingüísticos propios de los territorios catalanes.
En oposición a esta represión cultural han surgido también a lo largo de la historia iniciativas sociales y políticas que han reivindicado la autodeterminación del pueblo catalán. Hoy en día esta tensión persiste, aunque con menos brutalidad, y las fuerzas independentistas y nacionalistas catalanas continúan reivindicando la autodeterminación, pero siempre bajo un mismo principio: la creación de un estado catalán. ¿Pero bajo qué forma puede ser realmente libre el pueblo catalán?
Los anarquistas concebimos la libertad como el pleno desarrollo de los individuos en todas sus facetas (intelectual, emocional, cultural, física…) en el seno de una sociedad libre y solidaria ausente de todo tipo de autoridad. Por lo tanto, rechazamos la idea de que cualquier estado-nación vaya a ser la solución a nuestra esclavitud, aunque se autodenomine catalán. Nosotros estamos por la destrucción de todos los estados y no por la creación de nuevos.
El anarquismo propone construir la sociedad centrando la atención en los intereses de cada uno de sus individuos, puesto que considera que estos no han nacido para satisfacer las aspiraciones de terceros, sino para autorealizarse. Por otro lado, el nacionalismo pretende construir la sociedad y la justicia centrando la atención en los intereses de las naciones. Estas son entidades abstractas construidas en un nivel superior al individuo. En las naciones, los individuos son medios para satisfacer el interés nacional y por lo tanto, en el momento en el que el interés del individuo se opone al interés nacional, la sociedad basada en la nación obliga al individuo a actuar en contra de su interés y en contra de su voluntad para satisfacer aquello más sagrado: la voluntad nacional.
Es así como los soldados van a hacer la guerra contra la nación enemiga, dispuestos a dar la vida para salvar la patria.
El nacionalismo catalán, igual que cualquier otro, tiende a crear una percepción homogeneizadora y simplista de lo que implica haber nacido en un lugar determinado. El propio pensamiento nacionalista, el patriotismo, culpabiliza, excluye y castiga la diversidad cultural (por ejemplo la coexistencia de diferentes lenguas o diferentes identidades dentro de un mismo territorio) concibiéndola como una amenaza a la propia identidad que hay que reprimir y controlar. La exaltación patriótica de aquello que es propio de un pueblo nos lleva además muchas veces a querer sostener en el tiempo tradiciones y costumbres que, por anacrónicas o por injustas, se tendrían que superar.
La conclusión más clara que sacamos es que cualquier tipo de nacionalismo, incluso el de carácter independentista (por ejemplo el vasco o el catalán) son a su vez centralistas y reprimen las diferencias que existen en su seno, puesto que parten de la “nación”, olvidando que cada persona es un ente autónomo con unas cuántas características propias que la hacen inigualable a otra persona.
amenudo dos pueblos, dos naciones, se pueden diferenciar principalmente ppor practicar una religión diferente (serbios-ortodoxos, bosnios-musulmanes y croatas-catolicos), pero comparten la lengua (serbios, bosnios y mayoría de croatas comparten un habla eslava llamada štokavica, štokavština o štokavsko *narječe).
En el caso de los catalanes y los castellanos, la lengua es la característica determinante, o más evidente a la hora de establecer una diferenciación puesto que tanto catalanes como castellanos, tradicionalmente, se han sometido al Papa de Roma.
Durante la historia han habido ejemplos de naciones o pueblos que se han creado y deshecho dependiente de los intereses políticos de las élites dominantes del momento.
Para crear una nueva identidad nacional que englobe un nuevo estado sólo hay que centrar la atención y darle la categoría de valor nacional, rasgo diferencial, a aquello que es común a todos los territorios del estado. En el caso de la República Socialista Federal de Yugoslavia de Tito, se olvidaron las diferencias de religión entre Serbios, Bosnios y Croatas y se construyó la identidad nacional yugoslava en base a la lucha contra el fascismo y la lengua eslava común “serbo-croata”.
Para dividir una nación en dos o más naciones sólo hay que negar aquello que es común y potenciar al máximo aquello que diferencía. Para separar los catalanes de los valencianos, se obvian las similitudes del habla valenciana con el habla occidental catalana y se centra la atención en las peculiaridades de la lengua de la capital valenciana para trazar la línea divisoria. Para dividir la nación yugoslava en la nación serbia, la nación croata y la nación bosnia sólo se tuvo que recordar-le a la población a qué iglesia o mezquita iban los padres de los serbios, bosnios, y croatas antes de la época socialista.
La creación de las naciones y su evolución esta claramente determinada por los intereses políticos de las élites dominantes que aplican planes de homogeneización o división de la población potenciando u obviando diferencias y rasgos culturales. Las naciones tal y como las conocemos y sus fronteras han surgido a base de guerras y choques de intereses entre élites de poder de diferentes lugares del territorio.
Los Països Catalans (Cataluña-norte, País Valencià, Franga de Ponent, Principat, Alguer, Baleares) son resultado de la expansión del poder de Jaume I, la limpieza étnica en los territorios conquistados a los moros y el establecimiento de población catalana en los territorios anexionados a la corona. Los nacionalistas catalanes, pretenden mantener durante los siglos de los siglos este status quo heredado de Jaume I, mientras los nacionalistas españoles pretenden mantener el estatus quo heredado de Felipe V.
Tanto unos cómo otros pretenden aplicar sus planes sobre una determinada población. Pretenden de forma consciente moldear la cultura del país y hacerla evolucionar según sus intereses oponiéndose e intentando evitar el desarrollo natural de los rasgos culturales y lingüísticos de las diferentes comunidades. Para esta transformación cultural planificada se utilizan los medios de comunicación nacionales, se crean estándares lingüísticos, se enseñan los rasgos culturales deseables en las escuelas de todo el territorio por igual o en los extremos se procede a la limpieza étnica potenciando el racismo.
Los anarquistas nos oponemos a cualquier intento de manipulación planificada de la población por la consecución de intereses políticos. Nosotros defendemos la diversidad cultural y lingüística, el mestizaje, el intercambio, la superación de las tradiciones injustas. Defendemos el libre y natural desarrollo de las culturas. Practicamos el respecto a las peculiaridades de cada cual y de cada comunidad.
Es por eso que nos oponemos al estado español y a sus planes de homogeneización artificial y premeditada del mismo modo que nos oponemos al nacionalismo catalán que pretende crear fronteras, catalanitzar y construir la justicia social en base a los intereses nacionales.
Sólo combatiendo por igual cualquier tipo de nacionalismo, sea este vasco, español, gallego, catalán o andaluz se puede ser mínimamente coherente, porque son todos igual de perniciosos. Y solamente partiendo del federalismo y el internacionalismo libertarios se puede respetar la autonomía personal, las diferentes culturas autóctonas y las peculiaridades de cada zona sin sacrificarlos a intereses políticos.
SOBRE LA COLABORACIÓN CON PARTIDOS POLÍTICOS Y OTRAS ORGANIZACIONES QUE APUESTAN POR EL ESTADO COMO INSTITUCIÓN REGULADORA DE LA VIDA SOCIAL
A la manifestación del 11 de septiembre el “bloque negro” irá en compañía del partido político CUP y otras organizaciones sociales como Maulets que apuestan decididamente por la creación de un estado catalán.
Imaginamos que desde el “bloque negro” se reivindicará la libertad de los catalanes sin necesidad de crear un estado propio. Aún así, creemos que como anarquistas es una incoherencia asistir a una manifestación donde se reivindica exactamente el contrario de lo que queremos. Respetamos la voluntad de los compañeros que se manifiestan en el “bloque negro”, pero creemos que, en todo caso, sería mucho más adecuado la convocatoria de una movilización propia.
En este caso, como en tantos otros, los partidos políticos y las organizaciones sociales que los apoyan hacen un llamamiento a la unidad de las “fuerzas de izquierdas” contra “el enemigo común” siendo después ellos quien se pueden beneficiar en un futuro del éxito de la movilización. Los mismos que, en caso del advenimiento de un estado catalán, no dudarán ni un momento en reprimir la disidencia anarquista si llegan a gobernar.
SOBRE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS Y LAS JORNADAS DE REIVINDICACIÓN HISTÓRICA
Nosotros particularmente no somos muy dados a hacer actos conmemorativos ni a exaltar determinadas fechas históricas. Aún así, creemos que los anarquistas no tendríamos que tener nada a celebrar o conmemorar el 11 de septiembre, y que tenemos fechas mucho mejores para reivindicar la libertad de los catalanes.
El 11 de septiembre quién perdió no fue el pueblo catalán sino una determinada familia real, los austrias, que,de la misma forma que los borbones, se había dedicado siempre a esclavizar al pueblo sometiéndolo por el hambre, la religión y la violencia. La pérdida de las instituciones estatales catalanas y de la Corona de Aragón el 1714 no la podemos considerar una pérdida para el pueblo catalán, porque estas sólo sirvieron para mantenerlo sometido y mantener una clase social dominante y explotadora. La verdadera libertad de Cataluña no se dio durante la Corona de Aragón, que además fue un periodo donde las instituciones catalano-aragonesas ejercieron el imperialismo repugnante sobre varios territorios del Mediterráneo.
Cataluña fue libre en julio de 1936, cuando el pueblo trabajador, inspirado por las ideas del anarquismo y el anarcosindicalismo se tiró en la calle a combatir el fascismo, a colectivizar los medios de producción y a sustituir las instituciones estatales por organismos revolucionarios. Cómo anarquistas y como catalanes creemos que si hay una jornada para conmemorar y reivindicar la emancipación y la libertad del pueblo catalán, esta es sin duda el 19 de julio de 1936, no el 11 de septiembre de 1714.
Pero no olvidamos que el 19 de julio, los anarquistas no lucharon por la libertad de Cataluña sino por la libertad del individuos y sus comunidades. La libertad de Cataluña como tal es el resultado y consecuencia de la libertad de todos y cada uno de los individuos que se sienten identificados con la comunidad abstracta que configura “el pueblo catalán”.
Grupo Anarquista “El L’Albada Social”
Federación Ibérica de Juventudes Libertarias
Esta también en catalán en la web por si alguien prefiere leerlo en otra lengua.